Pregunta 1 - ditellianos.org

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Hume & Kant
Pregunta 1
¿Cuál es el principio fundamental del empirismo según David Hume?
El término empirismo proviene de la palabra griega “empeiria”, la cual tiene
como significado: experiencia. Por consiguiente, para el empirismo, el origen del
conocimiento es la experiencia y nuestra mente es como "una tabla rasa" antes de
tener experiencias. Como máximo representante del empirismo, Hume afirma esta
proposición y la lleva al extremo.
Con el empirismo, el problema del conocimiento -su origen y validez- pasa a ser
el tema fundamental, o, al menos, el tema previo e imprescindible antes de comenzar
cualquier otra investigación. Afirma pues, que el conocimiento humano no es ilimitado
sino que la misma experiencia es su límite. La experiencia limita el conocimiento en su
extensión (no puede ir más allá de la experiencia) y en su certeza (sólo podemos estar
ciertos de lo que entra dentro del límite de la experiencia).
Esto se debe básicamente, como se ha mencionado, a que el origen del
conocimiento esta en los sentidos. El hombre logra conocer a partir de sus
percepciones, de lo que ve y siente, de cómo percibe el mundo ya que, al nacer, la
razón se encuentra vacía. Como expone Locke, la mente es una tabula rasa (white
paper) carente de contenido alguno. Por ende, se niega cualquier tipo de conocimiento
innato. De esta manera enfrenta directamente al racionalismo y cataloga a los
supuestos conocimientos innatos como ilegítimos.
Al obtener información del mundo sensible por medio de los sentidos, el
individuo se nutre de impresiones que pasarán a conformar su conocimiento. Una vez
que estas impresiones quedan grabadas, asentadas en la tabula rasa, pasan a formar
parte de las ideas (simples o complejas). Las ideas se distinguen claramente de las
impresiones por la intensidad con la que se presentan las últimas.
Según Hume, solo podrá considerarse como conocimiento legítimo a aquel que
se le pueda atribuir una impresión. Por ejemplo, una idea compleja solo podrá ser
considerada como tal si al desmembrarla en sus partes más simples les puede atribuir
experiencias sensibles a cada una de ellas. Entonces se enfrenta a la contrariedad que
representa la idea de causalidad (principio esencial para la ciencia contemporánea a
Hume). Notoriamente, la idea de causalidad es una idea compleja, y se la puede
desmembrar en: causa, efecto, sucesión temporal y conexión necesaria. A la causa, el
efecto y a la sucesión temporal se le pueden atribuir impresiones, pero no a la
conexión necesaria. Solo se puede estar seguro de que algo se da primero y luego
ocurre otra cosa. Entonces la idea de causalidad no resulta completamente legítima, y
para explicar dicho fenómeno recurre a una “solución escéptica”. Mediante la misma,
muestra que si nuestra experiencia ha detectado e identificado que, luego de muchos
experimentos, luego de una determinada causa suele darse un efecto en particular,
entonces ambos se pueden asociar por la “costumbre” y el “hábito”, pero deja en claro
que cabe la posibilidad de que alguna vez suceda algo contrario a lo previsto.
Pregunta 3
¿Qué diferencias establece Hume entre impresiones e ideas?
El filósofo, economista e historiador escocés David Hume (1711-1776),
constituye una de las figuras más importantes de la filosofía occidental y de la
ilustración escocesa. El núcleo de la corriente filosófica de la cual Hume fue el máximo
representante, el empirismo (la palabra proviene de un término griego que se traduce
textualmente como “experiencia”), es el problema gnoseológico.
Según el pensador, la mente del hombre es una tabula rasa o papel en blanco
(“white paper”) que se encuentra vacía de contenido al nacer. De esta manera, todos
los conocimientos y habilidades de cada ser humano derivan en última instancia de la
experiencia sensible, siendo esta la única fuente para obtenerlos y sin la cual no se
lograría saber alguno.
En contraposición con el racionalista francés René Descartes (1596-1650),
Hume asegura que no existe ningún tipo de conocimiento “a priori” (independiente de
la experiencia), puesto que si lo hubiera este debería ser universal y necesario. Por lo
tanto, para el filósofo escéptico, todo conocimiento verdadero es “a posteriori”
(dependiente de la experiencia) y, por ende, particular y contingente.
A partir de los sentidos, entonces, los seres humanos tienen percepciones,
como las denominaba Hume. Estas pueden dividirse en dos categorías: ideas e
impresiones. En Investigación sobre el entendimiento humano, el autor esclarece: “Con
el término impresión me refiero a nuestras más vívidas percepciones, cuando oímos, o
vemos, o sentimos, o amamos, u odiamos, o deseamos”. Las impresiones, registros
inmediatos de las percepciones, pueden clasificarse en: impresiones de la sensación o
impresiones de la reflexión. Mediante las primeras, el intelecto adquiere las ideas que
resultan de impresiones de nuestros sentidos corpóreos, que el intelecto mismo está
llevado a referir a objetos externos como colores, sonidos, sabores, olores, extensión,
forma, etc. Mediante las segundas, el intelecto adquiere las ideas de los diversos
modos de ser o de comportarse del alma misma, como, por ejemplo las ideas de
dudar, creer, querer, etc. que el alma no podría tener sino reflexionando sobre sus
propias operaciones y sobre sus propios estados. En relación con las ideas, Hume
afirma: “Una proposición que no parece admitir muchas disputas es que todas
nuestras ideas no son nada excepto copias de nuestras impresiones”. En otras
palabras, las ideas son impresiones derivadas que quedaron grabadas en la mente, en
el papel en blanco. Como consecuencia, la gran diferencia entre impresión e idea está
dada por la intensidad y la vivacidad, puesto que no puede compararse la percepción
inmediata de algo (dolor, frío, calor, etc.) con su mero recuerdo, es decir, con el
resultado de una reflexión sobre una sensación.
En conclusión, al ser las ideas simples copias de las impresiones, a los seres
humanos les resulta imposible pensar en algo que no hayan sentido con anterioridad,
mediante sus sentidos externos o internos. Esto constituye un aspecto importante del
escepticismo característico de Hume, en tanto equivale a decir que no se puede tener
la certeza de que una cosa, como Dios, el alma o el yo, exista a menos que se pueda
señalar la impresión de la cual, esa idea, se deriva. En otras palabras, para Hume, el
conocimiento será legítimo si y sólo si, cuando se descompone, a cada idea simple que
lo forma le corresponde una impresión a partir de la cual la idea se originó.
Pregunta 4
¿Cómo concibe Hume el entendimiento humano? ¿Qué función desempeña?
En primer lugar se debe tener en claro que David Hume declara que ningún
conocimiento puede ser fundamentado por razonamientos a priori ni tampoco que
ningún conocimiento cuyos cimientos recaigan en lo experimental puede ser rebatido
puramente por razonamientos totalmente a priori. De esta forma el filósofo escocés
dio con la conclusión de que todo conocimiento verdadero puede ser alcanzado
únicamente por medio de la experiencia. Igualmente es a través de la memoria de las
impresiones que provienen de los sentidos en las cuales el entendimiento humano
toma su parte de acuerdo con la teoría planteada por el pensador.
De esta manera es como se puede esperar que la relación causa efecto entre la
interacción de dos objetos (como es el ejemplo de las bolas de billar) o de un objeto y
su accidente (como es el ejemplo de la llama y el calor) se repita una vez que fue
comprobada tiene su fundamento en el entendimiento humano. De esta forma es
como Hume toma como verdadero el razonamiento inductivo en el cuál a través de
una serie de experimentaciones se puede establecer una regla general acerca de los
sucesos, por ejemplo nosotros simplemente esperamos que el Sol salga por el este
debido a que nunca ocurrió lo contrario. Igualmente el filósofo empirista se enfrenta a
una problemática al abordar esta cuestión del entendimiento humano. Este conflicto
recae en su propia teoría que establece que para establecer la veracidad de una idea
compleja, (entiéndase que por idea compleja se esta refiriendo a la asociación de ideas
simples provenientes de las impresiones memorizadas en la famosa tabula rasa) se
debe descomponer en sus diversas ideas simples y verificar su fundamento en la
experiencia, y es justamente el establecer la relación causa-efecto y el esperar que un
suceso sea similar al anterior que no tienen en sí mismos una demostración empírica
sino que constituyen un tan agraviado razonamiento a priori, por lo cual Hume parece
quedar atrapado en un mundo de vagas impresiones contingentes sin asociación
alguna por lo cual queda inhabilitado para poder llegar a conocimientos verdaderos.
Para poder solucionar esta objeción presentada, el filósofo empirista, esgrime
lo que el denomina una “solución escéptica”, la cual establece que estos
razonamientos que aparentan ser a priori realmente son fundamentados en la
costumbre de la mente humana de evidenciar las causas y efectos entre las sustancias
y accidentes de forma tal que este hábito, esta “creencia” en palabras de Hume no
puede ser rebatida ni contradicha por algún razonamiento a priori ni ningún proceso
de pensamiento. De manera tal que aunque no se ofrece un completo fundamento
racional a esta cuestión se plantea una simple aceptación de estos razonamientos
basados en la costumbre y en los conocimientos verdaderos a los que se puede llegar
utilizando el entendimiento basado en la experiencia y los sentidos como fuente del
conocimiento, intentado resolver el problema gnoseológico por una vía empirista en
contraposición con la racionalista.
Pregunta 5
¿Cuál es la relevancia de la idea de causalidad? ¿Se trata de una idea simple o
compleja y por qué? ¿Cual es la critica de Hume a la idea de causalidad?
Como filósofo empirista, David Hume afirma que nuestros razonamientos
acerca de los hechos se encuentran enlazados por una relación de causa y efecto. Y a
su vez, que alcanzamos el conocimiento legítimo de dicha relación mediante la
experiencia.
En otras palabras, para Hume, todo conocimiento surge enteramente de la
experiencia. De este modo debe aclararse que la experiencia es siempre singular y
admite excepciones, por lo que puede distinguirse de la ciencia que busca la
universalidad. En consecuencia el empirismo utilizara como método de deducción, el
inductivo: a partir de premisas particulares buscara alcanzar conclusiones generales
(aunque siempre queda abierta la posibilidad de que pase otra cosa, la excepción).
Podemos deducir entonces, la relevancia de la idea de causalidad, ya que ella
es la idea básica del conocimiento científico; Mediante la idea de causalidad debe
fundamentarse el conocimiento que resulta de la experiencia al analizar la relación de
causa y efecto de los hechos. Sin embargo esto no resulta tan simple.
Para Hume la idea de causalidad es una idea compleja. Esto significa que esta
conformada por un conjunto de ideas simples, siendo una idea simple legítima aquella
que responde a una única impresión sensible. Entonces debemos reconocer las
distintas ideas simples que la componen para verificar que todas partan de
impresiones sensibles, para demostrar finalmente, que la idea de causalidad es en sí
misma legítima y puede cumplir con su función.
Pasamos a considerar la idea de causalidad compuesta por cuatro elementos:
1. Causa.
2. Efecto.
3. Sucesión temporal.
4. conexión necesaria.
La causa es aquella que impulsa necesariamente a que se produzca el efecto, y
de esta manera siempre lo precede. Sin embargo la conexión necesaria entre la causa y
el efecto no puede deducirse a partir de ninguna impresión sensible, o sea, no hay
nada que garantice ni verifique mediante alguna experiencia dicha relación. Entonces
no tenemos conocimientos de esa conexión: la idea de causalidad es por lo tanto una
idea ilegítima.
Corresponde que si la ciencia se basa en la idea de causalidad y ésta es
ilegítima entonces no puede haber conocimiento legítimo. Esto convierte a Hume en un
escéptico, y aceptando tal condicionamiento va a introducir una crítica a la idea de
causalidad: La crítica que propone Hume conforma lo que se denomina la solución
escéptica.
Dicha solución propone que podemos “agregar un vínculo necesario”: el
hábito, la costumbre, la confianza, pueden brindarnos la conexión que supone la idea
de causalidad, aunque sus predicciones no sean concluyentes. Al utilizar la practicidad
de dicha idea podemos advertir los efectos; partiendo de que la experiencia nos
habilita a creer que podemos esperar efectos similares a partir de causas similares,
para Hume resulta lógico utilizar la idea de causalidad como instrumento para tomar la
experiencia pasada y usarla para el futuro aunque no determine un conocimiento
técnicamente legitimo.
Pregunta 9
Compare los ejemplos del trozo de cera de Descarte y las bolas de billar de Hume.
Qué consecuencias sacan estos autores a cada uno de ellos.
Tanto Hume como Descartes hacen uso de situaciones cotidianas como
ejemplos argumentativos para apoyar su postura y hacer entendible su argumento.
Dos de ellas son: el trozo de cera, utilizado por Descartes, y las bolas de billar por
Hume.
En la segunda Meditación Metafísica, donde Descartes se propone encontrar
algún principio certero, aquello que sea claro y evidente, de lo que no se pueda dudar
para poder edificar sobre ello, utiliza el ejemplo de los cambios que experimenta un
trozo de cera al ser calentada como muestra de la contrariedad de nuestros sentidos.
Al ser calentado el trozo de cera, éste sufre una completa modificación en cuanto a su
textura, aroma, color. La única información que nos pueden dar los sentidos es que
estamos ante la presencia de una sustancia completamente diferente, y si no
supiéramos de antemano que se trata de un trozo de cera, dudosamente
distinguiríamos el objeto en cuestión. Resulta evidente para Descartes que los sentidos
son engañosos y no se puede fiar de ellos para encontrar algo verdadero. Entonces,
Descartes señala que este objeto puede haber cambiado en su forma física pero no en
su esencia, pues no se puede negar que posee extensión. Solo a través de la razón y el
entendimiento podremos llegar a comprender este concepto, que en definitiva denota
que la idea de extensión es innata, y por ello es clara y evidente.
Por otro lado, Hume utiliza el ejemplo de las bolas de billar para refutar la
teoría racionalista. Cómo máximo exponente del empirismo, no hay que dejar de vista
que sostiene que el origen del conocimiento es la experiencia y que no hay
conocimientos a priori. Al presentársele un obstáculo que podría opacar su teoría,
presenta el ejemplo antes mencionado. Una bola choca a la otra y ese movimiento lo
podemos percibir a través de nuestros sentidos y también podemos predecir que es lo
que va a pasar cuando una bola choque con la otra. Ahora bien, según la teoría
empírica, no existe conocimiento legítimo que no esté respaldado por una impresión
que provenga de los sentidos. La razón por la cual generalmente se asocia que cuando
una bola choca a otra esta última se mueve, es porque se tiene presente la idea de
causalidad (principio fundamental utilizado en la ciencia contemporánea a Hume).
Para comprobar si esta idea es legítima o no, al ser una idea compleja, se la debe
descomponer en sus partes simples e identificar si les corresponde alguna impresión
sensible. De esta manera, la idea de causalidad se disgrega en: causa, efecto, sucesión
temporal y conexión necesaria. Sensorialmente podemos distinguir el movimiento de
la primer bola (causa), el choque a la segunda bola y su desplazamiento (efecto),
vemos que hay una sucesión de eventos (sucesión temporal), pero al llegar a la
conexión necesaria notamos que no podemos establecer alguna impresión que la
determine. Entonces, la idea de causalidad es ilegítima. Sólo podremos saber lo que
ocurrirá si tenemos un conocimiento previo, dado por la experiencia y no por
conocimientos a priori, ya que las inferencias derivadas de la experiencia son efecto de
la costumbre y no del razonamiento a priori, pues, alguien que solo haya visto este
choque entre dos bolas de billar, nunca podría predecir que todos los demás cuerpos
se moverán después de recibir un impulso igual. A este planteo que realiza Hume lo
denomina “solución escéptica”. Este escepticismo determina que podemos predecir
ciertos efectos gracias al hábito, principio por el cual un acto en particular que tiene la
propensión de renovar otro acto específico produce una costumbre en el individuo.
Señala que éste es un principio de la naturaleza humana que es reconocido por todos y
bien conocido por sus efectos. En otras palabras, uno sabrá cual es el efecto que le
sigue cuando la primera bola choque con la segunda porque son inferencias derivadas
de la experiencia, por lo tanto, efectos de la costumbre y no del razonamiento. Así
ratifica y enriquece la teoría empirista.
Pregunta 11
¿Cuál es el sentido de la revolución copernicana realizada por Kant en teoría
del conocimiento?
Así como Copérnico había logrado realizar un giro de 360 grados a la teoría
vigente respecto de la posición de los astros, colocando en el centro del sistema al Sol
en vez de la Tierra, Kant comprende que un efecto semejante es necesario en la
filosofía. La filosofía no había logrado seguir el camino seguro de la ciencia. Los
conocimientos filosóficos oscilaban en un puñado de saberes que para la época de
Kant se habían vuelto problemáticos. Todavía no se había dado el paso fundamental
que le permitiera ser una ciencia que tome, recupere, sume y progrese. Por esto, surge
la emergencia de cambiar radicalmente el punto de partida. Así, el problema consiste
en explicar el conocimiento sintético a priori y movilizar al sujeto de conocimiento en
vez de dejarlo en una actitud pasiva.
El problema de la esencia del conocimiento consiste en determinar si en efecto
el sujeto es meramente receptivo en el acto de conocer, como pretende el realismo, o
si, por el contrario, no es un espejo y el conocimiento se convierte así en una especie
de acción, de praxis. Esta última es justamente la opinión de Kant, quien sostiene que
conocer no es, en su fundamento, reflejar los objetos, sino que es ante todo trazar al
horizonte dentro del cual los objetos son objetos.
De este modo, conocer no seria ya meramente reflejar las cosas, sino operar
sobre ellas, transformándolas. Para Kant, según esto, conocer es ante todo “elaborar”
las cosas para que estén en condiciones para constituir objetos.
Para Kant, el conocimiento, es su último fundamento, no es ya teoría, sino una
cierta operación transformadora que el sujeto cumple: conocer quiere decir elaborar
el objeto. El conocimiento envuelve dos factores: 1) las estructura de nuestra “razón”,
que es independiente de la experiencia. 2) un “material” modelable, las impresiones.
Si se intentase conocer valiéndose solamente de la “razón”, es decir, de las
formas a priori del sujeto, no se tendría sino formas enteramente vacías, y por tanto,
no se conocería ningún objeto, nada absolutamente. Es preciso, pues, que esas formas
o moldes tengan un material al cual aplicarse. Pero ocurre que ese material no puede
provenir sino sólo de la experiencia, de las sensaciones, y Kant dirá entonces que no es
posible ningún conocimiento sino es dentro de las fronteras de la experiencia. En este
sentido se aproxima al empirismo, y declara la imposibilidad del conocimiento
metafísico, entendido como conocimiento de las cosas en si, porque para que éste
fuese posible, tendrían que sernos dados los objetos metafísicos (Dios, el alma, etc),
cosa que evidentemente no ocurre. Lo único que nos es dado son las impresiones
(intuiciones), y solamente sobre la base de éstas podrá elaborase el conocimiento.
Pero a la vez Kant enseña, contra la tesis empirista, que con puras impresiones
tampoco puede haber conocimiento, porque las puras impresiones sin ninguna forma,
no serian sino un caos, un material en bruto, o, como dice Kant, una “rapsodia” de
sensaciones, sin orden ni concierto. Para que haya conocimiento es preciso que esas
impresiones estén de alguna manera ordenadas, jerarquizadas, conformadas,
“racionalizadas”, y ese orden o racionalización no proviene de las sensaciones mismas,
sino que lo introduce en ellas el sujeto cognoscente. “Intuiciones” – es decir, aquí,
impresiones – (sin conceptos son ciegas). Y en este sentido Kant se aproxima al
racionalismo.
Kant entonces rescata la porción de verdad que encierran empirismo y
racionalismo, a la vez que pone de relieve su unilateralidad, y puede hacerlo porque se
coloca en una zona más fundamental, en cuanto muestra que el conocer no es mera
recepción, sino también elaboración del objeto. Kant concibe, pues, la relación de
conocimiento a la inversa de cómo hasta entonces se la había pensado, porque
mientras que el realismo sostenía que el sujeto se limita a copiar las cosas, que ya
estarían listas, constituidas y realizadas independientemente de él, para Kant la
actividad del conocimiento consiste, en su fundamento, en constituir, en construir, los
objetos. De manera que para Kant lo determinante en el acto de conocer no es tanto el
objeto, cuanto mas bien el sujeto. Esta teoría se denomina idealismo.
Kant realiza una “revolución copernicana”, entonces, porque enfoca la cuestión
del conocimiento al revés de cómo se la enfocaba hasta ese momento.
Pregunta 12
¿De qué modo describe Kant a la metafísica? ¿Cuál es el sentido de la comparación
que establece entre metafísica, lógica y física?
Para poder comprender el análisis que realiza Kant respecto de la metafísica, es
preciso tener en cuenta que en el contexto social, cultural e intelectual en que se sitúa,
el modelo de conocimiento predominante es la ciencia.
Desde sus comienzos, la filosofía no logró establecer un conjunto de
conocimientos de los que se pudiese decir, con rigor, que fueran algo ya establecido
sobre lo que estuviesen de acuerdo todos los filósofos. El contenido de la metafísica se
hallaba constituido por unos presuntos saberes acerca de todo objeto en cuanto que
“es”; el ente en cuanto “tal”. En definitiva, se basaba en principios que en la época de
Kant se habían vuelto problemáticos y movedizos, pues la filosofía no había logrado
constituirse como ciencia segura.
Hasta entonces, en efecto, la metafísica oscilaba entre el empirismo (que no
concebía ningún conocimiento fuera de la experiencia) y el racionalismo (que
planteaba su objeto en lo absoluto).
Para Kant, una serie de saberes habrá emprendido la marcha segura, el real
camino de una ciencia: si existe verdad en los resultados logrados; se existen no solo
resultados verdaderos sino, además, una dirección fija, un método, en la investigación
de la verdad; si cada verdad así conquistada acrecienta el saber anterior y no
simplemente lo destruye, esto es, si la marcha es realmente progresiva.
Tomando como ejemplo las ciencias modelo, la lógica (estudio de estructuras
mentales) era aquella que gozaba de excelencia porque había nacido conclusa y
perfecta (con plena completitud y sistematicidad) con Aristóteles y desde su
surgimiento no había sido modificada. Por otro lado, la física (ciencia de condiciones
ideales) también había encontrado su camino para constituirse como ciencia estricta
cuando los científicos comprenden que deben conocer como funciona su razón. Al
examinar dichas ciencias, se observa que en el origen de su progresión se encuentran
las proposiciones (o juicios) sintéticas a priori, en virtud de las que la razón presupone
sus objetos, incluso en ausencia de éstos.
Por esto, como sucedió naturalmente con la lógica, la física, Kant quiere fundar
a la filosofía como ciencia segura que tome, recupere, sume y progrese. En este
sentido se puede decir que su concepción es puramente arquitectónica.
Ahora bien, si las proposiciones sintéticas son necesarias para las ciencias
teóricas, la condición científica de la metafísica depende necesariamente de ellas; se
trataría, en efecto, de definir su propio ámbito de investigación. Para Kant las
cuestiones últimas y las estructuras generales de la realidad están ligadas a la pregunta
por el sujeto. A partir de este presupuesto deduce que hay que estudiar rigurosamente
los fundamentos y las estructuras de la facultad de conocimiento del ser humano
(criticismo), porque el ser humano sólo puede juzgar sobre aquello que está dentro el
ámbito de ser posible de ser conocido por nosotros por nuestra facultad de
conocimiento. Si ésta se caracteriza, pues, por su aprioridad (trascendental) por
oposición a la aposterioridad (experimental) de la física, está llamada a comparecer
ante su propio tribunal: el instrumento de esta comparecencia es la Crítica, encargada
de determinar los límites intrínsecos del "conocimiento de la razón en sí misma" y de
trazar "el campo de su correcto uso (...) con una certeza geométrica".
Entonces, Kant entiende a la metafísica como una disciplina filosófica que
aspira al conocimiento de lo que se encuentra más allá de la experiencia, de lo
trascendente (particularmente Dios y el alma humana). Por consiguiente, la metafísica
es la rama fundante de la filosofía.
Por consiguiente, la metafísica no es una construcción humana arbitraria: Kant
pensó que dado el peculiar funcionamiento y naturaleza de nuestra Razón era
inevitable que los filósofos pensasen en Dios y el alma humana; estas entidades no son
invenciones caprichosas sino que están “propuestas por la naturaleza misma de la
razón”. Su valoración de lo metafísico fue tan elevada que sus reflexiones éticas
culminan en la afirmación de la necesidad de creer en lo metafísico, y a dichas
entidades se refieren los postulados de la razón práctica. Ciertamente, de dichos
postulados no se puede tener propiamente conocimiento, pero sí “fe racional”.
Entonces, como él mismo señala, tuvo que renunciar al conocimiento de estas
cuestiones para dejar paso a la fe.
La verdad trascendental y la verdad trascendente hechas posibles por la
estructura misma de la razón: he ahí la filosofía para Kant. Es la ciencia especulativa de
los principios de la razón, como fundamento de la inteligibilidad de las cosas. Y solo
entrando por esta vía tendremos trazado para Kant, el seguro camino por el que toda
metafísica del porvenir podrá presentarse como ciencia, y aún más, la ciencia por
excelencia.
Pregunta 13
Según Kant: ¿Qué facultades intervienen en el proceso de conocimiento?
¿Cual es la función de cada una de ellas?
Para Kant, el hombre, entendido como sujeto trascendental, conoce mediante
dos facultades necesarias e interdependientes: la sensibilidad y el entendimiento. De
este modo se distancia uniformemente de Descartes, acérrimo defensor de la razón
como único modo de llegar al conocimiento, y asimismo de Hume, quien revindica el
empirismo como fuente gnoseológica, al establecer que es obligatorio considerar
ambas aproximaciones conjuntamente.
Para comprender cual es el rol de las citadas facultades, es necesario señalar
que la utilización combinada de estos elementos, en otrora opuestos, es corolario del
flamante rol activo que otorga Kant al sujeto del conocimiento. En esta nueva
condición, resulta absurdo emplear términos como experiencia o razón, pues
presuponen conocimiento. Para Kant no existe el conocimiento previo, ya que es
precisamente el sujeto de conocimiento el encargado de construirlo.
Realizada esta distinción procede Kant a afirmar que el conocimiento comienza
con la experiencia pero no se origina en ella, ya que, como se ha dicho
precedentemente, la misma supone conocimiento debido a que se encuentra
ordenada. Considera, en contraste, que aquello que proviene de los sentidos, son
sensaciones desordenadas, caóticos y desarticuladas que deben ser sintetizadas. La
sensibilidad es consecuentemente una capacidad de conocimiento receptiva, recoge
mediante los sentidos e intuiciones la totalidad de estas percepciones. En definitiva,
son la materia prima que una vez especializada y temporalizada demanda ser
modelada por formas o esquemas organizativos, que él denomina categorías, para
poder llegar a armar el objeto de conocimiento.
Dicha faena organizativa corresponde al entendimiento, compuesto por formas
o ciertos conceptos puros traídos a priori, que permiten sintetizar para así enlazar
representaciones. Estas categorías (conceptos puros) no se aprenden de la
experiencia, pues ya vienen en la mente. Siendo estos moldes, entre otros, la idea de
causalidad y de sustancia, universales y necesarios, es lógico que nivel global se
encuentre singularizado el objeto construido. Puesto de modo alterno, todos vemos el
mundo igual como secuela de compartir las mismas estructuras que organizan los
datos que aportan los sentidos.
Definido entonces las funciones de la sensibilidad y el entendimiento,
recolectar y ordenar respectivamente, cabe agregar que la interdependencia entre los
elementos formales, a priori, y los materiales, a posteriori, es, como se dijo al inicio,
persistente e inherente a la interrelación entre las facultades analizadas.
De separarse ambas facultades del conocimiento, la persona se ve librada a la
deriva de la divagación, lo cual no permite “conocer” sino simplemente “pensar”. El
“pensar” no supone universalidad ni tiene asidero experimental. Kant señala reiteradas
veces que los filósofos antecesores se habían limitado a “pensar”.
Pregunta 14
¿Cuál es para Kant el sentido de una crítica de la razón pura? ¿Cuál es su
aporte negativo y su aporte positivo?
El filosofo Kant en contraposición al racionalismo y al empirismo, asume un
sujeto de conocimiento activo. El cual para lograr conocer debe poseer dos facultades
básicas, la experiencia y la razón. . Es así como existen dos tipos de conocimiento:

A priori, (cuando algo es puro es siempre formal) A partir de estos
conocimientos a priori es la explicación de porque todos los hombres conocen de la
misma forma.

A posteriori (depende de la experiencia es contingente)
Asimismo, afirma que todo el conocimiento comienza con la experiencia pero
no todo se origina con la misma. Para Kant, la experiencia tiene que someterse
nuestro conocimiento, lo que podemos conocer es lo que se encuentra en nuestra
razón, sin considerar a la experiencia. En otras palabras, toda la necesidad de la
experiencia se introduce a partir de la razón, la obligamos a moldearse a nuestros
esquemas. En síntesis para Kant el verdadero conocimiento es aquel que se forma a
partir de la razón pero que luego se proyecta a la naturaleza.
Kant afirma que tanto la matemática, como la física, son dos conocimientos
teóricos de la razón que determinan a priori sus objetos. Sin embargo, para llegara a
esta instancia ambas ciencias tuvieron que pasar por una revolución que logro obtener
este conocimiento puro basado únicamente en un conocimiento teórico de la razón.
En contraposición, Kant asevera que la metafísica hasta ahora ha sido incierta y
basada en simples conceptos. Es por ellos que a partir de la obra Critica de la Razón
pura, Kant va a tratar de cambiar el método que ha seguido la metafísica, y realizar una
revolución semejante a la que han experimentado la física y la matemática.
También, Kant utiliza el texto “critica de la razón pura” para fundar el
conocimiento. El sentido es cuestionar que es la razón del hombre. Empieza a hacer
distinciones, quiere indagar acerca del mundo pero primero se da cuenta que debe
indagar los límites de la propia razón y luego así poder conocer al mundo exterior.
Desea explorar las facultades de nuestra razón crítica, establecer los límites de los que
podemos conocer y lo que no, sin valerse de la experiencia. Del mismo modo, intenta
buscar la posibilidad o imposibilidad de una metafísica, la determinación de sus
fuentes, su extensión y sus límites siempre siguiendo principios. Se plantea todas las
cuestiones de la metafísica y trata de encontrar una solución.
A partir de la crítica de la razón pura, Kant proporciona un aporte positivo y un
aporte negativo. Su aporte positivo, es que logra encontrar un conocimiento a priori
que no se basa únicamente en la experiencia. Kant limita lo que los hombres pueden
conocer, sin embargo lo que si logran conocer es un conocimiento seguro y certero.
Este conocimiento a priori, proviene de la razón de los hombres y es el único
conocimiento puro, se obtiene a parir de la moral que es el único plano con el cual se
puede tomar control de lo absoluto. A partir de esta restricción de del empleo de
nuestra razón que a su vez limita nuestra percepción, logramos concluir en un uso
puro y practico de nuestra razón.
Por otra parte el aspecto negativo, es que acepta que el hombre no puede
conocerlo todo. Logra entender y trata de transmitir a los hombres que es imposible
un conocimiento absoluto basado en verdaderos fundamentos. Como también afirma
que nunca lograremos traspasar con la razón especulativa, los límites de la
experiencia. Por ejemplo según Kant, nunca se va a conocer la existencia de Dios, ya
que no se puede probar con la experiencia ni con la razón.
Pregunta 15
¿Cuál es la diferencia que establece Kant entre "conocer" y "pensar"? Relacione con
la distinción entre entendimiento y razón
La diferencia que Immanuel Kant establece entre lo que es conocer y lo que es
pensar está en la base de su teortiene la misma relación que se suscita entre los
conceptos de entendimiento y razón, la diferencia que existe entre ambos conceptos
se basa en uno de los objetivos de Kant en su obra que es el de imponerle los límites
correspondientes a la metafísica, para que la misma pueda seguir los seguros y
certeros pasos de una ciencia bien establecida y fundar el conocimiento en su proyecto
edificante.
En primer lugar cuando Kant se refiere a lo que es conocer esta hablando de
adquirir conocimientos que tienen un sustento en lo experimental y que luego con el
uso del entendimiento se puede llegar a una verdad o nuevo conocimiento. El conocer
consiste en buscar la verdad objetiva de los conceptos y no simplemente basarlos en
fundamentos racionales. Para poder conocer son necesarias dos facultades que se
deben interrelacionar: el entendimiento y la sensibilidad. La sensibilidad constituye la
facultad de conocimiento receptiva que brinda la materia prima, las sensaciones e
intuiciones que luego permitirán conocer. Este material no resulta conocimiento en sí
mismo, sino un conjunto caótico de información que requiere sistematización. Es ahí
donde entra en juego el entendimiento. Este último posee esquemas de construcción y
mediante la síntesis da forma a las sensaciones especializadas y temporalizadas. El
entendimiento cuenta con formas a priori: las categorías o conceptos puros, como
resultan la idea de causalidad, de sustancia, etc. Justamente es en este punto en el que
se efectúa la diferencia con lo que es pensar. En tanto que no se establezca la
condición necesaria de convergencia entre la sensibilidad y el entendimiento, el
individuo recurre a la imaginación y comienza a divagar. En consecuencia solo puede
“pensar” y no “conocer” algo certero. Ese ha sido el error de los filósofos anteriores:
simplemente pensaban y llegaron a conocer la esencia de las cosas por el mero hecho
de descartar la facultad de la sensibilidad y no brindarle un material contundente a sus
esquemas.
Frente a los conceptos expuestos se puede evidenciar claramente la relación
que existe en la diferenciación planteada y los conceptos de entendimiento y razón.
Esto se debe a que el entendimiento con sustento en la experiencia es el sustento en el
conocimiento mientras que la razón pura es el sustento de pensar. Es el entendimiento
que esta compuesta de las formas a priori. En tanto la razón cubre un campo más
general ya que la misma esta presente tanto en conocer como pensar pero es en el
pensamiento en donde se utiliza la razón pura para establecer conceptos, de este
modo razonamientos como la existencia de Dios, la libertad del hombre o la eternidad
del alma son temas que se dirimen dentro del campo de la razón pura para los cuales
no hay respuesta salvo por medio de la fe.
En conclusión se puede ver que la diferencia entre estos conceptos consiste en
los que se encuentran dentro del campo de estudio de la metafísica con sustento o hilo
conductor en lo sensible (como el entendimiento y el conocimiento), mientras que por
el otro lado se encuentra la razón pura y el pensamiento que simplemente forman
parte de una divagación eterna la cual solo lleva a incertidumbres y contradicción.
Pregunta 16
¿Cuál es el sentido de la referencia de Kant a Platón en la introducción de su libro?
Relacione con la disputa entre dogmáticos y escépticos.
El filósofo alemán Immanuel Kant, figura representativa del criticismo, (17241804) es considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa
moderna y, aún en la actualidad, continúa teniendo sobrada vigencia en diversas
disciplinas como filosofía, derecho, ética, estética, etc.
En su obra cúspide, Crítica de la razón pura, Kant se propone “cambiar el
método hasta aquí seguido en la Metafísica, y realizar de este modo una revolución
semejante a la que han experimentado la Física y la Geometría”. Lo que se debía
criticar era la facultad propia de la razón en general, indagar en los alcances y límites
de la misma y así determinar el campo de acción.
Kant consideró que la Metafísica no había encontrado la marcha segura de una
ciencia (conocimiento sistematizado elaborado mediante observaciones y
razonamientos metódicamente organizados), que era el modelo a seguir para
cualquier disciplina en el siglo XVIII. Por el contrario, se había quedado en el terreno de
la mera opinión; no conseguía ser acumulativa, progresiva y universal.
Según Kant, los llamados “filósofos” que proliferaron desde la antigüedad hasta
su época sólo habían “pensado”, pero jamás habían logrado “conocer” las cosas en sí.
Para conocer un objeto se exige que se pueda demostrar su posibilidad (ya por el
testimonio de la experiencia de su realidad, o a priori por la Razón). Pero cualquiera
puede pensar lo que quiera, con tal que no se ponga en contradicción consigo mismo,
es decir, con tal de que su concepto sea un pensamiento posible, aunque no pueda
asegurar si en el conjunto de todas las posibilidades hay o no un objeto que le
corresponda. Para dar una realidad objetiva a semejante concepto se necesita ya algo
más. Pero ese algo más no es necesario buscarlo en las fuentes teóricas del
conocimiento, porque puede estar en las prácticas.
El filósofo planteó como centro del problema del descrédito de la Metafísica al
eterno enfrentamiento entre dogmáticos y escépticos que caracterizó a la
Modernidad, pero lo llevó a un plano mucho más elevado cuestionando siglos de
pensamiento “desorientado”.
Kant llamó “dogmáticos” a aquellos que postularon verdades necesarias que
sólo podían ser pensadas pero no conocidas. Estos lograban construir inmediatamente
un edificio con conocimientos adquiridos sin saber cómo, o sobre el crédito de
principios que se ignoraban. Pero los cimientos eran tan débiles que nunca se
mantenían en pie por demasiado tiempo.
Además de una crítica implícita a los racionalistas, en el tercer apartado de la
Introducción Kant se refirió directamente a la filosofía platónica. Para el criticista,
Platón fue un dogmático en tanto abandonó el mundo sensible por considerar que
encerraba a la inteligencia en límites demasiado estrechos. Comparó la ingenuidad del
célebre griego con el vuelo de una paloma que cree que su tarea de surcar los aires
sería más sencilla si volara en el vacío. De la misma manera, Platón se lanzó en alas de
las ideas por el espacio vacío del entendimiento puro, sin advertir que con sus
esfuerzos no adelantaba nada, faltándole un punto de apoyo donde sostenerse y
asegurarse para aplicar sus fuerzas en la esfera propia de la inteligencia.
El error, aclaró Kant, estaba en creer que puede conocerse algo sin la materia
sensible. Los seres humanos no son dioses y, por ende, son incapaces de crear realidad
(materia, objetos de la experiencia) de la nada. Conocer es construir, ordenar,
sintetizar los datos de los sentidos a partir de las formas que vienen dadas en la Razón
del hombre. Gracias al vínculo entre las dos facultades de conocer, la sensibilidad y el
entendimiento, es como se obtiene el objeto de conocimiento, resultado final de la
actividad de conocer.
Por otro lado, en contraposición “aparente” a los dogmáticos se encontraba un
grupo más reducido de individuos denominados “escépticos”. Estos sostenían que la
experiencia era la fuente única y última de conocimiento. Sin embargo, Kant se rehusó
a aceptar esta corriente porque alegaba que los escépticos habían confundido el
verdadero concepto de Experiencia. En lugar de ser una facultad de conocimiento, la
Experiencia es el primer producto que el entendimiento humano realiza al elaborar la
materia bruta de las percepciones sensibles, es decir, es conocimiento en sí mismo. Es
la primera enseñanza y en su marcha tan inagotable en nuevas enseñanzas, las
generaciones futuras jamás carecerán de nuevos conocimientos para recoger en este
suelo. No obstante, no es tampoco el único campo a que el entendimiento ha de
quedar limitado.
La máxima distinción entre el pensamiento kantiano del dogmático y el
escéptico, es que sólo el primero pone en movimiento al sujeto de conocimiento.
Mientras que para los dogmáticos el hombre viene al mundo con ideas innatas que son
en sí mismas conocimiento, pues tienen contenido, los escépticos dirán que la mente
del hombre es una tabula rasa o papel en blanco vacío de cualquier contenido y que
conoce sólo a través de la experiencia (que le transmite objetos de conocimiento ya
armados). En ambos casos, entonces, el sujeto de conocimiento es pasivo en tanto es
un receptor. Kant, por otro lado, manifestó que el objeto de conocimiento es formado
por el sujeto a partir de un elemento formal (categoría o concepto puro), que viene
dado en el entendimiento, y de un elemento material (intuiciones), que aportan los
sentidos. En definitiva, los esquemas son como lentes azules: los hombres nacen con
ellos y ven la materia prima del conocimiento de una manera preestablecida y común
a todos; la experiencia se presenta como un caos y son los sujetos los que introducen
la necesidad en el mundo de la naturaleza, la “obligan a amoldarse a sus esquemas”.
Pregunta 17
¿Cuál es el sentido de la referencia de Kant a Hume en la Introducción de su
libro? Relacione con la disputa entre dogmáticos y escépticos.
Kant, en la Introducción de su libro, divide a los filósofos entre dogmáticos y
escépticos. Quienes integraban el primer grupo eran aquellos que postulaban cosas
que podían pensar, pero que no las podían conocer, ya que pensar, para Kant, es
cuando el entendimiento divaga, discurre solo. Entre ellos se encontraban Platón y
Descartes. Por el otro lado se sitúan los escépticos, cuyo máximo representante es
Hume, caracterizado por poseer dudas escépticas, a las que les corresponden
soluciones escépticas. Un claro ejemplo de esto es la idea de causalidad, la cual es una
idea compleja, que al descomponerla, Hume cree que a una de sus cuatro partes
(sucesión temporal) no le corresponde una impresión sensible, por lo que no
constituye un conocimiento legítimo. Frente a este problema, se da una respuesta a
través del hábito, de la costumbre, de la creencia, es decir, que la experiencia pasada
sea útil para el futuro. De esta forma, la legitimidad de la idea de causalidad es
otorgada por la práctica.
Kant dialoga con los dogmáticos y escolásticos, quienes pretendían tener
conocimiento de algo absoluto y señala que, si bien es entendible que la gente posea
un impulso de ir más allá, debe quedarse en el mundo condicionado, en el mundo de
lo fenoménico, para obtener verdadero conocimiento. En otras palabras, Kant cree
que solo se puede conocer el mundo de la experiencia, el cual es condicionado y
limitado, puesto que un elemento tiene que se otorgado por la experiencia; mientras
que solamente se puede pensar las categorías que van más allá de lo sensible.
Además de dirigirse a los dogmáticos, se puede ver en la introducción un
constante deseo de marcar la diferencia entre él y Hume, tanto es así que se puede
llegar a afirmar que tenía más temor de ser confundido con el pensamiento de Hume
que con el de los dogmáticos (“parezco ser empirista pero no lo soy”).
La diferencia básica entre Kant y Hume es acerca de la experiencia. Para el
primero, la experiencia ya es un modo de conocimiento, porque tiene fórmulas a
priori, mientras que para el segundo es una tabula rasa. Además difieren en que, para
el empirista, los sentidos conectan al hombre con la experiencia, formando objetos de
manera ordenada, pero para Kant, los sentidos dan datos a la experiencia de manera
caótica y todavía no hay objetos.
Además se debe destacar la gran diferencia que se encuentra entre Kant y
Descartes y Hume. Este contraste se hace presente en el pensamiento de Kant, ya que
se presenta como una crítica y una síntesis de Descartes y Hume, Esto es así porque
introdujo un gran cambio al afirmar que el sujeto de conocimiento es activo y no
pasivo como lo creían los dos filósofos. De esta manera el sujeto no debe encontrar al
objeto de conocimiento, sino que le corresponde construirlo. Este cambio implicó un
giro drástico y introdujo cambios (tal como lo hizo la revolución copernicana), por lo
que a veces se le atribuye ese nombre. Esta es probablemente la gran diferencia que
separa a este filósofo de Descartes y Hume, ya que para ambos el sujeto de
conocimiento es pasivo, puesto que las ideas reflejan las huellas dejadas por los
objetos, mientras que para Kant es activo.
Por último y como síntesis se puede ver en la introducción del libro de Kant un
diálogo de éste con los dogmáticos y con los escépticos. Se dirige a los primeros para
demostrar que no es posible lograr un conocimiento verdadero de algo absoluto, por
lo que deben mantenerse en el mundo de lo fenoménico para garantizar un verdadero
conocimiento. Por otro lado, tiene un constante deseo por marcar la diferencia de su
pensamiento con el de los escépticos, ya que difieren en su percepción acerca de la
experiencia. De esta manera, se puede encontrar en Kant una discusión con los
filósofos que lo antecedieron, una crítica hacia ellos, lo cual le permitió crear su propio
pensamiento y realizar una revolución copernicana, al convertir en activo al sujeto de
conocimiento.
Pregunta 18
¿En qué términos concibe Kant el principio de causalidad? Compare con
Descartes y Hume.
Kant concibe el principio de causalidad como una idea de conexión necesaria
presente en la categoría a priori del entendimiento. El filósofo creía que la usual
expresión de la causalidad, "cada evento tiene una causa", era una verdad necesaria y
universal. Kant fue en contra de la visión que era aceptada hasta su tiempo y originó lo
que él mismo llamó una “revolución copernicana” debido a la magnitud del cambio
que proponía. En lugar de que todo nuestro conocimiento se origine en la experiencia
y de que el sujeto sea pasivo, Kant propone someter la experiencia a nuestro
conocimiento y que el sujeto sea puesto en movimiento. En otras palabras, Kant criticó
severamente la noción tradicional de causalidad, poniendo así en duda toda la filosofía
construida sobre ella. El filósofo creía que conocemos realmente las cosas y no sólo las
verdades de la matemática o de la lógica, como "2+2=4" o "la suma de los ángulos
interiores de un triángulo son 180o". Kant llega a la conclusión de que la única relación
entre el evento A y el evento B que puede establecer un orden necesario entre
diferentes percepciones es el concepto de relación causal, es decir, el principio de
causalidad.
Entonces, de acuerdo con Kant, la idea de que “todo suceso tiene una causa” es
una verdad necesaria acerca de nuestra experiencia. Sin embargo, Hume ve en esto
una justificación del escepticismo, ya que afirmar que un fenómeno posee una causa
es un juicio sintético “a posteriori”, y no analítico.
Hume se enfrenta al principio de causalidad al intentar responder a dos
cuestiones:

¿Por qué decimos que todos los sucesos tienen necesariamente una
causa?

¿Por qué afirmamos que causas particulares tienen necesariamente
determinados efectos?
La respuesta de Hume consiste en decir que la causalidad no es sino el
resultado de la aparición conjunta de determinados sucesos sin que, en realidad,
podamos demostrar que entre ellos exista una relación necesaria y objetiva que los
vincule porque no se puede apreciar ninguna impresión sensible que lo compruebe.
Nuestra idea de que existe un vínculo necesario entre determinados objetos o sucesos
no es sino un mecanismo o impulso voluntario de nuestras mentes por el cual
esperamos que suceda B cada vez que percibimos A. Así, lo que no es sino una
costumbre subjetiva de nuestra mente es a menudo confundida con una relación
objetiva y necesaria entre fenómenos. Dicha costumbre existe como resultado de la
experiencia anterior (hasta ahora, siempre que ha ocurrido A ha sucedido B). Es así que
Hume llega a la conclusión de que una idea que surge de un mero hábito de la mente
no puede ser la base de creencia o conocimiento legítimo alguno. Y, como la relación
causal carece de una base objetiva, tampoco se puede justificar el principio general
“todo suceso tiene una causa”. Éste sólo tiene como base nuestra experiencia, es
decir, que en un principio “a posteriori”.
En cuanto a la concepción de Descartes acerca del principio de causalidad, éste
establece que “todo ha de tener una causa (salvo que se su propia causa)” y, que “no
puede haber más realidad en el efecto que en la causa”. Así, este principio constituye
una de las ideas que él llama Innatas, es decir, aquellas ideas que el alma trae consigo
y que, por lo tanto, son claras, evidentes e independientes de la experiencia.
La principal diferencia entre Descartes y Kant radica en que el primero
considera que el principio de causalidad ya es conocimiento, y que a su lo traemos
desde que nacemos. Por el contrario, Kant considera a este principio como un
esquema y no como conocimiento en sí. Si bien aclara que los seres humanos nacen
con estos esquemas, estos sólo nos sirven para producir verdadero conocimiento.
Pregunta 19
¿Qué significa para Kant “a priori” y “a posteriori”? ¿De qué modo se
relacionan con los conceptos de “materia” y “forma”?
El problema gnoseológico o de conocimiento es una temática que ha tomado
protagonismo en las mentes de los filósofos de la modernidad. ¿Cómo llega uno a
conocer? Varias teorías acerca del conocimiento han surgido a partir de esta cuestión
disparadora. Desde el racionalismo de Descartes al empirismo de Hume llegamos
finalmente a las ideas de Immanuel Kant filósofo del siglo XVII.
A diferencia de estos otros filósofos Kant arriba a lo que él mismo decide llamar
una revolución copernicana de la teoría del conocimiento. Explica como esta facultad
no es el resultado de un estado pasivo en el que el individuo que conoce (o sujeto
trascendental) recibe los objetos a través de los sentidos, fatal error que pronunciaban
los modernos que lo antecedieron, sino más un estado activo en el cual el individuo
que conoce vive inmerso en un caos de sensaciones indefinidas que él mismo debe
categorizar. Estas categorías o moldes a los que Kant llama conceptos puros, son los
que el sujeto necesita para sintetizar la información que obtiene a través de los
sentidos. Kant considera que estos moldes son algo que el sujeto obtiene por
adelantado o a partir del nacimiento. Hay que aclarar que el filósofo no postula que
los hombres nacen con ideas innatas acerca de los objetos sino más bien con
facultades para acceder a ellos. Una vez aprehendida la información sensorial puede
ser considerada parte del entendimiento del sujeto.
Este procedimiento se logra a partir de la razón pura, o lo que Kant llama juicios
a priori. Según él la razón, constituida por la percepción y categorización que se
procesa en la mente humana y no en la práctica, es la forma de llegar al conocimiento
verdadero, pues es ésta la única que da certezas necesarias y universales. Los
conceptos de materia y forma entran en juego aquí siendo justamente los
componentes de los juicios a priori. La materia que representa a los elementos
aportados por los sentidos y la forma o elemento formal que describe a las categorías
o conceptos puros que justamente dan “forma” a la materia prima.
Encontramos por otra parte lo que Kant llama juicios a posteriori. A similitud de
los anteriores podemos destacar primeramente que estos juicios exigen del
entendimiento y en consecuencia del procedimiento racional anterior. Sin embargo, es
más importante acentuar lo que los diferencia. Los juicios a posteriori intentan llegar al
conocimiento a través de la experiencia. Según Kant, el empirismo, aunque natural y
consecutivo del entendimiento no admite generar reglas generales y universales, pues
nuestro mundo es contingente y necesariamente cambiante. Por eso las ciencias
basadas en la experiencia práctica no generan un conocimiento verdadero acerca del
mundo. Solo pueden hacerlo aquellas ciencias que se sinteticen a través del
razonamiento tales como la lógica o la matemática.
Pregunta 20
Explique y comente la siguiente frase de Kant: " mas si bien todo nuestro
conocimiento "comienza" con la experiencia, no por eso "originarse" todo él en la
experiencia"
Immanuel Kant señala en la introducción a su libro “Crítica de la razón pura”
que el conocimiento comienza necesariamente en la experiencia. Sin embargo no
tarda en subrayar que aunque comience en la experiencia no todo procede de ella.
Según el filósofo existe lo que se podría llamar dos facultades en el hombre que se
deben combinar para así poder llegar a conocer. Por consiguiente explica que el
hombre cuenta a priori con el entendimiento (el cual no viene vacío sino lleno de
formas de contenido, categorías similares a esquemas) y con un cúmulo de
sensaciones caóticas a priori provenientes de lo sensible, la experiencia. El hombre es
“bombardeado” por la experiencia, los datos provenientes de sus sentidos, estas
sensaciones desordenadas por sí solas no son conocimiento, más bien son como la
materia prima de la cual el hombre podrá crear el objeto de conocimiento. Esta
experiencia es un elemento empírico, contingente, intuiciones las cuales son ciegas sin
el entendimiento. Pero también las categorías solas son vacías. Por eso para que surja
el conocimiento se necesita que la materia prima de conocimiento, las sensaciones, se
ordenen, que el entendimiento las sintetice para así poder construir en conjunto el
conocimiento.
En consecuencia, es evidente la necesidad de el trabajo conjunto de ambas
facultades para la creación del conocimiento por lo que aunque la experiencia sea el
comienzo del conocimiento nunca podrá surgir conocimiento de esta si no pasa por el
entendimiento del hombre. De esa acción es de donde el conocimiento realmente
procede.
Pregunta 21
Explique y comente la siguiente frase de Kant: “La experiencia es sin duda el
primer producto que elabora nuestro entendimiento, con la materia bruta de
nuestras percepciones sensibles”
Kant admite que la experiencia es sin duda el primer producto que nuestro
entendimiento realiza al elaborar la materia bruta de las percepciones sensibles, y que
es fundamental en el conocer ya que permite que la facultad sensible sea motivada y
despertada para actuar de tal forma que hace que el entendimiento cuente con el
material para poder ejercer su función.
Debido a esto la experiencia es la primer enseñanza y su marcha en nuevas
enseñanzas es tan inagotable que toda la cadena de las generaciones futuras no
carecerá nunca de nuevos conocimientos recogidos en este suelo.
Sin embargo, no es el único campo al que nuestro entendimiento ha de
quedar limitado ya que es verdad que ella no dice que eso es, pero no que eso tenga
que ser así necesariamente y no de otra manera. No nos da tampoco una verdadera
universalidad, y la Razón, que tanto ansía conocimiento de este género, se ve más bien
excitada por ella que satisfecha.
La experiencia es un modo de conocimiento que exige entendimiento y por eso,
a diferencia de lo que habían afirmado los racionalistas y los empiristas, para quienes
había solo una fuente de conocimiento, la razón para unos y la experiencia para los
otros, para Kant habrá dos fuentes de conocimiento: una la sensibilidad, que
temporaliza y espacializa datos que aún no son objetos de conocimiento; y otra el
entendimiento, que recibe estos datos temporalizados y espacializados y a través de
las categorías produce el objeto de conocimiento. Solamente es posible hablar de un
conocimiento una vez producida la unión entre la sensibilidad y el entendimiento.
A partir de esto podemos definir dos tipos de conocimientos:

los conocimientos a priori son aquellos que tienen al mismo tiempo el
carácter de una necesidad intrínseca, son aquellos independientes de toda experiencia
y no aquellos que son independientes de ésta o aquella experiencia, son siempre
formales, claros y ciertos.

los conocimientos a posteriori se oponen a los conocimientos a priori,
son conocimientos empíricos que dependen de la experiencia.
Por un lado el conocimiento empírico no encierra ninguna necesidad ya que lo
contrario de un fenómeno es siempre posible. Tampoco implica universalidad porque
al ser el resultado de una generalización inductiva están sometidos a los datos de la
observación por la que ésta proposición será válida mientras lo que hasta ahora hemos
observado se mantenga estable de acuerdo con esta regla.
Sin embargo, ciertos conocimientos implican necesidad y universalidad (la
lógica, la matemática y la física por ejemplo), y si esa necesidad y universalidad no
puede proceder de la experiencia ha de ser a priori, independiente de la experiencia.
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