DESPLAZAMIENTO Y GLOBALIZACIÓN

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DESPLAZAMIENTO Y GLOBALIZACIÓN
CHOCÓ:
Del abandono al interés desaforado
En el contexto de la presentación del informe denominado “El
Cultivo de la Palma Africana en el Chocó”, resultado de la
investigación realizada entre la organización Human Rights
Everywhere y la Diócesis de Quibdó, se hace esta reflexión en
retrospectiva sobre el impacto de los megaproyectos en la
violación de los Derechos Civiles, Políticos, Económicos,
Sociales y Culturales en las comunidades de la región del Atrato.
1.
Ubicación
El departamento de Chocó se ubica en la esquina noroccidental de Colombia, bañado
por los océanos Atlántico y Pacífico y marca la frontera con la república de Panamá.
Tiene una extensión de 46.530 Km. cuadrados y una población aproximada de
407.255 habitantes. Su clima es propio del bosque húmedo tropical, con
precipitaciones lluviosas que pasa los 10.000 mm3.
Este departamento forma parte de la región del Pacífico, denominada igualmente
Chocó Biogeográfico, al compartir las características bióticas de alta diversidad,
encontrándose más de 400 especies vegetales por unidad de área. Contiene un
potencial de recursos naturales muy considerable en el campo forestal, minero y
genético.
Su población refleja igualmente la diversidad étnica, pues a su interior conviven los
Pueblos Indígenas Embera, Katío, Tule, Chamí y Wounaan, que en su conjunto
representan el 10 %, de igual manera comparten el territorio las comunidades
Afrodescendientes quienes constituyen el 80% y la población Mestiza que integra el
restante 10%.
2.
Saqueo y Abandono
La mirada hacia este departamento desde el inicio de la conquista europea en el siglo
XVI ha sido la implantación de un modelo económico extractivista y de enclave, donde
se llega como a una gran despensa natural, se instala una capacidad locativa para la
explotación, se cumple el ciclo de saqueo y se abandona la región dejando sólo daños
ambientales irreparables y una población sumida en la pobreza.
Frente a este modelo económico la institucionalidad política ha tenido un
comportamiento de permisividad y de abandono secular, lo cual ha contribuido a
configurar una situación de abandono total como lo registran las siguientes cifras:

La calidad de vida de la población del departamento es de 27.9%, mientras
que el promedio nacional es del 39%.

El 82.8% de la población tiene las Necesidades Básicas Insatisfechas.

El índice de extrema pobreza es cercano al 80%

El analfabetismo supera 3 veces el promedio nacional

Sólo existe un hospital de segundo nivel

La mortalidad infantil sigue siendo la más alta del país
A este panorama se le suma que la propiedad territorial estuvo durante varios siglos
sin definición legal a favor de sus moradores nativos, incluso se crearon normas que
pusieron a toda la región del Pacífico como “Reserva Forestal” y declarada como
1
terreno baldío, lo cual permitía que las modernas empresas de explotación de la
madera y los minerales pudieran entrar a los territorios de ocupación ancestral sin
ninguna restricción y control.
3.
Organización y Defensa del Territorio
Esta situación llevó a que las comunidades locales (indígenas y afrodescendientes)
iniciaran, con la cooperación de la Iglesia Católica, un proceso de concientización y
organización desde hace algo más de 25 años, constituyendo espacios como la
Organización Regional Embera Wounaan-OREWA, la Asociación Campesina Integral
del Atrato-ACIA, la Organización Campesina y Popular del Alto Atrato-OPOCA, así
como muchas otras que han ido floreciendo posteriormente, con el objeto central de
obtener el reconocimiento legal de su propiedad territorial, como medida de protección
a las oleadas de extracción de sus recursos.
Hoy en día los indígenas poseen 115 títulos de Resguardos, y las comunidades
Negras o Afrodescendientes con el desarrollo de la ley 70 de 1993 han avanzado en la
consecución de varios títulos colectivos en las cuencas de los ríos Atrato, San Juan,
Baudó y en el litoral pacífico. Sobre esta base territorial se ha ido consolidando una
afirmación étnica que, se apresta a avanzar en la puesta en marcha de propuestas de
mejoramiento de la calidad de vida de acuerdo a sus percepciones culturales, ya sea
definida como “Planes de Vida” para la población indígena o “Planes de
Etnodesarrollo” para las comunidades afrodescendientes.
En este contexto de avance en el Control Territorial y Afirmación de Autonomía, estas
poblaciones han debido afrontar una nueva forma de penetración del capital nacional
e internacional en la región. Ya desde finales de los años 80, las comunidades con
sus organizaciones comenzaron a advertir sobre el advenimiento de “megaproyectos
de desarrollo” en sus territorios, tales como carreteras, puertos, hidroeléctricas, para
conectar a Colombia con el Pacífico. Nosotros como Iglesia nos unimos a estas
denuncias fundamentandas en pequeños estudios. No obstante, en aquel entonces
sectores públicos y privados dijeron que era un “asunto de ficción, que no tenía
asidero en la realidad”.
Sin embargo, hacia 1992 comenzó una penetración del proyecto paramilitar, que
explosionó en 1997, trayendo de la mano la otra penetración, la del “desarrollo”, como
lo dijera su máximo líder, Carlos Castaño Gil: “detrás de nuestros fusiles vienen los
tractores”.
4.
Conflicto y Desplazamientos
Hoy, luego de 7 años de agudización del conflicto armado, donde la población civil ha
sido la víctima, pues el irrespeto de los Derechos Humanos y las infracciones del
Derecho Internacional Humanitario, por parte del Estado, los Paramilitares y las
Guerrillas, ha ido en aumento, con picos tan altos como el crimen de guerra cometido
el 2 de mayo en Bellavista-Bojayá, se puede constatar que la lógica de la guerra está
articulada a la lógica de la expansión del capital.
Una de las agresiones visibles se encuentra en el desplazamiento forzado de miles de
personas que han debido salir de sus lugares de vivienda original para defender la
vida. Al principio pensábamos que era simplemente una disputa territorial entre
grupos armados para controlar corredores para su logística de consecución de
armamento y de alimentos, pero luego se fue evidenciando que los desplazamientos
provocados por los paramilitares coincidían con los lugares de implantación de
megaproyectos.
2
Entre los megaproyectos que ya están en ejecución está el monocultivo de la Palma
Aceitera, que es uno de los productos que impulsan el gobierno saliente de Andrés
Pastrana y el actual de Álvaro Uribe Vélez, como elemento promisorio en el contexto
del Tratado de Libre Comercio. Este proyecto se está instaurando en las cuencas de
los ríos Curvaradó y Jiguamiandó, en el municipio de Carmen de Darién, al igual que
se proyecta hacia el río Opogadó en el municipio de Bojayá, en todos estos ríos el
acoso paramilitar ha obligado a continuas oleadas de desplazamientos hacia el
exterior de la región y al interior de la selva. Dentro de los posibles usos de la Palma
es la producción de biodiesel, para lo cual “se requiere aumentar de 100.000 a un
millón el número de hectáreas de palma”.1
Así mismo se está promoviendo en la zona del Bajo Atrato el cultivo del Arracacho,
producto que se utiliza en la industria del papel de alta calidad.
Actualmente los paramilitares están dirigiendo la explotación intensiva del recurso
forestal mediante la entrega de centenares de motosierra a los campesinos que ellos
mismos desplazaron, mediante el método del endeude y pago en especie en lugares
de abastecimiento de comestibles y productos manufacturados de propiedad de los
mismos paramilitares, como está en curso en Riosucio y Bojayá.
En este mismo orden de ideas se está presionando a la población a vincularse al
monocultivo de la coca abriendo el espacio a la expropiación legal con el argumento
estatal de no estar cumpliendo el territorio con la función social y ecológica que le fue
encomendada, de tal forma que se pueda consumar el despojo de propiedad
ancestral.
Este marco de megaproyectos económicos se articulan a los acuerdos internacionales
en el contexto de crear condiciones para el Área de Libre Comercio de las AméricasALCA, tales como la extensión del Plan Puebla Panamá, lo cual se evidencia y
consuma en la firma de acuerdos entre los gobiernos de Venezuela, Colombia y
Panamá para completar la instalación de un gasoducto para exportar este producto a
Japón, el montaje de una hidroeléctrica en el Darién colombiano y la culminación de la
carretera Panamericana, con la creación de superpuertos en el litoral Pacífico y
Atlántico. Todo esto en las áreas de mayor presión armada contra la población civil.
En este proceso hoy se puede evidenciar que la acción paramilitar ha tenido cuatro
fases, las cuales son extensibles a toda la geografía nacional:
1) Terror
Con el terror se marca la entrada de los paramilitares a una región, lo cual se
caracteriza por “por grandes masacres generadoras de desplazamientos masivos, la
repitieron en El Aracatazo, La Chinita y Bajo del Oso, antes de entrar a Urabá en el 95;
la llevaron a Mapiripán en el 97, donde además usaron por primera vez la motosierra,
como símbolo de su llegada al Meta; en el 98, para arribar a Barrancabermeja
(Santander) quemaron a 32 personas que departían en un bazar en el barrio María
Eugenia.” 2.
En el Chocó fue una práctica constante entre 1996 y 2001, como fuimos testigos los
misioneros y misioneras de la Diócesis de Quibdo en los municipios de Carmen de
1
Lugari Paolo del Centro Las Gaviotas. En nota del Diario El Tiempo del 2 de julio de 2004.
Artículo de el periódico El Tiempo del 26 de septiembre de 2004, titulado: PLAN / UN
PROYECTO MILITAR Y POLÍTICO DESARROLLADO EN MENOS DE UNA DÉCADA.
2
3
Atrato, Quibdo, Medio Atrato, Bojayá, Vigía del Fuerte, Murindó y Carmen de Darién
en el área que pertenecía antes al municipio de Riosucio en las cuencas de los ríos
Jiguamiandó y Curvaradó.
En estas dos cuencas de manera particular ha habido una continua presión paramilitar
en abierta connivencia con la Brigada XVII, según lo testifican de forma reiterada las
víctimas de sus agresiones. Esta etapa del terror se ha caracterizado por la quema de
poblados, las masacres, las torturas, los descuartizamientos con motosierras.
Como reacción a esta terror muchas familias se desplazaron y un sector compuesto
por unas 106 familias en su mayoría mujeres, niños y niñas, se declararon en
resistencia civil y decidieron internarse en la montaña durante varios meses,
denominándose en un principio “LOS SIN NOMBRE Y OLVIDADOS DE LA PATRIA”,
como lo pudimos constatar en noviembre de 1998, cuando la Diócesis de Quibdo hizo
una verificación de estos hechos, en compañía de una delegación de la Oficina en
Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y
la ONG Paz y Tercer Mundo, el 20 de noviembre de aquel año decíamos en el
comunicado público lo siguiente:
“25 Familias de Bartolo, dispersas por los montes aledaños al río Murindó sin
ningún proyecto efectivo de reconstrucción de su Poblado arrasado por los
paramilitares, en mayo de 1998, como se ha denunciado en otras ocasiones.
32 Familias en las veredas de El Pital y el Canal, en el municipio de Murindó
106 Familias pertenecientes a los poblados de Santafé de Churima, Remacho,
Cuatro Tapas y Camelia, del río Jiguamiandó, en jurisdicción del municipio de
Riosucio – Chocó, se encuentran dispersas por los montes, desde el pasado 17
de diciembre de 1997, fecha en la cual ocurrió el primer ataque paramilitar,
dejando a su paso desaparecidos y asesinados, como se encuentra registrado
en el informe de las denuncias recepcionadas por la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos el 13 de
noviembre del año en curso.”3
Al finalizar el año 1999 un grupo de familias de diversas comunidades de estas
cuencas de Jiguamiandó y Curvaradó decidieron empezar un proceso de retorno a
estos lugares,
y en el año 2000 se recuperaron parte de las parcelas, y
reestablecimiento en algunos poblados, pero ya para aquel año se puso en evidencia
el impulso del proyecto de la implantación de la Palma Aceitera o Africana en áreas
pertenecientes a estas comunidades.
Este proceso de reestablecimiento, donde los “resistentes” salieron de lo profundo de
la selva y parte de los desplazados iniciaron el proceso de retorno, sobrevino una
nueva oleada de terror paramilitar procedente de Bajirá, pues despuntado el año 2001
comenzó una racha de 11 ataques de paramilitares contra estas comunidades, como
se evidencia en la reseña anexa, presionando a la población para que se volviera a
desplazar.
Antes de finalizar el año 2001, en la Acción urgente del 1 de octubre, expresábamos
dos preocupaciones:
3
Diócesis de Quibdo. Comunicado a la Opinión Pública Nacional e Internacional. Quibdo, 20 de
noviembre de 1998.
4
“1.
Por diferentes medios y de muchas maneras la Comisión Diocesana
Vida, Justicia y Paz, de la Diócesis de Quibdó, ha puesto en conocimiento de
las autoridades pertinentes los diferentes hechos de violación a los Derechos
Humanos y al Derecho Internacional Humanitario que han venido ocurriendo en
esa zona –Jiguamiandó y Curvaradó- desde el mes de enero de los corrientes,
sin que hasta el momento se haya observado una acción contundente por parte
del Estado o respuestas positivas a las exigencias que hacen las comunidades.
2.
La Diócesis de Quibdó, junto con las ONGs que colaboran, han estado
permanentemente acompañando a estas comunidades, tratando de atender las
necesidades básicas de la población civil. El arrasamiento de pueblos y la
destrucción de la ayuda humanitaria es un acto de barbarie que amenaza no
sólo a las comunidades obligándolas a vivir en situación infrahumana, sino
también atenta contra la intervención de la Iglesia y de la ayuda nacional e
internacional.”4
Por su parte, las organizaciones sociales de la región denunciaban desde 1998, la
existencia de la estrategia paramilitar en la imposición del terror para la implantación
de proyectos económicos en los territorios de los Pueblos Indígenas y
Afrodescendientes:
“En la región del Medio Atrato el control del orden público sigue en manos de
las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá – ACCU -, comandadas por
el “Ovejo”, bajo la mirada cómplice de los organismos del Estado tales como la
Policía Nacional y las Administraciones Municipales encabezadas por sus
respectivos alcaldes, cuya autoridad, en materia de control social, es
suplantada por dichas ACCU.
Lo anterior hace que se imponga la impunidad total, pues los juzgados e
inspecciones de policía son inoperantes en la aplicación de la justicia...
Por todos estos hechos seguimos reclamando del Estado colombiano y, de los
grupos económicos que están comprometidos directamente en la financiación
de los grupos paramilitares, que sean realmente transparentes y no sigan
ocultando detrás de la impunidad y la permisividad los intereses contra el
bienestar de los Pueblos Indígenas y Negros de esta región del Chocó y de
Antioquia.
A nuestro juicio estos intereses son:

La eliminación metódica y sistemática de los procesos organizativos de las
comunidades indígenas y negras, quienes buscamos reivindicar nuestros
derechos como pueblos en forma política y pacífica.

El incumplimiento oportunista del Estado con la Ley 70, en lo relacionado a la
titulación de los territorios de comunidades negras y a la participación y toma de
decisiones en los planes que las afectan.

La desaparición total de las etnias y culturas tradicionales del Pacífico y sus
organizaciones, cuya existencia constituye un obstáculo para la puesta en
marcha de los llamados “Planes de Desarrollo”, que se han proyectado para la
4
Comisión Vida, Justicia y Paz de la Diócesis de Quibdo. Acción Urgente. Quibdo, 1 de
octubre de 2001.
5
región sectores del capital nacional e internacional, en el marco de la apertura
económica o globalización de la economía.

Apoderarse de nuestros territorios, con toda la riqueza de los recursos naturales
que aquí se encuentran, razón por la cual se promueve el desplazamiento
forzoso de los campesinos y de los indígenas hacia los centros urbanos u otros
lugares fuera de nuestro hábitat natural.”5
2) Consolidación Militar
En esta fase se pasa a los asesinatos selectivos, una suerte de masacre prolongada,
como es el caso de los ríos Jiguamiandó, Curvaradó, San Juan y Baudó en el
departamento de Chocó. En esta fase de control militar se “empiezan a penetrar las
estructuras sociales, políticas y económicas. Es el tiempo en que se elimina a los
opositores, en que se empiezan a imponer tributos a los comerciantes e industriales, y
en que se presiona a alcaldes y líderes comunitarios para que entreguen recursos. Sin
embargo, todavía no existe un control total sobre el sector público y el privado.
También, es la época de la compra de las tierras baratas que han dejado baldías los
campesinos, luego del terror de las masacres.
El ejemplo perfecto de esta fase es el Meta. Allí hay evidencia de que Miguel Arroyave,
comandante del 'Bloque Centauros', exigía el 5 por ciento de muchos contratos del
departamento.”6
Para nuestro caso las acciones paramilitares desde 2002 se acompañaron de una
abierta y directa presión a los habitantes de Jiguamiandó y Curvaradó para que
vendieran sus tierras.
3) Trabajo Comunitario
Posterior al terror de la masacre y el desplazamiento, a la presión constante mediante
los asesinatos selectivos para silenciar las voces de quienes denuncias todos estos
atropellos, el proyecto paramilitar se lanza a la tarea de hacer “trabajo comunitario”,
pues consigue “permear definitivamente a la dirigencia regional, las extorsiones dejan
de ser la metodología básica de relación con el sector económico y empiezan a
montarse fundaciones y cooperativas para sacar adelante proyectos productivos y
hacer gestión social compartida. También es clave conseguir el manejo de las
universidades.
De Urabá, el propio Carlos Castaño llegó a reconocer que una empresa comunitaria ya
está exportando banano a Canadá y Panamá.
"Lo sorprendente de estos modelos es su rapidez -dice un académico, especialista en
el tema paramilitar-. En menos de cinco años consiguen poner en funcionamiento
iniciativas de verdad. Eso seduce a mucha gente necesitada, y más cuando lo que ven
del lado guerrillero es que los proyectos revolucionarios están pensados a 40 y 50
años".”7
5
OREWA, ACIA, OIA. Comunicado a la Opinión Pública e Internacional. Quibdo, 30 de agosto
de 1998.
6 Artículo de el periódico El Tiempo del 26 de septiembre de 2004, titulado: PLAN / UN
PROYECTO MILITAR Y POLÍTICO DESARROLLADO EN MENOS DE UNA DÉCADA.
7 Ídem
6
Esta es el caso actual en nuestro departamento de Chocó, y de manera particular en
el río Atrato, donde los paramilitares, como ya se dijo, están entregando motosierras,
impulsando la creación de grupos asociativos de aserradores, ofreciendo el pago de
puestos de promotores de salud en las comunidades, brindando facilidad para
organizar tiendas locales para hacer contrapeso a la red de tiendas comunitarias
creada por las organizaciones sociales.
La incursión paramilitar en los ríos Opogadó y Napipí, en el municipio de Bojayá, que
comenzó desde Septiembre de 2003 hasta el presente, se ha caracterizado por la
presión hacia la población afrodescendiente e indígena para que “se vinculen a los
proyectos económicos que van a venir”8
4) Dominio real de un territorio
Esta fase se ha desarrollado cuando “Los índices de criminalidad bajan, la oposición
prácticamente no existe y se consolida un proyecto político y social. Cesar, Magdalena
y Córdoba son sus prototipos.9
En el departamento de Chocó aún no se ha podido consolidar esta fase, pues todavía
los procesos sociales están haciendo resistencia, a pesar de la avanzada que los
paramilitares hacen al respecto.
La gran preocupación de la implantación y extensión de este proyecto militar y político
es que se niega la diversidad, por lo tanto se erige como una nueva manera de
etnocidio, como lo reseña el mismo articulista:
"El gran riesgo del proyecto paramilitar impuesto en muchas regiones -concluye
el especialista- es que en el fondo constituye un esquema de sociedad
fuertemente agraria, militarista, inclinada a la unanimidad, en oposición al país
plural, moderno y participativo".10
Ha sido tan evidente la implantación de este modelo, que ya las voces de las
comunidades indígenas y afrodescendientes de Chocó, y de quienes las
acompañamos, han encontrado eco en los pocos espacios que permite la prensa,
como lo reseñó la Revista Semana:
“...En el Chocó las comunidades negras que tenían títulos colectivos en
Jiguamiandó y Curvaradó fueron desplazadas de sus propiedades por hombres
del Bloque Élmer Cárdenas. Los que pudieron volver encontraron que en sus
tierras se habían asentado empresas que estaban desarrollando
megaproyectos agrícolas. Los antiguos dueños tuvieron que emplearse como
jornaleros para poder quedarse en lo que es suyo. Hoy temen que los
cultivadores les reclamen las mejoras que han hecho en las tierras y los
obliguen a cederles sus títulos.”11
Frente a este panorama cobra cada vez más fuerza la continuidad del proceso de
organización comunitaria, ejerciendo autonomía, pues ellas (las organizaciones
sociales) se encuentran en la mira del paramilitarismo y de quienes impulsan los
8
Según las declaraciones en el periódico el Colombiano de un portavoz del Bloque Élmer
Cárdenas-BEC, de los paramilitares en el mes de abril de 2004.
9 Artículo de el periódico El Tiempo del 26 de septiembre de 2004, titulado: PLAN / UN
PROYECTO MILITAR Y POLÍTICO DESARROLLADO EN MENOS DE UNA DÉCADA
10 Ídem
11 Revista Semana 2004 -5-28. Edición 1152
7
megaproyectos, pues no conviene tener de interlocutor a una sociedad civil consciente
y movilizadora, sino individualidades presas de la dependencia económica.
Pero estas mismas organizaciones deben consolidarse también frente a la Guerrilla,
pues cuando identifican que estos procesos no se pliegan a su proyecto político
también las han considerado sus enemigas.
El trabajo de acompañamiento que hace la Diócesis de Quibdo a las comunidades
Indígenas, Negras y Mestizas, seguirá su marcha, iluminada con la Palabra de Jesús
de Nazareth que nos convoca a “ser prójimos” con las víctimas, a consolarlas, a formar
comunidad y a ser testigos de la esperanza contra todo proyecto de muerte,
basándonos en la verdad y la transparencia.
Diócesis de Quibdó
Bogotá, 29 de noviembre de 2004.
8
ANEXO
INFORME SOBRE VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS Y EL D.I.H
EN LA CUENCA DEL RIO JIGUAMNIANDO.
Años 1996 a junio de 2002.
LUGAR
FECHA
RESPONS.
NOMBRE DE LA
(S) VICTIMA (S)
HECHOS
FUENTE
Cuenca del río
Jiguamiandó.
17 - 12 - 97
Paramilitares
No identificadas
Primera incursión paramilitar en la
región del Jiguamiandó.
Quema de Caseríos. Desplazamiento
masivo de familias de 23 comunidades y
refugio en la selva de la Población
resistente.
Megaproyectos: Camino al
Etnocidio. Derechos Humanos
en el Medio Atrato. Diócesis
de Quibdo.
Cuenca río
Jiguamiandó.
17 - 02 - 98
Paramilitares
14 personas
desaparecidas.
Megaproyectos: Camino al
Etnocidio. Derechos Humanos
en el Medio Atrato. Diócesis
de Quibdo.
Cuenca río
Jiguamiandó
15 - 01 - 2001
Paramilitares
MIGUEL MARIANO
MARTINEZ OVIEDO
(80 años) Y
DAGOBERTO
GAVIRIA (79 años)
Quema total del caserío Buena Vista (30
casas además de la Escuela y el Puesto
de Salud) la destrucción de otros dos
caseríos y el desplazamiento de por lo
menos cinco comunidades.
El 15 de enero del 2001 a las 6:30 a.m.,
hubo una incursión paramilitar
procedente de Bajirá, entraron a la
comunidad de Buena Vista (Comunidad
de Paz) donde hubo dos muertos.
Heridos: ITALIA MARIANA CUEVA
FLOREZ de (69 años) e HILDA
TORRES de (68 años) Además
quemaron 10 casas construidas en
madera y paja , robaron un motor de luz,
una motosierra, un dinamo de torno de
carpintería, 20 radios y una grabadora,
los artículos de abarrotes que las
Informe de Comisión de
Acompañamiento a la cuenca
del río Jiguamiandó.
9
Nueva Esperanza
02 - 06 - 01
paramilitar
Bocas de Caño
04 - 07 - 01
Seco (Cuencas de
Jiguamiandó y
Curvaradó)
Cuenca río
07 - 07 - 01
Curvaradó
Paramilitares
Comunidad de
Buena Vista.
Paramilitares
10 - 07 - 01
Paramilitares
personas tenían para la venta.
Fuera de todo eso, mataron: 12
marranos, 5 vacas, 1 caballo y se
llevaron 4 que los campesinos tenían
para realizar sus trabajos.
Entre las 11 y 11:30 horas en una
incursión armada se produjo en el
poblado de Nueva Esperanza
disparando -metralla-, activando
granadas de fragmentación contra la
población.
Los paramilitares procedieron a quemar
13 viviendas y a saquear todos los
bienes de la comunidad. Este hecho
ocasionó el desplazamiento de 268
habitantes.
Impedimento a la libre movilización,
ocasionando bloqueo económico, y
hostigamiento con disparos.
Hubo un ataque al bote de LUIS
CARLOS PADILLA, transportaban
plátanos, se lanzaron al agua con el
motorista y CRISTÓBAL CORDOBA,
dispararon desde la otra orilla, perdieron
todo lo que llevaban.
Tropas de la Brigada 17, entraron a las
3:00 p.m. a la zona de Buena Vista; tres
campesinos presenciaron que junto a los
militares venían unos hombres con
brazaletes de la AUC. A las 6:00 p.m.,
hubo combates en las zonas y
ametrallamientos aéreos alrededor de la
comunidad de Buena Vista. Estos
hechos se repitieron al siguiente día:
combates, bombardeos y ataques a
Comisión mixta de
seguimiento a la situación de
las comunidades de las
Cuencas de los ríos
Jiguamiandó y Curvaradó.
Acción Urgente (Diócesis de
Quibdó, 22 - 08 - 01)
Acción Urgente (Diócesis de
Quibdó, 22 -08 - 01)
Acción Urgente (Diócesis de
Quibdó, 22 - 08 - 01)
10
Cuenca río
Curvaradó
14 - 07 - 01
Paramilitares
Cuenca río
Curvaradó
28 - 07 - 01
Paramilitares
Comunidad de
Curvaradó.
01 - 08 - 01
Paramilitares
Comunidad de
Curvaradó.
04 - 08 - 01
Paramilitares
campesinos. Hicieron retención ilegal y
posterior liberación en Bajirá de MARIS
LÓPEZ, DONATILA LICONA Y 6 niños,
quedando desaparecido un menor de
edad de nombre OVIDIO ALVAREZ
LICONA, del cual no se tiene
información en la comunidad.
Reclutamiento de jóvenes y
desplazamiento de la comunidad de
Anda Lucía a Costa de Oro.
Ataque a un bote que traía una vaca y
comida, allí se transportaba
CRISTÓBAL CORDOBA (motorista), un
señor apodado el CHOLO y Yilber. Este
último estuvo desaparecido varios días.
OFIDES FLOREZ
El miércoles en las horas de la mañana,
el señor OLFIDES FLOREZ de
aproximadamente 63 años de edad,
salió para el monte y durante el día no
regresó. Los habitantes dicen que el
viernes 3 de agosto por hallazgos
consideran que fue descuartizado, ya
que el tronco y un brazo fue encontrado
el jueves 2 de agosto en Riosucio.
FRANKLIN VALOYES A eso de las cinco de la mañana en
ROMAÑA (37 AÑOS) medio de un fuerte aguacero, hicieron
levantar a adultos y niños, y sin mediar
palabras señalaron a cuarenta y un (41)
personas, señalándolos de guerrilleros o
colaboradores. Entre ellos seleccionaron
a FRANKLIN VALOYES ROMAÑA,
quien se desempeñaba como Secretario
de Gobierno de la Alcaldía. Antes de
llevárselo amenazaron a la gente para
que no hicieran preguntas y que la
respuesta sería "indicando el arma" "con
Acción Urgente (Diócesis de
Quibdó, 22 - 08 - 01)
Acción Urgente (Diócesis de
Quibdó, 22 - 08 - 01)
Acción Urgente (Diócesis de
Quibdó, 22 - 08 - 01)
Acción Urgente (Diócesis de
Quibdó, 22 - 08 - 01)
11
Comunidad El
Firme.
13 - 08 - 01
Paramilitares
Comunidad del
Remacho.
20 - 08 - 01
Paramilitares
Comunidad
Guamal
02 - 02
Ejército
Eufrosina ORTIZ
CORDOBA y el Bebé
que llevaba en el
vientre.
plomo". El día miércoles 7 de agosto a
las 7:00 a.m., un señor de la comunidad
de Curvaradó dijo que lo había visto en
un remolino de la Boca del río
Curvaradó.
Integrantes de la Brigada XVll, con
brazaletes de las AUC dispararon
indiscriminadamente.
Saqueo de todas las viviendas y de los
bienes comunitarios.
Incendiaron 20 viviendas, el Puesto de
Salud, lo mismo que los motores fuera
de borda, la tienda de víveres y
averiaron la trilladora de maíz y de arroz,
desplazando aproximadamente 400
personas.
Bombardeos en las montañas.
Informe de la Comisión Mixta
de Seguimiento a la Cuenca
del Jiguamiandó.
Informe de la Comisión Mixta
de Seguimiento a la Cuenca
del Jiguamiandó.
Visita de seguimiento a la
cuenca del río Jiguamiandó,
25 de marzo de 2002.
12
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