Conceptos de Filosofía de la Educación

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CONCEPTOS DE FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN (2ª Prueba)
filosofía
Del griego phylosophía, amor al saber. Es la invención de los griegos jónicos de Asia Menor, hacia el s−vi
a.C., de hacer frente con la reflexión racional a los problemas de la naturaleza. Según Karl Popper, hubo un
cambio de actitud ante las afirmaciones tradicionales sobre los orígenes del mundo y del hombre: de una
actitud tradicional, conservadora, acrítica y mítica, se pasa a una actitud nueva, innovadora, crítica y racional,
de modo que la filosofía "y la ciencia" es la actitud crítica del hombre ante las cosas −la naturaleza, el
universo y él mismo− a lo largo de la historia.
Es un saber del hombre, específico, pedagógico por sus reflexiones educacionales, científico y riguroso, más
allá del arte, de la técnica y de la ciencia; y un saber de independencia y totalidad.
Actualmente no se atribuye a la filosofía un objeto propio de estudio. Ejerce su actividad tras la de las
ciencias, que actúan directamente sobre la naturaleza en sentido amplio: desde el universo hasta el individuo
pasando por la sociedad y la historia.
Constituye una actividad racional de reflexión sobre todos aquellos aspectos que se consideran fundamentales
en distintos ámbitos de la vida humana, que se desarrolla constituyendo sus propias reflexiones teóricas en los
aspectos no tratables científicamente o técnicamente, y sometiendo a crítica presupuestos, nociones
fundamentales, creencias básicas, objetivos y métodos del trabajo científico o de la vida ordinaria.
ciencia
Del latín scientia, saber; se corresponde con el griego episteme: conocimiento cierto por las causas, en
palabras de Aristóteles que Millán Puelles matiza como el conocimiento cierto y etiológico por las causas
más radicales. Su objetivo es la constitución y fundamentación de un cuerpo sistemático del saber. Es un
conocimiento racional de la naturaleza, obtenido mediante un método experimental, del cual forman parte la
observación, la experimentación y las inferencias de los hechos observados; es sistemático porque se organiza
mediante hipótesis, leyes y teorías; y es objetivo y público porque busca ser reconocido por todos como
verdadero o aceptado por consenso universal.
Este concepto de ciencia sólo es aplicable a las ciencias empíricas, como la física, excluyendo a las llamadas
ciencias formales, como la matemática y la lógica. Pero éstas son también ciencias por ser un conocimiento
universal, sistemático y metódico, y proporcionar los instrumentos de cálculo e inferencia, necesarios para el
método y la sistematización de las ciencias empíricas; y mantienen alguna relación con la naturaleza, de la
cual constituyen modelos o formas para pensarla.
La filosofía de la ciencia resalta la provisionalidad del conocimiento científico, e insiste en que la ciencia es
aquella actividad racional que propone teorías provisionales, a modo de conjeturas audaces, a partir de
problemas que surgen a nuestro alrededor, para someterlas a experimento, contrastándolas con los hechos,
para descubrir su posible falsedad. De aquí que lo que caracteriza al desarrollo de la ciencia no sea la
acumulación de conocimientos, sino la indagación persistente y crítica de la verdad.
conocimiento
Epistemológicamente, es la relación que se establece entre un sujeto y un objeto, mediante la cual el sujeto
capta mentalmente (aprehensión) la realidad del objeto. Así entendido, el proceso del conocimiento constituye
el objeto de estudio de la teoría del conocimiento. En la filosofía actual, se prefiere definir el conocimiento
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como «saber proposicional» o un «saber que», analizando el uso de las palabras «conocer» o «saber».
Conocer consiste en saber que un enunciado es verdadero o falso. Para que exista conocimiento, es necesario
que se cumplan tres condiciones: que sea verdad, que lo creamos y que tengamos razones para creerlo. De
forma breve, «conocimiento» es una creencia verdadera justificada. El conocimiento científico se define como
una creencia racional justificada.
«Conocer» indica un contacto consciente con el objeto conocido a través de la experiencia y de la percepción,
en oposición a «saber» que es un conocimiento por conceptos e ideas. Saber es exclusivo y propio del hombre,
mientras que tanto los hombres como los animales conocen. Se conocen cosas, se saben verdades o
proposiciones verdaderas. «Conocer» es un proceso perceptivo directo e inmediato, que se justifica por sí
mismo; «saber» es un proceso indirecto, mediato e inferencial, apoyado en razones.
experiencia
En sentido cotidiano, es todo saber o conocimiento que alcanzamos por realizar con frecuencia determinados
actos o haber tenido determinadas percepciones. Es el saber práctico que Aristóteles concedía a los «hombres
de experiencia», en contraposición a los que poseen un saber teórico.
La experiencia es la aprehensión sensible de lo singular inmediato, todo conocimiento que nos llega a través
de los sentidos. El empirismo le dio este sentido: que sólo por la experiencia llega el conocimiento al hombre.
Entendida así la experiencia, todo cuanto se conoce mediante los sentidos es una percepción realizada en la
conciencia del individuo sobre algo singular y subjetivo; en el empirismo clásico, estos inconvenientes
desembocaron en el fenomenismo o en el escepticismo.
Para la ciencia, la experiencia es observación y experimentación; es decir, método experimental. La
experimentación es el fenómeno provocado por el experimentador, en condiciones ideales de observación,
para confirmar o no una hipótesis o teoría. Sólo la experiencia, provocada o no, puede decidir acerca de la
verdad de los enunciados de las ciencias empíricas.
libertad
Del latín libertas, condición del hombre que es liber, libre, no esclavo. En general, significa capacidad de
actuar según la propia decisión. Según el ámbito donde se ejerza la decisión, puede hablarse de diversas clases
de libertad: sociológica, condición del individuo que no es esclavo, y autonomía del individuo frente a la
sociedad; psicológica, capacidad que posee el individuo de no sentirse obligado a actuar a instancias de la
motivación más fuerte; moral, capacidad del hombre de actuar de acuerdo con la razón, sin dejarse dominar
por los impulsos; de la voluntad, capacidad de autodeterminarse o escoger el motivo por el que uno se decide
a obrar de una u otra manera, o a no obrar −libre albedrío−.
Para el análisis de la noción de libertad se adoptan dos actitudes a lo largo de la historia: contemplar la
libertad como algo interior a la persona humana (haciéndola un problema metafísico: libertad de la voluntad)
o contemplarla como algo exterior a ella (considerándola una cuestión social: libertad del hombre).
El gran argumento tradicional en favor de la libertad es la existencia de la responsabilidad moral: sólo si el
hombre es libre es también moralmente responsable de sus actos.
Otra definición:
La libertad no es un don con el que venimos a la existencia, sino una cualidad que podemos alcanzar gracias a
nuestros esfuerzos, que pueden ser estériles si están orientados en una dirección equivocada. Tenemos una
potencia de libertad en alguna medida actualizada. Del mismo modo que nuestra sabiduría jamás será infinita
tampoco nuestra libertad será absoluta.
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La libertad radical en el hombre hace que nos sepamos dueños de los propios actos. Tal libertad exige un
esfuerzo para conocer y querer cosas concretas. El primer esfuerzo es hacerse cargo de lo que significa ser
hombre y tomar conciencia de que la vida le ha sido dada pero no le ha sido dada hecha, en palabras de
Ortega. El segundo es la lucha concreta por hacer la propia vida, por alcanzar una existencia en la que nos
autoposeamos, siendo capaces de llevar a la práctica nuestros deseos. El ejercicio de ambos se llama libertad
de elección.
Del primer esfuerzo puede surgir la angustia, por el hecho de descubrir la nada de sí mismo, la necesidad de
luchar para construir el propio yo. El segundo esfuerzo, que presupone la conquista del primero, es más
sostenido en el tiempo. Se trata de luchar por superar las limitaciones internas o externas que nos impiden ser
lo que queremos, hacer lo que deseamos y tener aquello a lo que aspiramos.
La tercera condición de posibilidad de explicación sobre la libertad estriba en el descubrimiento de que no
siempre nuestros esfuerzos por actualizar la libertad se coronan con el éxito. El hombre normal sabe que no
puede elegir cualquier cosa, porque se da cuenta de que ha justificar sus acciones ante su propia conciencia, ha
de saber por qué eran justas y por qué cabía llevarlas a la práctica.
creencia
Actitud o estado psicológico por el que nos adherimos a la verdad de un enunciado. No hay una relación
directa entre nuestra creencia y la verdad de un enunciado; la creencia es una actitud subjetiva que puede
basarse en razones, mientras que la verdad es una propiedad del enunciado, que puede demostrarse.
Podemos creer sin saber, pero no podemos saber sin creer, así que, cuando sabemos, también creemos. La
creencia es un elemento subjetivo del conocer, y podemos creer sin razones o sin estar justificados a ello,
mientras que saber implica creer y tener razones para hacerlo.
La creencia racional es una forma de saber que cumple con todas las condiciones necesarias para poder decir
que se sabe algo, excepto con la condición de verdad. Quien cree racionalmente algo, «cree que p» y «tiene
razones para creer que p», pero, a diferencia de quien sabe, no consta que «sea verdad que p». La creencia
racional se basa en «estar justificados en creer» algo. Una forma de justificar una creencia racional es
sostenerla mediante una buena argumentación. Un modelo de creencia racional justificada lo constituye el
conocimiento científico.
determinismo
El concepto aparece con la ciencia moderna de los siglos xvii y xviii. Sostiene que nada sucede al azar, que
todo obedece a causas necesarias; conociendo las causas de un suceso es posible prever la existencia y las
características del efecto. El determinismo universal afirma que todo fenómeno universal ocurre según leyes
causales. Según M. Bunge, un determinismo lato implica sustituir el principio de causalidad universal (todo
obedece a causas) por el de legalidad universal (todo obedece a leyes, causales o no).
El determinismo filosófico sostiene que las acciones humanas están causalmente determinadas y son
previsibles y predecibles, aparente negación del libre albedrío; y decir que el hombre es libre para decidir si
actúa o no parece negar el determinismo. Es posible formular ambas cosas sin contradicción: la voluntad
humana es libre y el determinismo físico es verdadero.
El determinismo teológico dice que la omnisciencia de Dios implica que todos los sucesos se hallen también
determinados. El indeterminismo se opone al determinismo. El fatalismo afirma que los sucesos en que
interviene el hombre están determinados.
El materialismo histórico es una forma específica de determinismo histórico, al entender la historia, no como
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fruto de las voluntades individuales de los hombres, sino como resultado de sus leyes generales, determinadas
por la estructura económica de la sociedad y de la lucha de clases.
ADOCTRINAMIENTO
El adoctrinamiento y el aprendizaje son mediadores entre el proceso de enseñar y el proceso de instruirse.
Ambos encierran connotaciones peyorativas. La manipulación es clara en el adoctrinamiento, quedando
encubierta en el aprendizaje, entendido dentro de las corrientes conductistas y neoconductistas. En el plano
fáctico, aprendizaje y adoctrinamiento se confunden. Este último cobra toda su fuerza significativa cuando la
información aprendida se refiere a saberes no científicos.
Hoy se entiende por adoctrinamiento una forma de enseñanza que conduce a creer inconmoviblemente lo que
el adoctrinador propone; se considera una de las formas incorrectas de influir sobre los demás. Comparte
ciertas notas de similitud con la instrucción educativa: son acciones a largo plazo; se basan en relaciones de
poder y autoridad; la autoridad es delegada en nombre de la sociedad, la religión, el pueblo, etc.
Tres criterios básicos delimitan el adoctrinamiento: la intención, el método y el contenido. El criterio
intencional es el fundamental: es una actividad que sólo podemos distinguirla de otra por la intención del
agente. Adoctrinar a alguien es tratar de que crea en la verdad de cuanto se le enseñe sin la menor duda que
pueda cuestionar su creencia.
Para otros el adoctrinamiento es el método para cumplir con su fin, ya sea este método la ideología
(insertando unas creencias en otras), el lavado de cerebro u otros métodos más sutiles (emotivos, afectivos)
empleados para adoctrinar a los niños. Hay diferentes formas de adoctrinamiento en función del método: la
enseñanza a partir de prejuicios, sectaria, dogmática, deformante de los hechos y parcial en cuanto selectiva
de temas y valores que sirvan a la escala axiológica establecida en la adoctrinación.
El adoctrinamiento queda caracterizado por el contenido de lo que el alumno llega a creer. En este sentido las
creencias religiosas, políticas y morales son paradigmas claros de las opiniones que pueden servir de base al
adoctrinamiento. Para autores como Woods, adoctrinar es sobre todo inculcar una doctrina.
El sentido crítico es lo que se opone a la manipulación y el adoctrinamiento, porque frente a la libertad de la
persona crítica, el adoctrinado se ve impulsado irracionalmente por otros hacia una creencia, actitud o estado
mental lejos de la propia motivación.
justicia
Del latín iustitia, conformidad con el derecho. Sus significados van desde el ámbito religioso («justificación»
por la fe), al social (legal, distributiva, social), al privado (virtud), al público e institucional (poder judicial);
modernamente se refiere al ordenamiento social justo: una teoría de la justicia viene a ser una teoría de la
sociedad justa.
En general, se asocia a la actitud del hombre de vida moral recta, al hombre «bueno»; en este sentido, Platón
relaciona justicia y Bien. Para Aristóteles, la justicia es virtud total "observancia de la ley (justicia legal,
orientada al bien común de la sociedad" y virtud parcial, dividida en distributiva (regula la distribución de
cargas y premios en la sociedad) y correctiva (regula las relaciones personales). Para Ulpiano, la justicia
supone «vivir de forma honrosa y acreditada, no perjudicar a los demás y dar a cada uno lo suyo». Tomás de
Aquino fundamenta la justicia legal (social) en la ley eterna.
Las teorías sobre el derecho natural mantienen los dos aspectos básicos de la justicia, como virtud social y
como virtud personal; pero la justicia legal no se basa en la ley eterna, sino en la razón humana, o en un orden
natural que la razón humana acepta y entiende.
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En las modernas teorías sociales de la justicia significa «equidad» en la distribución de cargas y beneficios
sociales. Se distingue entre una justicia formal, que supone la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley en
la aplicación de los procedimientos judiciales, y una justicia material, que se refiere a los criterios reales con
que ha de procederse a la distribución de los bienes sociales: necesidad, mérito, esfuerzo o colaboración, y
cómo se logra hacerlo.
En la actualidad son importantes la teoría de la justicia distributiva de N. Nozick (rechaza atenerse a criterios
de distribución: justo es lo que se obtiene mediante una conducta legítima, y hace de la libertad de elección
uno de los fundamentos de la justicia) y la de J. Rawls , que relaciona la idea de justicia con la de contrato
social como fundamento de la sociedad, «justo» sería lo que los ciudadanos deciden mantener como principios
fundamentales de la sociedad a que libremente acceden: el primero se refiere a la igualdad básica de todos, y
el segundo a las diferencias que deben admitirse para bien de todos.
NEUTRALISMO y NEUTRALISMO EDUCATIVO
[En el ámbito científico el neutralismo es una corriente de pensamiento que defiende la neutralidad del
contenido de la ciencia y la actitud mental del científico en sus investigaciones y en sus actuaciones en cuanto
científico. Afecta a cualquier campo del conocimiento, incluido el educativo, aunque en este ámbito denota
una especial significación, no sólo porque quiera resolverse científicamente sino también por el carácter que la
misma tiene de ser tradicionalmente el primer vehículo de transmisión cultural en la sociedad, lo que
necesariamente implica la transmisión de valores.]
[Cuando se habla de neutralidad a nivel de educación se está postulando la neutralidad de los contenidos a
transmitir. Los conocimientos teóricos, tecnológicos y práxicos de las áreas de estudio son los que plantean el
problema de la neutralidad en la tarea educativa. Desde esta vertiente, el proceso educativo de
enseñanza−aprendizaje ha de transmitir contenidos científicos, libres de valores (neutralidad axiológica), de
normas técnicas (neutralidad técnica) y de normas morales (neutralidad moral).
Las neutralidades axiológica, técnica y moral son una utopía a nivel de tarea. La ciencia y la técnica crean
valores y establecen orientaciones de acción, y no tiene sentido postular después que no deben transmitirse. Y
falsea la realidad presentar todos los juicios morales con un talante neutral, pues no todos tienen el mismo
fundamento.
El neutralismo educativo es utópico, irreal, confunde intención con manipulación, y esto conlleva que, en su
intento de evitar la manipulación y el adoctrinamiento, suspende la intervención en este campo y permite que
verdad y falsedad estén en el mismo plano; cae en la manipulación, pues su abstención en presentar las
distintas doctrinas oculta la realidad; y cae en la utopía de la no intervención educativa, con perjuicio de los
alumnos: no se es libre sin conocimiento de la realidad.]
persona (rasgos definitorios)
Según Mounier, una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de
independencia de su ser; mantiene esta subsistencia mediante su adhesión a una jerarquía de valores
libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión;
unifica así toda actividad en la libertad y desarrolla, a impulsos de actos creadores, la singularidad de su
vocación. Los rasgos definitorios de la persona, y su dignidad, quedan especificados en: espiritualidad,
independencia, comunicación, libertad, adhesión a una jerarquía de valores, compromiso responsable y
conversión. A la persona humana se la considera dotada, en una sociedad libre y democrática, de los
principios de autonomía, inviolabilidad y dignidad .
voluntad
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Del latín voluntas, querer. Actividad superior del psiquismo humano, orientada a la acción, entendida como
capacidad de determinarse uno mismo, o sea, la libertad, teniendo en cuenta los fines que se representa la
razón. Aristóteles relaciona la ética con el acto voluntario, o la virtud con la voluntad, desligándose del
intelectualismo moral de Sócrates y Platón.
El concepto del término, como facultad humana libre, se debe a la escolástica, donde la voluntad es el apetito
racional, el deseo sometido a la racionalidad o al entendimiento y la capacidad de llevar a cabo decisiones
libres, así como también el acto mismo de esta capacidad. La relación entre la voluntad y el entendimiento no
se explica de forma unánime entre los filósofos escolásticos. Para unos la libertad es la característica formal
de la voluntad, mientras que para otros es «un dictamen de la razón».
Descartes, que la identifica con el libre albedrío, la relaciona con la posibilidad del error y la hace tanto más
libre cuanto más sometida al entendimiento. Spinoza la identifica con el entendimiento; las voliciones son
maneras de pensar y no puede hablarse de una voluntad libre, sino sometida a causas como lo están todas las
cosas de la naturaleza. Kant identifica la voluntad con la razón práctica, cuyo objetivo es el desarrollo de una
«voluntad buena», aquélla que actúa sólo por deber, dirigida por el imperativo categórico.
En la actualidad el concepto de voluntad se critica tanto desde la filosofía analítica como desde algunas
corrientes de psicología, como el conductismo. Hablar de actos voluntarios y libres es, para Gilbert Ryle, una
muestra de error categorial, una confusión debida al «mito de Descartes», al dualismo. No hay más voluntad
que las voliciones y éstas no son sino otra manera de hablar de la conducta humana observable. Skinner,
conductista riguroso, explica la voluntad, la voluntariedad y la libertad como fenómenos de conducta
observable, como procesos sometidos a condicionamiento operante.
sujeto
Del latín subiectum, traducción del hypokéimenon griego de Aristóteles, en el sentido de «lo que está puesto
debajo», y se refiere al sustrato, que permanece en el cambio, o a la sustancia, que propiamente es sujeto en
los enunciados. De este término cabe distinguir dos líneas conceptuales: una acepción lógico−gramatical, en
la que el sujeto es aquello de lo que se habla o predican atributos, el tema o argumento del discurso. Es
posible distinguir un sujeto lógico (aquello de lo que se predican propiedades) y un sujeto ontológico
(substrato real poseedor de todos los atributos del ser). Para Kant, el verdadero sujeto es lo que permanece en
los seres humanos una vez despojados de sus accidentes.
La segunda acepción concibe el sujeto como conciencia humana en oposición al objeto, e incluso a sí misma
en cuanto objeto de autoconocimiento. La teoría del conocimiento racionalista de Descartes hace del sujeto, el
«yo pienso», el punto de partida de todo conocimiento, distinguiendo así entre «sujeto que conoce» y «objeto
conocido». Esta distinción se atenúa en Kant porque «el sujeto que piensa» sólo se conoce a sí mismo como
objeto empírico, y por lo mismo como fenómeno, y no como sujeto o yo último, como cosa en sí, por lo que
queda desconocido: es el llamado yo trascendental.
En la primera acepción el sujeto es un concepto más amplio que el de persona por cuanto se dice de cualquier
ser; en la segunda, en cuanto conciencia humana, se refiere exclusivamente a una dimensión de la persona. No
cabe identificar sin más sujeto y persona. Recordemos que en psicología, sujeto es cualquier individuo,
humano o no, que es objeto de observación o experimentación.
derechos humanos
Son los derechos que competen al hombre por el mero hecho de ser hombre, y que dimanan directamente de
su propia naturaleza. Según el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es un
conjunto de «derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana». Esta Declaración
universal (que se compone de 30 artículos), aprobada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea general de
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las Naciones Unidas, es el producto final de una idea común sobre la igualdad jurídica fundamental entre
todos los hombres, que tiene sus inmediatos antecedentes en las declaraciones del Virginia Bill of Rights, de
1776, en EE. UU., tras la guerra de la independencia, y la Déclaration des droits de l´homme et du citoyen, en
1789, por la Asamblea Nacional Francesa, y un conjunto de ideas sobre los derechos humanos
inmediatamente procedentes de la Ilustración, pero que arrancan del deseo de seguridad ante el Estado
expresado en las primeras teorías políticas del empirismo inglés. Con la aparición de las democracias
modernas se consiguen, primero, los derechos políticos, luego los económicos y sociales, y finalmente
aquellos que reafirman el derecho del individuo, de los grupos de individuos, o de los pueblos, a afirmar las
propias diferencias de sexo, etnia, especificidad cultural, etc.
Sobre estos derechos se formula la pregunta de si son derechos meramente «morales» o derechos propiamente
«jurídicos». Se trata de derechos declarados, pero carecen de la imposición jurídica positiva, que los
convertiría en derechos en sentido estricto: son propiamente exigencias. Su vaguedad como derechos queda
contrarrestada por la universalidad de su extensión y de su fundamento: son propios de todo hombre por el
mero hecho de ser individuo humano.
OBJETIVOS
El objetivo es aquello que se pretende cuando obramos, es el fin de la acción, el para qué. En la literatura
pedagógica a veces se distingue entre objetivos educativos y objetivos pedagógicos o instructivos. En otras
ocasiones se habla de objetivos didácticos, y también del discente o del docente.
Suelen establecerse jerarquías de objetivos. El primer nivel son los objetivos últimos o grandes objetivos,
consignados en los documentos internacionales, en las constituciones, en las leyes de educación, en la política
educativa de los partidos políticos o en las obras de teoría o filosofía de la educación. Con frecuencia los
grandes objetivos fueron designados como finalidades o ideales de la educación. Estos objetivos condicionan
el proceso educativo, son la meta a alcanzar y la que nos permite evaluar los estadios conquistados. Cada nivel
educativo tiene sus propios objetivos.
El objetivo tiene plena vigencia en el sistema educativo en la programación escolar, tarea obligada al
determinar el plan de acción anual, que se especifica luego en períodos: trimestral, quincenal, diaria. Todo
programa establece los objetivos que se pretende alcanzar y que determinarán los contenidos, metodologías y
evaluación. En esta formulación se contemplan objetivos generales, como el pleno desarrollo de la
personalidad, participación en la cultura, etc., difíciles de concretar en las tareas escolares. Por eso han
aparecido los llamados objetivos operativos, de inspiración conductista., en los que se precisan conductas
observables que el alumno habrá adquirido al final de un período de aprendizaje concreto, patentizado en
habilidades cognitivas, psicomotrices o actitudinales. Los criterios nos permiten medir si se alcanzaron los
objetivos y en qué grado.
IDEAL
Es un término del siglo xviii, cuando se habló del ideal de hombre que ha de forjar la educación: el
gentleman inglés o el honnête homme francés. Los ideales desempeñan funciones sociales de carácter
normativo: proporcionan criterios para la organización de la sociedad, concentran y canalizan las
energías humanas hacia determinados fines, orientan el comportamiento de los seres humanos "tanto
en el plano individual como en el social" y en el ámbito de la comunidad social, de los Estados o de la
humanidad entera con frecuencia los ideales adquieren el valor de proyectos históricos. En la
determinación del ideal figuran los valores que selecciona y prioriza una sociedad determinada.
El ideal tiene el carácter de algo que escapa a la experiencia, que orienta la acción y nunca se logra del
todo. Los ideales se suelen ejemplificar en determinadas personalidades que se convierten en modelos y
arquetipos. Así el héroe, el sabio, el santo, el político o el artista.
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Se suelen considerar como utopías teorías religiosas, políticas, económicas, sociales o científicas más o
menos ideales. Pero, desde el punto de vista social, debe entenderse por utópico sólo el pensamiento
progresista, el comprometido con las circunstancias sociales, económicas y políticas, pretendiendo
modificarlas a favor de una mejor organización o de una mayor justicia social.
Los nuevos ideales suelen surgir a partir de las concepciones de un individuo o de los sentimientos
comunes de determinado grupo; pero sólo cobran su auténtica efectividad cuando se convierten en
aspiraciones colectivas, compartidas por una parte importante de la comunidad; las utopías adquieren
su verdadera fuerza cuando alcanzan una amplia vigencia social.
axiología
Del griego axios, merecedor, digno, valioso, y logos, fundamentación, concepto. Ciencia o teoría de los
valores, especialmente de los morales, de relativa novedad en la historia del pensamiento, puesto que el
término y el concepto fueron desarrollados a comienzos del s. xx por los neokantianos de la escuela de Baden
−en contraposición con la ética formal de Kant−, Windelband, que se refiere a valores morales y religiosos, y
Rickert, que trata más bien del valor de verdad, aunque también se afirma que fueron introducidos con
anterioridad por el filósofo idealista alemán Lotze.
Husserl asume la axiología dentro de su fenomenología, y siguen este nuevo enfoque Scheler y Hartmann,
entre otros. Diversas teorías de los valores, más recientes, amplían el concepto de valor a otros campos:
estéticos, políticos, económicos, etc.
FINALIDADES
Víctor García Hoz, en su Educación personalizada, asegura que la finalidad es algo suficientemente complejo
como para no asombrarnos de que se utilicen diferentes términos referidos a ella.
Es frecuente establecer jerarquías de objetivos. En un primer nivel se sitúan los grandes objetivos, que son los
objetivos últimos y remotos, otras veces designados como finalidades de la educación. Este significado se lee
en El planteamiento de la educación (unesco): durante mucho tiempo las finalidades de la educación han sido
de orden moral...
El fin intrínseco de la educación coincide con la propia definición de ésta: es el perfeccionamiento
intencionado del hombre en cuanto tal. Cualesquiera otras finalidades que puedan proponerse sólo serán
lícitas en cuanto sirvan a esta finalidad intrínseca.
De la finalidad primera brotan una multiplicidad de finalidades subsiguientes, según la perspectiva desde la
que se contemple la educación: finalidades desde nivel internacional hasta de aula (según la población
afectada), finalidades del sistema educativo global o de cada uno de sus niveles, finalidades según los valores,
desde la comunicación, bajo la dimensión personal orientada al desarrollo de las capacidades del hombre,
desde la vertiente social, etc.
Otra cuestión es la de quién determina las finalidades de la educación. Adquieren peso creciente los
organismos internacionales de educación, además de los textos legales (leyes, decretos, constituciones) y los
grandes tratadistas de la educación. En la determinación de las finalidades de la educación deben intervenir
todos aquellos a quienes afecta el sistema educativo: políticos, administración escolar, profesores, padres,
alumnos, etc. La tarea permanente es la de la reformulación y adaptación de las finalidades de la educación
para que respondan a las complejas y cambiantes necesidades del individuo y de la sociedad.
ASPIRACIONES
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Es uno de los ocho indicadores de valores nombrados por Raths. Son las metas o propósitos de carácter global
que el sujeto espera alcanzar, y cuya realización, en principio, parece remota. Suele referirse a niveles de
estudio o profesionales, pero se proyecta también en todas las dimensiones de la vida.
Los niveles de aspiración crecen a medida de los logros y éxitos alcanzados. Son un tema capital en la
orientación escolar, vocacional o personal del sujeto. Hay una estrecha correlación entre la clase o ambiente
social y los niveles de aspiraciones, pero así mismo responde a las capacidades del sujeto. Cuando los niveles
de realización son altos, los de aspiraciones se elevan. En cualquier caso, es un punto clave la determinación
de la valiosidad de la situación a que se aspira y su conjugación con el sujeto y el contexto. Como en todo
valor, hay que mantener vivo el sentido relacional y analizar conjuntamente el rango del objeto y las
disposiciones del sujeto para suscitar y orientar sus aspiraciones.
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Filosofía de la Educación − 2º curso CC. EE.
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