Cuba: Prevenir y educar, acciones clave de política antidrogas La Habana (PL) Consolidar el rechazo de la población a las drogas con programas educativos y de salud constituye para Cuba una clave del éxito de su lucha antinarcóticos. Las iniciativas para promover hábitos de vida sana en la isla complementan el accionar de las autoridades que tienen a su cargo las labores de enfrentamiento al tráfico de estupefacientes. De acuerdo con el secretario de la Comisión Nacional de Drogas (CND), Israel Ybarra, esa combinación formada por las medidas preventivas en la sociedad y la lucha frontal en las aguas, costas y aeropuertos expresa la voluntad política del Estado cubano de mantener el flagelo lejos de su población y territorio. El gobierno de la nación caribeña declaró desde los primeros años del triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959, la guerra a muerte contra los narcóticos, postura que mantiene pese a la creciente tendencia en algunas partes del mundo a legalizar su consumo. Además de la voluntad política de sus autoridades, en Cuba existe un rechazo generalizado de la población a las drogas, lo cual sin duda representa uno de nuestros pilares, estimó Ibarra en esta capital, durante un intercambio con periodistas. El secretario de la CND -ente coordinador de políticas antinarcóticos fundado en 1989- recordó el complejo contexto internacional en el que se desarrollan los esfuerzos de la isla. Cifras de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de Naciones Unidas reflejan que unas 210 millones de personas con edades entre 15 y 64 años consumieron drogas en 2011, alrededor del cinco por ciento de la población adulta de la Tierra, advirtió. Sin embargo, la situación de Cuba es bien distinta, prueba de los buenos resultados de los programas aquí aplicados, opinó. SALUD Y EDUCACION, PUNTAS DE LANZA DE LA ISLA Para Carmen Borrego, directiva del Ministerio de Salud Pública (Minsap), Cuba tiene en su amplia red de atención primaria y especializada una de sus fortalezas para lidiar con el tema de las drogas, las cuales están lejos de convertirse aquí en un problema mayor. La isla dispone de más de 11 mil consultorios para respaldar el trabajo del médico y la enfermera de la familia, unos 210 hospitales y 452 policlínicos, de estos últimos 359 con servicios de salud mental integrados por siquiatras, terapeutas y trabajadores sociales, destacó en diálogo con la prensa. Borrego también resaltó el funcionamiento de un centenar de centros comunitarios de salud mental diseminados por la nación caribeña. No solo se trata de alejar a la ciudadanía de las drogas duras, porque los programas incluyen la lucha contra el tabaquismo y el consumo nocivo de alcohol, señaló. Según la jefa de la Sección de Salud Mental y Abuso de Sustancias del Minsap, otra medida preventiva favorable fue la creación en 2003 de la línea confidencial antidrogas, que presta servicios las 24 horas del día. La especialista consideró que además de la prevención, la red creada permite identificar y tratar a pacientes afectados por el consumo de estupefacientes, a partir de la disponibilidad de centros para atender urgencias y detectar intoxicaciones. Aunque la prioridad es sembrar valores de vida sana, el sistema diseñado responde con rapidez a cualquier problema, el cual una vez identificado, el objetivo pasa a ser la reinserción social de la persona afectada, dijo Borrego a finales de junio en el intercambio con periodistas, encuentro celebrado a propósito del Día Mundial contra las Drogas. Por su parte, la funcionaria del Ministerio de Educación Ivette Méndez comentó a reporteros el trabajo en los diferentes niveles de enseñanza para fomentar desde las nuevas generaciones el rechazo al consumo de narcóticos. Contamos con programas dirigidos a la orientación de los estudiantes, quienes desde tempranas edades aprenden la importancia de estilos sanos de vida, precisó. De acuerdo con Méndez, la iniciativa incluye una preparación especializada de los maestros, a quienes consideró junto a la familia elementos clave para determinar riesgos y corregir conductas inapropiadas. EL ENFRENTAMIENTO, EL OTRO COMPONENTE Si importante es la prevención desde enfoques de salud y educación, también resultan determinantes las acciones de enfrentamiento al fenómeno del narcotráfico, sobre todo en un país que no produce sustancias ilícitas. Según el jefe de la Dirección Nacional Antidrogas, coronel Domingo Ibáñez, el principal peligro para Cuba lo representan los recalos, paquetes con marihuana -y en menor medida cocaína- detectados en las costas luego de ser lanzados al mar Caribe por los narcotraficantes, unas veces para evitar controles y otras para su posterior recogida. El alto oficial del Ministerio del Interior comentó en esta capital que el gobierno del país caribeño mantiene de manera permanente operaciones para impedir la entrada de estupefacientes a la profundidad de su territorio, así como el auge de un mercado interno en el mismo. Durante los primeros cinco meses de 2012, el sistema ministerial de enfrentamiento decomisó 1,44 toneladas de drogas, alrededor del 98 por ciento correspondientes a recalos, aseguró a Prensa Latina. En la frontera aérea -apuntó- hemos frustrado 24 operaciones, sobre todo de trasiego de cocaína. Las cifras de ocupaciones del año en curso están bien por debajo de las reportadas en 2011, cuando fueron interceptadas 9,1 toneladas de estupefacientes. Para el coronel Ibáñez, los números reflejan el compromiso del país caribeño en el combate al flagelo. "A Cuba no pueden tomarla como trampolín ni destino de drogas", sentenció. De acuerdo con el oficial antinarcóticos, en la profundidad del territorio nacional apenas se han detectado 103 kilogramos de drogas en los últimos 17 meses, lo cual demuestra -consideró- la efectividad de los controles existentes en la isla caribeña. Sin embargo, comentó la tendencia al incremento de los casos interceptados en la frontera aérea con destino al mercado interno. Ese incipiente mercado tiene como peculiaridad sus altos precios, ante la ausencia de oferta, lo que hace que personas inescrupulosas traten de sacar ganancias introduciendo sustancias ilícitas desde el exterior, pero en su intento chocan con un sistema efectivo y la voluntad política de nuestro gobierno, afirmó. Ibáñez descartó que esas actividades tengan relación alguna con un accionar organizado de grupos criminales. “No hay en Cuba cárteles de drogas, ni mafias, no podemos hablar de eso, porque no existe, no hay aquí cadenas establecidas”, aseveró.