Carta del Hermano Policarpo a los jóvenes de hoy

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CARTA DEL HERMANO POLICARPO A LOS JÓVENES CORAZONISTAS DE HOY
A sus hermanos y maestros, el H. Policarpo, les pide entusiasmo en la “noble tarea de
cultivar los corazones y orientar los caracteres” y empeño “en desarrollar todas sus
facultades físicas, intelectuales, morales y religiosas. En hacer hombres libres y
responsables capaces de encontrar su propio camino y la verdad del conocimiento y del
amor de Dios”. Y les decía: “no os desaniméis nunca”.
Escuchemos su mensaje entusiasta de apasionado educador para los jóvenes
corazonistas de hoy.
Joven, ¿qué buscas?
Me dolería que fueses de ese grupo de jóvenes que “huyen de algo”, que ya “no buscan
nada”, que “pasan”. Que se han parado y ya, viejos prematuros, no esperan nada, no se
interesan por nada.
Quiero que seas de los que “encuentran la fuente”,
que “llenan su cántaro”, que “riegan el mundo”,
que “apagan su sed”… en la Verdad… y no en las
cosas que te atan.
Escucha, corazón inquieto, hay tantos jóvenes que
transitan por cualquier camino y se pierden en
senderos de evasión y placer que acaban en el
hastío…
Parecen
viajeros
perfectamente
equipados hacia ningún lugar. Huyendo del
compromiso de sí mismos.
Querido amigo, la libertad no está ahí fuera. La libertad está dentro de ti. No está en la
posesión sino en el dominio de sí. Escucha, tú también puedes ser el educador de ti
mismo. Plantéate qué es lo que ocupa el centro de tu vida… Sé fiel a ti mismo y vive la
alegría de ser persona auténtica. No te confundas… ser libre… es irse liberando de
todos los lazaos que te sujetan.
Aprende a quererte y a querer de veras. Un secreto: ¡tú!, chico, ¡tú!, chica, eres un
pensamiento de Dios. ¡Hazlo realidad! Y yo os deseo verdaderas felicidades:
Felices los jóvenes que estudiáis con coraje, porque aprenderéis sabiduría para hacer
felices a los demás.
Felices los chicos y chicas que afrontáis con entusiasmo y valentía todos los obstáculos
y dificultades y combatís la vagancia y la desocupación, porque no os engancharéis a
los falsos paraísos de la violencia, la droga, ni el alcohol.
Felices los jóvenes que no os refugiáis en las salas de máquinas, ni en la tecnología, ni
en espectáculos y diversiones programadas y manipuladas por la sociedad de consumo,
porque no tendréis ídolos que debiliten vuestra voluntad y os roben vuestras metas y
sueños, y adormezcan vuestro futuro.
Felices los chicos y chicas que no os dejáis comer el “coco” por la publicidad y por los
medios de comunicación, porque colaboraréis en el proyecto de los seres humanos
dignos y libres, auténticos y creativos.
Felices los jóvenes que no caéis en las esclavitudes de la sociedad actual, porque no
perderéis el sentido de la vida y sentiréis la alegría de entregaros a los demás.
Felices los chicos y chicas que estimáis más la libertad que el dinero y no os dejáis
comer por la sociedad de consumo que despierta en vosotros el hambre de tener y de
acumular cosas, porque caminaréis por rutas de libertad y aprenderéis a valorar a las
personas más por lo que son que por lo que tienen.
Felices los jóvenes que tenéis fe y
convicciones y obráis siempre por fidelidad a
vuestra conciencia personal y sin miedos,
porque dirigiréis con ilusión y acierto el
timón de vuestra existencia.
Felices los chicos y chicas que vivís la
amistad como un compromiso generoso al
compartir, al comunicarse con sinceridad y
alegría, y al ayudarse y sacrificarse por los
demás porque os irá el lema de Jesús: “No
hay amor más grande que entregar la vida por
sus amigos”.
Felices los jóvenes que amáis sin buscar utilidad, ni convertís el amor en un juego
barato y buscáis siempre la felicidad de los demás, porque nunca dominaréis ni
manipularéis a la persona amada y haréis más habitable este mundo.
Felices los chicos y chicas que habéis descubierto a Jesús como “el amigo que nunca
falla”. Porque os enseñará que el poder más activo y más revolucionario es el amor.
Que la Eucaristía que a lo largo de esta semana en la que participaréis como comunidad
educativa os sirva para crear lazos de amor y seguir creando Familia Corazonista.
H. Eusebio Calvo
Marzo 2011
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