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Órgano:
Sede:
Sección:
Nº de Recurso:
Nº de Resolución:
Procedimiento:
Ponente:
Tipo de Resolución:
50297340012008100504
Tribunal Superior de Justicia. Sala de lo Social
Zaragoza
1
470/2008
482/2008
RECURSO SUPLICACION
RAFAEL MARIA MEDINA ALAPONT
Sentencia
Resumen:
DERECHOS FUNDAMENTALES
T.S.J.ARAGON SALA SOCIAL
ZARAGOZA
SENTENCIA: 00482/2008
Rollo número: 470/2008
Sentencia número: 482/2008
E
MAGISTRADOS ILMOS. Sres.:
D. CARLOS BERMÚDEZ RODRÍGUEZ
D. RAFAEL MARÍA MEDINA Y ALAPONT
D. JUAN MOLINS GARCÍA ATANCE
En Zaragoza, a tres de junio de dos mil ocho.
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, compuesta por los Sres. indicados al
margen y presidida por el primero de ellos, pronuncia en nombre del REY esta
SENTENCIA
En el Recurso de Suplicación núm. 470 de 2008 (Autos núm. 935/2007), interpuesto por la parte
demandante D. Jose Enrique , contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social nº 6 de Zaragoza, de
fecha dos de abril de dos mil ocho, siendo demandado HISPANO-UTIL S.L., siendo parte el MINISTERIO
FISCAL, sobre tutela derechos fundamentales. Ha sido ponente el Ilmo. Sr. D. RAFAEL MARÍA MEDINA Y
ALAPONT.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Según consta en autos, se presentó demanda por D. Jose Enrique , contra Hispano-Util,
S.L. sobre tutela derechos fundamentales; y en su día se celebró el acto de la vista, habiéndose dictado
sentencia por el Juzgado de lo Social número 6 de Zaragoza, de fecha dos de abril de dos mil ocho , siendo
el fallo del tenor literal siguiente:
"Que desestimado como desestimo la demanda interpuesta por D. Jose Enrique contra Hispano-Util,
S.L., Ministerio Fiscal debo absolver y absuelvo a la demandada de los pedimentos contenidos en el suplico
de la demanda.".
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SEGUNDO.- En la citada sentencia y como hechos probados se declararon los del siguiente tenor
literal:
"PRIMERO.- El centro de trabajo de la empresa Hispano Util S.L. está sito en el polígono industrial de
Cuarte, y cuenta con un total de 3.200 metros de superficie repartidos en 4 naves, dos de ellas de almacén,
otras dos destinadas al trabajo; en una, que identificaremos como nave 1 se realizan trabajos de inyección
de plástico trabajan 10 trabajadores, y en la otra, a la que llamaremos nave 2 se realizan labores de sección
de metalurgia/matricería, y trabajan 20 trabajadores.
En la nave de inyección se trabaja a turnos durante las 24 horas, y en la nave de metalurgia o
matricería se trabaja de 7 h a 17'30 horas, realizando una pausa para comer.
La empresa no cuenta con zona de descanso.
Hasta el 1 de Mayo de 2007 había servicio de vigilancia en el polígono, prestado por vigilantes de
T.S.V., Tecnología de Seguridad y Vigilancia S.L.; a partir de entonces dicho servicio no se presta.
SEGUNDO.- Ante esta circunstancia la empresa Hispano Util S.A. comunicó verbalmente el día 6 de
Junio de 2007 a los dos delegados de personal, uno por cada nave de trabajo, el Sr. Rafael de la nave de
metal, y el Sr. Jose Enrique , hoy demandante, de la nave de inyección, la decisión de la empresa de
instalar 4 cámaras de grabación.
Dicha decisión se comunica por escrito a ambos el 15 de Junio de 2007.
Se señala en dicha comunicación que serán de grabación las 24 horas, sin captación de sonido, una
en cada nave controlando la zona de accesos y por los motivos de seguridad y control en la prevención de
riesgos laborales.
TERCERO.- Las cámaras de seguridad que son perfectamente visibles son iguales las cuatro, son
fijas no pudiendo ser reorientadas a distancia, carecen de zoom, y no graban sonido, siendo conocedores
todos los trabajadores de su ubicación; no son visionadas las imágenes que captan simultáneamente a su
grabación, sino que se recogen en soporte físico sobre el que se vuelve a regrabar cada semana.
Su localización es la señalada en el croquis que se aporta por el demandante, y recogen de manera
estática las imágenes que muestra el CD-R visionado en el acto del Juicio; están situadas a una
considerable altura; no captan todos y cada uno de los puestos de trabajo de las naves.
Desde la cámara de grabación situada en la nave de metalurgia se enfoca el pequeño pasillo de
comunicación entre ambas naves de trabajo, y al fondo de la imagen se recoge la maquina de café,
viéndose tan solo un puesto de trabajo; en la nave de inyección el ángulo de captación de la imagen abarca
a varios puesto de trabajo, no a todos.
El trabajador, que es encargado, no tiene un puesto fijo de trabajo, aun cuando el que con más
habitualidad ocupa se ve parcialmente en la parte inferior de una de la imagen captada por la cámara de la
nave de inyección.
CUARTO.- El demandante presentó denuncia ante la Inspección de Trabajo; se gira visita a la
empresa y se emite informe el 6 de Marzo de 2007 que obra al folio 38 de las actuaciones y que se da por
reproducido.
QUINTO.- Se ha celebrado acto de conciliación, que resultó intentado sin avenencia.".
TERCERO.- Contra dicha sentencia se interpuso recurso de suplicación por la parte demandante,
siendo impugnado dicho escrito por la parte demandada.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO .- El actor -delegado de personal- ejerce acción individual en protección de su derecho
fundamental a la intimidad personal y solicita ser indemnizado en la cantidad de 1.000 euros. Pese a que en
la demanda y en su petitum se hace referencia al resto de los operarios de la empresa no se actúa a través
de procedimiento de conflicto colectivo y tampoco se reclama indemnización para el -supuesto- colectivo
afectado.
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En el único motivo del recurso, formulado por cauce procesal adecuado, se denuncia infracción por la
sentencia de instancia de las normas contenidas en el artículo 18.1 y la doctrina de amparo contenida en la
sentencia del Tribunal Constitucional número 186/2000, de 10 de julio de 2000 , que reproduce
parcialmente. En el escrito de formalización del recurso, al dar cumplimiento a la carga procesal prevista en
el artículo 194.2 TRLPL , se arguye que la verdadera motivación de la colocación de las cámaras es el
enfoque que una de ellas hace a la máquina de café que, dice, los operarios usan como lugar de descanso,
y además, el concreto enfoque al puesto de trabajo en el que más tiempo labora el actor.
SEGUNDO .- En los fundamentos jurídicos 5 al 8 de dicha sentencia se expresa lo siguiente:
...interesa recordar que este Tribunal ha tenido ya ocasión de advertir que el derecho a la intimidad
personal, consagrado en el art. 18.1 CE , se configura como un derecho fundamental estrictamente
vinculado a la propia personalidad y que deriva, sin ningún género de dudas, de la dignidad de la persona
que el art. 10.1 CE reconoce e implica la existencia de un ámbito propio y reservado frente a la acción y el
conocimiento de los demás, necesario, según las pautas de nuestra cultura, para mantener una calidad
mínima de la vida humana (SSTC 170/1997, de 14 de octubre, F.4; 231/1988, de 2 de diciembre, F. 3;
197/1991, de 17 de octubre, F.3; 57/1994, de 28 de febrero, F.5; 143/1994, de 9 de mayo, F.6; 207/1996, de
16 de diciembre, F.3; y 202/1999, de 8 de noviembre, F.2 , entre otras muchas). Asimismo hemos declarado
que el derecho a la intimidad es aplicable al ámbito de las relaciones laborales, como hemos puesto de
manifiesto en nuestra reciente STC 98/2000, de 10 de abril (F.6 a 9 ).
Igualmente es doctrina reiterada de este Tribunal que el derecho a la intimidad no es absoluto, como
no lo es ninguno de los derechos fundamentales, pudiendo ceder ante intereses constitucionalmente
relevantes, siempre que el recorte que aquél haya de experimentar se revele como necesario para lograr el
fin legítimo previsto, proporcionado para alcanzarlo y, en todo caso, sea respetuoso con el contenido
esencial del derecho (SSTC 57/1994, F.6, y 143/1994, F.6 , por todas).
En este sentido debe tenerse en cuenta que el poder de dirección del empresario, imprescindible para
la buena marcha de la organización productiva (organización que refleja otros derechos reconocidos
constitucionalmente en los arts. 33 y 38 CE y reconocido expresamente en el art. 20 LET , atribuye al
empresario, entre otras facultades, la de adoptar las medidas que estime más oportunas de vigilancia y
control para verificar el cumplimiento del trabajador de sus obligaciones laborales. Mas esa facultad ha de
producirse en todo caso, como es lógico, dentro del debido respecto a la dignidad del trabajador, como
expresamente nos lo recuerda igualmente la normativa laboral [arts. 4.2 c) y 20.3 LET].
También hemos afirmado que el atributo más importante del derecho a la intimidad, como núcleo
central de la personalidad, es la facultad de exclusión de los demás, de abstención de injerencias por parte
de otro, tanto en lo que se refiere a la toma de conocimiento intrusiva, como a la divulgación ilegítima de
esos datos. La conexión de la intimidad con la libertad y dignidad de la persona implica que la esfera de la
inviolabilidad de la persona frente a injerencias externas, el ámbito personal y familiar, sólo en ocasiones
tenga proyección hacia el exterior, por lo que no comprende, en principio, los hechos referidos a las
relaciones sociales y profesionales en que se desarrolla la actividad laboral, que están más allá del ámbito
del espacio de intimidad personal y familiar sustraído a intromisiones extrañas por formar parte del ámbito
de la vida privada (SSTC 170/1987, de 30 de octubre, F.4; 142/1993, de 22 de abril, F.7 y 202/1999, de 8 de
noviembre, F.2 ).
En resumen, el empresario no queda apoderado para llevar a cabo, so pretexto de las facultades de
vigilancia y control que le confiere el art. 20.3 LET , intromisiones ilegítimas en la intimidad de sus
empleados en los centros de trabajo.
Los equilibrios y limitaciones recíprocos que se derivan para ambas partes del contrato de trabajo
suponen, por lo que ahora interesa, que también las facultades organizativas empresariales se encuentran
limitadas por los derechos fundamentales del trabajador, quedando obligado el empleador a respetar
aquéllos (STC 292/1993, de 18 de octubre, F.4 ). Este Tribunal viene manteniendo que, desde la
prevalencia de tales derechos, su limitación por parte de las facultades empresariales sólo puede derivar del
hecho de que la propia naturaleza del trabajo contratado implique la restricción del derecho (SSTC 99/1994,
de 11 de abril, F.7; 6/1995, de 10 de enero, F.3 y 136/1996, de 23 de julio, F.7 ). Pero, además de ello, la
jurisprudencia constitucional ha mantenido, como no podía ser de otro modo, que el ejercicio de las
facultades organizativas y disciplinarias del empleador no puede servir en ningún caso a la producción de
resultados inconstitucionales, lesivos de los derechos fundamentales del trabajador (así, entre otras, SSTC
94/1984, de 16 de octubre, 108/1989, de 8 de junio, 171/1989, de 19 de octubre, 123/1992, de 28 de
septiembre, 134/1994, de 9 de mayo, y 173/1994, de 7 de junio ), ni a la sanción del ejercicio legítimo de
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tales derechos por parte de aquél (STC 11/1981, de 8 de abril, F.22 ).
Por eso, este Tribunal ha puesto de relieve la necesidad de que las resoluciones judiciales, en casos
como el presente, preserven el necesario equilibrio entre las obligaciones dimanantes del contrato para el
trabajador y el ámbito -modulado por el contrato, pero en todo caso subsistente- de su libertad constitucional
(STC 6/1998, de 13 de enero ), pues, dada la posición preeminente de los derechos fundamentales en
nuestro ordenamiento, esa modulación sólo deberá producirse en la medida estrictamente imprescindible
para el correcto y ordenado respeto de los derechos fundamentales del trabajador y, muy especialmente,
del derecho a la intimidad personal que protege el art. 18.1 CE , teniendo siempre presente el principio de
proporcionalidad.
En efecto, de conformidad con la doctrina de este Tribunal, la constitucionalidad de cualquier medida
restrictiva de derechos fundamentales viene determinada por la estricta observancia del principio de
proporcionalidad. A los efectos que aquí importan, basta con recordar que -como sintetizan las SSTC
66/1995, F.5; 55/1996, de 28 de marzo, F.6, 7, 8 y 9; 207/1996, de 16 de diciembre, F.4 e), y 37/1998, de 17
de febrero, F.8 - para comprobar si una medida restrictiva de un derecho fundamental supera el juicio de
proporcionalidad, es necesario constatar si cumple los tres requisitos o condiciones siguientes: si tal medida
es susceptible de conseguir el objetivo propuesto (juicio de idoneidad); si, ademán es necesaria, en el
sentido de que no exista otra medida más moderada para la consecución de tal propósito con igual eficacia
(juicio de necesidad); y, finalmente, si la misma es ponderada o equilibrada, por derivarse de ella más
beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios sobre otros bienes o valores en conflicto (juicio
de proporcionalidad en sentido estricto).
En definitiva, como hemos señalado en la ya citada STC 98/2000 (F.8 ), el control que debe realizar
este Tribunal de las resoluciones judiciales recurridas en amparo ha de recaer, precisamente en enjuiciar si,
como exige la doctrina reiterada de este Tribunal que ha quedado expuesta, el órgano jurisdiccional ha
ponderado adecuadamente que la instalación y empleo de medios de captación y grabación de imágenes
por la empresa ha respetado en el presente caso el derecho a la intimidad personal del solicitante de
amparo, de conformidad con las exigencias del principio de proporcionalidad.
Pues bien, del razonamiento contenido en las Sentencias recurridas se desprende que, en el caso
que nos ocupa, la medida de instalación de un circuito cerrado de televisión que controlaba la zona donde el
demandante de amparo desempeñaba su actividad laboral era una medida justificada (ya que existían
razonables sospechas de la comisión por parte del recurrente de graves irregularidades en su puesto de
trabajo); idónea para la finalidad pretendida por la empresa (verificar si el trabajador cometía efectivamente
las irregularidades sospechadas y en tal caso adoptar las medidas disciplinarias correspondientes);
necesaria (ya que la grabación serviría de prueba de tales irregularidades); y equilibrada (pues la grabación
de imágenes se limitó a la zona de la caja y a una duración temporal limitada, la suficiente para comprobar
que no se trataba de un hecho aislado o de una confusión, sino de una conducta ilícita reiterada), por lo que
debe descartarse que se haya producido lesión alguna del derecho a la intimidad personal consagrado en el
art. 18.1 CE .
En efecto, la intimidad del recurrente no resulta agredida por el mero hecho de filmar cómo
desempeñaba las tareas encomendadas en su puesto de trabajo, pues esa medida no resulta arbitraria ni
caprichosa, ni se pretendía con la misma divulgar su conducta, sino que se trataba de obtener un
conocimiento de cuál era su comportamiento laboral, pretensión justificada por la circunstancia de haberse
detectado irregularidades en la actuación profesional del trabajador, constitutivas de transgresión a la buena
fe contractual. Se trataba, en suma, de verificar las fundadas sospechas de la empresa sobre la torticera
conducta del trabajador, sospechas que efectivamente resultaron corroboradas por las grabaciones
videográficas, y de tener una prueba fehaciente de la comisión de tales hechos, para el caso de que el
trabajador impugnase, como así lo hizo, la sanción de despido disciplinario que la empresa le impuso por
tales hechos.
TERCERO .- En el presente caso, como consta en el inatacado relato fáctico de la sentencia de
instancia, y con tal valor en el penúltimo párrafo del segundo fundamento jurídico, las cámaras objeto del
presente litigio se instalan por la empresa a partir de 1.5.2007, fecha en que cesa el servicio de vigilancia
del polígono industrial en el que se encuentran sus instalaciones. Dichas cámaras , en número de cuatro,
absolutamente iguales y perfectamente visibles, son fijas, no pueden ser redireccionadas a distancia,
carecen de zoom y no graban sonido; no permiten el visionado en tiempo real, por ello no son visionadas las
imágenes que captan simultáneamente a su grabación, sino que quedan en soporte físico sobre el que se
vuelve a grabar cada semana. Están ubicadas a considerable altura e instaladas una en cada una de las
naves de la empresa (dos dedicadas a almacén, y otras dos al trabajo, una de ellas a trabajos de inyección
de plástico y otra a labores de metalurgia/matricería), enfocan vías de acceso al centro y de comunicación
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entre las naves y la empresa aduce razones de seguridad -al faltar la vigilancia externa y haber padecido un
robo en la caja de la oficina y una tentativa mediante el forzamiento de sus ventanas- y de prevención de
riesgos. En la cámara de grabación situada en la nave de metalurgia se enfoca el pequeño pasillo de
comunicación entre las naves de trabajo, al fondo de la imagen se recoge la máquina de café, viéndose solo
un puesto de trabajo. La cámara situada en la nave de inyección capta varios puestos de trabajo, pero no
todos, uno de ellos -el que con más habitualidad ocupa el actor- se ve parcialmente en la parte inferior de la
imagen. Las cámaras están en funcionamiento durante las 24 horas del día.
CUARTO .- No forma parte del objeto procesal, ni puede serlo al no haberse acogido por el actor la
modalidad procesal de conflicto colectivo y, además, solicitar indemnización derivada de la lesión que, dice,
causada a su derecho a su intimidad personal, el derecho a la intimidad del resto de los trabajadores de la
empresa. Y con respecto al efectivo objeto del proceso -al que se refiere también la sentencia de instanciaes palmaria la inexistencia de intromisión alguna al derecho a la intimidad del trabajador demandante.
Una de las cámaras recoge, al fondo de la imagen, la máquina de café, otra, en la parte inferior de la
imagen, sólo parcialmente el puesto de trabajo que, con más habitualidad, ocupa el actor. Ello indica que
ninguna de las cámaras está enfocada directa e inmediatamente para captar todo sucedido en la ubicación,
bien de la máquina de café, bien del referido puesto de trabajo. Si a ello unimos la imposibilidad de
visionado en tiempo real, la inexistencia de zoom, la gran altura a la que están colocadas y la no grabación
de sonido, resulta palmario que las imágenes residuales del entorno de la máquina de café y del, tan
repetido, puesto de trabajo que el actor ocupa habitualmente, carecen de valor identificativo alguno. Es
evidente que la finalidad de las cámaras - como razona la sentencia de instancia- no es sino mantener
cierta vigilancia sobre las zonas de acceso a las naves y vías de comunicación entre ellas.
Y siendo justificada la medida -se inicia al desaparecer la vigilancia exterior- posiblemente idónea -se
enfocan las zonas de acceso, pero falta contrastar los resultado en caso de ser precisa una identificación
efectiva- y equilibrada -no se graba sonido, no se enfocan directamente puestos de trabajo, no es posible el
visionado directo- no existe la vulneración que el recurrente aduce.
El motivo, y con él el recurso, se desestima.
En atención a lo expuesto hemos dictado el siguiente
FALLO
Desestimamos el recurso de suplicación nº 470/2008, ya referenciado, interpuesto contra la sentencia
nº 120/2007 dictada en 2 de abril del corriente por el Juzgado de lo Social nº 6 de los de Zaragoza que
confirmamos en toda su integridad. Sin costas
Así, por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos
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