REPÚBLICA ARGENTINA VERSIÓN TAQUIGRÁFICA CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE ECONOMÍA NACIONAL E INVERSIÓN Salón “Eva Perón” — H. Senado de la Nación 14 de septiembre de 2010 Presidencia de la señora senadora Montero 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 2 — En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón “Eva Perón” del Honorable Senado de la Nación, a las 14.57 del martes 14 de septiembre de 2010: Sra. Presidenta (Montero). — Buenas tardes. En función de la brevedad del tiempo y de la cantidad de expositores, damos comienzo a la reunión. Los senadores normalmente tenemos una agenda complicada, porque al ser menos, tenemos que peregrinar por varias comisiones a la vez. Por supuesto, queremos optimizar este encuentro con la presencia de nuestros invitados, que es gente de muchísimo prestigio. Nosotros estamos haciendo un debate intenso sobre algunas cuestiones a las que si bien les estamos dando una mirada coyuntural, necesitan una mirada tal vez más estructural y más profunda, porque tienen que ver con estas reglas de juego a mediano y corto plazo para un país mucho más predecible. Si bien en este momento estamos en el Congreso de la Nación, por ejemplo, la semana pasada recibimos aquí una modificación del Programa Monetario 2010. Posiblemente se impulse una ley para el tratamiento de la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central. También hay otro proyecto de ley que trata sobre la reforma del sistema financiero. Es decir que todas estas políticas que se están impulsando actualmente y tienen un debate dentro de un contexto, me parece que a veces es importante sacarlas de la mirada coyuntural para verlas en una visión más macro o de mediano y largo plazo, a los fines de enfocar mejor el análisis y el debate para enriquecer en el Senado el tratamiento de los proyectos que vamos a considerar. Como el objetivo no es que me escuchen a mí, vamos a presentar al primer invitado. — Se lee el currículum del doctor Mario Blejer. Sr. Blejer. — Muchas gracias. Quiero disculparme por haber demorado, realmente había mucho tráfico. Eso me hizo acordar a un chico que iba al colegio, salió apurado de la casa y se le fue el ómnibus. El chico corrió, corrió y corrió tres o cuatro cuadras y al final lo perdió. Cuando alguien le dijo: “Mirá, pibe, vos tendrías que haber corrido más rápido”, el chico respondió: “Tendría que haber salido más temprano”. (Risas.) Les agradezco mucho la invitación y la oportunidad de estar con ustedes en este momento. En realidad, como dijo la senadora, quiero ubicar la discusión actual en un contexto generalizado de regímenes monetarios y cambiarios, sobre todo porque estamos en el medio de una gran discusión. Estamos en el medio de un cambio de paradigma debido a la crisis financiera. Lo que creíamos que era correcto, probablemente no lo es, y lo que creíamos que era incorrecto probablemente tenga alguna posibilidad de serlo. Estamos en medio de un debate en el que hay más preguntas abiertas que respuestas. En cierta manera, voy a completar mi presentación con preguntas abiertas, creo que son importantes y que hay que tenerlas en cuenta cuando se discute un cambio en la Carta Orgánica del Banco Central o en la política de corto plazo. Hay que ubicarlo en un marco analítico en el cual podamos tener alguna unidad de concepto, en lo que estamos tratando de analizar. Ahora, que otra vez está de moda Keynes, hay recordar algo interesante que decía. Cuando fue a testimoniar ante una comisión del parlamento inglés, en la Casa de los Comunes, uno de los miembros le dijo: “Profesor Keynes, ustedes estuvo aquí hace dos años y nos dijo exactamente lo contrario”. Él respondió: “Mire, cuando cambian las condiciones, yo cambio de idea. ¿Usted qué hace? ¿Se queda con la misma?” 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 3 Obviamente, creo que hay un cambio de condiciones en las cuales también tenemos que reconocer que hay que cambiar de idea o aprender de la experiencia. Por eso, llamaría a esta presentación: un paradigma diferente si es que lo hay. En primer lugar hay que tomar en cuenta que hasta la creciente crisis financiera o sea hasta el año 2007 ó 2008 parecía ser —sobre todo en los países emergentes como el nuestro, países avanzados con sistemas relativamente desarrollados a nivel financiera— que desde el punto de vista de la política monetaria habíamos encontrado la solución final. O sea, básicamente había un acuerdo generalizado a nivel teórico, a nivel político, a nivel académico y más o menos sabíamos qué había que hacer para que las cosas anden bien. No es que todo lo hacíamos, no es que todo lo hacemos, no es que todos estábamos de acuerdo en todos los puntos. Pero había cinco puntos, elementos o conceptos con respecto a la banca central y a la política monetaria que estaban prácticamente aceptados. Yo pasé cinco años en el directorio del banco de Inglaterra dirigiendo un centro que se ocupaba de training, o sea de preparación académica para personal de banca central de todo el mundo, más de ciento cincuenta países participaron de nuestras actividades, Hernán Lacunza vino varias veces. En realidad, nos daba la impresión en ese momento de que teníamos que unificar criterios entre todos, pero ya sabíamos cuales eran las reglas básicas, cuales eran los conceptos básicos de la política monetaria. Primero, existía la necesidad de tener bancos centrales totalmente independientes. La idea se instaló y se enraizó en forma tal que un banco central que no funcione en forma independiente era más o menos sinónimo de que en la práctica la política monetaria no se llevaba a cabo de forma correcta en ese país. Ese era uno de los elementos básicos. El segundo es que el objetivo central, y prácticamente el único que deberían tener los bancos centrales, es la estabilidad de precios; la multiplicidad de objetivos es un problema práctico, pero también es un problema analítico y hasta en cierta forma confuso. Recuerdo que en uno de esos seminarios que teníamos había un representante de un país de África y dijo: “Bueno, la Carta Orgánica de nuestro país dice que el objetivo del Banco Central es obtener la felicidad del pueblo”. Creo que es un buen objetivo, pero un poco difícil para un banco central de obtenerlo solo. De forma que en la práctica la idea de que tendría que haber un solo objetivo y que ese solo objetivo debiera ser la estabilidad de precios también estaba básicamente aceptada y enraizada. Además, estaba de moda, como todavía en cierta forma lo está. Estaba realmente en boga la idea de la adopción de las llamadas “metas de inflación”. No solamente el objetivo del Banco Central era la estabilidad de precios, sino que hay un mecanismo para obtenerlo; no es que cada banco central puede decidir de forma independiente cuál es el régimen que los va a llevar a tener ese objetivo. Hay un sistema de metas de inflación en el cual tenemos un modelo estructural. El Banco Central es independiente y decide cómo llevar a cabo estas políticas; tiene ciertas reglas en términos de su implementación, pero básicamente debe rendir cuenta al gobierno si no obtiene el objetivo; tiene toda la libertad y todos los instrumentos para llegar a ese objetivo. Las inflation targeting son las metas de inflación que fueron adoptadas una atrás de otra por una serie grande de países; hoy en día probablemente cincuenta países funcionan bajo esas metas de inflación. El cuarto elemento que se instaló hasta la crisis básicamente son los grandes beneficios de las tasas de cambio flexibles. Como consecuencia de nuestro espectacular fracaso con la convertibilidad, del fracaso de América latina de las tasas de cambio fijas, de las crisis de Asia, etcétera, toda la década de 2000 estuvo signada por el predominio de la idea 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 4 que las tasas de cambio debían ser flexibles, debían ser flotantes y que la intervención podía ser problemática. Además, en el contexto de estas metas de inflación no se puede también tener un objetivo de tasa de cambio, el objetivo debe ser obtener una inflación determinada. No se puede controlar también las tasas de cambio, o sea las tasas de cambio se hacen flexibles. El quinto principio es que debe haber una diferenciación lo más grande posible de los movimientos de capitales. Estos son los cinco elementos del paradigma aceptado hasta el comienzo de la crisis. En realidad, las metas de inflación no fueron tan exitosas como parecían antes de la crisis porque el 40 por ciento de las metas no fueron alcanzadas. El 40 por ciento es un número raro porque significa que en más de la mitad de los casos sí fueron alcanzados, pero no es suficiente para decir que esto es un sistema absoluto y claramente definitorio como el mejor sistema de manejo macroeconómico. En tanto, en el 60 por ciento las metas fueron alcanzadas en cierta forma. Pero lo más importante que se enfatizó de este sistema de metas de inflación, en el cual se le da independencia al Banco Central para llegar a la tasa de inflación determinada usando los métodos y los mecanismos que crea conveniente y sin ninguna necesidad de rendir cuentas sobre estos mecanismos, es que de una forma u otra complicó a este sistema la separación clara entre política monetaria y fiscal. Es importante separar las políticas monetarias y fiscales. No existe lo que se llama la dominación fiscal, la dominación fiscal significa que la política monetaria está dictada por las necesidades fiscales. En el sistema de metas de inflación lo que se le atribuye a este sistema como un beneficio es que al separar completamente la política monetaria y darle total autonomía al Banco Central para ejercerla de la forma que quiera, se separan estas cosas. En nuestro país, en nuestra historia inflacionaria ha sido esta dominación fiscal sobre la política monetaria la que en gran forma y en gran medida determinó nuestra experiencia inflacionaria. Como digo, en el 40 por ciento de los casos no se alcanzaron las metas, pero la inflación bajó en los países que adoptaron las metas de inflación. Los países emergentes fueron los que adoptaron las metas de inflación y, como vemos, la inflación en cierta forma bajó, pero no queda claro si esta caída en la inflación se le puede atribuir a las metas inflacionarias o a este sistema. No está claro porque en el período 2003-2006, durante el auge de este sistema, la inflación era alrededor del 6 por ciento. Se calcula que este año la inflación promedio de los países emergentes será de 4, 7, pero estamos saliendo de una gran recesión. Entonces, no está del todo claro si esta caída en la inflación se puede atribuir o no a este sistema. De todas formas, esto lo pone en el marco de lo que era la sabiduría máxima alcanzada a través de la experiencia hasta el comienzo de la crisis. ¿Y ahora qué cambió la crisis, en qué situación estamos hoy luego de esta crisis? En primer lugar, este tema de la unicidad del objetivo. Se mostró que no era solamente elusiva, sino que en realidad era ficticia. Cuando llegó el momento, en los países avanzados, donde la crisis estalló, y luego en aquellos países emergentes, que debieron desprenderse de la crisis, el objetivo de evitar la recesión e incentivar el crecimiento fue dominante, no cabe ninguna duda. Es cierto que en muchos casos la inflación no era el grave problema, pero la verdad es que la prioridad absoluta de la política monetaria en casi todos los casos ––con algunas raras excepciones–– fue evitar la recesión a cualquier costo, olvidándonos de las reglas y de las metas, etcétera. El objetivo en la práctica fue ese: evitar la recesión y aumentar lo más posible los incentivos al crecimiento, luchar contra el desempleo, etcétera. O sea que este objetivo 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 5 único obviamente se mostró ficticio. El otro tema, que es la distinción entre políticas fiscales y monetarias, que parecía tan bien delimitado por las metas de inflación y por los sistemas más modernos de manejo monetario, en realidad, se confundió nuevamente. Lo que se llama quantitative easing, relajación cuantitativa, que en realidad significa imprimir dinero ––eso es básicamente un forma elegante de decirlo––, en la práctica significa buscar los mecanismos con los cuales la liquidez en el sistema se expande. Pero acá se confunde nuevamente la política fiscal y monetaria. La forma en la que la Reserva Federal o el Banco Central Europeo ha estado actuando en los últimos tres meses ha sido comprando básicamente bonos del Tesoro o bonos de la deuda pública. Es decir, vienen a financiar la inmensa brecha fiscal que se creó en los países avanzados como mecanismo anticíclico y como consecuencia de esta crisis. Contratan interés cero, también tiene un impacto importante sobre las cuentas fiscales porque lo que debe pagar el Estado por su deuda también está influenciada por esta tasa cero. Y el objetivo nuevamente ––como decía–– se fue diluyendo y en una forma u otra se fueron mezclando los objetivos macroeconómicos fiscales y monetarios de incentivar la demanda, de incentivar la producción, de evitar la recesión, etcétera, y los instrumentos políticos y monetarios se fueron agotando al llegar las tasas de interés a cero. Quiero mostrar un gráfico que me ha impresionado mucho en este sentido. Este gráfico muestra en los últimos noventa años el crecimiento del producto americano, que es la línea azul oscura, y el crecimiento de la cantidad de dinero en porcentaje de la base monetaria. Lo que ustedes ven a la derecha, en esa línea, no es un eje de la figura, sino la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero en los Estados Unidos en el año 2009. Es decir, lo que parece un eje en la figura es el porcentaje. Ahora bien, están representados noventa años, no tiene parangón en la historia un crecimiento monetario de esta naturaleza. La pregunta que uno se hace es: “Bueno, con este crecimiento monetario completamente fuera de lo común en Estados Unidos, que en términos técnicos se llama en cierta forma la ampliación del balance del Banco Central, la adquisición de títulos del Estado, títulos corporativos en algunos casos y todo eso que ya sabemos, ¿por qué no tenemos una situación inflacionaria en Estados Unidos? ¿Por qué en realidad hoy en Estados Unidos se habla del problema de la recesión y se trata de evitar caer en el caso japonés, de diez años perdidos de deflación? Esto se debe a que al mismo tiempo que aumentó la base monetaria, cayó en forma bastante espectacular el crédito; porque parte de la crisis encontró al sistema privado, al sistema de los hogares, de las familias, al sistema corporativo y al sistema fiscal en una situación de sobreendeudamiento. Por lo tanto, no hay demanda por crédito. Al no haber demanda por crédito en lo que se llama el multiplicador monetario, el efecto que esto tiene sobre el resto de la economía no se ha multiplicado. Pero lo que queda claro es que en ningún modelo estructural que trate de explicar cómo manejar la política monetaria para minimizar la inflación figuraba esto. Eso está claro. Este es un ejemplo y puede haber otros similares. ¿Qué más cambió la crisis? Todos estos modelos que estaban detrás de las metas de inflación, todas estas manipulaciones bastante sofisticadas que se fueron haciendo en el 2000 para tratar de bajar medio punto o un punto la inflación –moviendo el modelo estructural, mirando los rezagos, porque la política estructural tiene rezagos, ya que la cantidad de dinero de hoy no afecta los precios de mañana pero los afecta luego– no predijeron nada de lo que pasó. Esa es una realidad. No porque estuvieran mal hechos… bueno, estaban mal hechos, pero porque no contenían las variables que resultaron ser realmente importantes: el rol del 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 6 crédito, el rol de la estabilidad financiera, la estructura de los rezagos, la capacidad instalada no utilizada, el nivel de desempleo. Es decir que, reitero, esas variables no fueron estructuralmente bien introducidas. Por lo tanto, la crisis demostró que estos modelos en realidad explican bastante poco, sobre todo, en casos extremos. Por otro lado, para casos que no son muy extremos tampoco hacen falta modelos tan sofisticados. En la actualidad, la ciencia del modelo está siendo revisada en forma muy seria. Luego, comenzó a buscarse una mejor definición sobre la independencia del Banco Central, es decir, cuál es el real concepto del Banco Central y cómo los bancos centrales actuaron de manera independiente. Acá hubo dos reacciones: en primer lugar, la que propuso definir esto en forma más ordenada, porque la independencia del Banco Central no significa que sus objetivos tengan que ser totalmente decididos y adoptados por esta entidad autónoma. Sin embargo, el Banco Central debe tener la capacidad de decidir sobre los instrumentos que se utilizan. Es decir, los instrumentos que se utilizan para llegar a los objetivos. Les presentaré un ejemplo claro relacionado con el Banco de Inglaterra. Este Banco –y no es el caso del Banco Central Europeo que no depende de ningún gobierno, ya que forma parte de una federación– tiene total independencia –en el sentido legal–, no obstante, el objetivo de inflación o el objetivo de la política macroeconómica a largo plazo –pero sobre todo el objetivo de inflación– está dictado por el gobierno. Es este último quien le establece el objetivo de la inflación límite. En la actualidad había sido establecida una inflación del 2 por ciento con una banda de 1 por ciento para arriba y de 1 por ciento para abajo. Pero, ¿qué sucede con el banco si en un mes –no en tres o en cinco o en siete meses, reitero, en un mes– su inflación anualizada excede el 3 por ciento o se encuentra por debajo del 1 por ciento? El día que se publican los resultados –no durante los próximos tres meses– el presidente del Banco Central tiene que escribirle una carta al ministro de Finanzas explicándole por qué no logró sus objetivos y qué piensa hacer para volver a la banda. Es decir que el Banco Central es independiente en relación con la utilización de sus instrumentos, pero el objetivo tiene que ser consensuado por las distintas fuerzas políticas electas. En efecto, a continuación daré el segundo concepto que es de uno de los padres de la idea de la banca central independiente, y no estoy hablando de alguien que se encuentre en el otro extremo de la tierra, sino que me refiero al doctor Godard, una de las figuras más prominentes en la economía monetaria y, reitero, uno de los fundadores de la banca central independiente. Él manifiesta que luego de una crisis hay que buscar límites y balances en términos de independencia de la banca central porque de lo contario se entrará en un déficit democrático, con las decisiones de un cuerpo que no fue electo. Por lo tanto, es necesario buscar el balance y, quizás, hayamos ido hacia un extremo mayor. Este es uno de los temas que aplica K. Heinz, es decir, si cambia la realidad hay que cambiar la idea. Para finalizar, ¿dónde nos deja esto en relación con el marco monetario para los países emergentes si lo que estaba aceptado vemos que no ha funcionado bien y que se han creado una serie de condiciones nuevas? Aquí es donde caben las preguntas. Entiendo que nos hemos quedado con muchas dudas y preguntas, que no han tenido respuestas claras. ¿Cuál es el marco realmente aceptable? Ya que el marco que existente se encuentra sometido a un proceso de revisión muy profundo. Entiendo que hay tres o cuatro preguntas que no tienen una respuesta cierta. Considero que resulta claro y no me caben dudas –porque no he cambiado de idea– que la política monetaria afecta a la inflación. Asimismo, es claro que la inflación es un proceso monetario. Lo que no es evidente es el mecanismo de transmisión. No es tan sencillo como creíamos: aumentar la cantidad de dinero, depende de la demanda 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 7 monetaria, el resto se va a los precios.... Parece haber un proceso de transmisión mucho más complicado y ese proceso nos deja hoy en día con una gran duda, porque los riesgos no son simétricos, ya que si emitimos demasiado podemos tener un costo mayor que si emitimos mucho menos o, al revés, podemos tener un costo en términos de recesión mucho más alto que el costo de la inflación. Entonces, existe un problema de simetría. Y entiendo que las relaciones estructurales son bastante idiosincráticas en relación con cada país y también tenemos una gran duda sobre el proceso de transmisión. En segundo término y en relación con el tema de la intervención en los mercados de divisas, hablamos de que una de las partes del paradigma debía dejar la tasa de cambio flotar –la flotación pura y limpia– sin embargo, entiendo que lo que nos ha probado la crisis es que la intervención al mercado de divisas y la acumulación de reservas han ganado credibilidad, porque los países que tuvieron mayor cantidad de reservas han logrado, en cierta forma, capear bien la crisis. Yo sé que el Fondo Monetario Internacional y muchos analistas dicen “no hay que juntar reservas porque…”. Y, en este sentido, no estoy hablando de los 50 mil millones de dólares nuestros, sino que me refiero al trillón de dólares de China o cosas por el estilo. Y, si bien está quien manifiesta que la acumulación de reservas es un desperdicio de recursos, la realidad demuestra que la acumulación de reservas aumenta la credibilidad. Se puede ver una relación bastante clara entre países que pasaron mejor la crisis al tener una cantidad de reservas importantes, porque ganaron credibilidad y, además, sirven como instrumento de política, en cierta forma, para evitar las grandes fluctuaciones. Pero ¿cuál es el límite? Porque tiene que haber un límite. Esa es la pregunta a la que no le encontramos una clara respuesta. Es evidente que el límite es mayor de lo que creíamos, pero, reitero, no nos queda claro de cuánto es ese límite. En este contexto de intervención al mercado de divisas, surgió la pregunta de si existe un rol legítimo para los controles de capital, es decir, de entrada y de salida de capital. Y, en este sentido, la crisis también nos muestra que aquellos países que adoptaron algunos controles de capital –relativamente amigables no draconianos– tuvieron también un escudo adicional que los protegió. Pero como ya declaré esta es una pregunta sin respuesta. Finalmente, hay un tema más técnico que había desaparecido, relacionado con la Curva de Phillips. En realidad, había desaparecido la idea de que hay una relación negativa entre inflación y desempleo, es decir que para tener menos desempleo necesitamos más inflación. Reitero, esa idea había desaparecido de la fase del análisis económico. Sin embargo, en la actualidad, ha vuelto a plantearse esa pregunta. Desde mi punto de vista, creo que hasta que no vea una demostración empírica fuerte y con algún fundamento teórico no estaré convencido de que esto sea así. No obstante, hay un renacimiento de este pensamiento. Asimismo, surgió alguna pregunta adicional como consecuencia, por ejemplo, de que la Reserva Federal ha comprado algunos bonos de General Motors, es decir si el Banco Central debe prestar al sector privado. A esta pregunta me animo a responder en forma tajante: ¡No! El Banco Central no debe prestar al sector privado, no debe intervenir ni en el mercado de deuda, ni en ningún otro mercado de liquidez para el sector privado. Como ya he manifestado, considero que el Banco Central como un instrumento del Estado en políticas públicas, pero esas políticas no deben incluir los préstamos directos al sector privado. Y ese asunto podemos discutirlo. Para concluir, hasta ahora, antes de la crisis, ni en los países emergentes ni en los avanzados se consideraba que el Banco Central tenía un rol en la inflación de activos, sí mantenía un rol en la inflación del precio al consumidor, en precios mayoristas…Pero en las 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 8 burbujas –en la inflación de activos, en el aumento del precio de la propiedad, en el aumento de los precios de algunos activos financieros– si el Banco Central debe actuar o no, la teoría de Greenspan, dice que no, que lo que debe hacer en relación con la burbuja financiera o con la burbuja del sector real…y, después, si hay un daño, que el Banco Central lo arregle. Esa fue la teoría de Greenspan, que en la actualidad está en duda. Y, el problema es que no hay claridad en qué hacer. Está claro que hay que hacer algo. Pero, reitero, el problema es que no queda claro qué política monetaria debe utilizarse en términos de inflación de activos. Así que estas son las preguntas que quedan abiertas y de esta forma podemos ponerlo en una realidad y en un contexto en el que hay una propuesta analítica con respecto a los conceptos y hay muchas dudas sobre los canales de transmisión de las distintas políticas. Para terminar, voy a hacer un poco de mea culpa –poca–, pero todos podemos tener errores. Pasé muchos años en el Fondo Monetario y algunos en el Banco de Inglaterra y encontré algo interesante en el último reporte del Fondo Monetario antes de la crisis, dos meses antes del caso Lehman Brothers decía que “el formato sofisticado de la política monetaria del Reino Unido y su altamente desarrollado sector financiero, resulta en políticas sólidas y en una infraestructura de mercado que asegura la estabilidad macroeconómica y financiera. Esta ha sido reforzada en los últimos años y en varios aspectos está a la vanguardia y resulta un ejemplo para el resto del mundo”. Dos meses después, se cayó todo. Obviamente, también cometemos errores. (Risas y aplausos.) Sra. Presidenta. – La verdad es que la exposición fue muy rica en términos conceptuales. Creo que este cambio de paradigma en la mirada de la economía mundial es tan vigente que a veces no nos permite más que alumbrar nuevas decisiones y llenarnos de cuestionamientos para poder ver cómo vamos a poder fijar las pautas en nuestro contexto, creo que tenemos que ser en esta medida absolutamente creativos con lo que nosotros vayamos a sacar de aquí, de este Congreso. Evidentemente, tenemos una responsabilidad en la relación que constitucionalmente se establece con el Banco Central y el Congreso de la Nación. El Congreso de la Nación es quien, constitucionalmente, da nacimiento al Banco Central y, a través de su Carta Orgánica, le delega sus funciones, parte de su estructura y le fija el objetivo que tiene que ver con esta mirada que usted hacía sobre los cinco grandes conceptos que habían predominado en la política económica hasta antes de la crisis. Evidentemente hay un cambio importante después de la crisis que nos llevó a nosotros a tener que hacer una mirada nueva y creadora en un contexto particular, que es el de la Argentina. Quiero hacerle algunas preguntas, pero me gustaría saber si algún otro senador tiene preguntas para formular. Tiene la palabra el señor senador Sanz. Sr. Sanz. – Voy a permitirme sacar al doctor Blejer de su presentación que, desde luego, nos ha ilustrado muchísimo y le agradecemos. Lo voy a llevar a una cuestión un poco más pedestre que nos ocupa a los parlamentarios y que tiene que ver, en definitiva, con esto que usted ha planteado. La semana pasada recibimos el informe de la presidenta del Banco Central y gran parte de las discusiones y divergencias que nos ocupan a oficialistas y opositores tienen que ver con el sistema de datos estadísticos del país. Quisiera conocer su opinión, porque al preguntarle a la licenciada Marcó del Pont respecto de cuáles eran los datos estadísticos y los índices que utilizaban para la formulación y la reformulación del programa monetario, contestó que eran los datos estadísticos oficiales. Quisiera saber si usted tiene una opinión respecto de esto en nuestro país y cómo 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 9 puede influir en esa formulación del programa monetario. Sr. Blejer. – En el tema específico del INDEC, ustedes han tenido una discusión aquí en el Senado de la que no pude participar, ni quiero opinar específicamente en este momento, pero lo que le quiero decir que en el tema monetario una de las cosas más importantes no es cuánto ha sido la inflación, cuánto es o cuánto será. Cuando se habla de políticas monetarias es absolutamente importante y crucial contar con las estadísticas. Porque son las que determinan la demanda por dinero, la demanda por bienes y determina cuánta liquidez puede absorber el sistema sin crear inflación. Si la expectativa de inflación es muy baja el público circula el dinero mucho más lento, si es muy alta, hay mucha demanda. Lo que importa es la expectativa de inflación. Sinceramente, no sé cuánto es la inflación. No lo sé. No tengo una consultora ni forma de comparar esos datos, lo único que sé es que hay una gran incertidumbre sobre eso y esa incertidumbre que se ha creado, es dañina; aún cuando los datos oficiales sean correctos – sin hacer un juicio sobre los datos– la gente tiene incertidumbre sobre la validez de los datos. Dejando de lado mi opinión personal sobre los datos en sí. Lo que sí hay es una gran incertidumbre sobre esos datos, que están haciendo más difícil la política monetaria. De eso no me cabe ninguna duda. Supongamos que me convencen de que los datos oficiales son correctos. Sin embargo, creo que hay un problema por la incertidumbre que se ha creado alrededor. Considero que es una prioridad tratar de mejorar ese tema y reducir la incertidumbre que se ha creado, porque resulta difícil poder proyectar cuál es el efecto sobre la economía real de cualquier tipo de política monetaria, ya que sea crea un gran problema y además una gran dispersidad. Hay dos problemas con las expectativas de inflación. Por un lado, si son muy altas, tienen un efecto negativo. Por otro lado, si son bajas, pero muy dispersas, es muy difícil tener una política monetaria enfocada. Creo que ese es el problema que tenemos. No es tanto si los números están bien o mal, sino la incertidumbre que se ha creado alrededor. Sr. Artaza. — Buenas tardes, doctor. Gracias por su participación. Quiero hacerle dos preguntas. Primero, ¿en qué paradigma estamos ahora en el Banco Central? Segundo, posiblemente muy pronto vamos a tener que tratar una nueva ley de entidades financieras, a su juicio, someramente, ¿qué debería tener para mejorar la ley? Sobre todo teniendo en cuenta que después de la crisis de 2001, si bien usted hablaba de la independencia del Banco Central, se permitió que un sistema de convertibilidad prestara dólares, por ejemplo, a quienes ganaban en pesos. Desde mi punto de vista, eso ha sido una negligencia del Banco Central permitir ese sistema. En base a eso, quiero saber si usted tiene alguna opinión sobre una posible nueva ley de entidades financieras. Sr. Blejer. — Sinceramente, no le puedo contestar la primera pregunta. Además, habiendo sido presidente del Banco Central, una de las cosas que a mí me han enseñado algunos de los maestros que tuve en la banca central, es tratar de no hacer comentarios específicos sobre la entidad en público. Por ejemplo, vemos lo que está pasando con Greenspan, que está interfiriendo en la política monetaria americana, no lo estoy comparando, pero trato de clarificar que no es del todo ético. De manera que prefiero no hace comentarios sobre el primer tema. Asimismo, si quisiera, no le podría decir. Con respecto a la segunda pregunta, creo que es un tema fundamental, y en cierta forma yo lo vi en esta discusión, hay un cambio de paradigma regulatorio. Este fin de semana ha sido crucial con la publicación y la aceptación de lo que se denomina Basilea III, ya que 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 10 Basilea II nació muerto y Basilea I se reformó. ¿Qué es Basilea III? Es una serie de regulaciones sobre la cantidad de capital que deben tener los bancos. En los Estados Unidos, se aprobó una ley, que lleva el nombre del senador y del diputado que la oficiaron, para cambiar la regulación en forma específica. En ese contexto, debemos ver cuáles son las tendencias internacionales que se inclinan a aumentar en forma importante los colchones de liquidez, poner límite al endeudamiento generalizado y a la cantidad de capital mínimo necesario, mucho mayor a lo que existía anteriormente. En cierta forma, en eso me arriesgo a hablar de cosas que no tienen que ver con el tema específico, creo el sistema regulatorio en la Argentina ha funcionado relativamente bien. Nosotros hemos tenido una gran crisis en el los años 2001 y 2002, pero la crisis financiera que afectó al sistema bancario en muchos de los países emergentes no nos afectó en forma directa. Creo que la ley de entidades financieras tiene que reforzar los sistemas regulatorios y encontrar los defectos que tiene el sistema actual y tratar de corregirlos. No necesitamos una ley ómnibus, que empiece a definir cuál es el sistema financiero que queremos desde un principio, sino que refuerce las partes regulatorias que han cambiado. El paradigma regulatorio viene cambiando con mayor intervención, con mayor control. Por ejemplo, lo que usted mencionó específicamente, que los bancos no puedan tener activos y pasivos definidos en distintas monedas, el Banco Central lo ha regulado en forma bastante clara en nuestro país. Mi opinión en este momento es que una ley general de entidades financieras es mucho menos necesaria que una corrección de los problemas regulatorios, que han surgido a la superficie como consecuencia de la crisis. Sr. Sanz. — En ese esquema de mayor regulación que usted ve de esta herramienta legislativa, ¿esa mayor regulación podría alcanzar en el texto de la ley a cuestiones vinculadas a la tasa de interés? Le hago esta pregunta porque hay un proyecto que la vincula directamente. Sr. Blejer. — Yo he visto un tope en la tasa de interés, no la determinación de la tasa sino un poner un tope nominal. Creo que topes nominales en la ley no pueden tener mucha lógica, porque la tasa de interés relevante es la tasa real, o sea la tasa nominal menos la tasa de inflación. Como la tasa de inflación es variable a lo largo del tiempo, tener una ley que establezca una tasa real variable de acuerdo con las condiciones macros sería bastante problemático. Sr. Sanz. — ¿En ese sentido, doctor, usted es proclive a que en el tema de tasa de interés la regulación del Estado pueda venir por intervención presupuestaria, por ejemplo, en el subsidio de tasas? Sr. Blejer. — Nosotros tenemos un problema fundamental, muy serio, en la Argentina, dada nuestra historia y algunos economistas lo llaman la falta de moneda de largo plazo. Hoy en día es muy difícil para un banco intermediar como lo haría un banco normal en otro país, porque los depósitos, la fuente de financiamiento son a muy corto plazo y generalmente a tasa variable. Pero en los préstamos a largo plazo nadie quiere tasa variable. Los préstamos a 30 años todo el mundo los quiere a tasa fija. Entonces, ¿cómo hace un banco para financiarse a 90 días a tasa variable y dar un préstamo hipotecario a 25 años a tasa fija? Yo vi que en su presentación la doctora Marcó del Pont mostró que tenemos un sistema financiero extremadamente chico comparado con el resto del continente, con el resto de los países similares, había un gráfico muy claro. ¿Por qué tenemos ese problema financiero 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 11 tan chico? Porque tenemos ese problema de moneda. En ese caso, para poder resolver ese problema de moneda, como transición, creo que sí hay lugar para la intervención pública, que de alguna manera el gobierno pueda hacer el matching, porque el mercado no lo está haciendo. Tenemos una falla de mercado dada por nuestra historia. Con todo lo que a mí me parece problemático, como tener a un gobierno interviniendo en el mercado de capitales y dando un subsidio, creo que si no encontramos un mecanismo para obviar esto vamos a tener que pasar diez años más de estabilidad para poder volver a tener un mercado de capitales que permita el financiamiento a largo plazo. Sra. Presidenta. — Yo quería volver a alguna cuestión más coyuntural, pero ha sido muy claro en los cambios de paradigma que se están dando a nivel de lo conceptual, en la política macroeconómica. Nosotros durante 2006 y 2007, saliendo de la crisis de 2002, estuvimos dominados por un paradigma dentro de la política macroeconómica nacional que se regía fundamentalmente por un superávit en la balanza comercial y por un tipo de cambio real muy competitivo después del proceso de devaluación. Un superávit en la balanza comercial también permitía en cierta medida oxigenar las cuentas fiscales; con lo cual, había un superávit fiscal importante y fue así que se llegó a un proceso de acumulación de reservas. Además, el Tesoro era más contractivo y no tan expansivo, es decir, era cuidadoso con sus cuentas fiscales. Entonces, comenzamos un proceso de crecimiento importante para la Argentina ––tal vez sin precedente–– en un contexto internacional favorable con un cambio importante a nivel de la dinámica del comercio internacional, que viene favoreciendo a los países emergentes. Creo que este cambio estructural se va a seguir manteniendo. Más allá de esto, a partir de 2007 empezamos a enfocarnos desde otra lógica. Se empieza por no haber superado algunos déficit estructurales en la Argentina. Con usted hablábamos del crédito, del PBI, del nivel de inversión que ha habido en relación con las tasas de crecimiento que desde mi visión son tan bajos que subsisten muchos problemas estructurales; es decir, los problemas estructurales que hacen a la mejora de la competitividad real. En ese contexto, nos enfrentamos a un proceso inflacionario, nos enfrentamos a un proceso de cambio de paradigma dentro de la política económica y, a su vez, sobrevino una crisis, que fue la crisis que nos habilitó a empezar a establecer otro paradigma. Es decir, pasamos por suerte a seguir teniendo superávit por este contexto internacional, tal vez por el juego de esta política arancelaria y del régimen de importaciones y exportación, pero ya cambia la visión de la política fiscal y empieza a querer cambiarse fuertemente la visión de la política monetaria. Es decir, la política fiscal empieza a ser mucho más expansiva, se estimula de manera importante la demanda agregada y en esto empieza a haber una suerte de respuestas en un mecanismo de coordinación entre la demanda del Tesoro y el Banco Central, pero con el uso de algunas herramientas como han sido el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, la rentabilidad de la ANSeS. O sea que se respondió a la crisis con políticas contracíclicas, pero se ha estimulado de manera importante esa demanda agregada con una contraparte que es el importante proceso inflacionario existente y, por otro lado, la no solución de todos estos déficit estructurales, al que le sumo la pobreza por su persistencia en el tiempo. Creo que la Argentina debe ser muy creativa en poder fijar sus lineamientos para el mediano y el largo plazo, y esto nos toca ahora con algunos puntos de reforma. 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 12 Evidentemente, poco podemos hacer en función de que el Banco Central viene a plantearnos un cambio en la política monetaria que posiblemente esté respondiendo a esta mayor demanda del Tesoro. Entonces, tendremos que salir de esta visión o de esta necesidad de evaluarlo en un corto plazo, pero sin dejar de poner en evidencia que la Argentina es un país que tiene un proceso inflacionario que ––como usted bien decía–– se sale de foco. Entonces, ¿cómo volvemos a replantearnos? Usted dijo que una de las cuestiones que el paradigma del modelo anterior había dejado de herencia era la división de la política monetaria y la política fiscal, más allá de la necesaria coordinación en esto de las tasas de inflación. Ahora bien, ¿cómo en la Argentina tenemos que asumir este cambio? ¿Es prudente en este momento, por este juego de la expectativa de nuestros antecedentes, salirnos de una estructura como la del Banco Central que tiene una estructura autónoma, que le tiene que responder al Congreso de la Nación, que puede fijar sus instrumentos de política monetaria, de política cambiaria y financiera? ¿Es prudente salirse de este esquema en este momento y dar un paso, tal vez como se está pretendiendo en este momento, hacia una fuerte respuesta de la política monetaria, hacia los requerimientos del exterior? Nosotros dimos un debate importante, pero veíamos prácticamente que las utilidades del Banco Central y los adelantos transitorios del Banco Central eran casi en su totalidad lo que el Banco Central había previsto crecer este año en su proyección de la base monetaria. En ese sentido, parece ser que tenemos que ir de un extremo a otro. Entonces, qué es lo que usted ve como más recomendable porque evidentemente tendremos que fijar nuestro menú a la carta de acuerdo con nuestras condiciones particulares en este contexto, que es un contexto cambiante. Sr. Blejer. –– En este contexto de incertidumbre analítica, por un lado, y de transición, en términos macroeconómicos, es importante tener en cuenta lo que se podría llamar cierta “heterodoxia limitada”. ¿En qué sentido? La senadora Montero recién decía que tenemos una serie de problemas estructurales muy serios. Ahora bien, no se le puede pedir al Banco Central que resuelva los problemas estructurales de la Argentina, pero sí puede resolver los problemas estructurales del sector financiero, por ejemplo. Puede hacer algún tipo de política, como la que me refería anteriormente, en el sentido de buscar la forma de recrear un mercado de crédito de largo plazo voluntario en el cual haga falta una intervención en el medio para que resuelva esta incertidumbre que se ha creado a lo largo de nuestra historia; ese es otro ejemplo. Eso sería una política monetaria o política del Banco Central en cierta forma heterodoxa porque estaríamos hablando tal vez de dar un subsidio en alguna forma para que la transformación de plazos funcione. Eso sería heterodoxo, pero sería una contribución a la mejora de la estructura del sistema de crédito que tenemos, que es estructuralmente débil, no nos permite recuperar los niveles de inversión necesarios para crecer rápido, tenemos problemas en algunos estados específicos, etcétera. Considero que es fundamental no esperar demasiado del Banco Central. No se puede esperar que el Banco Central resuelva los problemas estructurales del sistema, tiene que resolver los problemas estructurales de su propia área. En términos puramente monetarios, no le puedo dar una opinión concreta porque no conozco el modelo de transmisión que se tiene en mente en este momento. Lo que sí me queda claro es que si el modelo monetario, así como se planteó, y si las metas monetarias están basadas en un crecimiento del 2 por ciento y vamos a crecer un 8, alguna revisión es necesaria. Ahora, si usted me pregunta si esta es la solución correcta o no, no estoy en 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 13 condiciones de dar una respuesta. Esto con respecto a la coyuntura. No obstante, creo que hay que buscar un mecanismo en el cual en este nuevo paradigma, tanto regulatorio como macroeconómico y monetario, se puedan no solamente implementar políticas macroeconómicas de largo plazo, sino también buscar la forma de que de alguna manera se vayan resolviendo en este contexto algunos problemas estructurales que usted mencionaba, que son muy serios en el sector financiero. Sra. Presidenta. –– Muchas gracias, doctor Blejer. Quiero informarles que en primer lugar expondrán todos los invitados y, luego, formularemos las preguntas. A continuación, tiene la palabra el Licenciado Hernán Lacunza. Sr. Lacunza. – Buenas tardes. Agradezco a la señora senadora Montero, presidenta de la Comisión, por la invitación que me ha sido extendida. Siempre es un honor y un orgullo venir como visita a esta casa y que los señores senadores, aquí presentes, y su cuerpo de asesores estén interesados en alguna humilde opinión que pueda acercar para quienes en definitiva tienen una parte importante del futuro de la Nación en sus manos. En forma breve, trataré de abordar tres aspectos: en primer lugar, el marco institucional en el cual se desenvuelve la política monetaria, cuál debería ser y cuál es la misión del Banco Central y, en relación con lo que mencionó la señora senadora, hablaré sobre el tema de la independencia y la división de poderes. En segundo término, un tema más coyuntural, es decir, cuál es la política monetaria actual en el marco institucional que tenemos; asimismo, qué se está haciendo en materia de revisión del Programa Monetario y los problemas de dominancia fiscal que mencionó el doctor Blejer. Para finalizar, realizaré un ejercicio prospectivo sobre cuáles podrían ser los contornos del régimen monetario y cambiario en el período 2011 y 2015, y cuáles son los desafíos de corto y de largo plazo; y, también, a la luz de ese análisis, tratar de abordar alguna cuestión referida a los proyectos de ley de entidades financiera, a la que hacían mención los señores senadores Artaza y Sanz. Por consiguiente, a fin de mantener ese orden, el primer punto es si hace falta –como hay ya algún proyecto en la Cámara Baja y hay otros en elaboración– incorporar objetivos de crecimiento y empleo en la Carta Orgánica del Banco Central. A mi juicio, esta es una cuestión retórica, ya que quién no estaría de acuerdo con que toda la política económica en su conjunto, no sólo la monetaria, tiene por fin último el desarrollo y, por lo tanto, maximizar el nivel de actividad y empleo. Así que, lo que no admite esta pregunta es una respuesta dogmática: es decir, sí o no, en cualquier circunstancia. Sin embargo, desde mi punto de vista, el marco que se apruebe o que se cambie no debe resultar en expediente que intente –con ese fin saludable y loable de maximizar el empleo– o que permita la fácil implementación de políticas que no son conducentes a esos fines. En este terreno es muy fácil caer en voluntarismos. En este sentido, los impactos del diseño institucional, si no se implementan correctamente, en muchas oportunidades no son obvios, por lo tanto, lo que uno pretende y hace genera resultados exactamente contrarios a los esperados. Así que me parece que por razones económicas –cabe a detallar– e institucionales no es esta una discusión que merezca demasiado análisis. Porque, en definitiva, a largo plazo, no existe –lo que Mario llamó la Curva de Phillips– dilema entre inflación y crecimiento, entonces, en ese caso, la mejor contribución que puede hacer una autoridad monetaria en favor del crecimiento a largo plazo es tener una baja inflación, que genere el ambiente necesario para la inversión y para la 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 14 producción, que es la que maximiza el beneficio de sus habitantes. Por el contrario, sabemos que una inflación alta atenta contra el crecimiento a largo plazo a través de múltiples mecanismos pero, entre ellos, puedo mencionar que afecta la certidumbre y la estabilidad de precios relativos que necesita el inversor típico; y, por encima de cierto umbral tolerable –no me pregunten cuál es ese umbral porque no lo sé–, resulta una cifra que atenta contra las posibilidades de inversión en la medida que aparezcan prácticas indexatorias o acortamientos de contratos. Es una cifra de, aproximadamente,… alguno dirá 12, otro dirá 15 y otro dirá 8, pero sabemos que por encima de cierto umbral, la inflación comienza a afectar el crecimiento de la inversión y, a mediano plazo, el del consumo, como consecuencia de que el poder adquisitivo de los ingresos se va licuando. – Se realiza la proyección de un Power Point. Sr. Lacunza. – De modo que aquí hay un gráfico para ilustrar este punto donde encontramos a los países de la región. Lo que observamos no es crecimiento a largo plazo, sino que considera el último ciclo 2006–2010. Hay países que crecen más o de igual manera que la Argentina, como el Brasil, con una inflación mucho más baja, así que no hay una relación directa entre el crecimiento y la inflación. En relación con las razones institucionales, manifesté que no hay que dar una respuesta dogmática. Acá se ve claramente que el mandato no garantiza el éxito ni el fracaso del aporte monetario del desarrollo. Traje una muestra de países que tienen distintos regímenes, distintos mandatos en su Carta Constitutiva del Banco Central y obtienen resultados similares o, por el contrario, hay bancos centrales que tienen el mismo mandato y obtienen resultados distintos. Si deseamos realizar una comparación entre el Banco Central Europeo y el de Estados Unidos, el primero de ellos tiene el mandato único y estabilidad de precios, además, en la actualidad tiene una inflación del 2 por ciento y un crecimiento del 1 por ciento, por otro lado, Estados Unidos tiene un mandato dual y, a parte de los precios estables, busca maximizar el empleo, tiene tasas moderadas a largo plazo, y obtiene resultados muy similares. Con lo cual no es definitivo el mandato de la Carta Constitutiva. En relación con Chile y México que tienen mandatos muy distintos: Chile va por la estabilidad de la moneda clásica y México tiene otros objetivos y, sin embargo, los dos usan metas de inflación y tienen resultados bastante similares en términos de inflación y crecimiento. Si comparamos Venezuela y Colombia tienen mandatos muy parecidos y resultados muy diferentes, en este sentido, Venezuela tiene una inflación superior al 20 por ciento mientras Colombia tiene una inflación similar a la de los estándares internacionales. Asimismo, podría citar el caso de la Argentina a través del tiempo. Nosotros hemos tenido, desde su fundación, desde hace 75 años, el Banco Central ha tenido varias cartas orgánicas y siempre nos hemos ingeniado para hacer las cosas mal o bien, pero muchas veces mal, con las distintas cartas orgánicas. La última crisis, en 2001, fue con la Carta Orgánica actual, sin embargo, la crisis de 1989 fue con la Carta Orgánica anterior y así en forma sucesiva, en la crisis del 75 era otra y en la crisis del 82 también. Con esto quiero expresar que más que el mandato constitutivo, lo que importa es la consistencia de la política monetaria, independientemente del esquema institucional, y no caer en voluntarismos. Pongamos como objetivos del Banco Central pautas de empleo, de cantidad de empleos, o incluso de créditos, pero hay un montón de variables que no controla el Banco Central. Como manifestaba hace instantes Mario Blejer, podemos fijar que el objetivo sea la felicidad del pueblo, pero eso depende de muchas variables que están fuera de dominio de la autoridad 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 15 monetaria. De modo que, más que el precepto, lo que me parece es que es necesario estudiar qué políticas se implementen y que, a la luz de un objetivo loable, no se implementen políticas insensatas, porque eso seguramente generará más costos que beneficios. Respecto de la independencia del Banco Central, hay algunos fundamentos económicos que validan esta idea de independencia. En primer lugar, el más básico de administración, el control por la oposición. Lo que llamo yo evitar la ilusión de la maquinita de la felicidad, que el gasto no esté en las mismas manos del que emite dinero, porque sino podemos caer en la ilusión de pensar que podemos generar riqueza, es decir, la ficción de generar riqueza dándole a la maquinita. El segundo argumento, es la cuestión de la miopía, porque la desinflación tiene beneficios mediatos y costos inmediatos, entonces, en el círculo político, quien toma la decisión en ese momento, suele apropiarse de los beneficios y no de los costos, que se los hereda a quien lo sucede. Entonces, este tipo de visión de políticas necesitan un horizonte temporal amplio, aunque debo decir que este tipo de argumentos sirven para otro tipo de instituciones de políticas públicas, por ejemplo, en relación con la política tributaria. En este sentido, el concepto es el mismo por el cual Ulises se ató al mástil para no ceder al canto de las sirenas, es decir, a corto plazo por ahí se tiene más costo beneficio, no obstante, a largo plazo sabía que era el camino correcto. ¿Qué entendemos por independencia? En primer lugar, independencia no significa que deba ser un ente autárquico con un grupo de tecnócratas iluminados puestos ahí y que durante seis años no haya que pedirles ningún tipo de explicaciones. Es independencia respecto del Poder Ejecutivo, porque es el que gasta; pero de ninguna manera con respecto al Poder Legislativo que es el que controla ese ámbito. Y, como decía Mario, es independencia de los instrumentos pero no de los objetivos que a su objeto deben ser elegidos por quienes fueron elegidos por el pueblo, en este caso los legisladores, si no tendríamos una tecnocracia en lugar de una democracia. Una muestra de independencia es que las decisiones de sus autoridades no sean fácilmente reversibles, por ejemplo mediante la remoción de sus autoridades por una simple decisión del Poder Ejecutivo, porque entonces la independencia sería muy vulnerable. Este concepto de independencia respecto del Ejecutivo y no del Legislativo está claramente contemplado en nuestro marco jurídico actual, tanto en la Carta Orgánica –la Ley Constitutiva del Banco Central– en su Artículo 3, como en la Constitución Nacional en su Artículo 75 y esta es la manifestación más visible de la división de poderes propia de un régimen de republicano. A mi juicio, si uno tuviera que hacer alguna mejora al sistema jurídico institucional que rige la política monetaria argentina, me atrevería a decir que el programa monetario tendría que tener entidad de ley anual como lo tiene el Presupuesto. De lo contrario, como sucede hoy el Poder Legislativo no tiene ningún control sobre el Banco Central más que la necesidad de que sus autoridades vengan aquí a dar explicaciones regularmente o cuando cambian sus metas. Si en la Ley de Presupuesto le pongo un límite de gastos al Poder Ejecutivo pero no pongo un límite para la emisión, fácilmente cualquier Poder Ejecutivo –no hablo ni del actual, ni del anterior, ni del futuro– podría sortear la restricción presupuestaria, usando un impuesto que no está legislado: el impuesto inflacionario. De modo que una mejora institucional sería que el programa monetario sea una ley anual, como la Ley de Presupuesto. ¿Esta independencia significa que no puede haber ninguna interacción con el Poder Ejecutivo? De ninguna manera. La coordinación es muy necesaria, porque la política 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 16 monetaria es un brazo más de la política económica que de ninguna manera podría ser un brazo autista, que decida por su cuenta el nivel de tipo de cambio, la tasa de interés y la cantidad de dinero sin tener en cuenta el resto de las variables. No hay que confundir autonomía con autismo del Banco Central. Pero la coordinación no debe confundirse con subordinación. Hoy esto funciona bastante mal. Me atrevería a decir que en muchos períodos de la historia funcionó bastante mal. Se confunde coordinación con subordinación en el sentido de que el Banco Central se tiene que adaptar pasivamente a las necesidades del Tesoro, sin comprender que la economía es un sistema de variables interdependientes. Mario lo llamó dominancia fiscal. En la que el Banco Central tendrá que emitir todo lo que necesite el Tesoro y el nivel de gastos termina afectando la tasa de interés, el tipo de cambio, la competitividad de la economía y la estabilidad financiera. Coordinación quiere decir eso, no subordinación. Saliendo de este aspecto institucional y hasta filosófico me gustaría meterme en el terreno pedestre –como lo denominó el senador Sanz–, que es la coyuntura. En primer lugar, luego de ocho años de cumplimiento estricto desde que se tiene este régimen en el año 2003, el Banco Central se vio obligado a cambiar las metas pautadas para este año que tenía antes un techo porcentual, en medios de pago, del 19 por ciento y la pasó a 29,4 por ciento. En realidad lo que está implícito en este rango que hace el Banco Central para dar una guía al sector privado y una idea nominal de cómo va a evolucionar la economía tiene implícitos supuestos macroeconómicos varios, pero los más relevantes son el crecimiento previsto y la inflación. En el programa monetario original había supuestos del Presupuesto Nacional que era el crecimiento económico del 2,5 y la inflación del 8,8. Esto da una idea de variación nominal del orden del 12 por ciento. Y, sin embargo el techo de la meta era del 19 por ciento. Ahora, para ser didácticos si yo digo que la variación total del producto es el colesterol total, que se descompone en colesterol malo –que es la inflación– y colesterol bueno –que es el crecimiento– el programa monetario original tenía un colchón de siete puntos –entre 12 y 19–, que era para absorber mayor colesterol bueno. De modo que si ahora el crecimiento va a ser 9 por ciento y el original era 12,5; la diferencia es 6,5 y el programa monetario original estaba apto con la misma inflación para soportar este mayor crecimiento económico. Obviamente, el mayor crecimiento cambia el resto de las previsiones por lo que puede haber mayor inflación. Pero no sé cuál es la inflación estimada, porque entre el 29,4 por ciento del techo de la meta y el 9 por ciento que va a ser el crecimiento real, la diferencia es algo parecido a la variación de precios que no sé cuál es. Un argumento para desactivar este ejercicio, más bien aritmético que hice, sería pensar que hay un proceso de remonetarización, es decir que crece la demanda real de dinero porque la gente quiere tener más, confía en el poder adquisitivo de ese dinero, por ahorro o por lo que fuera; entonces, se podría tener argumentos para emitir más y satisfacer esa demanda de dinero. Pero no es el caso, porque todos los indicadores de dinero, tanto los de medios de pago como los de ahorro en M2 –que es cuentas a la vista– y M3 –que incluye también a los plazos fijos– bajan respecto del PBI. Y también baja, por primera vez en cinco años, el crédito real. Cuando uno ve las cifras y ve que se ofrecen créditos al 24 o 25 por ciento anual, se sorprende. Pero como el PBI crece más que eso, en realidad el crédito real cae por primera 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 17 vez en mucho tiempo. Además, las tasas que señalan el precio del dinero, no suben. Si hubiera un exceso de demanda de dinero subirían las tasas, así como cuando aumenta la demanda de sillas, sube su precio. Pero, en realidad, están bajando las tasas, por lo tanto no hay un exceso de demanda de dinero. Por el lado de la oferta de dinero, desde hace un par de años se ha perdido uno de los pilares del programa económico que era el superávit fiscal. En la figura que vemos en la pantalla vemos el déficit financiero antes de los “ingresos extraordinarios”, antes de los aportes del Banco Central y de la ANSeS. Como en cualquier economía familiar, cuando los gastos –incluyendo los intereses– superan los ingresos es imposible desendeudarse. Entonces, existen dos opciones: endeudarse o usar lo que uno tenía guardado en una “cajita”. Eso es lo que se está haciendo ahora. Se están usando stocks del Banco Central que eran las reservas. De todas maneras, usar reservas es una estrategia posible. No es ninguna herejía usar las reservas, pero no es inocuo, no es gratuito y es una estrategia finita porque los stocks no alcanzan para hacer todos los años lo mismo. Este “desahorro” del sector público y esta falta de coordinación –a lo que yo llamo subordinación de la política monetaria a la política fiscal– ha convertido al Banco Central en el principal financista del Tesoro. Las necesidades del Tesoro de este año son de cerca de 56 mil millones de dólares. El Banco Central, a través de tres mecanismos: el Fondo del Bicentenario, las transferencias de utilidades y los adelantos transitorios va a satisfacer cerca del 90 por ciento de esos 50 mil millones de pesos, cuando el año pasado esas necesidades fueron de 20 mil millones de pesos. Un par de comentarios con respecto a esta forma de financiamiento. Primero, las utilidades. El Banco Central tuvo utilidades por 23.500 millones de pesos y todas ellas surgen de una revalorización de sus activos. La mayor parte de los activos son en dólares y casi todos sus pasivos en pesos. Entonces, una variación en el tipo de cambio va a hacer subir el activo y produce una ganancia contable. Si uno transfiere esa ganancia contable, no es ilegal hacerlo —es posible— pero tenemos que saber que estamos descapitalizando al Banco Central, porque los activos valen más porque el dólar vale más, los pasivos valen lo mismo pero yo transferí, o sea emití dinero, de modo que aumenté el pasivo y dejé fijo el patrimonio neto. Con lo cual, la relación activo contra patrimonio neto de cualquier empresa se deteriora. Entonces, como está más afrancado es más frágil. ¿Esto es preocupante? Depende del nivel. En la época de vacas gordas cuando ingresan capitales, cuando la economía crece, no es preocupante. Me atrevería a decir que en época de vacas gordas las reservas sobran. Ahora bien, en época de vacas flacas no sobra ni un dólar. La Argentina tiene experiencia en enfrentar de manera traumática épocas de vacas flacas. El segundo comentario tiene que ver con usar reservas. Las reservas no son ahorros en el sentido convencional, no surgen de ingresos mayores a los gastos. Las reservas básicamente son el excedente comercial, que es del sector privado. El sector público para apropiarse de eso emite pesos, o sea, emite una deuda. Si yo subo el activo porque suben las reservas y subo el pasivo las reservas porque emito pesos, si después ese activo lo uso para otra cosa me va a quedar desbalanceado, nuevamente tengo un problema porque no tengo los activos para respaldar los pasivos. Si después vuelvo a comprar reservas porque tengo excedentes y las reservas vuelven a 50.000 millones de dólares como volvieron, los pasivos crecieron más. No es cierto que sea inocuo usar reservas para pagar deuda. En esta diapositiva quiero mostrar el efecto monetario del sector público. Fíjense en el 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 18 ciclo virtuoso de 2004 a 2007, que mencionó la senadora Montero, la fuente primaria de emisión era la compra de dólares del sector externo. En los años 2008 y 2009 fue la crisis, pero observen que la barra azul siempre está por debajo de cero, siempre contra activo, el sector público ayudaba a mantener las variables monetarias en orden. En este año es tan importante como lo que se emite vía sector externo. Lo amarillo representa la emisión. Hay tres formas de emisión: vía sector externo, o sea compra de dólares; vía sector público, préstamos del gobierno o financiamiento del gobierno; y vía sistema financiero con redescuento. También se habilitó una vía que no fue utilizada, usar 8 millones de pesos para redescuentos a los bancos, para que pueda presar al sector privado a tasa fija. Esto, usado en poca magnitud, puede ser interesante; ahora bien, también se está abriendo un canal para emitir. Los instrumentos muchas veces no son malos en sí mismos, sino en cómo se los usa. Aquí está traducido lo que enuncié de manera conceptual en el balance del Banco Central. A fines de 2009, la relación que teníamos entre activos de alto poder en las reservas y los pasivos monetarios, que son la base monetaria, era del 80 por ciento. Hoy, por usar reservas para pagar deuda y por amortizar utilidades, es del 66 por ciento. A este ritmo, a fin de año, van a ser de un 62 por ciento. ¿Esto es grave? No. No va a pasar nada en la medida que no venga ningún shock externo negativo. Otra forma de mirar lo mismo es ver cuál es el tipo de cambio implícito en el balance del Banco Central y comparar sus activos con sus pasivos. A fin de 2009 era 5; en agosto de 2010, 6; y en diciembre de 2010 será 6,5. ¿Esto es un pronóstico? No, de ninguna manera. El tipo de cambio de mercado, básicamente, depende de la oferta y la demanda de dinero, de divisas y la intervención del Banco Central. Ahora bien, en un país como la Argentina está relación siempre la mido de reojo porque sé cuando las cosas vayan mal quiero saber cuán alejado está el valor de mercado del tipo de cambio implícito. O sea, ¿a qué tipo de cambio los activos se igualan a los pasivos en el Banco Central? Aquí veo que en diciembre de 2009 estaba al 80 por ciento con un tipo de cambio a 3,80 y a fin de 2010 va a estar a un 60 por ciento. Ese defasaje no deja de preocupar. Por último, ¿cuál es la exposición del Banco Central al sector público? ¿Cuánto de sus activos son del sector público por letras intransferibles básicamente o bonos respecto del patrimonio neto? El año pasado era el 170 por ciento y a fines de 2010 casi se va a duplicar al 300 por ciento. Aquí, como dijo la senadora Montero, se empieza a mezclar los balances del Tesoro y del Banco Central y comienza a generarse esa relación espuria y no está claro cuáles son los límites para gastar, porque tenemos la maquinita disponible. Como dije al principio, sus beneficios son inmediatos y los costos son mediatos. Vuelvo al tema institucional, ¿qué dice la Carta Orgánica? Preservar al valor de la moneda. Pero ¿qué control tenemos sobre esto? Ahí, se ve en el gráfico la inflación que está subiendo y las dos variables que instruye el Banco Central: la tasa de interés y la emisión monetaria que va para arriba. O sea, lo que no debería pasar en un proceso de aceleración inflacionaria es que la tasa de interés vaya para abajo. Con la cual está siendo procíclico. Por eso insisto en que el programa monetario debería ser una ley de Congreso. Es cierto que hay un ancla antiinflacionaria que se está usando, que es el tipo de cambio. Ahora bien, tratar de frenar un proceso inflacionario con un solo instrumento, como el ancla cambiaria, como dicen los brasileños, es como parar un auto que viene a toda velocidad agarrándolo de la antena. Es algo que no deja de tener problemas en el largo plazo. 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 19 La idea de ancla un profesor en la universidad la definió muy claramente. El ancla es lo que estoy dispuesto a dejar caer en términos reales. Estoy dispuesto a dejar bajar el tipo de cambio en términos reales. Esto tiene tarde o temprano problemas en la economía real, deterioro del balance comercial y menos incentivos para crear empleos. Para terminar, quiero hacer alguna reflexión con respecto al futuro. Están las condiciones iniciales que enfrenta el régimen monetario y cambiario en 2011 y 2015. Tenemos dos virtudes. Hay menor vulnerabilidad externa, aunque se esté deteriorando creo que los niveles de reservas todavía son altos y de ninguna manera estamos al borde de un colapso. Una ventaja importante es el sistema financiero que Mario Blejer lo mencionó como unas de las condiciones centrales para tener una política monetaria sana y consistente. No existe descalce de monedas, como preguntó el senador, ni exposición elevada del sector público por parte de los bancos. El sistema financiero se muestra razonable, capitalizado, rentable y con baja morosidad. Sí tenemos un proceso de aceleración inflacionaria que tenemos que enfrentar como un desafío a corto plazo. Los desafíos los dividiría en dos, uno a corto plazo, que es reencausar la inflación a niveles consistentes con un crecimiento sostenido y lograr mayor profundidad financiera. Con un crédito que sea el 13 por ciento del PBI es difícil aspirar a un crecimiento sostenido. Me parece que a este desafío a corto plazo tampoco le deberíamos aplicar terapia de shock porque podría ser contraproducente. La inflación si es de dos dígitos, es alta, está arriba del 20 por ciento; por ahí no sería lo razonable pretender que en uno o dos años baje al 5 por ciento. Particularmente, me gusta comparar con la experiencia chilena, donde lograron bajar la inflación; ellos a fines de los 80 y principios de los 90 también venían de un régimen de alta inflación. Lo que hizo fue básicamente seguir cuatro pilares. En primer lugar, un Banco Central convencido de que la inflación alta es mala para el desarrollo, independientemente de lo que diga la Carta Orgánica o tomándola en un segundo orden. Así como la Carta Orgánica de la Reserva Federal de los Estados Unidos dice objetivos múltiplos, nadie duda sobre su vocación antiinflacionaria. En segundo lugar, una política cambiaria con creciente grado de flexibilidad. Me parece que aquí tenemos una ventaja, la Argentina tiene una aversión a la volatilidad del tipo de cambio. El hecho de haber atravesado un par de crisis internacionales sin cambios dramáticos en el tipo de cambio debería sentar las bases para que sea más tolerante a la volatilidad; o sea que tenga menos miedo a explotar. Esto Chile lo ha hecho gradualmente y con muy buenos resultados. Como sé que hay ingenieros en la sala, doy el siguiente ejemplo. La mejor estructura antisísmica no es la que tiene rigidez en su material, sino la que tiene flexibilidad para absorber los movimientos. Entonces, ese sería el concepto, que el tipo de cambio no se mueva de manera dramática para de esa forma minimizar el impacto en el empleo y en el crecimiento. El tercer pilar es el sistema financiero. Me parece que la Argentina necesita un sistema financiero que no amplifique, sino que amortigüe los shocks externos que van a venir indefectiblemente porque el ciclo económico internacional es inexorable. En cuarto lugar, una política fiscal consistente. ¿Qué quiere decir esto? Que no sea una demanda permanente de emisión para el Banco Central. El desafío del crédito es más complejo. Mientras el público pretenda ahorrar en dólares y gastar en pesos, va a ser difícil que se pueda intermediar entre ahorro e inversión; los prestamistas quieren créditos a tasa variables, los prestatarios créditos a tasa fija. Entonces 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 20 es un puente movedizo que nadie se atreve a cruzar para no caer al vacío. Hay algunos mecanismos, Mario los insinuó. Un indexador quiere lo hecho, la unidad de fomento. Aquí se hizo el intento hace unos años con el CER, el Coeficiente de Estabilización de Referencia, pero la condición sine qua non es tener estadísticas confiables. De todos modos, podemos poner muletas para salvaguardar este riesgo de tasa o riesgo de moneda de largo plazo que no existe como un bien público en la Argentina. Sin querer caer en etiquetas de monetarismo keynesianismo, en el gráfico que vemos a continuación se muestran datos puros y lo que indican es que cada vez que tratamos de tomar atajos ––esto es emitir vía financiamiento al sector, vía redescuentos–– con la pretensión de que suba el crédito, lo único que conseguimos es inflación, no crédito. Aquí se pueden observar distintos períodos de cincuenta años de historia argentina con distintos gobiernos, con distintas Cartas Orgánicas, con distintas leyes de entidades financieras. Quiera decir unas palabras finales respecto de los proyectos de entidades financieras ya que hubo algunas preguntas interesantes de los senadores. Me parece que los tres proyectos que he tenido oportunidad de ver están bien orientados y tienen los dos objetivos básicos: uno es la bancarización de la población y el otro es la profundización del crédito. Todas las iniciativas que tienen que ver con la bancarización, como los servicios esenciales universales gratuitos o de muy bajo costo, la tercerización ––o sea que se puedan brindar servicios financieros no solamente a través de sucursales bancarias––, la promoción de la regionalización, incluso la domiciliarización que se hizo en España a principios de los 80, que es básicamente pagar los servicios públicos sólo a través de cuentas bancarias, me parece que van en el sentido correcto y en mayor o menor medida todos los proyectos abundan en es tipo de iniciativas. Son más controvertidas las iniciativas que apuntan a profundizar o a promover el crédito, pero simplemente porque el crédito no depende de la ley de entidades de financieras, sino de las condiciones macroeconómicas de la economía, de que haya una moneda de largo plazo, de que haya ahorro. Para hacer pan, hace falta harina; para que haya crédito, tiene que haber depósitos; y para que haya depósitos, la tasa de interés tiene que ser mayor que la tasa de inflación. Y acá el problema no es que la tasa de interés es baja, sino que la tasa de inflación es alta. Entonces, me parece que aquí estamos pretendiendo usar una herramienta para un fin para el cual no está diseñada. Es como tratar de cortar el césped con un piano, no va a dar buenos resultados. Si uno le pone tasa máxima a través de una ley, me parece que lo más probable es que el crédito caiga y no que el crédito suba porque la oferta va a reaccionar por cantidad. Dado que no puede ponderar en el precio los riesgos, va a reaccionar por cantidad y entonces va a bajar. Es como cuando se pone un precio máximo a la leche, la producción de leche cae. Y lo mismo sucede cuando se pretende alentar el crédito por tamaño de empresa o por sector, el riesgo que se corre allí es que entonces vamos a bajar el crédito al consumo de las grandes empresas e, inclusive, corremos el riesgo de subir el crédito al sector público desplazando al privado para cumplir con una norma. (Aplausos). Sra. Presidenta. –– A continuación, hará uso de la palabra el doctor Miguel Kiguel. El doctor Kiguel es licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires y Ph. D en Economía de Columbia University. Actualmente, es director ejecutivo de la consultora Ecoviews. Sr. Kiguel. –– En primer lugar, agradezco a la senadora por la invitación y a los miembros de esta comisión por estar presente. Mucho de lo que iba a decir obviamente ha sido mencionado y especialmente Hernán Lacunza ha presentado datos respecto del programa monetario. De 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 21 cualquier forma, voy a repetir algunos temas. Básicamente, trataré de hablar de cómo se hace política monetaria en el mundo y cómo se hace en la Argentina, relacionándolo obviamente con la Carta Orgánica del Banco Central y el funcionamiento de las entidades financieras. Hoy lo que dice la Carta Orgánica, que todavía no se ha cambiado y por la cual se debería estar rigiendo la política monetaria en la Argentina, es que el objetivo es preservar el valor de la moneda. En tiempos de la convertibilidad, preservar el valor de la moneda era mantener el uno a uno; hoy probablemente es diferente, debería ser tener una inflación baja. Baja, para mí, quiere decir de un dígito. Y la Argentina hace muchos años que no tiene una inflación baja. O sea que tema de preservar el valor de la moneda es un problema que en alguna medida viene de arrastre, pero que se va agudizando con el tiempo. Los programas monetarios, que es lo que se ha discutido acá, se vienen cumpliendo; de hecho, si uno mira hasta este año en prácticamente todos los años en que ha habido programas monetarios esos programas se cumplieron. Ahora, eso no garantizó que la Argentina tuviera baja inflación. O sea que es una condición necesaria, pero no suficiente. No alcanzó porque si el programa monetario es laxo, es suficientemente amplio, eso no alcanza para frenar la inflación. La Argentina tiene un problema en su política monetaria que viene de antes también. La Argentina desde hace años está siguiendo lo que se llama la flotación administrada. ¿Qué es la flotación administrada? Es básicamente tener un objetivo de tipo de cambio, pero no el tipo de cambio fijo, sino que se pueda mover en el tiempo. Al mismo tiempo, creo que si uno mira en la práctica el período de los últimos cinco años ––después hablaremos particularmente de lo que estamos viendo ahora–– ha habido tres objetivos. El primero de ellos, es explícito y se presenta cada año en el Congreso, relativo al control de la cantidad de dinero. Ese es llamado el Programa Monetario, para el que se fijan ciertas bandas –arriba, abajo– en un escenario base cuyo objetivo central es que si el Banco Central cumple con ese programa, ya está, ya cumplió. Por otro lado, yo entiendo que hay dos objetivos adicionales, si uno mira a través de estos años. El primero un objetivo cambiario, que no se encuentra explicitado, pero si uno observa cómo se ha comportado el Banco Central a lo largo de estos años, incluso en la actualidad, ha tenido una meta de tipo de cambio, es decir, no quiere que se vaya ni muy arriba ni muy abajo. No quiere que se mueva mucho, porque si lo hace, eso generaría problemas en el sector financiero. Ese pensamiento ha estado presente a lo largo de estos años. Y el tercer objetivo tampoco es explícito pero está y se relaciona con la tasa de interés. El Banco Central, en alguna medida, regula la tasa de interés a través de la fijación de la tasa de política monetaria que es la tasa de pases pasivos. Es decir que si ustedes observan, el Banco Central de alguna forma, todos los días, fija un piso a la tasa de interés, que es la tasa que recibe los depósitos, a un día o a siete días, de los bancos comerciales. Eso le fija un piso a la tasa que después, obviamente, los bancos trasladan a los depositantes. Yo diría que dentro de este programa, en estos años ¿se puede decir que el Banco Central hoy tiene o ha tenido como objetivo principal preservar el valor de la moneda? Es bastante cuestionable. Y eso de alguna forma ha sido dicho, si uno lee las declaraciones del Banco Central, ya que muchas veces se dice que la inflación no es un tema que depende del Banco Central, sino que depende de otros sectores. En efecto, en gran medida, es cierto, ya que si uno mira por qué hay inflación en la Argentina, se tiene que observar qué pasa con la 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 22 política salarial y con la política de gasto público, sin embargo, también hay que considerar qué pasa con la política cambiaria y con la política monetaria. Por consiguiente, entiendo que esto, en general, es responsabilidad compartida y si el Banco Central hubiera querido combatir la inflación, le hubiera sido muy difícil –obviamente– porque ello hubiera implicado la aplicación de tasas de interés muy altas y una apreciación cambiaria importante. Por otro lado, a lo largo de estos años, tampoco ha hecho un gran esfuerzo por tomar el rol principal en combatir la inflación. Es cierto que es muy difícil hacerlo cuando no acompañan las otras políticas, ya que bajar la inflación requiere de un programa integral donde tiene que haber cierta coordinación entre la política fiscal y la política monetaria. Es muy difícil hacerlo solamente desde el Banco Central, sin embargo, éste tiene un rol en lo que se refiere al control de la inflación. ¿Qué implican los cambios que se han presentado recientemente en el Programa Monetario? ¿Implican un cambio en el marco de la política monetaria? No. La política monetaria no cambió lo que significa en concepto el tema de tener un programa monetario, una flotación administrada, tasas de interés bajas y un tipo de cambio estable. Esto implica que por primera vez en este período –por lo menos en los últimos cinco años– se ha producido un cambio explícito en la meta monetaria. Y, mientras Redrado estuvo en el Banco Central, es la primera vez que el Programa Monetario se cumplió, a veces en forma más ortodoxa y otras en forma menos ortodoxa, no obstante se hicieron los esfuerzos para cumplir con él y se lo tomó como dato porque, reitero, se realizaron todos los esfuerzos requeridos para alcanzar su cumplimiento. En esta oportunidad, cuando se encontró ante el mismo dilema, es decir manifestando “hago un esfuerzo fuerte para cumplir lo que le presenté al Congreso o lo cambio”, la respuesta fue obvia, se cambió. Es claro que yo acá muestro los programas monetarios como se presentaron a lo largo de los años, y esto es lo que presentó hace unos minutos el licenciado Hernán Lacunza, las proyecciones de crecimiento y de inflación que había en los distintos programas monetarios. En general, si uno mira arriba y abajo –arriba está lo proyectado y abajo lo realizado– observa que siempre hay una subestimación del crecimiento; no es la primera vez que eso sucede, ya que siempre hubo subestimación del crecimiento y, por supuesto, una gran subestimación de la inflación. Lo que pasa es que esta vez fue más grande la subestimación, probablemente porque veníamos de una recesión fuerte, se presentó el 2,5 por ciento y entonces, claro, la subestimación fue mucho mayor. ¿Qué implicaba esto? Aquí pueden observar el Programa Monetario original: la meta inferior, el número base y la meta superior, reitero, en el programa monetario original y en el nuevo. ¿Qué es lo que se sube? Básicamente, se pasó del dato inferior del 11, 9 al 22, 4; el escenario base de 14 a 24 y la meta superior de 18 a 29. La pregunta es, como lo dijo mi antecesor y entiendo que es totalmente correcto, los programas tienen banda, una banda superior, una banda inferior y un escenario base, y justamente la idea de la banda es dar cierta flexibilidad por si la realidad cambia a lo largo del tiempo. Nosotros encontramos que del escenario base a la superior había prácticamente 4,5. O sea, que ya estaba contemplado que el programa original podía absorber 4,5 puntos de mayor crecimiento e incorporarlos dentro del programa. Sin embargo, si la diferencia hubiese sido 9, habría que haber llevado la banda superior de 18 al 21, por ejemplo. Ahora, ¿por qué subieron la banda superior al 29 por ciento? Asimismo, ¿por qué subieron la banda inferior en 10 puntos y por qué subieron el escenario base en 10 puntos si el crecimiento fue de 6? Claramente aquí hay 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 23 una vocación de poder emitir más. Y, ¿por qué hay que emitir más? Porque tenemos un problema, hay ganancias del Banco Central –no importa si son reales o ficticias– que serán transferidas al Poder Ejecutivo, al Ministerio de Economía, y eso tiene que estar contemplado acá. Por otro lado, considero que hay un ejemplo más importante: en la actualidad no existe una vocación de combatir la inflación. Si la inflación sube, ¿qué es lo más probable que pase? Probablemente, que el Banco Central va a acomodar ese aumento… técnicamente, un economista argentino muy famoso, profesor de la Universidad de Buenos Aires, Julio Olivera, quizás muchos de ustedes lo conocen, uno de los más prestigiosos economistas argentinos que en los 60 inventó, fue el primero en presentar la teoría del dinero pasivo. ¿Qué significa “dinero pasivo”? Significa que el Banco Central –en términos modernos– acomoda la inflación. Eso es un poco lo que estamos viendo. Estamos viendo que este Programa Monetario no era incumplible, porque estamos manifestando que el crecimiento mayor sólo requería dos puntos de ajuste de crecimiento de la cantidad de dinero y eso se podría haber hecho a través de un esfuerzo monetario. Sin embargo, entiendo que acá no existe la vocación –y eso está claro- de tomar medidas que impliquen o subas de tasas de interés o aumentos en los encajes, etc., porque eso se considera enfriar la economía y no se considera lograr mantener la inflación. Las metas monetarias que se muestran en rojo y en azul, las líneas de arriba, las punteadas, son las metas que, como se ve, se han sobrepasado ampliamente y por ese motivo se ha ajustado el Programa Monetario, a fin de no tener que tomar medidas nuevamente. Y el crecimiento de la cantidad de dinero para este año no ha sido muy diferente. Como se puede observar comparamos algunos años que han sido parecidos a este, y no tomamos el año 2008 y 2001 que fueron recesivos y la base no subió, sino que presentamos el 2006 y 2007 donde se produjo un aumento parecido al de este año. Las causas del aumento de la cantidad de dinero se deben, fundamentalmente, a la compra de reservas. Sin embargo, les solicito que comparen con la diferencia que presenta este año en contraste con el pasado, donde el sector público ha sido expansivo. Por primera vez, en muchos años, estamos viendo que el Banco Central está nuevamente financiando al sector público. Se puede hablar de un paradigma mundial y etcétera. Pero esto se está viendo acá y está haciendo que el programa monetario está siendo difícil de cumplir. Se podría cumplir, incluso, si el Banco Central financia el Tesoro. ¿Cómo? Si el Banco Central diera la plata con una mano y la absorbiera con la otra. Si le da al Banco Central y absorbe los LEBAC y NOBAC, que son la deuda del Banco Central. De hecho la deuda está a niveles récord. Ahora si quisiera cumplir los niveles monetarios, estaría en niveles más altos. Con esto se plantearía que el Estado no se está desendeudando. La diferencia es que se está desendeudando el Tesoro y se está endeudando al Banco Central. Como dijo Hernán acá se ve que los pasivos no monetarios, es decir la deuda del Banco Central representa un porcentaje cada vez mayor de las reservas. La deuda está subiendo como porcentajes de las Reservas. Es un tema importante porque hoy no es un problema cuasi fiscal. En el pasado cada vez que el Banco Central se endeudaba o aumentaba la deuda pública terminábamos con que el Banco Central terminaba con un déficit cuasi fiscal. ¿Por qué no hay déficit cuasi fiscal hoy? Porque el Banco Central se puede endeudar sólo hasta el 10 por ciento. Ahora, si la inflación es como muchos pensamos del orden del 25 por ciento anual, que es lo que dicen el mayor número de estudios privados, no es un número 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 24 inventado, hasta lo publica la Universidad Di Tella. ¿Cuál sería la tasa de interés que uno pretendería con una tasa del 25 por ciento de inflación? Probablemente entre 23 y 27 por ciento. En ese caso la deuda empezaría a ser un problema. Hoy en día no es un problema, pero hay que tener cuidado porque si sigue creciendo esto puede transformarse en un problema. No quiero aburrirlos más. Pensando hacia adelante, tengo algunos temas puntuales que se mencionaron anteriormente que quiero comentar. Sería una buena idea ampliar los objetivos del Banco Central, sumarle, a la estabilidad de precios, alguna medida que ayude a suavizar los ciclos económicos y mantener la estabilidad del sistema financiero. Las crisis que se han vivido dejan en claro que el Banco Central necesita y es uno de los principales objetivos preservar la estabilidad del sistema financiero. El Banco Central debería habilitar estos objetivos y no los objetivos más amplios como el desarrollo económico, igualdad, justicia social y etcétera, porque esos son objetivos que realmente es muy difícil de hacer manejando la cantidad de dinero y la tasa de interés a este tipo de cambio. Esos son objetivos mucho más amplios que le corresponden al Congreso y al Poder Ejecutivo y se establecen a través de otros instrumentos como son la política fiscal, tanto a la tributación como al gasto o a ejercer como banco de desarrollo y otro tipo de instrumentos. El Banco Central tiene que ser independiente para cumplir con esos objetivos. Y coincido con Hernán Lacunza que independencia es del Poder Ejecutivo. Es la única forma por la que el Banco Central puede tomar medidas que entren en conflicto con el Poder Ejecutivo. Porque lo normal en cualquier país del mundo es que haya tensión entre el Banco Central y el Poder Ejecutivo, cuando no hay tensión algo anda mal. Finalmente, quiero hacer unas breves reflexiones sobre algunos temas. Primero los cambios de paradigmas que mencionó Mario Blejer. Cuando se piensa en el sistema bancario, el financiero y la política monetaria es importante definir si estamos hablando de tiempos normales o de crisis.. Circunstancias extraordinarias requieren medidas extraordinarias. Lo que estamos viendo en Europa y Estados Unidos y lo que se llama take it easy, emisión monetaria y toda esta intervención requiere de una respuesta a una circunstancia muy especial que es la peor crisis financiera desde el año 30 y que si no se hubieran confirmado estas medidas, hubiésemos podido estar ante una gran depresión económica. En tiempos normales, la política monetaria tiene un rol importante. Ahí sí vamos a empezar a pensar políticas anticíclicas, sintonía fina y analizar la política monetaria si es meta inflación u otra cosa. El otro tema que me parece importante y que es un debate a nivel mundial que se da en la Argentina también es ¿por qué se regulan los bancos? ¿Es buena y hace falta la regulación bancaria? Sí hace falta. Los bancos tienen que estar regulados y tienen un rol muy especial, si se cae el sistema de pagos, tenemos un problema. Ahora, esa regulación tiene que ser de carácter netamente prudencial. Lo que hay que hacer es un sistema blindado lo más posible y si hay una devaluación, una recesión o algún agente financiero que se caiga, que el sistema siga funcionando. Porque si se detiene el sistema bancario, tenemos un problema. Tiene que haber regulación prudencial, pero no tiene que decir cuánto prestan o piden. Me parece que eso es hilar demasiado fino. Para eso está la banca pública. Y algo se puede hacer. Pero eso no debería estar establecido a través de otro tipo de instrumentos. 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 25 Para desarrollar el crédito a largo plazo, como dijeron Mario y Hernán, hace falta una moneda estable. La única razón por la que Argentina hoy no puede brindar crédito a largo plazo a tasas fijas razonables es porque nadie quiere prestar al 10 por ciento a 30 años. ¿Ustedes pondrían plata al 10 por ciento a 20 o 30 años? Yo creo que no, porque saben que no van a recibir nada. Entonces, ¿por qué le piden a los banco lo que no harían ustedes? La otra forma de restablecer el crédito a largo plazo es tener una moneda estable. Por último quisiera hablar del tema de la inflación que hoy es un tema preocupante. El proceso de bajar la inflación es complicado, no es un proceso fácil, es un proceso que, generalmente, implica algún tipo de costo. Así como la suba de la tasa de inflación implica que la economía anda más rápido que de lo que de otra manera andaría –el famoso recalentamiento– el desandar ese proceso va a provocar que la economía vaya a andar un poco más despacio. No creo que llegue a la recesión, pero va a andar más despacio. Y que va a haber cortos. Esos cortos pueden ser tasas de interés más altas, puede ser una moneda más fuerte. Pero no nos ilusionemos con que este proceso inflacionario va a salir gratis. Cuesta hoy, porque no hay crédito a largo plazo, y va a costar mañana, porque hay que bajarlo. Y uno de los problemas que estamos viendo hoy en estos procesos inflacionarios es una inconsistencia en variables monetarias claves. Por ejemplo, si la inflación aproximadamente es del 25 por ciento, la tasa de interés está en el orden de 10 para un depositante normal, con lo cual el pobre hombre depositó a fin de año perdió el 15 por ciento, y el tipo de cambio está totalmente planchado. Eso no es sostenible en el tiempo. De modo que tenemos ciertos problemas y tenemos que ser concientes que están acá y que la inflación no sale gratis. Hoy probablemente no es un problema grave porque todavía no se ven los efectos secundarios, pero hay que tenerlo en mente. (Aplausos.) Sra. Presidenta. — Nuestro próximo invitado es Javier González Fraga, asesor financiero y ex presidente del Banco Central de la República Argentina, tiene un largo currículum que vamos a abreviar. Sr. González Fraga. — Muchas gracias, senadora Montero. Muchas gracias, senadores, por esta nueva oportunidad para compartir algunas ideas con ustedes. Voy a hacer una contribución, no voy a hacer una presentación en Power Point. Con lo cual, no voy a repetir mucho de lo que ya se ha dicho. Sabía que era el último en hablar. Pido disculpas por haber llegado tarde, pero esta previsto. Trataré de darle un toque más informal a esta reunión. Voy a hablar de moneda para no especialistas, porque supongo que ustedes ya están abrumados con tantas definiciones. Entonces, me voy a permitir exagerar algunos temas. Estoy de acuerdo con la mayoría de lo que se dijo, aunque con algunas cosas tengo algunas diferencias quizás de matices. En primer lugar es insoslayable elegir bien al presidente del Banco Central. O sea, el primer mensaje que hay detrás de todo esto es que ni una buena carta orgánica ni una independencia ni un objetivo reemplazan la responsabilidad de acertar con el presidente del Banco Central. Entonces, diría que cinco a uno es mucho más importante el nombre de quien se elija que no todo lo que lo rodea. Porque si no parecería que el Banco Central es una computadora en la que uno pone los datos correctos y salen las políticas correctas, y no es así. Veamos la historia de la institución. Raúl Prebisch tuvo la visión de ubicarse como gerente general Banco Central y no quiso ser presidente, puso a una persona que era part time presidente. También tuvo esa visión. Los directores eran part time, porque eran privados, y él manejaba como gerente. Y ese Banco Central tenía diversos objetivos. ¿Quién puede discutir que a Raúl Prebisch le 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 26 interesaba la industrialización? Pero lo hacía con prudencia, porque sabía que la más rápida industrialización se lograba con baja inflación. Entonces, nada reemplaza la prudencia del que está en ese cargo. Podría dar muchos ejemplos de esos años. Prebisch se ha puesto de moda, incluso ayer se presentó un libro en castellano. A mí me tocó escribir también mucho sobre él recientemente. Pero esos años que él estuvo, de 1935 a 1943, hoy son estudiados en el mundo. La reactivación argentina después de la crisis es de las más rápidas e importantes, a pesar de haber sido uno de los países más afectados. ¿Y quién estaba en el Banco Central con heterodoxia? Se lee en la memoria de 1938 cómo trababa el ingreso de capitales especulativos inteligentemente, cómo usaba los controles de cambio, los controles del mercado de capitales. Y no lo hacía para esconder estadísticas o para generar inflación sino todo lo contrario. No tenía miedo a intervenir, era bien ortodoxo, pero lo hacía con un objetivo, con una habilidad y con eficiencia que le permitió a la Argentina ser modelo de reactivación en eso años. Por lo tanto, nada reemplaza a las personas. Menciono otro ejemplo en el que lamentablemente me toca ser parte en este tema de la independencia. Cuando Miguel Roig en mayo de 1989 me ofrece la Presidencia de Banco Central en circunstancias inflacionarias —recordemos que los precios se triplicaron el fin de semana anterior a que Menem asuma el 8 de julio de ese año, en ese momento hubo 200 por ciento de inflación puntual— yo había sugerido que a mí me gustaría no solo el tipo de cambio flotante, una racionalización, eliminar una cantidad de funciones del Banco Central y cierta independencia. Eso fue parte del famoso Artículo 3° de la Ley de Emergencia Económica que se terminó aprobando tres años más tarde. Pero en todo el período que me tocó conducir la institución no tuve esa ley. Sin embargo, tomé decisiones. Lo emblemático fue que en plena gestión en el Ministerio de Economía de Rapanelli —hombre de Bunge y Born— el Banco Central decidió la eliminación de la prefinanciación de exportaciones tradicionales. Por supuesto, eso me significó hablando mal y pronto una puteada enorme esa mañana, pero fue decidido sin que el ministro se entere. ¿Por qué? Porque yo estaba convencido de que había que eliminar todas las causas de expansión monetaria y una de ellas era la prefinanciación de exportaciones tradicionales, que motivaba que las cerealeras ganasen fortunas. De modo que no se necesitaba una ley que te hable de independencia. El ejemplo contrario, no voy a dar nombres, una vez en los años 90 hablando con el ministro de turno le hago ver un tema y aprieta un botón y dice: “Qué venga el presidente del Banco Central”. A los minutos, llegó un presidente acalorado diciendo que vino corriendo porque había mucho tráfico y había cruzado la plaza corriendo. Yo me agarraba la cabeza, pensando ahora tienen ley de independencia y aprietan un botón para que salga corriendo y viene el presidente del Banco Central a los diez minutos al despacho. Importan las personas mucho más que todo lo uno escriba. Hernán Lacunza se refirió a como distintos objetivos y distintos esquemas de independencia producen resultados distintos, no hay correlación. Entonces no hay que perder tanto tiempo con esta cuestión. Discúlpenme. Hay que reconocer que además el tema es una cultura. La independencia del Banco Central es algo que se va desarrollando con una cultura y los actores son parte de ella. Ustedes también son parte de ella. Seguramente, como esto fue hace 21 años, no creo que haya ningún sobreviviente de esa época, pero yo había implementando copiando la Reserva Federal la costumbre de venir una vez al Senado a explicar porque me gustaba esta relación. Vine una vez y fue muy buena 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 27 la reunión, la segunda vez fue más corta y después me dijeron que no venga más porque aburrían los temas monetarios. Esto también exige una cultura de ambas partes. O sea que la tarea legislativa entienda que tiene que empezar a comprender y a profundizar. Por eso te felicito por estas cuestiones, porque esto también hace a crear una cultura, ya que no es solo del Banco Central. Estoy de acuerdo con lo que dijo recién Miguel Kiguel, en cuanto a que tiene que haber una independencia, que es relativa. Tiene que haber mucha coordinación, tiene que haber independencia pero tiene que haber integración de un equipo, donde haya uno que juegue de arquero, otro de atacante y otro de defensor, son roles distintos pero están dentro del mismo equipo. No es concebible que un presidente del Banco Central esté en desacuerdo con la política económica. Cada vez que hay un conflicto serio entre el presidente de la institución y el ministro de Economía vuela el presidente del Banco Central, por más leyes que le pongan porque no puede ser de otra manera. La independencia está para poder decirle: “No sé si te voy a financiar este gasto público”, está para frenarle la expansión de financiamiento del gasto público. No está para hacer lo que quiera. El presidente del Banco Central no puede decidir tener una política cambiaria distinta de la que le indica el ministro. Esto hay que tener claro. No está para hacer cualquier cosa. Esto no es así en ninguna parte del mundo. Cuando hace cualquier cosa es porque no hay ministro de Economía. En algunos países el presidente del banco central es el ministro de Economía. Tengamos claro que en nuestro país, con nuestra cultura, la independencia es limitada, es una cierta autonomía que depende del Poder Legislativo en el nombramiento. Pero sobre todo se trata de participar en un equipo con un rol. ¿Cuál es? La defensa de la estabilidad de la moneda, pero no tiene que chocar con los demás. ¿Es posible que el Banco Central consiga un objetivo antiinflacionario independientemente del resto? Categóricamente, no. En esto quizás difiero un poquito con lo que dijo Miguel Kiguel, aunque estoy seguro que en privado me pondría de acuerdo. Pero, por alguna frase que dijo, parecería que es difícil de lograr. No. Es desaconsejable que el Banco Central quiera bajar la inflación cuando el resto del Gobierno no la quiere bajar. Es desaconsejable. Voy a ampliar un poco este aspecto. Si mañana seguimos teniendo las cuestiones inflacionarias que estamos teniendo y Mercedes Marcó del Pont decide solamente convalidar 8 por ciento de inflación, las consecuencias son peores y no mejores, porque lo que va a provocar es una restricción monetaria, una apreciación cambiaria exagerada y un alza en la tasa de interés que va a tener como consecuencia el ingreso de capitales especulativos. Con lo cual, no va a bajar la inflación y se va a tener que salir a absorber y a pagar tasas de interés cada vez más altas en un circuito perverso. Lo hemos vivido en los ochenta y en los setenta, cuando se frenaba desde el Banco Central y luego se generaban las condiciones para un debilitamiento bancario. Entonces, hoy estamos preocupados por la inflación y aplicamos ese freno, pasado mañana estamos preocupados por la apreciación bancaria y una semana más tarde estamos preocupados por la salud de los bancos. Entonces, terminamos la historia con una corrida y todos vamos a echarle la culpa al mal manejo cuando en realidad no se puede trabajar desde el punto de vista de la moneda un proceso que tiene otro origen. ¿Por qué? Porque la Argentina, como muchos otros países –pero especialmente la Argentina se destaca en esto–, tiene baja profundidad financiera. No es lo mismo subir la tasa de interés en Estados Unidos, donde el 80 por ciento de la gente tiene deudas y el 75 por ciento de la gente tiene activos financieros, por lo tanto, un 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 28 alza en la tasa de interés genera automáticamente un cambio en la capacidad de consumo y algunos que están endeudados se les aumenta la cuota de los inmuebles; por lo tanto, tienen que bajar el consumo. Los que tienen bonos, si sube la tasa de interés, le cayó el valor de los bonos, por lo tanto, tienen un quebranto patrimonial. Entonces, una suba pequeña de la tasa de interés hace que el 80 por ciento de la población esté consumiendo menos. En la Argentina, uno sube un punto la tasa de interés y el 95 por ciento de la gente no se entera. Tanto no se entera que la gente cree ––de hecho, he realizado algunas encuestas sobre esto–– que realmente cuando compra un electrodoméstico a cincuenta cuotas sin interés, son cincuenta cuotas sin interés. La gente cree que hay alguien que le preste la tasa de interés cero. Entonces, mover la tasa de interés no significa nada en el país. Por eso, ya lo dijo también Prebisch, y lo repitió con mucho más lustre académico Dornbusch treinta años más tarde: “Apliquen políticas fiscales y no monetarias en países así. Nuestros países requieren política fiscal, no monetaria. La política monetaria es contraproducente e ineficaz. Por eso, no podemos cargarle al Banco Central responsabilidades que no puede detener. ¿Cuál es el rol verdadero del Banco Central? Puertas adentro, pelear por la inflación, es decir, pelearse con el secretario de Hacienda, pelearse con el ministro de Obras Públicas, pelearse con el ministro de Trabajo. Allí está la verdadera tarea del presidente del Banco Central para lograr que baje la inflación, no bajando autónomamente y aisladamente la cantidad de dinero. Ha sido criticado muchas veces Martín Redrado por convalidar monetariamente la inflación; yo lo aplaudo porque creo que si hubiera provocado una restricción monetaria autónomamente, no solamente le hubiera costado el puesto, sino que probablemente hubiera apreciado la moneda mucho más y generado una onda de especulación. Entonces, realmente en esto soy conciente: el tema de la inflación nuestra no lo va a arreglar el Banco Central y no tiene más remedio que convalidarlo. Tiene que dar la batalla en otros aspectos, es probablemente el que mejor la tiene que medir, es el que tiene que establecer esto; esa es la gran discusión de las metas inflacionarias. Las metas inflacionarias, lo que se llama inflation targeting, que es la política que nos permitieron bajar la inflación en los últimos veinte años en el mundo sin costo recesivo, no son nada más que monitoreadas por el Banco Central. Es decir, no las dicta el Banco Central en ausencia de los demás, son convalidadas, las presenta, las discute, las coordina, pero requiere un compromiso del que maneja las tarifas públicas, del que maneja la inversión pública, del que maneja el gasto, del que maneja los salarios. Existe una coordinación a nivel ––diría–– del presidente de la República y de todo su cuerpo de ministros. Entonces, esta es la verdadera responsabilidad del tema inflacionario. Ahora, cuando uno mira el proceso inflacionario nuestro y se pregunta dónde están las causas, esto podría dar un debate muy largo. Yo creo que si teníamos una inflación del 12 ó 13 por ciento hasta hace un año y medio atrás, en la recesión, y hoy estamos en el 23 ó 25, uno se pregunta de dónde salen estos diez o doce puntos adicionales. Cuatro salen de los errores de la política de carnes y leches. Convengamos que si la inflación había bajado en 2006 2007 porque habían trabado la exportación de carnes y generado un proceso de liquidación de vientres ––que nos comimos 6 millones de cabezas, 4 millones de vientres y perdimos 4 millones de novillos––, hay una recuperación de un precio relativo por escaso escasez que no tiene nada que ver con la cantidad de dinero, nada que ver. Imagínense ir a pelear contra esto frenando la emisión monetaria, es absurdo, es cazar moscas con cañones; le vamos a generar un daño enorme en un tema que no tiene nada que ver con esto. 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 29 En segundo lugar, una política fiscal, sin ninguna duda. Una política fiscal que en algunos aspectos es aceptable y en otros no. O sea, cuando la política fiscal te decide cobrarte las tarifas de gas a la clase media alta y alta de Buenos Aires la sexta parte de lo que vale en otros lados y esto genera 20.000 millones ––o sea casi la mitad de los subsidios––, esto está generando que esta gente que se ahorra estos pesos lo vuelque al consumo. Esto es política fiscal, esto no tiene nada que ver con la cantidad de dinero. Hay otras que podrán ser en el medio de lo defendible, como son las moratorias jubilatorias. El viernes pasado, en la Fundación Mediterránea se presentó un interesante trabajo de Ernesto Kritz, donde demuestra que la moratoria jubilatoria benefició fundamentalmente a la clase media y media alta; la clase baja casi no participa de la moratoria en términos de cantidad de pesos. Entonces, es cuestionable esto. Y hay otras políticas que son muy defendibles, como es el subsidio a la niñez que también generan inflación, ¿qué duda cabe que eso va ciento por ciento al consumo? Pero es defendible, esto puede estar entonces en la política. Este es otro conjunto de temas que explica inflación. Finalmente, creo que no mucho más atrás, una causa muy importante de la inflación en la Argentina es el INDEC. El INDEC ––lo expliqué en otra reunión que me han invitado– – al ocultar la verdadera inflación, ha generado una anarquía de expectativas. Entonces, hay gente que puede decir ––y aparecen estas estadísticas de la Universidad Di Tella que citó Miguel Kiguel–– que es del 40 por ciento; otros, 35. Es decir, no hay nadie que conduzca. Cuando uno ve que Perú tiene la menor inflación y el mayor crecimiento de la región en los últimos diez años, ¿cómo lo ha logrado? Igual que Chile, igual que Nueva Zelanda, igual que Canadá, igual que Inglaterra, igual que Brasil ––aunque Brasil lo hace quizá sutilmente distinto––, conduciendo las expectativas hacia abajo. O sea, la inflación tiene mucho de expectativas psicológicas y si hay un organismo que te convence que va a ir bajando gradualmente, entonces, se adaptan las expectativas y esto no exige costo recesivo. No hay que enfriar la economía para conducir esto, quizá si hay que enfriar sutilmente en estos gastos producto de redistribuciones de ingresos regresivas, como son los que benefician a la clase alta porteña de tarifas y otro tipo de cosas que sin ninguna duda tiene impacto. Entonces, ante este animal inflacionario que estoy describiendo, luchar contra eso subiendo la tasa de interés o reduciendo la cantidad de dinero probablemente genere durante mucho tiempo efectos perversos antes de generar efectos positivos. Por supuesto que al final genera una recesión por la apreciación cambiaria y por la restricción, y frena la inflación, pero creo decididamente que este no es el caso. Por eso creo que no es bueno que el Central luche solo contra la tasa de inflación y no hay que pretender que el Banco Central lo haga; hay que pretender que el Banco Central enarbole en el seno del equipo económico, en el seno del gobierno, la defensa de la inflación como un objetivo. Si tiene otros objetivos o no, depende de la prudencia. En ese sentido, insisto, el Banco Central depende más del arte que de la ciencia; es decir, depende de las habilidades para manejar. Sí, hay veces que puede ser heterodoxo. A mi no me gustaría que el Banco Central reabra los redescuentos regionales y toda esta clase de cosas. Me tocó heredar un Banco Central y alguna vez dije que se parecía más a una verdulería que a un Banco Central porque en las reuniones de Directorio había que atender redescuentos para los tomates de Santiago del Estero, redescuentos para la calabaza de tal lado. Al final era una competencia de los gobernadores a ver quién conseguía un redescuento para cada producto y teníamos que hablar de temas de los cuales la mayoría de los que 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 30 estábamos allí no entendíamos nada. Entonces, yo no creo que esto sea el objetivo. Recordemos que tenemos un Banco Nación para orientar el crédito a los sectores que queremos. El BID también cumple esta tarea, sin embargo, entiendo que con el Banco Nación alcanzaría, si bien, en su momento, el BID fue autoría nuestra para reemplazar el BANADE, entonces, reitero, con el Banco Nación alcanzaría y tendríamos un banco mucho más sólido. A continuación, en 2009 –y quisiera que no se entendieran cosas que no estoy explicitando–, es interesante que el Banco Nación, luego de un análisis de su cartera de préstamos observa que éstos los aumentó en un 9 por ciento al sector privado y 90 por ciento al sector público. Entonces, ¿por qué no utilizaron al Banco Nación si querían crear crédito para el sector privado? ¿Por qué rascarse la oreja derecha con la mano izquierda? Tenés el instrumento que es el Banco Nación, pero ¿qué realidad hay detrás de esto? Una realidad que los argentinos hemos aprendido por las malas, es decir, cuando el sector público está necesitado de financiamiento, no lo hay para el sector privado, porque no pueden ser duplicados; esto es elemental. Tanto los cuadros de Hernán como los míos fueron muy claros en relación con el sector público. Este déficit financiero que tiene significa que se producirá una absorción de estos recursos, mucho más, a partir de que, por razones ridículas, no tiene acceso a los mercados internacionales. Digo ridículas no porque nuestra macro esté tan mal sino porque no queremos cumplir con el artículo 4º del Fondo Monetario Internacional. Esta es la verdadera razón… mucho más que el canje y que el Club de Paris. Esto para mí es tan absurdo como hacerse socio de un club muy caro y luego decir: “yo no acepto pasar por la revisación médica para usar la pileta”. No, si te hacés socio del club y tiene una flor de pileta, pasá por la revisación médica. En efecto, el artículo 4º es esto: “mostrame los números. No te voy a dar ninguna recomendación de políticas; simplemente, voy a verificar”. Porque el Fondo Monetario Internacional es un club donde los socios contribuyen con sus números, para que todo el mundo tenga acceso a ellos. Este es uno de los motivos por los cuales fue creado. Entiendo que el tema del INDEC es uno de los dramas más importantes que hay acá. Asimismo, creo que el Banco Central puede tener –y este es un matiz sutil de lo que dijo Miguel– más objetivos que instrumentos pero eso sólo sí pretendo lograr con cien por ciento de eficacia cada uno de esos objetivos. Esto tiene origen en una cuestión matemática, y desde la matemática uno no puede tener más incógnitas que ecuaciones o más objetivos que instrumentos. Disculpen si esto es un poco abstracto, pero, si yo en la ecuación –y Miguel lo entenderá– el objetivo lo quiero lograr con una aproximación del 90 por ciento, puedo tener más objetivos que instrumentos y acá es donde aparece el ART. Esto lo hacen permanentemente la mayoría de los bancos centrales, es decir, van toqueteando tipos de cambios, tasas de interés y cantidad de dinero como un malabarista que va atendiendo muchos más platos girando sobre un eje, y los va teniendo de a uno y los sigue teniendo, por supuesto, que no los tiene a todos perfectamente. Pero esto es posible, es el mundo del ART, y, reitero, esto es posible. Yo no me metería en esas cuestiones y creo que mucho menos debería estar en la Carta Orgánica. Me gusta una Carta Orgánica amplia. ¿Por qué nosotros insistimos en una Carta Orgánica específica en el control? Porque teníamos 300 por ciento de inflación el primer día, estábamos en la hiperinflación, y teníamos que dar una señal al mercado de que íbamos a hacer esto. Creíamos que iba a alcanzar, pero después vinieron otros que creyeron que hacía falta poner la moneda un peso un dólar. Sin embargo, en 1989 parecía que alcanzaba con un Banco Central firme en el tema. Por ese motivo, creo que eso fue central en ese momento y como las prioridades van cambiando, hoy me parecería bien que el Banco Central… no me parece que es el fin del 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 31 mundo, pero, insisto, que por lejos es mucho más importante la persona y el rol de la persona. Y cuando hablo de la persona no sólo me refiero al presidente sino a todo el Directorio. Tengamos claro que estos puestos son clave y, finalmente, el presidente es uno más en el Directorio y, si bien tiene algunos poderes extraordinarios, creo que es sumamente importante la tarea de poner gente en esta institución, que tiene un rol fundamental en la política económica del país. Esa gente adecuada debe manejar estas variables y que tenga la camiseta, la preocupación, el objetivo de bajar la inflación, porque menor inflación es menor pobreza, es más inversión, es estiramiento de los plazos. No hay atajo de indexación posible –yo no llegué a escucharlo en forma completa a Mario– ante la falta de una moneda… Los países que tienen aproximadamente el 20 por ciento de inflación si utilizan instrumentos indexatorios, ya sean otras monedas u otros indexadores, generan tal volatilidad que se produce especulación con respecto a los indexadores, que finalmente se produce un quebranto. Recuerden la circular 1050, ¿por qué fue mala? Esa circular con inflaciones del 10 o 20 por ciento hubiese sido un muy buen instrumento, sin embargo, con inflaciones del 2000 por ciento resulta un disparate, porque no te pueden indexar 2000 por ciento, porque no se puede devolver ese dinero. La inflación es un promedio y algunos están 50 por ciento arriba y otros 50 por ciento abajo, entonces, el indexador puede significar la quiebra o una ganancia especulativa espectacular para el que depositó o para el que se endeudó. Entonces, no hay alternativa a tener una muy baja inflación. Ningún país ha encontrado una manera de estirar los plazos o de tener un mercado de capitales con inflaciones altas. Yo no creo –y lo he aprendido porque me lo han enseñado los chilenos– que la unidad monetaria de Chile haya sido una solución. Muchos de ellos piensan en contra de esto y el consejo es: “No se metan en eso, porque no hay alternativa sino bajar la inflación”. Entonces, creo que debemos tener en claro que es necesario bajar la inflación sobre la base de no generar estrangulamiento de oferta, de generar políticas fiscales adecuadas, y es el Banco Central quien tiene que liderar este proceso pero no sobre la base de políticas monetarias activas que en países como la Argentina pueden generar mucho más daño que beneficio. Muchas gracias. (Aplausos.) Sr. Sanz. – Seguramente están cansados y queremos liberarlos, pero verdaderamente sería esta una oportunidad para preguntar y debatir sobre el tema. Sra. Presidenta. – Entiendo que este encuentro nos ha enriquecido y siento que hemos cumplido el objetivo de recibir distintos aportes, con muchos ejes de común denominador que a nosotros nos sirven para profundizar el análisis de las decisiones que tendremos que tomar. Ya que, en definitiva, tendremos tomar definiciones con respecto a los futuros presidentes del Banco Central, como así también sobre cuál será la Carta Orgánica que regirá. Y, en efecto, estos son marcos normativos que generan ciertas bases de relaciones institucionales y hacen a la cultura que tendremos que saber instalar en este proceso y en este contexto. Por supuesto, siempre hay que saber adecuarse a las circunstancias actuales con una visión superadora para el mediano y largo plazo. Y, reitero, entiendo que en este ámbito las exposiciones han sido por demás ricas. Sr. Sanz. – Deberíamos haber sesionado en conjunto con la Comisión de Acuerdos. – Varios señores senadores hablan a la vez fuera del alcance del micrófono. Sra. Presidenta. – No sé si algún señor senador desea realizar alguna pregunta en particular. Creo que las exposiciones han sido lo suficientemente claras, explícitas y contundentes en cada una de sus visiones. Por consiguiente, les agradecemos muchísimo el aporte que han 14/09/2010 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 32 venido a hacer al Congreso de la Nación y sobre todo a los legisladores que estamos presentes. Asimismo, deseo informarles que esto siempre queda grabado y se transmite por el Canal del Senado y se ve y se reproduce en forma permanente. Además, contamos con las versiones taquigráficas, para que podamos repasar estas visiones y asumir nuestro desafío teniendo en cuenta todos los conceptos que ustedes nos han dejado, a fin de hacer la mejor legislación posible y elegir el mejor director posible. Muchísimas gracias. Sin otros temas por tratar, damos por concluida la reunión. - Son las 17 y 19.