LA NAVE ARGOS Y LA IZQUIERDA Puede haber en marcha dos operaciones diferentes: la sustitución de Rajoy por la propia derecha, buscada desde Aguirre a El Mundo, sobre la base de que el presidente actual no tiene capacidad y determinación para conducir el programa contrarreformista, y otra más en la línea de las soluciones que gustan en Europa, de un gobierno tecnocrático de amplia base parlamentaria, sin convocar elecciones (a lo Monti). Veremos como evoluciona esto en las próximas semanas. Porque lo seguro es que 2013 va ser el año más duro de los recortes (por su magnitud y porque viene encima de los recortes anteriores), y que el pueblo, las clases subalternas no tiene instrumentos políticos que equilibren el juego y le den oportunidades a un proyecto alternativo al de las élites económico-políticas. Descartado el actual PSOE, plenamente sistémico, ni los sindicatos de clase, ni IU, ni los restos del 15M, son amenaza suficiente por si solos en este momento. Miles de voces reclaman la constitución de un nuevo espacio político de convergencia de muchos actores sociales y políticos ahora atomizados o desorganizados, y del malestar intenso de millones de ciudadanos que quieren otra política, algo nuevo que articule lo que hemos llamado tradicionalmente la izquierda - que tendría que registrar los cambios de los tiempos que hacen imprescindible modificar profundamente muchas cosas, desde la estructura al programa y a los modos de participación-, un sujeto político nuevo con los materiales de que disponemos, con posibilidad de condicionar social y políticamente la vida del país, no de dar testimonio. ¿Seremos capaces de darlo a luz? Es muy complicado, amigos. Las inercias de los aparatos (sindicales y políticos), la desconfianza histórica de las familias y los grupos de la izquierda, los personalismos y los protagonismos, y la tentación del rechazo frontal al sistema y al juego institucional que afecta a una parte de los elementos que han de agruparse para sumar-sobre todo entre las generaciones jóvenes, con otra cultura política y que ahora está diariamente alimentada por la profunda decepción de la democracia española- lo hacen muy incierto por complejo. Y sin embargo no tenemos otra salida que empeñarnos en lograrlo o ser derrotados en el intento. Hay que recordar una vez más a Brecht cuando decía que "en política se es objeto o sujeto; no hay otra alternativa; no se puede no ser ninguno de los dos, o ser los dos juntos". Y que la mayoría social -a la que se ha intentado despolitizar por décadas interesadamente- no quiere esta política neoliberal y neoconservadora, pero necesitamos encontrar las mediaciones para hacerla operativa políticamente y que rompamos con la indefensión y la impotencia que ahora sentimos. Traigo aquí a colación una imagen que me fascinó desde muy joven, la de la nave Argos (luminosa y blanca), el barco de los mitológicos argonautas; estos intrépidos marinos iban reemplazando una a una todas sus piezas, de suerte que al fin tuvieron una nave enteramente nueva, sin tener que cambiarle ni el nombre ni la forma. Esa imagen es la que necesitamos -creo- para que tenga una nueva oportunidad lo que históricamente ha sido el proyecto de transformación social que se ha identificado con la izquierda: para que pueda seguir navegando con su forma y su nombre hay que renovarlo todo. No tenemos mucho tiempo si 1/2 LA NAVE ARGOS Y LA IZQUIERDA queremos seguir navegando hacia el vellocino de oro, que en nuestro caso es un sistema económico y social al servicio de la mayoría, y no dominado por la dictadura perfecta (con elecciones) de las viejas clases dominantes ahora realimentadas por el discurso hegemónico de la globalización neoliberal. No dejemos que los conservadores que hay entre nosotros nos hundan el barco. Es tiempo de arriesgar con osadía, de estar a la altura del terrible reto que tenemos delante. Hay que moverse, y rápido. Patricio Hernández. Presidente del Foro Ciudadano de la Región de Murcia. (Artículo distribuido en la lista de correo del Foro Ciudadano el día 4/2/2013) 2/2