¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO! Exhortación Cuaresmal A todos los sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos y a todos los fieles de la Arquidiócesis de Caracas: Queridos Hermanos: RENOVACIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA Iniciamos el santo tiempo de Cuaresma, que nos prepara a la celebración del Misterio Pascual y el gozoso anuncio de la triunfante resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. En su mensaje cuaresmal el Papa Benedicto XVI nos dice:“con una atención más viva, dirijamos nuestra mirada, en este tiempo de penitencia y de oración, a Cristo crucificado que, muriendo en el Calvario, nos ha revelado plenamente el amor de Dios” (1). La Cuaresma nos propone la contemplación de Cristo, nuestro Divino Salvador. Nos invita a seguirlo, y nos prepara a celebrar los hechos gloriosos de su pasión, muerte y resurrección. Vivir la Cuaresma nos ayuda a identificarnos con El, renovándonos espiritualmente mediante los ejercicios de piedad, actos de mortificación y penitencia, y la práctica de la caridad. Para convertirnos y renovar nuestra vivencia de la fe y, como Santo Tomás Apóstol, proclamar a Jesús Resucitado como nuestro Dios y Salvador: “Señor Mío y Dios Mío” (2). La Cuaresma nos invita a renovar nuestra fe. Una de las ideas-fuerza del Concilio Plenario de Venezuela es la renovación de nuestra Iglesia. En efecto: en el documento sobre La Contribución de la Iglesia a la Gestación de una Nueva Sociedad se nos presenta el desafío de: “Profundizar en el proceso de conversión y renovación espiritual, moral intelectual y organizativa de la Iglesia, en la línea de un mayor compromiso, como parte integral de la evangelización, para transformar la realidad actual del país” (3). Pues bien, la Cuaresma es un tiempo privilegiado para asumir el reto de la renovación espiritual, religiosa y social, personal y comunitaria. En estos días, Dios y la Iglesia nos invitan a tener muy presentes en nuestras mentes y corazones la maravillosa entrega del infinito amor de Jesús, nuestro Divino Salvador, quien derramó su sangre preciosa por nosotros para librarnos de nuestros pecados, para que vivamos una vida santa, apacible y feliz, y alcancemos la salvación eterna. Aprovechemos bien esta Cuaresma y, renovemos con alegría nuestra fe y nuestra vida cristiana. JESÚS, DIOS HECHO HOMBRE El centro y fuente de nuestra fe de nuestra vida cristiana y de nuestra santa Religión católica es Jesucristo, nuestro Divino Salvador. El es el Hijo de Dios que se hizo hombre (4). El se nos revela como el Camino, la Verdad y la Vida, como la Luz del mundo (5). El vino para que todos los que creamos en El tengamos vida y vida abundante (6). Se nos revela como la manifestación personal del Padre, más aún, igual a Dios Padre (7). Jesús es mucho más que un profeta, es mucho más que un superhombre. Como los apóstoles, como San Pedro, como Santo Tomás, estamos llamados a manifestar personal y activamente nuestra fe: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Vivo”: “Señor mío y Dios mío” (8). Por ello, en el Credo nosotros proclamamos a Jesús: “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero”. Mis queridos hermanos: Jesús es Dios hecho hombre, el Redentor, el Nazareno cargado con nuestros pecados y nuestros dolores, que resucitó gloriosamente y reina sobre la humanidad y la historia, el que goza de la misma gloria del Padre en unión con el Espíritu Santo. El vino a revelarnos el camino de la felicidad, de la convivencia y de la paz, el camino de la salvación, que es el camino del amor a Dios y el amor al prójimo. En su diálogo con Pilatos, ante la pregunta de si El era Rey, Jesús contestó: “Mi Reino no es de este mundo” (9). Su mensaje no fue un mensaje socio-político, sino profundamente religioso, para tocar el corazón de los hombres y mujeres de todos los tiempos. No vino a instaurar ni a promover, respaldar o justificar ningún sistema político. El vino para salvarnos, para comunicarnos la vida divina, para que nos convirtamos de nuestro egoísmo y del odio, de la injusticia, de la violencia y del rechazo a Dios. Jesús no fue un líder político. Nuestra fe nos dice que Jesús no puede ser encerrado en categorías meramente humanas, y menos en categorías políticas. Por ello la identificación con cualquier sistema socio-político, como el socialismo o con cualquier otro, carece de base científica, distorsiona la realidad histórica y religiosa del Señor Jesucristo, y es inaceptable para nuestra fe. Ningún sistema político o económico puede presentar a Jesús como su justificación, su modelo, o su líder. El, Dios vivo y eterno, se hizo hombre para hacernos partícipes de la naturaleza divina, para que seamos hijos de Dios y vivamos como tales; para que construyamos la civilización del amor y promovamos el Reino de la Justicia, del Amor y de la Paz (10). ¡Esa es la grandeza de Jesús y de nuestra fe cristiana! NUESTRA IDENTIDAD CRISTIANA Y LA PRÁCTICA RELIGIOSA La cuaresma es un tiempo propicio también para reafirmar nuestra identidad cristiana de hijos de Dios, discípulos y hermanos de Jesucristo, y miembros de nuestra Santa Iglesia Católica. Los invito a apreciar el don de pertenecer a la Iglesia de Dios. Por la fe y el bautismo somos el pueblo de la vida, de la gracia, de la salvación, ¡Sintamos el legítimo orgullo de ser católicos! En estos tiempos de crisis espiritual, de violencia, angustia y de confusión, es necesario que vivamos más intensamente nuestra condición cristiana, que nos acerquemos más a Dios, y cerremos filas en nuestra Iglesia en torno a nuestros sacerdotes, a los Obispos y al Santo Padre. Con la intensificación de la práctica religiosa, de la oración, de los actos de piedad, renovemos nuestra vivencia cristiana y el compromiso de escuchar y cumplir la Palabra de Dios. Dejemos a un lado el pecado y las obras de las tinieblas; la indiferencia religiosa, y la frialdad en la valoración de nuestra fe. De manera particular los invito a cumplir de verdad, en serio, los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. En especial quiero insistir en la práctica religiosa. Muy concretamente los invito a participar cada domingo, con alegría y fidelidad, activa y fervorosamente, en la Misa dominical, fiesta de la Resurrección, banquete espiritual, encuentro fraternal. Aprovechemos, pues esta Cuaresma para apreciar y valorar más nuestra fe, para conocerla mejor, con el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica; para orar más asiduamente, para intensificar nuestra caridad fraterna, especialmente con los más pobres. Les recuerdo la generosidad con la Colecta Compartir, que este año estará dedicada a apoyar el trabajo social y caritativo de las Obras de la Iglesia en Caracas para mujeres y madres en situaciones difíciles. INTENSA ACTIVIDAD PASTORAL En nuestra Arquidiócesis de Caracas esta Cuaresma de 2007 será un tiempo fuerte de actividades pastorales, de evangelización, de manifestaciones religiosas, de actos de piedad, todos en torno a Nuestro Señor Jesucristo, en unión con la Santísima Virgen María. Invito especialmente a todos los agentes de pastoral a multiplicar en las Parroquias, Vicarías, Escuelas, movimientos de apostolado seglar, dentro y fuera de los templos, actividades que proporcionen a los fieles la oportunidad de encontrarse personalmente con Jesucristo, para reavivar su fe, sentir la alegría de ser bautizados, y con la gracia de Dios, convertirse al Señor, y renovarse en lo profundo de su corazón. De manera particular, esta Cuaresma deberá conducir a todos los católicos a apreciar más la participación en la Eucaristía dominical, y la celebración de los Santos Sacramentos, en particular el Bautismo, la Reconciliación o Penitencia, y el Matrimonio; y, por supuesto, a dar testimonio de Jesucristo en la vida diaria, familiar y social, con la practica viva de la caridad y la justicia. Queridos hermanos: Sólo Cristo, nuestro Dios y salvador puede ayudarnos vencer la tentación y el pecado, a superar el egoísmo y la injusticia, a crecer en santidad, y alcanzar la salvación. Para lograr esa meta comprometámonos con Dios, dejemos a un lado el pecado y la mediocridad religiosa y espiritual, y acojamos de corazón su invitación a vivir en unión con Él, único camino hacia la felicidad. ¡Abramos nuestros corazones a Cristo! Aprovechemos este tiempo de gracia y de salvación para acercarnos más a Dios en los santos Sacramentos y en la participación asidua y activa en la Misa dominical. Con María Santísima, nuestra madre celestial, sintamos la alegría de ser hijos de Dios, discípulos de Cristo, y miembros de la Santa Iglesia católica. Que al celebrar en la próxima Semana Santa la Resurrección de Jesús, podamos adorar con alegría a Cristo resucitado, y proclamar como Santo Tomás: “Señor mío y Dios mío”. Amén. Con mi afectuosa bendición episcopal, +JORGE UROSA SAVINO, CARDENAL ARZOBISPO DE CARACAS Caracas, Miércoles de Ceniza, 21 de febrero de 2007 Este mensaje será leído en todas las Iglesias parroquiales, rectorales y filiales de la Arquidiócesis de Caracas, los días 24 y 25 de febrero, primer domingo de Cuaresma. Notas. 1.- Benedicto XVI, Mensaje de Cuaresma 2.- Jo, 20, 28 3.- Concilio Plenario, CIGNS, 125 4.- Jo. 1, 14 5.- Jo, 14, 6; Jo, 8,12 6.- Jo., 10,10 7.- Mt, 11, 27 8.- Mt. 16,16; Jo, 20, 28 9.- Jo,18,36 10.- Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey