JAVIER ORTEGA CAÑAVATE 

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La ciudadanía perseguida. (La Opinión, 12/09/08)
JAVIER ORTEGA CAÑAVATE Soy profesor de Filosofía, investigador, escritor y ciudadano, y como ya insinué en artículos
anteriores, tengo cierta tendencia (quizás genética, por lo que no se me puede culpar) a
ocuparme de cuestiones ¿colaterales? como la igualdad, autonomía, libertad, Derechos
Humanos, homosexualidad, violencia doméstica, racismo, machismo, homofobia, familia,…
Vamos, muchos de aquellos asuntos que se aglutinan entorno a la asignatura de Ciudadanía.
Vaya de entrada y de inicio mi rechazo a dicha asignatura, pero obviamente no por una
cuestión de contenido sino de forma.
Me explico.
Considero que, con respecto al sistema educativo, este país es
"patéticovergonzosolamentable", y valga como fundamento racional de mi juicio, la sucesión de
Leyes educativas que vienen y van al albur de intereses económicos y políticos, en las que la
opinión de los expertos (los profesores que impartimos clases todos los días: 16 años en mi
caso, y no los padres, ni los obispos, ni los especialistas en pedagogía de sillón
marchesiano,…), nunca es tenida en cuenta, y si alguien dice lo contrario, ¡miente como un
bellaco!
Pues bien, con respecto a mi rechazo la cuestión es muy sencilla: hay que ser muy ignorante o
muy malintencionado, o estar muy mal asesorado, o todo a la vez, para consentir que haya
asignaturas de una hora. Cualquier profesor sabe que ese tipo de materias están sentenciadas
de antemano, ya que resulta imposible impartirlas, evaluarlas, calificarlas o darles,
simplemente, una pátina de seriedad.
Además, con este esta ficción de la ciudadanía se ha destrozado la asignatura de Ética de 4º
de la ESO, que llevo 14 años enseñando. Una asignatura de dos horas semanales, en la que
se desarrollaban la mayoría de los contenidos que se imparten ahora en las dos asignaturas de
2º y 4º de la ESO (los que faltaban se impartían en CC. Sociales).
¿Podrían haber modificado algo el currículo de 4º de la ESO? Por supuesto. Pero en vez de
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hacer un reajuste, necesario si se quiere, se optó, una vez más en este país, por dejar el
asunto en manos de necios ignorantes y, como no podía ser de otra forma, el resultado final ha
sido la desaparición de la asignatura de 4º de la ESO, que ahora también es de una hora, y la
virtualidad de una asignatura imposible en 2º de la ESO.
Todo esto que estoy planteando aquí, ya se lo dije el año pasado a Don Gregorio Peces
Barbas y sus acólitos, incluyendo los máximos responsables del Ministerio de Educación,
cuando participé en un Curso organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo
sobre Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos.
Cuando les hice las objeciones, se las expliqué y se las fundamenté, no sabían de qué estaba
hablando, Dicho de un modo muy simple: no sabían nada de la asignatura de Ética de 4º de la
ESO, no sabían nada de cómo funcionan los Institutos, no sabían nada de cómo se organizan
las asignaturas ni de cuáles son las condiciones mínimas para su desarrollo (al igual que la
mayoría de las personas que han intervenido en este debate). Pero lo más lamentable es que
los representantes del Ministerio de Educación tampoco tenían ni idea de estas cuestiones.
Total: un desastre. Pero ¿podría ser peor?
Aunque parezca impensable, lo ha sido.
El Señor Consejero de Educación de Murcia ha amenazado a todo el profesorado que vaya a
impartir esa asignatura, con una caza de brujas si los contenidos que enseñen no se ajustan ¿a
qué? ¿A su ideología?
¿Se imaginan ustedes qué hubiese ocurrido si el Ministerio de Educación hubiese amenazado
a los profesores de religión con inspecciones periódicas por enseñar, por ejemplo, que la teoría
de la evolución es falsa?
¿Intolerable? ¿Incalificable? ¿Inadmisible? ¿Persecución? Y obispos y demás parentela a la
calle a manifestarse.
Y sin embargo nuestro consejero ha ido más allá, adentrándose en unos lúgubres lugares
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La ciudadanía perseguida. (La Opinión, 12/09/08)
donde incluso las palabras se quedan mudas, para todas aquellas personas que conocemos
qué ocurrió en Alemania cuando el partido nazi llegó democráticamente al poder, y eliminó las
leyes fundamentales de la Constitución (como la libertad de Cátedra) en defensa del pueblo.
Nunca pensé que mi libertad de pensamiento, opinión, conocimiento y cátedra iban a ser
políticamente amenazadas. Nunca me habría podido imaginar, pese a los crecientes fascismos
regionalistas, crueles y analfabetos que brotan a nuestro alrededor como tumores malignos,
que en pleno S. XXI un país de Europa Occidental, cuna de los Derechos Humanos, de la
democracia participativa y de las libertades políticas, que el conocimiento iba a ser amenazado
desde los púlpitos políticos sin ningún pudor. Nunca hubiese podido creer que los
hermosamente trágicos versos de Brecht volverían a resonar como profecías.
¿Sabe usted lo que ha hecho, Sr. Consejero?
¿Qué va a ser lo próximo: una "Ley de autoorganización de la burocracia", como la del 7 de
abril del 33 en Alemania, mediante la cuál se expulsaba a todos los funcionarios no afines al
régimen? ¿Y después? Ya conocemos los métodos: que nos saquen del aula y nos den una
paliza delante de los alumnos mientras hacen piras con los libros.
Antes de que no quede nadie para protestar, ¡PROTESTO! Y desde aquí espero y deseo por el
bien de los derechos fundamentales, por la salud de la democracia y el futuro de nuestra
Región, que cuando termine de escribir estas líneas, usted ya sea historia para olvidar.
Javier Ortega Cañavate es miembro del Foro Ciudadano.
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