Patología Dual "La experiencia de la Comunidad Terapéutica Integral en Argentina" Introducción Uno de los desafíos que tuvimos que afrontar en estos años fue el caso de personas y familias que consultaban por un problema con las drogas desconociendo que; junto, delante ó detrás de este síntoma se escondía un desorden psíquico-mental mucho más profundo y condicionante, el cual de no ser diagnosticado y tratado evolucionaría en detrimento del bienestar personal y familiar. Nuestras comunidades terapéuticas nos aportan a diario una mirada sobre aquellos puntos de padecimiento que se encuentran tras la situación de consumo. A lo largo del recorrido terapéutico que se va haciendo sobre las causas que llevan a una persona a la dependencia y/o abuso sistemático de sustancias toxicas, nos vamos encontrando con mecanismos específicos como la baja tolerancia a la frustración, los niveles elevados de impulsividad, la necesidad de satisfacción inmediata, la falta de proyectos personales (producto del achatamiento del deseo y de determinaciones sociales actuales); y también nos encontramos con pacientes en los cuales las sustancias han acelerado el proceso de desencadenamiento de su psicosis, o bien, han comenzado con el consumo para aliviar los síntomas de una psicosis ya desencadenada. En estos casos hablamos de pacientes de doble diagnóstico, aquellos en los que existe una comorbilidad entre un trastorno mental grave y el consumo de sustancias psicoactivas. Por lo tanto, y en concordancia con los avatares de la actualidad social en el campo de la salud, se hace cada vez más necesario comprender e integrar en el complejo sistema de relaciones que nos presenta el proceso de salud – enfermedad de una adicción, a aquellas personas cuyo padecimiento también se arraiga en una problemática psiquiátrica. El presente escrito surge como necesidad de acceder a un instrumento ordenador en la planificación y asistencia terapéutica de pacientes adictos al consumo de sustancias toxicas en comorbilidad con una problemática psiquiátrica. En él se plasman los inicios de sistematización de nuestra metodología a la que denominaremos, “Comunidad Terapéutica Integral” la cual ira evolucionando a medida que logremos adaptar y rediseñar nuestros dispositivos asistenciales, en correlación a la complejidad de problemáticas asociadas al consumo de drogas. Los invitamos a recorrer cada una de las instancias de tratamiento desde la admisión hasta la finalización del mismo, intentando dar cuenta de la implementación de estrategias al servicio del objetivo final que es lograr una posible inserción sociofamiliar. Desarrollo En principio se presenta la necesidad de establecer al menos dos coordenadas fundamentales en el equipo terapéutico para conferir un marco posible de trabajo con estos pacientes dentro del dispositivo de Comunidad Terapéutica. La clarificación dentro del equipo de los diferentes roles de cada uno de sus miembros y su área de intervención diferenciada, la cual a su vez, deberá estar integrada a una estrategia consensuada en pos de evitar un discurso disociado que opere como elemento desestabilizador del paciente y su familia. La plasticidad y flexibilización de la estructura comunitaria, es decir, el armado de una estructura que contenga al paciente y no se configure como un objeto persecutorio para el mismo. En este punto es necesario tener en cuenta una lectura amplia de lo que atañe a la problemática del paciente y su padecimiento, y las intervenciones diferenciadas del resto de la población asistida. Comprender su vivencia subjetiva evitará la estigmatización y descalificación, brindando la posibilidad de alojarlo en un ámbito que favorezca su integración y socialización. Aquí será necesario el trabajo con el resto de los pacientes respecto al entendimiento de la patología psiquiátrica que el paciente padece, evitando situaciones confrontativas que implicarían altos niveles de tensión y estrés, incapaces de ser tramitados beneficiosamente por el aparato psíquico de un sujeto con una enfermedad mental. Ambos puntos tienen como eje común, la lectura terapéutica que desde el equipo se realiza frente a cada sujeto que ingresa al tratamiento. La singularidad de cada modalidad sintomática o de padecimiento nos indicara las estrategias a seguir, pero siempre respetando los momentos del proceso global de rehabilitación. Considerando que los trastornos adictivos representan una modalidad de respuesta de un sujeto frente a determinado aspecto de su personalidad o contexto con alguna falla en su tramitación subjetiva, o bien, fuente de padecimiento que luego se ve transfigurada y agravada por el consumo de sustancias toxicas, y que, el proceso de rehabilitación y sus intervenciones son pensadas en función de esta lectura, nos preguntamos lo siguiente: ¿A partir de qué lectura podremos armar una planificación terapéutica para pacientes de doble diagnostico? ¿En función de que objetivos se organizaran las distintas etapas de tratamiento y estrategias de intervención? Si creemos que las adicciones son sistemas estructurados en función de establecer cierta suplencia o modalidad de respuesta frente al padecimiento subjetivo, por qué no pensar que dicha función adquiere un lugar de gran relevancia en aquellos sujetos que buscan en el consumo de sustancias toxicas aliviar los síntomas de su psicosis. Hemos encontrado en la mayoría de los casos de pacientes con doble diagnostico que están en tratamiento, cierta funcionalidad del consumo en el desarrollo de su cuadro psiquiátrico, presentándose en distintas modalidades: Como punto de suplencia en determinado momento vital (por lo Gral. en la adolescencia) evitando el desencadenamiento a través del lazo con el consumo y el otorgamiento de cierta identidad que opere como elemento estabilizador. En dichos casos, observamos el desencadenamiento de la psicosis en el devenir de su historia con el acrecentamiento de conductas compulsivas de consumo, o bien, una vez que se suspende el mismo, con la aparición de los síntomas característicos. Como semblante subjetivo, refiriéndonos a los pacientes en los cuales el consumo es usado para mitigar el dolor causado por la sintomatología psicótica ya desencadenada, enmascarando tal situación mediante el solapamiento de síntomas, y permitiendo al sujeto la modificación de su realidad psíquica, estado de animo y sensopercepción. En estos cuadros la interrupción del consumo permite ver con mayor claridad la problemática de base diferenciando su diagnostico de la psicosis inducida por intoxicación. Sin embargo, mas allá de los datos que nos proporciona cada paciente y su familia en el proceso de historización de su vínculo con el consumo de sustancias toxicas y el lugar que este ocupa en el desarrollo de su problemática psiquiátrica, pensamos como eje central para el tratamiento de rehabilitación de pacientes con una problemática de adicción en comorbilidad con un trastorno mental, el acceso a recursos simbólicos que permitan tramitar la angustia y el padecimiento, además de la elaboración de un plan psicofarmacológico para la estabilización del paciente y la psicoeducación sobre los aspectos fundamentales de su problemática. Por lo tanto, se deberá organizar el trabajo terapéutico dentro de un marco adecuado y claramente definido, delimitando etapas de tratamiento, objetivos a alcanzar en cada una de ella y algunas de las estrategias de intervención que lo posibiliten. Para tal fin dividiremos el proceso dentro de la Comunidad Terapéutica en tres etapas, las cuales responden a los momentos más significativos y críticos del mismo. 1ra Etapa Consideramos que una primera etapa del tratamiento de rehabilitación para pacientes de doble diagnostico deberá centrarse en la evaluación y diagnostico del paciente. La misma deberá ser realizada durante el proceso de admisión del paciente en caso de encontrarse bajo el dispositivo de internación en clínica psiquiátrica, o ser traído a la consulta por su familia. Los aspectos fundamentales a tener en cuenta en esta parte del proceso implicaran una lectura psicológica individual y familiar que, conjuntamente con una batería de análisis clínicos y evaluación psiquiátrica nos conduzca a la elaboración de un diagnostico presuntivo del paciente; o sea, poder determinar la existencia o no de una patología psiquiátrica, su relación con el consumo de sustancias toxicas, y además la presencia de cierta demanda de tratamiento. Este ultimo punto no siempre esta presente, y sin embargo es uno de los aspectos primarios a trabajar durante la admisión del paciente, para lo cual, el trabajo terapéutico con la familia resulta primordial. Acompañar a la familia en esta etapa del proceso resulta de vital importancia pues constituye el preludio de la alianza terapéutica necesaria para el resto del proceso, y además, implica cierta puesta en marcha de mecanismos de legalidad familiar (o judicial en caso de que sea necesario) que contribuyen a la adhesión del paciente en los primeros momentos del tratamiento. Hay casos en que no es posible determinar un diagnostico de estas características durante el momento de la admisión, por lo cual, deberá realizarse durante la estadía del paciente en la Comunidad Terapéutica, en el periodo de adaptación a la misma. Cabe resaltar la necesidad de que el paciente al momento del ingreso, se encuentre compensado en su cuadro psiquiátrico de base, mediante la intervención de un adecuado plan farmacológico que atenúe o suprima la sintomatología positiva de la enfermedad, evitando que el paciente se encuentre con ideación delirante o bajo la presencia de un cuadro alucinatorio al momento de su incorporación. Se presenta entonces el segundo punto correspondiente a una primera etapa en el tratamiento de rehabilitación de estos pacientes que es la compensación del cuadro psiquiátrico del paciente. Dicha compensación implica tal como se manifestó anteriormente, la estabilidad del paciente en su estructura psíquica, entendiendo por esto, la ausencia de fenómenos alucinatorios o sistema delirante. Que el paciente se encuentre compensado implica mayores posibilidades de adhesión al tratamiento, ya que posibilita una mejor integración con sus pares y adaptación a las actividades, así como también una mayor comprensión y registro de los motivos y necesariedad de su internación. Teniendo en cuenta la categoría de pacientes en los cuales la adicción ocupa un punto de suplencia en su estructura psíquica, y que desencadenan su psicosis al tiempo de interrumpir su consumo, es necesario contar con los mecanismos de contención necesarios para sostener esta situación, ya que se manifiesta mayormente durante la estadía del paciente en la Comunidad Terapéutica. En los casos en que la descompensación exceda la capacidad de respuesta del equipo interviniente se podrá proceder a la derivación momentánea del paciente a una clínica psiquiátrica para su compensación, trabajando en conjunto con la institución que reciba al mismo, en pos de que una vez estabilizado el paciente se proceda a su reincorporación al dispositivo de Comunidad. En este punto es necesario destacar la importancia que tiene dentro del tratamiento de estas patologías, la posibilidad de establecer un trabajo interinstitucional en el cual se aúnen los lazos y redes medico terapéuticos, en pos de conseguir efectos de intervención que impidan la disociación. La red terapéutica se constituye como un instrumento de vital importancia en el tratamiento de rehabilitación de estos pacientes; siempre y cuando se encuentren articulados los objetivos y fines para alcanzarlos entre las distintas instancias. 2da. Etapa La segunda etapa dentro del tratamiento propuesto para la rehabilitación de pacientes de doble diagnostico estará centrada en el trabajo terapéutico acerca de la conciencia de enfermedad, tanto con el paciente como con su familia. Una vez accedido a un diagnostico que confirme la existencia de una problemática psiquiátrica en comorbilidad con un trastorno adictivo, se podrá confeccionar la elaboración de un plan de tratamiento que implique la inclusión del paciente y de su familia o red de contención dentro de la estructura diseñada para esta problemática. Por estructura nos referimos al hecho de que las personas con un doble diagnostico necesitan de grupos terapéuticos especiales, con una dinámica de trabajo diferenciada de los otros grupos, la cual permita que el paciente encuentre un espacio de contención e identificación con sus pares donde logre explayar sin temor al sojuzgamiento su fuente de padecimiento y vivenciar psicótico. Consideramos que una vez estabilizado el paciente, el primer paso hacia la conciencia de enfermedad consiste en ofrecer un lugar de pertenencia y alojamiento, donde la persona pueda conectar su vivencia subjetiva con la del resto; partiendo del hecho de que el lazo social de estas personas se ha visto afectado tanto por el consumo de sustancias como por la exclusión que implica la estigmatización social de la psicosis. Los grupos terapéuticos para pacientes de doble diagnostico se caracterizan por trabajar desde la psicoeducación del paciente. Son grupos cuya dinámica no esta basada en la confrontación sino en la comprensión, identificación y significación de los episodios atravesados. La coordinación ofrecerá la guía y focalización sobre las temáticas a trabajar, las cuales deberán ser cuidadosamente determinadas según el momento de cada paciente y del grupo dentro del proceso; aunque en situaciones los emergentes grupales proporcionan el material para trabajar ciertos puntos correspondientes a la planificación terapéutica global. El equipo terapéutico no desatenderá las capacidades cognitivas de cada paciente en la elaboración de las estrategias, y trabajara en conjunto con los otros espacios terapéuticos, a saber: terapia individual, grupo de padres de pacientes de doble diagnostico, y entrevistas familiares y psiquiátricas, en pos de favorecer la conciencia de enfermedad. Si bien esta temática aparece como punto central dentro del tratamiento, y lo recorre desde el inicio hasta su finalización; en el camino que transitamos para que el paciente y su familia sean concientes de las implicancias del doble diagnostico surgen algunas cuestiones basales. En principio frente a la confirmación del diagnóstico es frecuente la aparición de cierta resistencia o negación a la enfermedad; la idoneidad del equipo se vera cuestionada y en ocasiones la familia solicitara una interconsulta donde pueda escuchar un diagnostico diferente. Es fundamental que el equipo acompañe este momento del proceso ya que tras el mismo lo que se encuentra es la angustia y el temor frente a la enfermedad mental. Atravesar el momento de negación implica el trabajo terapéutico acerca del reconocimiento de la sintomatología, es decir, la significación que el paciente le puede ir dando a los episodios de su enfermedad, discriminando la vivencia real de aquella solapada por el consumo de sustancias o por los síntomas positivos de la enfermedad. Esto posibilita que el paciente pueda ir ejerciendo una crítica de lo vivido, reconociendo el déficit en su juicio de realidad, y a partir de aquí la necesariedad de la medicación indicada por el medico psiquiatra, sus funciones, recaudos, controles necesarios, y su relación con el alivio de los síntomas. El trabajo psicoeducativo en este momento del proceso comprende, además de la conciencia de enfermedad otro punto no menos importante; la adaptación a las normas y pautas institucionales que funcionan como marco de contención y adhesión al tratamiento. Generalmente en los cuadros con mayor deterioro la psicoeducación abarca también cuestiones primarias como los hábitos generales y cotidianos, la higiene personal y la organización de actividades diarias. Cabe destacar que si bien es necesario que los pacientes con un doble diagnostico posean una planificación del tratamiento diferenciada en ciertos aspectos, es de igual importancia que a su vez, participen de actividades comunes a todos los pacientes; grupos de convivencia, talleres, tareas y responsabilidades diarias, etc. Este punto se constituye como significativo en tanto, además de favorecer la integración, posibilita que el paciente pueda responsabilizarse en su accionar cotidiano; en otras palabras, padecer una problemática psiquiátrica no exime al paciente de su responsabilidad subjetiva frente a los cambios que debe afrontar en el camino de su rehabilitación. Descuidar este punto implicaría alimentar cierto beneficio secundario de la enfermedad, el cual se presenta como otro aspecto a trabajar por el equipo. Generalmente cuando el paciente se encuentra sin productividad psicótica aparecen los denominados síntomas negativos de la enfermedad: apatía, abulia, desinterés y desafectivización, entre otros. Tales síntomas son muchas veces exacerbados o sobreactuados por los pacientes para evitar ciertas actividades y responsabilidades, por lo tanto se necesitará de una lectura que discrimine la puesta en juego de una u otra cuestión. Trabajar con los pacientes su posición frente a la enfermedad, impidiendo que caigan en lugares gozosos, abusivos y de victimización implica también evitar posteriores recaídas en el consumo de sustancias, ya que el paciente comprenderá que la responsabilidad por su acto va más allá de su psicosis, sobretodo en pacientes que utilizaban el consumo para aliviar su sintomatología. Una vez lograda la estabilización en el cuadro de base, cierta de conciencia de enfermedad, demanda y adhesión de tratamiento, algún grado de elaboración de su problemática de consumo, y habiendo sostenido un tiempo de abstinencia en las salidas que el paciente ha ido teniendo a su hogar, nos encontramos frente a la etapa de planificación de la reinserción socio familiar. 3ra. etapa Este periodo de tratamiento dentro del dispositivo de comunidad terapéutica tiene por objetivo el armado de un proyecto de inclusión social que implique cierta pertenencia y motivación para el paciente y le otorgue un lugar subjetivante dentro del marco familiar y contextual en el cual esta inmerso. En esta fase es fundamental para el planeamiento futuro, que el paciente logre cierta autonomía en sus movimientos por fuera de la comunidad, adquiriendo las herramientas de cuidado y prevención en lo relacionado a su adicción como a su problemática psiquiátrica. Si consideramos que el consumo de sustancias oficio como modalidad de respuesta o bien como marco identificatorio, prestando al sujeto psicótico algún tipo de semblante socialmente mas aceptado que la locura; es de vital importancia para el proceso de rehabilitación, y vital entendido en la literalidad del termino, la construcción de un espacio de inserción donde se pueda integrar sus capacidades en un ámbito contenedor. Se hace necesario también evaluar cuales son las actividades de interés del paciente y el potencial que posee para llevar adelante tareas laborales o educativas, y las posibilidades de inserción que se puedan fomentar dentro de su red familiar o social, de manera que se conserven los cuidados básicos para el mantenimiento de su estabilidad. En este momento del proceso es donde nos encontramos con los escollos más difíciles de sortear en el plano social, pues es conocido por todos aquellos que trabajamos en el campo de la salud mental, la carencia existente de dispositivos que funcionen como inclusión para este tipo de pacientes. En los casos donde la familia o red del paciente no tenga las posibilidades de integrarlo en alguna actividad laboral familiar o sostener una reinserción en el ámbito educativo, el sujeto se vera enfrentado con la escasez de posibilidades y la concomitante angustia que implica tal cuestión. Se buscara entonces, la posibilidad de que se incluya a algún taller protegido o programa estatal de inserción para pacientes psiquiátricos. Una vez logrado el armado y sostenimiento de una estructura social, se da el pasaje a la reinserción social ambulatoria. El paciente concurrirá a la institución a su/s grupos terapéuticos (los cuales continuaran diferenciados), a la terapia individual y al seguimiento psiquiátrico, a los que se le suma el trabajo con su red socio familiar. En esta etapa algunos de los objetivos básicos a trabajar son: Sostenimiento de la abstinencia Internalización de la normas y pautas fundamentales que se acarrean desde la internación (no drogas, no alcohol, no contacto con personas que consumen) Sostén de la estructura laboral educativa que comenzaron en la etapa anterior. El trabajo sobre los vínculos familiares o de pareja, introduciendo los cambios que sean necesarios, apuntando a relaciones mas sanas. El cumplimiento de las normas de programas e informes, con el fin de internalizar la importancia de la planificación, organización y el quehacer con respecto al ocio y tiempo libre. El trabajo sobre aspectos de la personalidad patológicos, apuntando a un cambio en el estilo de vida mas sano. La implementación en lo social de las herramientas de autoayuda adquiridas en la CT y otras herramientas de autocuidado. La conciencia de enfermedad y situación. Mayor socialización, apuntando a la creación de distintos lazos sociales en los que poder apuntalarse y no reduplicar los mecanismos de exclusión social. El programa de reinserción social para pacientes de doble diagnostico intentara funcionar como apuntalamiento y sostén del paciente en las actividades, vínculos y vivencias que le acontezcan, y aquellas que se incorporen o modifiquen. La finalización del tratamiento de rehabilitación de estos pacientes implicara también la indicación de continuar con el seguimiento psiquiátrico y psicológico y oficiar los mecanismos de derivación y acompañamiento necesarios. Hasta aquí, se ha intentado instrumentar un elemento ordenador en la rehabilitación de los cuadros de adicción con comorbilidad psiquiátrica, destacando la importancia de articular programas con objetivos claros y definidos, para lo cual no solo deberemos adecuar y desarrollar los dispositivos terapéuticos (en este caso nuestras Comunidades), sino también aunar criterios medico terapéuticos, institucionales y fomentar la creación de espacios y redes de inclusión social. Conclusiones Nos enfrentamos a una época donde los lazos sociales se encuentran cada vez más deteriorados, donde el consumo masivo y compulsivo de objetos pareciera un requisito implacable de pertenencia a una sociedad en la cual la producción subjetiva se halla en una agudizada extinción. Estos cambios sociales ponen a prueba al sistema de salud y la capacidad de quienes lo conformamos para atender las situaciones y realidades complejas y heterogéneas que se presentan a diario en el campo de las adicciones. El consumo de drogas no es ajeno a los movimientos sociales y este también se ha vuelto mas masivo, compulsivo y a edades mas precoces. Poder debatir, poner a critica e ir reconstruyendo y transformando los modelos de tratamiento de acuerdo a las modalidades contemporáneas de padecimiento o presentación patológica es nuestro gran desafío. Hacia fuera, solo podremos estar a la altura de este desafío si nos esforzamos por ampliar nuestras redes, compartir las experiencias e integrarnos en una visión compleja. Estimular una mayor apertura al lazo social entre los agentes de salud posibilitara que aquellos a quienes asistimos también encuentren las alternativas para reparar y construir los lazos que se han desmoronado o sencillamente jamás existieron. Los pacientes duales nos llevaron a pensar que es posible incluirlos en nuestros dispositivos, si diseñamos dispositivos integrales e integrados para ellos. Nuestra metodología, “La Comunidad Terapéutica Integral”, la podemos definir como un espacio que asocia al uso de la Comunidad como método terapéutico, una complejidad de miradas sobre la actualidad de las adicciones y la salud mental, facilitando su entrecruzamiento, con el objetivo de generar un modelo asistencial integral en permanente evolución. Podemos definir algunas características de nuestro modelo de intervención: VISION INTEGRAL / PARADIGMA DE LA COMPLEJIDAD Cuando hablamos de “Integral” nos referimos a algo incluido, balanceado, comprensivo. Esta forma de ver la realidad nos lleva mas a preguntas que ha respuestas parciales e incompletas, dejando permanentemente un marco de incertidumbre, donde todos los métodos y técnicas tendrán validez, siempre y cuando no se conviertan en verdades absolutas impermeables de todo cambio. TRANSDISCIPLINARIEDAD El equipo desarrolla una dinámica que trasciende aspectos de cada disciplina generando un espiral de nuevos conocimientos, ese es el nivel transdisciplinario. RUPTURA DE DICOTOMIAS, INTEGRACION RESPETANDO LAS DIFERENCIAS Refiere a la caída del saber absoluto en una disciplina o método de abordaje. La complejidad de las problemáticas actuales como los pacientes duales, requieren de la asociación de diferentes dispositivos, integrando aspectos comunitarios y psicosociales, con aspectos psiquiátricos neurobiológicos y neuropsicológicos. AMPLIACIÓN DE LOS CRITERIOS DE INTERVENCIÓN COMUNITARIA EN LAS FAMILIAS Y REDES Lleva a trascender el proceso de rehabilitación siendo generador de conductas de responsabilidad social, no solo en los pacientes sino también en su entorno familiar y de relación. La intervención comunitaria es una herramienta que sostiene y puede ampliar los niveles de salud alcanzados. Para finalizar quisieramos presentarles los datos del primer estudio epidemiológico que se realizó en 2008 en España, para determinar la incidencia de la patología dual en la Comunidad de Madrid La Asociación Española de Patología Dual (AEPD), con la colaboración de la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid, el Instituto de Adicciones de Madrid, la Oficina Regional de Salud Mental y Obra Social Caja Madrid, han realizado un estudio epidemiológico, el primero que se realiza en España, para determinar la prevalencia y diagnóstico de la patología dual en la comunidad. Para ello se analizaron 837 personas procedentes de los Centros de Atención a las Drogodependencias del Ayuntamiento de Madrid (CAD), Centros de Atención Integral a las Drogodependencias de la Agencia Antidroga (CAID) y Centros de Salud Mental de la Consejería de Sanidad (CSM). Así un 53,17% (25% en la Red de Salud Mental y 63% en la de drogodependencias) presentaba patología dual. Este porcentaje es extraordinariamente relevante si se tiene en cuenta que los centros de la red de salud mental madrileña atienden anualmente 160.000 personas mientras que la red de atención a drogodependientes a 19.000. En estos pacientes, el trastorno mental más frecuente fue el de personalidad (71%), seguido del riesgo de suicidio (41,35%), el episodio (hipo) maniaco (31,46%), el trastorno de angustia (28,99%), el episodio depresivo mayor (28,76%), el trastorno de ansiedad (25,17%) y el trastorno distímico (22,92%). Además, el 76% de los pacientes con patología dual presentaba 2 o más trastornos mentales y el 55,28 % consumía 2 o más sustancias de abuso. La cocaína (62,7%), el alcohol (61,12%) y los derivados del cannabis (23,15%) fueron las sustancias más consumidas por estos pacientes. Estos datos reflejan la necesidad de continuar desarrollando el modelo de Comunidad Terapéutica Integral, que entrecruza y redefine la metodología de Comunidad Terapéutica como una herramienta efectiva no solo en drogadependencias, sino también en el abordaje de las patologías psiquiátricas asociadas. Proyecto U.N.O “Una Nueva Oportunidad”, Bs. As. Argentina Lic. Daniel De Angelis , Lic. Sebastián Rodríguez www.proyectouno.org.ar [email protected] [email protected] Bibliografía De Angelis, Daniel: “De la impotencia y la incertidumbre, hacia la creatividad y la esperanza” Del Campo, Emiliano: “Las psicosis transitorias”. Edgar Morin: “Nuevos paradigmas, Cultura y Subjetividad” Estaude, S. y Couso, O: “Las adicciones: El fracaso del síntoma”. Gutiérrez Segu, O: “Doble diagnostico en adicciones”. Frances, Richard: “Esquizofrenia y adicción”. Dobon, Juan: “Modalidades sintomáticas de las patologías de consumo”. Paredes, Rogelio: “Diagnostico doble: Abuso de sustancias y enfermedad mental”. García Penedo, H: “Grupos didácticos, metodologías y especificidades en la aplicación a las toxicomanías”. Dubuc, Verónica: “Nuevos desafíos para las políticas publicas y el sistema de salud”.