JOSÉ DANIEL ESPEJO

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Otro deshielo es posible. (La Opinión, 03/03/07)
JOSÉ DANIEL ESPEJO
En la muy interesante serie de artículos El capitalismo contra el planeta, aparecidos en El País
a lo largo del mes de febrero, José Vidal Beneyto ha recogido una taxonomía de los
capitalismos que distingue entre el renano y el anglosajón. El originario de Renania (que es,
por extensión, el europeo) es el que conformaban las grandes empresas familiares alemanas
de siempre, mastodontes en torno a los que giraba la vida de pueblos enteros, empleados en
grandes complejos fabriles y comerciales. Instituciones con cierto sentido de la responsabilidad
social, dentro de las cuales los poderosos sindicatos teutones ejercían un papel de mediación,
en lugar de optar por la confrontación, y de cuya eficaz interrelación, incluso en tiempos de
crisis (comparemos la agitación social en el Reino Unido y en la República Federal de
Alemania en los años 80) derivan en buena parte las conquistas laborales y sociales de aquel
país. Por otro lado, el capitalismo anglosajón es el basado en la economía bursátil, la
financiero-especulativa, es decir, el que no se siente responsable ante nadie más que la
correspondiente junta de accionistas (y ésta a su vez ante la maximización de beneficios a
corto plazo) y para el que el número de empleados de una empresa es un atributo prescindible.
No sólo prescindible, sino indeseable, pues es este modelo el que ha puesto en boga la
externalización y subcontratación de las actividades de producción, o lo que es lo mismo, la
deslocalización. Las Parcas se llaman Optimización De Costes, Productividad y Competitividad.
La prueba del nueve está en la reacción en bolsa que producen los ajustes laborales
(eufemismo con el que designan un despido masivo, o el cierre de una fábrica). Evidentemente,
tal reacción suele consistir en un repunte.
Ni falta le hacía a Vidal-Beneyto mencionar que, de ambos modelos, el que se ha adueñado de
la economía planetaria (incluyendo evidentemente las empresas de Renania) es el segundo, y
que lacras de nuestros días como el calentamiento global, las hambrunas africanas, la
escalada armamentística y el cuestionamiento de todos los avances sociales conseguidos en
occidente a lo largo del siglo pasado le son directamente achacables. Si, como decía Jorge
Riechmann, la sola equiparación que opera esta forma de capitalismo neoliberal entre un ser
humano y un proveedor empresarial ya es motivo suficiente para luchar políticamente contra el
mismo, debemos concluir que los movimientos altermundistas no lo tienen demasiado difícil
para encontrar lemas, visto lo visto.
Sin embargo, y aun estando básicamente de acuerdo con Vidal-Beneyto (excepto tal vez en
esa visión edulcorada del mundo empresarial de la RFA, aunque entiendo que ahora se le
pueda echar de menos), hay una categoría que me parece que falta, una forma de capitalismo
que podríamos añadir al anglosajón y al renano: el capitalismo murciano. No sólo mis lecturas,
sino mis experiencias, surrealistas o expresionistas, con él en el desempeño de no menos de
una docena de trabajos, y los testimonios que he ido recogiendo (uno de mis hobbies consiste
en hacer que la gente me hable de su trabajo) me capacitan para ejercer de entomólogo y
proclamar una especie nueva.
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Otro deshielo es posible. (La Opinión, 03/03/07)
El capitalismo de cuño murciano es de carácter familiar, al ser ésta una economía de pyme,
pero ahí acaba toda semejanza con las empresas del Rhin. Si bien el pequeño tamaño de una
empresa facilita en general la comunicación entre estratos, en nuestra Región la atomización
empresarial dificulta la acción sindical e incide en la alta tasa de horas extras no remuneradas.
El culto a la personalidad del jefe es una tara común, y se suele valorar más que ninguna otra
cosa las buenas relaciones con él (no digo él o ella porque en la inmensa mayoría de los casos
el gerente es un hombre). El liberalismo rampante hace desconfiar de todo lo que huela a
normativa o regulación y buscar subterfugios para bordearlas, como indica la fortaleza de la
economía sumergida en nuestra Región. El nivel de implicación con el proyecto social de la
comunidad a la que pertenece el empresario podemos deducirlo de la cantidad de denuncias,
normalmente de los sectores más desfavorecidos, como jóvenes o inmigrantes, interpuestas
contra empresarios por reclamar al trabajador el pago de las cuotas de la Seguridad Social
como condición para la contratación. O de la tasa récord (por lo negativa) de bajas por
enfermedad en que han incurrido los inmigrantes. O de otra tasa récord (también por lo
negativa): la bajísima flexibilidad laboral. O de otra tasa récord (esta vez por la parte de arriba):
la extrema temporalidad. Por no mencionar los casos, aislados pero significativos, de abusos
contra trabajadores elevados a crímenes de lesa humanidad, como el intercambio de favores
sexuales por jornadas de trabajo agrícola ocurrido en el campo de Cartagena el pasado año
(sí, el campo de Cartagena, y sí, el pasado año).
El deshielo de las plataformas Larsen A y B de la Antártida, causada por el calentamiento
global, ha destapado especies animales que llevaban entre 5.000 y 12.000 años aisladas del
mundo. Ojalá alguna forma benigna de deshielo dejase al descubierto las prácticas
empresariales de esta esquina oculta de Europa, y las obligase a evolucionar.
José Daniel Espejo. Miembro de Foro Ciudadano de la Región de Murcia.
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