DESAFÍOS DEL NUEVO ESCENARIO EDUCATIVO

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DESAFÍOS DEL NUEVO ESCENARIO EDUCATIVO
Niños, padres y educadores caminando juntos
hacia el siglo XXI *
Eduardo Astudillo Castro
El cómo formar a los niños y jóvenes anticipándose al futuro se ha transformado en uno de los
mayores desafíos que enfrentan los gobiernos y la educación hoy. La generación que este año
ha ingresado a nuestro sistema escolar tendrá posibilidades de terminar su educación media en
el año 2.010 y vivirá en un mundo completamente diferente del actual, que plantea
requerimientos nuevos a la educación de hoy.
La educación actual afronta múltiples retos. Uno de ellos es dar respuesta a los profundos
cambios sociales, económicos y culturales que se prevén para la “sociedad de la información".
El maestro y el libro ya han dejado de ser los únicos medios a través de los cuales los niños,jóvenes y adultos,
reciben el conocimiento y aprenden. La televisión, la computación, los CD Rom y la navegación por Internet, han
irrumpido -a pasos agigantados- en las aulas y en los hogares. El correo postal va siendo reemplazado por el
correo electrónico. Los medios de comunicación escritos están dando paso a los medios de comunicación
electrónicos. Las noticias hoy son conocidas instantáneamente y seguidas paso a paso, ya sea por televisión o
internet. El hombre está hoy más intercomunicado que antaño, pero al mismo tiempo se siente muy abrumado
por lo que sucede en el mundo. Los niños y niñas comienzan a ver desde pequeños -a través de estos nuevos
medios de comunicación-, como el hombre se ataca, mata y destruye el medio ambiente. Los valores se
trastocan y, a veces, nuestros niños y niñas se confunden, porque el discurso que escuchan en la escuela y en
la casa es distinto. Un gran papel le corresponde, entonces, a la educación que debe anticipar el diseño del
futuro, pero que, al mismo tiempo, debe preparar para enfrentarlo.
Muchos padres de familia no saben cómo enfrentar la tarea educativa que les corresponde empezar en el
hogar. Los educadores y educadoras, en los jardines infantiles, escuelas, colegios y liceos se enfrentan, cada
día, a nuevos desafíos en su labor de orientadores, guías y formadores de niños y jóvenes. A muchos
estudiantes no les gustan sus escuelas porque no son felices en ellas; se aburren de escuchar y ser pacientes
receptores de conocimientos; algunos llegan a sentirse hasta prisioneros, sin espacios para ser libres y crear.
Las escuelas las ven como lugares llenos de reglas, normas y prohibiciones.
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La mayor parte de los párvulos que pasan del jardín infantil (nivel de transición) a la escuela sufren un gran
impacto con el cambio de nivel, por la desarticulación que se produce entre la educación parvularia y la
educación general básica. En primer año básico, tienen una profesora o profesor que los trata de manera distinta
a la tía del kinder, la sala tiene una organización diferente, hay mayor número de compañeros y compañeras, los
horarios son más rígidos y la disciplina más estricta, todo es distinto. La educación parvularia centrada en el niño
y la educación básica centrada en el programa (independiente de cómo se sienta el niño y de cuáles son sus
necesidades). Qué difícil se ha tornado para los padres, el elegir una buena escuela o colegio para sus hijos.
Por lo general, los niños y jóvenes van a las escuelas, colegios o liceos que los padres les eligen o pueden
enviarlos, que no siempre son a las que ellos quisieran ir.
El nuevo escenario en que se educan los niños y niñas de hoy
Vivimos en un mundo cada vez más interdependiente, en que el proceso de globalización está transformando
profundamente la vida en la sociedad contemporánea, bajo un triple impacto:
el espectacular avance científico y tecnológico, que tiene efectos diversos en las distintas regiones
geográficas y sobre los distintos sectores y grupos de población;
la internacionalización de las economías y sus efectos en las economías nacionales o locales; y
la revolución de la tecnologías de la información y comunicación, que nos permiten tener accesos a
redes y servicios telemáticos avanzados.
Estamos viviendo, como se reconoce, en una “sociedad de la información”, en que el acceso a la información y
su control y uso constituyen la clave para el desarrollo de las sociedades y el éxito de los individuos. La
Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, establecida por la UNESCO a principios de 1993, y
presidida por Jacques Delors, señala en su Informe publicado en 1996, que “la educación debe contribuir a
democratizar la información y el conocimiento, debe proporcionar las herramientas para que los niños, los
jóvenes y adultos, puedan acceder a los avances de la ciencia y la tecnología y servirse de ellos en forma
responsable y solidaria”. De allí que la Comisión rechace un tendencia muy difundida hoy en día, como es la de
considerar el proceso educativo simplemente de manera utilitaria, como un medio para alcanzar fines inmediatos
y a corto plazo, sobre el mercado laboral y la vida económica. Más allá del desarrollo económico, la educación
debe servir para promover el desarrollo humano, para mejorar y enriquecer la vida de todos los seres humanos.
La Comisión plantea, además, que “es tarea esencial de la educación la de contribuir al desarrollo total del
individuo -espíritu y cuerpo, inteligencia, sensitividad, sentido estético, responsabilidad personal, y espiritualidad”. El ser humano es más que una simple fuerza de trabajo, y debe ser más que un buen ciudadano. El ser
humano es un fin en sí mismo, y su desarrollo pleno como ser humano debe ser un objetivo esencial de todo
proceso educativo, sólo así servirá para un desarrollo económico, político y social sustentable. Educación
significa etimológicamente, “sacar de” para “conducir hacia”, es decir, guiar hacia un fin, partiendo de una
realidad concreta, y este fin es el último al que puede aspirar un ser humano en la realización plena e integral de
su propio ideal, o sea, un absoluto de valores en un absoluto de Ser. El ser humano se realiza plenamente como
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miembro de una familia, de una comunidad, de una cultura, de una sociedad, pero también en el respeto a su
individualidad creativa.
El aprendizaje un reto para toda la vida
Si bien la división de los sistemas de educación formal en tres etapas consecutivas (básica, media y superior),
está ampliamente arraigada en todos los países, la Comisión de la UNESCO para la educación del siglo XXI,
propone la adopción del concepto de aprendizaje a lo largo de toda la vida, como un principio guía para entrar
al siglo XXI y se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender
a ser.
A diferencia de los conceptos más tradicionales de "educación permanente o continua", la idea de la educación
a lo largo de toda la vida sugiere una interdependencia mayor entre la sociedad, la actividad económica y los
sistemas educativos tanto formales como informales, que permitan al individuo programar con mayor flexibilidad
su curso de vida, aprovechar mayormente las oportunidades y posibilidades que se le presentan, y facilitar en
diferentes etapas de la vida, el tránsito entre la educación, el trabajo y el ocio.
Hoy en día los indicadores de calidad de la educación han detectado la existencia de serios problemas en
nuestra educación, que tienen directa relación con los resultados del aprendizaje. El problema de la calidad de la
educación, no es un problema de cómo se enseña, sino un problema de cómo y cuánto se aprende.
Según Juan Carlos Tedesco, especialista en educación de la Unesco, la explicación del problema de las
dificultades para elevar los resultados del aprendizaje está vinculada con el deterioro de las condiciones de
educabilidad con las cuales los alumnos ingresan a la escuela. La educabilidad se refiere a: (i) el desarrollo
cognitivo básico, que se produce en los primeros años de vida y está vinculado a una sana estimulación
afectiva, buena alimentación y condiciones sanitarias adecuadas, y (ii) la socialización primaria mediante la cual
los niños adquieren los elementos éticos y actitudinales que les permiten incorporarse a una institución
especializada distinta a la familia, como la escuela. (Carta Informativa del IIPE (Instituto Internacional de
Planeamiento de la Educación, París, Francia),Vol.XVI, Nº4, Octubre - Diciembre 1998, pp.1-2).
En este contexto, señala Tedesco, es posible sostener que un porcentaje elevado de alumnos estaría
ingresando a la escuela con deficientes niveles de educabilidad, neutralizando los esfuerzos efectuados por las
instituciones educativas. En consecuencia, ciertos niveles básicos de equidad social son necesarios para que
sea posible educar con posibilidades de éxito. Este fenómeno justfica plenamente la prioridad que se le otorga
hoy a la educación preescolar, por su impacto sobre la equidad social y sobre el futuro desempeño educativo de
los alumnos.
Transformar la escuela en una organización en que todos aprenden, un gran desafío de la Reforma
Educativa
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La Reforma Educativa que hoy se lleva a cabo en nuestro país, pretende armonizar la formación de nuestros
niños y jóvenes con los cambios profundos que afectan a la sociedad en los umbrales del siglo XXI. Es una
Reforma que persigue, además, afectar paulatina y en forma global todas las dimensiones de la educación, la
gestión de los servicios educativos, los insumos de tanto materiales educativos (bibliotecas, informática
educativa) como de infraestructura escolar, el financiamiento del sector, así como el mejoramiento sostenido de
las condiciones de trabajo de los docentes, principales artífices y protagonistas de la Reforma.
Algunas de las demandas que la sociedad le hace hoy a la educación chilena, están planteadas en el
documento del Ministerio de Educación “La Reforma en Marcha: buena educación para todos” (1998, pp. 2021), y son las siguientes: a) formación ética (valórica) y nuevas competencias para vivir en una sociedad
cambiante; b) igualdad de oportunidades en educación como política de equidad; c) la formación de la
ciudadanía para la democracia; d) una formación de calidad para participar en el desarrollo económico y la
competitividad del país en un mundo cada vez más globalizado.
Si bien se reconoce hoy que la escuela no es el centro único de educación, ya que existe un verdadero espectro
de instituciones y organizaciones que buscan prestar un servicio educativo, sigue siendo el principal centro al
que concurren los niños y niñas de nuestro país. Al hablar de escuela lo hacemos en términos genéricos, ya
que existen diversidad de tipos y modalidades de educación, que se imparten en organizaciones educativas con
otras denominaciones.
La escuela tiene como objetivo primordial: el que todos los niños aprendan. Pero en la escuela no sólo aprenden
los niños y jóvenes. En la escuela aprenden todos. Aprenden las familias, aprenden los profesores, aprenden los
directivos, aprenden los supervisores, aprenden los paradocentes, administrativos y personal auxiliar, incluso los
padres, sostenedores y autoridades educacionales, es decir, aprendemos todos.
De ahí que, la escuela debería también ser vista como una organización de aprendizaje. Uno de los grandes
desafíos de la escuela en el marco de la Reforma Educativa, es transformarse para que de una organización
que enseña, pase a ser una organización que aprende, en otras palabras, que innova, se desarrolla, se adapta y
responde creativamente a las demandas internas y externas.
Transformar la escuela en una organización que aprende supone, por una parte, que la escuela concentre sus
esfuerzos en lograr que todos sus alumnos aprendan; y, además, que todos los que trabajan en ella aprendan a
través de la reflexión, revisión y retroalimentación continua de su quehacer. A través del aprendizaje la
organización adquiere la habilidad colectiva para aprender y crecer con el objeto de alcanzar metas y expandir
la capacidad de crear el futuro.
Necesidad de cambiar la escuela tradicional-actual por otra más moderna y futurista
La escuela, realidad social inventada, se encuentra muy cuestionada en la actualidad por la forma en que
entrega el servicio educativo. La escuela tradicional donde un profesor enseña a un alumno promedio (método
frontal de enseñanza), enfrenta una cantidad de problemas y limita la posibilidad de ofrecer una educación de
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buena calidad que sea adecuada a las exigencias y nuevas demandas que se le hace. La escuela necesita
cambiar para responder positivamente a las necesidades del nuevo escenario en que vivimos y al desarrollo de
los estudiantes, estimulando en cada uno de ellos, la autonomía intelectual, social y moral que les permita
responsabilizarse de su propio desarrollo a lo largo de toda su vida.
Los planteamientos anteriores requieren por tanto una transformación de la escuela actual, que es tradicional,
dependiente, rígida y centrada en la enseñanza, transformándola en una organización de aprendizaje que mire y
proyecte la educación hacia el futuro. En esta visión, la escuela moderna se plantea como una organización con
un gran sentido de misión, más autónoma, flexible, focalizada más en el aprendizaje que en la enseñanza,
donde los profesores proporcionan información y son estimuladores de los procesos de construcción de
conocimiento de sus alumnos, verificando permanentemente la calidad de los procesos en los cuales los
alumnos se involucran y comprometen durante un tiempo en la escuela; donde sus directivos tienen un estilo de
gestión que favorece la participación de la comunidad educativa, desarrollan un trabajo en equipo con los
distintos actores del proceso educativo y no escatiman esfuerzos para que la escuela disponga de una amplia y
variada gama de recursos y medios para el aprendizaje. (Véase el cuadro que se presenta a continuación, en
que se compara ambos tipos de escuelas).
Sin embargo, la verdadera educación se logrará en una escuela en la medida en que en ella se cultiven valores.
La escuela que pretenda desentenderse de los valores se despersonaliza. Si se opone a la realización de éstos,
no sólo renuncia a los valores sino que esta renunciando a lo que entendemos debe ser una escuela. A la
escuela le corresponde una tarea formativa, desarrollada a través de los profesores, cuya labor no debe
reducirse a proporcionar información axiológica o a contribuir a que el alumno autodescubra sus propios valores
o sepa discernir los valores de los antivalores, sino que ha de proponer valores, motivar opciones y estimular
compromisos con aquello que conduce a la plena realización. Es importante que la escuela moderna fortalezca
comportamientos fundamentales, actitudes y valores deseables, para que los niños y jóvenes sepan interactuar
en la sociedad actual y futura.
CARACTERIZACIÓN DE LAS ESCUELAS TRADICIONAL Y FUTURISTA
ESCUELA TRADICIONAL (ACTUAL)
ESCUELA MODERNA Y FUTURISTA
Escuela enclaustrada (concepción de escuela Escuela conectada con el entorno global (concepción de
como sistema cerrado)
escuela como sistema abierto)
Dependiente y con control externo
Autónoma y con autorregulación
Estructura rígida, con jerarquización Estructura flexible, comunicación horizontal y con redes de
organizativa y comunicación vertical
apoyo
Privilegio del
competitividad
trabajo
individual
y
la Facilitamiento de la participación y el trabajo colaborativo (en
equipo)
Dirección unipersonal (centralización excesiva Dirección o gestión participativa (equipo directivo con liderazgo
de las decisiones y por lo general un liderazgo compartido y participación de la comunidad educativa)
autoritario).
Currículo uniforme (elaborado externamente)
Currículo diferenciado y flexible (elaborado internamente)
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Centrada en la enseñanza del profesor
Alumno receptor
información
de
conocimiento
Centrada en el aprendizaje del alumno
e El estudiante, protagonista de su proceso de aprendizaje
(Aprende a aprender)
Metodología que fomenta la pasividad, la Metodología que fomenta la actividad, la creatividad y la
imitación y la reproducción.
producción.
Disciplina impuesta.
Disciplina concebida como autocontrol
Evaluación cuantitativa y discontinua
Evaluación cualitativa y permanente monitoreo del progreso del
alumno
Ausencia de responsabilidad institucional por Responsabilidad institucional ante la comunidad y la sociedad
resultados
Profesores autosuficientes (“lo saben todo”), Profesores, aprendices expertos, que reorientan, diseñan,
que transmiten contenidos, imponen, califican facilitan y proponen experiencias de aprendizaje.
y sancionan
Profesores con baja responsabilidad en su Profesores con alta responsabilidad en su formación continua y
perfeccionamiento y actualización
actualización
Profesores con bajas expectativas sobre sus Profesores con altas expectativas hacia sus estudiantes
alumnos
(“Todos los niños y niñas aprenden”)
Agrupación rígida de alumnos
Agrupamiento flexible de alumnos
Rigidez de horarios y poco aprovechamiento Flexibilidad de horarios y maximización del uso del tiempo
del tiempo escolar
escolar
Uniformidad del espacio escolar
Diversidad de espacios para la actividad educativa
Visión restringida del concepto de recursos y Concepción amplia y variada de recursos y medios para el
medios didácticos.
aprendizaje
Administración reactiva, preocupada de los Administración proactiva y preventiva preocupada del
problemas emergentes, de las rutinas mejoramiento continuo de los procesos y la detección
escolares y la solución de conflictos
anticipada de problemas para resolverlos oportunamente
El docente actor clave en un proceso de transformación educativa
La mayor parte de los procesos de transformación educativa en América Latina han priorizado la reforma
institucional, bajo el supuesto que los cambios institucionales estimulan los cambios pedagógicos, tales como la
definición de proyectos institucionales, la expansión de la capacidad de innovar y la diversificación de los
procesos pedagógicos, adaptados a la diversidad social y cultural de la población. No obstante, la experiencia
nos muestra que el cambio institucional es necesario pero no suficiente para el cambio pedagógico. La prioridad
a los aspectos institucionales parece haber postergado excesivamente la atención a los aspectos pedagógicos y
al actor principal de dicho proceso, los docentes.
Hoy existe consenso que uno de los componentes que permite mejorar los niveles educacionales del país, es el
fortalecimiento de la profesión docente, lo cual significa mejorar tanto las condiciones de trabajo y salariales de
los educadores, como los procesos de formación inicial y capacitación permanente en servicio. El docente está
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llamado a jugar un papel central en cualquier transformación educativa que se enfrente con miras a mejorar la
calidad de la educación, pues debe ser quien primero internalice los cambios y mejoramientos que se desee
implantar dentro de la sala de clases y con relación a la forma de participar en la elaboración y gestión del
proyecto educativo institucional de la escuela.
El desafío de la gestión escolar en el nuevo escenario educativo: construir una nueva forma de hacer
escuela
Dentro del contexto de reforma educativa y de modernización de la escuela, uno de los principales aspectos
que ha sido necesario abordar es la implementación de un nuevo estilo de gestión que permita al sector
educacional actuar propositivamente en un mundo que está continuamente experimentando transformaciones y
cambios hiperacelerados.
Si queremos tener una escuela moderna y proyectada al futuro, se hace necesario reorganizar los procesos de
liderazgo y de toma de decisiones, para hacer de la escuela una verdadera comunidad escolar situada y con
participación, que ofrezca una educación de calidad y tenga visión de futuro, para anticiparse a los cambios. El
desafío es construir una nueva forma de hacer escuela, que más que un espacio físico, sea una organización de
aprendizaje con una nueva modalidad de gestión, que permita situar a docentes directivos, profesores y alumnos
como reales protagonistas del quehacer institucional.
Este nuevo espacio institucional demanda una filosofía y estilo de gestión diferente al que hemos tenido en la
escuela tradicional, que permita generar aprendizajes significativos para los estudiantes, profesores, el grupo
directivo, para los padres y la escuela en su totalidad. Los énfasis centrales de esta nueva propuesta son:
gestión centrada en los aprendizajes de los estudiantes; trabajo en equipo; cooperación y negociación como
forma de elevar la efectividad y los beneficios mutuos; formas de comunicación más expeditas y oportunas;
búsqueda de un mejoramiento permanente de los procesos y la responsabilidad por los resultados, entre otros.
Un desempeño de calidad no ocurre por casualidad o accidente, en una escuela. Ocurre porque ha sido
planificada y organizada la forma como se quiere que la organización trabaje. De ahí, que se proponga el trabajo
en equipo, como una forma de potenciar el aprendizaje y avanzar en términos colectivos. Ahora bien, para lograr
el desarrollo de un buen trabajo en equipo, es necesario un tipo de liderazgo más estratégico que permita
generar una nueva visión de la escuela en un contexto de cambio permanente, y que la prepare para enfrentar el
futuro.
La gestión escolar es un conjunto de acciones relacionadas entre sí, que emprende el grupo directivo de una
escuela para promover y posibilitar la consecución de la intencionalidad pedagógica -planteada en el proyecto
educativo institucional- en y con la participación activa de toda comunidad educativa. Su objetivo es centrarnuclear a la escuela alrededor de los aprendizajes de los niños y jóvenes. Su tarea es dinamizar los
procesos y la participación de los actores que intervienen en la acción educativa.
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En el marco de una gestión escolar participativa, la comunidad educativa toda (alumnos, profesores, padres,
directivos, personal administrativo y de servicio) tiene en la escuela un poder real para proponer, disentir o
innovar.
A modo de conclusión
Existe la convicción generalizada de que las instituciones educativas convencionales, de ladrillos y cemento, no
serán suficientes para responder al desafío en materia de formación inicial y permamente, inherente a la
sociedad de la información. Es necesario desarrollar nuevas modalidades educativas, que incorporen las nuevas
tecnologías, pero que favorezcan
-principalmente- el “aprender a aprender”.
En el ámbito específico de la formación de educadores, la Facultad de Educación de nuestra Universidad, inició
en 1990 un proceso de reforma curricular que implicó no sólo un cambio de planes y programas de estudio, sino
una nueva concepción de la formación de un profesional de la educación, lo cual ha permitido perfilar una
propuesta innovativa de formación de educadores, adecuada a los requerimientos actuales. Al mismo tiempo,
esta Facultad ha implementado un proceso de reforma más amplio que involucra tanto aspectos estructurales,
como de gestión de planes de formación docente, con amplia consulta a los diversos actores del quehacer
educativo.
En 1996, la Facultad de Educación, tiene la oportunidad de levantar una propuesta para participar en la licitación
a que llama el Ministerio de Educación, dentro del Programa de Fortalecimiento de la Formación Inicial Docente,
adjudicándose los fondos necesarios para llevar a cabo el proyecto “Formación Inicial de Profesores: una
propuesta modernizadora, integral y continua de capacitación e inserción profesional”. A través de este proyecto
se pretende vincular la innovaciones introducidas al proceso de formación inicial de Educadores de Párvulos,
Profesores de Educación General Básica y Profesores de Educación Media de la Facultad, con las políticas
educacionales de modernización del sistema educacional, mediante el desarrollo de acciones insertas en tres
componentes interrelacionados: captación y admisión de postulantes a las carreras pedagógicas, el proceso de
formación propiamente tal e inserción formal en el sistema escolar.
Como lo planteó el filósofo alemán Dilthey hace un siglo atrás, "la escuela es una función de la sociedad". Sin
embargo, la pregunta de para qué prepara la escuela depende esencialmente de la clase de sociedad que
queremos tener. Por tanto, en la Universidad, en general, y en nuestra Facultad de Educación, en particular,
debemos de abocarnos más sistemáticamente a la construcción y proposición de nuevos escenarios para
nuestra educación. Bien sabemos que las acciones que hoy diseñamos para el futuro pueden tener lugar en un
medio completamente diferente del actual. La capacidad de especular sobre la posibilidad de escenarios
diferentes para la educación, no sólo nos permite redefinir las acciones presentes en la escuela y en la
universidad, sino que nos prepara en la eventualidad que tales escenarios se concretaran. Esta capacidad de
anticipación del futuro se traduce en una importante ventaja competitiva para un país con visión de futuro.
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Para enfrentar el cambio y los desafíos que nos plantea la sociedad del futuro, niños, padres y educadores
debemos caminar juntos hacia el siglo XXI, para educarnos unos a otros y así encontrar el sentido de ser
alumno, profesor o padre, y realizarnos como persona.
EDUARDO ASTUDILLO, Master en Educación de la Universidad de Gales, Gran Bretaña.
Coordinador de los Programas de Magister y Postítulo en Administración Educacional de la
Facultad de Educación P.U.C.Ch.
Artículo publicado en REVISTA UNIVERSITARIA, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile,
Segunda entrega 1999. Autorizada su Publicación para Revista Docente de Paraguay.
Centro de Intermediación para el Desarrollo de las Personas en el Trabajo
OTIC-ALIANZA
Organismo Técnico Intermedio de Capacitación-OTICReconocido por el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo –SENCE- Registro Nº 105.
Personalidad Jurídica del 5 de Julio del año 1999.
Una alianza para servir a la formación de la Empresa y de la Educación Chilena.
Teléfonos: 671.7569 - 688.5751
Fax: 688.8001 . Cienfuegos 51. Santiago de Chile.
Consultas al correo electrónico: [email protected]
Sitio Internet: www.otic.alianza.cl
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