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3 de marzo de 2012
Reflexión Televisiva de Mons. HECTOR AGUER
“CONSECUENCIAS DEL INVIERNO DEMOGRÁFICO”
El Impuesto a quienes no tienen hijos en Alemania
“En varios países europeos se registra, ya desde hace tiempo, una honda
preocupación por el progresivo envejecimiento de la población y las consecuencias
económicas. Incluso en la reflexión corriente de hoy día hay muchos observadores políticos
que sostienen una vinculación entre ese envejecimiento de la población y la crisis
económica y financiera que viven los países de Europa”.
“La relación entre la economía y el problema demográfico se advierte a partir de
cuestiones indudables: ¿cómo se sostiene un sistema de seguridad social a largo plazo
cuando cada vez son menos los contribuyentes y muchos más los beneficiarios? Por otra
parte, en ciertos sectores de la economía que requieren trabajadores especializados, el
número de nuevos ingresantes al mercado laboral no alcanza a colmar el vacío dejado por
las numerosas jubilaciones. Para reaccionar ante este problema, que es muy serio, en
Alemania, el grupo más joven del partido de Gobierno ha presentado un proyecto para
establecer un nuevo impuesto. Es interesante ver la finalidad que le atribuyen a esta carga.
La propuesta plantea pedir a los ciudadanos sin hijos una mayor contribución con el fin de
crear una caja de ahorro para hacer frente a los crecientes costos de seguridad social que
implica el progresivo envejecimiento de la población. La propuesta consiste en que los
ciudadanos sin hijos pagarían la totalidad del impuesto, los que tengan un solo hijo pagarían
la mitad y los que tenga dos o más hijos se verían exentos de esta carga”.
“Se podrá discutir esto, y yo no sé si se aprobará, pero es interesante ver hasta
donde llega la afirmación de que existe un vínculo muy profundo entre ese envejecimiento
de la población y las realidades económicas concretas de la organización social”.
“Se habla, en muchos países, de una especie de invierno demográfico, en el cual
se está entrando. Todos nos alegramos porque se nos promete una vida larguísima en el
futuro pero ¿quien va a empujar las sillas de ruedas de los ancianos, en todo caso, si no
habrá jóvenes que sostengan con su trabajo esas vidas tan largas?”.
“Como ven, este es un problema económico, social, financiero, de organización
social, pero que tiene que ver con una cierta mentalidad”.
“¿Por qué se ha llegado a este extremo? Pues porque ha cundido, se ha arraigado,
una fuerte mentalidad anticonceptiva. Eso desde hace ya décadas”.
“Quiero recordar que, en 1968, el Papa Paulo VI publicó la celebre Encíclica
“Humanae Vitae” donde mostraba proféticamente las consecuencias de esa mentalidad
anticonceptiva además de establecer la inmoralidad del uso de anticonceptivos artificiales, y
lo que significaba eso en el contexto de la moralidad conyugal, de la vida de la familia, en el
matrimonio”.
“Pero además hay consecuencias culturales y sociales. Algunos países que hace
tiempo han tratado de revertir esta tendencia no lo han logrado, o lo han logrado muy
parcialmente, en términos que no son significativos, y eso por el arraigo de esa mentalidad”.
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“Cuando pensamos en el futuro de la humanidad tenemos que pensar en la base
biológica de este futuro. Muchos países, como el nuestro, por ejemplo, no tienen una política
de población”.
“Claro, de la Argentina no podemos decir que esté entrando en el invierno
demográfico pero tenemos un territorio de casi tres millones de kilómetros cuadrados con
una población de cuarenta millones, cuando tendría que ser de cien millones de personas,
en proporción con semejante territorio”.
“Ahora, quizás, no notamos ningún efecto grave pero dentro de cincuenta o cien
años, ¿que será de nosotros? Las políticas de población tienen que ser no sólo políticas de
estado sino que tienen que estar muy vinculadas a la evolución de las cosas, porque la
mentalidad anticonceptiva no se cambia rápidamente”.
“Con esto no estoy diciendo que todo el mundo tiene que tener montones de hijos,
sino que nuestro país y muchos otros, necesitan que nazcan muchos niños y que puedan
ser criados y educados dignamente por sus familias, y que eso es de interés público”.
“Los autores de ese proyecto alemán al cual me he referido hacen notar que la
familia que tiene hijos hace una contribución importante al bien de la sociedad y, en cambio,
los que no tienen no la hacen. Por eso, para equilibrar las cosas ellos han inventado esta
posible aplicación de un impuesto”.
“Digo, de paso, que ciertas orientaciones de educación sexual no toman en cuenta
que la sexualidad tiene un fin primordial que es comunicar la vida. Se intenta, en todo caso,
evitar las consecuencias indeseadas de un acceso prematuro, inconsciente, a la actividad
sexual pero no se advierte que la población joven se va insertando y arraigando una
mentalidad anticonceptiva”.
“Algo que parece tan íntimo y tan reservado al fuero de la conciencia, tiene que ver
con la posibilidad de subsistir de toda la sociedad”.
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