VERSIÓN TAQUIGRÁFICA

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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE PRESUPUESTO Y HACIENDA
Salón Auditorio — H. Senado de la Nación
Martes 30 de noviembre de 2004
Presidencia del señor senador Jorge Milton Capitanich
— En Buenos Aires, en el Salón Auditorio del H. Senado de la Nación, el martes 30
de noviembre de 2004 a las 15 y 20:
Sr. Presidente (Capitanich).— Damos comienzo a la reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
El primer asunto del temario a considerar es el proyecto de ley en revisión, contenido en el expediente
CD.139/03, por el que se crea el Programa Nacional de Examen y Diagnóstico Visual Temprano. Como su texto
ha sufrido modificaciones, será remitido nuevamente a la Cámara de Diputados.
A su vez, cabe destacar que si bien la Comisión de Presupuesto y Hacienda tenía intervención en virtud
de un artículo específicamente referido a la asignación del presupuesto correspondiente, esto ha sido dejado de
lado en el dictamen de la comisión cabecera, que es la de Salud y Deporte. Por lo tanto, haremos circular el texto
entre los señores senadores para su tratamiento.
Sr. López Arias. — En este proyecto se incorpora una fuente de financiación. Y justamente una de las
observaciones es que tal como está redactado el texto parece ser sólo una gran expresión de deseo.
Sr. Presidente.— Exacto. No contempla expresamente ningún artículo referido al tema del presupuesto. Por eso,
la idea es poner a consideración de los señores senadores la modalidad a seguir: si ratificamos el proyecto venido
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en revisión o concordamos con el dictamen de la Comisión de Salud y Deporte.
En realidad, el artículo 5° del proyecto de ley en revisión plantea estrictamente que las erogaciones que
demande la ejecución del programa serán imputables a la jurisdicción del Ministerio de Salud. Este artículo ha
sido expresamente excluido del dictamen de la comisión cabecera.
En consecuencia, me gustaría que cada uno de los señores senadores lo analice para su posterior
tratamiento y para determinar si compartimos o no el dictamen de la Comisión de Salud y Deporte.
El segundo tema a considerar es un proyecto de ley en revisión, contenido en el expediente CD. 96/04,
por el que se amplia el Régimen de Inembargabilidad establecido por los artículos 19 y 20 de la ley 24.624 a los
fondos públicos pertenecientes a las provincias, a los municipios y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Para el tratamiento de este asunto hemos invitado especialmente al señor Juan Carlos Pezoa, que es el
secretario de Gabinete y Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete de Ministros, quien llegará en
minutos más. Por lo tanto, vamos a diferir la consideración de este tema hasta su llegada.
Otra de las iniciativas que figura en el temario es el proyecto de ley en revisión contenido en el
expediente CD.105/04, por el que se incorpora un párrafo al artículo 4° de la ley 22.610, de Régimen de la Tasa
de Actuación ante el Tribunal Fiscal de la Nación.
Por otra parte, figuran para su consideración tres proyectos de ley.
El primero es de mi autoría y cuenta con dictamen de esta comisión. El segundo tiene como autor al
señor senador López Arias —yo lo he acompañado con mi firma— y aún no se ha emitido un dictamen al
respecto. Se trata de una iniciativa relacionada con la Reducción de Tasas para Contribuyentes al Régimen de
Asistencia Financiera Aplicada (RAFA). Por último, se encuentra el proyecto de ley del señor senador Jaque,
contenido en el expediente S.61/04, por el que dispone la exención del pago del Impuesto al Valor Agregado al
servicio de agua potable y cloacas brindado por los pequeños operadores del sector. Dicho proyecto cuenta con
dictamen de comisión y tiene observaciones de parte de la Secretaría de Hacienda.
En este contexto, hemos invitado especialmente al doctor Alberto Abad, que es el administrador federal
de Ingresos Públicos y también al subsecretario de Ingresos Públicos, doctor Mario Presa, a fin de que expresen
sus posiciones.
Quiero aclarar que el punto que planteo en el proyecto de mi autoría es precisamente uno de los
múltiples reclamos formulados por los monotributistas pertenecientes al régimen simplificado de la ley 25.865.
Los monotributistas de la categoría inferior —sea “A” o “F”, teniendo en cuenta si se trata de servicios
u otras actividades económicas— pagan una presunción del IVA y de Ganancias —en el caso de los trabajadores
autónomos, por ejemplo, 33 pesos más 35 pesos— más la prestación de los servicios médicos vinculados a la
obra social, por la que abonan un monto de 24,40 pesos de carácter obligatorio.
Entonces, este proyecto apunta a buscar la forma de establecer la no obligatoriedad para estas categorías
mínimas y fortalecer una especificación al respecto. Ocurre que en las categorías que van de 0 a 12.000 pesos
existe una gran cantidad de monotributistas que facturan de 0 a 6.000 pesos. Por lo tanto, sería positivo que en
ese contexto se pudiera contar con un régimen opcional para las obras sociales y también con un mecanismo para
que la Administración pueda utilizar la facultad plena que le concede la ley 25.865, a fin de que los 33 pesos se
redondeen en la cifra de 25 pesos; con lo cual, en vez de pagar 93 pesos el contribuyente pueda abonar 60 pesos.
Esta es una demanda muy fuerte en mi provincia y supongo que en muchas otras también. Naturalmente
esto tiene sus ventajas y desventajas para el contribuyente, vinculadas a la percepción en materias de recursos.
Por eso hemos invitado también al superintendente de Servicios de Salud, doctor Rubén Torres, para
que nos brinde su punto de vista vinculado a la financiación del sistema de salud. Digo esto porque, participando
en una exposición conjunta en un congreso, él observaba que la fijación de un mismo valor para las distintas
categorías resultaba un trato inequitativo.
Ahora bien, hay dos observaciones de mi parte. En primer lugar, como senador de la provincia del
Chaco, debo manifestar que hay una gran cantidad de monotributistas cuya facturación no es de 12.000 pesos
sino de 6.000 pesos; por lo tanto, una cuota de 93 pesos implica una suma importante para estos contribuyentes.
La segunda cuestión es que generalmente los servicios de salud a los que acceden pertenecen al hospital
público y no estrictamente a los de una obra social. Por consiguiente, esa contribución no funciona como una
prestación de servicios de salud sino como un impuesto.
Esos son mis fundamentos en cuanto al primer proyecto de ley a considerar.
El segundo proyecto, que es de autoría del señor senador López Arias, manifiesta la preocupación de
los senadores por el impacto del costo total de refinanciación debido a las elevadas tasas de interés y lo que esto
constituye en términos del flujo de pagos por parte de los pequeños y medianos contribuyentes, que cargan con
la mochila de una crisis muy fuerte en materia de deuda previsional e impositiva. En efecto, cuando deben
afrontar el pago de una cuota regular y mensual —no sólo por los impuestos que devenga sino por los que
acarrea como consecuencia de la crisis— tienen muchas dificultades para su cumplimiento.
Tiene la palabra el señor senador López Arias.
Sr. López Arias. — Ante todo quiero aclarar que si bien me ha tocado firmar este proyecto no es de mi autoría:
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es un proyecto presentado junto con otros señores senadores. Se trata de un mecanismo que tiene que ser
verdaderamente “puente de plata” para que reingresen al sistema aquellos que hoy están en plan de actividad
luego de la situación de crisis que vivió nuestro país.
Esta intención se puede aprovechar por dos razones. En primer lugar, no existe en el mecanismo del
RAFA la posibilidad del recálculo de las deudas originales; lo que implica que, en teoría, ya salga con una cifra
muy grande la liquidación. Además, a pesar de la reducción de las tasas de interés que llevó adelante la AFIP,
éstas siguen siendo muy altas.
Ahora bien, si en el presupuesto se estima una inflación de no más del 7 por ciento anual, una tasa
realmente alta al final de la refinanciación —de los 60 meses que están contemplados en el plan— hace que se
termine pagando varias veces el capital, lo que no estimula el ingreso al sistema y aquellos que ingresen,
finalmente terminarán no pagando por la suba que se les hace.
Sé que existe el criterio generado de sucesivos gobiernos —como una doctrina sostenida a través de los
años— de que siempre las tasas de interés de las obligaciones tributarias tienen que ser más altas que las
financieras para estimular a la gente a tomar préstamos en los bancos, para que pague, se incorpore y se ponga al
día con las obligaciones fiscales.
Esto como principio puede ser razonable; pero cuando se trata de este tipo de obligaciones, creo que
pierde sustento. Digo esto porque de esos pequeños y medianos empresarios y comerciantes que actualmente
están en condiciones de entrar al RAFA, muchos están imposibilitados de cumplir con sus obligaciones. Muchos
de ellos tomaron planes que luego no pudieron cumplir y la mayoría no tiene posibilidad de acceso al crédito
bancario. Por lo tanto, creer que se va a estimular el ingreso con estas tasas altas es un error muy grave y el
perjudicado terminará siendo el fisco.
En consecuencia, si bien hemos conversado sobre este tema con las autoridades de Economía y de la
Administración Federal de Ingresos Públicos, no queremos que esto termine siendo una especie de “viva la
pepa” ni mucho menos. Queremos que haya reducción paulatina de tasa a medida que se vaya cumpliendo con
las obligaciones, de manera de que actúe como un verdadero estímulo o premio para el buen pagador.
Desde ya, esta situación la vivo en mi provincia con muchísimos pequeños y medianos empresarios de
Salta que quieren reingresar al sistema y cumplir con sus obligaciones fiscales y que, hasta ahora, prácticamente
están condenados a la clandestinidad; y no se ve al RAFA como mecanismo de ingreso a la regularidad.
Por lo tanto, debemos hacer todo el esfuerzo posible para que este sistema sea lo suficientemente viable
para los deudores, a fin de que puedan ingresar masivamente y, además, tenga un alto nivel de cumplimiento en
el futuro.
Sr. Presidente.— Gracias, senador. Ya se encuentra presente en esta reunión el secretario de Gabinete y
Relaciones Parlamentarias, señor Juan Carlos Pezoa.
A continuación, tiene la palabra el señor administrador federal de Ingresos Públicos, doctor Abad, a
quien le agradezco su presencia.
Sr. Abad. — Ante todo quiero hacer algunos comentarios con respecto a los planes de facilidades de pago,
porque me parece que hay que analizar el tema con una visión amplia.
Además, deseo comentarles a los señores senadores qué ha ocurrido desde mayo de 2002 a noviembre
de 2004.
Nosotros siempre escuchamos hablar del tema del RAFA y de mejorarlo, pero hay muchos números que
sería interesante que sean conocidos.
En mayo de 2002, con la salida de la convertibilidad, estaban vigentes los decretos 1.384/01 y 338/02,
que eran las famosas moratorias de esa época. Se permitió la cancelación de obligaciones impositivas hasta en
120 cuotas; o sea, en 10 años con un interés de financiación del 0,5 por ciento. En ese momento la deuda que se
incluyó fue de 4.370 millones. En mayo de 2002 se puso en marcha el RAF, que permite la cancelación de las
deudas en 12 cuotas. Quiero aclarar que el RAF tanto como el RAFA son sistemas totalmente abiertos, en los
cuales se presenta cualquier contribuyente y tiene la posibilidad de incorporarse. Y el RAF implicó que se
incluyeran deudas regularizadas por 3.890 millones.
En enero de 2004 se estableció el Régimen de Regularización de Autónomos y Monotributistas,
también hasta 60 cuotas con una tasa del 0,5 por ciento. En realidad, esto fue una moratoria en un momento en
que no se podían hacer moratorias. Tuvimos una fuerte discusión con el Fondo Monetario con relación a esto, ya
que se pedía un waiver. Finalmente como estábamos hablando del 1 por ciento de la recaudación se negoció y se
pudo administrar este mecanismo. Por el plan de facilidades de pago de autónomos y monotributistas la deuda
incluida fue de 1.610 millones de pesos. Y en mayo de 2004 establecimos el RAFA —hasta 60 cuotas—, que
hoy tiene una tasa de interés del 1,5 por ciento y la deuda incluida hasta la fecha es de más de 1.300 millones de
pesos.
Después les voy a dar algunos datos del RAFA en particular. El 99,8 por ciento de los contribuyentes
que se adhirieron al RAFA son Pymes y declararon el 90 por ciento de la deuda total. Esto es para CAME, que
hace una posición de vida o muerte respecto de este tema. Les repito, el 99,8 por ciento de los contribuyentes que
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accedieron al RAFA son Pymes. Nosotros analizamos una por una todas las presentaciones y el 90,9 son micro
empresas, el 8,9 son pequeñas y medianas empresas y el 0,2 por ciento son grandes empresas. O sea, las
empresas que se adhirieron al RAFA son todas Pymes.
En síntesis, desde mayo de 2002 hasta la fecha la AFIP financió 11.170 millones de pesos de deuda de
los contribuyentes. En igual período de tiempo el stock de prestamos del sistema financiero para el sector
privado se redujo en 6.144 millones. La AFIP el organismo responsable de la recaudación pero si nos
convertimos en un banco, entonces vamos mal. O nos ponemos a analizar el riesgo de cada uno de los
contribuyentes y nos convertimos en prestamistas del sistema mientras que los bancos se dedican a recaudar.
Como la lógica institucional no es esa —repito— desde mayo de 2002 mientras nosotros financiamos 11.270
millones de pesos los bancos dejaron de financiar 6.144 millones. En consecuencia, nosotros entendemos que
todo lo que podía hacer la administración tributaria desde el Poder Ejecutivo se ha hecho.
Por otra parte, entendemos que la tasa de interés que debemos cobrar obviamente tiene que ser mayor
que la tasa de mercado porque, si no, estaríamos recaudando papeles. Y para financiar el aparato del Estado y
tener los niveles de superávit a los cuales nos hemos comprometido nosotros necesitamos recaudar dinero y para
eso tenemos que hacer lo que hicimos, pusimos cuatro planes de facilidades de pago que financiaron 11.170
millones de pesos.
Nosotros lo único que podemos llegar a hacer es dar un poco más de tiempo. No niego que pueda ser
que haya algunas pequeñas empresas que tengan una mochila pero no sé si es un problema de financiamiento o
porque son inviables. Si no lo son, entendemos que a través de otros mecanismos se puede elaborar un sistema
de subsidios focalizados para estas empresas que tienen problemas, pero usar un mecanismo general como el
Plan de Facilidades de Pago para tratar situaciones puntuales nos parece que va totalmente en contra de cualquier
administración tributaria eficiente en el mundo.
Así que nuestra posición es: “no a la moratoria”. Y esto es una moratoria. Además, el gobierno no
puede hacer una moratoria...
— El señor senador López Arias realiza manifestaciones fuera de micrófono.
Sr. Abad. — Según el concepto técnico es una moratoria, porque cualquier reducción del valor presente de la
deuda es una moratoria. Y si se hace este mecanismo de baja de tasa en el tiempo, el que se adhiera va a pagar
un valor actual de la deuda menor que el contribuyente que pagó. Eso técnicamente es una moratoria como lo fue
el régimen de facilidades para autónomos y monotributistas porque estaban (torpeados) los intereses.
Sr. Presidente. — Técnicamente, el valor presente en esto depende de la tasa del impuesto. Por lo tanto, el
concepto de valor presente es un concepto relativo vinculado a la tasa de descuento. Si uno modifica la tasa de
descuento obviamente se modifica el concepto.
Sr. Abad. — Y aquí modificamos la tasa de descuento.
Sr. Presidente. — Por eso, uno puede admitir que el valor presente en esto es tan diferente como las tasas de
descuento que existen, técnicamente. Lo que quiero decir es que si uno toma una tasa de descuento mayor o
menor eso define el valor presente. Obviamente, el valor presente en esto puede variar por cuantas tasas
sucesivas de descuento existan.
Sr. Abad. — No, me parece que vamos a tener una pequeña discusión técnica. Supongamos que la persona que
ya entró en el RAFA y lo tomó a seis meses pagó una tasa de 1,5. Y la persona que entre en el RAFA con este
mecanismo va a pagar una tasa menor al 1,5. O sea, no hay igualdad de tratamiento respecto del contribuyente
que estaba en igualdad de condiciones. Ahí no sólo hay un problema de tasa de descuento sino de inequidad. Y
nuestro planteo central sobre el tema de la moratoria es la inequidad. Es decir, si vamos a tener una nueva cultura
tributaria en serio tenemos que respetar al que se endeudó y pagó para estar a cuenta con el fisco. Ahora, si
nosotros queremos ira a la cultura de esperar a ver qué pasa y el que espera gana, entonces hagamos moratorias.
Eso es así de sencillo. Nosotros no vamos a ir a la lógica de quien espera gana, por eso no queremos moratoria.
Y la persona que tenga este beneficio va a terminar pagando menos de quien pagó y menos aún de quien ni entró
en un RAFA y se arregló en los momentos de crisis.
Nosotros tenemos en claro que la crisis dejó al costado del camino a un conjunto de Pymes así como
también a grandes empresas por variables macroeconómicas que no manejaban pero creo que el número es
bastante importante: 11.700 millones de pesos para atender ese tema es todo lo que pudimos hacer. Repito, es un
problema de política focalizada, si no estamos usando mal la herramienta. Es decir, estamos usando un
mecanismo que no tiene el grado de selectividad que debe tener en función del problema que debemos atender.
Ahora, esta es la posición desde el Poder Ejecutivo y en particular de la AFIP respecto de la lógica en
las moratorias. Yo tengo que ser muy sincero, nosotros no queremos tener una moratoria más porque si
empezamos a tenerlas comenzamos con la especulación. Ahora, si no hubiéramos hecho nada la cosa sería para
discutir pero —repito— financiamos más de 11.700 millones de pesos. Todos los que entraron en el RAFA son
Pymes y micro empresas. Más que eso no podemos hacer.
Sr. Presidente. — Uno tiene que evaluar desde el punto de vista de cada una de las empresas, sean pequeñas o
medianas, el problema de stock y el problema de flujo. En cada empresa, en virtud de la cantidad demandada de
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bienes y servicios que produce, cobra un precio determinado y genera un flujo de ingresos y consiguientemente
paga impuestos. El flujo de impuestos es la capacidad del contribuyente de cumplir estrictamente las
obligaciones tributarias en función del flujo de ingresos pero aquí tenemos un problema de stock. Y ese
problema de stock se puede regular de dos maneras: en términos de flujo bajando la tasa de interés o
expandiendo el número de cuotas. Si el valor presente neto es equivalente, para no tener perjuicios de disimiles
tratamientos, lo que corresponde por lo menos es prolongar el plazo con el objeto de que la cuota parte de
recursos afectados por el flujo financiero de la empresa no sea superior a la propia capacidad de pago.
Sr. Abad. — Estoy totalmente de acuerdo, eso es lo que hicimos cuando pasamos del RAF al RAFA, de 12 a 60
meses. Y estamos estudiando al posibilidad de pasar este RAFA ampliado a un RAFA “Basilea Plus” (Risas) en
donde trabajemos sobre la única variable que nosotros podemos abordar sin poner en riesgo la equitatividad, que
es tiempo. En ese sentido, no tendríamos ningún inconveniente de trabajar sobre la variable del tiempo. Por eso
mismo, el RAFA que vencía en octubre se lo prorrogó hasta el 31 de diciembre para hacer esos estudios y darles
un margen a aquellos que necesitaban un financiamiento para la mochila, porque para el corto plazo sigue
estando el RAF. O sea, entre el RAF y el RAFA estamos dando las dos respuestas pero coincidimos en que la
variable del tiempo puede hacer que el impacto mensual para el contribuyente sea menor y le permita salir del
ahogo del corto plazo. Eso lo estamos estudiando.
Sr. Presidente.— ¿Alguna observación?
Sr. López Arias. — Quiero hacer una sola observación, cuando analizamos este proyecto veíamos que los
problemas eran dos: la liquidación de origen y los punitorios que sumados a la tasa de interés hacían una bola de
nieve bastante difícil de cumplir. Eso es lo que uno vive en el contacto con las pequeñas y medianas empresas de
cada una de las provincias y es el reclamo que traemos cada vez que nos juntamos en esta comisión.
Sinceramente, reconozco los méritos que tiene la actual dirección de la AFIP ya que verdaderamente ha hecho
un esfuerzo enorme para la salud de las cuentas públicas pero creo que en este tema hay que tener un poco de
flexibilidad. Reconozco que parte de la culpa no la tiene la AFIP sino las altísimas tasas que está cobrando hoy el
Banco Nación. Es decir, las tasas de referencia son excesivamente altas. Reitero, por más plazos largos que
tengamos con esta tasa de interés más una liquidación que originalmente es muy grande me temo que vamos a
dejar mucha gente fuera del camino que podría aportar al sistema.
Sr. Presidente. — Muy bien, si no hay más preguntas pasamos a otro tema.
Sr. Abad. — Desgraciadamente, le tengo que dar también una noticia no muy agradable a este Honorable
Senado. Respecto del monotributo tenemos cinco a seis apreciaciones que hacer. Primero, hace muy poco tiempo
se hizo todo un replanteo del monotributo que trató de incorporar las prácticas y las experiencias recientes en
algunos casos tratando de potenciar las que eran buenas y neutralizar las malas. Hoy el monotributo significa
para los contribuyentes pagar en el orden del 20 o 30 por ciento de lo que tendrían que aportar si estuvieran en el
régimen general. Eso nunca se dice. Todo el mundo habla del monotributo pero significa, por un lado, una
erosión de los ingresos fiscales muy fuerte y, por el otro, un beneficio para los pequeños contribuyentes que a
través de este régimen simplificado, con una cuota muy pequeña que —repito— no es ni el 30 por ciento de lo
que tendrían que pagar si estuvieran en el régimen general, tienen asegurado el cumplimiento impositivo y
previsional así como su obra social, incluso en este momento habiéndose ampliado a todo el universo de las
obras sociales, situación que antes tenía realmente un impacto negativo porque los monotributistas cuando
querían hacer uso de este servicio no lo tenían.
Por otro lado, establecimos un esquema de inducción al cumplimiento que opera tanto para los
monotributistas como para los autónomos por el cual se bonifica el componente impositivo de una cuota cuando
se paga en tiempo y forma. También se creó el Régimen del Contribuyente Eventual, que era un pedido que
habían hecho sobre todo los senadores y diputados. Nos pareció que también era una herramienta que había que
tener en cuenta para determinado tipo de contribuyente que no encajaba en la lógica general y que era justo y
coherente que pudiera esta formalizado. Y en ese sentido, se analizó el régimen del responsable de IVA no
inscripto. O sea, se hizo una tarea fuerte.
También recuerdo que en las cuotas hubo cero de impacto a pesar de las modificaciones en el nivel de
los precios. O sea, no tuvo modificaciones en los precios, lo que significa que el contribuyente hoy tiene más
beneficios y bonificaciones por cumplimiento. Nos parece que ahí se hizo un esfuerzo importante. Y lo que más
nos gratifica, además del esfuerzo que se puede haber hecho en el Parlamento y el Poder Ejecutivo, fue la
respuesta de la gente. De un padrón de más de 400 mil monotributistas activos pasamos a prácticamente a un
millón cien mil. O sea, casi se triplicó. Eso demuestra que los pequeños contribuyentes cuando pueden estar
formalizado lo están.
En este momento estamos trabajando en el seguimiento y la fiscalización de todo esto, porque la
característica de estos universos es que mucha gente se inscribe pero después hay una degradación natural en el
tiempo y vamos perdiendo inscriptos. Aquí sucede lo mismo cuando uno no paga la cuota de un préstamos
hipotecario, cuando dejó de pagar la tercer cuota se le hace muy difícil reingresar en el sistema. Por eso, tenemos
que hacer un esfuerzo de seguimiento muy importante.
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La contracara del Régimen del Monotributo es lo que se llama en administración tributaria el
“enanismos fiscal”. O sea, se entra a generar una gran masa de contribuyentes que amplia la base pero con
características tan pobres desde el punto de vista de la recaudación que implica un altísimo costo de
administración para un pequeño ingreso. Y eso significa un relación insumo-producto, por decirlo de alguna
manera, que no es beneficiosa para la administración tributaria ni para las cuentas públicas. En ese sentido, les
traje un dato como para que ustedes vean de lo que estoy hablando pero antes de eso vamos a hablar de los
comportamientos.
¿Qué significan los comportamientos? Significan que tradicionalmente el monotributo es una especia de
caverna de Fingal donde se esconden en muchos casos responsables de IVA y ganancias. Los responsables de
IVA y ganancias se ponen en las categorías más altas e incluso más abajo y pasan desapercibidos, cuando en
realidad tendrían que estar pagando plenamente el régimen general están en el régimen simplificado. Y el otro
fenómeno que hay es la subcategorización del monotributista. Por ejemplo, en vez de estar en la categoría 4, que
obviamente es mas grande, se inscribe en la categoría 1.
¿Eso qué significa? Que si nosotros trabajamos sobre las categorías A y F, que forma parte de este
proyecto y que son las más bajas, tenemos el 50 por ciento del universo. O sea, el 50 por ciento de los
monotributistas están inscriptos en las dos categorías más bajas. Y si tomamos las dos categorías más bajas
desde abajo hacia arriba creo que tenemos el 80 por ciento del padrón. Es decir, avanzamos en el sentido de tener
mucha más gente pero todavía tenemos que trabajar en ese aspecto. En ese sentido, periódicamente realizamos
fiscalizaciones y una de las cosas habituales que se hace es cruzar al monotributista en función de lo que paga al
año con las acreditaciones bancarias en su cuenta y en muchos casos sucede que éstas últimas son tres o cuatro
veces el ingreso anual declarado. O sea, el monotributo tiene serias limitaciones y esta propuesta terminaría de
generar un enanismo fiscal adicional. Así que desde el punto de vista de la administración tributaria nos parece
que las categorías tales como están diseñadas son las que corresponden. Además, está el mecanismo de
contribuyente eventual y el tema de la obra social fue definido en su momento por el Ministerio de Salud.
De todas maneras, está instalada la discusión pero nosotros entendemos que esto le trae más
complicación al sistema, potencia el enanismo fiscal, aumenta el costo de la administración e impacta en un
universo que creemos que no da en la problemática que se planteó aquí. Yo no creo que el 50 por ciento de los
monotributistas no esté en condiciones de pagar las cuotas como aquí se dijo. Es muy probable que muchos de
ellos estén a su vez subcategorizados. Así que desgraciadamente tengo que decir que no estoy de acuerdo.
acuerdo.
Sr. Presidente.— Quisiera hacer varias observaciones.
En primer lugar, se necesita mayor divulgación para la inscripción de los contribuyentes eventuales.
Digo esto porque recorro mucho mi provincia y me encuentro con pequeños productores, que son sujetos a
incorporar en la base de datos de la AFIP, que no cuentan con buena información respecto de este tema. No sé si
ustedes han pensado en realizar alguna campaña de esclarecimiento.
En verdad, he notado esa problemática en muchos lugares de mi provincia y fundamentalmente con ese
tipo de contribuyentes que son personas que, en definitiva, tienen la voluntad de regularizar su situación pero que
desconocen este tema.
En consecuencia, planteo esa sugerencia o recomendación. Lo hago como humilde contribuyente de la
Administración Federal de Ingresos Públicos para que ustedes tengan una mayor base de datos en el padrón...
Sr. Abad. — Muchas gracias.
Sr. Presidente.— Le voy a pasar la factura honoraria....
Sr. Abad. — Le recuerdo que usted no está inscripto en Ganancias. (Risas)
Sr. Presidente.— Impuesto a las Ganancias 24464...
Sr. Abad. — Ese es el teléfono. (Risas)
Sr. Presidente. — No. Nosotros somos grandes contribuyentes.
Con respecto al tema de disminuir o no el valor de 33 pesos, eso es una facultad de la AFIP que está
incorporada en la ley; es decir, puede hacer una rebaja del 10 al 20 por ciento.
Nuestra recomendación es que si la AFIP cree conveniente no introducir un cambio en la ley —
aduciendo argumentos en la materia— sería positivo que en ese monitorio que efectúa sobre el cumplimiento,
pueda establecer algún mecanismo de incentivo adicional para quienes tengan menor nivel de facturación. Eso
lo podría analizar al cabo del año.
En cuanto al sistema de salud, sería interesante saber cómo visualizan este tema los funcionarios del
Servicio de Salud y por eso hemos invitado al superintendente, doctor Rubén Torres.
En ese sentido, las discusiones en torno de la ley 25.865 planteaban dos alternativas: la opcional y de
obligatoriedad. El Ministerio de Salud planteó la de obligatoriedad en virtud de la desfinanciación del sistema.
Justamente, ahora existe una mejor capacidad de oferta de servicios para que se incorporen los
monotributistas. No sé si el señor Torres tiene alguna observación para formular al respecto.
Sr. Torres. — El tema de la obligatoriedad lo planteamos porque no existe ningún sistema de seguros de salud
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en el mundo que no sea obligatorio. Contrario a esto, corresponde una situación técnica que se denomina de
moral hazard que, además, se está produciendo en el sistema independientemente de los valores que se pusieron
para la cuota de salud. Me refiero a que, por ejemplo, se puede dar la situación de que un señor paga 95 pesos, se
hace un trasplante y al mes siguiente sale del sistema. Es decir que con 95 pesos tiene derecho a realizarse un
trasplante.
Por lo tanto, sin duda, el sistema tiene que ser obligatorio.
Otro problema serio que observamos en el diseño del monotributo es que vulnera fuertemente el
principio de la seguridad social. El que más gana tiene que aportar más: es la única forma de sostener el sistema.
En este sistema todos aportan lo mismo, no hay progresividad en la cuota de salud. Por lo tanto, se da la
situación a la que hacía referencia el senador Capitanich: la equidad invertida. Al Fondo Solidario de
Redistribución —que es el que paga la alta complejidad del sistema— aportan 2,44 pesos la totalidad de los
monotributistas, independientemente de sus ingresos. Y ese fondo paga la prestación de alta complejidad de
todos los monotributistas; con lo cual se da la situación de que hoy aquellos que menos ganan subsidian a
aquellos que más ganan. Evidentemente, estamos ante una situación claramente de equidad invertida.
Ni qué hablar entonces de la sustentabilidad del sistema. A modo de ejemplo, actualmente el costo del
reaseguro de enfermedades catastróficas ronda los 3 pesos por beneficiario. Un monotributista aporta 2,44 pesos.
Por lo tanto, está 60 centavos por debajo del costo real del seguro.
En el impacto de la cápita media del sistema esto significa una pérdida a valores de ingresos de alrededor de
10.000.000 de pesos mensuales, lo que implica un 3 por ciento de distribución y que a mediano plazo el sistema
se vuelva absolutamente insostenible.
Sr. Presidente.— Muy bien.
Señor administrador: le agradecemos muchísimo, sobre todo por su enorme generosidad respecto de la
aprobación de nuestras iniciativas. (Risas)
— Varios señores senadores hablan a la vez.
— Se retiran de la sala el señor administrador federal de Ingresos Públicos, doctor
Alberto Abad y el superintendente de Servicios de Salud, doctor Rubén Torres.
Sr. Presidente. — A continuación, hará uso de la palabra el subsecretario de Ingresos Públicos, señor Mario
Presa, quien nos dará su opinión acerca de estos proyectos y también sobre el vinculado con las disposiciones de
exención del pago del IVA al servicio de agua potable y cloacas brindado por los pequeños operadores del
sector.
Sr. Presa. — Con respecto al proyecto del RAFA, me parece que más allá de la discusión que podamos tener
sobre la tasa de descuento, que efectivamente condiciona el valor presente, una adecuada extensión de los plazos
podría resolver la cuestión y, quizá, nos obviaría discutir el tema de la tasa. Si esa extensión es razonable o
importante, creo que resolvería el asunto.
Con relación al proyecto del régimen simplificado, quisiera hacer un comentario acerca del costo fiscal
que implicaría esta medida. En ese sentido, comparto lo que se dijo anteriormente. Nosotros hicimos unas
cuentas en base a la Dirección de Informática Tributaria de la AFIP por las que se determina que la reducción de
33 a 25 pesos del impuesto integrado y la hipótesis de máxima de que todos aquellos contribuyentes que pueden
estar ante la opción de renunciar al aporte del sistema de salud lo hagan, significaría renunciar a unos
160.000.000 de pesos al año; es decir, 120.000.000 relacionados con el sistema de salud y 40.000.000 vinculados
con la reducción de 33 a 25 pesos.
Desde el punto de vista administrativo, luego de nuestra opinión el proyecto fue girado al área de Salud
para opinara sobre ello.
En tercer lugar, el proyecto del señor senador Jaque y otros senadores establece la exención del pago
del Impuesto al Valor Agregado para el servicio de agua potable y cloacas prestado por ONGs o pequeños
organismos vecinales en todo el país y en su artículo 2° condona la deuda que pudiera existir por el período
transcurrido que hubiera sido facturado.
Nosotros ya hemos opinado sobre este asunto y también hablamos con el senador Capitanich
informalmente. En realidad, como bien dice el proyecto, el servicio está gravado y creemos que corresponde que
siga gravado, independientemente del prestador. Es sabido que el universo de prestadores de este servicio es
bastante diverso y existen desde grandes empresas hasta pequeños prestadores o municipios. En todos los casos
—e independientemente del poder adquisitivo del receptor del servicio—, el servicio está gravado. Por lo tanto,
puede haber un usuario de una gran empresa pero que, a su vez, pertenece a esos sectores de más bajos ingresos;
lo que implicaría introducir inequidades en el sistema. Por eso nosotros no acompañamos esa propuesta.
Ahora bien, con relación a la situación existente en cuanto a todo el período en el que el impuesto no se
facturó, parece razonable —con carácter de excepción— que pudiera establecerse una condonación de toda la
deuda que han acumulado estos vecinos con los pequeños prestadores hasta la fecha. En ese sentido, nosotros
veríamos razonable acompañar esa parte del proyecto.
Sr. Presidente.— ¿De la condonación?
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Sr. Presa. — Claro, pero no así la desgravación del servicio hacia adelante.
Sr. Presidente. — Esa es la modificación que se propicia. O sea, para atrás el tema de la condonación y para
adelante el mantenimiento de la “gravabilidad”.
Sr. Presa.— Ese proyecto sí lo acompañamos.
Sr. Morales. — ¿Está de acuerdo con la redacción?
Sr. Presa. — Sí, lo que sucede es que, como dije, no repasé el tema por lo que no recordaba si había ingresado
un segundo proyecto con esta última versión.
Sr. Presidente. — Esta es la versión.
Sr. Presa. — Perfecto.
Sr. Presidente. — La otra cuestión que tenemos para tratar es el proyecto del Poder Ejecutivo, cuyo expediente
es el CD. 105/04, por el que se modifica la ley 22.610 sobre el régimen de la tasa de actuación ante el Tribunal
Fiscal de la Nación. Fundamentalmente, es para modificar el domicilio atendiendo a que el domicilio fiscal
constituido por la Administración Federal de Ingresos Públicos debe ser equivalente para las actuaciones ante el
Tribunal Fiscal.
Sr. Presa. — En realidad, es un tema de domicilio más que de tasa
Sr. Presidente. — Exactamente, es un problema de domicilio. Nosotros vamos a hacer circular el expediente
para el dictamen correspondiente. Por lo demás, le agradecemos muchísimo su deferencia.
Sr Presa.— No, gracias a ustedes.
— Se retira el señor Subsecretario de Ingresos Públicos, Mario Presa
Sr. Presidente. — Tenemos en consideración el proyecto de ley en revisión, cuyo expediente es el CD. 96/04,
por el que se aplica el Régimen de Inembargabilidad establecido por los artículos 19 y 20 de la ley 24.624 a los
fondos públicos pertenecientes a las provincias, municipios y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y para
que nos manifieste su opinión con respecto al proyecto, hemos invitado al Secretario de Gabinete y Relaciones
Parlamentarias, Juan Carlos Pezoa.
Sr. Pezoa. — Buenas tardes a todos. Tengo una pregunta, ¿el proyecto consta de un solo artículo?
Sr. Presidente. — Así es, el artículo declara aplicable en beneficio de las provincias, los municipios y la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, en relación a los fondos públicos que le pertenecen, el Régimen de
Inembargabilidad establecido por los artículos 19 y 20 de la ley 24.624 y sus normas complementarias o las que
en el futuro la sustituyan.
Sr. Pezoa. — Perfecto, con respecto al concepto concreto no hay ninguna oposición pero sí caben destacar dos
temas que deberían contemplarse. El primero, se refiere a las relaciones entre el sector público y el privado. En
ese sentido, me refiero a la aplicación de esto como hace la Nación porque, en última instancia, lo tiene en
relación con el sector privado. La industria de los juicios en las provincias, en mayor o menor grado, terminan en
algún embargo que afectan al tesoro provincial.
Además, este mismo concepto por las leyes propias que sancionaron estaba bajo una cosa que es muy
clara al igual que el tema de la Nación. Es decir, si evidentemente se produce el hecho judicial porque existe una
deuda comprobable pero no hay una previsión concreta por parte del Estado, cualquiera sea éste, evidentemente
deben programarla para el presupuesto siguiente. Cuando hablamos del presupuesto de la Nación, eso es lo que
se hace. Es decir, se pone una cantidad equis en función de las previsiones y la posibilidad real de pago de
determinada deuda. Pero si no existen los fondos en el actual presupuesto pasará a engrosar el siguiente, lo cual
otorga previsibilidad presupuestaria y control del gasto por parte del Estado. Al menos creo que todas las
provincias conservan esa parte conceptual. Es decir, mantienen de alguna manera la juridicidad. Por lo cual,
quizás debiera mencionarse que este es un tema referido al sector privado.
Por otra parte, cuando de alguna manera se está dictando una ley se tiene que tratar de imaginar el
proceso a través del tiempo y no en una función determinada. El Estado nacional en forma permanente y a través
de los años siempre a ayudado a las provincias en lo que respecta a la toma de créditos, inclusive en épocas de
crisis. En última instancia, el Estado nacional es el último depositario de los avales ante los organismos
multilaterales como el BID o el Banco Mundial. Por ejemplo, si uno se refiere al stock de préstamos estamos
hablando de una relación entre la Nación y las provincias de alrededor de 50 mil millones de dólares. Entonces,
debería haber alguna aclaración. No me refiero ahora porque justamente estamos ante una situación totalmente
distinta a la que puedo estar planteando, donde las provincias por su situación fiscal han renegociado muchos de
sus créditos.
La otra situación que tenía relación directa con el Estado entra en los planes de financiamiento. Es
decir, en medio de la crisis no pensamos que ibamos a llegar tan pronto a esta situación y eso es lo que
efectivamente está ocurriendo. No ha existido a través del tiempo ningún conflicto. Cuando hay una crisis el
Estado nacional concurre. Es decir, aunque se discuta la totalidad de las cosas el Estado nacional concurre en
esta relación cuando las provincias no pueden pagar como sucedió a fines del 2001 y principios del 2002. En ese
momento se fueron generando todos los mecanismos de esta interrelación concreta y las provincias quedaron
endeudadas con el Estado nacional. No estoy planteando algo para que las provincias no puedan hacerle juicio a
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la Nación porque ya tienen esa facultad y está la Corte Suprema de Justicia.
— Ocupa la presidencia el señor vicepresidente de la comisión de Presupuesto y
Hacienda, senador Morales.
Sr. Pezoa. — Nuevamente, hemos resistido conflictos entre las provincias y la Nación. Llevados a una situación
de no solución del problema el tribunal que resuelve el conflicto es la Corte Suprema de Justicia. Después de la
sentencia vendrá la negociación con la provincia respecto de la forma de pago, pero eso es normal. Ustedes
recuerdan el conflicto entre las provincias y la Nación por las regalías hidrocarburíferas e hidroeléctricas. El
Estado nacional no podía pagar, había una sentencia y en un momento determinado se llegó a una solución.
Entonces, de alguna manera, todo lo que es multilateral deberíamos considerarlo como una precaución.
digo esto no porque esté ocurriendo ahora; al contrario, las provincias están solucionando este tema. Pero a
través del tiempo puede suceder que otros gobiernos —observando esto— digan: “Si tengo esta ley, me voy a
fijar si le toca un aval”. A eso me refería. Por eso hablaba de salvaguardar de alguna manera lo que es la relación
entre los Estados en este tema con el sector privado.
Ahora bien, conceptualmente estamos de acuerdo. Simplemente quería hacer esta aclaración.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. — Uno de los problemas que se plantea es cuando existe una instancia judicial. Verdaderamente
cuando hay una instancia judicial entre una provincia y la Nación, esta ley —tal como está redactada— le impide
a una provincia embargar fondos de la Nación.
Ahora bien, en el esquema básico de relación entre la provincia y la Nación, aun en los avales de
crédito, siempre está la cláusula de la retención automática. Me gustaría que esto me lo ratifique o no.
Sr. Pezoa. — Exacto. Es de libre decisión de la provincia decir que por un crédito, que en última instancia tiene
como último avalista al Estado nacional, da libremente su derecho y, por lo tanto, se toma la coparticipación.
Simplemente hablaba de una protección para que siga siendo así. A eso me refería.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el señor senador Jenefes.
Sr. Jenefes. — En realidad, este proyecto de ley que está a consideración del Senado amplía el Régimen de
Inembargabilidad dispuesto por la ley 24.624 a los fondos públicos pertenecientes a las provincias, a los
municipios y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Fundamentalmente, la necesidad de esta norma se debe —por lo menos, en lo que respecta a Jujuy— a
que en mi provincia se sancionaron leyes declarando la inembargabilidad, los municipios dictaron ordenanzas al
respecto y casi toda la jurisprudencia, en forma unánime, lo declaró inconstitucional alegando que quien debía
reglar las relaciones entre deudor y acreedor era el Congreso de la Nación.
Sr. Pezoa. — Así es.
Sr. Jenefes. — Ahora bien, si la ley 24.624 no distinguió entre acreedor público y privado y, por lo tanto, ni la
provincia ni la municipalidad en virtud de esa ley podían afectar este recurso tan beneficiado por la
inembargabilidad, ¿por qué nosotros podemos establecer ahora una excepción cuando se trata de una relación
inversa, de municipio y provincia con la Nación?
Creo que debemos estar en igualdad de condiciones y aplicar los derechos reflejados en los artículos 19
y 20.
Sr. López Arias. — La ley de inembargabilidad es objetiva y se relaciona con la función y no con el tipo de
acreedores. Simplemente quería dejarlo aclarado.
Sr. Pezoa. — No lo mencioné taxativamente porque partí de que este concepto era original. Simplemente, quería
que de alguna forma tuviésemos en cuenta estas posibilidades que pueden ocurrir; es decir, algún hecho que no
se ha producido.
Por eso, cuando se elabora un proyecto de ley, a veces, se deben imaginar esas situaciones. No puse un
ejemplo de que hubiera pasado una cosa así, porque no existe. Por lo tanto, lo que sugiero es que seamos
precavidos ante situaciones de ese tipo.
Obviamente, podemos seguir conversando y contribuyendo con lo que nos parece pertinente en la
relación provincia—Nación.
Sr. Presidente.— ¿Los senadores desean formular otra pregunta?
Sr. Pezoa. — Si hubiera alguna otra cosa, nos encargaremos de acercarles la información.
Sr. Presidente.— Exacto. Agradeceríamos mucho que desde la Jefatura de Gabinete de Ministros nos planteara
una recomendación o alguna información adicional con el objeto de contar con una evaluación final a efectos de
emitir un dictamen.
Sr. Sanz. — Siempre se prefiere eso al veto. (Risas) Siempre es mejor.
Sr. Presidente.— Me parece que las manifestaciones vertidas por el secretario están orientadas no sé si a la
perfección de la norma pero sí a establecer en el debate en el recinto el espíritu del legislador en cuanto a las
obligaciones del Estado, a la característica objetiva de la inembargabilidad, a la preservación de la función del
Estado y a plantear la eventual casuística que se puede llegar a producir.
En definitiva, si existe este otorgamiento de garantías preexistentes por parte del Estado — ante el
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Estado nacional como avalista—, debidamente queda registrado que el descuento por coparticipación funciona
de forma automática por expresa voluntad de las partes. Y también queda claro que orienta con precisión el
marco jurídico para que frente a la existencia de una deuda con un proveedor o contratista del Estado, ésta tenga
que ser debidamente presupuestada en el ejercicio subsiguiente con el objeto de proceder a su reglamentación.
Sr. Pezoa. — Justamente cuando se manifiesta la decisión del legislador, también debe quedar aclarado.
Sr. Presidente.— Exacto. Le agradecemos muchísimo.
Finalmente, hay dos proyectos de resolución y varios proyectos de comunicación...
Sr. Sanz. — Me gustaría que se hagan circular estos proyectos así como la nueva redacción —después de lo
mencionado por el señor Presa— que correspondería al proyecto sobre pequeños operadores de servicios
públicos, a fin de firmar el dictamen.
Sr. Presidente. — Se da por concluida la reunión.
— Son las 16 y 28.
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