9965

Anuncio
REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE ECONOMÍA NACIONAL E INVERSIÓN
Salón “Eva Perón” — H. Senado de la Nación
3 de Mayo de 2011
Presidencia de la señora senadora Montero
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 2
— En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Eva Perón
del Honorable Senado de la Nación, a las 14 y 20 del martes 3 de
mayo de 2011:
Sra. Presidenta (Montero). — Vamos a dar comienzo a la reunión de la Comisión de
Economía Nacional e Inversión prevista para el día de la fecha.
Deseo agradecer la presencia de la señora Graciela Bevacqua, del señor Gabriel
Rubinstein, del señor Orlando Ferreres y del señor Hernán Lacunza. Han venido para
ayudarnos, a los integrantes de la Comisión de Economía Nacional e Inversión, a analizar un
poco las condiciones actuales del Programa Monetario. Como saben, tenemos la
responsabilidad esencial, por manda constitucional, de la preservación del valor de la
moneda; esto figura en el artículo 75, inciso 19, de nuestra Constitución. Nosotros derivamos
esto al Banco Central y en el artículo 3º de la Carta Orgánica del Banco Central le fijamos
este objetivo prioritario: la preservación del valor de la moneda. Sin embargo, más allá de
eso, es necesario hacer seguimientos de las bandas indicativas de inflación y rendirle cuentas
al Congreso de la evolución del proceso inflacionario y también de la política que toma la
Casa de la Moneda.
El Banco Central tiene la obligación de enviarnos el Programa Monetario anual. Si
bien este año no lo ha enviado, sí se puede ver en las páginas de Internet. Consecuentemente,
a partir del análisis, surgen algunas consideraciones que tenemos que hacer; además, debemos
evaluar si ese Programa Monetario es adecuado o no y si está convalidando un proceso
inflacionario o realmente está garantizando un proceso de crecimiento de la demanda a través
de una monetización. Entonces, no hace falta que yo le diga a nuestros invitados demasiado
sobre esta cuestión, dado que son especialistas en el tema. Se trata, simplemente, de una breve
referencia porque lo que queremos es escucharlos a ustedes.
Mencionaré, fundamentalmente, los principales ítems que fija el Programa Monetario.
La inflación fijada es la siguiente: índice de precios al consumidor del 8,9 por ciento, que es
lo mismo con lo que nos enviaron el presupuesto, es la base que está tomando, y después el
crecimiento de los agregados monetarios, el M2 total es del 27,9 por ciento y el M2 privado
es de alrededor del 29 por ciento, con bandas que llegan casi hasta el 40 por ciento de estos
agregados monetarios. Entonces, la pregunta es adónde va a ir a parar esta oferta de dinero. Es
decir, si esta oferta va a ir a parar realmente a un proceso de monetización, respaldada en un
crecimiento de la economía o está convalidando un proceso inflacionario.
Simplemente, quise hacer esta introducción para darle pie a las presentaciones que
harán los economistas que han sido invitados. En primer término, la pregunta es la siguiente:
esta inflación que toma el Programa Monetario y el Presupuesto de la Nación, ¿es una
inflación correcta? O sea, ¿está bien esta inflación?
La señora Graciela Bevacqua —no hacen falta demasiadas presentaciones— es una
persona que dirigió el Programa de Índice de Precios. Actualmente está en Buenos Aires City
y queremos que nos cuente un poco sobre este tema. Ha sido una de las personas que,
lamentablemente, ha estado, digamos, puesta en foco de Guillermo Moreno y ha sufrido
últimamente cierto hostigamiento. Sin embargo, ella hace su presentación del índice de
precios y queremos que refleje lo que está midiendo actualmente Buenos Aires City en sus
mediciones, porque sabemos que su metodología en cierta medida ha tendido a generar series
en el tiempo que son válidas para ver cómo va la marcha del proceso.
Sra. Bevacqua. — En primer lugar, deseo agradecerles por esta convocatoria.
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 3
Mi mirada va a ser totalmente distinta, quizás, a la del análisis que puedan hacer los
economistas. Como saben, yo no soy economista, sino que soy matemática. Sin embargo, mi
mirada está puesta en la importancia crucial que tiene hoy la inflación en nuestro país. Digo
“importancia crucial” porque también trae como consecuencia, el hecho de tener dos dígitos
de inflación, la preocupación por los que menos tienen —por la indigencia y la pobreza— y la
preocupación por las estadísticas oficiales. Realmente, la preocupación no sólo es por el
índice de precios al consumidor, sino por el total de las estadísticas oficiales. Es mi deseo y el
de muchos argentinos que se recupere la institución oficial, que es quien debe dar el acceso a
la información pública de las estadísticas oficiales como herramienta fundamental para la
toma de decisiones, para las proyecciones y decisiones que, posiblemente, se comuniquen.
Después, habría que pensar en qué país, en democracia, y qué estadísticas oficiales queremos.
El hecho de que varios, independientemente de las metodologías, estemos haciendo
IPCs alternativos surge, lamentablemente, de la no credibilidad de las estadísticas oficiales.
Respecto del IPC probado en la Fiscalía de Investigaciones Administrativas en el año 2007,
hoy todavía está abierto el caso en manos del juez Canicoba Corral.
Sé que es un tema más amplio, pero no hay que olvidar que es importante tener
estadísticas oficiales creíbles, independientemente de que haya IPCs alternativos. La verdad
es que en nuestro país, los IPCs alternativos surgen a partir de esta intervención del Instituto
de Estadística.
Nosotros hacemos un IPC alternativo. Sólo voy a mencionar que seguimos la
metodología similar a la que se dejó de hacer en diciembre de 2006. Si después alguno quiere
conocer las características específicas de nuestro IPC, no hay problema en comentarlas, pero
lleva su tiempo.
Aquí no estamos hablando de un problema de metodologías, digo esto también por el
tema de las multas. Es independiente de las metodologías, ese es un problema de libertad de
trabajo y de investigación. Lo que nosotros hacemos —y los demás también— es generar
herramientas propias ante la deficiencia o falta de credibilidad de las estadísticas públicas. En
otros indicadores es más complicado de hacer, sobre todo cuando se trata de hogares porque
necesitan muestras probabilísticas. El IPC necesita muestras de experiencia.
He traído cuatro filminas para mostrar.
— Durante la exposición de la señora Bevacqua se proyectan
transparencias.
Sra. Bevacqua. — Hoy en día, ya no estamos en Buenos Aires City desde enero de 2011.
Buenos Aires City es un espacio de investigación de profesores de la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad de Buenos Aires. El equipo está formado por alumnos ya casi
recibidos; cuando empezamos eran alumnos avanzados de las carreras de Economía y
Actuario de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
El equipo está formado por alumnos casi recibidos. Cuando empezamos eran alumnos
avanzados de las carreras de Economía y Actuario de la Facultad de Ciencias Económicas.
Hoy seguimos siendo casi el mismo grupo, con algunos más.
Acá, voy a mostrar algunos cuadros, simplemente para ver el orden de los números
que estamos manejando. Me centré en el año 2010, porque es donde puedo mostrar las
aperturas. Nosotros empezamos en el año 2009 y de enero y febrero no tenemos datos
estadísticos viables de capítulos, aunque sí los calculamos. Por eso, está el año 2010 para
mostrar.
Si vemos el acumulado del año 2010, estimamos un 25 por ciento en el anual. Está
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 4
redondeado en un 6 por ciento de acumulado, que es un 5,7 de enero a marzo de 2011.
Entonces, en este período que comenté, llevamos un 32 por ciento.
Haciendo una acotación aparte, el acumulado de 2007 a marzo de 2011, estimamos
que da 135 por ciento. ¿Por qué no lo estoy mostrando? En 2007 y 2008, hicimos una
reconstrucción fuera de lo que estaba en Buenos Aires City, porque no hicimos recolección de
precios. Es una estimación de fuentes externas. En el año 2007, nos dio el 26 por ciento en
esa estimación y 2008, el 23 por ciento. Para nosotros, IPC de Buenos Aires City fue 15 el
año 2009 y 25 el año 2010. Es decir que si sumamos, con marzo calculado, da un 135 por
ciento.
En ese mismo período, el IPC oficial da cerca del 39 por ciento.
¿Por qué muestro las primeras aperturas, lo que nosotros llamamos capítulos? Para ver
qué alimentos lideran fundamentalmente la variación de los precios. En el anual de 2010, dio
un 40. Si nos ponemos a pensar, las negociaciones salariales durante 2010, fueron entre el 22
y el 45 por ciento. El IPC oficial fue del 10,9, es decir del 11. Entonces, nos tendríamos que
preguntar por qué tenemos negociaciones salariales muy superiores, inclusive al 25 por
ciento. Por eso, estoy mostrando el 40 de alimentos. A veces, cuando la sociedad siente que le
están tocando el bolsillo, sobre todo quienes menos tienen, están pensando en alimentos, no
en el resto de los rubros. Por eso, es más cercano al 40.
No voy a hablar de consecuencias ni causas de la inflación. No soy una experta en eso.
Pero sí sé que la cuestión de expectativas y el no conocimiento real de la inflación aún cuando
haya estimaciones alternativas, da lugar a sobreestimar la inflación.
En esto va lo del 40 por ciento de alimentos, que es lo que está estimado. Pero,
muchos, en ese momento, pensaban que era más. De hecho, algunos gremios negociaron un
45 por ciento.
Acá simplemente estoy mostrando el cálculo que hacemos de lo que se llama IPC
CORE, subyacente o núcleo, que es para saber cuál es la verdadera inflación, quitando todo lo
que es tarifa y estacional. Lo estacional es volátil, entonces, vuelve a su curso normal entre
meses. Las tarifas se sacan porque están reguladas. Lo otro quitado aquí es combustibles,
porque tiene alto componente impositivo, y cigarrillos.
La línea punteada es el IPC. La barra es el CORE. Si vemos, casi van juntas. Es decir
que es una inflación más bien generalizada y no tiene que ver con cuestiones puntuales de
carne y estacionalidad. Tampoco tiene que ver con tarifas, porque, en general, están estables.
Aún si quitamos combustibles y cigarrillos.
Esto es la asignación universal por hijo deflactado por el capítulo de alimentos y
bebidas. Lo deflactamos por alimentos y bebidas, porque uno supone que el gasto mayor está
dedicado, justamente, a alimentos y bebidas, deflactado por nuestro capítulo de IPC. Hay que
recordar que en septiembre del año pasado hubo un incremento del 20 o del 22 por ciento,
otorgado por el gobierno, para recuperar parte de lo que se venía perdiendo.
Si quisiéramos saber cuánto valen esos 180 a marzo de 2011, con el incremento de
septiembre de 2010, se transformarían en 139 pesos. Es decir que ha perdido cerca del 23 por
ciento. Si no se hubiera dado ese 22, estaríamos casi cercano al 49 por ciento.
Simplemente, esta es la mirada de los números. Habría que ver si hay causas y
consecuencias, independientemente del tema de expectativas.
Vuelvo a la preocupación de dos cosas respecto a las estadísticas oficiales. Por un
lado, la libertad de trabajo y de expresión. El multarnos o intimarnos coarta la investigación.
No importa si son consultoras, fundaciones, institutos de investigación o nosotros que lo
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 5
hacemos desde nuestro espacio gratuito y público; da lo mismo.
Por otro lado, el tema del acceso a la información y tener estadísticas creíbles.
Necesitamos institutos de estadísticas creíbles. No quiero tener que estar con estimaciones
alternativas, que obviamente no son lo mejor para nuestro país, como herramienta para la
toma de decisiones.
Si uno mira a las provincias, están más cercanos a nuestros números que al IPC
oficial. Es decir, la evolución de precios, que es lo que mide el índice de precios, y no es
nivel, sino variación de precios, en general, dentro del país, en el mediano y largo plazo, no
importa la metodología que se utilice, tendería a los mismos números. No importa si hablo de
una provincia o de otra. Hablo de semestres o anualizados. Quizás no en el mes a mes, porque
cada una tiene su propia característica.
Estoy haciendo diferencia entre evolución IPC, para no confundir con nivel de
precios. Por cierto, hay diferencia. Hay provincias en las que, incluso, en la cobertura de
nuestro índice de GBA, Ciudad y los dos cordones, hay diferencia de precios. Es decir, hay
quienes pagan más caro y más barato. El IPC no mide eso. No le importa si es más caro o más
barato. Simplemente, cómo es el movimiento, la variación porcentual de los precios. A veces,
en las explicaciones se confunde una cosa con la otra.
Del IPC, no podemos calcular cuánto cuesta la canasta de IPC. Sí sabemos cuánto
daría en su conjunto y en promedio.
Muchas gracias. Dejo hablar a quienes pueden hacerlo sobre el análisis económico y
el esenario.
Sra. Presidenta. – Muchas gracias, profesora Graciela Bevacqua. Después, posiblemente,
haremos una ronda de preguntas.
A continuación hará uso de la palabra el doctor Orlando Ferreres, que estaba en una
situación similar respecto a la consultora.
— Durante la exposición del señor Ferreres se proyectan
transparencias.
Sr. Ferreres. — No hablaré mucho de los precios porque ya Graciela más o menos lo dijo y
estamos en esa misma tendencia. Así que me voy a concentrar más en lo que podría ser la
parte monetaria.
Pasaré algunos charts para explicar el tema, pero básicamente deseo señalar que el
problema inflacionario siempre es un problema monetario. Viene de una expansión más
grande de los medios de pago, no de la emisión de dinero básica, hay que ver si eso entra en
un sistema multiplicador bancario o no. Si hay medios de pago mucho mayores que lo que
aumenta la actividad económica, la diferencia va ir al precio. Voy a tratar de explicar este
punto.
Queremos una buena situación económica, que genera muy buen resultado del balance
comercial. En la siguiente transparencia pueden observar el precio de la soja que subió, como
todos saben, muchísimo. Y las reservas internacionales que habían estado en el año 2000 en
33 mil millones de dólares cayeron a 8 mil ó 9 mil en unos pocos meses. Esto ya nos da un
cierto aviso del pasado. Si nos preguntamos si tenemos bastantes reservas, la respuesta es
afirmativa, pero hay que recordar que teníamos 33 mil en el año 2000 y nos quedamos con 8
mil en poco tiempo. Después se fueron recuperando gracias a la mejora de los precios de las
commodities y ahora estamos en 50 mil millones, lo que genera una expansión equivalente en
pesos por parte del sector externo. La acumulación de reservas significa que hay un superávit
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 6
de toda la balanza de pagos. Si aumentan las reservas, aumenta entonces la expansión que
corresponde al sector externo. Pero ustedes podrán observar que en los últimos años no es
muy grande la expansión de las reservas.
Esto tampoco se debe a una actividad económica muy grande, porque el índice de
producción industrial que había llegado a 175, sobre la base de 93 igual a 100, en septiembre
de 2008, después de la crisis de Lehman Brothers, bajó muchísimo. Si bien recuperó bastante
en los últimos 15 meses, está más o menos en 175, es decir, bastante parecido al pico al que
había llegado en su momento. Algunas industrias están más arriba, otras más abajo y el
promedio está más o menos igual.
Aquí tenemos el Programa Monetario. Esto fue lo que nos pidió la señora senadora
que analizáramos. Se toma M2 y hay una pequeña discusión al respecto. Se dijo que se toma
M2 porque Estados Unidos toma M2 y porque da bien M2, en general, con los análisis que se
hacen a nivel internacional. Pero les aclaro que M2 en Estados Unidos incluye los plazos fijos
a menos de 30 días. O sea que aquí casi sería M3 lo que correspondería tomar porque quiere
decirse con eso que son todos los medios de pago disponibles en el corto plazo. El M3 para
Estados Unidos es otra cosa. Acá M2 es sin incluir los plazos fijos, que son casi medios de
pago instantáneos porque están casi todos a 30 ó 60 días.
Entonces, tomemos el caso de M2. Como ya lo informó la señora senadora —no me
voy a detener mucho en esto—, las bandas máxima y mínima están dando un pronóstico, un
Programa Monetario para el año que viene entre el 39 por ciento y alrededor del 30 por
ciento. Tomo M2 en ese sentido.
En la siguiente transparencia, tenemos la variación de M2 y M3 anual respecto del
mismo mes del año anterior. Vemos que en marzo de 2011 tenemos arriba de casi 40 por
ciento de expansión anual de M3 y alrededor de 30 por ciento en marzo de M2. El año
pasado, en 2010, cerró con un aumento de 32,6 por ciento de M2. Ahora bien, no sabemos
qué es lo que causa la inflación, si los aumentos de distintos valores nominales como pueden
ser los salarios o los precios de las commodities que se reflejan por el tipo de cambio en los
precios locales y después hay que acompañar por la moneda —porque de lo contrario
produciría un alza enorme de la tasa de interés y una recesión—, o que la expansión
monetaria genera la inflación. Siempre es un fenómeno monetario, pero qué es lo que lo
impulsa primero no se sabe.
Todos los que han estudiado este tema lo resumen en la ecuación que vamos a mostrar
ahora: “M x V=P x T”. Siendo “M” la cantidad de dinero, vamos a decir que la medimos por
M2. “V” es la velocidad de circulación del dinero. Cuando aumenta la inflación o la gente
percibe que va a aumentar la inflación trata de gastar más rápido el dinero para que no se lo
coma el aumento de precio. Y cuando ve inflación más baja, lo guarda un poco más, o sea que
la velocidad también está influenciada por la misma tasa de inflación. “T” es la cantidad de
transacciones, que las medimos por la actividad económica; es decir, cuánto es el volumen
del producto bruto como una aproximación a las transacciones. Entonces, para estimar la
inflación con la Teoría Cuantitativa del Dinero a diciembre de 2010 vamos a tomar la
diferencial de los precios y las variaciones que toma la moneda, la velocidad y lo dividimos
por la variación del producto bruto. La tasa de aumento de los precios también podría
llamarse “de la depreciación monetaria” porque el valor de la moneda es la inversa del nivel
de precios. O sea que lo que estamos calculando también podría verse como el índice de
depreciación monetaria mensual, es decir, cuánto puedo comprar con ese mismo peso cada
mes.
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 7
Entonces, tenemos que la cantidad de expansión de los medios de pago fue de 32,6. La
velocidad de circulación aumentó un poco porque se aceleró algo la inflación, 4 por ciento. El
producto bruto creció 9,4. Hacemos todos los cálculos que están indicados y nos queda que la
variación de precios habría sido del 26 por ciento para que cierre esta ecuación. Esta ecuación
es una tautología. Esto quiere decir que se cumple siempre. No quiere decir que uno sea la
causa del otro porque yo puedo pasar la variable que voy a calcular a un lado o a otro. Pero —
reitero— esta ecuación es una tautología, siempre se va a cumplir.
Hay bastante relación entre la expansión monetaria, que la medimos en este eje, y la
inflación. Este es un cálculo de McCandless en el año 1995. Él relaciona la expansión
monetaria con los índices de inflación. Cuando hay algunos índices de expansión de 80, la
inflación es 60; están más concentrados en el nivel de 0 a 20 porque ese es el nivel de
expansión monetaria. No hay muchos países que expandan 80 por ciento. Con esto queremos
mostrar que acá hay una correlación en ese sentido y que se da no sólo en Argentina sino, en
general, como un cumplimiento aproximado.
La siguiente filmina nos muestra la inflación estimada por el método que vimos
anteriormente de la Teoría Cuantitativa. Para el año 2008 da 21,7; la velocidad es de 2,5 y
nuestro cálculo da 22. Es decir que es más o menos parecido al 21,7. Para el año 2009 nos dio
15 y mediante ese método que expliqué recién da 15,1. Para el año 2010, a nosotros nos dio
27; por el método de la Teoría Cuantitativa da 26,8. Para el año 2011 tenemos un cálculo de
32; con una expansión de la velocidad de circulación de 3,5 daría 32. Si la expansión de los
medios de pago del año está alrededor de 35 ó 38, como propone el Banco Central, esta
ecuación se va a cumplir con estos valores.
Ya está muy jugado el año con variables que están determinadas. Por ejemplo, los
aumentos salariales han estado alrededor de 28 ó 29 por ciento, tomando en cuenta los
básicos, más los otros aumentos, menos también lo que puede ser el Impuesto a las Ganancias
disminuido. De forma tal que la jugada ya está hecha. Si nosotros dijéramos que el Programa
Monetario tiene que ser como dice la inflación oficial —9 más el aumento del producto, es
decir, 9 más 6 igual a 15—, estaríamos generando una expansión muy fuerte a la tasa de
interés y sería bastante explosivo. Así que si bien es una convalidación de una inflación alta,
creo que no hay mucha alternativa para ejecutar en política económica porque está jugado por
el resto de las variables. Sería demasiado fuerte pretender que la monetización —que es muy
chica en Argentina, alrededor del 11 por ciento— pudiera frenar la inflación del cien por
ciento de la actividad. No es que estemos de acuerdo con el Programa Monetario, sino que es
un hecho que, debido a la ecuación que estamos explicando, se va a cumplir. Y como todo el
juego de las variables nominales que estamos teniendo ya está al mes de mayo muy lanzado,
pretender aplicar un Programa Monetario de contracción sería bastante complicado. Pero, lo
que sí es cierto es que hay una expansión que surge del gasto del sector público.
Este es el gasto del sector público consolidado. Como ustedes ven, es en proporción al
producto bruto, a partir del año 70. En el año 2002 o 2003, estaba en 28 por ciento del
producto. Fue creciendo. Ahora está en 45 por ciento del producto.
Evidentemente, aquí está la explicación básica de la inflación. No es lo que hacen en
el Banco Central, si no viene de la parte fiscal. No alcanza toda la recaudación, que se le
detrae poder de compra a las familias o empresas, para pagar este gasto. Entonces, hay que
recurrir, bajo distintos mecanismos, al Banco Central, sea por (adelantos) transitorios, por
ganancias contables que se monetizan o por uso de reservas. Cualquiera de estas tres cosas es
lo que explica ese aumento de más del 30 por ciento en los medios de pago.
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 8
Este año, se van a usar aproximadamente 7.500 millones de reservas y no sabemos
cuánto de ganancias contables se van a monetizar. Tampoco, están los (adelantos)
transitorios, pero hay una posible aproximación para que dé este número alto del programa
monetario.
Este sería la forma de ir bajando el impacto monetario gradualmente, bajando este
gasto público hasta el nivel financiable de largo plazo, sin tener que recurrir a la inflación,
que es un impuesto que se superpone a los demás impuestos explícitos. Este es un impuesto
que no viene por el Congreso. No se legisla el impuesto inflacionario. Se aplica,
directamente. Y se aplica, como dijo la profesora Bevacqua, a la gente de menor nivel, que no
tiene mucha defensa financiera. Pero, también, es un impuesto, finalmente.
Creo que las alternativas para este año, están bastante jugadas. Pero, les doy los
números que tenemos para que ustedes juzguen cómo usarlos.
Sr. Rubinstein. – Gracias a la señora senadora Montero y a la Comisión por esta posibilidad
de hablar sobre estos temas de política monetaria e inflación. Muchos de los temas van a tener
amplia concordancia con lo que dijo recién el licenciado Orlando Ferreres y con los números
que explicaba la profesora Graciela Bevacqua; pero déjenme hacer una primera
aproximación.
Estas son las mediciones de inflación según el INDEC y el IPC 7, de las siete
provincias, el promedio.
Les comento muy brevemente. Somos una pequeña consultora y la idea fue ver de qué
manera, con el mínimo costo, hacer encuestas que reflejen bien lo que hacía el INDEC hasta
el año 2006; porque sabíamos que el INDEC, desde enero de 2007, empezó un proceso de
manipulación de las estadísticas, donde lo importante no era la metodología, sino los datos.
Hubo situaciones, en el año 2007, donde contra metodología teórica correcta, al INDEC le
daba caída en turismo del 20 por ciento y uno relevaba unos pocos hoteles en Mar del Plata,
Carlos Paz, Mendoza y otros y daba aumentos del 20 por ciento. Eran diferencias alevosas
que se fueron dando entre lo que hacía el INDEC por una generalizada mala praxis y
adulteración de datos.
Entonces, buscamos mecanismos con encuestas reducidas, que hoy son cuestionadas
por la Secretaría de Comercio, que le dice al INDEC que evalúe lo que hacemos nosotros. O
sea, han puesto al acusado en el rol de juez.
En los últimos doce meses, al INDEC le dio 10,6; al IPC provincias, 26,7 y, en nuestro
caso, 26,4. Entre 2007 y 2010, 28 por ciento al INDEC, 76,8 a las provincias y 74,9 a
nosotros. Y, entre 2005 y 2006, cuando no había problemas y nosotros medíamos la inflación,
nos había dado 18,6; al INDEC, 21,6 y al IPC 19,3.
Se ve acá que no había problemas hasta el año 2006 y luego se ampliaron
enormemente las diferencias.
Tomé nuestra estimación, porque era la que tenía. Pero si tomamos todas las
estimaciones de todas las consultoras que están midiendo esto, más o menos, están en un
rango.
Nuevamente, acá nadie quiere reemplazar al Instituto de Estadísticas y Censos y hacer
uno nuevo. Se trata de que, ante la falencia del Instituto, buscar la mejor manera de hacerlo.
Y, más o menos, aplicando cierto sentido común y haciendo lo mismo que hacía el INDEC
hasta el año 2006, se logran resultados parecidos, cualesquiera sean las ponderaciones y la
metodología. Este es un problema de datos.
Si avanzara la tesitura del gobierno respecto a que no se difundieran los índices, que
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 9
esto se prohibiera y le prohibieran a las provincias que difundan sus índices y no se supiera
cuál es la inflación; siempre hay métodos de lograr cuál es la inflación.
Uno ve cuánto es el aumento de la recaudación del IVA y del impuesto al cheque, que
están ligados a la actividad económica y a la inflación y, en los últimos doce meses, es de un
35 por ciento. Uno le saca el 6 por ciento de actividad, que es lo que nos da a nosotros y da
29.
El aumento de los salarios privados fue del 29 por ciento. El aumento de los salarios
públicos fue del 22 por ciento. El aumento del gasto público, del 32 por ciento. El aumento
del M2 privado, del 36,5 por ciento.
Este tipo de cosas se hacía en la Unión Soviética, cuando no había índices confiables.
Cuando uno quería saber cuál era la inflación de la Unión Soviética, recurría a mediciones
indirectas para ver más o menos cuál debía ser la inflación.
Cuando se habla de los responsables, uno se puede preguntar: ¿son los empresarios,
por el aumento del poder oligopólico? Siempre se habla del capital concentrado o porque
aumentó la codicia de los empresario. ¿O los trabajadores, por aumentos de salarios
excesivos? ¿Los extranjeros? Por ejemplo, ¿los chinos por demandar tanto commodities y por
eso nos traen un desbarajuste a nosotros? ¿O es el Estado por la políticas fiscales, de ingresos
y monetarias expansivas y por la incapacidad de generar expectativas de baja inflación? No
sólo es lo que hace, sino lo que deja de hacer.
Cuando se hacen encuestas, como una encuesta de poliarquía, el 52 por ciento de la
gente en Argentina, piensa que la culpa la tienen los empresarios y comerciantes que buscan
ganar más. Y el 38 por ciento, las políticas y medidas que toma el gobierno.
Esto no es por la prédica actual del gobierno, porque hace uno o dos años era parecido.
O sea que, en general, la población tiende a ver como culpables de la inflación a aquellos que
efectivamente suben los precios. Van a las góndolas y remarcan los precios o anuncian que lo
que salía 100 ahora sale 120.
Este es un problema para la política. Ahora, podemos preguntarnos si la culpa la
tuvieran los empresarios, si la economía está más concentrada ahora que en los 90, cuando la
inflación era bajísima. O si la economía está mucho más concentrada ahora que en el año
2004, que hubo un 6 por ciento de inflación. Si la respuesta es sí, es decir, que hubo un agudo
proceso de aumento de la concentración empresaria en todos estos años, qué fracaso sería el
del gobierno que permitió que esto suceda.
Por otra parte, podemos preguntarnos si está más concentrada o son más codiciosos
aquí que en Brasil, Estados Unidos o cualquier otra parte del mundo. En casi todos los países,
tienen muy baja inflación. Los índices están entre el 2, 3, 4, 5 o 6 por ciento. Tienen capital
concentrado. Hay empresarios codiciosos. Sin embargo, no tienen este problema que tenemos
nosotros.
O si las políticas distributivas acá son tan importantes y han logrado avances que,
quizás crearon tensiones especiales en todos estos años.
La otra pregunta es si tienen responsabilidad los asalariados. Si tomáramos las cifras
del INDEC, podríamos pensar que sí tienen algún grado de responsabilidad los aumentos
desmedidos de salarios, porque estaríamos en términos reales con aumentos de salarios que
son 80 por ciento más altos de lo que había en la época de la convertibilidad.
Cuando tomamos y deflactamos los salarios por índices más próximos a la realidad –
usamos los que hacemos nosotros– nos da 15 por ciento, donde hubo un proceso de aumento
de salario después de la gran crisis. Nuestras estimaciones pueden dar que hay cierto aumento
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 10
salarial por encima de la productividad y que tal vez, uno o dos puntos de la inflación podría,
quizás, achacarse a cierta desmesura en algún aumento salarial. Pero, cuando analizamos esto,
vemos que, en general, lo que han logrado los sindicatos es básicamente defender el poder de
compra y es lo que está pasando en los últimos tiempos con las distorsiones que mencionaron
respecto del tema de alimentos y otros. Es poco lo que podemos decir que tiene por este lado.
Cuando analizamos temas distributivos ––simplemente para mostrar una referencia––,
hay países, como Brasil, que desde los 90 hasta ahora bajaron la pobreza del 50 al 25 por
ciento y tienen muy baja inflación. Por ejemplo, en Chile bajaron la pobreza del 40 al 12 por
ciento y tienen muy baja inflación. La Argentina, finalmente, está con los mismos niveles de
pobreza que tenía en los 90, después de una crisis muy grande, es cierto. Sabemos que,
normalmente, después de que se mueve la economía, tendió a volver; además, con los
aumentos salariales que se dieron, la cosa se fue equilibrando. Pero no es que la Argentina
está exhibiendo algo especial que genere tensiones particulares por estos problemas.
En cuanto a la responsabilidad, el Estado es siempre el responsable de la inflación, no
son los empresarios ni los trabajadores, siempre es una responsabilidad del Estado. Esto
puede ser por acción, por aumento del gasto público ––como lo mostró Orlando Ferreres
recién––; por aumento del déficit fiscal ––de hecho, ha habido una pérdida de todo lo logrado
en los años 2003, 2004 y 2005––; aumentos de salarios públicos muy altos o por emisiones
monetarias muy altas que terminan convalidando todo, tal vez, por un impulso monetario
original o por convalidación. A fin de cuentas, tampoco es lo más importante.
Por omisión, tiene que ver con la capacidad de generar credibilidad de que la inflación
va a ser baja. Supongamos que se hubiera desatado una puja distributiva, que el gobierno no
la hubiera impulsado ni tuviera nada que ver, está en el Estado fijar las expectativas y las
anclas que permitan que la inflación sea baja para que todos tomen nota porque si no, van a
quedar descolocados los empresarios, porque no van a poder vender sus productos, y también
los asalariados, porque las empresas van a cerrar. Entonces, es el Estado el que tiene que
encausar esas cuestiones, aun si hubiera sido por una causa ajena al Estado. En todos los
países del mundo pasan estas cosas y en todos los países del mundo el Estado vigila que las
expectativas inflacionarias no se disparen.
Política monetaria de inflación. El rol de la programación monetaria es asegurar el
equilibrio monetario consistente con los objetivos de inflación deseados. Se fijan objetivos de
inflación, o se aceptan determinados objetivos de inflación, y luego se trata de articular las
medidas monetarias para asegurar un equilibrio. Es ajustar la oferta monetaria a la demanda
de dinero estimada a las tasas de inflación deseada. Eso es muy importante porque no es a
cualquier tasa de inflación, a las tasas que se desean.
Todos los agregados a marzo de billetes y monedas, M2 privado, M3 privado ––
tomamos la parte privada porque es la que refleja las conductas de la gente–– están girando a
36 o 35 por ciento. No hace falta hacer mucha disquisición en el sentido de qué agregados
tomamos. Como también se explicó aquí, la oferta monetaria se distribuye entre preciosactividad o una variación de la demanda real de dinero, que es el equivalente a la velocidad de
circulación que mencionaba Orlando Ferreres anteriormente.
La demanda de dinero aumenta por esos ingresos o productos, o por ese cambio
autónomo de la demanda real. Acá lo que les quiero mostrar, que es la inversa de la
velocidad, es lo que llamamos monetización y lo tomo con varios índices. Tomo el dato de
precios del INDEC y tomo el PBI del INDEC. De paso, les comento que nosotros detectamos
también que la Dirección de Cuentas Nacionales ha tergiversado metodologías y, además, hay
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 11
una generalizada mala praxis en la Dirección de Cuentas Nacionales que hace que el cálculo
del PBI esté completamente mal, y esas diferencias se vieron especialmente en 2009 y se
vienen arrastrando Nosotros tenemos una metodología, hay cálculos alternativos de PBI que
usamos, pero, en este caso, voy a mencionar las cifras, las oficiales y las nuestras.
Lo que quiero que vean es que la monetización en los 90 ––estos billetes y monedas
sobre PBI nominal–– era del orden del 4 por ciento; luego vino la crisis. Cuando yo estaba
trabajando con el ministro Lavagna en el Ministerio de Economía, estábamos muy atentos a
ver cuál sería la evolución después de la crisis, a dónde llegaría la monetización, porque
siempre estaba el problema de equivocarse bastante y que haya una expansión indebida
monetariamente o a la inversa. La cuestión es que después de la eclosión financiera, con los
temas de corralito, corralón, el impuesto al cheque y demás, la demanda de billetes y monedas
creció mucho y se situó alrededor del 7 por ciento del PBI.
Ahora, si ustedes le muestran esto, creo que podrán concluir conmigo en que la línea
azul, que es la del promedio móvil, muestra una tendencia más bien decreciente o estable. Si
uno estuviera en el Banco Central, podría argumentar que hay que hacer una programación
monetaria teniendo en cuenta que va a aumentar la monetización; no, está más bien
descendiente o estable. Es lo mismo que decía Orlando Ferreres, está aumentando la
velocidad de circulación o, a lo sumo, estará estable. Esto es con los cálculos del INDEC.
Si tomamos lo mismo con nuestros cálculos, la tendencia es similar porque más o
menos se compensa, un poco menos de actividad, más inflación, pero no hay una gran
diferencia en la tendencia. Esto es en cuanto a billetes y monedas; es decir, son similares. La
monetización, según el PBI oficial, nos da un aumento de casi cero, 1 ó 2 por ciento en el
último trimestre después de muchos trimestres de estar cayendo, pero a nosotros nos da cero.
Con el M1 privado hay una caída mayor en los últimos tiempos, y si tomando nuestra
medición, también, con una pequeñísima recuperación. En tanto, el M2 también muestra esta
tendencia de caída, cualquiera sea la medición.
Entonces, ¿cuáles es la inflación que se desprende del accionar monetario? Recién lo
explicó Orlando y la idea es que se cumpla siempre. Esto no está dependiendo de que haya
una teoría detrás, siempre hay un cierre contable, es una equivalencia.
Entonces, esa variación de la inflación la llamamos “impulso monetario
inflacionario”. Con lo cual, ¿cuál es el impulso monetario o impulso inflacionario que surge
de la política monetaria? Se resuelve haciendo esta ecuación. Si el PBI crece
aproximadamente cero, la demanda de dinero es estable y la oferta crece 36 por ciento, uno
hace las cuentas y le da 28 por ciento. La inflación real puede estar influida por muchos
factores. Podría haber un estricto control de precios y a cualquiera que aumente el precio lo
fusilan y no va a haber inflación, pero va a haber un mercado negro de aquellos porque las
condiciones de expansión monetaria son acorde a una inflación de ese nivel.
Entonces, nosotros tenemos el impulso monetario, que está en azul, y lo que sería
nuestra estimación de inflación, que van de la mano, con leves discrepancias, pero altamente
correlacionados, y cuando hacemos los cálculos, con nuestros datos, nos da que el impulso
monetario actual del Banco Central es del orden del 26 por ciento. Si tomáramos datos
oficiales sería menos, 23 por ciento, pero, en todo caso, completamente alejados de la pauta
del 9,8 o del 8,9 del presupuesto.
Entonces, acá el programa monetario, que hablaba de 30 por ciento, en los últimos
doce meses fue de 36. Aumento máximo del PBI en el programa monetario, 6,5. Con respecto
a la demanda de dinero, no hay ninguna consideración, brilla por su ausencia; el programa
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 12
monetario no habla de las condiciones de demanda de dinero. En cuanto a los precios, sólo
como referencia, no dice que es objetivo, sino que dice que los precios son tanto y el IPC es
de 9 por ciento; ni siquiera se plantea como objetivo.
Con respecto al BCRA, entendemos que está en un dilema muy importante. Si
considera la inflación verdadera del orden del 25 por ciento, su actuación convalida una
inflación muy alta y, por lo tanto, no cumple la función que tiene que cumplir, no está
cuidando el valor de la moneda. Esta diciendo: “nosotros vemos que la inflación es 25 y
emitimos concordantemente de acuerdo a ciertas estimaciones”. Si considera la inflación del
INDEC, que es lo que oficialmente se considera, estaría diciendo que es un gran impulsor de
la inflación. Estaría diciendo: “miren, la inflación es del 10 por ciento, pero nosotros vamos a
emitir para que vaya al 25”; lo cual sería gravísimo.
En los dos casos, entiendo que es un serio incumplimiento del Banco Central.
Este es un cálculo del impuesto inflacionario; en la columna izquierda lo tienen en
forma teórica. Tomamos el índice de precios calculado por nosotros y la base monetaria, que
es la fuente de recaudación del impuesto inflacionario. Estimamos para el año 2011, 40 mil
millones de pesos. Eso es importante porque hace al desafío fiscal de eliminarlo cuando se
quiere bajar la inflación.
Después, están las transferencias. Nos dio 55 mil millones en 2010 y estimamos que
puede ser 63 mil este año, habrá que ver, entre adelantos transitorios, utilidades del Banco
Central y las llamadas “reservas excedentes”. Esos son los mecanismos concretos.
Aquí vemos el impuesto inflacionario teórico y cómo pasó de ser algo bastante
irrelevante a ser cada vez más importante. Para el Poder Ejecutivo es muy importante contar
con esto para poder gastar y ya es un problema que se ha instalado en la economía.
Las transferencias del Banco Central representaron el año pasado 13 por ciento de la
recaudación y casi 4 puntos del PBI. Este año es un poquito menos, pero también es
sumamente alto cuando esto no representaba… aproximadamente era menos del 1.
Respecto de los problemas de la inflación, puedo señalar que hay todo tipo de
problemas. Entre ellos puedo mencionar la volatilidad macroeconómica, el menor
crecimiento a largo plazo, el ahorro y la inversión, afectación de la población más vulnerable,
etcétera. En este sentido, deseo referirme a dos problemas particulares: el deterioro de la
competitividad, el tipo de cambio real, y el deterioro de la fortaleza financiera del Estado.
Este es el tipo de cambio real multilateral. En los ’90 era 1; a fines de los ’90 se
deterioró y puso a la Convertibilidad contra las cuerdas por la devaluación de Brasil, llegó a
0,80. Hubo el overshooting de la salida de la Convertibilidad, 2,17. Luego aterrizó hacia 1,90
aproximadamente y estamos en 1,50 ó 1,48. Es decir, estamos a mitad de camino entre lo que
era la Convertibilidad y lo que era el modelo de tipo de cambio real muy alto de 2002-2007.
En cuanto a la tendencia, puedo señalar que, aun suponiendo que la inflación baje,
estimamos para este año 24 por ciento. Para el año que viene, supongamos que baje, que no
se haga nada en especial, pero que de a poco vaya bajando a 20, 18, 16, 15, que se devalúe un
poquito más todos los años, la tendencia —la línea azul— es igualmente hacia un deterioro
permanente en el tipo de cambio real y la llegada a los valores de Convertibilidad en poco
tiempo, con todos los problemas que se puedan analizar al respecto.
Aquí podrán observar la contrapartida respecto de las reservas del Banco Central; ha
provocado un deterioro del patrimonio del Banco Central si lo medimos de una manera no
contable, sino más bien económica. O sea, contablemente el Banco Central está con 9.800
millones de dólares. Ahora bien, si los papeles que tiene no cotizan en ningún lado, son
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 13
renovables permanentemente, pagan bajo interés, si uno lo llevara al valor actual se acercaría
a cero. Acá le pusimos cero; sabemos que no es cero, pero, lo es prácticamente. Nadie puede
ir con un papelito a venderlo en ningún lado y que le den plata por eso porque son
anotaciones prácticamente contables. Si uno le saca eso al balance del Banco Central, el
patrimonio que era cero hace unos años, ahora es 17 mil millones de dólares negativo, que en
algún momento habrá que reponer.
Nosotros tomamos este indicador como el principal indicador de la fortaleza
financiera del Estado, que es la relación reservas sobre el M3. El M3 incluye todos los tipos
de depósitos y es toda la masa monetaria que puede querer en algún momento convertirse en
dólares. En 2001, antes de las corridas, esto era de 43 por ciento. Era muy alto porque son
indicadores muy altos en estándares internacionales. Sin embargo, el 43 por ciento no inhibió
de una gran corrida. Hubo situaciones económicas en ese momento de debilidad general y
problemas de toda índole, precios internacionales bajos, tipo de cambio real bajo, etcétera. Y
esto que parecía que podía ser una gran fortaleza en una situación de estrés no fue suficiente.
La corrida siguió hasta deteriorar mucho el ratio, pero lo más importante que quiero destacar
es que 43 por ciento no inhibió de grandes corridas. Y, finalmente, nos encontramos con el
colapso de la Convertibilidad. Luego, con la pesificación, las reprogramaciones de depósitos,
lo que fue el corralón, etcétera, hubo un gran salto y después un goteo que cayó.
Aquí se puede observar que el pago al Fondo Monetario también volvió a hacer una
caída y luego se recuperó. Todas las condiciones internacionales favorecieron esto y desde
marzo de 2009 empieza un largo deterioro del 75 por ciento y ahora del 55 por ciento. Al
considerar reservas excedentes de una manera muy particular —yo considero que está muy
equivocada la ley—, se empezaron a dar estas reservas al Banco Central. Entonces, el
numerador crece poco porque cuando las reservas se incrementan se las dan al Tesoro, la
devaluación es chiquita y el M3 crece aproximadamente al 30 por ciento. Por lo tanto, este
ratio va bajando y vamos a llegar a fines de este año a menos del 50 por ciento; nos
acercamos mucho al ratio que hubo en el año 2000 y después va a seguir bajando. Con los
números que les mostré antes y con inflación bajando, aún se produciría este deterioro. O sea
que la política actual está provocando un permanente deterioro en la fortaleza financiera del
Estado. Esto no quiere decir que vaya a haber una crisis, sino que quiere decir que si las
condiciones, por la caída del precio de la soja o por lo que fuera, provocan una crisis, el
Estado va a estar poco preparado para hacer frente a corridas cambiarias y financieras.
Programa antiinflacionario. Entiendo que tiene que ver, obviamente, con reorganizar
el INDEC, revisar el IPC y fijar objetivos de inflación y de política salarial según la inflación
esperada, con alguna cláusula gatillo si hay desvíos. La política fiscal implica recuperar el
superávit y la programación monetaria tiene que ser acorde a ese objetivo. No debería ser tan
difícil hacer esto. Uno de los principales problemas tiene que ver con reemplazar el impuesto
inflacionario. Por ejemplo, bajar la inflación del 25 al 5 por ciento implicaría bajar recursos
de 41 mil a 8 mil millones, es como si el IVA aumentara del 21 al 25 por ciento
aproximadamente. Es decir, hay un problema fiscal que el Gobierno y el Congreso tendrán
que ver en su momento cuando se haga una estrategia de baja de la inflación.
Las medidas posibles tienen que ver con suba de tarifas a un esquema gradual, implica
baja de subsidios, baja de gasto y a la vez implica más recaudación porque el componente de
impuestos en las tarifas es bastante grande. Pero todo esto tiene que hacerse de una manera
adecuada porque justamente los desfasajes son muy grandes y puede llevar cinco o diez años
corregir los desfasajes tarifarios que hay hoy en la Argentina.
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 14
En términos relacionados con la responsabilidad del Congreso, me permito comentar
que creo que se le tiene que exigir al Poder Ejecutivo una política de baja de inflación, debatir
y aprobar objetivos de inflación baja, por ejemplo, del 5 por ciento hacia dos años; que el
Banco Central diseñe una política monetaria acorde a estos objetivos y que al aprobar los
presupuestos sean presupuestos que no exijan o minimicen el financiamiento del Banco
Central. Creo que todas estas cosas son las que tienen que lograrse si uno realmente quiere
avanzar en bajar la inflación.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor Lacunza.
— Durante la exposición del señor Lacunza se proyectan
transparencias.
Sr. Lacunza. — Es siempre un honor que me inviten a esta casa y que se interesen por lo que
uno pueda decir. Así que le agradezco, señora senadora, por la invitación.
Brevemente, voy a hacer alguna mención al problema inflacionario. La evidencia la
voy a pasar rápido porque ya fue convenientemente detallada. Sí mencionaré las causas,
consecuencias y, eventualmente, algún programa que intente solucionar el problema que
debería contemplarse.
Creo que la inflación es uno de los principales problemas —si no es el principal— que
va a heredar el gobierno que asuma a fines de 2011 —de cualquier signo político que sea,
oficialista u opositor—, dado que la inflación, como un virus que se va extendiendo a todos
los órganos, afecta la competitividad, el empleo, el poder adquisitivo del salario, el crédito, la
pobreza y la distribución del ingreso. Más temprano que tarde, va a afectar el crecimiento, en
la medida que, al afectar el tipo de cambio real, va a atentar contra las exportaciones, al
afectar el poder adquisitivo del salario contra el consumo y al no tener certeza sobre los
precios relativos, va a afectar la inversión.
Lo bueno es que, si bien es una herencia pesada, la solución no es tan dramática.
Todavía no hay un proceso de inflación descontrolada, en el sentido que se pueda convertir en
una hiper. Y, tampoco, hay aún mecanismos de indexación automática en la economía.
Aunque sí hay acortamiento de contratos, con lo cual, sí requiere una decisión política firme y
pericia técnica para llevarla adelante.
Este gráfico, en un país normal, sería ocioso, porque es inconcebible que haya tantas
diferencias entre los indicadores de inflación, ya sea medido desde el sector privado o el
sector público.
Lo que tengo aquí para decir es que la línea roja es el IPC oficial. Si eso fuera cierto,
el problema es que el público no lo cree. Y como el público no lo cree, celebra sus contratos y
forma sus expectativas en base a la línea celeste, con lo cual, en realidad, convalida esa
inflación en la realidad. No casualmente los indicadores de inflación alternativos están
mostrando algo muy parecido a la expectativa del público.
Lo que está haciendo ahora la Secretaría es tratando de disciplinar esto a la fuerza, con
el látigo. No parece ser un buen mecanismo para alinear las expectativas.
¿Por qué nos preocupa particularmente la inflación? Porque somos, en materia de
inflación, un alcohólico recuperado, si se quiere. Aquí tenemos una historia larga de inflación,
de sesenta años de Argentina y, lamentablemente, tenemos un par de records. En cien años,
hubo quince procesos de hiperinflación en el mundo, dos fueron en Argentina. Uno a fines de
los 80 y principios de los 90. Y tuvimos el record mundial de más años de permanencia de
inflación superior al ciento por ciento anual, entre 1975 y 1991. Dieciocho años. No hubo
ningún país en el mundo que tuviera esa persistencia a esos niveles de inflación. Era una
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 15
inflación crónica.
Después, tuvimos la estabilidad en materia de precios, la convertibilidad, en los
primeros años de la década que terminó. Y, en los últimos años, vuelve a reaparecer el
problema, particularmente desde el año 2007. Ahora, tenemos seis años consecutivos de
inflación en dos dígitos. Hoy la inflación está aproximadamente en el 2 por ciento mensual.
Como explicaban mis colegas, cuando la estacionalidad juega en contra, será 2,5 y cuando
juega a favor, será 1,5. Pero está cómodamente instalada en el 2 por ciento mensual y eso es
un nivel elevado si lo comparamos con el resto del mundo.
El resto del mundo no está discutiendo estas cosas. Los países desarrollados tienen
una inflación del 2 por ciento anual o menos. América Latina, que tiene algún impulso ahora
por los precios de los alimentos, está teniendo el 6 por ciento. Aún con el indicador oficial,
estamos al tope de América Latina. Y con el indicador de las provincias, estamos en un
selecto grupo de países que integran El Congo, Venezuela, Seychelles y Etiopía, entre otros.
Indudablemente, pone en perspectiva en qué grupo de países estamos situados
internacionalmente. En América Latina, estamos con Venezuela y, en el resto del mundo,
estamos con una serie de países africanos de menor envergadura.
Esto en cuanto a la evidencia. Respecto a las causas, si tuviera que describirlo en
cuatro o cinco palabras, en realidad, la devaluación del año 2002, que fue del orden del 300
por ciento, no se traduce inicialmente a una inflación de nada más del 40 por ciento, porque
había una recesión muy importante, entonces, una capacidad ociosa muy importante, incluso,
en el mercado laboral. Entonces, no se traslada todo a precios. Pero sí, después, el tipo de
cambio queda muy elevado. Eso impulsa corrección de precios al alza. La brecha del
producto se va achicando.
La línea azul está mostrando cuál es la brecha del producto. Esto quiere decir lo que
está creciendo la economía por encima de la tendencia no inflacionaria. Se vería como un
exceso de demanda. A medida que esto se hace más pronunciado, la inflación empieza a
ganar ritmo. Se acelera mucho en el año 2007. Después viene la recesión en el año 2009.
Cede un poco y vuelve otra vez con el crecimiento en el año 2010.
En este período, fue además ayudada por políticas fiscales expansivas, como
describieron mis colegas. Aquí se agregaron, también, políticas monetarias que convalidaron
esa tendencia.
Escucho por ahí que algunos voceros del gobierno se autodefinen como keynesianos.
En realidad, Keynes no dice que hay que gastar todo el tiempo. Dice que hay que tratar de
usar la política fiscal para compensar los ciclos.
Como se ve desde el año 2004 a la fecha, la política fiscal tiene siempre un impulso
expansivo, sea cual sea el estado del ciclo. Y si lo descomponemos, eso se ve en la línea
celeste que está siempre agregando combustible al motor, por llamarlo de alguna manera; aún
cuando el motor esté circulando a altas revoluciones, del 9 por ciento de crecimiento anual.
Se ve que eso viene detrás del gasto, aún cuando el ingreso es contractivo. Cada vez se
recauda más y aumenta la presión impositiva. Pero, eso es más que compensado por el lado
del gasto que termina haciendo un efecto neto del sector público de la política fiscal
expansiva.
Como resultado de eso, uno de los famosos superávit gemelos, el fiscal, ya no existe
más desde el año 2009. El resultado primario, una vez que vemos que la línea azul oscura que
puede ser medio por ciento del PBI en la estadística oficial, cuando se le restan todos los
ingresos no genuinos, como las transferencias del Banco Central o del ANSES…
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 16
Inclusive en el año 2009, el Fondo Monetario Internacional emitió derechos especiales
de giro para ayudar a los países a sortear la crisis. En lugar de emitir el Banco Central de la
República Argentina, emitió el Banco Central del mundo. El Fondo Monetario le dio esa
liquidez a los países. A la Argentina, le tocaron 2.500 millones de dólares. Y nosotros lo
contabilizamos como ingreso corriente. Entró a la recaudación corriente y está en esta línea
azul. ¿Saben cuántos países en el mundo usaron ese criterio? Uno. Todos los demás, como
corresponde, registraron el pasivo con el Fondo Monetario.
Aquí tenemos transferencias de reservas y utilidades no devengadas del Banco
Central. Todo esto hace que, en realidad, tengamos solo un déficit de caja, que es del orden
del 2 por ciento del producto.
Obviamente, tenemos que apelar a cajas no convencionales para financiar esa brecha
fiscal, ese exceso de gasto sobre los ingresos. Aquí, como nos ha mostrado previamente el
licenciado Gabriel Rubinstein, esto es lo que financiaba. Hay distintas vías para que el Banco
Central financie al Tesoro. En promedio, entre 2004 y 2009, financiaba cerca del 1 y 1,3 por
ciento del PBI por año.
Aquí tenemos el conflicto entre el Poder Ejecutivo y el Banco Central, por el tema de
las reservas. Inmediatamente después, en los dos años siguientes, el Banco Central pasó de
financiar entre 10 mil y 15 mil millones por año, unos 60 mil millones de pesos por año.
Aquí, además, de una cuestión institucional y de principios, había también una cuestión
financiera o de caja, como muestra la evidencia posterior a ese conflicto.
Los mecanismos por los cuales financia son, primero, los tradicionales, que son
adelantos transitorios, que más que transitorios parecen permanentes porque nunca bajan, sino
que siempre crecen. En segunda instancia, las reservas. No es cierto que tenga efecto
monetario neutro. Si no existiera esa transferencia de reservas, el Tesoro tendría que ahorrar y
traer esos pesos para comprar esos dólares. Entonces, evita que ocurra ese ahorro fiscal, esa
política fiscal contractiva, que existió entre los años 2004 y 2007. Eso no existe más.
Entonces, estamos expandiendo por esta vía, que deteriora, como explicó el licenciado
Gabriel Rubinstein, el balance del Banco Central. Si restamos hoy los activos del sector
público del Banco Central, éste tendría un patrimonio neto negativo de 6 puntos del producto.
Algún día vamos a tener que recapitalizar al Banco Central.
Y, también, estamos transfiriendo utilidades devengadas y no realizadas. Esto es por la
diferencia de cotización. Como el Banco Central tiene activos en dólares y pasivos en pesos,
cuando se mueve el tipo de cambio hay una ganancia, que se la está transfiriendo
íntegramente al Tesoro, que también lo está descapitalizando, porque el patrimonio neto
queda en pesos fijos y los activos y pasivos suben con lo cual el patrimonio neto va bajando.
¿Esto es malo? No necesariamente; se trata de una herramienta disponible en épocas de crisis.
Ahora bien, no es una herramienta para utilizar en épocas de abundancia cuando crecemos al
9 por ciento porque, de lo contrario, cuando algún día venga la noche —como siempre
sucede, al día le sigue la noche—, no vamos a tener todos estos colchones para usar.
Como resultado de este financiamiento, encontramos el Programa Monetario que —
como explicaron mis colegas—, en realidad, es una señal que emite la autoridad monetaria a
toda la sociedad, a los dirigentes políticos, a los dirigentes empresarios y a los sindicatos
diciendo que ve la inflación en determinado nivel y emitirá en consecuencia.
En el año 2010 el Programa Monetario ponía un techo de cantidad de dinero a emitir
del 19 por ciento, justificado en un crecimiento del 2,5 del producto y de 9 por ciento de
inflación. Había margen por si el producto crecía más, como efectivamente sucedió. Sin
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 17
embargo, el Banco Central vino a esta casa a explicar que tenía que cambiar el Programa
Monetario en agosto o septiembre del año 2010, justificándolo en el aumento del producto. El
aumento del producto, como se ve, era tolerado por esta meta del Programa Monetario del 19
por ciento, que tenía margen, y lo que no quedó claro era a qué se debía la diferencia entre el
29 que necesitaba el Banco Central de emisión y el 9. Entonces, 29 menos 9, aquí había una
diferencia que, evidentemente, era la inflación. Inclusive, no se cumplió esta nueva meta de
29, sino que al final fue de 33. O sea, tuvo una doble falta el Banco Central el año pasado.
Curado por esa experiencia, ya este año directamente se hizo un Programa Monetario que
admite variaciones de la cantidad de dinero del orden del 40 por ciento. Esto está explicado
con el 7 por ciento del crecimiento y el 9 de inflación, lo que da más o menos 16; la
diferencia entre 40 y 16 debe ser la inflación esperada. Puse 33 allí y se trata del último
trimestre nada más, pero el promedio del año da cerca de 40.
Todos los brazos de las políticas económicas —ya mostramos la fiscal y la
monetaria— están todavía inflando más la aceleración inflacionaria. Todos los libros de texto
dicen que cuando aumenta la inflación lo que hay que hacer es bajar el ritmo de emisión del
dinero o, lo que es lo mismo, subir la tasa de interés. Siempre es bueno ver qué hace el resto
del mundo y, particularmente, los países vecinos. Como podrán observar, hubo alguna
aceleración de precios, en otro nivel, en Brasil, del 5 al 6, en el último año; en Chile del 1,5 al
3,5; en Perú está igual y en Uruguay del 7 al 8. En estos niveles hay una pequeña aceleración
y fíjense cuál fue la reacción de los bancos centrales. Brasil aumentó la tasa al 3 por ciento,
Chile al 3,5 —esta es la variación— y Perú al 3,8. China —que no es precisamente una
economía ortodoxa y mucho menos lo es su banco central—, que aumentó la inflación del 1
al 5, subió su tasa de interés el 1 por ciento. Ahora bien, ¿qué hacemos nosotros? Primero,
estamos en otros niveles, sube la inflación, según el índice de provincia es del 16 al 22 por
ciento, y somos los únicos que bajamos la tasa de interés. Uno puede tener distintas teorías
económicas y leer distintos libros, pero esto me hace acordar un poco al chiste “¡hostia, todos
vienen en contramano!”, porque somos los únicos que vamos en sentido contrario a lo que
hace el resto de los países.
Estimula el consumo privado. ¿Por qué? Porque los privados, básicamente cuando
tienen excedentes, pueden ahorrar en tres formas: en pesos, en dólares o en bienes. Y para eso
compara sus rendimientos. El rendimiento de pesos se llama “tasa de interés”, el de dólares se
llama “tasa de devaluación esperada” y el de los bienes se llama “inflación”. Entonces,
cualquier particular mira la tasa de interés y ve que está en 10 por ciento, mira la tasa de
devaluación esperada que está en 10 ó 12 por ciento, según el Mercado de Futuros, y mira la
inflación y espera un 30 por ciento. Entonces, compra bienes y no es casualidad que los
bienes que compra son los bienes de consumo durables como automóviles, electrodomésticos,
etcétera, ya que es una forma de defenderse contra la inflación y preservar el poder
adquisitivo de sus ahorros. No compra alimentos. De hecho, la venta de alimentos está
estancada en el último año.
Otra causa concurrente: aquel disparador inicial de la inflación, pero después
potenciado por la política pública tiene que ver con las distorsiones microeconómicas. Hemos
intentado intervenir algunos mercados directamente congelando el precio, por ejemplo, de la
leche, el novillo, la carne vacuna y la nafta. Es verdad que eso dura un tiempo, pero, por
supuesto, la oferta en ese caso raciona por cantidad, entonces empieza a bajar la cantidad
producida. Cuando empieza a bajar la cantidad producida, hay exceso de demanda, hasta que
en un momento no da más y salta. Entonces, salta el precio de la carne, como sucedió el año
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 18
pasado en el primer trimestre, de la leche y del combustible. Esto tiene un año de atraso, así
que ahora está todavía mucho más alto, generando más incertidumbre y distorsiones de
precios relativos. El año pasado, del 25 por ciento de inflación, un 4 por ciento es
exclusivamente de la carne, con lo cual genera inercia sobre otros productos.
Esta historia va a ser parecida con las tarifas públicas que hoy están siendo usadas por
un ancla, esto va a ser claro. Cuando uno quiere usar un ancla, el ancla que elige es aquello
que está dispuesto a que caiga en términos reales. Si uno elige las tarifas, van a caer en
términos reales y, en algún momento, van a tener que adecuarse. Lo mismo sucede con el tipo
de cambio. El hecho de no tener un disciplinador, un coordinador de expectativas,
obviamente también potencia la inflación.
Respecto de la negociación salarial del año 2010, no la de 2011, fíjense que empezó a
principios de año en niveles del 20, 22 por ciento y fue ganando temperatura a lo largo del
año para terminar en algunos convenios en el orden del 35 por ciento. Es obvio que cuando
no hay un indicador reconocido universalmente, cada uno usa el indicador que más le
conviene.
Asimismo, deseo señalar que existen dos teorías, una de ellas —ya la explicó
Gabriel— es la concentración de la oferta que estaría acumulando la inflación, o sea que
tampoco está en ningún libro. La segunda se vincula con los precios de los alimentos, los
commodities; en realidad, puede haber algún efecto en los alimentos, pero no para explicar un
20 y pico por ciento de inflación. Brasil, Perú, Uruguay y Chile también producen
commodities y consumen alimentos como nosotros; aun con este aumento del precio de los
commodities —que es esta columna—, no tienen el nivel de inflación que tenemos nosotros.
¿Cuáles son las consecuencias de la inflación? Son varias. Como dije, es como un
virus que va tomando todos los órganos del cuerpo. Me voy a focalizar en las tres o cuatro
más importantes. La primera es la competitividad, la medida de competitividad que es el tipo
de cambio real. Repito, cuando elijo el tipo de cambio nominal para anclar las expectativas es
que estoy reconociendo o resignándome a que eso es lo que va a bajar en términos reales, un
tipo de cambio real y, efectivamente, eso es lo que está sucediendo. Cuando el Banco Central
dice que interviene en el Mercado de Cambios, emitiendo, para comprar dólares con el
propósito de defender el tipo de cambio, en realidad, fracasa porque mantiene el numerador
fijo, pero el denominador aumenta, el de los precios. Consecuentemente, esto está bajando y
estamos más o menos a mitad de camino, entre el fin de la Convertibilidad y el promedio de
la década pasada. Obviamente, esto tiene correlato en el sector productivo y empieza a afectar
el comercio. Como sabemos, las exportaciones el año pasado crecieron al 22 por ciento,
subieron por la escalera respecto de las importaciones que crecieron un 45 por ciento, en
particular el sector manufacturero, que se supone que es el que tiene más valor agregado.
Fíjense cómo el déficit está in crescendo, incluso superando los niveles de los ’90: 24
mil millones de dólares en el año 2010, que es más que compensado por lo que aporta el
sector de alimentos, especialmente la soja, y que hoy está permitiendo mantener el superávit
comercial. Pero no es lo mismo, porque la capacidad de generar empleo de este sector no es la
misma que la que no está generando este sector, con lo cual pronto vamos a empezar a tener
problemas sociales por falta de creación de empleos.
“Impacto en el sector Servicios”, el título es provocativo y se refiere, por ejemplo, al
ciudadano promedio que debe elegir sus vacaciones en el próximo verano y tiene la suerte de
poder elegir entre alternativas como Brasil, Miami o Mar del Plata. A fines de 2011, Miami
va a costar lo mismo que a fines de 2001. En cambio, Brasil va a ser bastante más caro porque
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 19
tenemos la suerte de que el real se está apreciando más que el peso argentino en términos
reales.
Otra consecuencia se ve en el mercado laboral. Estos son los salarios en pesos que
suben holgadamente por la poca distributiva y por la inflación. Ahora, como dólar está
anclado, también suben los salarios en dólares. Incluso, ya superan el nivel de fines de 2001.
La competitividad laboral ya está, comparada con el dólar con Estados Unidos, peor que en el
año 2001; no así con el real brasileño.
Esto es lo más preocupante, si se quiere. ¿Cuál es la capacidad de la economía para
generar empleos a medida que crece? Una economía bien comportada, más o menos, crece un
10 por ciento y aumenta el empleo en un 5 por ciento.
Eso sucedió entre los años 2004 y 2007. Desde el año 2008, por cada 10 por ciento
que crece la economía, se está generando un 1 por ciento de empleo. Esto no es suficiente
para mantener indicadores sociales y el empleo estable que todos pretendemos, porque la
población económicamente activa crece más rápido que eso. Entonces, no va a dar abasto
para absorber la oferta de trabajo.
Esta es la ilusión de aumentar los salarios nominalmente. El salario real está estancado
desde hace cuatro años.
Finalmente, ¿a quién afecta más la inflación? También, se dijo que afecta a los
sectores más ricos. No es así. Cuando vemos cuáles son los bienes que más se encarecieron
en el período 2006-2010, fueron alimentos, salud y educación. Dramático. Tres de los bienes
esenciales de la canasta básica. Obviamente, que el rubro alimentos tiene un peso más
importante en la canasta básica de los segmentos de menores recursos, con lo cual, no debería
extrañar que en las mediciones privadas, la pobreza se mantenga en niveles estables, entre el
25 y el 30 por ciento desde 2007 a esta parte; al contrario de lo que dice el INDEC, que usa
para deflactar esto los indicadores de inflación propios.
Para demostrar que esto afecta lo más evidente y lo menos evidente, cuando nos
quejamos de que no tenemos créditos a largo plazo, y puse el crédito para la vivienda que es
una demanda social de larga data, que nunca tuvimos, que necesita una moneda de contrato a
largo plazo, es obvio el resultado. Un crédito hipotecario –hace un par de semanas en esta
Comisión, se hizo una reunión muy interesante con funcionarios del Banco Hipotecario y el
Banco Nación– necesita plazos largos para poder ser devuelto. Son créditos bastante
importantes.
Cuando tenemos una inflación alta y el tomador de créditos no acepta tasa variable,
porque aprendió las dificultades de dicha tasa en la Argentina y quiere tasa fija, el Banco le va
a cobrar todo al principio. Entonces, el crédito no es de veinte años, es de dos años, porque
sabe que al tercer año la cuota ya se licuó por la inflación, por lo tanto, le tiene que anticipar
todo el costo del crédito al principio. Por eso, para un crédito de 210.000, que es una vivienda
para una familia tipo, le pide ingresos de 12.000 pesos mensuales. Estoy hablando de
cualquier crédito de plaza hoy a tasa fija.
Esta es la distribución del ingreso por decil. Este es el 10 por ciento más rico. Este es
el 10 por ciento más pobre. Los únicos que tienen un ingreso promedio de 12.000 pesos por
mes se encuentran dentro del 10 por ciento más rico de la población, que justamente no es el
que necesita crédito hipotecario. Con lo cual, esto nada más es un ejemplo para demostrar
que, cuando hablamos de inflación, no estamos hablando de un tema abstracto, que es inocuo
o que si es del 25 por ciento es lo mismo que si es del 8,5 por ciento. No es lo mismo y este es
un ejemplo concreto.
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 20
Termino con esto. Para resolver este problema, uno puede tener un enfoque más
ortodoxo o más heterodoxo. El ortodoxo es exclusivamente monetarista. Que el Banco
Central haga todo el trabajo.
El heterodoxo es trabajar sobre las expectativas y para que no haya inercia, porque si
no se “setean” los precios.
En realidad, hay que hacer las dos cosas sumadas. Decía un funcionario del gobierno
de Alfonsín, cuando se hizo el Plan Austral, “tengo que empezar por la parte heterodoxa, pero
si me olvido de la ortodoxa, me quedé sin nada”.
De modo que, me parece que la solución es posible. El licenciado Gabriel Rubinstein
ya lo describió, así que no voy a abundar con esto. Me parece que tiene que ser gradual, en un
plan que sea persistente, en la medida que no haya reversión. No necesariamente de shock,
pero sí persistente, como lo hizo Chile entre los años 1989 y 1995, que bajó la inflación del
30 al 5 por ciento.
Tiene que estar articulado con la política fiscal. No hay política monetaria consistente
con una política fiscal inconsistente. Si el Estado necesita dinero, lo va a sacar de algún lado.
Por último, debe ser secuencial. No podemos empezar por el acuerdo social. Es como
empezar a cenar por el postre. Primero, el gobierno que esté a cargo del Estado tiene que
mostrarle a la sociedad que está a cargo del problema y presentar un plan con índices creíbles
donde estén involucrados todos los funcionarios públicos que manejen variables nominales.
Esto es gasto público, tarifas de energía, comercio exterior, salarios y reglas de juego en la
agricultura. Y, con todo esto, decirle a la sociedad: “este es mi plan”. Recién ahí, con políticas
monetarias y fiscales consistentes, poder hacer un acuerdo social de concertación de precios,
como se hizo, por ejemplo, en Irlanda a fines de los 80.
Sra. Presidenta. – Muchas gracias. La verdad es que estamos muy comprometidos con el
tiempo, porque me están pidiendo la sala.
De todas maneras, no quería finalizar sin abrir un espacio para preguntas.
Sr. Basualdo. – Creo que todos coincidimos respecto al tema de la inflación y las
modalidades para combatirla. El problema es que lo tendrían que escuchar otros. Los que
estamos acá, estamos convencidos. Me hubiera encantado que estén todos los legisladores
para poder debatirlo bien.
No es una cuestión de decir que queremos otro plan. El plan que tienen ellos para
poder aumentar la recaudación es la inflación. Aquí ingresa el impuesto a las ganancias, que
tienen ficticio.
También, están obligando al comerciante a engañarlos. Ninguno declara el stock real
de la mercadería, para pagar menos ganancias. Sin querer, estamos incitando, también, a la
evasión. Si realmente pagaran el impuesto a las ganancias que deberían pagar, sería carísimo.
Es ficticio el tema.
Entonces, ¿qué hacen? Mentime, que me encanta. Bajan un poco el stock y están
todos afuera.
Creo que tenemos que sincerarnos. La recaudación real, es decir, de la inflación en las
ganancias podría ser similar sin ningún tipo de problemas porque la gente declararía bien y
estaríamos todos en blanco.
Eso es muy bueno, en la expectativa. Más allá del tema inflacionario, que siempre
decimos que afecta a los que menos tienen. Pero, afecta a los que menos y a los que más
tienen. Afecta a todos.
Realmente, están logrando tener un mercado en negro, que es lo que no necesitamos.
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
Pág. 21
Lo que necesitamos es tener una economía real, que todos puedan competir con la misma
vara. Si no, uno grande no puede competir con uno chico. El chico, por ahí, evade y no
declara lo que tiene que declarar.
El Estado, también, se tiene que hacer cargo. Siempre la variable de ajuste del Estado
es aumentar un poco más los impuestos. En la parte privada, si se aumentan los costos de los
servicios, se quedan sin clientela. El Estado se equivocó; aumentemos los impuestos.
Impuesto que se aumenta, no baja nunca más en la vida.
La variante de ajuste del Estado, siempre es aumento de impuestos. La variante de
ajuste de la parte privada es la eficiencia. De eso tenemos que copiarnos.
Quiero agradecerles su presencia. Coincido totalmente con lo que han dicho ustedes.
Sr. Morales. – Por el escaso tiempo, sólo quiero realizar una pregunta. Si bien surge de
algunas presentaciones, quisiera saber si hay alguna coincidencia entre ustedes respecto a cuál
es la inflación que reconoce, entonces, el programa monetario, aunque no la mencione. Como
dijo, usted, hace una referencia al presupuesto y a la inflación que ha previsto el presupuesto
que, tampoco fue aprobado, de un 9 por ciento.
Entonces, ¿qué inflación real está reconociendo la definición técnica del programa
monetario, desde sus puntos de vista?
Sr. Lacunza. – Haciendo una aritmética simple, está tolerando variaciones de dinero entre el
35 y el 40. Pongamos 35. Y un crecimiento económico del orden del 7. La diferencia es la
variación de precios. O sea, superior al 20 por ciento.
Sr. Rubinstein. – Entre el 20 y el 25 por ciento, pero podría ser un poquito más, porque
todavía no está definido. En realidad, se desprende de los comentarios que el Banco Central
no quiere intervenir en el sentido de afectar los mercados de bienes y de empleo.
Implícitamente, están diciendo: “aceptamos la inflación que es y emitimos lo que se necesite.
Nosotros somos simplemente observadores de esto. Pero no tengo ningún rol que cumplir”.
Eso es lo que está transmitiendo el Banco Central.
Sr. Artaza. — Están pidiendo la sala. Así que les agradecemos por su presencia.
Sra. Presidenta. — Les agradezco muchísimo porque sus exposiciones han sido de absoluta
riqueza, no sólo nos han permitido evaluar concretamente qué está pasando con la inflación,
sino también con el resto de los brazos de las políticas macroeconómicas que tienen que
articular para poder estar convalidando un proceso inflacionario de estas características.
Por supuesto, lo más preocupante es el incumplimiento del Banco Central en observar
el proceso inflacionario y, simplemente, ser un agente pasivo de este proceso. Lo que a todas
luces se puede ver, a partir de sus explicaciones, es cómo es el presupuesto, el déficit fiscal y
los problemas que estamos teniendo con las cuentas fiscales en este momento, incrementando
gastos muy por encima de los ingresos y teniendo una inconducta —si se quiere— fiscal con
un proceso inflacionario tan alto que, en definitiva, lo que hace es estar fogoneando.
Asimismo, a partir de sus exposiciones surge la complicidad del Banco Central, es
decir, cómo ha ido evolucionando el comportamiento del Banco Central casi como un álter
ego del Tesoro; tanto es así que surgió de la exposición que si nosotros sacáramos en este
momento lo que el Banco Central le está pasando al Tesoro Nacional, estaríamos en un franco
déficit y esto es alarmante porque de un 3 por ciento del producto bruto que teníamos de
superávit —era prácticamente una conducta—, en este momento estaríamos por debajo, es
decir, casi en un 2 y pico por ciento, reitero, según surgió de las explicaciones.
Les agradecemos por estas alertas, el análisis pormenorizado que nos ayudará para que
tomemos algunas medidas más eficientes y que nos hayan acompañado en el día de la fecha.
03/05/2011
Reunión de la Comisión de Economía Nacional e Inversión
No habiendo más temas para tratar, damos por finalizada la reunión.
— Son las 15 y 52.
Pág. 22
Descargar