ATENCIÓN AL CLIENTE Y APLICACIÓN DE TÉCNICAS DE VENTA a) El servicio: El turismo es uno de los principales motores de la economía española que sigue creciendo al tender la sociedad a una mayor cultura del ocio y del bienestar. Este factor sumado a una mejor situación económica y al momento que vive la gastronomía española como un referente mundial, hace que el cliente se preocupe cada día más por lo que va a consumir y demande mayor información al profesional que lo atiende. Esta demanda de información hace a su vez que aumente la competencia entre los establecimientos y que las empresas des sector traten de distinguirse de sus competidores cuidando más los detalles. Dentro de esos “detalles” tiene una gran importancia: la atención al cliente y el servicio que se le presta. Se entiende por servicio en restauración a la puesta a disposición del cliente de una competencia humana, siendo ésta algo intangible por lo que tiene de relación entre cliente y empleado y por lo tanto muestra un valor variable ( el servicio recibido por el cliente cubre sus necesidades y éstas pueden variar según el momento y los individuos). Por eso resulta fundamental a la hora de prestar un buen servicio que el profesional conozca los productos ofertados y que sepa transmitir esa información al cliente. Por eso diremos: “ Que la relación entre cliente y empleado debe ser un valor añadido en la satisfacción del cliente a cambio del pago de los bienes consumidos, al margen de las circunstancias y la categoría del establecimiento”. El servicio que se le presta al cliente de manera satisfactoria, al contrario que el resto de los bienes ofertados por la empresa, no tiene ningún costa adicional, (una sonrisa, un trato educado, una palabra amable ante la demanda de información por parte del cliente, ,…etc, no repercute en los costes del establecimiento). En el lado opuesto podemos decir que la decepción en la atención recibido por el cliente está cargada de costes para la empresa, éstos son directos motivados por las quejas y reclamaciones y sobretodo indirectos por aquellos clientes que sin expresar su decepción sienten frustradas sus expectativas. Podemos considerar que un cliente insatisfecho producirá la perdida de 12 posibles clientes potenciales (mediante el boca a boca), entendiendo que resulta mucho más caro para la empresa conseguir nuevos clientes que mantener los que ya tiene. Por eso la importancia de un “buen servicio”. Por otro lado y también muy importante para el profesional resulta la satisfacción experimentada cuando el cliente le agradece el buen servicio recibido, “todos tenemos nuestro corazoncito” y nos gusta sentirnos valorados por el trabajo realizado. a.1) Factores que inciden en un mal servicio: Son varios los factores que pueden incidir en un mal servicio, éstos pueden ser: 1. Los motivados por las actitudes sociales: existen una serie de actitudes sociales que pueden condicionar la relación con el cliente, etimológicamente la palabra “servicio” deriva del latín “servitum” palabra que significa esclavitud a nivel histórico podemos decir que en la época de los romanos el servicio corría a cargo de los esclavos y después con el paso de los años venía muy diferenciada la clase social de los que servían en función a los servidos y que en la actualidad donde la diferencia social ha quedado totalmente diluida en una sociedad abierta y para nada clasista el significado de la palabra “servicio” es muy diferente y así podemos hablar de servidores públicos (polícias, maestros, etc) o del buen servicio que ha prestado un doctos o un abogado. Pero existen ideas sociales derivadas del pensamiento sobre la palabra servicio que consideran una relación entre esta palabra y su relación con el servilismo o cercana a éste, que atenta contra todo principio de igualdad. Este planteamiento puede afectar de forma clara al trato recibido. En este sentido la propina es considerada en muchos casos una dádiva (cosa que se da graciosamente) como forma de conseguir privilegios o consideración, viene a reforzar la idea anterior. Debemos entender que existe una gran diferencia entre servicio y servilismo al margen de la retribución recibida y que las propinas no deberían ser un condicionante para el cliente a la hora de recibir un buen servicio ni para el camarero a la hora de percibir un sueldo suficiente. Por otro lado planteamientos discriminatorios por sexo o condición no tendrían que afectar a la relación entre cliente y empleado. 2. Las políticas de gestión aplicadas por las empresas también influyen de forma importante en el servicio que se presta. La selección de personal y la valoración de las aptitudes para el trato con el cliente presentadas por el trabajador deberían tenerse muy en cuenta. 3. La formación de los empleados resulta fundamental a la hora de prestar un buen servicio y se hace fundamental que las empresas apuesten por políticas de formación para sus empleados (valga el ejemplo de que un camarero que tenga formación como sumiller por un lado podrá informar al cliente y asesorarle sobre las bebidas a consumir lo que incidirá en un mayor grado de satisfacción por el servicio recibido pero por otro lado a través de esos conocimientos puede programar una mayor rotación de los vinos, buscar los más idóneos y los mejores en relación a la calidad y el precio). 4. La motivación del personal se hace necesaria, un personal que se siente parte de la empresa y valorado dentro de la misma, que participa de sus problemas y de sus logros que tiene un salario justo y unas condiciones laborales dignas, será un trabajador contento que transmitirá esa situación al cliente. b) El personal de servicios: El personal de servicios debe presentar una serie de aptitudes que le capaciten para el normal desarrollo del oficio y desarrollar una serie de actitudes que le permitan ser un buen profesional. En cuanto a las primeras podemos hablar de: 1. Resistencia física para permanecer largos periodos de pie. 2. Memoria visual para quedarnos con la cara de los clientes y poder relacionar a cada cliente con su nombre y gustos. 3. Memoria auditiva para poder retener las peticiones de los clientes y las ordenes de los superiores. 4. Destreza manual para poder realizar las distintas practicas a desarrollar en nuestro trabajo con un mínimo de soltura. 5. Buena comprensión para entender las demandas solicitadas por el cliente. 6. Buena fluidez verbal. 7. Rapidez de reflejos a la hora de realizar nuestro trabajo. 8. Agudeza olfativa y gustativa que nos permita poder describir organolépticamente los productos con los que trabajamos. De las segundas citar: 1. Educación, respeto y sobretodo comprensión. 2. Pulcritud y limpieza. 3. Amabilidad. 4. Responsabilidad y puntualidad. 5. Discreción por lo que vemos y oímos. 6. Orden, método y organización. 7. Curiosidad por aprender. Tenemos que entender que a lo largo de nuestra vida una parte muy importante de ese tiempo lo pasamos trabajando y cuando vamos a trabajar tenemos dos opciones: la primera es la de disfrutar del trabajo, tratar de pasarlo bien, sentirnos satisfechos viendo que el cliente disfruta con el servicio que le hemos prestado y mostrar siempre una tremenda curiosidad por todo lo que nos rodea (saber de donde vienen los productos con los que trabajamos, como se elaboran éstos,..., etc). Por contra podemos ir a trabajar con mala cara, amargados, prestar al cliente un servicio deficiente, no tener ilusión por lo que hacemos y ninguna curiosidad hacia los productos con los que trabajamos. Todo esto nos puede acarrear problemas en la empresa que llevado a los límites nos puede suponer incluso la perdida del puesto de trabajo. Pero lo que nos tiene que quedar muy claro es que en esta vida salvo contadas excepciones a la inmensa mayoría de las personas nos toca trabajar durante muchos años. Así que tratemos de convertir esa obligación en algo que nos sirva para crecer tanto como ciudadanos como profesionales y si ante esta actitud positiva y ese interés por conocer nos sirve para tener una mayor cualificación y esa mayor preparación nos posibilita acceder a puestos de mayor responsabilidad y mas remunerados pues tanto mejor para nosotros. Por otro lado aplicando el siguiente dicho popular “ el que tiene vergüenza, ni come ni almuerza” tenemos que entender que el profesional de servicios realiza su trabajo cara al público y que en muchos casos por el carácter introvertido del mismo le cuesta mucho vencer la timidez. En estos casos la sugerencia es que el profesional se tome esta limitación como un reto profesional que es capaz de vencer con la práctica. Esta práctica se la proporcionara el tratar con el cliente y también se lo pude plantear como si estuviera haciendo la interpretación de un papel en una obra de teatro, lo cuál le puede predisponer de forma más positiva para poder encara este tipo de situaciones delante del cliente. b.1 Aspectos positivos y negativos Aspectos positivos del buen profesional profesional aspectos negativos del mal Presentar un aspecto limpio y aseado Presentar un aspecto sucio y desaliñado Mostrarse educado No presentar educación Ser amable con el cliente Mostrar indiferencia por el cliente Ayudar al cliente en sus demandas Incomodar al cliente con nuestra impaciencia Conocer la oferta de productos No preocuparse por conocer la oferta Intentar solucionar los posibles problemas No intentar solucionar los problemas Preocuparse por formarse No tener interés por formarse Ser discreto con lo que ve y escucha No mostrar discreción Ser atento con el cliente Ser indiferente con el cliente Entender el protagonismo del cliente Tratar de ser el protagonista Saber escuchar al cliente Tratar de imponer nuestras opiniones b.2 El trabajo en equipo: El trabajo en hostelería no se centra en acciones aisladas. Ya que si bien el último acto de esta gran obra que es el “servicio al cliente” sería el contacto con el cliente hay que decir que para llegar a este punto antes han tenido que participar mucho actores más que en mayor o menor medida han colaborado para poder prestar nosotros ese servicio. Por tanto tenemos que decir que tenemos que formar un gran equipo del que todos nos sintamos parte sin excluir a nadie valorando de forma positiva cada una de las atribuciones que tenemos. Tenemos que huir de las acciones individuales y pensar en las acciones de grupo. A la hora de entender un servicio es como un equipo de futbol donde se hace necesaria la participación de todos. Estas tareas tienen que estar muy bien definidas y se deben planificar con anterioridad para su correcta organización y desarrollo para que todo funcione de manera perfecta y sincronizada. Este planteamiento de trabajo redunda en crear un buen ambiente donde todos nos sentimos importantes y valorados en nuestro puesto, trasladando esta energía positiva al cliente que podrá disfrutar de un buen servicio. b.3 La empatía y la asertividad: La definición de empatía es el estado mental en que uno experimenta los sentimientos de la otra persona. Es como si nos pusiéramos en el lugar del cliente lo cuál nos va a permitir anticiparnos a sus solicitudes y comprender mejor sus deseos, lo que va a redundar en un mejor servicio consiguiendo un mayor grado de satisfacción por parte del cliente. De cara al equipo el mantener empatía, es una actitud que nos va a posibilitar ponernos en el lugar del resto de miembros de equipo lo que nos llevara a comprender mejor sus problemas a la hora de desempeñar sus puestos de trabajo lo que facilitará la creación de un mejor ambiente de trabajo. La definición de asertividad es la acción y efecto de afirmar. Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suele definirse como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Es una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Existen tres estilos básicos de comunicación diferenciados: por la actitud que revelan hacia el interlocutor: pasivo, asertivo y agresivo. Pasividad, o no asertividad. Es aquel estilo de comunicación propio de personas que evitan mostrar sus sentimientos o pensamientos por temor a ser rechazados o incomprendidos o a ofender a otras personas. Infravaloran sus propias opiniones y necesidades dando un valor superior a las de los demás. Agresividad. Este estilo de comunicación se sitúa en un plano opuesto a la pasividad, y se caracteriza por la sobrevaloración de las opiniones y sentimientos personales, obviando o incluso despreciando los de los demás. Asertividad. Es aquel estilo de comunicación abierto a las opiniones ajenas, dándoles la misma importancia que a las propias. Parte del respeto hacia los demás y hacia uno mismo, planteando con seguridad y confianza lo que se quiere, aceptando que la postura de los demás no tiene por qué coincidir con la propia y evitando los conflictos de forma directa, abierta y honesta. A menudo se habla de un cuarto estilo comunicativo, el pasivo-agresivo. Consiste en evitar el conflicto mediante la discreción, evitando las situaciones que puedan resultarle incómodas o enfrentarle a los demás con excusas, falsos olvidos o retrasos entre otros medios. Así, no asume la necesidad de hacer valer sus propios derechos (pasividad), aunque tampoco se muestra receptivo hacia los de la otra parte (agresividad). Hay muchas técnicas para ser asertivos. Una de las técnicas que mejor funcionan es desarmar antes al otro con un cumplido o un reconocimiento de su labor, … Un ejemplo sería cuando tenemos que convencer a un cliente de que el cava que le hemos abierto esta bueno aunque no hayamos hecho ruido al abrir la botella dándole razones de peso sobre esta cuestión. La transmisión de la información: Como ya hemos apuntado cada día los clientes se encuentran más informados y para cubrir esa demanda de información tenemos que tener en cuenta los siguientes puntos: 1. Cuanto mayores sean nuestros conocimientos sobre los productos con los que trabajamos, mayor será nuestra confianza a la hora de transmitir una información clara al cliente. Esa demostración de confianza a través de nuestros conocimientos hará que el cliente se encuentre más a gusto lo cuál nos puede facilitar conseguir la satisfacción del cliente. 2. Hay que tratar de que el cliente se sienta el “protagonista” lo cuál conseguiremos a la hora de trasladarle la información del apartado anterior personalizándola en él. (Ejemplo: “tenemos un vino que creemos puede ser de su agrado”. 3. Resulta muy positivo de cara al cliente el empleo de términos que hagan sugerentes y atractivos los productos que ofertamos, el empleo de adjetivos (fresco, tierno, suave...) y el empleo de gentilicios (vino de Rioja, ternasco de Aragón, longaniza de Graus, etc). 4. Hay que procurar no dar lecciones al cliente ya que éste puede sentirse incómodo, por eso hay que tratar de huir de tecnicismos y hay que procurar emplear un lenguaje coloquial que el cliente pueda entender, realizando todas aquellas aclaraciones que el cliente necesite. La comunicación en la restauración “Para obsequiar a algunas personas basta con escucharlas” El significado de la palabra escuchar es: prestar atención a lo que se oye. En nuestra profesión sería la comunicación con el cliente, informarle y asesorarle sobre los productos a servir como fin de predisponerle y motivarle hacia su consumo. Para ello tenemos que trasladar un mensaje claro al receptor del mismo (cliente) y facilitar el “Feedback o retroalimentación” donde el receptor de la información (cliente) se convierte en emisor enviando mensajes y favoreciendo el diálogo. Un buen profesional es el que interactúa con los clientes favoreciendo el diálogo con los mismos en vez convertir la informa en un monólogo. La comunicación no verbal: “Es más revelador lo que hacemos que lo que decimos” Tan importante como la comunicación verbal resulta el lenguaje de los gestos. La mirada: expresa entre otras la afectividad, el desafí, la sumisión, la timidez, etc.