Ya sabemos que el sueño de algunos empresarios sería... normas laborales que generan obligaciones hacia las personas trabajadoras,...

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Por dignidad (La Opinión, 18-09-2010)
Ya sabemos que el sueño de algunos empresarios sería que desaparecieran todas las
normas laborales que generan obligaciones hacia las personas trabajadoras, pero no me digan
que la reforma aprobada no es un paso de gigante hacia el siglo XIX.
¿Que estas reformas no van a ayudar a la creación de empleo? Y que más da, no es lo que
buscaban. Ellos son conscientes de que el empleo aumentará cuando se invierta en productos
y servicios que tengan demanda y cuando se deje de externalizar la producción a países que
tienen la esclavitud como norma laboral aplicable.
Seguramente el pleno empleo llegará sólo el día en que éste se reparta, contando con la alta
capacidad de producción actual, y que se invierta en atender necesidades que hoy no pueden
ser pagadas por sus usuarios en el actual contexto económico, pero que no por ello se hacen
menos necesarias. Su objetivo era disminuir los costes laborales, aumentar sus beneficios, y lo
están consiguiendo. El beneficio empresarial no ha dejado de aumentar en los últimos años,
con crisis o sin ella. Unos años en los que el porcentaje de reparto de las rentas, de forma
continuada, subió para las del capital y bajó para las del trabajo.
No les basta. Aún quedan resquicios por los que poder disminuir el carácter social del Estado y
conseguir nuevas oportunidades de negocio. Convertir los derechos sociales que todavía
quedan en espacios para el mercado.
Las pensiones se pueden rebajar. Ya sabemos que hay mucha gente joven y preparada en
paro, pero mejor que sigan trabajando las personas mayores de 65 años. Y si se pueden
disminuir las cuantías de las pensiones, miel sobre hojuelas. Si la pensión pública es
insuficiente, ahí estarán, esperando nuestros ahorros, los fondos privados para hacer negocio.
El problema lo tendrán quienes no tengan un sobrante mensual para entregar, pero eso no es
asunto de los inversores.
Y después queda la Sanidad, un inmenso y apetitoso bocado ya puesto en la diana por estos
modernos tiburones, aunque las experiencias de gestión privada en Madrid y la Comunidad
Valenciana nos hablen de hipoteca sin fin de las Administraciones públicas a cambio de una
atención sanitaria deficiente.
El asunto es que, de persistir en estas políticas, nos dirigimos hacia una sociedad en la que
se agudizarán las diferencias sociales y los riesgos de exclusión.
Se pueden entender las posiciones en contra de Gobierno, oposición, grandes inversores y
patronal: al fin y al cabo defienden sus decisiones, su poder o sus intereses, por inmorales que
nos parezcan. Lo difícil es entender la desmovilización de aquellas personas que sufrirán los
resultados del desolador panorama que nos espera si se cumplen las amenazas, disfrazadas
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Por dignidad (La Opinión, 18-09-2010)
de necesidad, previstas por los organismos que dirigen nuestro sistema económico y social.
Será la población trabajadora, la presente y la futura, la que sufrirá las consecuencias del
retroceso en derechos sociales y laborales.
Paro, despidos baratos y subvencionados, trabajo sin derechos, desatención a las personas
dependientes, ayudas a los bancos que nos endeudaron y se enriquecieron, regresión fiscal,
rebaja de las pensiones, privatización y empeoramiento de los servicios públicos,
encarecimiento especulativo de productos de primera necesidad, aumento de la pobreza…
¿Y aún quieren que les explique por qué hemos de salir a la calle?
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2010/09/18/dignidad/271092.html
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