Lección N°3 “LA ORACIÓN”

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Lección N°3
“LA ORACIÓN”
Objetivos:
Que el creyente pueda hacer oraciones a Dios usando las diferentes formas aprendidas.
Enseñanzas Claves (debemos enseñarles a):
a. Orar para poder tener una comunión con Dios. Tener un diálogo. Él nos habla, por medio de su palabra, por
predicaciones, por revelación a nuestras vidas.
b. Dios nos habla de orar en todo momento.
c. Aprender a tener un devocional diario.
d. Diferentes maneras en que podemos orar.
Actividades:
a. Leer el versículo: (1Tesalonisenses 5.17).
b. Repasar los libros de la Biblia que están antes y después de Tesalonisenses.
c. Conversar sobre el versículo leído y aplicarlo a la vida de cada persona.
d. Animarlo a que se aprenda de memoria el versículo.
e. Ayudarlo enseñándole cómo hacer oraciones de confesión a Dios. Leer Mateo 26.69-75 en el cual se lee un ejemplo
de pecado cometido por Pedro. Basado en esto, enseñarle cómo orar confesando.
f. Leer 1Juan 1.9, decir por qué es necesario confesar nuestros pecados. ¿Porqué es necesario confesar los pecados tan
pronto como reconocemos que los hemos cometido? Conversar sobre Salmos 32.1-5.
g. Leer Efesios 3.16-19, analizarlo y hacer juntos oraciones de petición. Que cada uno elabore una lista de peticiones.
h. Leer Efesios 1.3-7. ¿Porqué hacer oración de alabanza a Dios?
“La oración”
Nueve pasos hacia la oración eficaz:
1. La Biblia nos habla de la importancia de orar sin cesar (1 Tes 5:17), lo cual significa un espíritu de oración, aprovechando
cualquier momento oportuno para conversar con el Señor.
2. La oración es un diálogo con Dios: Es hablar con Él, con confianza y libertad.
 La oración es la llave que abre la puerta a un mundo completamente nuevo y llega a constituirse el fundamento de
todas nuestras actividades. La única manera en que podemos aprender a orar, es precisamente orando.
 Para ello, es necesario tener un tiempo de quietud, a solas con Dios en adoración e intercesión.
Es básico tomar en cuenta los siguientes nueve puntos:
1.
DISPONER DE TIEMPO PARA ORAR:
Esto resulta imprescindible. No tratemos de incluir a Dios dentro de nuestro programa, sino ajustemos nuestro programa a
sus requerimientos.
La disciplina espiritual constituye la clave de la vida cristiana, por lo que deberíamos establecer cierta regularidad en la hora
fijada para tal ejercicio. Debemos separar un tiempo para Dios.
2.
ENCONTRAR UN LUGAR TRANQUILO:
Buscar un lugar tranquilo dentro de tu casa. Allí podrás orar. Encontrarás un lugar tranquilo si de verdad lo buscas.
Es bueno arrodillarse y orar en voz alta.
Conviene anotar en una libreta los motivos de oración. Esto permite que las oraciones sean más específicas y ayuda también
a ser agradecido por las respuestas recibidas. Al lado de cada oración contestada puedes escribir: “Respondida!” con su
fecha.
3.
PEDIR LA PROTECCIÓN DE DIOS:
Es importante elevar una oración pidiendo cobertura para que los problemas de la vida cotidiana no nos agobien mientras
oramos.
Si el diablo no logra que postergues tu tiempo de oración para mañana, pondrá en marcha su “Plan B”, que consiste en
distraerte durante la oración. Por eso conviene dedicar un momento para pedir a Dios que nos rodee con el círculo de su
divina protección, para poder excluir todos los quehaceres del día y entregarnos de lleno a la oración.
4.
CONFESAR:
La confesión debe formar parte de la oración cotidiana. Al confesar, nombra cada pecado específicamente, para que la luz
escudriñadora de Dios penetre en cada rincón, descubriendo aquello que pudiera estar impidiéndote ser todo lo que el
Creador tiene en su propósito que seas. ¡No hay nada tan destructivo, como el pecado! La confesión restaura la comunión
con Dios.
5.
ADORAR Y MEDITAR:
Cuando te arrodilles para orar, dedica algunos momentos a adorar y meditar en la presencia de Dios. El Espíritu Santo te
hará oír su voz apacible y te dará la certeza de estar en su presencia, lo sientas o no.
Cuando adoramos al Señor con alabanzas y acciones de gracias, descubrimos que el gozo del Señor inunda nuestra vida,
nos da su poder y nos brinda el calor de su amor.
6.
ESCUCHAR INTERIORMENTE:
Muchos de nosotros utilizamos discursos dirigidos a Dios en lugar de oraciones, lo que transforma la conversación en
monólogo. Por cada persona que exclama: “Habla, Señor que tu siervo oye”, hay diez que dicen: “Oye, Señor, que tu siervo
habla”.
Al escuchar interiormente, Dios traerá a nuestra memoria a alguien que necesita de nuestra oración (lo que se llama “oración
intercesora”), nos guiará con respecto a lo que debemos orar y cómo hacerlo, y nos revelará el pecado no confesado.
7.
ORAR CON FE:
Fe significa creer antes de recibir. Nuestras oraciones pueden ser respondidas de tres maneras distintas: “Sí”, “Espera”, y
“No”.
Podemos comprender un categórico “Sí” y aún admitir un categórico “No”, pero el “Espera” es muchas veces difícil de
aceptar. Durante el período en que Dios nos mantiene en espera, somos tentados a pensar que no estamos orando en su
voluntad. Pero si Dios ha indicado por quién orar, y cómo, no debemos permitir que la respuesta “Espera” haga tambalear
nuestra fe.
Cuando la respuesta es “no”, tenemos que saber que el “no” de Dios siempre proviene de su amor. El sabe lo que es mejor
para nosotros.
La fe nos lleva a una vida de “aventura” en Dios, que nos introduce a una nueva dimensión.
8.
VISUALIZAR LA ORACIÓN COMO YA CONTESTADA:
¡Es extraordinario el poder que esto agrega a las oraciones! Jesús dijo: “Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y
os vendrá” (Marcos 11:24). ¡Lo dijo Jesús, no yo!
Tres son las cosas que el Señor señala: Orar, pedir y creer que recibiremos la contestación.
Antes de orar por alguien o algo, pide: “Señor, enséñame cómo orar en esta circunstancia”.
No utilices la tan usada frase “Si es tu voluntad” ya que solo debilita la fe. En cambio, usa la expresión “de acuerdo con tu
voluntad” que es positiva de Dios en su verdad.
La oración de fe produce milagros. Cuando eleves una petición, en lugar de pasar inmediatamente a otra, detente un instante
para ver por fe el resultado. Luego agradece que Él esté obrando ahora mismo para que eso sea una realidad.
9.
DAR GRACIAS:
Es importante darle gracias por cada cosa que ha hecho, hace y hará por nosotros.
Es necesario hacerlo por cosas definidas, descartar frases como: “Señor, te doy gracias por todas las cosas” ¡Hay muchas
cosas por las cuales agradecer y alabar a Dios! El expresar nuestra gratitud en palabras tiene el efecto de crear un corazón
positivo y un espíritu lleno de gozosa anticipación y expectativa ante lo que Dios hará ese día.
Lección N°3 – “La oración” – Preguntas y respuestas:
1.
2.
3.
¿Qué es la oración?
Es un diálogo con Dios. Hablar con Él con confianza y
libertad.
¿Qué quiere decir orar sin cesar?
Mantener un espíritu de oración, aprovechando
cualquier momento oportuno para conversar con el
Señor.
¿Cuáles son los nueve pasos hacia la oración
eficaz?
a. Disponer de tiempo para orar
b. Encontrar un lugar tranquilo
c. Pedir la protección de Dios
d. Confesar
e. Adorar y meditar
f. Escuchar interiormente
g. Orar con fe
h.
i.
Ver con fe la oración como ya contestada
Dar gracias
4.
¿En qué consiste la oración de alabanza y
gratitud?
Consiste en darle gracias a Dios por cada cosa que
ha hecho, hace y hará por nosotros.
5.
¿En qué consiste la oración de intercesión?
Es compartir con Cristo la carga por una persona,
circunstancia o necesidad. Es ponernos en la brecha
por otros.
6.
¿Qué sucede cuando tomamos tiempo para
escuchar la voz de Dios?
Dios nos habla y nos guía con respecto a lo que
debemos orar y cómo hacerlo, y nos revela el pecado
no confesado.
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