REPÚBLICA ARGENTINA VERSIÓN TAQUIGRÁFICA CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE ECONOMÍA NACIONAL E INVERSIÓN Salón “Eva Perón” — H. Senado de la Nación 3 de Mayo de 2011 Presidencia de la señora senadora Montero 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 2 — En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Eva Perón del Honorable Senado de la Nación, a las 14 y 20 del martes 3 de mayo de 2011: Sra. Presidenta (Montero). — Vamos a dar comienzo a la reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión prevista para el día de la fecha. Deseo agradecer la presencia de la señora Graciela Bevacqua, del señor Gabriel Rubinstein, del señor Orlando Ferreres y del señor Hernán Lacunza. Han venido para ayudarnos, a los integrantes de la Comisión de Economía Nacional e Inversión, a analizar un poco las condiciones actuales del Programa Monetario. Como saben, tenemos la responsabilidad esencial, por manda constitucional, de la preservación del valor de la moneda; esto figura en el artículo 75, inciso 19, de nuestra Constitución. Nosotros derivamos esto al Banco Central y en el artículo 3º de la Carta Orgánica del Banco Central le fijamos este objetivo prioritario: la preservación del valor de la moneda. Sin embargo, más allá de eso, es necesario hacer seguimientos de las bandas indicativas de inflación y rendirle cuentas al Congreso de la evolución del proceso inflacionario y también de la política que toma la Casa de la Moneda. El Banco Central tiene la obligación de enviarnos el Programa Monetario anual. Si bien este año no lo ha enviado, sí se puede ver en las páginas de Internet. Consecuentemente, a partir del análisis, surgen algunas consideraciones que tenemos que hacer; además, debemos evaluar si ese Programa Monetario es adecuado o no y si está convalidando un proceso inflacionario o realmente está garantizando un proceso de crecimiento de la demanda a través de una monetización. Entonces, no hace falta que yo le diga a nuestros invitados demasiado sobre esta cuestión, dado que son especialistas en el tema. Se trata, simplemente, de una breve referencia porque lo que queremos es escucharlos a ustedes. Mencionaré, fundamentalmente, los principales ítems que fija el Programa Monetario. La inflación fijada es la siguiente: índice de precios al consumidor del 8,9 por ciento, que es lo mismo con lo que nos enviaron el presupuesto, es la base que está tomando, y después el crecimiento de los agregados monetarios, el M2 total es del 27,9 por ciento y el M2 privado es de alrededor del 29 por ciento, con bandas que llegan casi hasta el 40 por ciento de estos agregados monetarios. Entonces, la pregunta es adónde va a ir a parar esta oferta de dinero. Es decir, si esta oferta va a ir a parar realmente a un proceso de monetización, respaldada en un crecimiento de la economía o está convalidando un proceso inflacionario. Simplemente, quise hacer esta introducción para darle pie a las presentaciones que harán los economistas que han sido invitados. En primer término, la pregunta es la siguiente: esta inflación que toma el Programa Monetario y el Presupuesto de la Nación, ¿es una inflación correcta? O sea, ¿está bien esta inflación? La señora Graciela Bevacqua —no hacen falta demasiadas presentaciones— es una persona que dirigió el Programa de Índice de Precios. Actualmente está en Buenos Aires City y queremos que nos cuente un poco sobre este tema. Ha sido una de las personas que, lamentablemente, ha estado, digamos, puesta en foco de Guillermo Moreno y ha sufrido últimamente cierto hostigamiento. Sin embargo, ella hace su presentación del índice de precios y queremos que refleje lo que está midiendo actualmente Buenos Aires City en sus mediciones, porque sabemos que su metodología en cierta medida ha tendido a generar series en el tiempo que son válidas para ver cómo va la marcha del proceso. Sra. Bevacqua. — En primer lugar, deseo agradecerles por esta convocatoria. 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 3 Mi mirada va a ser totalmente distinta, quizás, a la del análisis que puedan hacer los economistas. Como saben, yo no soy economista, sino que soy matemática. Sin embargo, mi mirada está puesta en la importancia crucial que tiene hoy la inflación en nuestro país. Digo “importancia crucial” porque también trae como consecuencia, el hecho de tener dos dígitos de inflación, la preocupación por los que menos tienen —por la indigencia y la pobreza— y la preocupación por las estadísticas oficiales. Realmente, la preocupación no sólo es por el índice de precios al consumidor, sino por el total de las estadísticas oficiales. Es mi deseo y el de muchos argentinos que se recupere la institución oficial, que es quien debe dar el acceso a la información pública de las estadísticas oficiales como herramienta fundamental para la toma de decisiones, para las proyecciones y decisiones que, posiblemente, se comuniquen. Después, habría que pensar en qué país, en democracia, y qué estadísticas oficiales queremos. El hecho de que varios, independientemente de las metodologías, estemos haciendo IPCs alternativos surge, lamentablemente, de la no credibilidad de las estadísticas oficiales. Respecto del IPC probado en la Fiscalía de Investigaciones Administrativas en el año 2007, hoy todavía está abierto el caso en manos del juez Canicoba Corral. Sé que es un tema más amplio, pero no hay que olvidar que es importante tener estadísticas oficiales creíbles, independientemente de que haya IPCs alternativos. La verdad es que en nuestro país, los IPCs alternativos surgen a partir de esta intervención del Instituto de Estadística. Nosotros hacemos un IPC alternativo. Sólo voy a mencionar que seguimos la metodología similar a la que se dejó de hacer en diciembre de 2006. Si después alguno quiere conocer las características específicas de nuestro IPC, no hay problema en comentarlas, pero lleva su tiempo. Aquí no estamos hablando de un problema de metodologías, digo esto también por el tema de las multas. Es independiente de las metodologías, ese es un problema de libertad de trabajo y de investigación. Lo que nosotros hacemos —y los demás también— es generar herramientas propias ante la deficiencia o falta de credibilidad de las estadísticas públicas. En otros indicadores es más complicado de hacer, sobre todo cuando se trata de hogares porque necesitan muestras probabilísticas. El IPC necesita muestras de experiencia. He traído cuatro filminas para mostrar. — Durante la exposición de la señora Bevacqua se proyectan transparencias. Sra. Bevacqua. — Hoy en día, ya no estamos en Buenos Aires City desde enero de 2011. Buenos Aires City es un espacio de investigación de profesores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. El equipo está formado por alumnos ya casi recibidos; cuando empezamos eran alumnos avanzados de las carreras de Economía y Actuario de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires. El equipo está formado por alumnos casi recibidos. Cuando empezamos eran alumnos avanzados de las carreras de Economía y Actuario de la Facultad de Ciencias Económicas. Hoy seguimos siendo casi el mismo grupo, con algunos más. Acá, voy a mostrar algunos cuadros, simplemente para ver el orden de los números que estamos manejando. Me centré en el año 2010, porque es donde puedo mostrar las aperturas. Nosotros empezamos en el año 2009 y de enero y febrero no tenemos datos estadísticos viables de capítulos, aunque sí los calculamos. Por eso, está el año 2010 para mostrar. Si vemos el acumulado del año 2010, estimamos un 25 por ciento en el anual. Está 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 4 redondeado en un 6 por ciento de acumulado, que es un 5,7 de enero a marzo de 2011. Entonces, en este período que comenté, llevamos un 32 por ciento. Haciendo una acotación aparte, el acumulado de 2007 a marzo de 2011, estimamos que da 135 por ciento. ¿Por qué no lo estoy mostrando? En 2007 y 2008, hicimos una reconstrucción fuera de lo que estaba en Buenos Aires City, porque no hicimos recolección de precios. Es una estimación de fuentes externas. En el año 2007, nos dio el 26 por ciento en esa estimación y 2008, el 23 por ciento. Para nosotros, IPC de Buenos Aires City fue 15 el año 2009 y 25 el año 2010. Es decir que si sumamos, con marzo calculado, da un 135 por ciento. En ese mismo período, el IPC oficial da cerca del 39 por ciento. ¿Por qué muestro las primeras aperturas, lo que nosotros llamamos capítulos? Para ver qué alimentos lideran fundamentalmente la variación de los precios. En el anual de 2010, dio un 40. Si nos ponemos a pensar, las negociaciones salariales durante 2010, fueron entre el 22 y el 45 por ciento. El IPC oficial fue del 10,9, es decir del 11. Entonces, nos tendríamos que preguntar por qué tenemos negociaciones salariales muy superiores, inclusive al 25 por ciento. Por eso, estoy mostrando el 40 de alimentos. A veces, cuando la sociedad siente que le están tocando el bolsillo, sobre todo quienes menos tienen, están pensando en alimentos, no en el resto de los rubros. Por eso, es más cercano al 40. No voy a hablar de consecuencias ni causas de la inflación. No soy una experta en eso. Pero sí sé que la cuestión de expectativas y el no conocimiento real de la inflación aún cuando haya estimaciones alternativas, da lugar a sobreestimar la inflación. En esto va lo del 40 por ciento de alimentos, que es lo que está estimado. Pero, muchos, en ese momento, pensaban que era más. De hecho, algunos gremios negociaron un 45 por ciento. Acá simplemente estoy mostrando el cálculo que hacemos de lo que se llama IPC CORE, subyacente o núcleo, que es para saber cuál es la verdadera inflación, quitando todo lo que es tarifa y estacional. Lo estacional es volátil, entonces, vuelve a su curso normal entre meses. Las tarifas se sacan porque están reguladas. Lo otro quitado aquí es combustibles, porque tiene alto componente impositivo, y cigarrillos. La línea punteada es el IPC. La barra es el CORE. Si vemos, casi van juntas. Es decir que es una inflación más bien generalizada y no tiene que ver con cuestiones puntuales de carne y estacionalidad. Tampoco tiene que ver con tarifas, porque, en general, están estables. Aún si quitamos combustibles y cigarrillos. Esto es la asignación universal por hijo deflactado por el capítulo de alimentos y bebidas. Lo deflactamos por alimentos y bebidas, porque uno supone que el gasto mayor está dedicado, justamente, a alimentos y bebidas, deflactado por nuestro capítulo de IPC. Hay que recordar que en septiembre del año pasado hubo un incremento del 20 o del 22 por ciento, otorgado por el gobierno, para recuperar parte de lo que se venía perdiendo. Si quisiéramos saber cuánto valen esos 180 a marzo de 2011, con el incremento de septiembre de 2010, se transformarían en 139 pesos. Es decir que ha perdido cerca del 23 por ciento. Si no se hubiera dado ese 22, estaríamos casi cercano al 49 por ciento. Simplemente, esta es la mirada de los números. Habría que ver si hay causas y consecuencias, independientemente del tema de expectativas. Vuelvo a la preocupación de dos cosas respecto a las estadísticas oficiales. Por un lado, la libertad de trabajo y de expresión. El multarnos o intimarnos coarta la investigación. No importa si son consultoras, fundaciones, institutos de investigación o nosotros que lo 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 5 hacemos desde nuestro espacio gratuito y público; da lo mismo. Por otro lado, el tema del acceso a la información y tener estadísticas creíbles. Necesitamos institutos de estadísticas creíbles. No quiero tener que estar con estimaciones alternativas, que obviamente no son lo mejor para nuestro país, como herramienta para la toma de decisiones. Si uno mira a las provincias, están más cercanos a nuestros números que al IPC oficial. Es decir, la evolución de precios, que es lo que mide el índice de precios, y no es nivel, sino variación de precios, en general, dentro del país, en el mediano y largo plazo, no importa la metodología que se utilice, tendería a los mismos números. No importa si hablo de una provincia o de otra. Hablo de semestres o anualizados. Quizás no en el mes a mes, porque cada una tiene su propia característica. Estoy haciendo diferencia entre evolución IPC, para no confundir con nivel de precios. Por cierto, hay diferencia. Hay provincias en las que, incluso, en la cobertura de nuestro índice de GBA, Ciudad y los dos cordones, hay diferencia de precios. Es decir, hay quienes pagan más caro y más barato. El IPC no mide eso. No le importa si es más caro o más barato. Simplemente, cómo es el movimiento, la variación porcentual de los precios. A veces, en las explicaciones se confunde una cosa con la otra. Del IPC, no podemos calcular cuánto cuesta la canasta de IPC. Sí sabemos cuánto daría en su conjunto y en promedio. Muchas gracias. Dejo hablar a quienes pueden hacerlo sobre el análisis económico y el esenario. Sra. Presidenta. – Muchas gracias, profesora Graciela Bevacqua. Después, posiblemente, haremos una ronda de preguntas. A continuación hará uso de la palabra el doctor Orlando Ferreres, que estaba en una situación similar respecto a la consultora. — Durante la exposición del señor Ferreres se proyectan transparencias. Sr. Ferreres. — No hablaré mucho de los precios porque ya Graciela más o menos lo dijo y estamos en esa misma tendencia. Así que me voy a concentrar más en lo que podría ser la parte monetaria. Pasaré algunos charts para explicar el tema, pero básicamente deseo señalar que el problema inflacionario siempre es un problema monetario. Viene de una expansión más grande de los medios de pago, no de la emisión de dinero básica, hay que ver si eso entra en un sistema multiplicador bancario o no. Si hay medios de pago mucho mayores que lo que aumenta la actividad económica, la diferencia va ir al precio. Voy a tratar de explicar este punto. Queremos una buena situación económica, que genera muy buen resultado del balance comercial. En la siguiente transparencia pueden observar el precio de la soja que subió, como todos saben, muchísimo. Y las reservas internacionales que habían estado en el año 2000 en 33 mil millones de dólares cayeron a 8 mil ó 9 mil en unos pocos meses. Esto ya nos da un cierto aviso del pasado. Si nos preguntamos si tenemos bastantes reservas, la respuesta es afirmativa, pero hay que recordar que teníamos 33 mil en el año 2000 y nos quedamos con 8 mil en poco tiempo. Después se fueron recuperando gracias a la mejora de los precios de las commodities y ahora estamos en 50 mil millones, lo que genera una expansión equivalente en pesos por parte del sector externo. La acumulación de reservas significa que hay un superávit 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 6 de toda la balanza de pagos. Si aumentan las reservas, aumenta entonces la expansión que corresponde al sector externo. Pero ustedes podrán observar que en los últimos años no es muy grande la expansión de las reservas. Esto tampoco se debe a una actividad económica muy grande, porque el índice de producción industrial que había llegado a 175, sobre la base de 93 igual a 100, en septiembre de 2008, después de la crisis de Lehman Brothers, bajó muchísimo. Si bien recuperó bastante en los últimos 15 meses, está más o menos en 175, es decir, bastante parecido al pico al que había llegado en su momento. Algunas industrias están más arriba, otras más abajo y el promedio está más o menos igual. Aquí tenemos el Programa Monetario. Esto fue lo que nos pidió la señora senadora que analizáramos. Se toma M2 y hay una pequeña discusión al respecto. Se dijo que se toma M2 porque Estados Unidos toma M2 y porque da bien M2, en general, con los análisis que se hacen a nivel internacional. Pero les aclaro que M2 en Estados Unidos incluye los plazos fijos a menos de 30 días. O sea que aquí casi sería M3 lo que correspondería tomar porque quiere decirse con eso que son todos los medios de pago disponibles en el corto plazo. El M3 para Estados Unidos es otra cosa. Acá M2 es sin incluir los plazos fijos, que son casi medios de pago instantáneos porque están casi todos a 30 ó 60 días. Entonces, tomemos el caso de M2. Como ya lo informó la señora senadora —no me voy a detener mucho en esto—, las bandas máxima y mínima están dando un pronóstico, un Programa Monetario para el año que viene entre el 39 por ciento y alrededor del 30 por ciento. Tomo M2 en ese sentido. En la siguiente transparencia, tenemos la variación de M2 y M3 anual respecto del mismo mes del año anterior. Vemos que en marzo de 2011 tenemos arriba de casi 40 por ciento de expansión anual de M3 y alrededor de 30 por ciento en marzo de M2. El año pasado, en 2010, cerró con un aumento de 32,6 por ciento de M2. Ahora bien, no sabemos qué es lo que causa la inflación, si los aumentos de distintos valores nominales como pueden ser los salarios o los precios de las commodities que se reflejan por el tipo de cambio en los precios locales y después hay que acompañar por la moneda —porque de lo contrario produciría un alza enorme de la tasa de interés y una recesión—, o que la expansión monetaria genera la inflación. Siempre es un fenómeno monetario, pero qué es lo que lo impulsa primero no se sabe. Todos los que han estudiado este tema lo resumen en la ecuación que vamos a mostrar ahora: “M x V=P x T”. Siendo “M” la cantidad de dinero, vamos a decir que la medimos por M2. “V” es la velocidad de circulación del dinero. Cuando aumenta la inflación o la gente percibe que va a aumentar la inflación trata de gastar más rápido el dinero para que no se lo coma el aumento de precio. Y cuando ve inflación más baja, lo guarda un poco más, o sea que la velocidad también está influenciada por la misma tasa de inflación. “T” es la cantidad de transacciones, que las medimos por la actividad económica; es decir, cuánto es el volumen del producto bruto como una aproximación a las transacciones. Entonces, para estimar la inflación con la Teoría Cuantitativa del Dinero a diciembre de 2010 vamos a tomar la diferencial de los precios y las variaciones que toma la moneda, la velocidad y lo dividimos por la variación del producto bruto. La tasa de aumento de los precios también podría llamarse “de la depreciación monetaria” porque el valor de la moneda es la inversa del nivel de precios. O sea que lo que estamos calculando también podría verse como el índice de depreciación monetaria mensual, es decir, cuánto puedo comprar con ese mismo peso cada mes. 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 7 Entonces, tenemos que la cantidad de expansión de los medios de pago fue de 32,6. La velocidad de circulación aumentó un poco porque se aceleró algo la inflación, 4 por ciento. El producto bruto creció 9,4. Hacemos todos los cálculos que están indicados y nos queda que la variación de precios habría sido del 26 por ciento para que cierre esta ecuación. Esta ecuación es una tautología. Esto quiere decir que se cumple siempre. No quiere decir que uno sea la causa del otro porque yo puedo pasar la variable que voy a calcular a un lado o a otro. Pero — reitero— esta ecuación es una tautología, siempre se va a cumplir. Hay bastante relación entre la expansión monetaria, que la medimos en este eje, y la inflación. Este es un cálculo de McCandless en el año 1995. Él relaciona la expansión monetaria con los índices de inflación. Cuando hay algunos índices de expansión de 80, la inflación es 60; están más concentrados en el nivel de 0 a 20 porque ese es el nivel de expansión monetaria. No hay muchos países que expandan 80 por ciento. Con esto queremos mostrar que acá hay una correlación en ese sentido y que se da no sólo en Argentina sino, en general, como un cumplimiento aproximado. La siguiente filmina nos muestra la inflación estimada por el método que vimos anteriormente de la Teoría Cuantitativa. Para el año 2008 da 21,7; la velocidad es de 2,5 y nuestro cálculo da 22. Es decir que es más o menos parecido al 21,7. Para el año 2009 nos dio 15 y mediante ese método que expliqué recién da 15,1. Para el año 2010, a nosotros nos dio 27; por el método de la Teoría Cuantitativa da 26,8. Para el año 2011 tenemos un cálculo de 32; con una expansión de la velocidad de circulación de 3,5 daría 32. Si la expansión de los medios de pago del año está alrededor de 35 ó 38, como propone el Banco Central, esta ecuación se va a cumplir con estos valores. Ya está muy jugado el año con variables que están determinadas. Por ejemplo, los aumentos salariales han estado alrededor de 28 ó 29 por ciento, tomando en cuenta los básicos, más los otros aumentos, menos también lo que puede ser el Impuesto a las Ganancias disminuido. De forma tal que la jugada ya está hecha. Si nosotros dijéramos que el Programa Monetario tiene que ser como dice la inflación oficial —9 más el aumento del producto, es decir, 9 más 6 igual a 15—, estaríamos generando una expansión muy fuerte a la tasa de interés y sería bastante explosivo. Así que si bien es una convalidación de una inflación alta, creo que no hay mucha alternativa para ejecutar en política económica porque está jugado por el resto de las variables. Sería demasiado fuerte pretender que la monetización —que es muy chica en Argentina, alrededor del 11 por ciento— pudiera frenar la inflación del cien por ciento de la actividad. No es que estemos de acuerdo con el Programa Monetario, sino que es un hecho que, debido a la ecuación que estamos explicando, se va a cumplir. Y como todo el juego de las variables nominales que estamos teniendo ya está al mes de mayo muy lanzado, pretender aplicar un Programa Monetario de contracción sería bastante complicado. Pero, lo que sí es cierto es que hay una expansión que surge del gasto del sector público. Este es el gasto del sector público consolidado. Como ustedes ven, es en proporción al producto bruto, a partir del año 70. En el año 2002 o 2003, estaba en 28 por ciento del producto. Fue creciendo. Ahora está en 45 por ciento del producto. Evidentemente, aquí está la explicación básica de la inflación. No es lo que hacen en el Banco Central, si no viene de la parte fiscal. No alcanza toda la recaudación, que se le detrae poder de compra a las familias o empresas, para pagar este gasto. Entonces, hay que recurrir, bajo distintos mecanismos, al Banco Central, sea por (adelantos) transitorios, por ganancias contables que se monetizan o por uso de reservas. Cualquiera de estas tres cosas es lo que explica ese aumento de más del 30 por ciento en los medios de pago. 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 8 Este año, se van a usar aproximadamente 7.500 millones de reservas y no sabemos cuánto de ganancias contables se van a monetizar. Tampoco, están los (adelantos) transitorios, pero hay una posible aproximación para que dé este número alto del programa monetario. Este sería la forma de ir bajando el impacto monetario gradualmente, bajando este gasto público hasta el nivel financiable de largo plazo, sin tener que recurrir a la inflación, que es un impuesto que se superpone a los demás impuestos explícitos. Este es un impuesto que no viene por el Congreso. No se legisla el impuesto inflacionario. Se aplica, directamente. Y se aplica, como dijo la profesora Bevacqua, a la gente de menor nivel, que no tiene mucha defensa financiera. Pero, también, es un impuesto, finalmente. Creo que las alternativas para este año, están bastante jugadas. Pero, les doy los números que tenemos para que ustedes juzguen cómo usarlos. Sr. Rubinstein. – Gracias a la señora senadora Montero y a la Comisión por esta posibilidad de hablar sobre estos temas de política monetaria e inflación. Muchos de los temas van a tener amplia concordancia con lo que dijo recién el licenciado Orlando Ferreres y con los números que explicaba la profesora Graciela Bevacqua; pero déjenme hacer una primera aproximación. Estas son las mediciones de inflación según el INDEC y el IPC 7, de las siete provincias, el promedio. Les comento muy brevemente. Somos una pequeña consultora y la idea fue ver de qué manera, con el mínimo costo, hacer encuestas que reflejen bien lo que hacía el INDEC hasta el año 2006; porque sabíamos que el INDEC, desde enero de 2007, empezó un proceso de manipulación de las estadísticas, donde lo importante no era la metodología, sino los datos. Hubo situaciones, en el año 2007, donde contra metodología teórica correcta, al INDEC le daba caída en turismo del 20 por ciento y uno relevaba unos pocos hoteles en Mar del Plata, Carlos Paz, Mendoza y otros y daba aumentos del 20 por ciento. Eran diferencias alevosas que se fueron dando entre lo que hacía el INDEC por una generalizada mala praxis y adulteración de datos. Entonces, buscamos mecanismos con encuestas reducidas, que hoy son cuestionadas por la Secretaría de Comercio, que le dice al INDEC que evalúe lo que hacemos nosotros. O sea, han puesto al acusado en el rol de juez. En los últimos doce meses, al INDEC le dio 10,6; al IPC provincias, 26,7 y, en nuestro caso, 26,4. Entre 2007 y 2010, 28 por ciento al INDEC, 76,8 a las provincias y 74,9 a nosotros. Y, entre 2005 y 2006, cuando no había problemas y nosotros medíamos la inflación, nos había dado 18,6; al INDEC, 21,6 y al IPC 19,3. Se ve acá que no había problemas hasta el año 2006 y luego se ampliaron enormemente las diferencias. Tomé nuestra estimación, porque era la que tenía. Pero si tomamos todas las estimaciones de todas las consultoras que están midiendo esto, más o menos, están en un rango. Nuevamente, acá nadie quiere reemplazar al Instituto de Estadísticas y Censos y hacer uno nuevo. Se trata de que, ante la falencia del Instituto, buscar la mejor manera de hacerlo. Y, más o menos, aplicando cierto sentido común y haciendo lo mismo que hacía el INDEC hasta el año 2006, se logran resultados parecidos, cualesquiera sean las ponderaciones y la metodología. Este es un problema de datos. Si avanzara la tesitura del gobierno respecto a que no se difundieran los índices, que 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 9 esto se prohibiera y le prohibieran a las provincias que difundan sus índices y no se supiera cuál es la inflación; siempre hay métodos de lograr cuál es la inflación. Uno ve cuánto es el aumento de la recaudación del IVA y del impuesto al cheque, que están ligados a la actividad económica y a la inflación y, en los últimos doce meses, es de un 35 por ciento. Uno le saca el 6 por ciento de actividad, que es lo que nos da a nosotros y da 29. El aumento de los salarios privados fue del 29 por ciento. El aumento de los salarios públicos fue del 22 por ciento. El aumento del gasto público, del 32 por ciento. El aumento del M2 privado, del 36,5 por ciento. Este tipo de cosas se hacía en la Unión Soviética, cuando no había índices confiables. Cuando uno quería saber cuál era la inflación de la Unión Soviética, recurría a mediciones indirectas para ver más o menos cuál debía ser la inflación. Cuando se habla de los responsables, uno se puede preguntar: ¿son los empresarios, por el aumento del poder oligopólico? Siempre se habla del capital concentrado o porque aumentó la codicia de los empresario. ¿O los trabajadores, por aumentos de salarios excesivos? ¿Los extranjeros? Por ejemplo, ¿los chinos por demandar tanto commodities y por eso nos traen un desbarajuste a nosotros? ¿O es el Estado por la políticas fiscales, de ingresos y monetarias expansivas y por la incapacidad de generar expectativas de baja inflación? No sólo es lo que hace, sino lo que deja de hacer. Cuando se hacen encuestas, como una encuesta de poliarquía, el 52 por ciento de la gente en Argentina, piensa que la culpa la tienen los empresarios y comerciantes que buscan ganar más. Y el 38 por ciento, las políticas y medidas que toma el gobierno. Esto no es por la prédica actual del gobierno, porque hace uno o dos años era parecido. O sea que, en general, la población tiende a ver como culpables de la inflación a aquellos que efectivamente suben los precios. Van a las góndolas y remarcan los precios o anuncian que lo que salía 100 ahora sale 120. Este es un problema para la política. Ahora, podemos preguntarnos si la culpa la tuvieran los empresarios, si la economía está más concentrada ahora que en los 90, cuando la inflación era bajísima. O si la economía está mucho más concentrada ahora que en el año 2004, que hubo un 6 por ciento de inflación. Si la respuesta es sí, es decir, que hubo un agudo proceso de aumento de la concentración empresaria en todos estos años, qué fracaso sería el del gobierno que permitió que esto suceda. Por otra parte, podemos preguntarnos si está más concentrada o son más codiciosos aquí que en Brasil, Estados Unidos o cualquier otra parte del mundo. En casi todos los países, tienen muy baja inflación. Los índices están entre el 2, 3, 4, 5 o 6 por ciento. Tienen capital concentrado. Hay empresarios codiciosos. Sin embargo, no tienen este problema que tenemos nosotros. O si las políticas distributivas acá son tan importantes y han logrado avances que, quizás crearon tensiones especiales en todos estos años. La otra pregunta es si tienen responsabilidad los asalariados. Si tomáramos las cifras del INDEC, podríamos pensar que sí tienen algún grado de responsabilidad los aumentos desmedidos de salarios, porque estaríamos en términos reales con aumentos de salarios que son 80 por ciento más altos de lo que había en la época de la convertibilidad. Cuando tomamos y deflactamos los salarios por índices más próximos a la realidad – usamos los que hacemos nosotros– nos da 15 por ciento, donde hubo un proceso de aumento de salario después de la gran crisis. Nuestras estimaciones pueden dar que hay cierto aumento 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 10 salarial por encima de la productividad y que tal vez, uno o dos puntos de la inflación podría, quizás, achacarse a cierta desmesura en algún aumento salarial. Pero, cuando analizamos esto, vemos que, en general, lo que han logrado los sindicatos es básicamente defender el poder de compra y es lo que está pasando en los últimos tiempos con las distorsiones que mencionaron respecto del tema de alimentos y otros. Es poco lo que podemos decir que tiene por este lado. Cuando analizamos temas distributivos ––simplemente para mostrar una referencia––, hay países, como Brasil, que desde los 90 hasta ahora bajaron la pobreza del 50 al 25 por ciento y tienen muy baja inflación. Por ejemplo, en Chile bajaron la pobreza del 40 al 12 por ciento y tienen muy baja inflación. La Argentina, finalmente, está con los mismos niveles de pobreza que tenía en los 90, después de una crisis muy grande, es cierto. Sabemos que, normalmente, después de que se mueve la economía, tendió a volver; además, con los aumentos salariales que se dieron, la cosa se fue equilibrando. Pero no es que la Argentina está exhibiendo algo especial que genere tensiones particulares por estos problemas. En cuanto a la responsabilidad, el Estado es siempre el responsable de la inflación, no son los empresarios ni los trabajadores, siempre es una responsabilidad del Estado. Esto puede ser por acción, por aumento del gasto público ––como lo mostró Orlando Ferreres recién––; por aumento del déficit fiscal ––de hecho, ha habido una pérdida de todo lo logrado en los años 2003, 2004 y 2005––; aumentos de salarios públicos muy altos o por emisiones monetarias muy altas que terminan convalidando todo, tal vez, por un impulso monetario original o por convalidación. A fin de cuentas, tampoco es lo más importante. Por omisión, tiene que ver con la capacidad de generar credibilidad de que la inflación va a ser baja. Supongamos que se hubiera desatado una puja distributiva, que el gobierno no la hubiera impulsado ni tuviera nada que ver, está en el Estado fijar las expectativas y las anclas que permitan que la inflación sea baja para que todos tomen nota porque si no, van a quedar descolocados los empresarios, porque no van a poder vender sus productos, y también los asalariados, porque las empresas van a cerrar. Entonces, es el Estado el que tiene que encausar esas cuestiones, aun si hubiera sido por una causa ajena al Estado. En todos los países del mundo pasan estas cosas y en todos los países del mundo el Estado vigila que las expectativas inflacionarias no se disparen. Política monetaria de inflación. El rol de la programación monetaria es asegurar el equilibrio monetario consistente con los objetivos de inflación deseados. Se fijan objetivos de inflación, o se aceptan determinados objetivos de inflación, y luego se trata de articular las medidas monetarias para asegurar un equilibrio. Es ajustar la oferta monetaria a la demanda de dinero estimada a las tasas de inflación deseada. Eso es muy importante porque no es a cualquier tasa de inflación, a las tasas que se desean. Todos los agregados a marzo de billetes y monedas, M2 privado, M3 privado –– tomamos la parte privada porque es la que refleja las conductas de la gente–– están girando a 36 o 35 por ciento. No hace falta hacer mucha disquisición en el sentido de qué agregados tomamos. Como también se explicó aquí, la oferta monetaria se distribuye entre preciosactividad o una variación de la demanda real de dinero, que es el equivalente a la velocidad de circulación que mencionaba Orlando Ferreres anteriormente. La demanda de dinero aumenta por esos ingresos o productos, o por ese cambio autónomo de la demanda real. Acá lo que les quiero mostrar, que es la inversa de la velocidad, es lo que llamamos monetización y lo tomo con varios índices. Tomo el dato de precios del INDEC y tomo el PBI del INDEC. De paso, les comento que nosotros detectamos también que la Dirección de Cuentas Nacionales ha tergiversado metodologías y, además, hay 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 11 una generalizada mala praxis en la Dirección de Cuentas Nacionales que hace que el cálculo del PBI esté completamente mal, y esas diferencias se vieron especialmente en 2009 y se vienen arrastrando Nosotros tenemos una metodología, hay cálculos alternativos de PBI que usamos, pero, en este caso, voy a mencionar las cifras, las oficiales y las nuestras. Lo que quiero que vean es que la monetización en los 90 ––estos billetes y monedas sobre PBI nominal–– era del orden del 4 por ciento; luego vino la crisis. Cuando yo estaba trabajando con el ministro Lavagna en el Ministerio de Economía, estábamos muy atentos a ver cuál sería la evolución después de la crisis, a dónde llegaría la monetización, porque siempre estaba el problema de equivocarse bastante y que haya una expansión indebida monetariamente o a la inversa. La cuestión es que después de la eclosión financiera, con los temas de corralito, corralón, el impuesto al cheque y demás, la demanda de billetes y monedas creció mucho y se situó alrededor del 7 por ciento del PBI. Ahora, si ustedes le muestran esto, creo que podrán concluir conmigo en que la línea azul, que es la del promedio móvil, muestra una tendencia más bien decreciente o estable. Si uno estuviera en el Banco Central, podría argumentar que hay que hacer una programación monetaria teniendo en cuenta que va a aumentar la monetización; no, está más bien descendiente o estable. Es lo mismo que decía Orlando Ferreres, está aumentando la velocidad de circulación o, a lo sumo, estará estable. Esto es con los cálculos del INDEC. Si tomamos lo mismo con nuestros cálculos, la tendencia es similar porque más o menos se compensa, un poco menos de actividad, más inflación, pero no hay una gran diferencia en la tendencia. Esto es en cuanto a billetes y monedas; es decir, son similares. La monetización, según el PBI oficial, nos da un aumento de casi cero, 1 ó 2 por ciento en el último trimestre después de muchos trimestres de estar cayendo, pero a nosotros nos da cero. Con el M1 privado hay una caída mayor en los últimos tiempos, y si tomando nuestra medición, también, con una pequeñísima recuperación. En tanto, el M2 también muestra esta tendencia de caída, cualquiera sea la medición. Entonces, ¿cuáles es la inflación que se desprende del accionar monetario? Recién lo explicó Orlando y la idea es que se cumpla siempre. Esto no está dependiendo de que haya una teoría detrás, siempre hay un cierre contable, es una equivalencia. Entonces, esa variación de la inflación la llamamos “impulso monetario inflacionario”. Con lo cual, ¿cuál es el impulso monetario o impulso inflacionario que surge de la política monetaria? Se resuelve haciendo esta ecuación. Si el PBI crece aproximadamente cero, la demanda de dinero es estable y la oferta crece 36 por ciento, uno hace las cuentas y le da 28 por ciento. La inflación real puede estar influida por muchos factores. Podría haber un estricto control de precios y a cualquiera que aumente el precio lo fusilan y no va a haber inflación, pero va a haber un mercado negro de aquellos porque las condiciones de expansión monetaria son acorde a una inflación de ese nivel. Entonces, nosotros tenemos el impulso monetario, que está en azul, y lo que sería nuestra estimación de inflación, que van de la mano, con leves discrepancias, pero altamente correlacionados, y cuando hacemos los cálculos, con nuestros datos, nos da que el impulso monetario actual del Banco Central es del orden del 26 por ciento. Si tomáramos datos oficiales sería menos, 23 por ciento, pero, en todo caso, completamente alejados de la pauta del 9,8 o del 8,9 del presupuesto. Entonces, acá el programa monetario, que hablaba de 30 por ciento, en los últimos doce meses fue de 36. Aumento máximo del PBI en el programa monetario, 6,5. Con respecto a la demanda de dinero, no hay ninguna consideración, brilla por su ausencia; el programa 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 12 monetario no habla de las condiciones de demanda de dinero. En cuanto a los precios, sólo como referencia, no dice que es objetivo, sino que dice que los precios son tanto y el IPC es de 9 por ciento; ni siquiera se plantea como objetivo. Con respecto al BCRA, entendemos que está en un dilema muy importante. Si considera la inflación verdadera del orden del 25 por ciento, su actuación convalida una inflación muy alta y, por lo tanto, no cumple la función que tiene que cumplir, no está cuidando el valor de la moneda. Esta diciendo: “nosotros vemos que la inflación es 25 y emitimos concordantemente de acuerdo a ciertas estimaciones”. Si considera la inflación del INDEC, que es lo que oficialmente se considera, estaría diciendo que es un gran impulsor de la inflación. Estaría diciendo: “miren, la inflación es del 10 por ciento, pero nosotros vamos a emitir para que vaya al 25”; lo cual sería gravísimo. En los dos casos, entiendo que es un serio incumplimiento del Banco Central. Este es un cálculo del impuesto inflacionario; en la columna izquierda lo tienen en forma teórica. Tomamos el índice de precios calculado por nosotros y la base monetaria, que es la fuente de recaudación del impuesto inflacionario. Estimamos para el año 2011, 40 mil millones de pesos. Eso es importante porque hace al desafío fiscal de eliminarlo cuando se quiere bajar la inflación. Después, están las transferencias. Nos dio 55 mil millones en 2010 y estimamos que puede ser 63 mil este año, habrá que ver, entre adelantos transitorios, utilidades del Banco Central y las llamadas “reservas excedentes”. Esos son los mecanismos concretos. Aquí vemos el impuesto inflacionario teórico y cómo pasó de ser algo bastante irrelevante a ser cada vez más importante. Para el Poder Ejecutivo es muy importante contar con esto para poder gastar y ya es un problema que se ha instalado en la economía. Las transferencias del Banco Central representaron el año pasado 13 por ciento de la recaudación y casi 4 puntos del PBI. Este año es un poquito menos, pero también es sumamente alto cuando esto no representaba… aproximadamente era menos del 1. Respecto de los problemas de la inflación, puedo señalar que hay todo tipo de problemas. Entre ellos puedo mencionar la volatilidad macroeconómica, el menor crecimiento a largo plazo, el ahorro y la inversión, afectación de la población más vulnerable, etcétera. En este sentido, deseo referirme a dos problemas particulares: el deterioro de la competitividad, el tipo de cambio real, y el deterioro de la fortaleza financiera del Estado. Este es el tipo de cambio real multilateral. En los ’90 era 1; a fines de los ’90 se deterioró y puso a la Convertibilidad contra las cuerdas por la devaluación de Brasil, llegó a 0,80. Hubo el overshooting de la salida de la Convertibilidad, 2,17. Luego aterrizó hacia 1,90 aproximadamente y estamos en 1,50 ó 1,48. Es decir, estamos a mitad de camino entre lo que era la Convertibilidad y lo que era el modelo de tipo de cambio real muy alto de 2002-2007. En cuanto a la tendencia, puedo señalar que, aun suponiendo que la inflación baje, estimamos para este año 24 por ciento. Para el año que viene, supongamos que baje, que no se haga nada en especial, pero que de a poco vaya bajando a 20, 18, 16, 15, que se devalúe un poquito más todos los años, la tendencia —la línea azul— es igualmente hacia un deterioro permanente en el tipo de cambio real y la llegada a los valores de Convertibilidad en poco tiempo, con todos los problemas que se puedan analizar al respecto. Aquí podrán observar la contrapartida respecto de las reservas del Banco Central; ha provocado un deterioro del patrimonio del Banco Central si lo medimos de una manera no contable, sino más bien económica. O sea, contablemente el Banco Central está con 9.800 millones de dólares. Ahora bien, si los papeles que tiene no cotizan en ningún lado, son 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 13 renovables permanentemente, pagan bajo interés, si uno lo llevara al valor actual se acercaría a cero. Acá le pusimos cero; sabemos que no es cero, pero, lo es prácticamente. Nadie puede ir con un papelito a venderlo en ningún lado y que le den plata por eso porque son anotaciones prácticamente contables. Si uno le saca eso al balance del Banco Central, el patrimonio que era cero hace unos años, ahora es 17 mil millones de dólares negativo, que en algún momento habrá que reponer. Nosotros tomamos este indicador como el principal indicador de la fortaleza financiera del Estado, que es la relación reservas sobre el M3. El M3 incluye todos los tipos de depósitos y es toda la masa monetaria que puede querer en algún momento convertirse en dólares. En 2001, antes de las corridas, esto era de 43 por ciento. Era muy alto porque son indicadores muy altos en estándares internacionales. Sin embargo, el 43 por ciento no inhibió de una gran corrida. Hubo situaciones económicas en ese momento de debilidad general y problemas de toda índole, precios internacionales bajos, tipo de cambio real bajo, etcétera. Y esto que parecía que podía ser una gran fortaleza en una situación de estrés no fue suficiente. La corrida siguió hasta deteriorar mucho el ratio, pero lo más importante que quiero destacar es que 43 por ciento no inhibió de grandes corridas. Y, finalmente, nos encontramos con el colapso de la Convertibilidad. Luego, con la pesificación, las reprogramaciones de depósitos, lo que fue el corralón, etcétera, hubo un gran salto y después un goteo que cayó. Aquí se puede observar que el pago al Fondo Monetario también volvió a hacer una caída y luego se recuperó. Todas las condiciones internacionales favorecieron esto y desde marzo de 2009 empieza un largo deterioro del 75 por ciento y ahora del 55 por ciento. Al considerar reservas excedentes de una manera muy particular —yo considero que está muy equivocada la ley—, se empezaron a dar estas reservas al Banco Central. Entonces, el numerador crece poco porque cuando las reservas se incrementan se las dan al Tesoro, la devaluación es chiquita y el M3 crece aproximadamente al 30 por ciento. Por lo tanto, este ratio va bajando y vamos a llegar a fines de este año a menos del 50 por ciento; nos acercamos mucho al ratio que hubo en el año 2000 y después va a seguir bajando. Con los números que les mostré antes y con inflación bajando, aún se produciría este deterioro. O sea que la política actual está provocando un permanente deterioro en la fortaleza financiera del Estado. Esto no quiere decir que vaya a haber una crisis, sino que quiere decir que si las condiciones, por la caída del precio de la soja o por lo que fuera, provocan una crisis, el Estado va a estar poco preparado para hacer frente a corridas cambiarias y financieras. Programa antiinflacionario. Entiendo que tiene que ver, obviamente, con reorganizar el INDEC, revisar el IPC y fijar objetivos de inflación y de política salarial según la inflación esperada, con alguna cláusula gatillo si hay desvíos. La política fiscal implica recuperar el superávit y la programación monetaria tiene que ser acorde a ese objetivo. No debería ser tan difícil hacer esto. Uno de los principales problemas tiene que ver con reemplazar el impuesto inflacionario. Por ejemplo, bajar la inflación del 25 al 5 por ciento implicaría bajar recursos de 41 mil a 8 mil millones, es como si el IVA aumentara del 21 al 25 por ciento aproximadamente. Es decir, hay un problema fiscal que el Gobierno y el Congreso tendrán que ver en su momento cuando se haga una estrategia de baja de la inflación. Las medidas posibles tienen que ver con suba de tarifas a un esquema gradual, implica baja de subsidios, baja de gasto y a la vez implica más recaudación porque el componente de impuestos en las tarifas es bastante grande. Pero todo esto tiene que hacerse de una manera adecuada porque justamente los desfasajes son muy grandes y puede llevar cinco o diez años corregir los desfasajes tarifarios que hay hoy en la Argentina. 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 14 En términos relacionados con la responsabilidad del Congreso, me permito comentar que creo que se le tiene que exigir al Poder Ejecutivo una política de baja de inflación, debatir y aprobar objetivos de inflación baja, por ejemplo, del 5 por ciento hacia dos años; que el Banco Central diseñe una política monetaria acorde a estos objetivos y que al aprobar los presupuestos sean presupuestos que no exijan o minimicen el financiamiento del Banco Central. Creo que todas estas cosas son las que tienen que lograrse si uno realmente quiere avanzar en bajar la inflación. Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor Lacunza. — Durante la exposición del señor Lacunza se proyectan transparencias. Sr. Lacunza. — Es siempre un honor que me inviten a esta casa y que se interesen por lo que uno pueda decir. Así que le agradezco, señora senadora, por la invitación. Brevemente, voy a hacer alguna mención al problema inflacionario. La evidencia la voy a pasar rápido porque ya fue convenientemente detallada. Sí mencionaré las causas, consecuencias y, eventualmente, algún programa que intente solucionar el problema que debería contemplarse. Creo que la inflación es uno de los principales problemas —si no es el principal— que va a heredar el gobierno que asuma a fines de 2011 —de cualquier signo político que sea, oficialista u opositor—, dado que la inflación, como un virus que se va extendiendo a todos los órganos, afecta la competitividad, el empleo, el poder adquisitivo del salario, el crédito, la pobreza y la distribución del ingreso. Más temprano que tarde, va a afectar el crecimiento, en la medida que, al afectar el tipo de cambio real, va a atentar contra las exportaciones, al afectar el poder adquisitivo del salario contra el consumo y al no tener certeza sobre los precios relativos, va a afectar la inversión. Lo bueno es que, si bien es una herencia pesada, la solución no es tan dramática. Todavía no hay un proceso de inflación descontrolada, en el sentido que se pueda convertir en una hiper. Y, tampoco, hay aún mecanismos de indexación automática en la economía. Aunque sí hay acortamiento de contratos, con lo cual, sí requiere una decisión política firme y pericia técnica para llevarla adelante. Este gráfico, en un país normal, sería ocioso, porque es inconcebible que haya tantas diferencias entre los indicadores de inflación, ya sea medido desde el sector privado o el sector público. Lo que tengo aquí para decir es que la línea roja es el IPC oficial. Si eso fuera cierto, el problema es que el público no lo cree. Y como el público no lo cree, celebra sus contratos y forma sus expectativas en base a la línea celeste, con lo cual, en realidad, convalida esa inflación en la realidad. No casualmente los indicadores de inflación alternativos están mostrando algo muy parecido a la expectativa del público. Lo que está haciendo ahora la Secretaría es tratando de disciplinar esto a la fuerza, con el látigo. No parece ser un buen mecanismo para alinear las expectativas. ¿Por qué nos preocupa particularmente la inflación? Porque somos, en materia de inflación, un alcohólico recuperado, si se quiere. Aquí tenemos una historia larga de inflación, de sesenta años de Argentina y, lamentablemente, tenemos un par de records. En cien años, hubo quince procesos de hiperinflación en el mundo, dos fueron en Argentina. Uno a fines de los 80 y principios de los 90. Y tuvimos el record mundial de más años de permanencia de inflación superior al ciento por ciento anual, entre 1975 y 1991. Dieciocho años. No hubo ningún país en el mundo que tuviera esa persistencia a esos niveles de inflación. Era una 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 15 inflación crónica. Después, tuvimos la estabilidad en materia de precios, la convertibilidad, en los primeros años de la década que terminó. Y, en los últimos años, vuelve a reaparecer el problema, particularmente desde el año 2007. Ahora, tenemos seis años consecutivos de inflación en dos dígitos. Hoy la inflación está aproximadamente en el 2 por ciento mensual. Como explicaban mis colegas, cuando la estacionalidad juega en contra, será 2,5 y cuando juega a favor, será 1,5. Pero está cómodamente instalada en el 2 por ciento mensual y eso es un nivel elevado si lo comparamos con el resto del mundo. El resto del mundo no está discutiendo estas cosas. Los países desarrollados tienen una inflación del 2 por ciento anual o menos. América Latina, que tiene algún impulso ahora por los precios de los alimentos, está teniendo el 6 por ciento. Aún con el indicador oficial, estamos al tope de América Latina. Y con el indicador de las provincias, estamos en un selecto grupo de países que integran El Congo, Venezuela, Seychelles y Etiopía, entre otros. Indudablemente, pone en perspectiva en qué grupo de países estamos situados internacionalmente. En América Latina, estamos con Venezuela y, en el resto del mundo, estamos con una serie de países africanos de menor envergadura. Esto en cuanto a la evidencia. Respecto a las causas, si tuviera que describirlo en cuatro o cinco palabras, en realidad, la devaluación del año 2002, que fue del orden del 300 por ciento, no se traduce inicialmente a una inflación de nada más del 40 por ciento, porque había una recesión muy importante, entonces, una capacidad ociosa muy importante, incluso, en el mercado laboral. Entonces, no se traslada todo a precios. Pero sí, después, el tipo de cambio queda muy elevado. Eso impulsa corrección de precios al alza. La brecha del producto se va achicando. La línea azul está mostrando cuál es la brecha del producto. Esto quiere decir lo que está creciendo la economía por encima de la tendencia no inflacionaria. Se vería como un exceso de demanda. A medida que esto se hace más pronunciado, la inflación empieza a ganar ritmo. Se acelera mucho en el año 2007. Después viene la recesión en el año 2009. Cede un poco y vuelve otra vez con el crecimiento en el año 2010. En este período, fue además ayudada por políticas fiscales expansivas, como describieron mis colegas. Aquí se agregaron, también, políticas monetarias que convalidaron esa tendencia. Escucho por ahí que algunos voceros del gobierno se autodefinen como keynesianos. En realidad, Keynes no dice que hay que gastar todo el tiempo. Dice que hay que tratar de usar la política fiscal para compensar los ciclos. Como se ve desde el año 2004 a la fecha, la política fiscal tiene siempre un impulso expansivo, sea cual sea el estado del ciclo. Y si lo descomponemos, eso se ve en la línea celeste que está siempre agregando combustible al motor, por llamarlo de alguna manera; aún cuando el motor esté circulando a altas revoluciones, del 9 por ciento de crecimiento anual. Se ve que eso viene detrás del gasto, aún cuando el ingreso es contractivo. Cada vez se recauda más y aumenta la presión impositiva. Pero, eso es más que compensado por el lado del gasto que termina haciendo un efecto neto del sector público de la política fiscal expansiva. Como resultado de eso, uno de los famosos superávit gemelos, el fiscal, ya no existe más desde el año 2009. El resultado primario, una vez que vemos que la línea azul oscura que puede ser medio por ciento del PBI en la estadística oficial, cuando se le restan todos los ingresos no genuinos, como las transferencias del Banco Central o del ANSES… 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 16 Inclusive en el año 2009, el Fondo Monetario Internacional emitió derechos especiales de giro para ayudar a los países a sortear la crisis. En lugar de emitir el Banco Central de la República Argentina, emitió el Banco Central del mundo. El Fondo Monetario le dio esa liquidez a los países. A la Argentina, le tocaron 2.500 millones de dólares. Y nosotros lo contabilizamos como ingreso corriente. Entró a la recaudación corriente y está en esta línea azul. ¿Saben cuántos países en el mundo usaron ese criterio? Uno. Todos los demás, como corresponde, registraron el pasivo con el Fondo Monetario. Aquí tenemos transferencias de reservas y utilidades no devengadas del Banco Central. Todo esto hace que, en realidad, tengamos solo un déficit de caja, que es del orden del 2 por ciento del producto. Obviamente, tenemos que apelar a cajas no convencionales para financiar esa brecha fiscal, ese exceso de gasto sobre los ingresos. Aquí, como nos ha mostrado previamente el licenciado Gabriel Rubinstein, esto es lo que financiaba. Hay distintas vías para que el Banco Central financie al Tesoro. En promedio, entre 2004 y 2009, financiaba cerca del 1 y 1,3 por ciento del PBI por año. Aquí tenemos el conflicto entre el Poder Ejecutivo y el Banco Central, por el tema de las reservas. Inmediatamente después, en los dos años siguientes, el Banco Central pasó de financiar entre 10 mil y 15 mil millones por año, unos 60 mil millones de pesos por año. Aquí, además, de una cuestión institucional y de principios, había también una cuestión financiera o de caja, como muestra la evidencia posterior a ese conflicto. Los mecanismos por los cuales financia son, primero, los tradicionales, que son adelantos transitorios, que más que transitorios parecen permanentes porque nunca bajan, sino que siempre crecen. En segunda instancia, las reservas. No es cierto que tenga efecto monetario neutro. Si no existiera esa transferencia de reservas, el Tesoro tendría que ahorrar y traer esos pesos para comprar esos dólares. Entonces, evita que ocurra ese ahorro fiscal, esa política fiscal contractiva, que existió entre los años 2004 y 2007. Eso no existe más. Entonces, estamos expandiendo por esta vía, que deteriora, como explicó el licenciado Gabriel Rubinstein, el balance del Banco Central. Si restamos hoy los activos del sector público del Banco Central, éste tendría un patrimonio neto negativo de 6 puntos del producto. Algún día vamos a tener que recapitalizar al Banco Central. Y, también, estamos transfiriendo utilidades devengadas y no realizadas. Esto es por la diferencia de cotización. Como el Banco Central tiene activos en dólares y pasivos en pesos, cuando se mueve el tipo de cambio hay una ganancia, que se la está transfiriendo íntegramente al Tesoro, que también lo está descapitalizando, porque el patrimonio neto queda en pesos fijos y los activos y pasivos suben con lo cual el patrimonio neto va bajando. ¿Esto es malo? No necesariamente; se trata de una herramienta disponible en épocas de crisis. Ahora bien, no es una herramienta para utilizar en épocas de abundancia cuando crecemos al 9 por ciento porque, de lo contrario, cuando algún día venga la noche —como siempre sucede, al día le sigue la noche—, no vamos a tener todos estos colchones para usar. Como resultado de este financiamiento, encontramos el Programa Monetario que — como explicaron mis colegas—, en realidad, es una señal que emite la autoridad monetaria a toda la sociedad, a los dirigentes políticos, a los dirigentes empresarios y a los sindicatos diciendo que ve la inflación en determinado nivel y emitirá en consecuencia. En el año 2010 el Programa Monetario ponía un techo de cantidad de dinero a emitir del 19 por ciento, justificado en un crecimiento del 2,5 del producto y de 9 por ciento de inflación. Había margen por si el producto crecía más, como efectivamente sucedió. Sin 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 17 embargo, el Banco Central vino a esta casa a explicar que tenía que cambiar el Programa Monetario en agosto o septiembre del año 2010, justificándolo en el aumento del producto. El aumento del producto, como se ve, era tolerado por esta meta del Programa Monetario del 19 por ciento, que tenía margen, y lo que no quedó claro era a qué se debía la diferencia entre el 29 que necesitaba el Banco Central de emisión y el 9. Entonces, 29 menos 9, aquí había una diferencia que, evidentemente, era la inflación. Inclusive, no se cumplió esta nueva meta de 29, sino que al final fue de 33. O sea, tuvo una doble falta el Banco Central el año pasado. Curado por esa experiencia, ya este año directamente se hizo un Programa Monetario que admite variaciones de la cantidad de dinero del orden del 40 por ciento. Esto está explicado con el 7 por ciento del crecimiento y el 9 de inflación, lo que da más o menos 16; la diferencia entre 40 y 16 debe ser la inflación esperada. Puse 33 allí y se trata del último trimestre nada más, pero el promedio del año da cerca de 40. Todos los brazos de las políticas económicas —ya mostramos la fiscal y la monetaria— están todavía inflando más la aceleración inflacionaria. Todos los libros de texto dicen que cuando aumenta la inflación lo que hay que hacer es bajar el ritmo de emisión del dinero o, lo que es lo mismo, subir la tasa de interés. Siempre es bueno ver qué hace el resto del mundo y, particularmente, los países vecinos. Como podrán observar, hubo alguna aceleración de precios, en otro nivel, en Brasil, del 5 al 6, en el último año; en Chile del 1,5 al 3,5; en Perú está igual y en Uruguay del 7 al 8. En estos niveles hay una pequeña aceleración y fíjense cuál fue la reacción de los bancos centrales. Brasil aumentó la tasa al 3 por ciento, Chile al 3,5 —esta es la variación— y Perú al 3,8. China —que no es precisamente una economía ortodoxa y mucho menos lo es su banco central—, que aumentó la inflación del 1 al 5, subió su tasa de interés el 1 por ciento. Ahora bien, ¿qué hacemos nosotros? Primero, estamos en otros niveles, sube la inflación, según el índice de provincia es del 16 al 22 por ciento, y somos los únicos que bajamos la tasa de interés. Uno puede tener distintas teorías económicas y leer distintos libros, pero esto me hace acordar un poco al chiste “¡hostia, todos vienen en contramano!”, porque somos los únicos que vamos en sentido contrario a lo que hace el resto de los países. Estimula el consumo privado. ¿Por qué? Porque los privados, básicamente cuando tienen excedentes, pueden ahorrar en tres formas: en pesos, en dólares o en bienes. Y para eso compara sus rendimientos. El rendimiento de pesos se llama “tasa de interés”, el de dólares se llama “tasa de devaluación esperada” y el de los bienes se llama “inflación”. Entonces, cualquier particular mira la tasa de interés y ve que está en 10 por ciento, mira la tasa de devaluación esperada que está en 10 ó 12 por ciento, según el Mercado de Futuros, y mira la inflación y espera un 30 por ciento. Entonces, compra bienes y no es casualidad que los bienes que compra son los bienes de consumo durables como automóviles, electrodomésticos, etcétera, ya que es una forma de defenderse contra la inflación y preservar el poder adquisitivo de sus ahorros. No compra alimentos. De hecho, la venta de alimentos está estancada en el último año. Otra causa concurrente: aquel disparador inicial de la inflación, pero después potenciado por la política pública tiene que ver con las distorsiones microeconómicas. Hemos intentado intervenir algunos mercados directamente congelando el precio, por ejemplo, de la leche, el novillo, la carne vacuna y la nafta. Es verdad que eso dura un tiempo, pero, por supuesto, la oferta en ese caso raciona por cantidad, entonces empieza a bajar la cantidad producida. Cuando empieza a bajar la cantidad producida, hay exceso de demanda, hasta que en un momento no da más y salta. Entonces, salta el precio de la carne, como sucedió el año 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 18 pasado en el primer trimestre, de la leche y del combustible. Esto tiene un año de atraso, así que ahora está todavía mucho más alto, generando más incertidumbre y distorsiones de precios relativos. El año pasado, del 25 por ciento de inflación, un 4 por ciento es exclusivamente de la carne, con lo cual genera inercia sobre otros productos. Esta historia va a ser parecida con las tarifas públicas que hoy están siendo usadas por un ancla, esto va a ser claro. Cuando uno quiere usar un ancla, el ancla que elige es aquello que está dispuesto a que caiga en términos reales. Si uno elige las tarifas, van a caer en términos reales y, en algún momento, van a tener que adecuarse. Lo mismo sucede con el tipo de cambio. El hecho de no tener un disciplinador, un coordinador de expectativas, obviamente también potencia la inflación. Respecto de la negociación salarial del año 2010, no la de 2011, fíjense que empezó a principios de año en niveles del 20, 22 por ciento y fue ganando temperatura a lo largo del año para terminar en algunos convenios en el orden del 35 por ciento. Es obvio que cuando no hay un indicador reconocido universalmente, cada uno usa el indicador que más le conviene. Asimismo, deseo señalar que existen dos teorías, una de ellas —ya la explicó Gabriel— es la concentración de la oferta que estaría acumulando la inflación, o sea que tampoco está en ningún libro. La segunda se vincula con los precios de los alimentos, los commodities; en realidad, puede haber algún efecto en los alimentos, pero no para explicar un 20 y pico por ciento de inflación. Brasil, Perú, Uruguay y Chile también producen commodities y consumen alimentos como nosotros; aun con este aumento del precio de los commodities —que es esta columna—, no tienen el nivel de inflación que tenemos nosotros. ¿Cuáles son las consecuencias de la inflación? Son varias. Como dije, es como un virus que va tomando todos los órganos del cuerpo. Me voy a focalizar en las tres o cuatro más importantes. La primera es la competitividad, la medida de competitividad que es el tipo de cambio real. Repito, cuando elijo el tipo de cambio nominal para anclar las expectativas es que estoy reconociendo o resignándome a que eso es lo que va a bajar en términos reales, un tipo de cambio real y, efectivamente, eso es lo que está sucediendo. Cuando el Banco Central dice que interviene en el Mercado de Cambios, emitiendo, para comprar dólares con el propósito de defender el tipo de cambio, en realidad, fracasa porque mantiene el numerador fijo, pero el denominador aumenta, el de los precios. Consecuentemente, esto está bajando y estamos más o menos a mitad de camino, entre el fin de la Convertibilidad y el promedio de la década pasada. Obviamente, esto tiene correlato en el sector productivo y empieza a afectar el comercio. Como sabemos, las exportaciones el año pasado crecieron al 22 por ciento, subieron por la escalera respecto de las importaciones que crecieron un 45 por ciento, en particular el sector manufacturero, que se supone que es el que tiene más valor agregado. Fíjense cómo el déficit está in crescendo, incluso superando los niveles de los ’90: 24 mil millones de dólares en el año 2010, que es más que compensado por lo que aporta el sector de alimentos, especialmente la soja, y que hoy está permitiendo mantener el superávit comercial. Pero no es lo mismo, porque la capacidad de generar empleo de este sector no es la misma que la que no está generando este sector, con lo cual pronto vamos a empezar a tener problemas sociales por falta de creación de empleos. “Impacto en el sector Servicios”, el título es provocativo y se refiere, por ejemplo, al ciudadano promedio que debe elegir sus vacaciones en el próximo verano y tiene la suerte de poder elegir entre alternativas como Brasil, Miami o Mar del Plata. A fines de 2011, Miami va a costar lo mismo que a fines de 2001. En cambio, Brasil va a ser bastante más caro porque 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 19 tenemos la suerte de que el real se está apreciando más que el peso argentino en términos reales. Otra consecuencia se ve en el mercado laboral. Estos son los salarios en pesos que suben holgadamente por la poca distributiva y por la inflación. Ahora, como dólar está anclado, también suben los salarios en dólares. Incluso, ya superan el nivel de fines de 2001. La competitividad laboral ya está, comparada con el dólar con Estados Unidos, peor que en el año 2001; no así con el real brasileño. Esto es lo más preocupante, si se quiere. ¿Cuál es la capacidad de la economía para generar empleos a medida que crece? Una economía bien comportada, más o menos, crece un 10 por ciento y aumenta el empleo en un 5 por ciento. Eso sucedió entre los años 2004 y 2007. Desde el año 2008, por cada 10 por ciento que crece la economía, se está generando un 1 por ciento de empleo. Esto no es suficiente para mantener indicadores sociales y el empleo estable que todos pretendemos, porque la población económicamente activa crece más rápido que eso. Entonces, no va a dar abasto para absorber la oferta de trabajo. Esta es la ilusión de aumentar los salarios nominalmente. El salario real está estancado desde hace cuatro años. Finalmente, ¿a quién afecta más la inflación? También, se dijo que afecta a los sectores más ricos. No es así. Cuando vemos cuáles son los bienes que más se encarecieron en el período 2006-2010, fueron alimentos, salud y educación. Dramático. Tres de los bienes esenciales de la canasta básica. Obviamente, que el rubro alimentos tiene un peso más importante en la canasta básica de los segmentos de menores recursos, con lo cual, no debería extrañar que en las mediciones privadas, la pobreza se mantenga en niveles estables, entre el 25 y el 30 por ciento desde 2007 a esta parte; al contrario de lo que dice el INDEC, que usa para deflactar esto los indicadores de inflación propios. Para demostrar que esto afecta lo más evidente y lo menos evidente, cuando nos quejamos de que no tenemos créditos a largo plazo, y puse el crédito para la vivienda que es una demanda social de larga data, que nunca tuvimos, que necesita una moneda de contrato a largo plazo, es obvio el resultado. Un crédito hipotecario –hace un par de semanas en esta Comisión, se hizo una reunión muy interesante con funcionarios del Banco Hipotecario y el Banco Nación– necesita plazos largos para poder ser devuelto. Son créditos bastante importantes. Cuando tenemos una inflación alta y el tomador de créditos no acepta tasa variable, porque aprendió las dificultades de dicha tasa en la Argentina y quiere tasa fija, el Banco le va a cobrar todo al principio. Entonces, el crédito no es de veinte años, es de dos años, porque sabe que al tercer año la cuota ya se licuó por la inflación, por lo tanto, le tiene que anticipar todo el costo del crédito al principio. Por eso, para un crédito de 210.000, que es una vivienda para una familia tipo, le pide ingresos de 12.000 pesos mensuales. Estoy hablando de cualquier crédito de plaza hoy a tasa fija. Esta es la distribución del ingreso por decil. Este es el 10 por ciento más rico. Este es el 10 por ciento más pobre. Los únicos que tienen un ingreso promedio de 12.000 pesos por mes se encuentran dentro del 10 por ciento más rico de la población, que justamente no es el que necesita crédito hipotecario. Con lo cual, esto nada más es un ejemplo para demostrar que, cuando hablamos de inflación, no estamos hablando de un tema abstracto, que es inocuo o que si es del 25 por ciento es lo mismo que si es del 8,5 por ciento. No es lo mismo y este es un ejemplo concreto. 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 20 Termino con esto. Para resolver este problema, uno puede tener un enfoque más ortodoxo o más heterodoxo. El ortodoxo es exclusivamente monetarista. Que el Banco Central haga todo el trabajo. El heterodoxo es trabajar sobre las expectativas y para que no haya inercia, porque si no se “setean” los precios. En realidad, hay que hacer las dos cosas sumadas. Decía un funcionario del gobierno de Alfonsín, cuando se hizo el Plan Austral, “tengo que empezar por la parte heterodoxa, pero si me olvido de la ortodoxa, me quedé sin nada”. De modo que, me parece que la solución es posible. El licenciado Gabriel Rubinstein ya lo describió, así que no voy a abundar con esto. Me parece que tiene que ser gradual, en un plan que sea persistente, en la medida que no haya reversión. No necesariamente de shock, pero sí persistente, como lo hizo Chile entre los años 1989 y 1995, que bajó la inflación del 30 al 5 por ciento. Tiene que estar articulado con la política fiscal. No hay política monetaria consistente con una política fiscal inconsistente. Si el Estado necesita dinero, lo va a sacar de algún lado. Por último, debe ser secuencial. No podemos empezar por el acuerdo social. Es como empezar a cenar por el postre. Primero, el gobierno que esté a cargo del Estado tiene que mostrarle a la sociedad que está a cargo del problema y presentar un plan con índices creíbles donde estén involucrados todos los funcionarios públicos que manejen variables nominales. Esto es gasto público, tarifas de energía, comercio exterior, salarios y reglas de juego en la agricultura. Y, con todo esto, decirle a la sociedad: “este es mi plan”. Recién ahí, con políticas monetarias y fiscales consistentes, poder hacer un acuerdo social de concertación de precios, como se hizo, por ejemplo, en Irlanda a fines de los 80. Sra. Presidenta. – Muchas gracias. La verdad es que estamos muy comprometidos con el tiempo, porque me están pidiendo la sala. De todas maneras, no quería finalizar sin abrir un espacio para preguntas. Sr. Basualdo. – Creo que todos coincidimos respecto al tema de la inflación y las modalidades para combatirla. El problema es que lo tendrían que escuchar otros. Los que estamos acá, estamos convencidos. Me hubiera encantado que estén todos los legisladores para poder debatirlo bien. No es una cuestión de decir que queremos otro plan. El plan que tienen ellos para poder aumentar la recaudación es la inflación. Aquí ingresa el impuesto a las ganancias, que tienen ficticio. También, están obligando al comerciante a engañarlos. Ninguno declara el stock real de la mercadería, para pagar menos ganancias. Sin querer, estamos incitando, también, a la evasión. Si realmente pagaran el impuesto a las ganancias que deberían pagar, sería carísimo. Es ficticio el tema. Entonces, ¿qué hacen? Mentime, que me encanta. Bajan un poco el stock y están todos afuera. Creo que tenemos que sincerarnos. La recaudación real, es decir, de la inflación en las ganancias podría ser similar sin ningún tipo de problemas porque la gente declararía bien y estaríamos todos en blanco. Eso es muy bueno, en la expectativa. Más allá del tema inflacionario, que siempre decimos que afecta a los que menos tienen. Pero, afecta a los que menos y a los que más tienen. Afecta a todos. Realmente, están logrando tener un mercado en negro, que es lo que no necesitamos. 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión Pág. 21 Lo que necesitamos es tener una economía real, que todos puedan competir con la misma vara. Si no, uno grande no puede competir con uno chico. El chico, por ahí, evade y no declara lo que tiene que declarar. El Estado, también, se tiene que hacer cargo. Siempre la variable de ajuste del Estado es aumentar un poco más los impuestos. En la parte privada, si se aumentan los costos de los servicios, se quedan sin clientela. El Estado se equivocó; aumentemos los impuestos. Impuesto que se aumenta, no baja nunca más en la vida. La variante de ajuste del Estado, siempre es aumento de impuestos. La variante de ajuste de la parte privada es la eficiencia. De eso tenemos que copiarnos. Quiero agradecerles su presencia. Coincido totalmente con lo que han dicho ustedes. Sr. Morales. – Por el escaso tiempo, sólo quiero realizar una pregunta. Si bien surge de algunas presentaciones, quisiera saber si hay alguna coincidencia entre ustedes respecto a cuál es la inflación que reconoce, entonces, el programa monetario, aunque no la mencione. Como dijo, usted, hace una referencia al presupuesto y a la inflación que ha previsto el presupuesto que, tampoco fue aprobado, de un 9 por ciento. Entonces, ¿qué inflación real está reconociendo la definición técnica del programa monetario, desde sus puntos de vista? Sr. Lacunza. – Haciendo una aritmética simple, está tolerando variaciones de dinero entre el 35 y el 40. Pongamos 35. Y un crecimiento económico del orden del 7. La diferencia es la variación de precios. O sea, superior al 20 por ciento. Sr. Rubinstein. – Entre el 20 y el 25 por ciento, pero podría ser un poquito más, porque todavía no está definido. En realidad, se desprende de los comentarios que el Banco Central no quiere intervenir en el sentido de afectar los mercados de bienes y de empleo. Implícitamente, están diciendo: “aceptamos la inflación que es y emitimos lo que se necesite. Nosotros somos simplemente observadores de esto. Pero no tengo ningún rol que cumplir”. Eso es lo que está transmitiendo el Banco Central. Sr. Artaza. — Están pidiendo la sala. Así que les agradecemos por su presencia. Sra. Presidenta. — Les agradezco muchísimo porque sus exposiciones han sido de absoluta riqueza, no sólo nos han permitido evaluar concretamente qué está pasando con la inflación, sino también con el resto de los brazos de las políticas macroeconómicas que tienen que articular para poder estar convalidando un proceso inflacionario de estas características. Por supuesto, lo más preocupante es el incumplimiento del Banco Central en observar el proceso inflacionario y, simplemente, ser un agente pasivo de este proceso. Lo que a todas luces se puede ver, a partir de sus explicaciones, es cómo es el presupuesto, el déficit fiscal y los problemas que estamos teniendo con las cuentas fiscales en este momento, incrementando gastos muy por encima de los ingresos y teniendo una inconducta —si se quiere— fiscal con un proceso inflacionario tan alto que, en definitiva, lo que hace es estar fogoneando. Asimismo, a partir de sus exposiciones surge la complicidad del Banco Central, es decir, cómo ha ido evolucionando el comportamiento del Banco Central casi como un álter ego del Tesoro; tanto es así que surgió de la exposición que si nosotros sacáramos en este momento lo que el Banco Central le está pasando al Tesoro Nacional, estaríamos en un franco déficit y esto es alarmante porque de un 3 por ciento del producto bruto que teníamos de superávit —era prácticamente una conducta—, en este momento estaríamos por debajo, es decir, casi en un 2 y pico por ciento, reitero, según surgió de las explicaciones. Les agradecemos por estas alertas, el análisis pormenorizado que nos ayudará para que tomemos algunas medidas más eficientes y que nos hayan acompañado en el día de la fecha. 03/05/2011 Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión No habiendo más temas para tratar, damos por finalizada la reunión. — Son las 15 y 52. Pág. 22