SABIAS QUE

Anuncio
¿SABIAS QUE...?
A mediados del siglo XIX es cuando en Occidente se conoció la existencia de los templos de
Angkor gracias al explorador francés Henri Mouhot, pero 300 años antes, los españoles ya
habían desvelado la belleza y majestuosidad de esos legendarios templos. El honor de ser los
primeros europeos en admirar la grandiosidad de Angkor, perteneció a los misioneros españoles,
Gabriel Quiroga de San Antonio y Diego Aduarte, que narraban en sus cartas dirigidas a
Felipe III, a principios del siglo XVII, las experiencias vividas en Camboya por aventureros
españoles que llegaron a finales del XVI en busca de fortuna y nuevos territorios para la Corona
de España.
Los primeros misioneros que llegaron a Siam (Tailandia) en 1567, fueron los dominicos
Jerónimo de la Cruz y Sebastiao do Canto, aunque fueron asesinados dos años después de
su llegada. Pero fue en 1592 cuando encontramos al español más famoso en ese país tan
alejado del nuestro: Era Blas de Ruiz de Hernán González y había nacido en La Calzada
(Ciudad Real).
Blas de Ruiz se fue a América muy joven donde se casó con una mujer muy rica. Con su
fortuna, pero sin su mujer, se fue a Filipinas donde compró un navío, reclutó una tropa y se
marchó a Camboya en busca de más riqueza y... más poder.
En su primer viaje llegó a Lovek, la antigua capital de Camboya, donde conoció a Diego Veloso,
un mercenario portugués, nacido en Amarante, al servicio del rey Satha de Camboya. Mientras
estaban allí, Lovek fue invadido por tropas del reino de Ayutthaya, (Siam).
En 1593 fueron detenidos y separados por las tropas siamesas y Veloso se convirtió en rehén
del rey mientras que Blas de Ruiz fue encerrado en un junco con destino a Odia, la antigua
capital de Siam, con parte del botín del saqueo de la ciudad de Phnom Penh. Ambos
convencieron a la tripulación china para robar el botín del barco y ayudados por prisioneros
camboyanos exterminaron a la guardia siamesa y pusieron rumbo a Malaca (Malasia). Allí
intercambiaron luchas y opiniones con los chinos y tras su victoria enfilaron hacia Manila, con un
valioso botín y muchas menos personas para repartirlo.
Mientras tanto, el Rey de Siam, viendo que no llegaba el junco con los prisioneros se dejó
convencer por Diego Veloso para poder ir a Manila y averiguar el paradero del junco
desaparecido. Al llegar se encontró con Blas de Ruiz y urdieron volver a Camboya para
restaurar al rey Satha en su trono de Lovek. Convencieron al gobernador de Manila, Luis
Dasmariñas, para fletar una expedición a Camboya y zarparon el 19 de enero de 1956, con un
barco al mando de Juan Juárez Gallinato y dos juncos gobernados por Blas de Ruiz y por
Veloso con 120 hombres y tres dominicos evangelizadores: fray Alonso Jiménez, fray Diego de
Aduarte, futuro cronista de la empresa y el lego Juan de Deza, barbero y cirujano. Subieron por
el río Mekong hasta Chordemuco (hoy Phnom Penh, capital de Camboya), donde encontraron un
país dividido en distintas facciones y gobernado por un nuevo rey, Anacaparan. Al ir a
desembarcar, los soldados les amenazaron con matarles, pero Blas de Ruiz y Veloso, que no se
asustaban fácilmente, esperaron la noche, saltaron a tierra e incendiaron el palacio, matando a
un gran número de personas entre las que se encontraba el nuevo rey.
Blas de Ruiz y Veloso tenían la idea de seguir la conquista de Camboya, por lo que pidieron a
Juárez Gallinato que les desembarcaran en la costa de Cochinchina. Gallinato accedió y ambos
se dirigieron por tierra a Alachan (Lant-Chang, hoy Vientiane, la capital de Laos). Al llegar allí
supieron que Praincar Langara el rey camboyano en el exilio y sus dos hijos mayores habían
fallecido, quedando el hijo pequeño su madrastra, su abuela y sus tías.
Convencieron a la familia real para ir a la conquista y recuperación del trono de Camboya, con la
ayuda del mandarín Ocuña-Chu, 6.000 laosianos y los jefes Lacasamana y Cancona. Bajo el
mando de Blas de Ruiz y de Veloso, consiguieron poco a poco someter las distintas provincias y
sujetar a los mandarines, acabando por coronar y restituir al rey legitimo en su trono. En premio
a su audacia y valentía la familia real les nombró gobernadores de las provincias de Tran y
Bapano.
Pero volvieron pronto las luchas por el poder, y las envidias por la posición política de Blas de
Ruiz y Diego Veloso dieron lugar a ataques contra los españoles hasta que un día las fuerzas de
Laos atacaron el cuartel español matando a un fraile y algunos de los japoneses que habían
venido con ellos desde Manila. Blas de Ruiz y los suyos decidieron vengarse matando a
Cancona y a algunos mandarines. La situación política y el poder de los dos mercenarios,
condujo a frecuentes enfrentamientos entre españoles y malayos y el conflicto se generalizó. Los
malayos y la muchedumbre se lanzaron sobre españoles, portugueses y japoneses. Acorralados,
murieron todos menos Juan de Mendoza que consiguió hacerse a la mar y huir a Manila, donde
contó lo sucedido.
Cuando murieron los españoles, el rey fue asesinado y el país quedo en la absoluta anarquía. Y
así, sin haber obtenido al final ninguna ventaja política o comercial, acabaron las expediciones
españolas al reino de Camboya... y las de mi paisano manchego.
Son muchas las historias y leyendas en torno a Angkor y algunas sirvieron de inspiración para
algunos versos de Luis de Góngora, incluso se dice que estos relatos de los primeros
aventureros españoles en la Cochinchina sirvieron de base para uno de los episodios de El
Quijote, de Miguel de Cervantes.
A los historiadores les sorprende que inscripciones y documentos hallados en Camboya, donde
reina la indiferencia hacia la Historia, recojan las aventuras de Blas de Ruiz y Diego Veloso, a
quienes tienen como “hijos adoptivos de Satha”. En su recuerdo, un grupo de camboyanos
levantó en 1934, en la salida de Neak Luong, en la carretera que une Phnom Penh con la
frontera de Vietnam, un sencillo monumento en honor de aquellos aventureros capitaneados por
Blas de Ruiz y Diego Veloso.
Monumento a Blas Ruiz y Diego Veloso
Aurora Hernández Bringas
Descargar