Panorama económico del sector fonográfico

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Panorama económico del sector fonográfico
VIERNES 27 DE FEBRERO DE 2009
Diana Marcela Rey V*
La importancia del sector fonográfico en el comercio mundial de bienes y
servicios culturales no es una novedad. Para el año 2002, la Unesco en su
informe International Flows of Cultural nos llamaba la atención sobre como
las grabaciones de música, que comprenden principalmente las musicales
y sonoras y, los soportes conexos, representaban el 32% del comercio
cultural internacional. La novedad hoy es que la venta de música en
soportes físicos ha perdido totalmente terreno frente a las producciones
digitales, al punto que, como lo ha revelado Promusicae, Productores de
Música de España, a raíz de esta nueva situación y los efectos de la
piratería, de los tres CD que se vendían legalmente hace una década hoy sólo se vende uno.
Se trata, sin lugar a dudas, de una situación que ha repercutido profundamente en toda la estructura de
creación, producción, distribución y venta de los productos culturales y que ha venido acompañada de
fuertes transformaciones en los roles de la mayoría de los involucrados en su cadena de valor, así como
del surgimiento de nuevos actores.
Por lo tanto, preguntas sobre cómo se ha modificado el panorama, qué ha pasado en el mercado de
Iberoamérica y en otras regiones, cuáles son las salidas que se han planteado y cuáles son los retos de
los miembros de la cadena; son algunas de las inquietudes que colman las agendas políticas frente al
tema y las temáticas a las cuales haremos referencia a continuación.
Aproximación para la cual recurriéremos a la información suministrada en el informe anual sobre música
digital, que recientemente publicó la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, IFPI, por sus
siglas en inglés, y a los datos disponibles para la región generados por las cámaras o asociaciones del
sector.
La música en digital replantea la cadena de valor del sector
En los últimos cinco años el acceso a las producciones digitales ha crecido sostenidamente, si para el año
2004 el incremento en las ventas de música fue del 2%, en comparación al año anterior, en el 2008
significó el 20%. De forma tal que de los 400 millones de dólares que se vendían en música digital en el
2004, el año pasado hubo un crecimiento notable hasta los 3.700 millones de dólares, según estimo la
IFPI y se puede observar a continuación.
Fuente: IFPI. Las cifras incluyen ingresos comerciales en línea, móviles y suscripciones. Las cifras de 2008 son estimaciones.
Sin embargo, la tendencia de incrementos constantes en el mercado digital no ha compensado la fuerte
caída de ventas que se ha registrado para toda la industria. Puesto que, tal como lo señaló la firma
Nielsen SoundScan, en el año 2008 el total de álbumes vendidos en todos los formatos fue de 428.4
millones de unidades, correspondiendo a un descenso del 14% con respecto al 2007. Es por ello que la
venta de CD pasó a ser de 352 millones de unidades, con un 20% menos frente al año anterior.
Para el mismo año por vía digital se vendieron 62.8 millones de álbumes, un 36% más que en el 2006, de
tal forma que los usuarios adquirieron cerca de 1,070 millones de canciones unitarias, con un incremento
del 24%. Lo paradójico es que las ganancias de la mayoría de las descargas por Internet no representan
beneficios para los artistas, ya que según estima la IFPI, sólo el 5% están destinados a estos miembros
de la cadena.
Entre los productores, si comparamos los mercados más importantes del sector musical durante el año
2002 y el 2008, observamos que tres países se han mantenido en la cabeza de lista, tal cual se verifica en
el cuadro a continuación.
País
2002 2008
Estados Unidos
17
39
Alemania
12
9
Reino Unido
9
16
Japón
n/d
19
Francia
n/d
12
Singapur
n/d
8
Irlanda
12
n/d
Fuente: Los datos del año 2002 están disponibles en el informe International Flows of Cultural, Unesco 2004, mientras los datos del
2008 son del informe de la IFPI.
Nótese cómo Estados Unidos prácticamente duplicó su participación, el Reino Unido incrementó su
mercado hasta el 16%, Alemania perdió terreno, mientras ingresaron a la lista de productores relevantes
Japón, Francia y Singapur.
Entrando más en detalle en el comportamiento de los mercados por país, los datos disponibles reivindican
la tendencia a adquirir canciones y álbumes vía digital. Por ejemplo, en el Reino Unido las descargas de
canciones individuales llegaron a 110 millones en 2008, significando que más del 90% del total de ventas
en ese país se hace a través de este formato. Cifra muy relevante, pero que debe ser matizada cuando se
sabe que las pérdidas por infracción a los derechos de autor fueron en total de 180 millones de libras
esterlinas, en el año 2008, según lo ha evaluado Jupiter Research.
Otro dato nada alentador es el suministrado por la firma Nielsen, que tal como lo registró ODAI en una
noticia anterior, estipula que en Estados Unidos la venta de música cayó 14%, durante el transcurso del
2008; a pesar de los cerca de los 62.8 millones de álbumes vendidos digitalmente y de las 1,070 millones
canciones unitarias adquiridas por los norteamericanos por esta misma vía.
En una situación similar se encuentra Francia. Allí, la IFPI estima que se descargaron 14,5 millones de
pistas en el año 2008, correspondiendo al 49% del total de las ventas musicales. Mientras los alemanes
adquirieron 37,4 millones de producciones de música, llegando aumentar en un 22% la participación de
sus ventas digitales, en comparación al año 2007.
Iberoamérica reduce el gasto destinado a la música
La reducción de gastos en el transcurso del año anterior también se hizo presente en España. En este
país sus habitantes invirtieron en promedio un 12,5% menos en música, según cifras de Promusicae. Se
trata en todo caso de de una tendencia que ha vendido acompañada con el incremento de ventas en
línea, pues los españoles descargaron dos millones de canciones legalmente durante el 2008 y optaron
por aumentar en un 24% las descargas en sitios web como iTunes, Nokia y Music Store.
A pesar de ello, la venta en línea con una participación de 11,5% del total es todavía muy inferior a los
porcentajes que se presentan en el Reino Unido o Francia. De hecho los españoles continúan prefiriendo
el acceso legal a los productos musicales por medio de soportes físicos, ya que estos equivalieron a
225,3 millones de euros el año pasado.
La coyuntura en los demás países de Iberoamérica no dista de ser diferente, sobre todo en términos de
piratería en la red. Para el año 2007, la Alianza Internacional para la Propiedad Intelectual (IIPA, por sus
siglas en inglés) informó que en la región las pérdidas por piratería musical ascendían a los 1010.6
millones de dólares **. Y es que si bien las cifras de descargas legales e ilegales no están totalmente
consolidadas en la región, esta suma es muy considerable y la situación se torna aún más compleja, al
observarse las estimaciones de IPSOS sobre dos de los mercados más grandes de la región. Pues
según la investigación realizada por ellos, en el 2008 los mexicanos bajaron 2,6 millones de archivos de
música ilegalmente y los brasileños 1,8 millones
Una investigación anterior, de la Federación Brasileña de Productores de Discos, ofrecía también datos
preocupantes, pues afirmaba que para el año 2006 la piratería digital en ese país se concentraba en un
67% de las clases altas, con 1200 millones de piezas musicales o canciones, evidenciando una cifra muy
superior a los 55 millones de discos compactos comprados legalmente.
En el año 2002, el mercado brasileño facturaba 311 millones de dólares por venta de productos
musicales, discos y videos, pero en tan sólo cinco años esa cifra descendió considerablemente a 178.1
millones de dólares, de acuerdo al reporte de la Asociación Brasileña de Productores de Discos. Un
indicio más alentador es que el año pasado se vendió legalmente mediante la vía digital el 10% de los
productos musicales, una cifra que en otros países de la región es prácticamente nula.
A pesar de estos resultados, la Asociación Anti piratería Música y Cine de Brasil, calcula que para el año
2008, el 48% del mercado fonográfico fue afectado por el delito de la piratería. Lo cual a su vez
representa la pérdida de 80 mil empleos formales, una caída en la facturación superior al 50% y 250
millones de dólares menos en impuestos para las arcas del Estado.
En Colombia, a pesar del crecimiento registrado durante los años 90, las caídas de las ventas en el año
2006 fueron un 57% menos que en 1998. Es decir, según información de la Asociación para la Protección
de los Derechos Intelectuales sobre Fonogramas y Videogramas Musicales, APDIF, la industria facturó
cerca de 24 millones de dólares, equivalentes al 57% de caída en ventas con respecto a 1998.
Uruguay, por su parte, es una excepción de la regla, porque los gauchos pasaron de comprar 124.820
unidades en el año 2002 a 547.933 unidades en el 2007, según registró la Cámara Uruguaya del Libro, un
incremento en ventas totales que no se registró en ningún otro país, de acuerdo a las cifras a las que
logramos acceder. Una cifra mayor de ventas estimó la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas
y Videogramas en ese país, donde estas alcanzaron 17.256.699 de unidades en el año 2007 y con un
considerable descenso que registró 15.139.722 unidades el año pasado.
Ya por parte de los estudios sobre consumo musical sabemos que casi en la totalidad de los países
iberoamericanos no predomina la música en inglés, ni lo que algunos llaman “música internacional”, como
unificación de lo anglo-americano y lo europeo. Es más, tal como lo han destacado las investigaciones del
Convenio Andrés Bello, en Perú prevalece la música chicha, en Colombia el vallenato, en Puerto Rico la
salsa, mientras Venezuela tiene un público cercano al 63% que escucha música internacional y, Argentina
y México combinan repertorios domésticos con otros en español.
En Uruguay, la tendencia también es la música en español, pero con una fuerte participación de
producción local, puesto que como registró la Cámara Uruguaya del Disco, para el 2007 el 42% de las
compras fueron canciones nacionales. Y, muy por la misma, los brasileños prefiere en un 65% sus
repertorios de música, pues tal cual lo demuestra la Asociación Brasileña de Productores de Discos, las
cuatro producciones más vendidas en el 2008 fueron de sus propios autores.
La responsabilidad y retos de los proveedores de Internet
La sostenibilidad de la música a largo plazo se encuentra mediada por la necesidad de conciliar el respeto
al derecho de autor y derechos conexos de los autores, intérpretes y ejecutantes, con las solicitudes de
los usuarios por un acceso más fácil y seguro.
Una coyuntura que es aún más compleja si se considera que, a raíz de las progresivas transformaciones
tecnológicas presenciadas en la última década, los roles de los involucrados en la cadena de valor del
sector musical se han modificado sustancialmente e incluso han aparecido en escena nuevos actores con
alta capacidad de influencia en los procesos de distribución de los bienes y servicios musicales, entre los
que se destacan los llamados Proveedores de Servicios de Internet, ISP, por sus siglas en inglés.
Precisamente a raíz de sus crecientes influencias están en la mira de quienes defienden los derechos de
autor y los derechos conexos, toda vez que los ISP llegan a ofrecer entre sus servicios el acceso a las
bibliotecas de repertorios musicales, infringiendo en la mayoría de los casos la normatividad existente.
Cabe destacar que la primera puerta de entrada a las descargas ilimitadas e ilegales se abrió en 1999,
cuando el estudiante norteamericano Shawn Fanning creó el sitio Web de MP3 Napster, aprovechando
que los cambios tecnológicos dejaban atrás los inconvenientes de transmitir archivos mediante Internet,
pues el sistema MP3 de la época permitía que una canción de 3 minutos ya no ocupase 50 megabytes de
espacio en el disco duro, sino que lograba reducir entre 10 y 20 veces las necesidades de
almacenamiento.
Su modelo de intercambio de archivos condujo entonces a que cualquier usuario se conectará a un
servidor central para que compartiera sus archivos de MP3, ingresando al sistema de una forma rápida a
través del nombre del tema o del intérprete deseado. Fue tal el incrementó de usuarios, cercanos a los
300.000 nuevos usuarios diarios, que la industria logró en el año 2000 el cierre del servidor mediante un
fallo judicial en el estado de California, Estados Unidos.
Sin embargo, la piratería en la red no se contuvo como se esperaba. El sistema de igual a igual, P2P,
introdujo nuevamente un cambio radical, y hoy es uno de los principales retos para el entorno digital. De
esta forma, el P2P al permitir que la búsqueda de archivos se haga de forma descentralizada y sin
requerir de un servidor central, hizo más difícil el control de esta modalidad de infracción de derechos de
autor. No en vano, la empresa Jupiter Research estima que el 16% de los usuarios de Internet en Europa
hacen uso regularmente de este medio de intercambio de música.
En respuesta al uso indebido de las constantes incursiones tecnológicas y aprovechando los nuevos
recursos, las compañías musicales comenzaron a ofrecer sus repertorios en línea. En el 2002, las cinco
grandes empresas se agruparon en dos bloques: Universal y Sony lanzaron PressPlay.com, y el grupo
EMI-BMG-Warner en MusicNet.com para vender canciones unitarias y álbumes completos.
La idea de recurrir a la construcción de páginas especializadas se extendió rápidamente y hoy resulta
incurable la cantidad de portales mediante los cuales los usuarios pueden seleccionar, con múltiples
motores de búsqueda, las producciones musicales. Van desde páginas especializadas por géneros
musicales, procedencia de los autores e intérpretes, a la disposición de colecciones con creaciones raras,
antiguas o que ya son casi imposibles de encontrar en el mercado.
Siguiendo esta alternativa para hacer frente a la piratería ilegal, varias sociedades de gestión colectiva
han puesto en marcha Web propias orientadas a garantizar que la recaudación por derechos de autor
llegue más fácil a sus afiliados y ofreciendo de paso, un completo paquete de servicios a los usuarios
relacionados con el disfrute de las producciones musicales.
Entre estas incursiones ODAI ha destacado la de la Sociedad General de Autores de España, SGAE, que
desde enero de este año sacó adelante el proyecto de distribución digital mediante la web
www.lacentraldigital.com, la cual otorga licencias de su repertorio, permite escuchar el catálogo,
descargar las grabaciones de las obras, conocer las noticias sobre la producción, ofrece los servicios para
comprar soportes tradicionales como el CD y el vinilo, e incluso permite adquirir entradas a los conciertos.
La paradoja se encuentra en que a pesar de los múltiples esfuerzos de la industria, cada día aparecen
novedosos sistemas de distribución de música que ponen en jaque la sostenibilidad del sector en el
entorno digital. Por ejemplo, MySpace ofrece a sus usuarios la opción de escuchar música ilimitadamente
desde un catálogo de cientos de miles de pistas.
Mientras las compañías telefónicas reciben crecientes beneficios por esta vía, sin retribuir
adecuadamente a los titulares de los derechos de autor, según lo registra la IFPI. En el caso de Orange
Francia, el proveedor les permite a sus clientes de telefonía móvil suscribirse al sistema Musique Max por
12 euros al mes, para descargar ilimitadamente canciones entre más de un millón que tiene en su
repertorio.
Claro está que a la fecha, según el reporte de la IFPI, el líder en ventas digitales es iTunes, pues hasta
enero de 2009 había vendido seis millones de descargas desde su lanzamiento, en 22 países.
Ante nuevos modelos de distribución, nuevas estrategias de mercado
Los mecanismos para hacer frente a los fuertes cambios a los que se ha enfrentado la industria van
desde la adopción de medidas legales más estrictas para combatir la producción y el consumo ilegal,
pasando por medidas coercitivas aplicadas por los proveedores de Internet que sancionan las descargas
de infringen los derechos de autor y derechos conexos, hasta las opciones que apuntan a fomentar la
compra de producciones musicales mediante la reducción de impuestos.
De esta forma, una de las medidas más conocidas recientemente fue la adoptada por el gobierno francés
que comprometió a los ISP a restringir el acceso a Internet entre uno y doce meses cuando los usuarios
descarguen tres veces archivos sin permiso de los titulares de los derechos de autor. La medida fue
adoptada considerando que el estudio realizado por IPSOS encontró que el 84 por ciento de personas
que habían descargado música ilegalmente podían pagar por el acceso.
En América Latina los estímulos estatales para incrementar la venta legal en el entorno digital son
reducidos, por ahora los gobiernos se han limitado a emprender campañas de sensibilización e
información. Las medias implementadas se dirigen preponderantemente al soporte físico, por ejemplo
como lo registró ODAI, Uruguay promulgó la Ley 18.341 de 2008 a través de la cual las obras musicales y
cinematográficas pasaron a comercializarse sin el impuesto al valor agregado (IVA) con el objetivo de
frenar la piratería.
Otras opciones son las que vienen adoptando los portales de Internet que tradicionalmente ofrecen el
servicio de escuchar música en línea. Por ejemplo, la compañía Facebook decidió hacer desaparecer la
aplicación Project Playlist que permitía compartir música, en respuesta a la solicitud de la Recording
Industry Association of America, RIAA, que alegó la protección de los derechos de autor.
Las consecutivas demandas por infracción a los derechos de los artistas, intérpretes y ejecutantes,
llevaron también al portal YouTube a silenciar aquellos videos que no estaban autorizados por los titulares
de derechos de autor y derechos conexos, tal como informó ODAI recientemente. Esta medida se espera
que tenga efectos relevantes, puesto que cada minuto en el portal se publican en promedio 13 horas de
vídeo.
Como se verifica a lo largo de este texto el sector de la música se encuentra en un momento crucial para
mantener sus sostenibilidad a largo plazo. Las medidas para enfrentar los retos deben enfrentarse
conjuntamente y marchar de la mano de las incursiones tecnológicas, para que se encuentren salidas
rápidas a las infracciones contra los derechos de autor y los derechos conexos, pero sobre todo para
hacer uso de las novedades en aras de aumentar la protección de las creaciones musicales y velas así
por los estímulos a la creación musical
* Asesora de ODAI
** Esta cifra se calcula de acuerdo con los datos suministrados en el 2008 “Special 301” USTR Decisions,
incluyendo los siguientes países: Argentina. Chile, Venezuela, Brasil, Costa Rica, México, Perú, España y
Paraguay.
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