REPÚBLICA ARGENTINA VERSIÓN TAQUIGRÁFICA CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN REUNIÓN DE LAS COMISIONES DE ASUNTOS CONSTITUCIONALES Y JUSTICIA Y ASUNTOS PENALES Salón Arturo Illia 29 de noviembre de 2005 Presidencia de la señora senadora Fernández de Kirchner 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 2 — En el Salón Arturo Illia, a los 29 días del mes de noviembre de 2005, a las 18 y 25: Sra. Presidenta (Fernández de Kirchner). — Reunido el quórum reglamentario previsto para el día de la fecha, vamos a comenzar con el tratamiento del proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura. Tal cual había sido resuelto por la Comisión durante la última reunión, se invitó a la FACA en su carácter de representante de la mayor parte de los colegios de abogados de la República Argentina y también a la Asociación de Magistrados, que están presentes. El mecanismo es el siguiente: la persona invitada expone sus argumentos y los señores senadores pueden realizar las preguntas que estimen convenientes. Cuando las personas invitadas hayan finalizado sus exposiciones, los señores senadores continúan debatiendo el tema. Tiene la palabra el doctor Andreucci, representante de la FACA. Sr. Andreucci. — Señora presidenta y señores senadores: es un placer para la FACA estar en este acto. Agradecemos la oportunidad que nos han brindado para poder aportar nuestras ideas, sobre todo partiendo desde el punto de vista de mejorar las instituciones de este país y desde el punto de vista del compromiso de dos órganos constitucionales sensibles y esenciales para fortalecer las instituciones de la República, garantizar la independencia del Poder Judicial, prestigiarlo y, por sobre todas las cosas, para que los ciudadanos tengan la mejor justicia que la Argentina se merece. Nos hemos permitido, a partir de la propuesta de dictamen que nos entregaron en la reunión pasada, traer un documento que les estamos distribuyendo que analiza cada uno de los puntos del articulado y de las reformas. Comprendemos que es extenso y hemos tratado de hacer un análisis de distintos niveles, fundamentalmente conforme la materia de la Comisión, y planteando primero el recordatorio de que nuestra Federación Argentina fue constituida en el año 1921. Desde esa fecha ha trabajado y trabaja por los postulados del estatuto que nos convoca, en donde está mejorar la legislación del país, la administración de justicia y las instituciones de la República. En este conglomerado de abogados, estos 78 colegios que mencioné —no incluyen algunos pequeños colegios, que no son más de dos o tres en todo el país— representan en el conjunto a aproximadamente 144 mil abogados. Por lo tanto, esto es una primera ubicación institucional con la responsabilidad que la Federación tiene desde 1921. Además, desde el punto de vista de nuestras relaciones informacionales, consolidamos esta responsabilidad de la profesión de la abogacía con instituciones como la Unión Iberoamericana de Colegios de Abogados, donde los 22 países de Iberoamérica, incluyendo Portugal y España, estamos trabajando juntos en el mismo objetivo estatutario; es decir, en los temas más sensibles como son la administración de justicia, el acceso a la justicia y la garantía de la independencia del Poder Judicial. También estamos en la Federación Interamericana de Colegios de Abogados y en el COADEM, que es la reunión de todos los colegios de abogados del Mercosur; estamos trabajando conjuntamente con la uniformidad y la homogeneidad legislativa de las dificultades que el área de servicios tiene en la región, con la responsabilidad que el momento nos exige y con la responsabilidad profesional que mencionaba al principio. Además, estamos en la Unión Internacional de Abogados, que es el organismo rector mundial, que nos tiene en una vicepresidencia nacional y en el secretariado regional trabajando por estos mismos lineamientos. En todas estas organizaciones debatimos problemas y temas como el que nos convoca a esta reunión: Consejo y Jurado, con las particularidades en cada uno de los 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 3 territorios y de las naciones en donde esto se mueve. A partir de esto, nos pareció interesante recordar que la responsabilidad de la Federación frente a estos dos cuerpos, Consejo y Jurado, se apoyan en el principio del equilibrio que la propia Constitución debatió en aquella Convención Constituyente y donde analizaremos después algunos aspectos de la propuesta. Estamos haciendo referencia al equilibrio entre los representantes legítimos de los órganos políticos resultantes de la elección popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la matrícula federal. Por lo tanto, el primer análisis o balance que nosotros podemos aportar es que creemos necesario debatir una reforma. No eludimos el debate. Por el contrario, lo proponemos y aceptamos. En este sentido, acompañamos el cumplimiento de una manda constitucional que contribuya, como dije, al mejoramiento institucional. A partir de esto es donde la historia de aquella etapa constitutiva de los artículos 114 y 115 —sobre todo el 114— tuvo en aquel debate constituyente la necesidad de definir el equilibrio. Es decir, una balanza de pesos y contrapesos que nos permiten encontrar que ninguno ejerce sobre el otro una atracción. Esta oportunidad de que la intervención de la ciudadanía y la participación ciudadana, que no sustituye al poder político y no sustituye al poder que emana del voto popular, equilibren la balanza para que ninguno de ellos ejerza sumas o restas que descompensen el objetivo de la institución. El primer análisis documental nos preocupó por el cambio, ya entrando en el tema del Consejo, por la cantidad de los representantes que en la reducción nos plantea esta primera insinuación de no guardar ese equilibrio a nuestro criterio. Para esto nosotros partimos de una hipótesis anterior: la nación argentina se reunió a conmemorar los 150 años por la vigencia de la Constitución; allí fueron abogados, colegios, juristas y académicos nacionales y extranjeros y uno de los temas de la Comisión fue el Consejo. Y en ese punto se despachó en forma completa —las constancias de las actas así lo indican— este necesario avance en la reforma del Consejo para su eficiencia, ese respeto del equilibrio en cada uno de los sectores y, a partir de ese equilibrio, también el debate de resolver la justicia ordinaria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que incide en el Consejo, y que introduce por añadidura una cuestión hasta diríamos de recursos, que sabemos que es una dificultad pendiente que no podemos dejar de recordar. En aquella conclusión de los 150 años de la Constitución, en la que no teníamos el punto de debate de la fecha, la abogacía aportó este documento para instalar el examen. Sobre estos lineamientos y mandatos, quiero decir que la Federación tiene una estructura de elección democrática entre todos nosotros, más allá de los electores populares, y dos grandes órganos. Uno de ellos es fundamental —se trata de la Junta de Gobierno— donde todos los colegios nos reunimos cada tres meses y analizamos los temas centrales del país. Hemos analizado temas como el de la deuda externa, la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado y una serie de compromisos institucionales de la abogacía. Vamos a introducir este tema porque, atento a la temática de la reunión, no nos quita la ocasión de hacerlo en la próxima reunión de nuestra Junta de Gobierno, donde todos los delegados de abogacía del país van a examinar esto, sin perjuicio de los informes que hemos recibido en estas horas. Por lo tanto, creemos en la necesidad de generar una reforma, pero que el cambio mantenga el equilibrio. Que este cambio introduzca que todos los sectores y estamentos, aún el político, tenga esta participación junto a los abogados, los jueces, los catedráticos y los académicos. Esto, en particular, con la reducción a trece miembros y con la modificación de algunas mayorías en las comisiones, mayorías de tipo absoluta, modifica la toma de decisiones en cada uno de los lugares. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 4 En el punto del jurado, hemos visto con inquietud, pero no evitamos el análisis, la propuesta de que estos delegados o representantes de la abogacía de la matrícula federal emerjan del conjunto de la totalidad. Lo hemos analizado en función de la realidad, de lo que significan sesenta mil abogados matriculados aproximadamente en todo el ámbito de la matrícula federal argentina, y las dificultades temporales, aun con el sorteo para la constitución de jurados cada seis meses y en la regularidad para el cumplimiento de los plazos constitucionales. Por lo tanto, en el documento —que no voy a leer porque creemos que se debe bastar a sí mismo como todo documento— planteamos alternativas, inclusive comparativas con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde su Constitución, en su artículo 121, tiene una metodología de integración de listas con convocatorias de abogados que son electos proporcionalmente por sus pares. De esta manera, conforman una lista permanente para los jurados. Esto también está en otras provincias. Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, que tiene un listado permanente de jueces emergente de la selección de sus compromisos públicos y privados, trayectoria, prestigio profesional, ejercicio profesional; verdaderamente tienen que estar en el ejercicio de la profesión y saben en qué consiste el tema de la abogacía. Con esto aparece una figura alternativa que la traemos como un esquema de análisis frente a la enorme dificultad que después analizaremos particularmente. Nos permitimos hacer un análisis de técnica legislativa, con todo el respeto y la consideración que esto se merece. La totalidad de los artículos que se pretenden modificar darían para elaborar una ley nueva. Esto podría ser también un tema a considerar. Por eso, lo ponemos como un punto. En segundo lugar, la variable de introducir leyes que no sean conforme se plantea el texto ordenado de 1999 y sus modificatorias con el siguiente. Hay legislación sucesiva, como las leyes N° 25.669 y N° 25.867, del 22 de enero de 2004, que también han implicado modificaciones y están incorporadas al texto. Por lo tanto, en ese aspecto habría que depurar lo vinculado a la técnica legislativa. Sobre el punto del equilibrio, he anticipado la idea de que creemos que esto no está en esa balanza de pesos y contrapesos sino que estaría planteando una tensión, dentro de la incorporación frente a los números del conjunto de trece, con la representación de siete en un sector más la disminución que corresponde a nosotros y al resto de los bloques. A partir de este punto, para no entrar en demasiadas particularidades e ir de lleno al proyecto, cuando se inspiró la reforma y se incorporó en el artículo 114 de la Constitución el Consejo, la apetencia de aquella etapa indicaba la necesidad de un cambio en la sociedad con respecto a una mayor eficiencia para la selección, remoción y, sobre todo, la acreditación objetiva de las inconductas más la administración de una buena Justicia. Aquí es donde creemos que tenemos que mantener nuestra idea y aportar al proyecto en pos de la preservación del equilibrio. Más allá de la igualdad, lo que se plantea es una representación que nos permita mantener esa balanza en un punto y sin péndulos. La abogacía ha insistido mucho en la renovación de sus cargos y en la representación de los cuerpos; por lo tanto, la idea de la fijación de un período con la posibilidad de ser electo con posterioridad es un tema posible desde el punto de vista que creemos que es muy sano que las instituciones se renueven. A partir del artículo 7° en adelante, hemos hecho un análisis inciso por inciso. No sé, señora presidenta, si cree oportuno que lo vayamos viendo. Sra. Presidenta. — Tenemos todo el tiempo del mundo. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 5 Sr. Andreucci. — Creemos que con los inciso 1) y 2) del artículo 7°, se fortalece la competencia de la Corte. Prácticamente, la Constitución ha limitado sus competencia a... Sra. Presidenta. — ¿Son afirmaciones sobre el proyecto de dictamen? Sr. Andreucci. — Sí. Retomando lo que venía diciendo, el Consejo debe dedicarse a administrar y gobernar con una integración de tipo participativa y los distintos estamentos deben reflejar las distintas posiciones. Creemos que el inciso 3), debería propender a que la Corte no revise el proyecto de presupuesto de este Consejo porque le es impropio, sobre todo porque implica tomar conocimiento del anteproyecto de presupuesto del Poder Judicial que le remita el presidente. Lo veríamos como una función disminuida frente al 114, inciso 3° de la Constitución. En los incisos 4) y 5) se reduce la mayoría especial para llevarla a una mayoría absoluta. Esto aumenta la representación de uno de los estamentos dentro del funcionamiento y disminuye el consenso entre todos los miembros que creemos debe preservarse. En cuanto al inciso 6), que habla de la designación del administrador, creemos que esto podría ser por concurso público de oposición. Nos parece un aporte al proyecto. En el inciso 11), cuando habla de coordinación con la Comisión de Selección y Escuela Judicial, en realidad, se trata de la Escuela Judicial y debería estar vinculado a la representación de todos los estamentos que dijimos deben estar presentes. Creemos que los abogados —no sólo lo deseamos— debemos estar en esa Comisión de Selección y Escuela Judicial. En el inciso 12), no estamos de acuerdo con la decisión de que sea mayoría absoluta de los miembros presentes. Creemos que debería mantenerse la mayoría de dos tercios de los miembros presentes para compartir la toma de decisiones en un marco de equilibrio. En ese mismo inciso, aparece el tema de la mayoría absoluta para las sanciones disciplinarias. En esto vemos un problema de absorción de ambas funciones en una misma comisión siendo que las sanciones disciplinarias son más de trámite interno en el funcionamiento del propio Poder Judicial y difieren del tema de la acusación para un juicio político, algo que es más de naturaleza política. Sra. Presidenta. — Perdón; ¿ustedes en qué difieren? Ustedes objetarían que nosotros aunáramos en una comisión... Sr. Andreucci. — Se podría mantener como está. Sra. Presidenta. — Para que quede claro cuáles son las observaciones y qué proponen: ustedes propondrían que para poder dar una sanción de carácter disciplinaria a un magistrado debieran conservarse los dos tercios y que siguieran separadas las comisiones de Acusación y de Disciplina. ¿Eso es lo que proponen? Sr. Andreucci. — Sí; porque acá se propone la unificación. Sra. Presidenta. — Sí; claro. Sr. Andreucci. — El inciso 14) alude a la remoción de los miembros que componen el cuerpo; acá hay una decisión entre los representantes del Congreso y del Poder Ejecutivo. Nosotros creemos que el cuerpo es el que debería resolver sobre la totalidad de las remociones y que los representantes, en este caso políticos y del Poder Ejecutivo, no debieran tener una competencia extra—órgano para resolver la remoción. Por lo tanto, sostenemos que el cuerpo, como unidad, debería resolver la totalidad de los casos de remoción con todos los estamentos. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 6 Yo mencioné la Ley N° 25.867, que reguló la competencia del plenario del Consejo para dictar el régimen de subrogancias sobre el cual ha trabajado y los reglamentos generales de Superintendencia; ahora se derogaría esa norma, reforzando así la competencia de la Corte en lo que creemos que debería reforzar al Consejo. No vemos la oportunidad de eliminar los incisos 15) y 16) del artículo 7° actual. En el artículo 9° vemos que la mayoría absoluta prácticamente coincide con la totalidad de los representantes de uno de los estamentos, que son seis más uno; por lo tanto, estaríamos en la totalidad de la mayoría: de los siete. Sra. Presidenta. — Ese artículo 9° sería el artículo 3° de la reforma. Sr. Andreucci. — Correcto. Sra. Presidenta. — ¿Cuál es su objeción? Sr. Andreucci. — Que la mayoría absoluta es prácticamente la totalidad de los representantes de uno de los estamentos, el del seis más uno, y podrían tener la toma de decisión total. Sra. Conti. — Pero podría tomar las decisiones otro sector... Sra. Presidenta. — Sí. Escuchemos al doctor Andreucci, así hacemos esto más operativo. Continúe, doctor. Sr. Andreucci. — El punto de la eliminación del presidente de la Corte como miembro quizás no lo veamos como una decisión demasiado decisiva para la agilidad del cuerpo, y podría plantear, por más que esto lo podamos seguir revisando, la hipótesis de una conexión institucional entre el Poder Judicial y el Consejo, no abriendo el debate sobre la elección del presidente si el presidente de la Corte no estuviera. Es decir, si el presidente de la Corte no estuviera, la elección del presidente va a ser en función de la totalidad de los representantes que quedan y, por lo tanto, en principio no vemos —salvo que nos logren explicar con mayor función, agilidad y eficiencia— que la eliminación del presidente agilice al órgano. Sra. Presidenta. — No, no; en este tema le voy a hacer una interrupción. La eliminación del presidente se debe, inclusive, por una cuestión de materia de alzada. Porque, en definitiva, si no a través de su presidente la Corte estaría interviniendo en cuestiones que después le serán sometidas a su consideración por el grado de apelación. ¿Usted ve dificultades para qué? Porque en realidad lo que proponemos es que el cuerpo, tal cual está constituido, elija entre sus miembros a un presidente. Sr. Andreucci. — En realidad, las materias del Consejo prácticamente no tienen alzadas ante el presidente de la Corte. Sr. Yoma. — Todas tienen alzada... Sr. Andreucci. — Cuando son revisadas por el Poder Judicial. Sra. Presidenta. — Perdón. No hay decisión de ningún organismo del Estado ni de nadie que no pueda ser revisada por la Corte. En definitiva, siempre, por la propia organización jurídica del país, el último escalón es la Corte; por lo menos en la jurisdicción nacional; luego están las competencias internacionales. Pero en materia nacional la Corte es el último grado de revisión. Sr. Andreucci. — Es así. Se abre la competencia judicial con todas las instancias, interviene luego la Corte Suprema de Justicia de la Nación e, independientemente de que el presidente de la Corte pudo haber intervenido, si eso ocurre en la etapa de juzgamiento perfectamente puede apartarse de la resolución. Por lo tanto, eventualmente, se garantizaría la participación del Poder Judicial sin necesidad de que el presidente de la Corte intervenga en esa etapa, donde el concepto de alzada —ahora lo interpreto— es en realidad el control judicial suficiente. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 7 Esta me parece que es la inteligencia que había. En el artículo 12 aparece el tema de la Comisión de Selección y Escuela Judicial, en donde los abogados no estamos, y nosotros creemos con convicción, con responsabilidad y con trabajo que los abogados debemos estar. Consideramos que, a través de los delegados y de los representantes electos por el voto de todos los abogados, en forma democrática, libre y participativa, hemos hecho distintas tareas que nos hemos permitido incorporar en el documento, como trabajos emergentes de la propia actividad de los abogados en función de la percepción que también un juez debe tener desde el punto de vista del ejercicio de la profesión. El abogado no va a sustituir al académico, el abogado no va a sustituir a otro par de juez, y menos a la interpretación política, pero sí en este equilibrio de la oportunidad participativa para detectar las capacidades, las idoneidades —que es uno de los temas esenciales en la mejora de la elección de los jueces—, la Abogacía no sólo asume la responsabilidad sino que la asumió en distintas tareas, de lo que la propia memoria del Consejo puede dar testimonio, de la misma manera que lo dan las sentencias. Esto lo veremos cuando analicemos el Jurado. Basta con ver el promedio de sentencias que se han dictado en el último tiempo para darse cuenta lo que ese jurado ha trabajado, y ha tenido que destituir funcionarios del Poder Judicial. Nunca hubo tanta eficiencia. Nosotros tenemos la documentación, señora presidenta, que queremos entregarle a la Comisión con cada una de las sentencias, con cada uno de los votos y con cada una de las participaciones que los representantes de la Abogacía han hecho para demostrar el compromiso, que no es el interpretado, de resolver cuestiones... Sra. Presidenta. — Usted está hablando de las sentencias... Sr. Andreucci. — Sí. Estoy yendo a los dos enfoques desde el punto de vista de la participación: por un lado, la selección y, por otro lado, el jurado, que luego lo vamos a analizar. Pero anticipo esto en función de que la tarea de la Abogacía es, ha sido y creemos que seguirá siendo muy importante en la selección. Por eso, nos hemos permitido aportar en el documento un balance de esa actividad. En cuanto al tema del procedimiento, insisto en que la Comisión de Selección... Sra. Presidenta. — ¿Qué artículo sería? Sr. Andreucci. — El artículo 13, inciso C). Ahí se elimina a los abogados; este es el punto que trato de desarrollar. Todo lo que anticipé sobre la responsabilidad desde el punto de vista profesional, y sobre todo la trayectoria que cada uno de los electos acredita al momento de ser elegido, ha sido comprobada en el trabajo de todos los días, y creemos que es positiva, mejora y ayuda a este equilibrio en la etapa selectiva, colaborando con los otros estamentos y no sustituyéndolos. Por eso, no estamos de acuerdo en que la comisión tenga dos jueces y un profesor de Derecho. En cuanto al procedimiento, que no podrá exceder de 90 días hábiles a partir de la prueba de oposición... Sra. Presidenta. — Salvo en el caso de impugnación... Sr. Andreucci. — Exacto. Creemos que a lo mejor la realidad puede plantear que, más allá de que no haya impugnaciones, este plazo podría fijarse en hasta 60 días, de manera de poner un tope. Porque sabemos que el problema de los tiempos es una de las críticas profundas que tiene el órgano, pero poder poner un plazo cierto y no hacerlo depender de una impugnación recoge, a lo mejor, una experiencia operativa que ayuda a que todos fijen un plazo y lo respeten. Sra. Presidenta. — Perdón. Me dijeron que cuando hay impugnaciones puede haber 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 8 problemas, y por eso se fija como regla general el plazo de 90 días, pero en el caso de impugnación, con posibilidad de extenderlo otros 30 más. En realidad, esto fue consultado con varios integrantes del Consejo. Le aclaro que mi criterio era el suyo, el de un plazo terminante hubiera o no impugnación y, además, hacer una reducción, que no fuera de 90 días, porque es cierto que una de las tantas críticas que se han hecho a esa institución es la lentitud en los procedimientos para designar magistrados, los concursos, etcétera. Lo cierto es que cuando planteé ese plazo me dijeron que no porque podía haber dificultades, sobre todo en el caso de las impugnaciones. Entonces, adoptamos como regla el principio general de 90 días con la posibilidad de que, en el caso de que hubiere impugnaciones, se pudiera hacer una prórroga de 30 días para la decisión de la conformación de la terna. Lo cierto es que esto se llevó a cabo cotejándolo con gente que ha trabajado en el Consejo de la Magistratura, pero le aclaro que yo soy de su opinión y, si por mí fuera, hubiera sido de 60 días. Sr. Andreucci. — En el artículo 14, que hace referencia al punto d), de la Acusación, creemos que sería interesante agregar que la remisión de la información sumaria, cuando alude a los tribunales superiores —que son los que advierten la presunta comisión del ilícito o la existencia manifiesta de desconocimiento del derecho—, debe tener la agregación de que haya sido sustanciada sólo para estos casos; o sea que la información sumaria se vincule con el motivo de lo que se reenvía. Así creemos que se está garantizando el vínculo de esa información sumaria como un debido proceso. Sra. Presidenta. — Me parece que eso surge... Sr. Andreucci. — Son sugerencias de una aclaración de tipo más precisa. En el artículo 15, con relación a la Comisión de Reglamentación, coincidimos en que se debería agregar el tema de la competencia de la reforma judicial, el cual fue quitado, como una atribución específica del Consejo; porque, de alguna manera, de esta forma la retoma la Corte. Sra. Presidenta. — Sobre el tema de reforma judicial le aclaro que el proyecto original del Poder Ejecutivo contemplaba esas facultades del Consejo, pero eso fue objetado por muchísimos senadores que se opusieron directamente. Le aclaro que yo también comparto el criterio de esos senadores y no el del Poder Ejecutivo. Creemos que la reforma judicial es un tema estrictamente de competencia legislativa; por lo tanto, bajo ningún punto de vista se puede plantear que la reforma judicial puede estar a cargo del Consejo de la Magistratura o de cualquier otro órgano que no sea el Poder Legislativo. Le digo sinceramente: creo que todos los señores senadores, o por lo menos la mayoría de los que integran el Cuerpo, se opusieron; y, precisamente, esa fue una de las objeciones más grandes que plantearon, no solamente al proyecto del Poder Ejecutivo sino también a un proyecto que ya se había aprobado en la Cámara de Diputados. Así que quiero serle sincera: esta no fue una cuestión de la Presidencia de la Comisión sino que, en este sentido, creo que hay consenso entre los legisladores. Sr. Andreucci. — Finalmente, lo que aportamos en este punto es la tarea sobre la totalidad de los magistrados, las vacantes existentes, las elevaciones, las propuestas que están vinculadas a la labor del propio cuerpo y, particularmente, con relación a los representantes en cada una de las reuniones de las sesiones. Este es un poco el reflejo de lo que queremos presentar, en cuanto a que si los abogados asumimos una responsabilidad “le damos para adelante” y por eso queremos que 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 9 tengan esta información en conjunto, y para que no parezca que toda la problemática de lo que pueda existir, como los atrasos o las dificultades del Consejo, pueda tener la justificación de que hoy los abogados no estén. Sra. Presidenta. — En esto quiero ser clara y sincera. Ustedes, los abogados, son los únicos que tienen cancelación de la matrícula, con lo cual la única función que tienen cuando integran el Consejo de la Magistratura es, precisamente, integrar el Consejo de la Magistratura, y por eso reciben un sueldo. Esto no sucede con los legisladores ni con los magistrados, ya que los magistrados deben seguir dictando sentencias y los legisladores deben seguir concurriendo a las sesiones. Le aclaro que yo no soy miembro del Consejo de la Magistratura, pero lo cierto es que tanto los jueces como los legisladores siguen cumpliendo las funciones de jueces y de legisladores, y ustedes, los abogados, una vez que integran el Consejo de la Magistratura comienzan a percibir un sueldo que creo que es el de camarista... Sr. Andreucci. — Es una compensación por carga pública... Sra. Presidenta. — Bueno, en mi país se llama distinto. Lo que usted quiera, pero convengamos que carga pública con sueldo de camarista no es tan “carga”, es menos “carga”. Pero lo cierto es que tanto magistrados como legisladores siguen cumpliendo la función que tienen que cumplir y, por lo tanto, obviamente hay dificultades. Esto tampoco es culpa de ustedes, los abogados; en todo caso, es no haberlo contemplado en la Constitución o en la ley. En definitiva, yo acá tengo la planilla que ustedes acompañaron, como la que acompañaron a todos los senadores y senadoras, pero quiero hacer esta aclaración porque si no parecería que los legisladores o los magistrados no trabajan y los abogados sí, y en realidad no es así. Sr. Andreucci. — Si me permite, quiero aclarar que nuestro aporte no tiene el objetivo de hacer estas diferencias ni estas distinciones; si se sintió de esta manera aclaro que no es en absoluto nuestra intención. Lo que usted plantea es real desde el punto de vista de la multiplicidad de funciones que tienen que atender en el cuerpo legislativo y en la Justicia, lo que también nos ha llevado a evaluar que la reducción en la manera en que está planteada, que no tiende a la disminución del trabajo del Consejo sino a su incremento, va a multiplicar mucha de la labor, dificultando aún más la participación y la eficacia del cuerpo. Tengamos en cuenta que a veces la reducción del número no va en beneficio de que quienes queden, con mayor dedicación y con multiplicidad de funciones, puedan dedicarse directamente a la función, porque a lo mejor se producen delegaciones no queridas en organizaciones o estructuras del propio cuerpo, y eso le resta esta responsabilidad institucional que creemos que hay que asumir. Por eso esta es nuestra idea; es un aporte, no es pasar lista, como dijo usted, nunca fui rebelde. (Risas.) Este mismo tema nosotros lo analizamos en función del Jurado de Enjuiciamiento, donde también vemos que hay una enorme disminución: dos jueces, cuatro legisladores y un abogado, y creemos que aquí tampoco tenemos el equilibrio deseado, el imaginado o el ideal para poder participar —como está acreditado— de lo que se está haciendo a partir de la tarea de la Abogacía. Esto nos inquieta, porque no creemos que sea la intención del proyecto que haya un avance decisivo desde el punto de vista político con otras intenciones que no sean mejorar el Poder Judicial. Estamos totalmente convencidos de que el proyecto tiene esta noble 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 10 actitud, pero puede desviarse o desnaturalizarse involuntariamente y, por lo tanto, en el tema de la destitución, de la acusación o el juzgamiento debemos tener mayor cuidado y mayor sensibilidad para que pueda prevalecer la objetividad, el equilibrio y el reparto en la toma de posiciones y de opiniones. Lo mismo aparece en el artículo 24, como planteaba con relación al tema del Consejo, en cuanto a que la remoción del cuerpo pueda sobrevenir por órganos externos a la función misma del Jurado; en este caso, los representantes de la función legislativa y ejecutiva. Creemos que esto lo debe preservar el Jurado en su conjunto, no sólo para unos sino para todos. Causales de remoción de los jueces. Leyendo el enunciado del artículo 25 no imaginamos como catorce a un número cerrado, pero hay un enunciado que podría llegar a ser entendido como un número cerrado. Sra. Presidenta. — No. Sr. Andreucci. — Compartimos la idea de que no se cierre la posibilidad de otras hipótesis... Sra. Presidenta. — Perdón; si usted lo lee claramente verá que en el proemio del artículo dice: “entre otras, se considerarán causales de mal desempeño las siguientes:”. Esa sola introducción de “entre otras” le da un carácter enunciativo a la enumeración y no taxativo. Me parece que está claro. Sr. Andreucci. — Sí. Lo que ocurre es que vemos que en el inciso 8) la incapacidad física o psíquica es tratada como una causal de remoción, y creemos que se está confundiendo una situación distinta, que es perder la aptitud, con una condición que no es de conducta. Esto no sería una causal estricta de remoción. La incapacidad física o psíquica sobreviniente, no sería una causal de remoción por un incumplimiento. Sra. Presidenta. — Usted está planteando el tema de la incapacidad física o psíquica sobreviniente. Esta distinción la había formulado la senadora Ibarra durante la última reunión en donde quedamos que la íbamos a modificar. Creo que ella se refería a graves desórdenes de conducta personal. En este caso, creo que también sería aplicable. Sr. Yoma. — Pido la palabra para una observación. Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor senador Yoma. Sr. Yoma. — Señora presidenta: si mal no entendí, la objeción es que no sea una causal de remoción la incapacidad física sobreviniente. Sra. Presidenta. — Lo que el doctor Andreucci plantea es que nosotros lo enumeramos como causal de mal desempeño en el inciso 8), cuando en realidad la incapacidad física o psíquica no es algo que yo provoque con intencionalidad, que sea una conducta dolosa. No es imputable. Si me sobreviene una discapacidad física o psíquica no me es imputable. Es una buena observación. Sr. Yoma. — Es buena, pero no objeta que se incluya como causal de remoción. Sra. Presidenta. — No. Es una cuestión de técnica legislativa, de concepto. Sr. Andreucci.— Como causal imputable. Sra. Presidenta. — Es la misma disquisición que hizo la senadora Vilma Ibarra, desde otro punto de vista, para el tema de graves desórdenes de conducta personal. Ya serían cuestiones no vinculadas con el mal desempeño de la función. Sr. Andreucci. — El incumplimiento reiterado de la Constitución Nacional y de normas legales o complementarias sabemos que es un texto acuñado. Pero si prácticamente va de suyo la hipótesis de que lo que se quiere es fijar claramente que haya un desconocimiento, 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 11 un incumplimiento de la Constitución Nacional, nos parecía que podría ser redundante o sobreabundante. Pero no es una cuestión esencial para plantearla como objeción. Lo mismo ocurre con los incisos 1) y 3) cuando se refiere al desconocimiento inexcusable del derecho y la negligencia grave en el ejercicio del cargo. En esto nos mostramos inquietos respecto de que pueda abrir el riesgo de juzgar a los jueces por el contenido de sus sentencias, que es algo que debe ser claramente preservado, más allá de que esté en un artículo como un enunciado. Creemos que se le podría dar un destacado al tema de que los jueces no puedan ser juzgados por el contenido de sus sentencias. Sra. Presidenta. — Con negrita. (Risas.) Sr. Andreucci. — A lo mejor, en un artículo expreso. Sra. Presidenta. — Hay un artículo expreso. Sr. Andreucci.— Nos parece ajustado el artículo 26, inciso 1) en donde se sustituye “inapelable” por “irrecurrible” por este concepto de la alzada y de la “apelabilidad”. En cuanto al artículo 26, inciso 2) se incluye el previo dictamen, donde hoy es de acuerdo con el dictamen. Creemos que se podría mantener la idea de que esté conforme o de acuerdo con el dictamen el despacho del plenario, más que el hecho de que sea previo al dictamen. Sr. Yoma. — Si me permite, conceptualmente, es sobrevalorar el dictamen. Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor senador Yoma. Sr. Yoma. — Conceptualmente, eso es definir un dictamen de lo que es un pronunciamiento definitivo. Es lo mismo que lo que ocurre con los dictámenes de las comisiones asesoras del Senado o de la Cámara de Diputados. De ninguna manera pueden obligar al pleno. Por eso, se eligió correctamente la redacción de que haya un dictamen previo, pero que de ninguna manera implique vincularlo a la decisión definitiva del pleno. Sra. Presidenta. — Fíjese, además, que si usted lo quisiera vinculante se estaría contradiciendo con sus propios argumentos. A ustedes que hablaban de la “politización” del Consejo de la Magistratura les diré que actualmente la Comisión de Acusación se integra por siete miembros, cinco de los cuales, el 71 por ciento, está integrado por legisladores, por cuerpos legislativos políticos. O sea que no hay ni un juez ni un magistrado en la Comisión de Acusación, mientras que el 29 por ciento se integra por abogados, uno por el interior y otro por la Capital Federal. O sea que para aquellos que objetaban el tema de la participación de la mayoría, les diré que de los cinco miembros políticos, sobre un total de siete miembros, tres son del partido oficialista. Por lo cual, en los hechos vemos que hoy la Comisión de Acusación, sobre la cual yo he escuchado que dejábamos en manos de la política la acusación de los jueces, está en la política porque el 71 por ciento de sus integrantes son políticos, con el agravante de que si no hay dictamen de comisión se requieren las dos terceras partes para tratar cualquier cuestión. Por esta razón, si el sector político traba la acusación de un juez, posiblemente, nadie puede acusar a un juez por las mayorías establecidas hoy en el reglamento de funcionamiento del propio Consejo de la Magistratura y la composición actual que tiene la Comisión de Acusación. Yo, que escucho los argumentos en forma atenta y respetuosa, me doy cuenta de que en la práctica no coinciden con nada de lo que están haciendo. Sr. Andreucci. — La idea no era que fuera vinculante el dictamen sino que esto sea tenido en cuenta. Obviamente, el plenario puede apartarse fundamentándolo, estableciendo todos los requisitos que explicite, y no seguir el lineamiento del dictamen. Esta es la idea a tener en cuenta por el dictamen más que el previo, porque 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 12 solamente con el previo puede estar el dictamen pero no hacer mérito ni ponderación. Sr. Yoma. — Salvo casos extremos en que no exista la posibilidad de acusar a un magistrado sin antes una sustanciación. Sra. Presidenta. — Sobre tablas. Sr. Yoma. — Sí, sobre tablas como dice la presidenta. A eso se refiere el dictamen previo. Pero, luego con las valoraciones del pleno puede apartarse del dictamen. Pero, el dictamen da la garantía de que se sustanció la prueba, de que se cumplieron los plazos, se determinaron las garantías del derecho a la defensa y... Sra. Presidenta. — Leyendo todo el reglamento de cómo funciona el Consejo de la Magistratura, me dí cuenta de que prácticamente es una copia de nuestros reglamentos, a punto tal de que se exige mayoría calificada para tratamientos sobre tablas o contar para las cuestiones presupuestarias con dictamen de la Comisión de Financiamiento. Con lo cual, en realidad, se produce una situación similar a la del Parlamento. En el proyecto sometido a consideración de la Comisión, hemos planteado que tanto para la selección —me refiero al concepto de designación que está vinculado a la selección— como para la destitución se siguen requiriendo las mayorías agravadas de los dos terceras partes. Me parece que es importante la elección de los jueces y las garantías de su destitución o no. — El senador Pichetto formula un comentario fuera de micrófono. Sr. Andreucci. — En el artículo 26, inciso 3), en el que se agrega que la prórroga no podrá ser superior a los quince días, consideramos que podría proponerse que la prórroga sea fundada, además de peticionada en forma expresa, pudiéndose fijar un plazo similar al de 30 días. Sra. Presidenta. — Particularmente, en el caso de la acusación, de los jurados de enjuiciamiento, manejamos con extremo cuidado los plazos porque tenemos la espada de Damócles del artículo 115, que son los 180 días que fija la Constitución desde que se inicia el procedimiento de juzgamiento de magistrados hasta el momento en que se ordena o no su destitución. Si transcurridos 180 días desde la fecha de iniciación, ese magistrado no fue destituido, queda como juez. Entonces, lo hemos manejado con mucho cuidado de modo tal que no suceda esto. Nos preocupaban dos cosas: una acusación puede estar sin ser tratada durante mucho tiempo como lo otro. Es decir, se ha fijado un plazo en la Constitución para que un magistrado pueda ser destituido o no, pero no se ha fijado un plazo para que sea acusado o no. Hay un manejo poco transparente respecto de cuánto dura o no la acusación de un magistrado de acuerdo a vaivenes o avatares políticos. Esto es cierto y hay que decirlo con todas las letras. Quiero decirles a todos que nos hemos movido con el corset del texto constitucional. Esto no es responsabilidad de la Comisión ni tampoco de ustedes. Es obvio que la norma es absolutamente perfectible. Sin embargo, debemos movernos con el corset que impone el texto constitucional en cuanto a participaciones, equilibrios, plazos, etcétera. Combinar en un cuerpo institucional organismos de carácter corporativo, como pueden ser colegiaciones, con organismos con representación popular también exige un esfuerzo adicional porque, podría decirse, se trata de institutos mixtos en su conformación. Sr. Andreucci. — Aunque lo mencionado en el 28 está claro, creemos que debe estar más claro aún, sobre todo cuando se alude a la suspensión de la matrícula de los abogado que deben ser electos de la matrícula federal por el tiempo que duren en sus cargos, ya sea en el Consejo y en el Jurado. Esto ya ocurre. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 13 Sra. Presidenta. — No. Una de las innovaciones que introdujimos en el Jurado de Enjuiciamiento fue el hecho de que ya no es de carácter permanente durante cuatro años y el sorteo cada seis meses. En cuanto al carácter no permanente, nos hubiera gustado hacerlo a dos —lo explicamos durante la reunión pasada—, pero no lo podíamos hacer porque si para cada caso donde se decida la acusación de un juez había que hacer el sorteo, nos encontrábamos con el plazo de los 180 días del artículo 115, con el cual, quizás, nos iba a tornar la norma inviable. Por eso, adoptamos el criterio del Jurado de Enjuiciamiento no permanente, por sorteo cada seis meses. El Jurado de Enjuiciamiento el único tratamiento posible que tiene es enjuiciar al juez acusado. No dicta reglamentos, etcétera. Establecemos que se suspende el ejercicio de la matrícula a los abogados integrantes del Consejo de la Magistratura porque desde el primer día que son designados ya tienen trabajo propio y hacemos una distinción de los abogados integrantes del Jurado de Enjuiciamiento. Precisamente, se busca que comience a cobrar el sueldo cuando ejerce sus funciones. Podría darse el caso de integrantes del Consejo de la Magistratura que no tengan ningún tipo de trabajo durante los seis meses en que han sido designados. Por eso, hacemos esa distinción entre Consejo de la Magistratura y Jurado de Enjuiciamiento. Sr. Andreucci. — Mientras dure en el desempeño de su cargo en el tema del jurado el abogado que está sorteado y que está trabajando como tal... Sra. Presidenta. — No, no, perdón. Supongamos lo siguiente: soy miembro del Jurado de Enjuiciamiento, surjo electa como abogada en el sorteo del mes de julio y resulta ser que desde el mes de julio hasta diciembre, que es cuando finaliza mi mandato, no tengo ninguna acusación de ningún juez. Entonces, yo no puedo cobrar un sueldo sin ejercer ninguna función. Nosotros planteamos que desde el momento en que ingresa la acusación del juez tiene suspensión del ejercicio de la matrícula y comienza a percibir su sueldo como miembro del Jurado. Sr. Andreucci. — Entiendo la explicación. Apunto al tema de las incompatibilidades funcionales entre quien está designado para juzgar y además está en ejercicio de la profesión. Después, volveré sobre ese aspecto. En cuanto al tema de la carga pública, como está en el 23... Sra. Presidenta. — El planteo sería que cobrara como Jurado o como miembro. Sr. Andreucci. — Queremos garantizar que no exista ningún riesgo de incompatibilidades funcionales por la condición de estar preseleccionado en una lista y todavía siga ejerciendo porque esto tiene una situación distintiva. Tiene una influencia. Sra. Presidenta. — Otra cosa que habían observado respecto del sorteo era que podía recaer sobre abogados sin experiencia en la matrícula. Eso se puede hacer tranquilamente estableciendo que el universo a sortear es el de aquellos profesionales que reúnan los requisitos para ser miembros del Consejo de la Magistratura. En cuanto a las incompatibilidades, quiero señalar que no surgen hasta el momento en que tiene la acusación. Sr. Andreucci. — Es una situación distintiva. Ya tiene un estándar distinto a la situación anterior. Puede generar dentro de ese universo sorteado… Sra. Presidenta. — Si nosotros vamos a eso, no deberíamos hacer participar a los abogados del Consejo de la Magistratura. Si yo tengo una posición dominante como abogado y usted me dice... — No se alcanzan a percibir las palabras del señor Andreucci. Sra. Presidenta. — Desde el momento en que comienza a ser miembro suspende la 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 14 matrícula. Si nosotros vamos a aceptar el argumento de la intimidación, ya les digo que entonces los abogados no deberían formar parte de ningún Consejo de la Magistratura porque el sólo hecho de formar parte del Consejo de la Magistratura, por ejemplo en la Comisión de Selección, puede implicar una intimidación si alguien va a participar, por ejemplo, de un concurso y tiene que resolver una cuestión. También el hecho de que participen abogados que terminan sus funciones a fin de año y después sigan ejerciendo. En realidad, este es el gran temor que siempre he planteado respecto de los institutos corporativos. Lo he planteado el otro día respecto de los abogados. No porque uno tenga una tirria con los abogados —mal podría tenerla siendo yo abogada y estando casada con un abogado. En definitiva, no es esto sino el hecho de que las actitudes corporativas van más allá de las voluntades. Esto no convierte a las personas en malas porque tengan una actitud corporativa. Es propio de cómo funciona una sociedad y cómo funcionan las corporaciones. Si yo planteo la intimidación de un abogado que conforma el Jurado de Enjuiciamiento estaría planteando también que en sí —por allí coincido— es intimidante el hecho de que los abogados, que son los que van a litigar a los juzgados y obtienen sentencia favorable o no, con lo que esto significa en materia de honorarios, etcétera, tienen enfrente a los jueces cuando intervienen en los órganos de selección y juzgamiento. En órganos de juzgamiento intervienen porque no hay imposibilidad de que no lo hagan porque el 115 es claro y concreto. Establece que intervienen abogados, magistrados y legisladores. Estoy dispuesta a discutir. Si introducimos el concepto de intimidación hagámoslo in totum. No se puede ser intimidante para una cosa y no intimidante para la otra. Sr. Andreucci. — No he planteado el tema de la intimidación y menos de que la actitud que usted califica como corporación signifique que la influencia de la abogacía, tanto en la selección como en el jurado, implique incidencia de tipo de honorarios o de afectación en el resultado del proceso. Eso está muy lejos de lo que dije al principio como compromiso desde el punto de vista institucional. Las personas que son seleccionadas desde la abogacía acreditan trayectoria. Muchos de los que están en el ejercicio, además, tienen responsabilidades universitarias y como tales son prestigiosos, como todos los que asumen este tipo de responsabilidades y están desprendidos de ese tipo de insinuaciones. Quiero dejar esto claro desde el punto de vista de lo que implica la condición de la abogacía, más allá de la suspicacias. Sra. Presidenta. — No voy a dar nombres y apellidos, pero hubo un caso muy famoso en nuestro país, de un ex integrante de la Corte Suprema de Justicia. Por motivos personales se supo que integraba un estudio jurídico y tenía una relación con él. No voy a dar nombres porque todo el mundo sabe de qué situación estoy hablando. En definitiva, me parece que estas cosas han sucedido en la República Argentina. Tal vez, también hayan sucedido en otras partes del mundo. Tampoco quiero cargar las tintas sobre nuestro país. Pero no me planteo una visión idílica de nada, ni de ustedes ni de los legisladores. Simplemente, tengo profunda desconfianza de quienes se juzgan a sí mismos como sector. Trátese de abogados, magistrados, sacerdotes, militares, etcétera. Imagínese que, en lugar de que fuera el voto popular, nosotros pudiéramos determinar quiénes van a ser los senadores. Por dar un ejemplo por el absurdo. Creo que hay historias en la humanidad y en nuestro país en particular que abonan ciertos temores que uno legítimamente puede tener. Esta no es una elucubración de trasnochado ni de teorías conspirativas ni una desconfianza intrínseca hacia las 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 15 instituciones o hacia las asociaciones de profesionales. Hay puntos de anclaje con la realidad y con la historia que me llevan a arbitrar los medios que como legisladora creo que debo tener. No he formado parte del Consejo de la Magistratura, ni lo quiero hacer. Pero lo cierto es que esto existe. Entonces, mi obligación como legisladora es tratar de producir los instrumentos que puedan atenuar lo más posible estas situaciones. No hay ley que garantice la transparencia y que haga que todo sea maravilloso. La honestidad y la transparencia por ley no existe. Puedo darle una lista enorme de leyes sobre transparencia que después son interpretadas por la Corte que dice que se puede aplicar y que no. Sr. Andreucci. — Esas disfunciones que pueden existir están, eventualmente, en todas las instituciones. Todos tenemos que trabajar, precisamente, en cada uno de nuestros ámbitos para generar que eso no ocurra. Nosotros asumimos la responsabilidad que nos toca. El resto tiene que asumir la que le toca. Por lo tanto, esa labor que menciona con un ejemplo es una disfunción. ¿De quién? ¿Solamente de lo que se menciona como ejercicio de la abogacía o también toca a otras áreas de poder? Entonces, juntos tenemos que detectar lo malo para generar lo bueno. No tenemos que confundirnos, a lo mejor, con que todo va para una tendencia o todo va para otra tendencia. Este es nuestro aporte. Queremos aportarle a toda esta Comisión este debate y a los señores senadores un enfoque donde el compromiso de la abogacía no es estrictamente esta disfunción. Al contrario, si la detectamos tenemos que castigarla duramente y ser responsables de que no vuelva a pasar. Comprendemos que esto mismo lo asumen todos los poderes políticos. En el tema de carga pública vemos una problemática. Como bien decía, lo de la compensación que existe nos indica que hay una retribución con aportes y con obra social. El tema de carga pública a partir de sorteo no es un tema menor. Creemos que ese plazo de ciento ochenta días va a ser muy difícil de cumplir por más que tengamos el jurado constituido cada seis meses. Por la realidad descripta, el designado va a asumir en algún momento sus funciones para un caso. Va a ser complicado que un abogado que está en el ejercicio de la profesión resuelva suspender su tarea para dedicarse a un caso que no estará vinculado al tribunal y, por lo tanto, podría haber dificultades operativas. Además, las distancias y la inmediatez en el seguimiento de los expedientes podría implicar un defecto funcional y que no haya esa responsabilidad personal asumida de pertenencia. Digo esto fundamentalmente para el caso de los abogados, que es el punto que estoy analizando. En esta idea del sorteo a partir de un universo nos remitimos a contar estos dos ejemplos de listas a partir de una preconstitución más cerrada, ya sea en el artículo 121 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como en la propia ley que regula esta materia. Esto mismo constituye un aporte de lo que muchas provincias tienen, que es una lista preestablecida de jueces, en muchos casos fijadas o preseleccionadas por los propios miembros del Poder Judicial o definidas por esta pauta que mencionaba de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por último, para no agobiarlos más, planteamos la necesidad de repensar el tema de la Justicia Nacional Ordinaria de la Ciudad Autónoma, que está basada en la competencia del Consejo y del Jurado. Esto plantea un debate pendiente, desde el punto de vista de la coparticipación del financiamiento de los recursos, para poner en marcha la desagregación de la Justicia. Esto toca a las funciones que todavía conserva el Consejo. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 16 Sra. Presidenta. — ¿Qué es lo que propone? Sr. Andreucci. — Lo dice la cláusula transitoria... Sra. Presidenta. — Ustedes lo mencionan como una requisitoria. Pero no es objeto de tratamiento en este proyecto particular. El tema de la cláusula transitoria de la Constitución en cuanto a la operatividad de la Justicia en la Ciudad Autónoma tiene que ver con otra ley, que es la famosa Ley Cafiero. En esa ley está en discusión la Justicia, la policía y los recursos con qué atenderlos. Eso no está incluido en este debate. Sr. Andreucci. — Finalmente, no creemos en la desaparición de la FACA y del Colegio Público que tiene en esto una representación particular en orden a esta (subsumición) de competencias, como organismos de garantías en la selección, en la trasparencia de la elección y en demostrar, como se ha hecho, que todos los electos son el resultado de una votación nacional de los abogados, que eligen a los mejores, a aquellos que acreditan sus condiciones en público, que se someten al cuestionamiento de los colegas —lo cual no es poco porque somos verdaderamente críticos para la búsqueda de nuestras aptitudes y calidades. Ello nos ha dado, como siempre ha ocurrido en las elecciones de nuestros Colegios —aun en las épocas difíciles de nuestro país, donde no teníamos instalados los sistemas de democracia—, la renovación y el voto secreto de cada uno de los abogados. Cada uno elije y se hace responsable de esa persona en forma permanente y continua; asume rendiciones de cuentas hacia el público, hacia el Estado y, sobre todo, hacia sus propios pares que no perdemos en ningún caso la condición de ser universitarios. Doctora y señores miembros: les agradezco mucho; la FACA les agradece mucho esta atención y disposición de habernos permitido participar, sin perjuicio de reiterar que hemos tenido que trabajar a contratiempo y a contrarreloj. En nuestro órgano máximo, que es la Junta de Gobierno, donde todos los Colegios —como dije al principio— nos reunimos cada tres meses, haremos nuestra sesión plenaria el próximo 16 de diciembre y —a no dudarlo— allí instalaremos este debate para que la abogacía también desde esa óptica pueda brindar el aporte constructivo para una reforma que nos mejore a todos. Sra. Presidenta. — ¿Algún señor senador o senadora quiere hacerle alguna pregunta al doctor Andreucci? Muy bien, gracias doctor Andreucci. — Se retira el doctor Andreucci. — Ingresa en el Salón Arturo U. Illia el doctor Caminos. Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el doctor Caminos, presidente de la Asociación de Magistrados. Sr. Caminos. — Señora presidenta, señores senadores: soy el presidente de la Asociación de Magistrados. Es realmente un honor para nosotros venir a esta Comisión. Y quiero agradecer nuevamente al Congreso de la Nación, donde en reiteradas oportunidades hemos sido escuchados por distintos temas, porque esta es otra de las ocasiones en las que podemos opinar quienes estamos interesados en los proyectos. Sobre esta iniciativa, que tiene alguna relación con la que el Poder Ejecutivo presentara junto con la de la Ley de Seguridad en el año 2003 ó 2004, tuvimos algunas observaciones a pedido del entonces ministro de Justicia. Y algunas de las cuestiones que aparecen en este proyecto fueron sugerencia nuestra. Tal fue el caso de la cuestión de aquel juez que estaba incapacitado psíquica o físicamente. Coincidimos —me adelanto a esto porque se habló acá— en que no podía ser 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 17 una causal de mal desempeño, pero, a propuesta nuestra, dejamos aclarado que no podía perder los beneficios jubilatorios porque no se trataba de alguien que hubiera actuado con mal desempeño sino de una causal sobreviniente involuntaria que no podía dominar. Esta y algunas otras cuestiones que vamos a ir viendo también fueron motivo de nuestra observación. La Asociación de Magistrados trabajó intensamente allá por los años 94, 95, 96 y 97, tanto cuando se proyectó la reforma constitucional como cuando se trató la ley que reglamentó el Consejo de la Magistratura. Y también en esa oportunidad fuimos escuchados en este Congreso. Esto se hizo conjuntamente con las instituciones de los abogados. En ese momento firmamos una solicitada y tuvimos una opinión conjunta —por primera vez en la historia— con el Colegio de Abogados, con la Asociación de Abogados y con la FACA y tratamos estos temas. Y uno de los que más nos preocupaba era el del equilibrio. Por supuesto que la Asociación de Magistrados coincide con lo que se ha dicho acá acerca de que equilibrio no es igualdad. Se discutió mucho en ese momento la representación sobre todo legislativa, por el tema de las mayorías y minorías políticas. Pero nosotros no dejamos de mostrar en ese momento que se trataba de gobiernos de uno de los poderes del Estado y que debía tener una representación importante de los jueces. No nos satisfizo —y fuimos objeto de crítica— contar nada más que con el 25 por ciento en la composición actual. Y creo que ahora este desequilibrio —según lo vemos nosotros— se ha acentuado en tanto pasamos a tener el 23 por ciento. Decimos esto no porque pensemos con conceptos corporativos, como se define a veces la función de los jueces. En realidad, no lo hacemos corporativamente. Somos integrantes de un poder del Estado y estamos hablando de algunas de las funciones inherentes al gobierno de uno de sus poderes. Esto merece una aclaración de nuestra parte. Primero porque la experiencia de los jueces en el Consejo de la Magistratura no ha sido precisamente la de votar en bloque. Los senadores que han estado allí pueden aseverar esto. Ha habido generalmente votaciones disímiles entre los consejeros jueces en la gran mayoría de las oportunidades. Luego, pensamos que las funciones que tiene el Consejo de la Magistratura son de distinta naturaleza. Y decimos esto porque a la función o a las facultades de selección y de remoción —desde nuestra óptica, por lo menos— le seguimos atribuyendo una naturaleza esencialmente política; no así al resto de las funciones. Por eso, cuando nosotros hablamos de una representación de jueces mayor estamos hablando de funciones que son inherentes al gobierno del Poder Judicial. De ahí que en muchos de los países que tienen incorporado el Consejo de la Magistratura —sobre todo en Europa continental— la representación de los jueces es mayoritaria, así como también lo es la de los abogados y no tienen representación política. Decía que hacemos una diferenciación entre lo que es la selección de los jueces y lo que es la remoción. En realidad, estas funciones han sido siempre de naturaleza política, las han tenido los poderes políticos del Estado. Creemos que en estas comisiones basta con una posibilidad de dar nuestra opinión. Es útil la opinión de los jueces en lo que hace a la selección y a la remoción, porque son los que pueden aportar conocimientos sobre determinadas personas. Pero no es esencial. Particularmente, no creo en los sistemas de cooptación como sistemas de independencia judicial. Esto puede dar lugar a alguna discusión según la óptica desde la que se vea. Creo que... 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 18 Sra. Presidenta. — Por ejemplo, la Comisión de Acusación actualmente no es integrada por ningún juez. Sr. Caminos. — No. Sra. Presidenta. — Y por manifestaciones de un señor integrante del Consejo de la Magistratura en la última reunión que mantuvimos aquí, se dice que es muy difícil que los jueces acusen a los jueces. Esto se dijo en este mismo ámbito y por miembros del Consejo de la Magistratura. Y cuando fuimos a chequear la integración de la Comisión de Acusación resultó ser que no había ningún juez. Entonces, pregunté: cuando un ciudadano común —no hablemos de los legisladores o de los abogados— quiere hacer una denuncia contra un juez por mal desempeño, porque haya sido violada una garantía constitucional o por lo que fuere, y va al Consejo de la Magistratura, ¿ante quién la presenta? ¿Ante la Comisión de Acusación o ante la de Disciplina? Entonces, un integrante del Consejo me dijo que se reunían los presidentes de las comisiones de Acusación y de Disciplina y decidían en base a la presentación de ese ciudadano si el caso de ese magistrado denunciado iba a la Comisión de Acusación —esto es para ser acusado y destituido— o simplemente a la de Disciplina. Entonces, mi pregunta es por qué razón ningún magistrado integra la Comisión de Acusación. Sr. Caminos. — Nosotros hemos planteado este mismo tema. Hemos reclamado que jueces estén presentes en la Comisión de Acusación porque creemos que su opinión es importante cuando se trata de temas de mal desempeño. Sra. Presidenta. - ¿Ante quién? ¿Y quiénes se negaron? ¿Los políticos y los abogados? Sr. Caminos. — El Consejo. Sra. Presidenta. — Pero el Consejo se integra por legisladores, jueces, abogados y académicos. Las decisiones son tomadas por las dos terceras partes, de acuerdo a lo que prevé el actual Reglamento. ¿Hubo algún plenario del Consejo donde los magistrados hayan planteado que querían integrar la Comisión de Acusación y haya sido votado y denegado o no hayan reunido los dos tercios requeridos para que los jueces formen parte de la Comisión de Acusación? ¿Esta situación se produjo? Sr. Caminos. — Sí. Sr. Yoma. — Señora presidenta: creo que es necesario que las entidades que han venido a participar acá comprendan cuál es el criterio que inspira este proyecto de reforma. Si bien es cierto que la naturaleza jurídica es corporativa —esto creo entender del proyecto de dictamen de la presidencia—, esto no quiere decir que funcione de manera corporativa. A la luz de la experiencia de algunos de nosotros en el Consejo de la Magistratura en estos años, se ve que se dan algunos casos en los cuales sí hubo algún tipo de funcionamiento de defensa legítima corporativa de intereses corporativos en el Consejo; no ya en la integración sino en el funcionamiento. En ese sentido es que lo que se busca es que haya principios por los cuales se evite ese funcionamiento corporativo. Cuando se dice que se unifican las dos comisiones —la de Acusación y la de Disciplina— y que no estén los magistrados, es precisamente para evitar la defensa corporativa lógica, legítima de los magistrados respecto de sus asociados; más cuando los representantes son votados por las personas que están siendo sometidas a juzgamiento. Y cuando se dice que los senadores no integran la Comisión de Selección, obviamente después vamos a tener que dar acuerdo acá. Cuando se dan ese tipo de parámetros es en la inteligencia de evitar el funcionamiento corporativo. ¿Qué ocurre ahora —como dice la presidenta— cuando va un ciudadano? Hay un 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 19 Comité de Asignación, que está formado por los presidentes de la Corte, de la Comisión de Disciplina y de la de Selección. Y de ahí, de acuerdo al mérito de la denuncia, va a Acusación o a Disciplina. Este es uno de los elementos que tuvimos en cuenta para decir que debe haber una sola comisión. ¿Por qué? Doy el ejemplo casi patético de lo que ocurrió días atrás con un debate de alrededor de cuatro horas que hubo en el plenario sobre un dictamen del año 2000 acerca de un ciudadano que denunció a un magistrado. Fue a Acusación; estuvo dos años y ahí dijeron que no tenía mérito para ser destituido. Entonces pasó a Disciplina y hace dos años que está allí. Obviamente, el consejero instructor, doctor Gómez Diez, dijo que había caducado la potestad disciplinaria porque habían pasado ya cinco años. Hubo un debate y el plenario decidió que se tenía que tomar en cuenta cuando ingresó en Disciplina y no en el Consejo. ¿Cómo le explicamos a un ciudadano que hace cinco años fue a buscar justicia al Consejo de la Magistratura que al cabo de ese período no se puede hacer nada porque caducó? Hoy mismo hay un expediente por una causa también muy seria que abarca a dos magistrados... Sr. Caminos. — Que es del 98. Sr. Yoma. — Hoy mismo tuvimos un conflicto porque del informe previo surge una responsabilidad para uno de los magistrados y una no tan grave para el otro. Entonces, ¿se envía a los dos a la Comisión de Acusación o a los dos a la de Disciplina? Es tan ridículo dividir la facultad disciplinaria o de corrección... No es que sea algo por lo que debamos responsabilizar a los magistrados ni a los legisladores. A la luz del funcionamiento durante estos años se hace necesaria una corrección. Sra. Presidenta. — En abono a lo que está manifestando el señor senador Yoma, tenemos un estudio que hemos hecho de los expedientes provenientes de la Comisión de Acusación que pasaron a la de Disciplina: son cuarenta y uno; y los remitidos a la Comisión de Acusación desde la de Disciplina son noventa y nueve. En el año 99, por ejemplo, fueron cincuenta y nueve porque no estaba todavía conformado el Comité de Asignación. Pero hubo cuarenta y uno que pasaron para un lado y noventa y nueve para el otro. O sea que en realidad esto no tiene ni siquiera coherencia funcional. Tiene la palabra el señor senador Gómez Diez. Sr. Gómez Diez. — Señora presidenta: el senador que manifestó que generalmente los jueces actúan con prudencia en el caso de acusaciones y de faltas disciplinarias he sido yo. Y la verdad es que esto es así por una circunstancia que bien ha sido apuntada por el senador Yoma, que está dada por las propias características de la representación que tienen los jueces. Esto no quiere decir —por supuesto— que en ocasiones los jueces no hayan votado tanto acusaciones como también faltas disciplinarias. En lo que hace a la integración de la Comisión de Acusación, se resolvió en su momento cuando se dictaron los Reglamentos del Consejo, ocasión en la que ni el senador Yoma ni el que habla integraban el Consejo de la Magistratura de la Nación. Personalmente, no le veo inconveniente a que exista una presencia de los magistrados en la comisión, siempre y cuando no tengan la mayoría de la comisión ni... Sra. Presidenta. — Cuando se sometió a consideración que la Comisión de Acusación fuera integrada por jueces, ¿usted estuvo de acuerdo o se opuso? Sr. Gómez Diez. — No era miembro del Consejo de la Magistratura, porque estos Reglamentos fueron dictados con anterioridad, cuando el Consejo se organizó en su 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 20 primera conformación. Tal vez el que podría aportar datos de esto es el senador Pichetto, que integra el Consejo desde el año 1999. De todas maneras, no vería inconveniente alguno en que haya presencia de los magistrados. Reitero: esto es una cuestión de equilibrio. El punto es que ningún estamento tenga facultad de imposición ni de bloqueo. Así que este tema me parece que es totalmente opinable y perfectible. En lo que hace al Comité de Asignación, está también en el Reglamento del Consejo. Y esto determina que cuando un ciudadano —como usted lo manifiesta— va y presenta una denuncia alguien tenga que ponderar a dónde es girada la denuncia, si a Disciplina o a Acusación. Entonces, el Reglamento asigna esta tarea a los presidentes de ambas comisiones. Puede darse el caso de que los presidentes no estén de acuerdo con el criterio de la asignación —lo cual ha sucedido en la práctica en varias oportunidades—, en cuyo caso se llama a una tercera persona, que es generalmente el secretario general del Consejo de la Magistratura, quien desempata la situación a través de un dictamen fundado. Y desde luego que hay casos en los cuales un expediente va a Acusación y luego, en el curso de la investigación, la comisión llega a la conclusión de que no hay entidad para acusar, por lo que puede derivar el expediente a la de Disciplina porque se ha llegado a la conclusión de que constituye una falta disciplinaria, en cuyo caso la Comisión de Disciplina tramita el sumario y se proyecta la imposición de una sanción, que es un tema que siempre es resuelto por el plenario. Acá quiero reiterar que la conformación de las comisiones tiene su importancia y significación, pero lo que es central y decide es el plenario del cuerpo, que es el que adopta la decisión final. La Comisión puede aconsejar un criterio u otro y a veces hay más de un dictamen de comisión, pero el plenario es el que adopta la decisión final. Sra. Presidenta. — Como acá tengo la versión taquigráfica, quiero recordar que usted dijo exactamente que “por mi experiencia en el Consejo es bastante difícil conseguir que un juez acuse a un par.” Esto usted nos lo dijo durante la última reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales. En cuanto al número de votación, debo decir que tomamos el año 2005 para analizar 58 votaciones de las efectuadas en los distintos plenarios, de las que hemos tomado, por una cuestión de forma, las más importantes. De ellas surge que los representantes de los abogados votaron en forma conjunta en 18 oportunidades, los jueces, que son los que más votaron en forma conjunta, lo hicieron en 23 oportunidades. Los representantes de los académicos y los científicos votaron en forma conjunta en 22 oportunidades. Y los que menos votaron en forma conjunta, contra todo lo que podía suponerse, fueron los miembros de la parte política del Consejo de la Magistratura. Esto va contra todo lo que podría pensarse sobre la nefasta influencia de la política, que es algo que he escuchado y que, incluso, han repetido algunos miembros del propio cuerpo, en las instituciones argentinas como si sólo fuéramos nosotros los que hacemos política. Pero si analizamos los hechos concretos veremos que somos los que menos han votado en forma conjunta. Sr. Gómez Diez. — Pido la palabra. Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor senador Gómez Diez. Sr. Gómez Diez. — Señora presidenta: creo que uno puede hacer un análisis respecto de si los diferentes estamentos votaron en forma conjunta o en forma separada. Sra. Presidenta. — Lo hemos hecho. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 21 Sr. Gómez Diez. — Es una forma de mirar las cosas, pero la cuestión central pasa por si algún estamento del Consejo tiene facultades o no de imponer su decisión o de bloquear la decisión del cuerpo. Y la verdad es que en esta conformación, aún cuando actuara un estamento de manera conjunta, no tiene esa posibilidad de disponer ni de bloquear. Esto es lo central. Sra. Presidenta. — Entonces, es la negociación del sistema y a mí no me gusta que haya un sistema de negociación cuando se trata de acusar o destituir a un juez. Si usted me dice esto, en definitiva, me dice que hay que negociar las decisiones. No me parece que haya que negociar cuando uno vota de acuerdo con la acusación... Sr. Gómez Diez. — Como miembro del Consejo de la Magistratrura no puedo admitir que usted manifieste que se negocia... Sra. Presidenta. — Yo no digo... Sr. Gómez Diez. — Bueno, usted lo acaba de manifestar. Yo nunca he negociado nada sino que he votado según mi conciencia. Sra. Presidenta. — Entonces, nadie bloquea. Para ponernos de acuerdo en lo que estamos diciendo, usted me dice que lo que es importante preservar es una forma de votar que no permita que ningún sector se imponga al otro. Eso es lo que usted me acaba de decir. Ahora bien, si usted me dice eso, yo tengo que decirle que cada vez que se analiza o no la destitución de un juez, usted lo que tiene que lograr es que cada uno se exprese como tiene la intención de hacerlo. Si, como usted dice, cada uno vota de acuerdo a su real saber y entender, sin los dos tercios o la mayoría absoluta, no sería una cuestión preocupante porque cada uno votaría a su real saber y entender que, según mi criterio, es como debe votarse siempre y no solamente para acusar, destituir o sancionar a un magistrado sino para todas las cuestiones. Entonces, no cierran en mi razonamiento la lógica del funcionamiento del Consejo y la preservación de algunas formas que aún conserva el Consejo. Nosotros estamos hablando de que estamos proponiendo una norma en la cual creo que hay equilibrio, que contamos con la mayoría absoluta de los miembros para sesionar como tiene cualquier cuerpo colegiado en el mundo; es decir, una mayoría absoluta de los miembros para funcionar y una mayoría calificada para elegir un juez o para destituirlo. Según lo que he leído y me han dicho muchos miembros del Consejo una de las trabas en su funcionamiento es la mayoría calificada, absolutamente para todo lo que obliga a una negociación permanente, lo que no quiere decir que negociar implique una actitud de ilicitud. La negociación no es una actitud ilícita. Pero me parece que no es el mecanismo más adecuado para preservar un buen funcionamiento de la justicia. Creo que cada uno tiene que votar de acuerdo con lo que opina, independientemente de que sea parte de las tres cuartas partes que van a votar en un sentido o que sea uno sólo. Será que como por mucho tiempo he votado yo solita, nunca me he preocupado de ver si formo parte de la mayoría o de la minoría sino de lo que pienso. Por eso, no veo la razón para que se haga hincapié en determinadas formas que tienen más que ver con que tal o cual sea imprescindible para tal o cual resultado. Esto se lo digo con toda sinceridad, y no estoy hablando de ilicitudes. En definitiva, son valoraciones que cada uno hará de lo que estima conveniente para destituir o acusar o no a un juez. Sr. Gómez Diez.— Señora presidenta: si usted ha hecho una investigación a los efectos de analizar si hay un voto corporativo de los diferentes estamentos, usted comprenderá que 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 22 puede ser una preocupación válida la suya y sin duda es un tema a tener en cuenta cuando se resuelve la conformación del Consejo. Por eso, frente a esa posibilidad, la respuesta que da la ley es el equilibrio. Por más que un estamento actúe de manera conjunta nunca tendrá número ni para imponerse ni para bloquear. Sra. Presidenta.— Vamos a dejar este tema porque en realidad estamos debatiendo cuestiones que son propias de los legisladores y le estamos quitando espacio a los representantes de los magistrados. Me parece que sería adecuado que él termine su exposición y nosotros después debatamos en lo que nos es propio, que es el debate parlamentario. Continúe doctor Caminos. Sr. Caminos.— A mí también me gusta debatir y creo que algunas de las cosas que dije han dado pie para esto. De todas manera, como he perdido el hilo, voy a tratar de recuperarlo. Si hablamos de equilibrio, debo decir que no creo que el proyecto guarde equilibrio. Por eso, nosotros estamos haciendo hincapié en las distintas facultades y la necesidad en el caso nuestro, el de los jueces, de contar con una representación que proporcione un verdadero equilibrio que no tiene la ley actual y que en este caso se disminuye. Creo que da una preeminencia política que en alguna de las materias conforma una mayoría total, que en el caso disciplinario, como señaló el doctor Andreucci, hace que las representaciones políticas tengan mayoría propia. Y esto no parece ser adecuado ni parece ser lo que la Constitución contempla. Nosotros creemos que hay un desequilibrio que no es, precisamente, el equilibrio que reclama el artículo 114 cuando señala que debe ser preservado. Y cuando estaba introduciéndome en este tema, estaba distinguiendo algunas facultades y algunas representaciones en las comisiones.. — Ocupa la Presidencia el señor senador Jorge Yoma. Sr. Caminos.— Y ahí es donde decía que nosotros distinguimos la distinta naturaleza de las facultades que tiene el Consejo de la Magistratura. Los jueces no pretendemos actuar corporativamente. Creo que la designación, discúlpenme que la use, es poco feliz para dirigirse a un poder del Estado, así como descalifica a los integrantes de un poder del Estado. Acá se dijeron algunas cosas que me obligan a hacer una aclaración. Por lo menos desde la Asociación de Magistrados no queremos proteger jueces. No estamos para ello sino para proteger la independencia y el mejoramiento de la administración de justicia. Tampoco en el seno del Poder Judicial queremos lo que no quieren los ciudadanos. Por eso, los jueces nunca hemos protegido a los colegas que no han merecido estar en el Poder Judicial. Si hemos acompañando a los jueces al Consejo de la Magistratura es porque creemos en las garantías procesales, en cualquiera que sea la forma de juzgar a quien se juzgue; pero eso sí, respetando las garantías constitucionales porque es la única manera en que un Estado democrático constitucional puede actuar en justicia. Por esto creo que cuando se menciona la corporación de los jueces es un criterio descalificante e inadecuado. He creído necesario aclarar algunos puntos sobre los que no nos interesa tener injerencia mayoritaria, por ejemplo en la selección de los jueces, porque consideramos que es una naturaleza esencialmente política y tampoco la remoción de los jueces, ya que no estamos interesados en proteger a quien no se lo merece. Es importante que los jueces estén presentes en las comisiones de Acusación y Selección porque son quienes pueden dar sus opiniones, ya que son los que mejor conocen, 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 23 muchas veces, a los postulantes y cómo se manejan los juzgados, etcétera. Asimismo, creemos que hay otras que hacen a la esencia de un poder, al gobierno de un poder, que son las facultades reglamentarias, de administración e, incluso, las facultades disciplinarias que son de naturaleza muy distinta de aquellas que hacen a la remoción. Cuando hacemos referencia a una mayor representación de jueces, que no sea ni el 23 ó 25 por ciento, no estamos queriendo tener el manejo del Consejo de la Magistratura, ni estamos hablando de corporaciones sino que estamos hablando del gobierno de un poder del Estado que nosotros integramos. Expresamos nuestra opinión cuando se discutió el tema en la Convención de 1994. Luego, lo hicimos cuando se trajo a discusión la ley del Consejo de la Magistratura. Es un organismo que tiene por objetivo asegurar la independencia del Poder Judicial, que no debe declamarse políticamente sino que debe asegurarse efectivamente. Creo que muchas de las instituciones no han estado a la altura de las circunstancias como para defender la independencia de un poder judicial. Este organismo debe asegurar la independencia del Poder Judicial, libre de injerencias políticas. Muchas veces, desde la Asociación de Magistrados, hemos hecho este reclamo al Consejo de la Magistratura. Considero que es buena toda reforma que apunte a la independencia del Poder Judicial como herramienta para asegurar la vigencia de un sistema democrático y la convivencia democrática. En tanto esto no se asegure y solamente se aseguren preeminencias políticas va a ser mala. Pasando a otro tema, hay cuestiones puntuales que hemos observado en el Reglamento. Las citaré brevemente: creo que la presidencia del Consejo debe estar en cabeza del presidente de la Corte Suprema de Justicia porque esto obliga a una tarea de coordinación. Cuando se trató la ley en el año 95 ó 96, esta cuestión fue muy debatida. No creemos que sea conveniente —lo hemos planteado por nota al Consejo— la unificación de las comisiones de Disciplina y de Acusación porque son materias distintas. La disciplina es propia de la vida interna del Poder Judicial. No es lo mismo, señores senadores, para un juez estar en la Comisión de Acusación que estar en la Comisión de Disciplina. Cuando un juez está en la Comisión de Acusación le crea un estado de incertidumbre tal que muchas veces interfiere con su trabajo. Reitero, son materias absolutamente distintas. La Asociación de Magistrados planteó ante el Consejo de la Magistratura la necesidad imperiosa de que haya un plazo de caducidad, no de prescripción porque no buscamos impunidad. Es impensable que puedan seguir manteniéndose procesos abiertos durante cuatro, cinco o seis años sin que tengan una resolución. Cuando hablamos de desequilibrio, observamos que en materia disciplinaria, como dijimos recién, esta composición prevista permite que los órganos de elección popular cuenten con la posibilidad de aplicar o impedir sanciones; son siete, es decir, tienen la mayoría. —Ocupa la presidencia la señora senadora Fernández de Kirchner. Sr. Caminos. — Estamos hablando del artículo 3Ε, punto 12, sanciones disciplinarias. Estaba diciendo que ya en el Consejo de la Magistratura, ante un proyecto presentado, habíamos planteado la inconveniencia de unificar las comisiones de Acusación y Disciplina. Sra. Presidenta.- En realidad, esto lo discutimos mucho durante la última reunión de Comisión. No es distinto porque ambas versan sobre una misma materia: la conducta de los magistrados. La gravedad o no de la conducta del magistrado la debe evaluar la Comisión y luego, emitirá un dictamen que se someterá al plenario del Consejo, que 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 24 establecerá si es una sanción disciplinaria o si ha hecho algo tan grave como para determinar que sea acusado ante el Jurado de Enjuiciamiento. Reitero, la materia es exactamente la misma: la conducta de los magistrados. Voy a dar un ejemplo que cité hace un instante: yo, ciudadana común, sin mayor conocimiento, presento una denuncia ante el Consejo de la Magistratura por la inconducta de un juez. Me parece que tiene que haber un solo organismo que evalúe la situación y determine si es pasible o no de ser acusado o sancionado, ya sea con una sanción menor. Luego, esta cuestión será sometida al plenario del cuerpo. Si lo dejamos como está en la actualidad, tal vez, conductas que podrían llegar a merecer la destitución de un juez, con el solo mecanismo de pasar la sanción a la Comisión de Disciplina, ese juez no es evaluado en los términos que prevén la Constitución, los reglamentos y las leyes vigentes para realizar su destitución. Considero que uno de los hallazgos de la ley es unificar en una sola cosa acusación y sanción porque, en definitiva, la destitución de un juez es una sanción también, la más grave de todas. El procedimiento es particular para el caso de que la sanción sea la destitución, pero es una sanción a la conducta del juez, como puede serlo una multa u otro tipo de sanciones. No entendemos, salvo que sea un mecanismo que no alcanzamos a comprender para qué, que esté separado, por un lado, la acusación y, por otro lado, la disciplina. Y, curiosamente, la Comisión de Acusación no está integrada por ningún juez. Sr. Caminos. — Le doy mi punto de vista, el punto de vista que sostuvimos en el Consejo de la Magistratura. En realidad, son funciones distintas. Una es netamente judicial. La función disciplinaria es una función reglamentaria que tiene sanciones previstas, que van desde un llamado de atención hasta multas. Están previstas en los reglamentos. Puede también estar prevista en la ley. En este proyecto se incorporan algunas sanciones. Pero generalmente están en los reglamentos para la Justicia Nacional y para la Corte. Cualquiera que haga una denuncia y cualquiera que la reciba sabe cuándo hay una cuestión de tal gravedad que sea para acusar al magistrado o para sancionarlo. Si a un juez lo acusan porque contestó mal a un abogado o fue displicente en el tratamiento, ese juez va a saber que, seguramente, no lo van a remover sino que va a tener una sanción disciplinaria. Cualquiera que lo vea va a saber que esto es para una sanción disciplinaria. Les puedo asegurar que no es lo mismo para un juez la incertidumbre que crea para su futuro tener una denuncia en la Comisión de Acusación que tener una denuncia en la Comisión de Disciplina. Sra. Presidenta. — ¿Quién determina esto? Fíjense la referencia que hacía hace un rato respecto a los expedientes que de la Comisión de Acusación pasaron a la Comisión de Disciplina y viceversa. De la Comisión de Disciplina a la de Acusación pasaron cuarenta y un expedientes. Y de la Comisión de Acusación a la de Disciplina, pasaron noventa y nueve expedientes. No me parece la objeción que se hace. Sr. Caminos. — Lo que ha pasado es que ingresaban, generalmente, por la Comisión de Acusación y, de acuerdo a la materia, se derivaba a la Comisión de Disciplina. Salvo en las cuestiones que eran demasiado claras. El tratamiento previsto para las sanciones disciplinarias es totalmente distinto al previsto para las acusaciones. Creo que tiene que haber una participación mayor de los jueces porque es una cuestión inherente al Poder Judicial. Al punto tal que el proyecto deriva para el caso de funcionarios que se mantengan en las Cámaras de Apelaciones y determinadas sanciones para estamentos inferiores a los jueces. Eso está mostrando que son cuestiones absolutamente distintas, que merecen un tratamiento distinto. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 25 Sra. Presidenta. — Un tratamiento distinto lo van a merecer siempre. Lo que estamos viendo es el ámbito de competencia. Si se evalúa la conducta de un juez, es obvio que si ese juez merece una sanción disciplinaria, el tratamiento va a ser el que el propio reglamento establece para sanciones disciplinarias. Y si la Comisión evalúa que está dentro de las causales previstas para la destitución, va a tener el procedimiento previsto para la destitución, que es el de la acusación, los traslados, el Jurado de Enjuiciamiento, etcétera. El hecho de que se discuta en un mismo ámbito no le da un trámite diferente. El trámite ya está impuesto. La única forma de destituir a un juez es cumpliendo determinados requisitos, que son los que prevé la propia ley y luego es sometido al Jurado de Enjuiciamiento. Pero no el hecho de que pueda ir a una Comisión. Reitero, si no, tenemos que tres personas determinan si es pasible de una sanción disciplinaria o de una acusación. Me parece que esto viola el espíritu participativo. Todos tienen miedo de que un sector decida sobre todos. Pero resulta que acá están todos de acuerdo con que tres personas decidan sobre si lo echamos o lo sancionamos nada más. Veo argumentos que se chocan unos con otros al plantear objeciones. Tiene la palabra el señor senador Jaque. Sr. Jaque. — Quiero hacerle una pregunta, partiendo de la base de que no soy abogado. Me imagino que en los dos casos, cuando se presenta una denuncia contra un juez, la ameritación no surge solamente de lo que se lee sino que debe haber un proceso en el cual, en ambos casos, trataré de armar un expediente, habrá que asegurar que la persona se pueda defender, habrá un proceso que será a través de un sumario, por decirlo de alguna forma. Entonces, si ése es el procedimiento en los dos casos, no veo cuál es la razón para decir que tengo que tener dos procedimientos distintos. Si queremos buscar mayor celeridad es mejor que sea una única vía donde voy haciendo todo el trámite y en la ameritación final, que no es a partir de lo que puedo escribir al hacer la denuncia sino que surgirá de otros elementos del proceso, se define. Si esto es así, no veo cuál puede ser la diferencia en que me digan que empezó por el camino A o el B, si, en definitiva, el proceso es el mismo. Al contrario, si al cabo de tres o cuatro meses, me doy cuenta de que en vez de estar en este lugar tiene que estar en el otro, creo que la incertidumbre para la persona denunciada es mucho mayor que la generada al estar en un mismo camino. Sr. Caminos. — Que termina con una sanción. Sr. Jaque. — Puede terminar con una sanción. En definitiva, no importa cómo termina. Sr. Caminos. —Voy a poner la cuestión al revés. No alcanzo a comprender cuál es el motivo para unificar. Sr. Yoma. — Este tema es recurrente. Lo voy a graficar con un hecho que hoy sucedió. El Consejo de la Magistratura envió una auditoria sobre dos jueces federales de una provincia argentina respecto al comportamiento de estos magistrados durante el corralito. De ese informe preliminar surge que la responsabilidad de uno de ellos es grave y que la del otro juez es leve. Me refiero a la conducta que tuvieron en el tema de los amparos durante el corralito. En el Comité de Asignaciones sostuve que había que dividir, que uno debía ir a la Comisión de Disciplina y el otro a la de Acusación. Resolvieron por mayoría que ambos tenían que ir a la Comisión de Acusación. ¿Qué es lo que va a ocurrir? Aquel magistrado que tiene un comportamiento que surge como una conducta leve, que no califica para destituirlo, va a estar dos años en la Comisión de Acusación y, de ahí, van a pasar otros dos años más e irá a la Comisión de Disciplina. Si tomamos que la actuación 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 26 durante el corralito fue hace cuatro años, van a pasar diez años para tener un pronunciamiento en el Consejo de la Magistratura sobre la conducta de un magistrado. ¿Cuál es el sentido de esto? ¿Por qué no tener una Comisión que evalúa y que de ahí surja si la conducta es grave o no? Si la conducta no es grave, tendrá un apercibimiento. Y si es grave, un descuento de haberes o la destitución. Pero sería en una sola Comisión y una sola investigación. ¿Qué sentido tiene eso de ir y venir? Estas cuarenta y un causas que fueron de la Comisión de Disciplina a la de Acusación no fue porque en la Comisión de Disciplina se consideró grave la conducta sino que, en su gran mayoría, se trataba de jueces que estaban sometidos a destitución en otras causas y se les sumaron causas que entraban a disciplina. No tiene sentido. Esto lo digo de manera funcional. No es descalificatorio para los jueces. No se trata de montar un tribunal de inquisición para juzgar. Al contrario, es para darle a la sociedad un mecanismo rápido para que evalúe la conducta disvaliosa de un juez y también para que rápidamente se pueda decir que el juez no cometió ningún tipo de conducta disvaliosa cuando se de el caso. Si no ahora hay magistrados que hace cuatro años están siendo sometidos a denuncias en el Consejo de la Magistratura y éste todavía no se expidió. Eso también afecta a la función del magistrado. Esto es lo que se busca. Está a favor del magistrado honesto y que trabaja correctamente porque más rápidamente va a tener un pronunciamiento favorable a su inocencia. Obviamente, también va a tener un pronunciamiento desfavorable en los casos de mala conducta. Esto tiene un sentido funcional. Por eso, los legisladores acompañamos este proyecto de la Presidencia de la Comisión. Realmente, después de siete años de funcionamiento del Consejo, hay cuestiones que hay que corregir. Hoy el legislador está intentando corregir para mejorar el funcionamiento de la institución. No es de ninguna manera para generar un conflicto con el Poder Judicial. Al contrario. Sra. Presidenta. — Vamos a ordenarnos. En primer lugar, hará uso de la palabra el señor senador Massoni, que hasta ahora no ha hablado. Después, hará uso de la palabra el señor senador Gómez Diez. En todo caso, luego dejamos terminar su exposición al magistrado. Esta es una de las cuestiones que más ha suscitado discusión. Me parece que es porque tiene que ver con las garantías del debido proceso para todos, para el que hace la denuncia y también para el que es evaluado. Sr. Massoni. — Quiero hacer una simple aclaración a lo manifestado. No todos estamos de acuerdo en la estructura señalando que tenemos algunas discrepancias y que buscamos que se mantenga ampliamente la transparencia. Simplemente hago esta acotación para que no se crea que todos los que integramos la comisión estamos de acuerdo. Sr. Gómez Diez. — En primer lugar, con respecto a lo que ha manifestado el senador Yoma, creo que los expedientes de la Comisión de Acusación tienen que tener un plazo de caducidad, para que no se mantengan indefinidamente a través del tiempo. Este es un punto que en este momento está siendo analizado por el Consejo. En el Orden del Día figura un proyecto para establecer un plazo de esta naturaleza; es un tema pendiente de resolución. Creo que la señora presidenta ha dado en la tecla cuando, refiriéndose a la cuestión que estábamos analizando, hizo referencia a los trámites de los distintos tipos de denuncia; es decir, al procedimiento. Me parece que esta es una cuestión central, porque cuando hay una causa que es para Acusación lo que la comisión hace es una tarea de averiguamiento: 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 27 lleva adelante una investigación de un hecho para resolver que se acusa y luego se realiza el procedimiento ante el Jurado de Enjuiciamiento. En cambio, cuando hay una causa disciplinaria, el proceso —es decir, el sumario— lo lleva adelante la Comisión de Disciplina, con todas las garantías del debido proceso legal. Me parece que esta es una diferencia sustancial que justifica que Disciplina y Acusación se traten en diferentes ámbitos. Pero, desde luego, como nunca hay verdades absolutas, a veces se dan situaciones en las cuales van causas a Disciplina que realmente son de Acusación o van causas a Acusación que terminan siendo de Disciplina; aunque la verdad es que en materia disciplinaria sólo son las infracciones de carácter procesal reiteradas, la falta del decoro o la inconducta de los jueces. Sra. Presidenta. — Continúa en el uso de la palabra el señor Caminos. Sr. Caminos.— Ya hemos hablado del plazo de caducidad que la Asociación de Magistrados planteó en el Consejo. Nosotros creemos que es imprescindible un plazo de caducidad. Distinguimos que no era un plazo de prescripción que llevara a la impunidad sino un plazo razonable dentro del cual se debe permitir desarrollar cualquier investigación para evitar ese estado de incertidumbre que hace prolongar las denuncias. Otro de los puntos que nosotros advertimos, hablando de las distintas facultades que tiene el Consejo, es que creemos que en las comisiones de Administración Financiera y de Reglamentación tiene que haber mayor representación de jueces; creemos que debe estar la totalidad de los jueces en esas comisiones. Estamos absolutamente de acuerdo con este proyecto de excluir que por vía reglamentaria puedan modificarse las competencias de los juzgados, porque eso es materia propia del Congreso de la Nación y no puede ser resuelto por un órgano administrativo. No estamos de acuerdo con las facultades que se da al plenario en el artículo 7°, punto c), para revisar de oficio las calificaciones de los jurados. Creo que esta es una manera de eliminar por vía elíptica el sistema de concursos y restar confiabilidad, creando así una vía de sospecha, de afectación a la transparencia, perseguida cuando el concurso es anónimo. Creo que cuando hay una corrección arbitraria debe anularse el concurso, pero no corregirse de oficio. Algunas correcciones que hizo el plenario en sus inicios dieron lugar a sospechas y a observaciones, lo cual creo que no es bueno. Para algo está el jurado, y ahora hay un comité que puede ver las impugnaciones en el caso de las calificaciones de los concursos de oposición. Repito que no es bueno que corrija el plenario, y mucho menos que lo haga de oficio, como está previsto en el Reglamento. Sra. Presidenta. — No; pero eso no está previsto en este proyecto sino que está vigente en la ley actual. Sr. Caminos.— Hay un cuerpo que revisa las calificaciones en los casos de impugnación... Sra. Presidenta. — Pero eso es lo que está determinado actualmente. Sr. Caminos.— Sí; por eso digo que no es bueno que eso se mantenga en este proyecto. Sra. Presidenta. — Dejemos en claro, para aquellos senadores y para las versiones taquigráficas, que no se trata de algo que cree este proyecto sino que es una situación que está vigente por la ley actual. Sr. Gómez Diez. — Además, actualmente hay un mecanismo de consultores. Sr. Caminos.— Sí; de consultores técnicos, precisamente a raíz de las críticas que han generado las correcciones de los concursos por parte del plenario. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 28 También creemos que debe haber una norma general para asegurar la independencia de los jueces en cuanto al contenido de las sentencias, porque esto pareciera estar solamente en lo que hace a las sanciones disciplinarias pero no a las causales de remoción. El artículo 8°, punto b), cuando hace referencia a la potestad disciplinaria, está hablando de la independencia de los jueces en materia... Sra. Presidenta. — La potestad disciplinaria de un cuerpo no está referida únicamente a las cuestiones disciplinarias; además, vade suyo, no es una cuestión que esté de acuerdo a la propia ley. Sr. Caminos.— No tendríamos Poder Judicial si se pudiese perseguir a los jueces por el contenido de sus sentencias, pero está puesto en un artículo que habla nada más que de las sanciones disciplinarias. Sra. Presidenta. — Aquí me dice la secretaria que está dentro del artículo 14, porque hace referencia a la Comisión de Disciplina y Acusación. Dicho artículo establece competencia y, en el punto b), habla del ejercicio de la potestad disciplinaria; es más, las sanciones disciplinarias están en el punto a). Sr. Caminos.— Para ser más concreto, quiero decir que estamos de acuerdo con el tema de la reelección, sobre lo cual ya han hablado en la exposición anterior, que haya por lo menos un período y después otra reelección. Aún cuando no es uniforme la posición de todos los integrantes del Consejo de la Magistratura —me refiero a los consejeros jueces—, por lo menos algunos hemos objetado el tema de la reelección de los jueces porque nos parece que no es adecuado. No es buena ninguna reelección y estoy de acuerdo en este tipo de organismos, pero me parece que es saludable, por lo menos, dejar un período en el caso de los jueces. En materia del Jurado de Enjuiciamiento, así como sostuvimos que el Consejo de la Magistratura debe estar presidido por el presidente de la Corte, también creo que un ministro de la Corte debe presidir dicho Jurado, por lo que implica y por la naturaleza de este organismo. Me parece que la remoción de los jueces es una cuestión tan trascendente que sería acertado, por lo menos, que uno de los ministros de la Corte presida ese tribunal. En cuanto al tema de las listas nosotros hemos advertido que, en el caso de los abogados, no se han establecido condiciones para integrar las listas del Jurado de Enjuiciamiento, por lo menos no las he visto. Sra. Presidenta. — Eso ya lo corregimos, porque precisamente en la última reunión de esta comisión la gente de la F.A.C.A. planteó el caso de aquellos abogados inscriptos recientemente recibidos que no tenían la experiencia necesaria. A raíz de eso introdujimos una modificación diciendo que el universo sobre el cual se debería sortear es sobre el de aquellos abogados matriculados que reúnan las aptitudes y las condiciones que se exigen para ser miembro consejero. Con lo cual, ese error ya fue rectificado. Sr. Caminos. — Nosotros no estamos de acuerdo con que todos los jueces de las cámaras del interior o de la Capital Federal sean potenciales jueces del Jurado. Nos parece que el sistema actual, en cuanto a la elección de los miembros del Jurado de Enjuiciamiento, no es un mal sistema o que, por lo menos, ha respondido a las expectativas que se tenían. Sí nos parece que es un error tomarlo como carga pública de los jueces sin que éstos, voluntariamente, se ofrezcan para ser designados como miembros del Jurado de Enjuiciamiento. No se le puede exigir al juez aquello que, como carga pública, no quiere realizar. No se le puede imponer esto porque no es una función para la cual fue designado sino que se le impone por ley ahora. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 29 En este caso, creemos que sería mucho más conveniente ampliar las listas o tener listas de aquellos que se propongan para integrar voluntariamente el Jurado de Enjuiciamiento. Por eso, no me parece que este sistema tenga que ser una carga pública para los jueces. Sr. Massoni. — Pido la palabra. Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor senador Massoni. Sr. Massoni. — Si no es carga pública es posible que ninguno acepte ser designado. Sr. Caminos. — En realidad están siendo votados. Esta es una posibilidad y no ha pasado. Hay jueces, hay suplentes y todos se proponen en cada una de las elecciones; y son designados por sus pares aquellos que se consideran más calificados para ejercer esa función. Sr. Massoni. — Está bien; pero ustedes dicen que no sea una carga pública, y en ese caso es posible que los mejores jueces, teniendo en cuenta que tienen que atender sus trabajos y sus tareas, no acepten si van a percibir la misma remuneración. Sr. Caminos. — ¿Usted dice que es posible que los mejores no acepten? Sr. Massoni. — Así es. Hago esta acotación porque creo que es difícil que voluntariamente un juez vaya a juzgar... Sr. Caminos. — En realidad, no es esto lo que sucede, senador, porque teniendo en cuenta la experiencia actual, todas las listas que se presentan a elección de sus pares están integradas por jueces de cámaras, jueces del interior, y en este sentido no hubo problemas. Sr. Massoni. — Entonces, si no hubo problemas, puede quedar lo de carga pública. Es decir, si no hubo problemas y han aceptado... Sr. Caminos. — Bueno, podría quedar como carga pública en el supuesto de que no haya jueces que se propongan... Sra. Presidenta. — Perdón; vamos a ponernos de acuerdo. ¿Cuál ha sido la intención que se ha llevado adelante para consagrar un Jurado de Enjuiciamiento de carácter no permanente y de composición absolutamente aleatoria, en la medida en que es sometida a sorteo? Primero que, por lo pronto, la evaluación de la permanencia o no de un juez en un cargo es lo suficientemente importante como para que no quede sometida a opinión de cuerpos permanentes propuestos por listas que, además, tienen determinadas identificaciones. Porque, a ver, a ustedes los magistrados les pasa lo mismo que a los abogados o que a alguien que se postula en las elecciones de un club de fútbol; no son diferentes al resto de los mortales: tienen afinidades comunes, valoraciones y orientaciones. Sr. Caminos. — Sí. Sra. Presidenta. — Últimamente pareciera que la palabra “política” no existiera vinculada a la Justicia y, discúlpenme, pero existe, y ustedes lo saben mejor que yo. Entonces, precisamente, la idea ha sido darle una garantía absoluta al juez, y no hay mayor garantía para un magistrado —si realmente uno descuenta que esa persona es un buen magistrado, que tiene una conducta honesta, etcétera— que someterlo a un juicio en el cual quienes lo van a evaluar no vinieron en una lista en la cual hubo acuerdos para conformarla sino que fueron designados a través de un sorteo. Es decir, se trata de personas que van a evaluar la conducta de un juez sin pertenecer a un determinado espacio o grupo. Es más, esto también hemos querido hacerlo con los propios legisladores que integran los cuerpos, de modo tal que el legislador que con representación política integra 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 30 el Jurado de Enjuiciamiento no sea siempre el mismo sino que sea sometido a sorteo. Esta sería una suerte de sistema de jurados calificados, en donde para cada juicio se sortea un jurado. ¿Por qué es tan garantista el sistema de jurados? Porque se presupone que no hay alineación o alineamiento de ninguna característica en un tribunal que está sometido a sorteo. Por otra parte, tiene que ser carga pública, porque creo que la obligación de participar debe ser una carga ciudadana, ya que, en definitiva, las instituciones no las hacen solamente quienes quieren participar en ellas sino todos los ciudadanos. Así que, a mí me parece que es absolutamente garantista y que da una noción de transparencia absoluta el hecho de que el Jurado de Enjuiciamiento lo componga un jurado absolutamente contingente, sorteado cada seis meses y que no esté sometido a ningún alineamiento de listas. Porque el hecho de conformar una lista presupone cierto grado de alineamiento en la orientación, el pensamiento, etcétera. Yo no sé, pero normalmente uno nunca va en una lista con gente que no piensa parecido a uno. Quizás en el caso de un partido político vaya en la lista alguien que piense diferente al resto pero, normalmente, ya sea en las listas de candidatos para dirigir un club de fútbol o en cualquier otra lista de este tipo son mucho más comunes los alineamientos que en la misma política. Aunque parezca un contrasentido, a veces la descripción de la realidad es mucho más fuerte que todas las enunciaciones teóricas que tienen los códigos, las leyes, etcétera. Sr. Caminos. — Comprendo lo que usted dice y estoy de acuerdo en la teoría, y también estoy de acuerdo en que no todos tienen la misma capacidad o la misma forma de resolver o decidir; y, francamente, a mí me afligiría saber quién es el que aparece en el bolillero. No es que sea despectivo, pero creo que cuando uno conforma una lista trata de hacerlo con los mejores, y justamente los pares eligen quiénes son los mejores. No es mucho más lo que quería decir; solamente que creo que es importante pensar que los jueces deben tener licencia en el Consejo de la Magistratura, y aclaro que yo no soy candidato a integrar dicho Consejo. Cabe señalar la dedicación, sobre todo de los jueces del interior, que tienen que viajar permanentemente. Ellos deben estar acá pero no pueden viajar siempre, porque para hacerlo deben abandonar sus juzgados. Esto es así, y lo vemos con los representantes de los jueces del interior, que vienen una vez cada diez o quince días y que viajan cuando pueden, porque tal vez están de turno o tienen otros problemas. Realmente, es muy difícil atender a conciencia un juzgado y también el Consejo de la Magistratura si uno pretende hacer bien las dos tareas. Creo que la experiencia nos demuestra la necesidad de esa licencia, y por eso también es bueno que haya un sólo período. Sra. Presidenta. — Eso último me parece absolutamente razonable, y no podemos desconocerlo, porque lo que es razonable es razonable. Se hace referencia a que necesariamente debe conformarse con un juez del interior —cosa que por supuesto comparto y sigo apoyando por tener un criterio federal—, pero lo cierto es que si ese juez está acá no puede atender su juzgado. Diferente es el caso de los legisladores, cuyo ámbito de funciones es el de la Capital Federal, en donde funciona el Consejo de la Magistratura. Y, en realidad, los legisladores no tenemos que atender las funciones administrativas de nuestros despachos, que sí son características de un juez. Esto es rigurosamente cierto y creo que, en el caso de los jueces, deberíamos contemplarlo en el despacho. Me parece que esto sería criterioso, porque existe una imposibilidad física, ni siquiera de trabajo. ¿Cómo hace un juez de Jujuy o de Tierra del 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 31 Fuego para formar parte del Consejo de la Magistratura y asistir a todas sus reuniones y, además, atender su juzgado? Es diferente el caso de un legislador, que todas las semanas está en la Capital Federal por sus funciones específicas y, además, porque las características de nuestra misma función no nos implica una atención de nuestros despachos ni tener que sacar resoluciones ni tomar decisiones todos los días. En la naturaleza jurídica de las funciones hay una doble diferencia con respecto a los legisladores, como son la funcionalidad en sí misma y la cuestión física, concretamente, el desempeño geográfico. Inclusive, el Consejo está aquí, en Capital Federal. Por lo tanto es un dato atendible. Queremos agradecerle doctor y, a través suyo, a todos los miembros de la magistratura. — Se retira el doctor Caminos. Sra. Presidenta.— Creo que ahora hay que centralizar las cuestiones. Las objeciones planteadas tanto por parte de la FACA como por los magistrados se refieren a la integración y, desde distintas ópticas, a la reducción. Puntualmente, en el caso de los abogados, a la participación en el tema de la Comisión de Selección y, en el caso de los jueces, al agrupamiento en las comisiones de Acusación y de Disciplina. La idea era poder emitir hoy dictamen de comisión. Sr. Gómez Diez.— Pido la palabra. Sra. Presidenta.— Termino con mi exposición y se la concedo, señor senador. De cualquier manera, ustedes saben que el dictamen de comisión sólo es tratable una vez transcurrida una semana porque, caso contrario, se requerirían dos tercios para tratarlo en el recinto sobre tablas, algo que, dadas las diferencias no ya respecto de la oportunidad sino de algunas cuestiones conceptuales, es poco probable. De hecho, la oposición planteó que no está de acuerdo con la reducción del número y con la unificación de ambas comisiones. Esto lo adelantó el representante de la primera minoría. Obviamente, recién estaríamos tratándolo en la sesión del 7 o del 14 de diciembre, según se reúna la Comisión. Pero la idea es ver si podemos emitir dictamen. Debo decir que las objeciones que se han planteado en cuanto a la integración las venimos discutiendo desde la primera reunión que tuvimos nosotros, también de manera informal y fuera de la Comisión, porque no crean que solamente trabajamos cuando estamos en la Comisión. Creo que todas las diferencias son atendibles. En definitiva, nosotros creemos que es importante el nivel de integración que estamos dando porque estamos respetando absolutamente la Constitución respecto de la proporcionalidad entre las representaciones de los organismos resultantes de la elección popular y los organismos representantes de los magistrados y abogados De hecho, una menor cantidad de legisladores no puede haber por una cuestión sencilla. Por una cuestión de naturaleza jurídica, si hay un lugar en el que deben estar representadas la mayoría y la minoría es el Parlamento, cuya composición es el resultado de la elección popular. Ahora bien, pretender que la mayoría tenga la misma cantidad de representantes que la minoría es a todas luces inconstitucional y antirepublicano. No puede haber nunca menos de tres senadores y tres diputados por la sencilla razón de que tiene que haber una mayoría y una minoría, y para que esto ocurra tiene que haber dos y uno. Una cifra menor es imposible. En el caso del Poder Ejecutivo también podría decir que no hay igualdad de representación en lo que establece la Constitución. Si leen la letra de la Carta Magna, allí se señala que hay que procurar el equilibrio entre los órganos resultantes de la elección 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 32 popular, que en nuestro país son dos: el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. El Poder Ejecutivo tiene un solo representante en el Consejo de la Magistratura que no hemos aumentado en absoluto, pero tampoco es posible disminuirlo porque estaríamos incurriendo en una norma inconstitucional ya que no habría ningún representante de un órgano de representación popular, que es el único organismo votado por la totalidad de los ciudadanos argentinos. Son 37 millones los que votan a un presidente, en tanto que los senadores y diputados somos votados en nuestras propias jurisdicciones. Pero en lo que se refiere a categoría de representación popular, no hay nada más representativo, en términos de voluntad popular, que el titular del Poder Ejecutivo, que es elegido en todo el territorio de la República Argentina. Sin embargo, tiene un solo representante. En cuanto a esto de que hay menos equilibrio, debo decir que el menos equilibrado respecto de la representación es el Poder Ejecutivo. Respecto del texto de la Constitución, cabe señalar que es muy claro por cuanto dice que hay que procurar el equilibrio entre ambos y no la igualdad. Por un lado, estamos ante abogados, magistrados y representantes académicos con seis representantes y, por el otro, con representantes de organismos electos en un número de siete. Este de siete y seis es un número siempre impar. Además, tal como lo hemos introducido con la no participación de la Corte Suprema, de ninguno de sus miembros en el Tribunal de Enjuiciamiento ni en el Consejo de la Magistratura, uno de los miembros deberá tener la capacidad de ser electo presidente que, en caso de empate, podrá ejercer el doble voto. Creo que hacer un número impar de integración, dándole a uno la característica de presidente, lo convierte prácticamente en un triple voto. Pero reitero que se respeta a rajatabla la cuestión de la proporcionalidad que establece la Constitución, Y si hay alguno de los organismos que prevé la Constitución que esté en detrimento de la representación, ése es el que menos tiene, o sea, el Poder Ejecutivo. Con respecto a algunas objeciones que hubo respecto de que la parte política va a poder decidir, quiero decir, y ya lo señalé hoy, que la Comisión de Acusación —que es la que promueve, la que establece, la que evalúa si el juez tiene suficientes causales para ser destituido y emite dictamen de acusación contra un juez para que lo destituyan, y esto a su vez es sometido al plenario que sigue conservando la necesidad de los dos tercios para aprobar el tema de la destitución— con la vigencia de la actual ley está integrada, para mí fue una sorpresa grande porque por los argumentos que se habían dado creí que no iba a haber ningún legislador, en un 71 por ciento por legisladores. Sobre siete miembros, cinco son legisladores y la sorpresa fue que de los cinco, tres son de la mayoría, o sea del partido oficialista, el PJ. Como les decía, hicimos un estudio sobre cómo votaron los distintos estamentos en 2005. Ese estudio arrojó que los que resultaron ser menos corporativos, dicho esto no de manera despectiva, fueron los sectores que se presumía que podían votar más mancomunadamente como eran los políticos. Ahora bien, los que más parecido votaron fueron los magistrados. Por ejemplo, en la Comisión de Disciplina, sobre nueve miembros, en un 33 por ciento aparecen los jueces y los legisladores en un 44 por ciento O sea que en las dos comisiones que deciden o aconsejan sanciones o destituciones de jueces, la mayoría son legisladores, son parte política. Y ni hablar de la Acusación en donde de siete miembros son cinco y tres de ellos de la mayoría. Luego, en la Comisión de Administración Financiera, los jueces representan el 33 por ciento y los legisladores vuelven a ser el 42 por ciento. O sea que, en realidad, las comisiones tienen una gran participación de la parte política. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 33 Antes de hacer el estudio pensaba que los legisladores no tenían participación, pero no es así. Con lo cual parece que algunos de los argumentos que se vertieron aquí eran infundados si nos basamos en la teoría de los propios hechos, como digo yo, y que es cómo se conforma hoy. Actualmente, estaba en manos del Consejo de la Magistratura cómo se conformaban las comisiones, quiénes las integraban, los números. Esto lo decidía un organismo que es de la Constitución, pero convengamos en que tiene mucha menor entidad representativa. Quiero reivindicar para el Parlamento argentino el tema de la conformación de la Justicia. Además, así lo ha establecido la propia Constitución al fijar una mayoría calificada, inclusive, para reglamentar todas las cuestiones que son del Consejo de la Magistratura. La propia práctica del Consejo de la Magistratura aconseja la unificación de las dos comisiones. Es más, me ha dicho algún miembro —no de mi sector político, sino de la oposición— que integra el Consejo de la Magistratura que una de las mejores cosas que se hace en este proyecto es, precisamente, la unificación de la Comisión de Acusación y la Comisión de Disciplina. Creo que la mayor garantía que tenemos que dar los legisladores es no hacia jueces, magistrados o abogados sino a los ciudadanos en cuanto a que el servicio de justicia va a funcionar adecuadamente. Por lo menos, cuando escuché los discursos en la Convención Constituyente acerca de la necesidad de introducir la figura del Consejo de la Magistratura fue todo hecho en nombre de los ciudadanos. Sin embargo, muchas veces, en la práctica concreta sucede algo diferente porque los ciudadanos no tienen el poder de lobby de un parlamento o los estamentos. Y esto del lobby no es peyorativo. Los lobbies existen y todo el mundo tiene derecho a realizarlos. Ahora bien, a la hora de legislar se terminan obteniendo mayores concesiones o tutelando intereses que poco tienen que ver con lo que se tuvo en cuenta al momento de diseñar los institutos constitucionales. Creo que el tema del Jurado de carácter no permanente y por sorteo es para los ciudadanos y magistrados una garantía absoluta de que serán sometidos a tribunales imparciales en el sentido de que no hay, me parece a mí, compromisos previos respecto de las conductas de los magistrados. Además, considero que hay una clara necesidad por parte de la sociedad de transparentar el funcionamiento de la justicia. Algo no debe estar funcionando bien. Esto no solamente es un problema de los jueces, de los abogados o del Consejo de la Magistratura. El otro día estuve leyendo una encuesta realizada por FORES, que es una organización que agrupa a catedráticos, abogados, etcétera, acerca de la confiabilidad de la sociedad en la justicia. La confiabilidad en la justicia es nula, como en la mayoría de las instituciones. Esto no es ponerse de fiscal y juzgar la conducta de los magistrados ni del Consejo de la Magistratura. Simplemente, debemos ver cómo podemos mejorar las condiciones de un instituto que, además, tiene severas restricciones a las posibilidades de modificar determinadas cosas porque tenemos —como lo señalé anteriormente— el corset de la organización que provee la propia Constitución, a la cual he respetado a rajatabla. Por ejemplo, en lo personal, no incluiría a ningún abogado en el Jurado de Enjuiciamiento. Pero esto figura en la Constitución muy claramente. La introducción del Jurado de Enjuiciamiento con carácter no permanente, renovable cada seis meses y por sorteo, me parece que le da una garantía a los jueces mucho mayor respecto a la posibilidad de estar sometidos a los avatares de la política, de 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 34 la conformación o de determinados momentos políticos, institucionales, históricos y de opinión pública que se puedan vivir. De cualquier manera, se trata de una cuestión que se debatirá en la Cámara de Senadores o en la Cámara de Diputados, en las cuales están abiertas todas las instancias de participación. Respecto de lo manifestado, por ejemplo, por la Asociación de Magistrados en cuanto a las licencias de los jueces, me parece bien que sean planteadas para integrar el Consejo de la Magistratura. De lo contrario, hay imposibilidad física para cumplir con las funciones. Si los señores senadores están de acuerdo con esta modificación, se impondrá la decisión de conceder licencias a los jueces para desempeñar su función en el Consejo de la Magistratura. Esto último me parece absolutamente razonable, como también la cuestión de aclarar el contenido de las sentencias. Me parece que lo debemos hacer de una forma más contundente, si lo quieren hacer, por una cuestión de garantías y para que no queden ningún tipo de dudas. Hay otras cuestiones que también pueden ser contempladas. Quería señalar estas cuestiones porque eran las que nos habían separado en el propio seno de la Comisión de Asuntos Constitucionales: la integración y el número de representantes. Creo que también ha habido burocracia en el Consejo. En cuanto a la cantidad de funcionarios que tiene cada consejero y la cantidad de funcionarios que tiene cada comisión les puedo decir que tienen más funcionarios que nosotros, los senadores, que decidimos sobre cuestiones mucho más diversas. No viene al caso lo que diré ahora, seguramente lo plantearé cuando lo discutamos en el plenario, pero hay más funcionarios por comisión que los que tiene la propia Comisión de Asuntos Constitucionales o cualquiera de las comisiones que conforman este Cuerpo. Sucede lo mismo en cuanto a los funcionarios que reúne cada consejero, independientemente de los funcionarios que reúne cada comisión. Creemos que se podría tornar en un organismo menos burocrático y con menos número. El tema de las mayorías fue otra de las discusiones. La creación del Consejo de la Magistratura obedeció a dos razones fundamentales: sustraer únicamente de la esfera política el tema de la selección y la destitución de los magistrados. Seguimos manteniendo las mismas mayorías de dos terceras partes para la propuesta y destitución de magistrados. Reitero, las dos funciones esenciales –si mal no recuerdo- explicitadas en la Convención Constituyente fueron sustraer de la esfera exclusivamente política la designación y destitución de jueces. Como ustedes saben, estaba solamente en el ámbito de la política. Me parece que estas dos cuestiones siguen conformando la mayoría calificada que hoy tiene el Consejo. Considero que mantener esta mayoría para todas las cuestiones, inclusive para lo referido a los trámites, ha sido una de las causas de burocratización y demora; esto podría resolverse de otra manera. No estoy planteando cosas irrazonables. Es más, este tema ha sido criticado periodísticamente. Creo que la garantía de los jueces respecto de emitir sus sentencias libremente está garantizada porque tanto su selección como destitución sigue exigiendo mayorías calificadas. Además, el caso de un tribunal no permanente no es una invención nuestra; fue presentado en el Senado por la Unión Cívica Radical en un proyecto alternativo de Consejo de la Magistratura; tengo aquí todos los antecedentes. El sorteo público garantiza la transparencia. El otro tema en el que diferíamos era en cuanto a la unificación de las comisiones de Acusación y Disciplina. A la luz de lo que he escuchado de los propios miembros del Consejo de la Magistratura, de magistrados y abogados, tengo la absoluta certeza de que deben estar unificadas para garantizar el manejo transparente a la ciudadanía que cuando presenta una denuncia contra un magistrado será tratada y calificada por la Comisión y 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 35 luego será sometida al plenario. El tema que planteaban los magistrados, que era fijar un plazo de juzgamiento de la misma manera que el artículo 115, me parece absolutamente sensato y razonable, descontextualizado de las acusaciones que todavía tienen pendientes algunos magistrados. Algunos jueces han querido impulsar el tema de la prescripción para no ser sometidos. Esto hay que decirlo porque ha sido presentado de esta manera. No lo he dicho yo. Ha sido presentado ante la opinión pública de esta manera. No es una afirmación de quien está hablando. Es una descripción de la lectura de periódicos y artículos que han aparecido al respecto. No es que coincida con la afirmación. Me parece razonable el tema de que haya un plazo para que la conducta de un magistrado sometido a acusación sea evaluada. Hace al buen funcionamiento de la Justicia y también a la transparencia. Vamos a ver cómo esto puede ser contemplado en el despacho, sin que sea interpretado por esta situación previa que hay a esta reforma, que es el hecho de que hay funcionarios que tienen una acusación y esto significaría que se quiere proteger a un funcionario en particular. Lo pongo entre comillas y con la reserva que la situación amerita. No legislamos en un mundo y en una Argentina totalmente aséptica en la cual no pasa nada sino que todos los días pasan cosas. Una conducta, más allá de las intenciones que tenga, en el contexto en que se da, puede ser interpretada en un sentido totalmente contrario al que se busca. Pero me parece un planteo razonable el que hacen los magistrados. Como presidenta de la Comisión, voy a proponer que emitamos despacho de Comisión con las modificaciones que han propuesto y que hemos aceptado. Tiene la palabra el señor senador Gómez Diez. Sr. Gómez Diez. — Hay una solicitud del Consejo de Rectores de Universidades Nacionales y del propio Consejo de la Magistratura, en el sentido de ser escuchados por esta Comisión. ¿Qué es lo que se va a resolver al respecto? Sra. Presidenta. — No tengo ningún inconveniente. Creo que hemos debatido el tema. Ante todo, tenemos que ser honestos con nosotros mismos respecto a las posturas que tenemos los distintos senadores sobre la cuestión. No tengo ningún inconveniente. Podemos hacer una reunión de Comisión el día martes 6 de diciembre, que sería el día anterior a que esté en condiciones de poder tratarse el despacho de la Comisión, invitando al Consejo de Rectores. Pero también quiero que todos seamos honestos con los planteos. Hay posturas respecto a estas cuestiones. Todo el mundo tiene derecho a tener su propia postura. Lo cierto es que el tema ha sido debatido con holgura. Hace más de un mes que estamos debatiéndolo. Inclusive, se han pospuesto reuniones de la Comisión a los efectos de poder seguir debatiendo. Hemos escuchado a quienes la Constitución ha querido darles un rol protagónico en el Consejo de la Magistratura, que son las asociaciones que representan a los abogados y a los magistrados. La Constitución también menciona a las personerías académicas. Por lo tanto, no tengo ningún inconveniente en que los escuchemos. Pero fíjese cómo se reafirma esta interpretación en la Constitución cuando establece quiénes tienen que estar en el Tribunal de Enjuiciamiento; se refiere a los abogados, magistrados y legisladores. En definitiva, no tengo ningún inconveniente en hacerlo. Pero reitero la posición de emitir dictamen de Comisión. Sr. Gómez Diez. — Creo que sería importante escuchar al Consejo de Rectores y al propio Consejo de la Magistratura. Creo que pueden transmitir una experiencia concreta. Sra. Presidenta. — Con respecto al Consejo de Rectores, entiendo que son trece 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 36 rectores los que presentaron el pedido de audiencia. Sr. Gómez Diez. — Tendrán alguna representación. Sra. Presidenta. — No son todas las universidades. Pero no importa. De todas formas, se puede emitir dictamen. No será la primera vez que si hay que reformar algo, el dictamen retorne a la Comisión. Sr. Gómez Diez. — Creo que sería importante escuchar a ambas instituciones antes de tratar la ley. Sra. Presidenta. — Tiene el uso de la palabra el señor senador Yoma. Sr. Yoma. — Señora presidenta: respecto al Consejo de Rectores, tengo entendido que quien ha sido designado por dicho Consejo para representarlos en el Consejo de la Magistratura está presente. Sra. Presidenta. — Desconocía eso. Lo invitamos a pasar, entonces. Sr. Yoma. — Respecto al Consejo de la Magistratura, voy a disentir muy amablemente con el colega. El Consejo de la Magistratura está representado por los estamentos. Que vengan las autoridades del Consejo de la Magistratura no me representan a mí. Al haber escuchado a los estamentos... Sra. Presidenta. — Perdón, ¿la propuesta era que venga el Consejo de la Magistratura? Sr. Yoma. – No. Las autoridades del Consejo de la Magistratura. Si hemos escuchado a los abogados y a los magistrados, estamos opinando los legisladores y van a opinar los rectores, no sé qué va a venir a hacer el Consejo de la Magistratura. Somos nosotros el Consejo de la Magistratura. No es que hay una persona que viene a representar y a traer la voz del Consejo de la Magistratura. Lo reitero: no hay una voz del Consejo de la Magistratura. Lo que hay son las voces de los estamentos que se han escuchado acá. Con lo cual, creo que sería abundar en un tema... Sra. Presidenta. — Tendríamos una cuarta corporación, la de los consejeros. Con respecto a la presencia de los miembros del Consejo de la Magistratura, me parece absolutamente improcedente. También habían solicitado venir ante la Presidencia de la Comisión. Si hemos citado a los representantes de los abogados y magistrados y ahora va a pasar el representante del Consejo Interuniversitario estarían todos los estamentos representados. Si no, estaríamos creando una nueva categoría que sería la opinión de los consejeros. Lo que ha dicho el señor senador Yoma es real. Hay senadores que han representado al Cuerpo por la minoría; los señores de la FACA han representado a los letrados de la totalidad del país y los magistrados a los magistrados. Ahora, ¿a quién representan los consejeros? A usted, ¿lo representan? Sr. Gómez Diez. — Estoy acá como senador. El Consejo tiene su propia representación y por eso la nota la firmó el vicepresidente del Consejo. Me parece que si hay una solicitud debe ser resuelta. Si la mayoría resuelve rechazarla por improcedente, esa será la resolución. Pero me parece que tiene que haber una respuesta. Creo que algunos señores senadores tienen acumulada una experiencia muy valiosa en el Consejo que puede servir para la resolución de este tema en cuestiones muy opinables, no solamente la del número. Por ejemplo que el Consejo no esté más integrado por el presidente de la Corte Suprema de Justicia me parece toda una definición. A lo mejor, vale la pena escuchar otras opiniones. La verdad es que esto ha funcionado como un nexo y una comunicación entre la Corte y el Consejo, porque este último pertenece al Poder Judicial de la Nación. Pero, hay una solicitud que debe ser resuelta. 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 37 Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor senador Massoni. Luego, le damos la palabra al representante del Consejo de Rectores. Sr. Massoni. — Creo que es bueno que se vote. Manifiesto que comparto el criterio del señor senador Gómez Diez, atento que es para escuchar experiencias, considerando además que hay integrantes de la mayoría y de la minoría que, en algunos temas, has discrepado. Sra. Presidenta. — Vamos a escuchar al ingeniero Barreta, quien es rector de la Universidad del Litoral y viene en representación del Consejo Interuniversitario para hacernos conocer su opinión. Tiene la palabra el ingeniero Barreta. Sr. Barreta. — El Consejo Interuniversitario Nacional es un organismo que nuclea a las treinta y seis universidades nacionales y que, de acuerdo a la ley vigente, forma parte del Consejo de la Magistratura. En primer término, agradecemos esta posibilidad que nos dan para manifestar nuestra opinión con relación al debate de un tema tan importante para la garantía de la institucionalidad de nuestro país. En tal sentido, entendemos que es apropiado profundizar el debate de organismos como el del Consejo de la Magistratura, habida cuenta de que —como bien se señaló en varias oportunidades— los ciudadanos, más allá del rol y las funciones que cumplimos, debemos tener las mayores garantías para el funcionamiento de los mismas. En ese sentido, sabrá la capacidad propia del Poder Legislativo —que es quien tiene la responsabilidad, en este caso, del dictado de las leyes— interpretar cabalmente lo establecido en nuestra Constitución Nacional en cuanto a lo que se persigue con la búsqueda del equilibrio que tanto se ha debatido y a la participación de los académicos. En tal sentido, voy a plantear que no nos anima en absoluto un espíritu corporativo de participación en un ámbito como el del Consejo de la Magistratura. Lejísimo está del espíritu de los universitarios porque no tendríamos nada que defender desde esa lógica en un órgano de esta naturaleza. No son intereses de las propias universidades los que iríamos a defender en un ámbito como el Consejo de la Magistratura. Creemos que tenemos las capacidades instaladas de las universidades públicas que velan por el funcionamiento de las instituciones y entendemos positiva dicha participación, tal cual lo establece la Constitución. Por lo tanto, reclamamos continuar participando en la misma. Se establece en términos plurales, por lo cual entendemos que debe ser analizada con cuidado, la reducción al 50 por ciento de la actual participación. Insisto: no es una cuestión corporativa ni de tener mayor o menor participación. Es simplemente que se respete lo establecido en el ámbito constitucional. Sin embargo, queremos rescatar en la propuesta de despacho que está en tratamiento la participación del representante del Consejo Interuniversitario Nacional. Creemos que en el despacho esto está contemplado y que es un elemento valioso en tal sentido. El senador Yoma lo había mencionado: el Consejo Interuniversitario Nacional ha propuesto un representante para la integración del futuro Consejo de la Magistratura y lo ha hecho con unanimidad de todos sus miembro, que son representantes de las más variadas vocaciones políticas y hasta disciplinares; porque las universidades también a veces nos diferenciamos por un sesgo profesional o disciplinar o también de carácter regional. Sin embargo, hemos logrado un acuerdo para la representación que está 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 38 contemplada en el despacho. Los académicos estaríamos en condiciones —y las universidades se han comprometido a hacerlo— de acercar un análisis meduloso, que he visto que la FACA, los magistrados y por supuesto los legisladores han podido hacer en el último tiempo. Los tiempos que ustedes consideran para el tratamiento del tema quizá no nos han dado dicha oportunidad, pero dejamos abierta la posibilidad para cualquier tipo de consulta en el ámbito académico, donde, por supuesto, todas las Facultades de Ciencias Jurídicas de las universidades nacionales congregan a especialistas en la materia que pueden ser consultados. Muchas gracias. Sra. Presidenta.- Gracias a usted. — Se retira el señor Barreta. Sra. Presidenta. — Tal cual lo habíamos previsto, luego de escuchar a los funcionarios, deberíamos emitir el dictamen con algunas de las correcciones y modificaciones —no todas— que han propuesto. Hay algunas que son absolutamente razonables y que van a ayudar al funcionamiento en serio del Consejo para que los magistrados puedan participar activamente. Tiene la palabra el senador Guinle. Sr. Guinle. — Creo que está planteada en varias de las presentaciones —y supongo que se ha tomado— la posibilidad de que no se acepte la renuncia del juez una vez que se haya iniciado el proceso de remoción. Esto estaba planteado en varias presentaciones realizadas... Sra. Presidenta. — Lo había planteado la FACA. Actualmente se puede hacer eso. El Poder Ejecutivo puede aceptar la renuncia. Sr. Guinle. — Creo que sí, que era de la FACA la propuesta. Y en realidad hay un precedente que hizo la Corte en el caso Lona específicamente. Así que creo que eso es factible también si hay mayoría en el plenario. Sra Presidenta. — Lo sometemos al plenario. Hay que someter también el tema de los consejeros que planteaba el senador Gómez Diez y que también apoyaba la Unión Cívica Radical, en especial el doctor Massoni. Pero que me parece impropio porque, si no, no tendría razón de ser. O llamábamos a los consejeros o a quienes llamamos actualmente. Si no, hay casi una triple representación y nadie sabe quién representa a quién. En realidad, me preocupa que se piense de esa manera. Porque parece ser que el Consejo de la Magistratura se torna independiente de quienes tiene que representar. Cuando pedimos la presencia de los magistrados, de los abogados y de los rectores con sus determinadas acreditaciones representativas estamos hablando de las instituciones. Si no, me parece que no tenemos bien en claro qué es el Consejo de la Magistratura y cómo debería funcionar. Tiene la palabra el señor senador Yoma. Sr. Yoma. — Quiero aclarar una cuestión respecto de las eventuales renuncias de los magistrados. Actualmente hay una suerte de acuerdo de funcionamiento no escrito entre el Poder Ejecutivo y el Consejo de la Magistratura por el cual cuando una renuncia llega después de un dictamen acusatorio por parte de la Comisión de Acusación, el Poder Ejecutivo no la acepta. Y cuando viene antes de haber llegado a esa instancia, sí lo hace. Se pueden plasmar en la ley... Sra. Presidenta. — Exactamente. ¿Cuándo alguien está acusado en términos de lo que prevé la ley? Cuando se ha logrado el dictamen de comisión y, además, el plenario ha 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 39 votado la acusación con las mayorías que se exigen hoy. O sea que, en realidad, me parece que se puede plasmar con la salvedad que hace el senador Yoma: que quede claro que es cuando se ha conformado una vez que están acreditados los extremos... Sr. Yoma. — Cuando hay dictamen de la Comisión de Acusación respecto de la conducta del magistrado ya no procede la renuncia del mismo. Sra. Presidenta. — Así se introduciría la reforma, eventualmente, y quedaría plasmado que una vez que el funcionario judicial —magistrado— haya tenido dictamen de la comisión respectiva, acusando, no funcionará el mecanismo de la renuncia para sustraerse a la figura del juicio político. Entonces, con las reformas propuestas en el dictamen que vamos a sostener... Sr. Massoni. — Perdón. Hay una diferencia con la ley anterior, donde hablaba de los legisladores y dice que es “... a propuesta de los respectivos bloques.” Y actualmente dice: “...a partir de los partidos políticos.” Sra. Presidenta. — No. Sr. Massoni. — Sí. Sra. Presidenta. — Vamos a ponernos de acuerdo en lo que estamos discutiendo. Yo tengo que son seis legisladores, dos que corresponden a la mayoría y uno a la primera minoría. Sr. Massoni. — Pero la propuesta —por lo menos la que tengo aquí— dice por los partidos políticos. Sra. Presidenta. — Claro. Sr. Massoni. — Pido que sean los bloques porque, en caso contrario, la figura del partido político es mayor. La ley dice que a tal efecto los presidentes de las Cámaras de Senadores y de Diputados, a propuesta de los respectivos bloques, designarán... Y la reforma que tengo es: “... a propuesta de los partidos políticos.” Sr. Yoma. — Del bloque de los partidos políticos. Sra. Presidenta. — En la reforma del año 94 se consagró a nivel constitucional la existencia de los partidos políticos. La representación en las Cámaras es de los partidos políticos. La ley dice: “... a propuesta de los partidos políticos se designarán tres legisladores por cada una de ellas, correspondiendo dos a la mayoría y uno a la primera minoría.” Se refiere a los que en las elecciones han obtenido la mayoría y la primera minoría. Sr. Yoma. — Creo que no es un tema menor porque actualmente los proponen los bloques de los partidos de la mayoría y de la minoría. Si uno elimina al bloque como ente que propone y pone al partido, obviamente cambia sustancialmente. Dejan los bloques parlamentarios de tener definición en un tema tan importante como es la representación parlamentaria y pasa a ser el presidente del partido. En este caso no sé quién será... (Risas.). Creo que debería decir: “...los bloques del partido.” Es decir: “... los bloques de los partidos que sacaron la mayoría y la primera minoría.” Sra. Presidenta. — Es correcta la observación. La vamos a receptar y vamos a modificar el despacho en ese sentido. Entonces, vamos a hacer las correcciones que se han planteado y se firma el despacho. El pedido del Consejo de la Magistratura, que querían... Sr. Yoma. — Hoy estuve en el plenario de la Comisión de Disciplina junto al senador Pichetto y tanto el vicepresidente del Consejo, doctor Orio, como el doctor Szmukler, que 29/11/2005 Reunión de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y Asuntos Penales 40 es presidente de la Comisión de Selección, dejaron sujeto a la decisión de la Comisión el hecho de venir o no. Con lo cual, si hace falta, ellos vendrían. Comparto lo que dice la presidenta: o vienen las representaciones que están en el Consejo o los consejeros. Ahora que vengan los dos no tiene mucho sentido. Sra. Presidenta. — Sometido a consideración, salvo los senadores Massoni y Gómez Diez, la moción no tiene sustento. Así que la sometemos a consideración de la mayoría. Emitimos el dictamen con las propuestas que se han acordado y se hace circular a los señores senadores. No siendo para más, se da por terminada la reunión del día de la fecha. — Son las 21 y 30.