15M y educación en las calles del Siglo XXI En los tiempos en los que la moda del leadership inunda el ámbito académico y empresarial, los jóvenes (y no tan jóvenes) despreciados por ese modelo han organizado colectiva y horizontalmente, durante un mes, y entre otras muchas cosas, la desobediencia civil a un Estado que intentó prohibirles hacer efectivo su derecho de reunión. Y es la toma de la plaza pública, en ese primer ´estar juntos´, convertido después en verdaderas ágoras, en los que el diálogo de personas de todas condiciones vislumbra una de las enseñanzas que pueden hacer imaginar (soñar) una democracia que quiera ser mínimamente consecuente con su nombre. El 16 de mayo un joven indignado, ante la pregunta de un periodista sobre qué o quienes habían convocado la movilización del 15M, respondía que esa era una pregunta del siglo XX, y le invitaba a no buscar liderazgos concretos porque no los iba a encontrar. La sensación generalizada entre ciertos sectores de la población no tan jóvenes es que la juventud del 15M les ha hecho viejos. Y ese sentir de otra generación creo que tiene que ver con la dificultad de organizar la acción colectiva de las bases descreídas, entre otras cosas, por el excesivo corporativismo de los sectores de izquierda más intelectualizados. En estos ambientes no tiene cabida el consenso (palabra maldita aquí), ya que éste se pre-establece por las coincidencias en las posiciones sociales y en los hábitos de clase (mismos gustos culturales), que marcan los terrenos y el lenguaje en el que los debates serán abordados. Así, las condiciones de posibilidad para introducir la diversidad en la exposición de argumentos desaparecen antes del debate, aumentando (intelectualizando), la distancia cultural entre los verdaderos problemas político-sociales y los planteados por quienes pretenden preocuparse por ellos. Podríamos hablar aquí de un entorno comunicativo homogéneo y homogeneizador que se pregunta aún en esta época de redes sociales de internautas, dónde están los líderes y sus organizaciones. Y es que la forma importa, las diversas formas importan, y eso nos está demostrando el movimiento 15M. En la asamblea de asambleas locales del movimiento (asistieron veintidós grupos asamblearios en barrios, pedanías y pueblos de la región —hoy son 28—) los portavoces de acampadamurcia incidían con emoción en que uno de los mayores logros de la movilización ha sido el proceso de aprendizaje por el que han pasado, caracterizado por las diferencia de los interlocutores y de sus argumentos. Estas experiencias basadas en pretensiones de validez (J. Habermas) en las que se prima la fuerza de los argumentos sometido al debate colectivo, priorizan las relaciones sociales por encima de los conceptos, y así el acercamiento a las sensibilidades de una mayor diversidad de ciudadanos y ciudadanas, (donde siempre 1/2 15M y educación en las calles del Siglo XXI habrá descontentos). Así, las calles convertidas en verdaderas escuelas ciudadanas alimentan el cambio cognitivo demandado por Edgar Morín como necesidad para la convivencia en las sociedades complejas: «La reforma del pensamiento es una necesidad democrática clave: formar ciudadanos capaces de hacer frente a los problemas de su tiempo es frenar el deterioro democrático que suscita, en todos los campos de la política, la expansión de la autoridad de los expertos, especialistas de todos los órdenes, que restringe progresivamente la competencia de los ciudadanos. Éstos están condenados a la aceptación ignorante de las decisiones de aquellos que son estimados como sabedores, pero cuya inteligencia es miope, porque es parcelaria y abstracta». Y como no está el horno para miopes, pues los jóvenes que parten de la indignación, y que son capaces de reunir miles de personas en lo que tocan una tecla, no han dejado que los ´expertos´ les digan lo que tienen que hacer, y sólo los han requerido para solicitar la voz de quien se merece su aprecio por su dignidad científica, humana y ética, cuando no poética. Y es esa auto-suficiencia, que no arrogancia, la que ha llenado las asambleas y comisiones de ´personas´ llenas de conocimientos, ideas y trabajo desinteresado. Una vez reconocido el potencial del diálogo como herramienta transformadora (y estos días no está de más retomar a Freire y su Pedagogía del oprimido), el contexto, lo local, es la clave objetivada por el movimiento para continuar con las acciones comunicativas en las asambleas de los barrios, pedanías y pueblos. Cómo vincular las demandas más globales del movimiento con las características locales es una de las tareas a las que ya se han encomendado. El proceso para divulgar en lenguaje sencillo las prerrogativas del Pacto del Euro que afectan negativamente a la ciudadanía es un claro ejemplo de ese esfuerzo. Así que, antes de profetizar el futuro de los jóvenes que han demostrado no poder ser etiquetados con las categorías que la sociedad les había reservado, quizás haya que seguirlos a los barrios, para ver qué es lo que está pasando en nuestras ciudades y, de paso, participar en las asambleas con ´paciencia y respeto´, reivindicando así el 15M siempre. Miguel Ángel Alzamora Domínguez es profesor de Sociología de la Universidad de Murcia y miembro del Foro Ciudadano de la Región de Murcia. http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2011/07/02/15m-educacion-calles-siglo-xxi/334478.ht ml 2/2