INTERVENCIÓN DEL DIPUTADO GENERAL DE BIZKAIA

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INTERVENCIÓN DEL DIPUTADO GENERAL DE BIZKAIA. RECEPCIÓN
ANUAL DE SAN IGNACIO. Bilbao 27 de julio de 2006
Saludo inicial (Recuerdo a las víctimas de la explosión de gas de Laredo. Cinco víctimas
mortales. Minuto de silencio)
Hace unos días acaba de cumplirse el septuagésimo aniversario de la rebelión militar franquista.
Setenta años ya de aquella guerra que sacudió a este país y que posteriormente lo sumió en el
túnel de la humillación y la desesperanza de la dictadura
Durante interminables años hemos mantenido abiertas las heridas de un pasado de sufrimiento
y represión. Hemos enterrado a nuestros muertos y hemos aliviado nuestras penalidades con la
esperanza de que el presente y también el futuro nos compensen con progreso, concordia y paz.
Y cuando en nivel de bienestar y calidad de vida se ha instalado entre nosotros situando a la
Euskadi de hoy en las mayores cotas de prosperidad que jamás hayamos tenido, creo necesario
echar la vista atrás para reconocer y rendir tributo público a quienes nos precedieron.
Cuando las nuevas generaciones de vascos y vascas claman contra la guerra. Cuando individual
o colectivamente se manifiestan contra la barbaridad bélica lejana. Cuando se conmocionan por
el desastre de los Balcanes, de Oriente Próximo, Afganistán o Irak, deben ser conscientes de
que sus padres, sus abuelos, sus más próximos antepasados fueron protagonistas en primera
persona de un drama de características similares.
¿Cómo construir un futuro si olvidamos el pasado? Perder la memoria es renunciar a nosotros
mismos, porque no olvidemos que hoy somos porque otros fueron. Y mañana serán, también
porque hoy somos.
Mi recuerdo y homenaje en este acto a todas aquellas personas que fueron víctimas de aquella
violencia organizada que nos aplastó durante cuarenta años en un intento ímprobo de eliminar y
derrotar nuestra conciencia nacional y democrática.
La Euskadi de hoy, la Bizkaia de nuestros días, es la victoria de quienes un día fueron llamados
derrotados.
Porque estamos comprometidos en levantar la persiana todas las mañanas para que este País
funcione. Con la Variante Sur Metropolitana, el Plan de accesos a Bilbao y la Línea 3 del Metro
para mejorar la accesibilidad y la calidad urbana. Porque apostamos por la tecnología, la
innovación y el conocimiento trabajamos en el Parque Tecnológico de la Margen Izquierda, en
la Fuente de neutrones por espalación, en el Centro de Inteligencia de Automoción, en el nuevo
Campus de Bizkaia de la UPV o en la Agencia de Innovación.
Porque somos solidarios, hacia dentro y hacia fuera, volcamos nuestras prioridades
presupuestarias en las personas en situación de dependencia y discapacidad.
Porque queremos dejar a nuestros hijos un entorno mejor que el que recibimos tenemos ya el
modelo de gestión de residuos urbanos hasta el año 2.016.
Y si de víctimas hablamos, debemos también tener en cuenta en este acto, a todas aquellas
personas que en los últimos años han sufrido con desgarro y muchas veces en soledad, el azote
de un terrorismo desalmado. Un terrorismo que nacido como reacción a la injusticia se
convirtió en espejo simétrico del horror y la barbarie.
Un terror injustificable que en ocasiones ha conseguido alimentar el odio a la sociedad vasca.
Que, en su nombre ha cometido atrocidades infames revestidas de supuestas causas nobles.
No hay tampoco olvido posible para tanto daño, para tanta ruptura, para tanto sufrimiento.
Llegamos a esta fecha en el calendario con un incipiente proceso de paz que alimentando
ilusiones ha desatado, una vez más el ruido ensordecedor de los reproches en clave política.
Es, una vez más, como si la cercanía de la paz impulsara a salir fuera los demonios de quienes
temen más a la normalización democrática que a la fractura social permanente.
La paz no tiene precio político, porque la paz en sí misma es un bien máximo que, en los
últimos decenios, por desgracia, no hemos podido disfrutar.
Por eso su logro, para nosotros, no tiene precio.
Todos hemos hecho esfuerzos en los últimos años para conquistarla. Esfuerzos infructuosos
hasta ahora, lo que nos permite analizar la actual coyuntura con esperanza, pero también con
cautela.
El momento nos exige a todos, y en especial a los responsables públicos, dedicación y
templanza. Hay que asentar las bases del proceso. Hacerlas firmes para que la paz sea
irreversible y universal. No cometer los errores del pasado.
Quienes hasta ahora han vivido contra el sistema han declarado que quieren sumarse a él. Y es
tiempo de que inviertan su tendencia para con esta sociedad, y, de una vez para siempre,
empiecen a sumar, en lugar de restar.
Ellos van llegando al apeadero de la democracia 30 años tarde. Otros hicimos ese trayecto hace
mucho tiempo y por subirnos al tren hemos pagado hasta con sangre ese viaje.
Para seguir la travesía en un futuro de convivencia y libertad, desde la legitimidad democrática,
hemos hecho una escala en la que esperamos que se incorporen quienes desde la primera
estación nos tiraban piedras. Esperamos que dejen el andén y por fin todos caminemos hacia la
paz y la libertad. Pero que quienes se incorporen ahora no pretendan, de buenas a primeras ser
los maquinistas.
Bienvenidos al viaje, bienvenidos al sistema democrático. Tarde, pero bienvenidos.
En la fachada del Palacio Foral sigue colgada la pancarta que nos recuerda que necesitamos la
paz. El día en que se colocó todos nos conjuramos en que llegaría el momento, quizá el más
feliz, en que las circunstancias nos permitirán descolgar dicha pancarta. Por eso animo a todas
las personas, cada una desde sus responsabilidades, a que trabajemos sin descanso ni desánimo
para que ese día llegue pronto.
Y a la vez que descolguemos la pancarta, debemos avanzar en la construcción de un nuevo
modelo de convivencia entre los vascos y de los vascos con el Estado. Franco nos quiso
imponer un modelo y fracasó. ETA nos ha querido imponer su modelo y ha fracasado. La
Historia es terca y la voluntad de la sociedad vasca es indomable.
Desde el respeto absoluto a los Derechos Humanos de todas las personas, en toda circunstancia
y en todo lugar. Desde la posibilidad de defender y proponer cualquier planteamiento político.
Desde el compromiso por parte de todos de que nadie imponga un determinado modelo. Desde
el compromiso de no impedir por parte de nadie la materialización de lo que acuerde
democráticamente la mayoría de la sociedad. Desde estos principios creo que es posible y
necesario avanzar en la normalización.
Respetado y querido Lehendakari, a seguir dando pedales, como nuestros chicos del equipo
Euskaltel Euskadi en el Tour que por aquí andan y a quienes envío un orgulloso saludo. A
seguir dando pedales juntos, con ánimo e ilusión, porque esa meta la ganaremos contigo y con
todo el Pueblo Vasco.
Respetado y querido Lehendakari, sigue siendo el conductor porque este tren está en buenas
manos y porque no estás solo. Toda la sociedad vasca, todos nosotros y nosotras anhelamos un
futuro en paz, en libertad, en progreso y en solidaridad.
Eskerrik asko.
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