La religión del PIB (La Opinión, 17-10-09) El PIB, una cifra… Una cifra que reúne votantes como la promesa de la Salvación reúne feligreses. Una cifra disfrazada de matemática, una cifra que crece en el presente sin advertir sus crisis futuras. Una cifra cuya involución regional y estatal está castigando al gobierno de España a la vez que refuerza al gobierno de Murcia, de esta Murcia patas arriba… Estas miserias del PIB ya la han reconocido algunos economistas desde hace dos o tres décadas. La última vez ha sido el pasado septiembre de 2010, en la Sorbona de París, donde el presidente francés Nicolás Sarkozy presentó el informe de la Comisión para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social (www.stiglitz-sen-fitoussi.fr), un comité liderado por los premios Nobel de Economía Joseph Stiglitz y Amartya Sen, ambos de enorme prestigio internacional. Este informe viene a denunciar el profundo error que supone limitar el cálculo del crecimiento y el bienestar a la cifra del PIB (si es que estos se pueden calcular…) De hecho, afirman que la ciega utilización del crecimiento del PIB como estrategia electoral está produciendo profundos efectos en cuanto a crisis económicas inadvertidas, una degradación medioambiental visible en el calentamiento global del planeta, un incremento de las desigualdades sociales, una limitada percepción en cuanto a determinados estándares de calidad de vida, etc. Aunque estos economistas no rechazan la contabilidad económica de la producción de bienes y servicios para el cálculo estadístico, sí creen que tienen que considerarse otras variables relacionadas con el bienestar, la calidad de vida y la sostenibilidad en el largo plazo; unas variables que, son conscientes de ello, siempre tienen un aspecto subjetivo y aproximativo, pues nadie puede “calcular” como tal la calidad de vida. Si bien creen que el bienestar es multidimensional e infinitamente variable, proponen 8 aspectos a tener en cuenta: 1) medios básicos para vivir (ingreso y consumo); 2) salud; 3) educación; 4) actividades personales, incluyendo el trabajo; 5) participación política y gobernanza para proporcionar servicios públicos como la vivienda; 6) nivel de asociacionismo civil; 7) medio ambiente sostenible; 8) inseguridad económica y física. Junto a esto factores del bienestar deben combinarse otros relacionados con la calidad de vida, así la consideración de los recursos naturales como un stock humano y físico común a fin de preservarlos y permitir su transmisión a las generaciones futuras, el tiempo que gastan los ciudadanos para volver a su casa después del trabajo o la capacidad para elegir libremente el proyecto de vida que cada cual valora más. De este modo, proponen un rechazo de la “contabilidad de la producción” a favor de una “contabilidad del bienestar”: abandonar la economía de la producción total en favor de la economía del ingreso y el consumo por hogares. En términos generales, supone abandonar la religión del PIB como la cifra del progreso en favor de un equilibrio entre crecimiento económico, satisfacción social y sostenibilidad en el largo plazo. Por poner un ejemplo murciano, si la construcción salvaje de viviendas en la Región contribuyó decisivamente al crecimiento del PIB desde el 2000, ahora, en 2009, nos encontramos con una 1/2 La religión del PIB (La Opinión, 17-10-09) situación de restricción económica de nuestra capacidad para acceder a una vivienda (bajos salarios, precios inflados, elevadas hipotecas), un “stock” desperdiciado de vivienda (según el Ministerio, tenemos casi 100.000 viviendas vacías o de segunda residencia), una privatización del sector (mínima participación del gobierno regional), una insostenibilidad del modelo productivo (la construcción se ha estancado sin alternativas) y un deterioro medioambiental (en el caso de Murcia, desaparición de la huerta). Con estas consecuencias, ¿para qué sirve duplicar la cifra del PIB? ¿Esto es crecimiento y desarrollo económico o regresión social y manipulación mediática? Si a este ejemplo le añadimos una reflexión la cual, además de los murciélagos que viven de la sangre del poder, son pocos los murcianos que conocen, recuerdan o se inquietan ante la evidencia de que nuestra Región fracasa en la mayoría de indicadores económicos, sociales y culturales, ¿se imaginan a Valcárcel predicándonos en 2010 un PIB que descuente el gasto que supondría acabar con el inmenso fracaso escolar, generar empleo sostenible, promover la vivienda pública, regenerar La Manga, proteger la huerta o financiar el Plan de Bolonia para la universidad? ¿Sería el PIB líder de España? ¿Sería positivo o negativo? Y me arriesgo con la última interrogante, ¿qué votarían los murcianos? En esta Murcia patas arriba, donde las ideas progresistas de Europa llegan con la misma velocidad que en tiempos del Caudillo, ¿se imaginan a alguno de nuestros gobernantes leyendo este informe publicado en inglés y aplicándolo en nuestra Región? Es difícil ni tan siquiera imaginarlo, ¿verdad? Alejandro Moreno Lax, miembro del Foro Ciudadano 2/2