La Orden de los Hospitalarios, llamada así porque procedían del

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El rey Jaime II de Aragón, con enormes esfuerzos y cediendo
el castillo valenciano de Montesa, consigue que mediante
Bula del pontífice del 10 de enero de 1317 se creara la Orden
de Santa María de Montesa.
La Orden se creó con enormes dificultades, casi todas ellas atribuidas al Maestre de la
Orden de Calatrava. Según la Bula promulgada por el pontífice, era el Maestre de
Calatrava la persona encargada de crear la Orden de Montesa, armar a los Caballeros
y hacerles vestir el hábito. La Orden de Calatrava tenía que ceder a la Orden de
Montesa las propiedades que tenía en el reino de Aragón.
El rey Jaime II tuvo que dirigirse al pontífice porque el Maestre de Calatrava, a pesar
de los requerimientos, no tenía ningún interés en llevar a cabo la empresa.
El pontífice encargó al arzobispo de Valencia que se dirigiera al Maestre de Calatrava,
el resultado fue el mismo, ante lo cual el arzobispo de Valencia envió a a la villa de
Martos al Abad del Monasterio de Nuestra Señora de Castilla en busca del Maestre de
Calatrava.
El Maestre de Calatrava alegó que no podía trasladarse porque tenía que defender las
fronteras que su rey castellano le había encomendado, tampoco podía escribir porque
él era un hombre de espada y no de pluma, al final terminó enviando en su
representación a Don Gonzalo Gómez.
Se decidió nombrar primer Maestre de la Orden de Santa María de Montesa a un noble
anciano Don Guillén de Eril, descendiente de Bererenguer Roger de Eril uno de los
'Nueve de la Fama' en Cataluña. Don Guillén de Eril murió a los dos meses.
El segundo Maestre, Don Arnaldo de Soler, paso sin pena ni gloria. El tercer Maestre,
Don Pedro de Thous, participó en la batalla de las Navas de Tolosa.
Con el transcurrir de los años, la Orden de Montesa se convertía en una importante
fuerza militar al servicio del trono de Aragón.
Los Caballeros de Montesa, bajo el mando de su cuarto Maestre, ayudaron al rey de
Aragón Pedro 'El Ceremonioso' a combatir en la batalla de la Unión contra los
sublevados de Valencia que querían independizarse.
Los montesanos, bajo el mando de su octavo Maestre, Don Luis Duspuig,
conquistaron Nápoles para el reino de Aragón.
La llegada de los Reyes Católicos, con su idea de centralizar el poder en la corona,
produce que las Ordenes Militares comienzan a tener gran inferencia de la corona,
hasta el punto que algunas de ellas terminan desapareciendo.
Cuando muere el Maestre Don Luis Duspuig, la Orden de Montesa nombra como
nuevo Maestre a Don Felipe Díaz de Canamás, pero el rey Fernando 'El Católico'
impone como Maestre de la Orden a Don Felipe de Aragón y Navarra.
El Maestre Felipe de Aragón acompañó a los Reyes Católicos en la conquista de
Granada, tomó Vera y Muxacar (cerca de Cartagena), fueron recuperando muchas
plazas fuertes, llegando hasta Baza en donde, ante un gran ejercito de los
musulmanes, los montesanos sufrieron una gran derrota y el Maestre perdió la vida.
La Orden de Montesa llega a su fin en tiempos de Felipe II, el último Maestre Don
Pedro Garcerán renunció al Maestrazgo solicitando al pontífice que la Orden de
Montesa fuera absorbida por la Corona. El pontífice Sixto V mediante Bula con fecha
15 de marzo de 1587 incorpora la Orden de Montesa a la Corona.
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