Nota sobre los informes de impacto de género y las pautas para el uso no sexista de la lengua. Partimos pues de la realidad que muchas normas y políticas se comportan como si fueran ciegas ante las diferencias de género y esto hace que no siempre se tengan en cuenta las necesidades de las mujeres y de los hombres en el momento de planificarlas. Una técnica para evitar desde el inicio los efectos de la discriminación por razón de sexo es la denominada “Evaluación del impacto de género”. En Cataluña, el Parlamento catalán aprobó, con el voto favorable de todos los grupos parlamentarios, la primera ley de transversalidad de género del Estado español, la Ley 4/2001, de 9 de abril, por la cual se modifica el artículo 63 de la Ley 13/1989 que regula la organización, procedimiento y régimen jurídico de la Administración de la Generalitat de Cataluña. La finalidad de la dicha ley es la de promover la participación de las mujeres en todos los ámbitos, especialmente en la economía productiva, en los centros de toma de decisión, en el mundo científico y cultural i en definitiva, en todos los ámbitos de la sociedad. Las modificaciones introducidas por la citada Ley 4/2001 implican que en el procedimiento de tramitación de todas las disposiciones de carácter general debe acompañarse una memoria que valore la igualdad de género de la propuesta y un informe interdepartamental de impacto de género de las medidas que establece la disposición. Por Acuerdo del Gobierno de fecha 15 de mayo de 2001, se atribuyó al Instituto Catalán de las Mujeres, organismo autónomo adscrito al Departamento de la Presidencia, la elaboración de este informe de género, en el plazo de 10 días hábiles desde la recepción del proyecto. La naturaleza jurídica del informe es preceptiva (obligatoria) y no vinculante. Este informe de impacto de género supone un método de evaluación "ex ante" de las normas ya que se realiza desde el inicio del proyecto de disposición y antes de su aprobación. Por tanto en Cataluña la evaluación ex ante con enfoque de género se ha adoptado como procedimiento habitual de análisis sistemático de la legislación desde la fase de los trabajos preparatorios y como mecanismo de control del grado de compatibilidad con el principio de equidad de género. Mediante la Ley 4/2001, Cataluña ha asumido el concepto de transversalidad de género y de las políticas de mujeres que permite ampliar la perspectiva política diluyendo la limitación que deriva de considerar solo aquellos aspectos de la realidad sociolaboral que afecta especialmente a las mujeres. La transversalidad de género supone afirmar que ningún aspecto de la realidad económica, social, 1 cultural y política es ajena a las mujeres y por ello el análisis de esta realidad, en su conjunto e integridad, ha de complementarse también desde la perspectiva o la óptica que derivan de conocer la situación, necesidades, aportaciones y saberes específicos de las mujeres. Por tanto, la transversalidad de género es una forma de analizar las normas que permite identificar claramente las diferentes necesidades, expectativas, deseos de mujeres y hombres y da pistas para proponer estrategias de desarrollo que permitan equilibrar las oportunidades de ambos sexos respecto de las líneas de intervención propuestas. Aplicar la perspectiva de género a la normativa implica tener en cuenta los aspectos siguientes: - Reflexionar previamente si la norma tendrá una incidencia diferente en la vida de las mujeres y de los hombres. - Considerar la posición de partida en la que se encuentran tanto las mujeres y los hombres en relación con el ámbito concreto que regula la norma. - Analizar las necesidades prácticas y las obligaciones relacionadas con la vida cotidiana y la posición social de mujeres y hombres que pueden dificultar el acceso y aprovechamiento de las líneas de intervención que la norma propone. - Conocer e incorporar medidas compensatorias (acciones positivas) que eviten un desigual impacto de género de la norma. Para todo ello, las cuestiones que aborda el preceptivo informe de impacto de género de la normativa catalana se estructura en dos partes: revisión del lenguaje y revisión del contenido de la norma. 1. En cuanto a la revisión del lenguaje, en Cataluña está vigente el Decreto 162/2002, de 28 de mayo que obliga a la Administración de la Generalitat al uso del lenguaje simplificado y no discriminatorio. Ciertamente, el uso no sexista de la lengua no es una cuestión puramente formal sino que pone de manifiesto la presencia de las mujeres en el discurso y la voluntad de hacer explícita las aportaciones de las mujeres a la sociedad. El catalán, como el resto de lenguas románicas, permite adoptar la forma de género masculino o femenino que corresponda en cada caso y además tiene un amplio abanico de expresiones genéricas. Definiciones: 2 - androcentrismo lingüístico: implica la utilización del masculino para referirse a mujeres y hombres, por tanto, implica el uso de la lengua excluyendo a las mujeres. Una frase tan simple como “Los profesores dan clases” o “Los abogados defienden causas ante los tribunales” tienden a invisibilizar y sacar protagonismo a las respectivas profesionales cuando sabemos que tienen un papel protagonista en el primer oficio (¿en manos de quien está mayoritariamente el trabajo relacionado con la educación?) y un papel considerable en el segundo. Superar el androcentrismo implica la utilización de términos genéricos o bien visualizar hombres y mujeres (en los casos expuestos: profesorado o bien profesores y profesoras; los y las profesionales de la abogacía o abogados y abogadas). - sexismo: es fundamentalmente una actitud que se caracteriza por el menosprecio y la desvalorización, por exceso o por defecto, de lo que son y hacen las mujeres.. El sexismo, en menor grado que el androcentrismo, también tiene repercusiones en la lengua. Así por ejemplo, en una información del diario El Mundo se podía leer: “Todo ocurrió muy rápido, comentó ayer Mari, la primera que salió de su casa al escuchar la pelea”. Como vemos se da un trato coloquial y familiar a la mujer que se cita, característico seguramente de una persona conocida pero impropio del lenguaje periodístico e inédito en las noticias si se refieren a hombres, los cuales son citados con el nombre y apellido. Otro supuesto de sexismo de la lengua es el diferente significado de una misma palabra, según se utiliza para un hombre o una mujer, cuando el femenino es claramente negativo respecto al masculino. (Ejemplos: hombre público (político), mujer pública (prostituta); verdulero i verdulera,…). Un lenguaje no sexista es aquel que: 1) no nos confunde con su mensaje; 2) incluye y hace visible ambos sexos; 3) valora por igual a mujeres y hombres; 4) ofrece la palabra a todas las personas. Con la finalidad de evitar el sexismo y el androcentrismo en las redacciones y documentaciones de la Generalitat, desde la Secretaria General de Política Lingüística, en colaboración con el Instituto Catalán de las Mujeres y la revisión de la filóloga Eulalia Lledó Cunill, se editó en abril de 2005 el manual “Marcar las diferencias: la representación de mujeres y hombres en la lengua” (disponible http://www6.gencat.net/llengcat/publicacions/marcar/index.htm.) 2. En cuanto a la revisión del contenido de la norma, se trata básicamente de realizar los pasos siguientes: a) Analizar los potenciales efectos diferenciales que la aplicación de esa concreta norma puede suponer sobre los derechos de las mujeres y de los hombres; 3 b) Vigilar que las disposiciones neutras en su formulación no tengan efectos negativos en su aplicación desproporcionadamente mayores sobre un grupo socialmente subordinado (generalmente las mujeres), la denominada discriminación indirecta de las normas; c) Verificar si el proyecto normativo ha ignorado o no las cuestiones de género en su formulación y si por tanto prevé mecanismos concretos y medibles para la consecución de la igualdad de género. Se trata en definitiva visualizar las normas y políticas ejecutadas en el pasado en el ámbito concreto que la norma regula, detectar las lagunas existentes en el presente y la buscar las propuestas y pautas de actuación para el futuro, todo ello mediante la utilización de indicadores sociales, tanto cuantitativos (uso de estadísticas sobre la situación de mujeres y hombres en el ámbito concreto que la norma regula, las cuales tienen una importancia decisiva ya que visualizar es un primer paso para combatir la discriminación), e indicadores cualitativos (estudios específicos y científicos sobre las relaciones de género, recursos y beneficios de la norma, …). Evaluados todos estos extremos, el informe de género se pronuncia sobre la adecuación o no del proyecto a la consecución de la equidad de género, es decir, si reconoce y satisface tanto las necesidades prácticas como los intereses estratégicos de las mujeres y los hombres destinatarios; valora su oportunidad y recomienda la inclusión de medidas compensatorias concretas de acuerdo con el V Plan de acción y desarrollo de las políticas de mujeres en Catalunya (2005-2007) aprobado por el Gobierno catalán en fecha 22 de marzo de 2005. La evaluación con enfoque de género establecida por la Ley 4/2001 ha supuesto una adopción fragmentaria o parcial del principio de transversalidad de género asumido por los Estados que aprobaron la Plataforma de Acción que surgió de la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres 1995, según la cual debe incluirse de forma efectiva la perspectiva de género en todas las instituciones, políticas, procesos de planificación y de adopción de decisiones y no únicamente en la elaboración de leyes. A pesar de todo, supone un importante instrumento técnico para neutralizar, si es el caso, los efectos discriminatorios de las normas y alcanzar la igualdad material y de oportunidades entre las mujeres y los hombres. Actualmente en Catalunya el panorama puede cambiar toda vez que en el marco abierto por el nuevo Estatuto de autonomía (2006), en su artículo 41 se exige a todos los poderes públicos catalanes garantizar la incorporación de la perspectiva de género y de las mujeres en todas las políticas públicas (no únicamente en la normativa) con el objetivo de conseguir la igualdad real y efectiva y la paridad entre mujeres y hombres. 4