La independencia de Cuba: Tratado entre EE UU. y España de 1898 Los Estados Unidos de América y Su Majestad la Reina Regente de España, en el nombre de su hijo augusto Don Alfonso XIII, con el deseo de poner fin al estado de guerra que ahora existe entre los dos países, han designado a tal fin como plenipotenciarios: El Presidente de los Estados Unidos, William R. Day, Cushman K. Davis, William P. Frye, George Gray y Whitelaw Reid, ciudadanos de los Estados Unidos; Y Su Majestad la Reina Regente de España, Don Eugenio Montero Ríos, Presidente del Senado, don Buenaventura de Abarzuza, el senador del Reino y ex-ministro de la Corona, Don José de Garnica, Diputado de las Cortes de justicia y asociado de la corte suprema; Don Wenceslao Ramírez de Villa - Urrutia, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Bruselas, y Don Rafael Cerero, general de división; Quiénes, después de haberse reunido en París, y después de haber intercambiado sus plenos poderes, que fueron hallados en buena y debida forma, han acordado, después de la discusión de los asuntos, los siguientes artículos: Artículo I. España renuncia a todo reclamo de soberanía sobre Cuba. Y como es el momento de su evacuación por parte de España, pasará a ser ocupada por los Estados Unidos, siempre y cuando esa ocupación tenga una duración, y se proceda a asumir y cumplir las obligaciones que en virtud del derecho internacional se debe al hecho de la ocupación, para la protección de vidas y bienes. Artículo II. España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y otras islas ahora bajo la soberanía de España en las Indias Occidentales, y la isla de Guam en las Marianas o Ladrones. Artículo III. España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido como las Islas Filipinas, y la comprensión de las islas situadas en la línea siguiente: Una línea que va de oeste a este a lo largo o cerca de los veinte de latitud norte, y por el centro del canal navegable de Bachi, de las ciento dieciocho (118a) a la de ciento vigésimo séptimo (127a) grado meridiano De longitud al este de Greenwich, desde allí a lo largo de las ciento y veinte séptimo (127a) grado meridiano de longitud al este de Greenwich hasta el paralelo de cuatro grados cuarenta y cinco minutos (4 [símbolo de grados] 45 ']) de latitud norte, desde allí a lo largo de la Paralelo de cuatro grados cuarenta y cinco minutos (4 [símbolo de grados] 45 ') de latitud norte hasta su intersección con el meridiano de longitud de un ciento diecinueve grados treinta y cinco minutos (119 [símbolo de grados] 35') al este de Greenwich, de allí A lo largo del meridiano de longitud de un ciento diecinueve grados treinta y cinco minutos (119 [símbolo de grados] 35 ') al este de Greenwich hasta el paralelo de latitud siete grados y cuarenta minutos (7 [símbolo de grados] 40') de latitud norte, desde allí a lo largo de la Paralelo de latitud siete grados y cuarenta minutos (7 [símbolo de grados] 40 ') al norte hasta su intersección con el ciento decimosexto (116a) grado meridiano de longitud al este de Greenwich, desde allí por una línea directa a la intersección de la décima (10 ª) grado de latitud norte con la de ciento dieciocho (118a) grado meridiano de longitud al este de Greenwich, y desde allí a lo largo de las ciento dieciocho (118a) grado meridiano de longitud al este de Greenwich hasta el punto de comienzo. Los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares ($ 20,000,000) dentro de los tres meses después del intercambio de las ratificaciones del presente tratado. Artículo IV. Los Estados Unidos, por el término de diez años a partir de la fecha del intercambio de las ratificaciones del presente tratado, admitirá mercancías españolas a los buques y los puertos de las Islas Filipinas en las mismas condiciones que los buques y las mercancías de los Estados Unidos. Artículo V. Los Estados Unidos, a partir de la firma del presente tratado, enviarán de vuelta a España, a su costa, los soldados españoles tomados como prisioneros de guerra por la captura de Manila por las fuerzas americanas. Las armas de los soldados en cuestión se les serán devuelvan. España, a partir del intercambio de las ratificaciones del presente tratado, procederá a evacuar las Filipinas, así como la isla de Guam, en condiciones similares a las acordadas por los comisarios designados para organizar la evacuación de Puerto Rico y otras islas En las Indias Occidentales, en el marco del Protocolo de 12 de agosto de 1898, que es el de seguir en vigor hasta que sus disposiciones son totalmente ejecutadas. (…) Artículo VI. España, a partir de la firma del presente tratado, dejará en libertad a todos los prisioneros de guerra, y de todas las personas detenidas o encarceladas por delitos políticos, en relación con las insurrecciones en Cuba y Filipinas y de la guerra con los Estados Unidos. Recíprocamente, los Estados Unidos dejarán en libertad a todos los prisioneros de guerra por las fuerzas americanas, y se comprometen a obtener la liberación de todos los prisioneros españoles en manos de los insurgentes en Cuba y Filipinas. (…) Artículo VII. Los Estados Unidos y España mutuamente renuncian a todas las reclamaciones de indemnización, nacional e individual, de cualquier tipo, ya sea del Gobierno, o de sus ciudadanos o sujetos, en contra de los demás Gobierno, que puedan haber surgido desde el comienzo de la tarde la insurrección en Cuba y antes de que el intercambio de ratificaciones del presente tratado, con inclusión de todas las reclamaciones de indemnización por el costo de la guerra. (…) Artículo VIII. De conformidad con las disposiciones de los artículos I, II, y III de este tratado, España renuncia en Cuba y cede en Puerto Rico y otras islas de las Indias Occidentales, en la isla de Guam, y en el archipiélago de Filipinas, a todos los edificios, muelles, cuarteles, fortalezas, las estructuras, las vías públicas y otros bienes inmuebles que, de conformidad con la ley, pertenecen al dominio público, y, como tales, pertenecen a la Corona de España. Y se declara que la renuncia o cesión, según sea el caso, a la que se refiere el párrafo anterior, no puede afectar en modo alguno a los bienes o derechos que por ley pertenecen a la pacífica posesión de bienes de todo tipo, de las provincias, los municipios, los establecimientos públicos o privados, eclesiásticos o entidades cívicas, o de cualesquiera otras asociaciones que tengan capacidad legal para adquirir y poseer bienes en los mencionados territorios renunciado o cedido, o de los particulares, de que sea la nacionalidad de esas personas puede ser. La mencionada renuncia o cesión, según sea el caso, incluye todos los documentos que se refieren exclusivamente a la soberanía renunciado o cedido que puedan existir en los archivos de la Península. cuando un documento en tales archivos sólo en parte se refiere a la soberanía dice, una copia de dicha parte se aportará siempre que se solicite. Al igual que las normas se observan mutuamente en favor de España respecto de los documentos en los archivos de las islas anteriormente mencionadas. En la mencionada renuncia o cesión, según sea el caso, se incluyen también los derechos que la Corona de España y sus autoridades poseen respecto de los archivos y registros oficiales, el ejecutivo, así como judiciales, en las islas anteriormente mencionadas, que se refieren a dicho islas o de los derechos y los bienes de sus habitantes. Dichos archivos y registros deberán ser cuidadosamente conservados, y los particulares tendrán sin distinción tienen derecho a exigir, de conformidad con la ley, las copias autenticadas de los contratos, testamentos y demás instrumentos que formen parte de protocolos o archivos, o que puede ser figura en el poder ejecutivo o judicial archivos, siendo la última en España o en las islas mencionadas. Artículo IX. Súbditos españoles, nativos de la Península, residentes en el territorio sobre el que España por el actual tratado de renuncia o cede su soberanía, podrán permanecer en dicho territorio o puede irse de él, conservando en uno u otro caso todos sus derechos de propiedad, incluido el derecho a vender o disponer de esos bienes o de su producto, y que también tendrán derecho a ejercer su industria, el comercio y las profesiones, están sujetos a este respecto a las leyes que sean aplicables a los demás extranjeros. En caso de que permanecer en el territorio que puedan conservar su lealtad a la Corona de España por hacer, ante un tribunal de registro, el plazo de un año desde la fecha del cambio de ratificaciones de este tratado, una declaración de su decisión de preservar esa lealtad; en defecto de declaración, que se celebrará a que han renunciado a ella y que han adoptado la nacionalidad del territorio en el que pueden residir. Los derechos civiles y la condición política de los habitantes de los territorios cedidos por la presente, a los Estados Unidos se determinarán por el Congreso. Artículo X. Los habitantes de los territorios sobre los cuales España renuncia o cede su soberanía serán adquiridos en el libre ejercicio de su religión. Artículo XI. Los españoles que residen en el territorio sobre el que España cede por el presente tratado o renuncie a su soberanía será objeto en los asuntos civiles y penales a la jurisdicción de los tribunales del país en que residen, de conformidad con las leyes ordinarias que regulan la misma, y Tienen el derecho a comparecer ante esos tribunales, y que persiguen el mismo supuesto que los ciudadanos del país al que pertenecen los tribunales. Artículo XII. Los procesos judiciales pendientes en el momento del cambio de ratificaciones de este tratado en los territorios sobre los cuales España renuncia o cede su soberanía se determinará de acuerdo con las siguientes normas: 1. Las sentencias dictadas en demandas civiles, ya sea entre particulares, o en materia penal, antes de la fecha mencionada, y con respecto a que no existe un derecho de recurso o revisión con arreglo a la legislación española, se considerará final, y será ejecutado en Debida forma por la autoridad competente en el territorio en el que esos juicios deben llevarse a cabo. 2. Pleitos civiles entre particulares que pueden en la fecha mencionada se indeterminado, serán procesados a un juicio ante el tribunal en el que se puede o en la espera de que el tribunal pueda ser sustituido por la misma. 3. Acciones criminales pendientes en la fecha mencionada ante el Tribunal Supremo de España contra ciudadanos del territorio que, por este tratado deja de ser español deberá continuar bajo su jurisdicción, hasta la decisión final, pero, por ejemplo, de haber sido dictada sentencia, la ejecución del mismo será puesto a La autoridad competente del lugar en el que se plantea el caso. Artículo XIII. Los derechos de propiedad garantizados por los derechos de autor y las patentes adquiridos por los españoles en la Isla de Cuba y en Puerto Rico, las Filipinas y otros territorios cedidos, en el momento del intercambio de las ratificaciones de este tratado, seguirán siendo respetados. Español científicas, literarias y artísticas, no subversivas del orden público en los territorios en cuestión, seguirán siendo admitidas libres de derechos en esos territorios, por el período de diez años, debe contarse a partir de la fecha de intercambio de las ratificaciones De este tratado. Artículo XIV. España tendrá la facultad de establecer los funcionarios consulares en los puertos y lugares de los territorios, la soberanía sobre la que se ha cedido o bien cedidos por el presente tratado. Artículo XV. El Gobierno de cada país, por el término de diez años, de acuerdo a los buques mercantes de los otros países el mismo trato en cuanto a todos los derechos portuarios, incluyendo las cuotas de entrada y despacho, las cuotas de luz, y de los derechos de tonelaje, que concede a Sus propios buques mercantes, no participan en la costera del comercio. Artículo XVI. Se entiende que las obligaciones asumidas en este tratado por los Estados Unidos con respecto a Cuba se limitan a la época de su ocupación de los mismos, pero que a la terminación de dicha ocupación, asesorar a cualquier gobierno establecido en la isla para asumir las mismas obligaciones. Artículo XVII. El presente Tratado será ratificado por el Presidente de los Estados Unidos, por y con el consejo y consentimiento del Senado, y por Su Majestad la Reina Regente de España, y las ratificaciones se canjearán en Washington dentro de los seis meses siguientes a la fecha del mismo, o antes si es posible. En fe de lo cual, nosotros, los respectivos Plenipotenciarios han firmado el presente Tratado y los abajo firmantes suscriben el presente colocarse nuestros sellos. Hecho por duplicado en París, el diez de diciembre, en el año de Nuestro Señor de mil ochocientos noventa y ocho. William R. Day Cushman K. Davis William P. Frye Geo. Gray Whitelaw Reid Eugenio Montero Ríos B. de Abarzuza J. de Garnica W. R. de Villa Urrutia Rafael Cerero