Jornadas SAM – CONAMET – AAS 2001, Septiembre de 2001 367-374 INFLUENCIA DE LA DEFORMACION PLASTICA SOBRE LA TRANSFORMACION MARTENSITICA EN Cu-Zn-Al Adela Cuniberti 1 2 y Ricardo Romero 1 3 1 Instituto de Física de Materiales Tandil, Facultad de Ciencias Exactas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Pinto 399. (7000) Tandil. Argentina. 2 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. 3 Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. RESUMEN Se estudia el efecto de las dislocaciones, introducidas por deformación plástica de la fase martensítica, sobre las características de la transformación en monocristales Cu-Zn-Al. La transformación martensítica se estudió mediante ciclado térmico en un calorímetro diferencial. Las dislocaciones producen cambios en las temperaturas críticas de transformación, pendiente e histéresis de los ciclos termoelásticos y en los valores obtenidos para el cambio de entropía de transformación. Palabras Clave Transformación martensítica. Deformación plástica. INTRODUCCION La fase β en aleaciones Cu-Zn-Al es bcc con orden de largo alcance L21 y puede ser retenida metaestablemente a temperatura ambiente en un amplio rango de composiciones. La transformación martensítica puede ser inducida por enfriamiento, transformación espontánea, o por aplicación de tensión mecánica [1]. Para concentración electrónica alrededor de 1.48 la fase producto es martensita 18R, cuya estructura puede obtenerse de una estructura fct introduciendo fallas de apilamiento cada tres planos. A partir de un monocristal β, la transformación espontanea se produce sin cambio de forma por la formación, como máximo, de 24 variantes de 18R, con igual estructura y diferente orientación cristalográfica. La transformación comienza a una temperatura Ms y se completa a la temperatura Mf , debajo de la cual el cristal es puramente martensítico. Al subir la temperatura, la transformación a fase β comienza a la temperatura As y se completa a la temperatura Af. La temperatura de equilibrio entre ambas fases Teq se define como el valor medio entre Af y Ms. Por aplicación de tensión mecánica, tracción o compresión, a temperatura mayor que Af se obtiene un monocristal martensítico, por la formación de la variante 18R mas favorecida por la tensión. En este caso, se observa un cambio de forma respecto de la fase β. El monocristal β es recuperado por descarga retornando a su forma original. Si el monocristal martensítico es enfriado bajo carga hasta temperatura por debajo de As, queda retenido cuando la tensión es relevada. Las transformaciones β-18R son influenciadas por la presencia de defectos en la red cristalina, vacancias, precipitados, dislocaciones [2, 3, 4]. Debido a estos defectos, las temperaturas y tensiones críticas de transformación y la forma general del proceso de transformación pueden variar. La deformación plástica de monocristales martensíticos ocurre por deslizamiento de dislocaciones de superred sobre plano basal, disociadas en cuartetos de dislocaciones parciales [5, 6]. En este trabajo se analiza el efecto de las dislocaciones, 367 Cuniberti y Romero introducidas por deformación plástica de la fase martensítica, sobre las características de la transformación en monocristales Cu-Zn-Al. METODO EXPERIMENTAL Monocristales Cu-13.36%atZn-17.31%atAl, con e/a=1.48 y Ms=303K fueron obtenidos por método de Bridgman, la orientación del eje tensil se determinó por técnica de Laue. Se prepararon por electroerosión probetas cilíndricas para compresión, l ≈ 10mm y d ≈ 3.5mm. Las muestras fueron templadas desde 1073K en agua a 373K, y mantenidas a esa temperatura durante 4 min., tiempo en el cual se recupera el orden de largo alcance [2] Los monocristales 18R fueron inducidos por compresión a 324K y sometidos a estabilización a esa temperatura durante 30 min. a fin de producir un aumento de las temperaturas críticas de transformación [7] y que la martensita 18R sea estable a temperatura ambiente. Debido a la transformación las caras extremas de las muestras pierden perpendicularidad con el eje de compresión, se rectificaron entonces mediante pulido mecánico. Los ensayos de deformación de la martensita se realizaron por compresión a temperatura ambiente y ε& ≈ 8 10-4s-1. Se utilizó una máquina universal de ensayos Shimadzu Autograph-DSS-10T-S, las superficies de contacto módulo-probeta se lubricaron con grasa y cinta de teflon a efectos de disminuir la fricción durante la compresión. De los monocristales 18R con diferentes niveles de deformación, εM, se cortaron muestras para realizar ciclos calorimétricos β↔M. Se utilizó un calorímetro diferencial Rheometric, se midió el flujo de calor y la temperatura en función del tiempo. El calentamiento y enfriamiento se realizaron a 10oC/min. RESULTADOS En la Figura 1 se muestran los ciclos de transformación β↔M obtenidos para muestras con distintos grados de deformación en martensita, εM. Se realizaron al menos tres ciclos para cada muestra. El primer ciclo de transformación M-β requirió un sobrecalentamiento debido a la estabilización inducida durante la obtención del monocristal 18R. Los ciclos siguientes β-M y M-β presentaron un alto grado de repetitividad. Se encuentra que la forma de los ciclos cambia con la deformación, el valor del pico decrece y el ancho del ciclo crece con el incremento de εM. 368 Jornadas SAM – CONAMET – AAS 2001 40 35 C 0 -5 30 B Flujo de calor (mW) Flujo de calor (mW) 5 A 25 20 D 15 10 5 -10 -15 -25 -40 230 -50 270 260 270 280 290 300 310 B -35 -45 250 C -30 0 240 D -20 A 280 T (K) 290 300 310 320 330 340 350 T (K) Figura 1: Ciclos β-M y M-β obtenidos por calorimetría diferencial para muestras con distintos grados de deformación en fase martensita: (A) sin deformación, (B) 4.4%, (C) 6.8%, (D) 9.6%. A partir de los ciclos calorimétricos se obtuvieron las temperaturas críticas de transformación. Las mismas se determinaron como la temperatura para la cual la señal calorimétrica se aparta de la línea de base. En la Figura 2 se presentan los resultados obtenidos. 340 Temperatura (K) 320 300 280 260 0 2 Ms 4 Mf 6 εM (%) As 8 Af 10 Teq Figura 2: Temperaturas críticas de transformación. Las temperaturas críticas muestran un pequeño decrecimiento con el incremento de la deformación, del mismo modo decrece la temperatura de equilibrio. El calor intercambiado durante la transformación se obtuvo como el área bajo la curva en los ciclos Flujo de calor- tiempo. La Figura 3 muestra los valores obtenidos relativos al valorde las muestras sin deformación previa. 369 Cuniberti y Romero t Q 1.000 r Q Q / Q0 0.975 0.950 0.925 0.900 0 2 4 6 8 10 ε M (%) Figura 3: Calor de transformación β-M, Qt, y M-β, Qr, relativo al valor sin deformación Qt0 y Qr0. Las diferencias observadas entre Qt y Qr para cada nivel de deformación no superan el 5%. Dado que estas diferencias están dentro de la dispersión experimental, puede decirse que no se encuentra diferencia entre ambos valores para cada εM . Se observa un decrecimiento del calor de transformación a medida que crece la deformación. El cambio relativo de entalpía ∆H/∆H0 fue obtenido como el promedio entre los valores de Qt y Qr para cada nivel de deformación, el cambio de entropía ∆S/∆S0 fue calculado dividiendo ∆H/∆H0 por la temperatura de equilibrio Teq [8]. En la Figura 4 se muestran los valores obtenidos de ∆S/∆S0 en función de la deformación. Como puede verse, el cambio de entropía decrece con el incremento de deformación εM. ∆S / ∆S0 1.00 0.95 0.90 0 2 4 ε M (%) 6 8 10 Figura 4: Cambio de Entropía relativo al valor sin deformación ∆S/∆S0. DISCUSION Los resultados experimentales indican que la transformación martensítica es afectada por la deformación plástica introducida en fase 18R. Las temperaturas críticas tanto para la transformación directa como para la inversa decrecen a medida que la deformación aumenta. La pequeña disminución en la temperatura de equilibrio entre las fases β y martensita sugiere que la estabilidad de la fase β aumenta, si bien levemente, con el incremento de la deformación. El comportamiento termoelástico está dado por el sobrenfriamiento o sobrecalentamiento necesario para completar la transformación a una u otra fase, Mf-Ms y AfAs respectivamente, lo que marca la pendiente del ciclo de transformación. La histéresis está 370 Jornadas SAM – CONAMET – AAS 2001 dada por la diferencia entre Af-Ms y As-Mf . En la Figura 5 se muestra esquemáticamente como procede la transformación y los valores obtenidos en función de la deformación. M Mf As Mf - Ms volumen transformado Af - As 40 35 30 -30 -35 -40 0 34 Af Ms T β 2 4 6 ε M (%) 8 10 Af - Ms (K) As - Mf (K) 33 32 31 30 29 28 0 2 4 6 8 10 ε M (%) Figura 5: Esquema de un ciclo de transformación. Pendiente del ciclo e histéresis medidos en función de la deformación. Se encuentra que tanto la pendiente como la histéresis de los ciclos aumenta con el incremento de la deformación plástica. La pendiente del ciclo está relacionada con la interacción reversible de la interfase con dislocaciones, mientras que la histéresis está asociada con procesos irreversibles, tales como difusión en la vecindad de la interfase [9, 10]. o deformación plástica alrededor de defectos como por ejemplo precipitados [3]. Los resultados experimentales indican que las dislocaciones presentes en la red por deformación plástica de la martensita contribuyen a la operación de procesos tanto reversibles como irreversibles. La transformación a martensita se produce por la formación de variantes martensíticas, de las 24 variantes posibles sólo 3 comparten el plano basal con la variante mas favorecida por tensión, que es aquella que se deformó plásticamente por deslizamiento de dislocaciones de plano basal. Estas dislocaciones no pertenecerán al plano basal de 20 de las posibles variantes, lo que produce un incremento en su energía elástica [11]. Del mismo modo, cuando las dislocaciones de plano basal de 18R son absorbidas por la fase β, aumenta su energía elástica [11]. Los procesos difusivos, si los hubiere, contribuirían principalmente cuando el material está en fase β dado que es la que está sometida a temperaturas mayores durante el ciclado térmico y la presencia de dislocaciones favorecería estos procesos [12]. En la martensita, y especialmente en aquellas variantes que no comparten plano basal con la variante deformada, la formación de nuevas dislocaciones o fallas para absorber las dislocaciones presentes sería un proceso posible, sobre todo teniendo en cuenta que la tensión de fluencia en martensita es muy baja comparada con la de fase β [13] El decrecimiento en la entropía de transformación con el incremento de deformación plástica, Figura 4, podría estar asociado a la cantidad de material transformado. La deformación plástica de un monocristal martensítico promueve la formación de placas finas 371 Cuniberti y Romero de la variante deformada a temperaturas superiores a Ms hasta en 40K, sin que pueda detectarse mediante dilatometría, por otro lado, núcleos de martensita son retenidos debido a estabilización a temperaturas para las cuales la mayor parte de la muestra ha transformado a fase β. Esto está asociado con el efecto doble memoria de forma inducido por deformación plástica y por estabilización de la martensita [14]. Las muestras utilizadas para las mediciones calorimétrica eran inicialmente martensita monovariante estabilizada, si el efecto doble memoria no existiera, luego del primer calentamiento la transformación a martensita conduciría a una muestra martensítica polivariante recuperando la longitud propia de fase β. En la Figura 6 se compara el espesor final de las muestras, ef tras el ciclado térmico, con el espesor inicial de las mismas e0 (unos 3.5 mm) relativo al del esperado para una polivariante o en fase β, eβ. eβ se calculó a partir de la deformación β-martensita, 4.73%, medida en los ciclos tensión-deformación de inducción de los cristales martensíticos monovariante. Como puede observarse, existe un cierto grado de efecto doble memoria, y este crece con el incremento de deformación plástica. 2.0 EMD (%) 1.5 1.0 0.5 0.0 0 2 4 ε M (%) 6 8 10 Figura 6: Medida del efecto memoria doble (EMD) en las muestras deformadas y cicladas térmicamente. EMD=0: ausencia de efecto, EMD=4.73: efecto completo. Esto sugiere que podrían existir placas martensíticas que no contribuirían a la señal calorimétrica de transformación o que no transformarían a fase beta. Considerando que ∆S/∆S0 en la Figura 4 igual a uno corresponde a la totalidad del material involucrado en la transformación, un 7% de placas de martensita no transformarían. CONCLUSIONES La deformación plástica de monocristales martensíticos Cu-Zn-Al produce cambios notorios en la transformación espontánea β-martensita. Se observa un decrecimiento en las temperaturas críticas de transformación y un incremento en la estabilidad de la fase β. Tanto la pendiente como la histéresis de los ciclos termoelásticos crece con el incremento de deformación, lo que indica que las dislocaciones introducidas por deformación plástica contribuyen a la activación de procesos tanto reversibles como irreversibles durante la transformación. La presencia de pequeñas placas de martensita que no participan en la transformación podría ser responsable del decrecimiento del cambio de entropía. 372 Jornadas SAM – CONAMET – AAS 2001 AGRADECIMIENTOS Este trabajo ha sido realizado con el financiamiento de la ANPCyT, CONICET, CICPBA y Secretaría de Ciencia y Técnica-UNCentro. REFERENCIAS 1 M.Ahlers, Prog. Mat. Science 30, 135 (1986). 2 R.Rapacioli, Tesis doctoral, Universidad Nacional de Cuyo (1979). 3 D.Roqueta, F.C.Lovey, M.Sade, Scr.Mater.34, 1747 (1996). 4 Y.Zhang and E.Hornbogen, Z.Metallkde. 79, 13 (1988). 5 A.Cuniberti, R.Romero, M.Ahlers, Scr.metall.mater.26, 495 (1992). 6 P.L.Rodriguez, A.Cuniberti, R.Romero, F.C.Lovey, Scr.metall.mater.27, 1133 (1992). 7 A.Abu Arab and M.Ahlers, Acta metall.36, 2627 (1988). 8 J.L.Pelegrina, R.Romero, Mat. Sc. Eng. A282, 16 (2000). 9 F.C.Lovey, A.Amengual, V.Torra and M.Ahlers, Phil.Mag.A61, 159 (1990) 10 A.Yawny, F.C.Lovey and V.Torra, Scr.Metall.Mater. 32, 439 (1995). 11 F.C.Lovey, A.Hazarabedian and J.E.Garces, Acta metall 37,2321 (1989). 12 P.Shewmon, Diffusion in Solids (Warrendale, Pennsylvania: Metall.Soc.AIME), 199 (1989). 13 R.Romero, F.C.Lovey, M.Ahlers, Phil.Mag.A58, 881 (1988). 14 E.Cingolani, M.Ahlers and M.Sade, Acta metall.mater.43, 2451 (1995). 373 Cuniberti y Romero 374