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EL HOMBRE QUE LE COGIERON LA NATURALEZA.
Harvey Mina Carabalí era un joven de 23 años, muy trabajador,
desde los 17 años se había retirado del Colegio para dedicarse a
ayudar a su padre en las labores del campo.
Su padre don Samuel Mina se dedicaba a cultivar soya y millo, tenía
30 hectáreas de tierra, tractores y equipos para su cultivo. Desde los
diez años Harvey había aprendido a manejar la maquinaría agrícola y
cada vez que podía acompañaba a don Samuel en las labores del
Agro.
Un buen día decidió que los ingresos que recibía por su trabajo, eran
suficientes para mantener una familia y le propuso matrimonio a su
novia Isabel Lucumí Popó, en ese tiempo ella tenía 16 años, ella
apenas tuvo tiempo de pensarlo porque su madre al enterarse la
apuró para tomar la decisión puesto que la familia de don Samuel
era de las más ricas de “la bolsa” y Harvey un joven sin vicios, buen
mozo y trabajador.
A los dos años de casados tenían una hija, vivían en una linda casa
propia y el matrimonio marchaba de maravillas.
Isabel sólo estaba dedicada al oficio de la casa, a cuidar a su hija,
atender a su marido y escuchar radionovelas con su prima Ana
Ararat en las horas de la tarde.
En cierta ocasión, un día lunes, Ana le preguntó a Isabel, si tenía
amarrado al marido, ella le preguntó que eso que era y Ana le
explico que el amarre es algo que mandan a hacer las esposas para
asegurarse que otras mujeres no les quiten el marido.
Isabel dijo que ella no tenía necesidad de hacer eso porque Harvey
era una persona trabajadora, responsable y no gastaba la plata con
mujeres de la calle; Ana le explicó que precisamente cuando un
marido es muy bueno como el de ella no se puede dejar suelto,
porque es muy deseado por otras mujeres y que por el contrario
cuando un marido es muy malo se debe amarrar para que deje de ser
perro.
Isabel se ratificó en su negativa pero, el tema le quedó sonando,
nunca se le había ocurrido que otra mujer le podía quitar a su
marido- a pesar que a los 15 años cuando se le entregó él no era
virgen- pero, estaba segura que Harvey a partir de ese día solo había
hecho el amor con ella y no estaba interesado en ninguna otra mujer.
Al día siguiente cuando llegó Ana, Isabel le preguntó que si ese tema
del amarre era cuestión de brujería y cosa del diablo, ella le dijo que
no preguntara pendejadas y se pusiera las pilas porque otra mujer se
lo podía quitar, que había que adelantarse para no dar papaya.
En toda la semana el tema rondó por la cabeza de Isabel, cuando
Harvey llegaba en las noches a la casa, ella lo miraba de reojo y
pensaba en que se pondría a hacer si alguna mujer, algún día se lo
quitaba, en cómo podría ella sola salir adelante con su hija.
El lunes siguiente Isabel de preguntó a Ana que quién hacia el
amarre, ella le dijo que lo hacía doña Leonila que vivía en el barrio la
laguna, que precisamente podían ir al día siguiente que era martes
por que los trabajos buenos se hacían los martes y los viernes.
A pesar de estar nerviosa y preocupada por que alguna persona la
viera yendo donde una bruja, al día siguiente fue con Ana a ver a
doña Leonila, quien le fumó un tabaco y le dijo que había muchas
posibilidades que su unión con Harvey se rompiera en el futuro y por
eso recomendaba hacer el amarre.
Le dijo que ella cobraba cien mil pesos ($100.000) por el trabajo,
cincuenta mil ($50.000) para empezar y el resto cuando se lo
terminara, le dijo que le escribiera el nombre y los apellidos
completos del marido y el de ella en un cuaderno y le indicó como
proceder para cogerle la naturaleza al marido.
Esa misma noche sedujo al marido, lo llevó a la cama e hicieron el
amor, ella tenía ya preparado un pequeño frasco color café en la
cocina, al terminar la faena, se levantó, fue al baño y lleno el frasco
con el líquido viscoso que salía de su vagina capturando así la
naturaleza de Harvey.
El miércoles en la tarde llevaron el frasco a la señora Leonila, ella les
dijo que estaba bien, que ella tenía lista las hierbas, las velas y las
oraciones y haría el resto del trabajo, que regresaran el próximo
viernes.
Como estaba acordado, el viernes fueron, le pagaron los cincuenta
mil pesos restantes ($ 50.000) y la señora le dijo a Isabel que podía
hacer dos cosas con el frasco, que ya estaba arreglado:
-la primera, era que podía enterrarlo en el patio de la casa, y
desenterrarlo cuando lo quisiera desamarrar y librarse de la
persecución del marido.
- La segunda opción era tirar el frasco a un río, en cuyo caso no se
podía hacer el desamarre y a partir de ese momento el marido no
podía hacer el amor con ninguna otra mujer, solamente con ella a
quien quedaba ligado para siempre.
Isabel tenía 18 años, estaba muy enamorada de su esposo y tomó la
decisión de ir con Ana al paso de la Bolsa para tirar el frasco al rio
Cauca para que Harvey quedara por siempre atado a ella.
Cuatro años, después del amarre la pareja continuó con la vida
rutinaria, Harvey salía por la mañana al campo e Isabel hacia los
oficios de la casa y cuidaba a su pequeña hija.
Harvey hasta los domingos visitaba los sembrados, no tomaba licor y
escasamente recibía una cerveza para charlar con otros cultivadores
sobre el devenir de los trabajos del agro, era feliz con su esposa y
estaba dedicado a sacar adelante a su familia.
Al cumplir 22 años, Isabel se empezó a quejar de su vida rutinaria,
decía que no salía de la casa, que se había casado muy niña con el
primer hombre que encontró y no conocía las delicias de la vida, a
diferencia de su amiga Ana, quién tenía 23 años, dos hijas y ya había
tenido siete novios y tres maridos, salía a bailar y a tomar licor, cada
ocho días.
Ella sabía que Ana pasaba trabajo con sus dos pequeñas hijas que
eran de padres diferentes, pero se parecían en lo irresponsables y en
ocasiones tenía que ayudarle para la comida de las niñas, pero creía
que la vida de Ana, aun así, era más divertida que la suya.
Isabel sabía que era una negra bonita, que los hombres le decían
cosas al pasar por la calle, muchos la enamoraban y querían estar
con ella.
Ana la invitó a bailar con unos amigos a Jamundí, le dijo que no fuera
boba y aprovechara la ocasión, salieron, ella se divirtió y los amigos
les regalaron $200.000.
Llegaron a las siete de la noche, fue a recoger la hija a la casa de la
mamá y se quedó allí con Ana un rato más escuchando música y
tomando licor.
Al llegar a la casa a las 10 de la noche, Harvey se extrañó de no
encontrar a Isabel en la casa, ya que ella nunca salía a ninguna parte
y menos en la noche, al llegar Isabel le preguntó que donde venía y
ella le dijo que había estado oyendo música y tomando licor en la
casa de la mamá, que ella era una mujer joven y tenía derecho a
divertirse.
A partir de ese día se hicieron cada vez frecuentes las salidas de
Isabel, quien no permanecía en la casa y llegaba borracha y a altas
horas de la noche, lo que más le atormentaba a Harvey era que ya no
hacían el amor al menos tres veces a la semana como antes, ahora
lo hacían máximo una vez cada quince días.
Harvey no salía de su desconcierto y tristeza, él que nunca comía
fuera de su casa, ahora tenía que comer en un restaurante o al llegar
la hora de la cena tenía que pasar por la casa de su mamá para no
acostarse sin comer, a pesar de eso, no dejo nunca de entregarle a
su mujer cada sábado la plata para la comida.
Hasta que llegó el día que Isabel, no llegó a dormir a la casa, él que
tenía que madrugar a cosechar un maíz, estuvo despierto
esperándola toda la noche y a la madrugada salió ir a buscarla donde
las amigas y finalmente la encontró en la casa de la mamá.
Ese día le dijo que ella ya no iba a vivir más con él y que se quedaba
definitivamente con su hija en la casa de su mamá.
Harvey se preguntaba que había hecho mal, para que la relación con
su esposa se hubiese deteriorado tanto y pensaba que quizás Isabel
tenía razón cuando decía que él era un tipo muy aburrido.
El sábado siguiente en la noche, buscó a su amigo Aristarco Mulato
quien vivía en el barrio San Fernando, él se extrañó de verlo en su
casa y Harvey lo invitó para que fueran a la cantina de los Vásquez a
tomar una botella de aguardiente.
Le contó su pena y Aristarco le dijo que él debía empezar a divertirse,
a pensar en él, que hasta ahora sólo se había dedicado al trabajo y a
la familia. Acordaron ir al día siguiente a Jamundí a tomar unos
tragos y a visitar a las putas.
Llegaron a Jamundí a las dos de la tarde, entraron al bar “las bellas”
y pidieron una botella de aguardiente para entrar en ambiente, había
más de 20 mujeres de todos los colores y ellos podían escoger con
cual irse a la cama.
Transcurrida una hora de estar allí, Aristarco se llevó a una trigueña,
se demoró media hora y regresó a la mesa con una sonrisa de
satisfacción. Harvey estaba ya borracho y dijo que no le provocaba
ninguna mujer, que por qué no estaba acostumbrado a ir a esos
sitios, salieron para la Bolsa y quedaron de encontrarse el sábado
siguiente.
En la semana Harvey estuvo pensando por qué no le había dado
ganas de comerse a una de las hembras del bar y se acordó que
hace un año en la única ocasión que intento ser infiel a su esposa, se
quedó en el siembro con una piona que le gustaba llamada Alicia, ella
asintió a estar con él, la beso, la desnudó y la verga no se le paró,
pensó que era porque desde niño no hacia el amor en el suelo y dejo
las cosas como estaban.
El sábado siguiente fue con Aristarco a Jamundí ,otro bar llamado
“las traviesas”, allí se repitió su tragedia, Aristarco se llevó una
hembra y él lo esperó, cuando Aristarco le preguntó que cual le
gustaba, pensó que nunca se había comido en toda su vida una mujer
blanca y llamó a una de nombre Yeny, ella aceptó se fueron al cuarto
y para su sorpresa no se le paró a pesar de los esfuerzos bien
intencionados de Yeny, le pagó, salió del cuarto y se regresaron para
la Bolsa.
Llegó a la soledad de su casa las 7 de la noche, fue a buscar a su
esposa quien vivía con la mamá a dos cuadras, las encontró tomando
licor con Ana, la mamá y unos amigos la llamó a la calle, le rogó que
volviera a vivir con él, y ella no aceptó.
Se volvió a la casa, compró una botella de aguardiente y tomó hasta
quedar dormido en un sillón.
El lunes siguiente pensó que si se llevaba a la piona que le gustaba
,con la que no había podido hacer nada, a una pieza, quizás allá si se
le paraba , la buscó, le propuso el encuentro, ella aceptó, le dio plata
para que comprara ropa y la citó el sábado siguiente al pueblo vecino
de Puerto Tejada.
El sábado llegó a Puerto Tejada al medio día, se encontraron en el
parque, Alicia estaba estrenando, se veía muy bella y provocativa,
pensó que quizá la tomaría de mujer, almorzaron en el restaurante
“El pollo Beto” con un pollo asado que estaba de moda en ese tiempo,
fueron a la fuente de soda “Las Cigarras “, esta vez Harvey pidió una
botella de ron, pensando en que quizás el aguardiente era lo que lo
había enfriado en Jamundí, se la tomaron al son de unos boleros y
salieron para la pieza de un motel.
En el cuarto, se desnudaron se besaron, Alicia estaba ansiosa, él
deseoso, pero no se le paró la verga para nada, Alicia le pregunto
qué pasaba, que si no la quería y él contestó que no sabía lo que le
ocurría. Le dio a Alicia para el pasaje a la Bolsa y se quedó solo en el
cuarto. Lloró largamente maldijo a su vida, a Isabel y a su suerte.
En la tarde llegó a la Bolsa, se fue a la casa, se acostó y cuando
recordó sus faenas de amor con Isabel, su esposa, se le paró la
verga y pensó que ya no podía soportar más esa situación, que se la
traería de nuevo aunque fuera por la fuerza.
Se dirigió al armario, sacó el revólver, se lo acomodó en la cintura y
salió a buscar a Isabel. La encontró con Ana, la llamó a la calle, le
confesó que él sin ella no podía vivir y ella contestó que ella con él ni
podía ni quería vivir, la cogió con violencia del brazo y al contacto con
el cuerpo de Isabel su verga se tensó como una barra de hierro , le
rogó, le lloró y ella decía que no, mientras que la arrechera y el
deseo por estar con su mujer se le subía a la cabeza y se le salía por
los ojos como un par de llamas encendidas, entonces sacó el revolver
le disparó en la cabeza y mientras Isabel caía, Harvey se puso el
revolver en la cien y se disparó.
Ana salió a la calle al escuchar los dos disparos y cuando vio los
cuerpos sin vida de su amiga y el esposo, el uno sobre el otro, se
acordó que la corriente del río Cauca se llevó el frasquito que
contenía la naturaleza de Harvey amarrada eternamente y sin
remedio alguno a la vagina de Isabel por las artes mágicas de doña
Leonila, y solo en ese momento comprendió la razón por la cual
Harvey no podía conseguir otra mujer y dejar a Isabel.
Ana lamentó que ni ella ni su amiga por estar dedicadas a la bohemia
no se hubiesen acordado del amarre que habían hecho hace cuatro
años.
Al otro día en el entierro de la pareja, que conmovió al pueblo de la
Bolsa y sus alrededores, Ana lloraba agobiada por el peso de la culpa
y el remordimiento por ser la principal provocadora de las acciones
que llevaron a la muerte de su prima y mejor amiga.
Aristarco Mulato, sentenció con rabia que él creía que a Harvey le
habían hecho brujería y dijo amargado:
-De vez en cuando hay que estar probando con otra mujer para
saber si a uno la esposa le ha cogido la naturaleza y buscar la cura a
tiempo antes de que sea demasiado tarde-.
Luis Guillermo Ramos D.
Tomado del libro de Medicina Tradicional de las comunidades
Afrocolombianas del Norte del Cauca
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