RAMA DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS VERBUM DEI DIRECTORIO DE LA RAMA DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS VERBUM DEI DOCUMENTO CONCLUSIVO DE LA Iª ASAMBLEA EXTRAORDINARIA (GUADALAJARA, JULIO 2009) B 16 1 octubre de 2009 ÍNDICE DEL DIRECTORIO DE MATRIMONIOS DECRETO DE APROBACIÓN DE LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI PRESENTACIÓN DEL DIRECTORIO I. LA RAMA DE MATRIMONIOS EN LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI 1. En comunión de una misma Fraternidad 2. La rama de matrimonios misioneros II. LA MISIÓN DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS EN LA IGLESIA 1. En la Iglesia y para la Iglesia 2. El carisma específico 3. Medios del carisma específico 3.1 Desde la oración 3.2 Ministerio de la Palabra 3.2.1 La misión en la propia familia 3.2.2 Evangelizar las familias 3.2.3 A todas las gentes 3.2.4 Creadores de la Familia Misionera Verbum Dei 3.3 Testimonio de vida evangélica 4. Las obras propias de la rama de matrimonios misioneros Verbum Dei III. LA ESPIRITUALIDAD DE LA RAMA DE MATRIMO-NIOS VERBUM DEI IV. LA CONSAGRACIÓN Y LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS EN LA RAMA DE MATRIMONIOS MISIONEROS 1. Pobreza 2. Castidad conyugal 3. Obediencia V. LA VIDA FRATERNA EN LA RAMA DE MATRIMONIOS MISIONEROS 1. El amor, fundamento de la vivencia fraterna 2. El amor fraterno eclesial 3. La vida fraterna en la rama de los matrimonios 3.1 La familia como primera comunidad 3.2 La comunión fraterna en la rama VI. LA FORMACIÓN, LA ADMISIÓN Y LA INCORPORA-CIÓN DE LOS MIEMBROS 1. La formación inicial 2. Dimensiones de la formación 3. Etapas formativas 3.1 Formación en el discipulado 3.2 Curso de discernimiento 3.3 Curso de formación 3.4 Formación apostólico–teológica 3.5 Formación permanente 4. Criterios y condiciones de admisión 4.1 Criterios de admisión 4.2 Condiciones de admisión 5. Admisión a la profesión de votos en la Fraternidad VII. EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD 1. El gobierno de rama 2 2. 3. 4. 5. 6. 7. La asamblea de rama El consejo general de rama El consejo de zona El consejo local Los secretariados locales Remoción de cargos de la rama VIII. LOS BIENES TEMPORALES DE LA RAMA DE MATRIMONIOS 1. Administración ordinaria y extraordinaria 2. Régimen de bienes y de administración IX. DESVINCULACIÓN DE LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI X. OBLIGACIÓN DE OBSERVAR ESTE DIRECTORIO PARA LOS MIEMBROS DE LA RAMA DE LOS MATRIMIONIOS MISIONEROS VERBUM DEI XI. FÓRMULA DE CONSAGRACIÓN DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS VERBUM DEI SIGLAS ANEXO: EL USO PEDAGÓGICO DEL DIRECTORIO ESTE TEXTO ENTRARÁ EN VIGOR OFICIALMENTE ÚNICAMENTE DESPUÉS DE LA RENOVACIÓN DE LA APROBACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES EN EL AÑO 2010 POR PARTE DE LA SANTA SEDE Y UNA VEZ INTRODUCIDOS PEQUEÑOS CAMBIOS QUE SURJAN DE DICHA APROBACIÓN 3 Decreto de aprobación CONGREGAZIONE PER GLI ISTITUTI DI VITA CONSACRATA E LE SOCIETÀ DI VITA APOSTÓLICA Prot. n. MA. 2-1/98 DECRETO La “Fraternidad Misionera Verbum Dei”, fundada en los años 1963-1968 en Mallorca, España, por el sacerdote Jaime Bonet Bonet, comprende: la Rama clerical y la Rama de mujeres célibes consagradas, flanqueadas por otra Rama de matrimonios, consagrados según el propio estado. La finalidad de la Fraternidad es anunciar y propagar el Reino, con la mayor eficacia posible, a través de la oración, el ministerio de la Palabra y un testimonio de vida evangélica. El 18 de septiembre de 1969, Su Excelencia Mons. Rafael Álvarez Lara, Obispo de Mallorca, erigió la Fraternidad en Pía Unión. Dado el crecimiento y la expansión de la obra, el Fundador deseaba que la Fraternidad tuviese un reconocimiento canónico más adecuado respecto al de simple Pía Unión, y que fuese aprobada por la Santa Sede como “una única familia de vida consagrada”. No estando entonces madurada suficientemente dicha posibilidad, el 25 de enero de 1993, el Arzobispo de Madrid, Card. Ángel Suquía, previo el beneplácito de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, erigió la Rama clerical y la Rama de mujeres célibes consagradas en dos institutos religiosos separados. A fin de conservar mejor la unidad de la obra, el Fundador, sostenido por las cartas comendaticias de los Obispos diocesanos interesados, ha suplicado que ambas ramas principales de la “Fraternidad Misionera Verbum Dei” constituyesen una única Fraternidad de vida consagrada de derecho pontificio, juntamente con la Rama de matrimonios consagrados según el propio estado, con sede principal en la diócesis de Roma. Su Santidad el Papa Juan Pablo II, oído el parecer favorable de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, se ha dignado dar su consentimiento a la mencionada súplica. Por consiguiente, la Congregación, con el presente Decreto, declara que la “Fraternidad Misionera Verbum Dei” es una Institución de vida consagrada de la Iglesia católica, formada por la Rama clerical de los “Misioneros Verbum Dei” y la Rama de mujeres célibes consagradas de las “Misioneras Verbum Dei”, flanqueadas por la Rama de matrimonios, consagrados según el propio estado. Al mismo tiempo, esta Congregación aprueba y confirma, “por diez años” ad experimentum, el texto de las Constituciones redactado en lengua española, del que se conserva en su Archivo un ejemplar. Sin que obste cosa alguna en contrario. Vaticano, 15 de abril de 2000. [Firma autógrafa] Eduardo Card. Martínez Somalo Prefecto [Firma autógrafa] + Piergiorgio Silvano Nesti. CP Secretario 4 PRESENTACIÓN DEL DIRECTORIO El actual Directorio de la Rama de los Matrimonios Misioneros es el punto de llegada de un largo trabajo vivencial y teórico que inició desde los primeros años del Verbum Dei (1965) hasta la actualidad. El Simposio de la Rama en México, la creación de secretariados de Rama, y la primera versión del Directorio en mazo de 2006 fueron los primeros hitos de una reflexión que ha culminado en la I Asamblea de la Rama en el 2009. El Congreso Extraordinario de la Fraternidad del 2009, reunido para la revisión de las Constituciones, se entrelaza como el árbol y la hiedra, pues el Directorio recoge los rasgos fundamentales del carisma Verbum Dei y los concreta en el momento histórico de la Rama y de la vocación matrimonial y familiar. El Directorio ha supuesto el trabajo fundamental de descubrir la integración del carisma Verbum Dei en la peculiar vocación del matrimonio cristiano. Es síntesis que recoge la llamada de Dios al amor vivida en el matrimonio y la llamada peculiar del carisma como dedicar nuestras vidas al servicio de la Palabra de Dios en una familia misionera y en la Iglesia; es también síntesis entre un estilo de vida según el seguimiento de Cristo y una normativa que orienta a una vida fiel de la vocación a la vez que creativa; es, en fin, un instrumento perceptible de mejora, pero al mismo tiempo es libro de la Alianza, es expresión de nuestro amor que se hace carne en una forma concreta de vivir el amor cristiano, reconocida por la Iglesia. Ofrecemos este Directorio a las tres Ramas de la Fraternidad y, aún más, a la entera Familia Verbum Dei, pues el conocimiento es principio del amor mutuo: a la Rama de los Matrimonios pues en él se concreta su forma de vivir el carisma Verbum Dei; a los demás hermanos y hermanas en la misma identidad y misión para que nos ayuden a crear y extender esta Rama por los cinco continentes. La Rama de Matrimonios, se alegra de poder presentar en la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, hija de Louis Martin y Zélie Guérin, beatificados el 18 de octubre del 2008. Estos educando a una familia numerosa, a través de pruebas, muertes y sufrimientos, manifestaron su confianza en Dios y aceptaron generosamente su voluntad, ofreciendo a la Iglesia una familia fecunda en el tiempo y en el espacio. Deseamos que cada una de nuestras familias y la entera Familia Misionera Verbum Dei sea expresión del mismo amor misionero de Dios. José Guasp y Margarita Coll Matrimonio Responsable 5 DIRECTORIO DE LOS MATRIMONIOS I. LA RAMA DE MATRIMONIOS MISIONEROS DE LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI 1. La Fraternidad Misionera Verbum Dei, fundada por el Rev. P. Jaime Bonet Bonet, es una institución de vida consagrada contemplativo-activa, plenamente apostólico-misionera. Su objetivo y punto de mira es formar apóstoles de Cristo de entre las gentes de todo estado de vida, raza, cultura y condición social, para la propagación del Reino de Dios.1 2. La Fraternidad, fundada en 1963, obtuvo en 1969 su primera aprobación diocesana en Mallorca como una única comunidad con tres ramas. La Fraternidad Misionera Verbum Dei fue ratificada por la Santa Sede con decreto de aprobación pontificia el 15 de abril del 2000.2 1. En la comunión de una misma Fraternidad 3. La Fraternidad Misionera Verbum Dei se configura como una estructura única formada por tres ramas: 1) La rama de misioneras, que se consagran en exclusividad a Dios por medio de la profesión pública de los votos de pobreza, castidad y obediencia y que viven en comunidad la total disponibilidad misionera.3 2) La rama de misioneros, que se consagran en exclusividad a Dios por medio de la profesión pública de los votos de pobreza, castidad y obediencia y que viven en comunidad la total disponibilidad misionera.4 3) La rama de matrimonios misioneros que, desde la gracia sacramental del matrimonio, se consagran a Dios según el propio estado por medio de los votos de castidad conyugal, pobreza y obediencia, atendiendo a sus deberes para con los hijos, y viviendo la total disponibilidad misionera. 4. El carisma Verbum Dei, desde su origen y por su propia índole, es de naturaleza eclesial. Parte de la consagración bautismal que confiere a las tres ramas una igualdad fundamental, que da a todos la gracia de ser hijos de Dios, discípulos y apóstoles de Cristo. La unidad de todos los miembros en una misma Fraternidad eclesial con un mismo carisma y misión, realiza y potencia la comunión cuando todos y cada uno viven con autenticidad la respuesta a Dios desde su propio estado de vida. 5. En vista del mayor bien de los miembros de la Fraternidad y de su vida fraterna, los matrimonios misioneros concretan su pertenencia a la Fraternidad en la integración a la rama de matrimonios. La función de la rama la determinará la mayor eficacia apostólica que impulsa a sus miembros a vivir el Reino de Dios y ayudar a vivirlo, a hacer y "hacer hacer" con gran respeto a las personas, a fin de que todos compartan la Vida de Dios en la medida de sus talentos y carismas personales.5 6. A todos los miembros de la Fraternidad nos une la misma vocación, ideal y compromiso 1 Cf. CFMVD 1; Mt 28, 18-20. Cf. CFMVD 1. 3 Cf. CIC nº 573. 4 Ibid. 5 Cf. CFMVD 7. 2 6 mutuo de aspirar a la perfección de la caridad6 y de propagar, por medio de la oración, del ministerio de la Palabra y del testimonio de vida, este mismo amor fraterno, núcleo vital del Reino de Dios,7 por todo el mundo. Mutuamente nos comprometemos a ayudarnos en el seguimiento de Cristo y a reproducirle en su forma de vida y en su misión a un nivel de radicalidad afín.8 7. El imperativo misionero de hacer discípulos de entre todas las gentes,9 asumido por cada una de las ramas de la Fraternidad, constituye una verdadera riqueza comunitaria aportada desde los principios de unidad, diversidad y complementariedad. 8. La suma de la fidelidad de cada miembro de las ramas en la llamada a vivir el carisma según el propio estado, contribuye a hacer visible y patente la naturaleza eclesial de la vocación y misión, la llamada común a la santidad, la consagración a Dios, y la necesidad y urgencia de transmitir la fe en la familia y en todos los ambientes. Esta vivencia comunitaria se convierte, a su vez, en llamada a la participación de todos en la instauración del Reino de Dios en este mundo, a la transformación de la humanidad desde la vivencia de los valores y consejos evangélicos y a la anticipación de la Vida eterna, inaugurando una nueva existencia en todos los estados de vida. 9. Desde esta perspectiva, cada rama necesita de las demás para poder vivir su propia fidelidad al carisma y, entre todas, mostrar la realidad de “una muchedumbre reunida por la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.10 Los matrimonios misioneros, con su testimonio de amor indisoluble, fiel y fecundo, son un estímulo y una interpelación, para que las otras dos ramas de la Fraternidad vivan radicalmente su consagración a Dios como alianza esponsal en exclusividad. Las ramas célibes, por su parte, son referencia para los matrimonios recordándoles, con su testimonio, que Dios es el único amor absoluto y definitivo. 10. Además, los matrimonios misioneros aportan al resto de la Fraternidad la riqueza de su estado laical, su modo específico de hacer presente eficazmente a Cristo en su amor conyugal, así como la peculiaridad de su espiritualidad y testimonio que manifiestan la faceta del amor familiar de nuestro Dios trinitario. Por su parte, los matrimonios reciben la abundante gracia que Dios les brinda a través de las otras ramas, unidas con un corazón indiviso a Cristo para el servicio incondicional de todo el pueblo de Dios: tanto desde la vida consagrada como desde el ministerio ordenado. 11. La misión, vivida corresponsablemente con las otras ramas de la Fraternidad, es enriquecimiento mutuo, signo y testimonio, un “quasi sacramento” de la vida trinitaria para la Iglesia y el mundo, así como riqueza para los discípulos.11 12. La Fraternidad Misionera Verbum Dei se compromete a defender y garantizar la consagración y misión de sus miembros, acompañándolos en la perseverancia de su vocación para realizar la misión que la Iglesia ha encomendado a la Fraternidad. 13. La Fraternidad Misionera Verbum Dei es parte esencial de la Familia Misionera Verbum Dei, a la cual pertenecen otros fieles que comparten la misma espiritualidad y misión.12 La Fraternidad impulsa, guía, es garante, y está al servicio de la Familia; y unida en un mismo espíritu evangélico, realiza en ella su genuina identidad apostólica. La Familia Misionera Verbum 6 Cf. LG 40; 42. Cf. Jn 13,34-35; 15,12. 17. 8 Cf. CFMVD 4. 9 Cf. Mt 28,19. 10 LG 4. 11 Cf. CFMVD 59. 12 Cf. CFMVD 2. 7 7 Dei está vinculada a la Fraternidad por la normativa adecuada que ésta le proporciona.13 2. En la comunión de la rama 14. La rama de matrimonios misioneros está formada por matrimonios que, desde su estado laical, se dedican plenamente a la evangelización según el carisma y misión Verbum Dei a través de la oración, del testimonio de vida y del ministerio de la Palabra, profesando los consejos evangélicos de castidad conyugal, pobreza y obediencia, desde la vivencia del sacramento del matrimonio.14 15. Cada matrimonio misionero Verbum Dei ha experimentado la llamada de Dios a vivir una especial consagración en el carisma misionero Verbum Dei. Esta llamada supone la aspiración a la perfección del vínculo matrimonial y al cumplimiento de los deberes familiares, así como la realización de una misión recibida en el seno de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Dicha llamada se concreta, según el espíritu del fundador, en la aspiración a poner la Palabra de Dios en el centro de sus vidas, viviendo una vida orante, concretando la voluntad de Dios cada día de forma personal, conyugal y familiar, y en el anuncio continuo del evangelio y dedicación a la misión. 16. Como rama, su identidad manifiesta ante la Iglesia y el mundo un testimonio personal y comunitario de la gracia de la vocación universal al seguimiento de Cristo, plasmado desde el propio estado de vida matrimonial y la misión específica Verbum Dei. 17. El fin propio de la rama de matrimonios misioneros, al igual que el de las otras dos ramas, es seguir fielmente a Cristo en la predicación de la buena nueva del Reino de Dios15 y revelar vivencialmente el rostro personal y comunitario de Dios uno y trino.16 18. En la rama de matrimonios misioneros, sus miembros encuentran su comunidad formativa y el acompañamiento espiritual que les ayuda a crecer y perseverar. La rama vela para que cada miembro logre desarrollar y aplicar todos los talentos que Dios le ha dado, a fin de hacerlos fecundos y eficaces al servicio del Reino. Llamados a la santidad, los matrimonios misioneros viven en comunión entre ellos, con las otras ramas y con toda la Iglesia.17 II. LA MISIÓN DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS EN LA IGLESIA 1. En la Iglesia y para la Iglesia 19. Desde una adhesión y comunión con la Iglesia universal, manifestada en un entrañable y efectivo amor filial, los matrimonios misioneros se regirán en todo lugar y tiempo por el Magisterio de la Iglesia mostrando siempre, de palabra y de obra, un sincero amor al Santo Padre y los legítimos Pastores. En colaboración con los Obispos de las Iglesias locales, ejercerán y ofrecerán generosamente el don del carisma.18 20. Del amor a Cristo brota un gran amor a la Iglesia, participando de sus inquietudes, aspiraciones, gozos y sufrimientos. La vivencia plena de nuestra vocación y de nuestro carisma 13 Cf. PACFMVD 9. Cf. VC 62; 30b; PACFMVD 3. 15 Cf. Lc 4,43; FC 49. 16 Cf. CFMVD 11. 17 Cf. CFMVD 103. 18 Cf. CFMVD 6; 12-13. 14 8 propio será la primera manifestación de la comunión con la Iglesia local,19 teniendo en cuenta sus necesidades, proyectos y actividades pastorales comunes de la Iglesia diocesana, estableciendo una comunión de conocimiento y mutuo enriquecimiento. De igual manera, estaremos atentos al sentir de la Iglesia universal, presentando especial atención a las sugerencias y magisterio del Santo Padre. 2. El carisma específico 21. Los miembros de la rama asumen la participación en la misión universal de la Iglesia20 de acuerdo con el mandato de Jesús: “Id y haced discípulos de todas las gentes”.21 22. La Fraternidad Misionera Verbum Dei procurará que todos sus miembros logren personalmente y como rama la mayor eficacia en la propagación, crecimiento y consolidación de la fe entre todos los pueblos, atendiendo siempre las orientaciones de la Iglesia y a los "signos de los tiempos",22 abiertos al constante dinamismo renovador del Espíritu, guía y fuente de vida.23 23. Conscientes de que la predicación de la Palabra viva de Dios pone a las personas en contacto con Cristo y que hacemos discípulos de Cristo cuando le “conocen”, le siguen y hacen, a su vez, otros discípulos,24 los matrimonios misioneros, con el lema de los primeros discípulos de Jesús: "Orationi et ministerio verbi instantes"25 y el espíritu de la primera comunidad cristiana, concretan y centran su misión específica en la Palabra de Dios: Orar la Palabra, asimilándola hasta hacerla vida propia, transformándonos en ella y enseñándola así a los demás,26 para que la oren, la vivan y la enseñen vivencialmente a otros.27 24. El mismo nombre “Verbum Dei” evocará constantemente al matrimonio misionero su doble tarea: reproducir vivencialmente al Verbo de Dios hecho hombre, identificándose lo más posible con la persona de Cristo. Y a la vez, como consecuencia propia, la urgencia por propagar este mismo amor de Jesús que los convierte en sus testigos por todo el mundo. Así entenderán la vida verdaderamente apostólica como una vida abundantemente contemplativa28 que, de forma espontánea y necesaria, propaga como fuego abrasador, la Palabra transformada en la VidaAmor difusivo de Cristo.29 25. En la rama de los matrimonios misioneros, el sacramento del matrimonio y el carisma Verbum Dei se integran armónicamente. Los elementos esenciales del sacramento –amor, unidad y fecundidad, fidelidad e indisolubilidad– se enriquecen con la vivencia del carisma. A su vez, el carisma no sólo ayuda a vivir el sacramento, sino que lo potencia grandemente e impulsa al matrimonio a permanecer en la unión con Dios y a proclamar, con la vida y la palabra, la buena noticia de la que es portadora la familia cristiana. 19 Cf. VC 48-50. Cf. AG 36; 41; FC 54; ChL 35. 21 Mt 28, 19; Cf. CFMVD 9. 22 Mt 16, 3. 23 Cf. CFMVD 6; Ef 4, 23; LG 7; 9; UR 2. 24 Cf. CFMVD 10. 25 Hch 6, 4. 26 Cf. Mt 28, 20. 27 Cf. 2 Tm 2, 2. 28 Cf. CFMVD 16; NCIC 2700-2719. 29 EVD 68-69. 20 9 3. Medios del carisma específico 26. El matrimonio misionero Verbum Dei consagra su vida a Dios en este carisma, a través de la oración, el ministerio de la Palabra y un testimonio de vida evangélica, como medios esenciales para la mayor eficacia en el anuncio, crecimiento, consolidación y propagación del Reino.30 3.1 Desde la oración31 27. El espíritu propio de la oración en el Verbum Dei, tal como lo reflejan las constituciones, genera un modo particular de orar que se caracteriza por el diálogo vivo, íntimo y comprometido con Dios por medio de su Palabra. 28. La Palabra de Dios, escuchada, asimilada, vivida y anunciada constituye el dinamismo esencial de la oración del matrimonio misionero Verbum Dei, como acogida y transmisión de la Vida-Amor de Dios.32 29. Los matrimonios misioneros procurarán hacer real una vida contemplativa desde sus diversas situaciones familiares. Una vida de oración intensa no se reduce a orar cuando se tiene tiempo, sino que se busca el tiempo de estar con el Señor, con la firme decisión de no dejarlo y volver siempre a Él. En el ejercicio personal de oración inicia ya esa contemplación, como escucha de la Palabra de Dios, dialogo familiar con Dios, lectura, meditación e inicio de su vivencia. No se puede meditar en todo momento, pero sí se puede entrar siempre en contemplación, independientemente de las condiciones de salud, trabajo o afectividad, dando así testimonio de que una vida de contemplación es la expresión más sencilla del misterio de la oración.33 30. La praxis de oración de los matrimonios misioneros, contempla tanto el ejercicio de oración personal y un ambiente interior de vida de oración, como la oración en familia y comunitaria.34 31. Tanto el verdadero seguimiento personal de Jesús de cada uno de los cónyuges, como la realización de la íntima comunidad matrimonial de vida y amor,35 no pueden nacer más que de la unión vital de cada uno con Dios en Cristo.36 Cada uno de los esposos está llamado a ser icono de Cristo para el otro cónyuge, y juntos serlo para la familia y para los demás ayudándose mutuamente en la identificación con Él.37 El diálogo íntimo con Dios abre un horizonte de mayor contenido, profundidad y riqueza en el diálogo matrimonial y familiar.38 32. El crecimiento y desarrollo de la rama depende, fundamentalmente, de la profunda vida espiritual de cada uno de sus miembros, nutrida especialmente de la oración y de la vida sacramental.39 33. Ser Cristo es el supremo ideal al que aspira el matrimonio misionero en su realidad conyugal y familiar y que presenta a toda persona en su predicación y apostolado. Tal fue el designio de Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos eligió en Él antes de la fundación del mundo y nos predestinó a reproducir la imagen de su Hijo.40 En comunión con Jesús entregado por todos, deberá transmitir sólo el Amor-Vida de Cristo, sin adulteración ni 30 Cf. CFMVD 8. CFMVD 15-27. 32 Cf. FC 51. 33 Cf. NCIC 2709-2719. 34 Cf. CFMVD 17. 35 Cf. GS 48. 36 Cf. Nota de la Biblia de Jerusalén a 1 Jn 1, 3. 37 Cf. Ef 5,25-28; CFMVD 21; EVD 93. 38 Cf. EN 76. 39 Cf. CFMVD 19. 40 Cf. Ef 1, 3-6; Rm 8, 29. 31 Cf. 10 rebajas, haciendo realidad las palabras de Jesús: "Quien a vosotros escucha, a mí me escucha".41 "Quien a vosotros recibe, a mí me recibe".42 34. La unión íntima con Dios integra y da una nueva dimensión a todos los ámbitos de la vida personal, matrimonial, familiar, eclesial, laboral y social del matrimonio misionero. El diálogo permanente con Dios, compartido entre los esposos, convierte al matrimonio en una comunidad de vida y amor que se va capacitando para acoger y transmitir con eficacia el evangelio.43 35. Una vida de fe viva y probada supone necesariamente un ambiente habitual de comunión fraterna, de caridad y de paz, que favorezca la gradual y profunda asimilación de la verdad y amor de Dios, y suscite en el hogar un clima alegre, confiado, abierto, fecundo y lleno de la presencia íntima del Señor.44 36. El testimonio de vida como matrimonio misionero se apoya en la integración de la oración y la vida, por lo que no debe disociarse jamás la contemplación de la acción, la vida de fe y la vida matrimonial y familiar con todo lo que ella conlleva. 37. El matrimonio misionero, desde una pedagogía adecuada, y con la ayuda de la gracia de Dios, hará lo posible para que su hogar se convierta en una escuela de oración y de fe, verdadera Iglesia doméstica,45 donde gradualmente y según la capacidad de cada uno, los miembros de la familia vayan llegando a ser amigos de Dios. Esta escuela de amistad con Dios y de encarnación de su Palabra, se concreta en momentos sencillos de oración con los hijos, según las distintas edades: en la iniciación de los niños en la lectura de la Palabra de Dios, en la bendición de los alimentos, la participación en los sacramentos y en actividades de apostolado, en la vivencia de los tiempos litúrgicos, la catequesis en las diversas etapas de la vida y otras prácticas de oración y comunión con Dios. 38. Como padres, suscitarán momentos de diálogo familiar, ayudando y estimulando a los hijos a la oración y a la intimidad con su Padre Dios y con su Madre María.46 Como cooperadores de la gracia y testigos de la fe, su misión estará dedicada, en primer lugar, a sus hijos, a quienes están llamados a educar en la fe,47 por medio de la oración en familia, la palabra y el testimonio, dándoles en herencia los valores del Reino.48 39. El matrimonio misionero alimenta su vida espiritual y potencia su vocación a través de unos medios de espiritualidad. Los medios específicos que se comprometen a vivir son: 1) Una hora de ejercicio diario de oración personal. 2) El rezo diario de laudes o vísperas. 3) La frecuente participación en la eucaristía. 4) El rezo del rosario cada día. 5) Acudir frecuentemente al sacramento de la reconciliación. 6) Retiro semanal y retiro mensual más prolongado. 41 Lc 10, 16. 10,40; Cf. Mc 9,37; Lc 9,48; Jn 13,20; CFMVD 21. 43 Cf. FC 52. 44 Cf. EVD 87. 45 Cf. FC 49. 46 Cf. AA 11; FC 59-62. 47 Cf. AA 11; FC 52-53. 48 Cf. Mt 5,3; 6,33; 13,44-46. 42 Mt 11 7) Ejercicios espirituales anuales, dirigidos por miembros de la Fraternidad, de un mínimo de una semana. 8) Revisión de vida conyugal con la frecuencia necesaria. 9) Revisión de vida frecuente entre personas del mismo sexo, a ser posible de la rama. 10) La dirección espiritual o acompañamiento, que se realizará con personas escogidas en diálogo con los responsables y que podrá ser con miembros de la Fraternidad o con otras personas de fuera, siempre que sea conveniente y después de un discernimiento adecuado. En su compromiso, el matrimonio responderá a la diversa situación de la familia, desde el diálogo conyugal y en discernimiento de los esposos con los responsables correspondientes. 3.2 Ministerio de la Palabra49 40. La misión específica de los miembros de la rama de matrimonios misioneros es el anuncio de la Palabra de Dios, formando apóstoles de Cristo y generando comunidades de vida evangélica y evangelizadoras.50 41. Desde una vida verdaderamente orante, la Palabra que se escucha y la Palabra que se transmite, deberán unificarse de tal forma que lleguen a constituir una misma y sola actividad – una misma y sola Vida-Amor–, la misma y única Palabra: Cristo. Entonces el tema es Cristo y Cristo es quien da el tema. Oración y misión constituirán así una misma y sola vida y transmisión de la misma Vida, convirtiendo toda nuestra existencia en Palabra viva de Dios.51 42. El deseo de formar apóstoles de entre todas las gentes52 es el elemento específico de la misión de los matrimonios misioneros al mismo tiempo que una intencionalidad y un método. Nuestra tarea de formar apóstoles de Cristo intenta responder a los deberes y derechos que toda persona tiene desde su bautismo: “Todos los cristianos, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo”.53 43. La formación de apóstoles es un proceso gradual e integral, de modo que la Palabra que se da, además de ser una Palabra que anuncia, ilumina, anima o corrige, es también una Palabra que forma, y educa.54 La formación ayudará a suscitar el apóstol de Cristo que la persona lleva dentro, reconociendo que en el corazón de toda persona están las semillas del Verbo. 44. Para la Fraternidad, la dedicación a la predicación del Reino de Dios tiene como consecuencia la formación de comunidades de vida evangélica y evangelizadoras. Seguiremos el ejemplo de San Pablo, quien iba fundando comunidades y dejaba al frente a discípulos que daban continuidad a dichas fundaciones, colaborando en su crecimiento, madurez, organización y fecundidad apostólica. Así, la intención de nuestra misión es lograr una evangelización estable en el mayor número posible de lugares. Para ello, será necesaria una labor conjunta entre las ramas y las personas del lugar, que vamos formando y ayudando en su capacitación misionera. 45. Los medios y métodos mejores para el ejercicio del ministerio de la Palabra serán aquellos 49 Cf. CFMVD 28-45. CFMVD 1; 10; 43; 50. 51 CFMVD 35. 52 Cf. CFMVD 1. 53 Documento Conclusivo de Aparecida, V Conferencia Episcopal de Latinoamérica y El Caribe nº 10. Cf. CFMVD 41 y 43. 54 Cf. 2 Tim 4, 2; 3, 14-17. 50 Cf. 12 que llevan más eficazmente a la comunión con Dios: 1) Los ejercicios espirituales y las escuelas de apóstoles, serán los métodos habituales de evangelización, además de ser los más profundos y eficaces que usemos en nuestro ministerio de la Palabra. 2) Otros elementos esenciales del patrimonio carismático son: las convivencias, la escuela de la Palabra, la predicación del temario de vida y amor, los grupos de revisión de vida y la predicación de pautas para la oración. A través de estos instrumentos ayudaremos a las personas para que aprendan a discernir la voluntad de Dios,55 a aspirar a la perfección en el amor56 y a predicar la buena nueva del Reino57 en la medida de sus posibilidades.58 3.2.1 La misión en la propia familia 46. La misión específica de la rama de los matrimonios misioneros Verbum Dei integra todos los aspectos de la vida matrimonial y familiar. El matrimonio misionero manifiesta que es posible plasmar el proyecto que Dios tiene para la familia. 47. El amor conyugal, a la luz del carisma Verbum Dei, se expresa en un proyecto de vida en común que se inspira en la escucha de la Palabra de Dios y se manifiesta, en primer lugar, en la mutua comunicación de la Palabra orada y vivida, irradiándose desde ahí a la propia familia y a todos. En un clima de confianza mutua compartirán los proyectos, dificultades y logros de su vida matrimonial y de fe, orando juntos e integrando desde la oración las múltiples facetas de su vida familiar y apostólica.59 48. El amor conyugal se expresará también en una entrega y disponibilidad total al cónyuge, creando una profunda relación de amor y de comunión entre los esposos, la cual implica una actitud mutua de perdón y misericordia. El matrimonio misionero cuidará para que en su vida cotidiana existan espacios de compartir y de entrega mutua que profundicen y consoliden el amor entre ellos.60 49. El matrimonio misionero consagra su tiempo, su vida y sus energías a la obra de la evangelización61 y procura que todos los miembros de la familia participen en la tarea de evangelizar, respetando la libertad y el proceso de cada uno. Su dedicación y consagración a Dios adquiere siempre un alcance apostólico-misionero: por ellos y para ellos62. Desde una pedagogía conyugal y familiar, el matrimonio integra aspectos de ternura, delicadeza, tolerancia y profetismo que permite la unidad de la vivencia del carisma en la diversidad, ya sea entre los miembros de la familia como con otras familias. 50. El matrimonio misionero promoverá la unidad y comunión familiar teniendo en cuenta el momento familiar y las diversas etapas que cada uno de sus miembros vive. 51. Conscientes de que como padres son los primeros y principales educadores de sus hijos, los matrimonios misioneros, llamados a ser formadores de discípulos y apóstoles, procurarán 55 Cf. Rm 12, 2. Mt 5,48; LG 40 y 42. 57 Cf. Lc 9, 2. 58 Cf. CFMVD 42-43. 59 Cf. FC 62. 60 Cf. FC 13. 61 Cf. EN 71; LG 17. 62 Cf. Jn 17, 19. 56 Cf. 13 convertir sus hogares en auténticas escuelas de fe y de vida evangélica63 donde sus hijos aprendan, conozcan, vivan y compartan los valores esenciales de la vida humana, el amor y el servicio, la comunión y el respeto, y sean introducidos progresivamente en el descubrimiento del misterio de Dios y en el diálogo personal con Él.64 En función de ello deben buscar los medios más adecuados que les ayuden a promover la fe de sus hijos: actividades de apostolado Verbum Dei adaptadas a sus edades; el tipo de escuelas más apropiadas; catequesis, grupos, asociaciones, etc. 52. A la paternidad responsable propia del matrimonio cristiano, se une la fecundidad espiritual específica del carisma misionero Verbum Dei. Los hijos, compartiendo en familia la oración, el testimonio de vida y la misión con su padre y su madre, aprenden a vivir una fe viva. Su vida busca expresar el amor trinitario de nuestro Dios. El matrimonio misionero ejercita su paternidad y maternidad espiritual universal creando hogares de puertas abiertas.65 53. Un aspecto importante de la misión evangelizadora de los padres es la ayuda en el proceso de discernimiento de la vocación peculiar de cada uno de sus hijos.66 Favorecerán que su hogar pueda llegar a ser un “semillero” privilegiado de vocaciones a la vida cristiana plena en cualquier estado de vida: celibato, sacerdocio, matrimonio cristiano y vida consagrada.67 Ello requiere oración y acompañamiento para que cada uno encuentre, con sinceridad ante Dios, su camino en la vida. 54. El matrimonio participa también en la educación en la fe de otros miembros de la familia extensa, siendo padrinos, acompañando a los enfermos con la oración y el afecto, auxiliando a los mayores o necesitados, desde el testimonio de fe y anuncio en los momentos especiales de la vida familiar: nacimientos, enfermedades, fallecimientos, celebración de los sacramentos. 3.2.2 Evangelizar las familias 55. Un importantísimo campo de misión de los matrimonios misioneros es el anuncio, con alegría y convicción, de la buena nueva de la familia como riqueza y expresión del Reino. El matrimonio se empeña en defender y promover los valores y exigencias de la familia, y en consecuencia se compromete en la evangelización en el ámbito familiar.68 56. Algunos campos de evangelización en el ámbito familiar son: el acompañamiento en la fe de los niños, de los adolescentes, los jóvenes, los novios, los matrimonios en sus diversas etapas, y la ayuda a las familias en su diversidad de situaciones y retos. En este campo, los matrimonios tratan de manifestar con delicadeza, a la vez que con vigor, que la fe es la mejor ayuda y la Palabra de Dios da respuestas a cada situación. 57. La preparación para los sacramentos constituye un método de acercamiento a la fe de la gente para llevarles a un encuentro personal con Cristo. Nuestra intencionalidad misionera buscará ayudar a que los más posibles también sean igualmente catequistas y evangelizadores una vez recibidos los sacramentos. 3.2.3 A todas las gentes 58. La participación de los matrimonios misioneros se podrá extender, en diálogo con sus 63 Cf. FC 36 y 37. FC 60. 65 Cf. FC 41. 66 Cf. LG 11. 67 FC 54. 68 Cf. FC 86. 64 Cf. 14 responsables respectivos y desde la peculiaridad del carisma, a diversos ámbitos de pastoral de las diócesis tales como: la participación en las parroquias, la delegación de misiones, pastoral profética y espiritual, pastoral juvenil, familiar, universitaria, diálogo ecuménico, diálogo interreligioso, encuentros mundiales de jóvenes o de familias, etc. 59. La acción misionera de la familia incluirá también el primer anuncio de la Palabra a personas alejadas de la fe o de la Iglesia, entrando en contacto con las personas en los lugares de trabajo, ocio, enseñanza, y otros ámbitos, acercándolas a la fe. 60. Desde el carisma específico Verbum Dei, la misión de los matrimonios misioneros se amplía con una clara influencia en el mundo socio-económico, laboral, político, cultural, lúdico, artístico, educativo, desde una adecuada inserción en el ambiente donde se encuentran. El grado de participación en nuestro entorno tendrá que ser discernido con los responsables correspondientes, en tanto en cuanto no perjudique nuestra llamada fundamental al matrimonio y al carisma Verbum Dei. 61. El matrimonio misionero, desde un corazón universal y respetando siempre el proceso que vive la familia, así como la cobertura de sus necesidades básicas, vivirá disponible para ser enviado en misión, incluso cambiando la residencia o el país, ahí donde la rama lo considere conveniente y de acuerdo con los cauces de obediencia indicados en las constituciones y en este directorio.69 3.2.4 Creadores de la Familia Misionera Verbum Dei 62. La predicación de un matrimonio misionero convencido y enamorado de Cristo, está orientada a generar un movimiento eclesial Verbum Dei, despertando vocaciones en cualquier estado de vida y configurando la Familia Verbum Dei, acompañando a los discípulos hacia su madurez humana y cristiana, desde la paternidad y maternidad espiritual. 63. La vivencia de la consagración a Dios del matrimonio misionero y su acción apostólica, genera un ambiente familiar propicio para el crecimiento de la fe y la formación de apóstoles en la Familia Misionera Verbum Dei, además de constituirse en testimonio claro de los nuevos lazos que crea la Palabra: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”.70 64. Los responsables de la Fraternidad y de cada una de las ramas, conscientes de la riqueza de la eclesialidad, harán lo posible para promover que las tres ramas se apoyen mutuamente en sus labores apostólicas concretas: 1) Así, al decidir los destinos a dar a los matrimonios misioneros, misioneros y misioneras, los responsables tendrán en cuenta la complementariedad en vistas a la labor apostólica conjunta. 2) Discernirán, además, en cada lugar donde ejercen su ministerio, la forma más eficaz de trabajar en equipo con las otras ramas, compartiendo necesidades, inquietudes y también recursos (revisiones de vida, acompañamientos personales, ejercicios espirituales, escuelas de apóstoles, casas de ejercicios, etc.), para que la misión sea lo más eficaz posible. 65. Los matrimonios misioneros acompañarán a miembros de la Familia Misionera Verbum Dei 69 70 Cf. FC 54. Lc 8, 21. 15 en su crecimiento espiritual; promoverán la generosidad y corresponsabilidad progresiva de la Familia y unidos buscarán los mejores medios para la misión. Los matrimonios misioneros cultivarán actitudes de apertura y receptividad a los dones que los miembros de la Familia puedan aportarles para el desarrollo de la misión y de la rama. 3.3 Testimonio de vida evangélica 66. Siguiendo muy de cerca a Jesús, que “empezó a hacer y enseñar”,71 procuraremos que nuestra predicación vaya siempre precedida y acompañada de un claro testimonio de vida evangélica que acredite y confirme la fe que predicamos y el Reino que queremos hacer presente.72 67. El matrimonio misionero Verbum Dei se inspirará en la vida y amor trinitario, en el estilo de la familia de Nazaret y de las primeras comunidades cristianas,73 manifestando con gozo la grandeza de la vocación matrimonial y la alegría de servir a Dios y a la Iglesia desde el carisma. 68. Nuestra consagración y primer testimonio deberá presentar, hecha vida palpable, la existencia de un Dios personal que, en Cristo, seduce, cautiva y colma nuestra existencia ya en este mundo. Demostrará, además, que la vivencia de su amor hace presente su Reino en la humanidad que se une en Él, haciendo de todos uno. Este es, en efecto, el distintivo e identidad de los verdaderos discípulos y la característica propia de la comunidad cristiana: “La multitud de creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma”.74 69. Nuestro testimonio de vida empezará por aquellas verdades y Vida que pretendemos propagar a todos los hombres. En primer lugar, seremos testigos del Reino: testigos del amor entre nosotros y de la gratuidad de este amor, dando razón del origen y manantial del amor personal de Dios, que percibimos y experimentamos a través de la oración y el trato interpersonal con Él.75 70. Nuestro estilo de vida deberá ser la mejor prueba de que sólo Dios nos une en fraternidad y responde y llena las aspiraciones y ansias de amor de nuestro corazón. Seremos testigos ante el mundo de que, quien conoce y tiene a Dios, no puede menos de amar gratuita y fraternalmente a todos porque nada le falta; sólo el Amor basta.76 71. Nuestro mundo precisa, y la evangelización requiere, ser testigos del proceso de “cristificación” de nosotros mismos con la dinámica de progresos y retrocesos, de deserciones y conversiones constantes, de tensiones continuas entre la carne y el espíritu77, entre la razón y la fe, entre el sentir del mundo y el sentir de Dios y de su Iglesia, intentando sin desfallecer, llegar a la “madurez de la plenitud de Cristo”78. 72. La encarnación de la Palabra en la vida del matrimonio misionero, se concretará en una vida de caridad como centro e hilo conductor de la existencia en todos sus ámbitos. Sin olvidar que la caridad que nace del evangelio, se concreta también en un esfuerzo continuo por vivir los valores y virtudes humanas básicas: una pobreza acogedora, la humildad y alegría, la educación, el orden, el testimonio del amor matrimonial creciente y de un amor paternomaterno reflejo del amor de Dios, la construcción de un hogar cálido, la fortaleza y la paz al 71 Hch 1, 1. Cf. CFMVD 46. 73 Cf. Hch 2,42-47; 4,32-35; 5,12-16; 18,2; Rm 16,3-5; 1 Co 16,19; CFMVD 58. 74 Hch 4, 32; Cf. CFMVD 47. 75 Cf. CFMVD 51. 76 CFMVD 52. 77 Cf. Ga 5, 16 ss. 78 Ef. 4, 13; Cf. BIVD. 72 16 afrontar las dificultades de cada día, la disponibilidad, la generosidad, la responsabilidad en el trabajo, la solicitud por una familia que es universal, etc. 73. La certeza del amor poderoso de Dios79, la relación que brota de este amor y el proceso de asimilación hasta hacerlo vida propia, hacen brotar en los matrimonios misioneros una paz y una alegría tales, que se convierten en la mejor invitación para que otros quieran conocer a Dios. 4. Las obras propias de la rama de matrimonios misioneros Verbum Dei 74. La rama de matrimonios podrá realizar iniciativas pastorales, fundar y dirigir todas aquellas instituciones, asociaciones y otras obras propias que juzgue necesarias para el desarrollo de su misión específica y la formación de sus miembros, así como realizar otras actividades conjuntas que crea convenientes.80 75. Para poder realizar su misión, la rama podrá contar con espacios o estructuras convenientes para facilitar la puesta en marcha del carisma Verbum Dei. Entre ellas, están las casas de espiritualidad y formación misionera, asociaciones y fundaciones civiles, cooperativas, empresas, y otras instituciones que contribuyan a la misión de la Fraternidad. III. LA ESPIRITUALIDAD DE LA RAMA DE MATRIMONIOS VERBUM DEI 76. La llamada universal a la santidad y la búsqueda común para vivir la plenitud de la consagración bautismal, fundamentan la dimensión contemplativo-misionera de la espiritualidad Verbum Dei. Desde ella, la Fraternidad Misionera Verbum Dei, desea manifestar el espíritu de la primera comunidad cristiana, de los doce apóstoles en su dedicación a la oración y ministerio de la Palabra, y el incansable ardor misionero de San Pablo, en su anuncio de la Palabra y construcción de comunidades evangelizadoras. 77. La vida de cada uno de los cónyuges, centrada en la persona, vida y evangelio de Cristo, irá tomando necesariamente la espiritualidad fundamental de Jesús en su actitud orante, que hace del Hombre-Dios un adorador del Padre y, desde el Padre, una donación y entrega en su misma misión de anunciar el Reino de Dios: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva”.81 78. Los esposos cristianos, por el sacramento del matrimonio, reciben una gracia especial que les capacita para vivir el amor humano de un modo radicalmente nuevo. Por dicha gracia son investidos de una peculiar consagración que les ayuda a vivir su vocación y a poder, a su vez, ayudar a otros a vivir el plan de Dios sobre sus vidas.82 79. Los miembros de la rama de matrimonios misioneros integran la llamada de Dios a ser Verbum Dei y la gracia específica del sacramento del matrimonio en una misma vivencia y espiritualidad contemplativo-misionera, centrada en la Palabra de Dios y en el seguimiento de Cristo en su misma misión desde su estado propio matrimonial. De la misma llamada de Dios nacen la gracia y la exigencia de una auténtica y profunda espiritualidad conyugal y familiar, que ha de inspirarse en los motivos de la creación, de la alianza, de la cruz, de la resurrección.83 79 Cf. Rm 8, 31-39. Cf. CFMVD 91. 81 Lc 4, 18; Cf. EVD 205. 82 GS 48. 83 Cf. FC 56. 80 17 80. El sacramento del matrimonio ofrece un modo de presencia sacramental de Cristo que es única y específica del mutuo amor conyugal entre los esposos cristianos, la cual genera un ambiente peculiar de fe y de comunión, favoreciendo la vida de unión con Dios en lo cotidiano de la vida familiar y apostólica. De ahí brota un modo peculiar de oración personal, determinada por el misterio de unidad y fecundidad conyugal, que se desarrolla desde su realidad existencial y en donde Dios los va configurando como esposos, padres y misioneros. 81. El diálogo conyugal, ejercicio básico para desarrollar la vocación matrimonial, es exigencia ineludible para ser uno en el matrimonio. Los matrimonios misioneros, marcados por la fuerza de la Palabra de Dios en su vida personal, matrimonial, familiar y misionera, lo practicarán asiduamente como condición de comunión y consagración, para ayudarse a discernir y hacer la voluntad de Dios y vivir la plenitud de la vocación matrimonial misionera. A la vez, será la mejor escuela viva de diálogo para sus hijos y discípulos. 82. El matrimonio misionero comparte un mismo proyecto conyugal, familiar y misionero. Esta apertura y comunicación total entre esposos al compartir la misma Vida de Dios84 implica, necesariamente, que el matrimonio misionero lleve a cabo con frecuencia la revisión de este proyecto de vida. Abiertos a la Palabra de Dios y a las inspiraciones del Espíritu, actualizan su plena disponibilidad a cada paso buscando, con oración y diálogo, revisar sus opciones en fidelidad a la llamada de Dios. 83. Los esposos, como matrimonio cristiano, están llamados a santificarse juntos. Ésta es la característica propia de la espiritualidad conyugal: cada cónyuge es la ayuda adecuada para el otro,85 caminando unidos hacia Dios y siendo escuela de formación para los hijos. Cada miembro de la familia es camino y causa de gracia y de salvación para el otro. Juntos han de testimoniar el amor, la unidad, la fidelidad y han de construirlo cada día más y mejor.86 84. El matrimonio misionero Verbum Dei trabaja diariamente para integrar en su vida el dinamismo de la Palabra, como motor que construye su matrimonio, su familia y como herramienta para realizar la misión: dinamismo que consiste en escuchar la Palabra, orarla, asimilarla, vivirla y compartirla en comunidad; en anunciarla y enseñarla a otros de forma que a su vez también la enseñen. El culmen del dinamismo de la Palabra de Dios consiste en su celebración litúrgica, donde adquiere toda su plenitud. 85. Las fuentes de la espiritualidad Verbum Dei, de las cuales beben los matrimonios misioneros y en las cuales cimientan su entrega, son: la inhabitación de la Trinidad, la Santísima Eucaristía, Cristo crucificado-Cuerpo Místico de Cristo y María.87 86. Estas fuentes de espiritualidad, detalladas en las constituciones y otros documentos de la Fraternidad, están basadas en la Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio de la Iglesia. Los matrimonios misioneros las plasmarán en su vida conyugal y familiar con toda la novedad que ello conlleva, haciendo de su hogar una verdadera escuela de Vida y Amor. 87. La identidad del matrimonio misionero Verbum Dei se configura a través de la práctica habitual de los cuatro ejercicios que modelan nuestra espiritualidad: a) ejercicio de oración; b) ejercicio de fraternidad; c) ejercicio de cruz-humildad; d) ejercicio de ministerio de la Palabra. 88. Los matrimonios misioneros Verbum Dei cuentan con los medios propios de la espiritualidad Verbum Dei y con otros medios que les ayudan a vivir de forma armónica y creciente la llamada del sacramento del matrimonio y la llamada del carisma Verbum Dei. 84 Cf. Jn 15, 15. Cf. Gn 2, 18. 86 Cf. FC 56. 87 Cf. CFMVD 57. 85 18 IV. LA CONSAGRACIÓN Y LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS EN LA RAMA DE MATRIMONIOS88 89. Los matrimonios misioneros Verbum Dei, desde la gracia del sacramento del bautismo y del matrimonio, entregan a Dios su vida a través del carisma Verbum Dei, y asumen con votos la práctica de los consejos evangélicos expresada en las constituciones y especificada en este directorio de la rama. 90. Los votos de los matrimonios misioneros Verbum Dei coinciden con los de los miembros célibes de las otras dos ramas en su origen evangélico, en su espíritu y en su finalidad apostólica, tal y como está expresado en las constituciones; si bien, en cada una de las ramas de la Fraternidad, la vivencia de los consejos evangélicos adquiere una peculiaridad propia y característica, según su propio directorio. 91. Al ser parte de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, que es una institución de vida consagrada, los matrimonios misioneros aportan, en su diversidad, la credibilidad de que el carisma de oración y ministerio de la Palabra está abierto a todos los estados de vida. Acercan al mundo contemporáneo el valor de la consagración bautismal a Dios en la misión, como una realidad muy cercana a todo el pueblo de Dios, tan necesaria y urgente en el mundo de hoy; manifiestan, así mismo, la vocación universal a la santidad a través de una vivencia radical del bautismo y del matrimonio ratificando esta llamada con votos, con el deseo de visibilizar ante el mundo el amor de Cristo por la Iglesia. 92. La consagración a Dios, a través de la práctica de los consejos evangélicos, es para los miembros de la rama de matrimonios, concreción del seguimiento fiel a Jesús y de la obediencia total, activa y responsable al Espíritu Santo, dedicándose plenamente a la propagación de la buena nueva del Reino de Dios a través de la oración, del ministerio de la Palabra y del testimonio de vida. 93. Para los matrimonios misioneros, cuyo fin es reproducir a Cristo en su vida y misión de anunciar el Reino, la vivencia de los consejos evangélicos se convierte en la prueba y argumento más palpable de la existencia, fuerza, valor y poder de Dios en el matrimonio y en la familia. 94. En contraste con ambientes marcados por los criterios del mundo, los consejos evangélicos, vividos por el matrimonio misionero, se convierten en un signo profético y en fuente de vida para el propio matrimonio, para sus hijos, para la Iglesia y para el mundo. 95. La vivencia de los consejos evangélicos forja hogares misioneros, personas libres, desprendidas y sacrificadas en torno a lo esencial del Reino y no a las añadiduras.89 Es por seducción como Dios nos va cambiando la manera de pensar, de vivir y de transmitir la fe, con el gozo de quien, encontrando el tesoro, deja lo demás para poseerlo.90 96. La consagración del matrimonio misionero tiende a vivir la vocación a la santidad matrimonial, como respuesta plena a la llamada de Dios y con una total disponibilidad misionera. 97. La total disponibilidad misionera del matrimonio misionero, es una actitud permanente de amor apostólico-esponsalicio a Cristo Total, de entrega de la mente, del corazón y de las fuerzas 88 Cf. CFMVD 68-90. Cf. Mt 6, 33. 90 Cf. Mt 13, 44. 89 19 por aquellos que él le confía. Este amor integra todas las facetas de la vida personal, conyugal, familiar, comunitaria, laboral y social, haciendo que se ordenen en función de la misión encomendada como proyecto común del matrimonio, que potencia el amor y comunión conyugal-familiar. 98. Teniendo en cuenta que la dedicación a tiempo completo a la misión es un proceso que depende del itinerario humano y espiritual del matrimonio, de la situación familiar, de la realidad social y cultural en que se vive, de la formación que reciben, del discernimiento por parte de los cónyuges y de la rama, en vista de la mayor eficacia apostólica, cada matrimonio misionero pondrá todo su empeño en vivir su consagración. 99. La Rama procurará y promoverá que pueda haber matrimonios misioneros dedicados a tiempo completo a la labor apostólica en tareas de gobierno, formación o apostolado, para la consolidación y expansión de la Rama, en vistas a la mayor eficacia apostólica en la evangelización. 100.Los matrimonios misioneros, concretan su consagración desde una intensidad específica en su comunión con Dios, su compromiso fraterno, su dedicación misionera, su vivencia de los consejos evangélicos de Jesús y su preparación en el ministerio de la Palabra. La vivencia de la consagración de los matrimonios de la Fraternidad expresa una llamada diversa respecto a los matrimonios de la Familia Misionera Verbum Dei. 101. La plena dedicación misionera de un matrimonio misionero Verbum Dei se podría describir en torno a las siguientes características: 1) La praxis de oración-predicación-testimonio de vida matrimonial y familiar; experiencia de vida matrimonial consagrada y apostolado en la rama. 2) El compromiso real con la Fraternidad por medio de votos según su estado. 3) La inquietud por la consolidación de la rama a todos los niveles, incluido el internacional. 4) El espíritu fraterno y eclesial dentro de la Fraternidad: diálogo, cooperación, ayuda mutua, trabajo en común con las otras ramas. 5) El sentido de pertenencia plena y de participación en la vida y apostolado de la Fraternidad. 6) El interés y la capacidad de formarse más profundamente y dedicarse a la misión específica. 7) Discernimiento de los cónyuges y comunitario de la llamada de Dios a la plena dedicación, teniendo en cuenta la situación familiar. 8) La capacidad de representar a la Fraternidad Misionera Verbum Dei ante la Iglesia en los distintos países, por su estilo de vida y apostolado, en obediencia a sus responsables. 9) La capacidad de apertura misionera y universal. 1. Pobreza 102. La práctica de la pobreza evangélica en la rama de matrimonios misioneros tiene como fin 20 imitar, desde el propio estado de vida, a Jesús, que nació, vivió y murió en suma pobreza,91 y amar con sinceridad y de forma efectiva a los hermanos.92 103. La pobreza evangélica se vive como respuesta libre a la llamada de Jesús a seguirle en su misión de acoger, vivir y anunciar el Reino. Se manifestará en hogares acogedores, sencillos, alegres, apostólicos, siendo testimonios claros de la presencia gozosa de Cristo, creando fuertes interrogantes de vida. El testimonio de los padres será la mejor invitación y atractivo para que los hijos acojan los valores del Reino como lo único absoluto y necesario.93 104. La pobreza exterior y material será reflejo de la pobreza interior y espiritual que el Señor llama a vivir, y será signo que hace creíble la vivencia y el anuncio del Reino.94 105. Para vivir el Reino en el hogar se hace necesario aplicar una pedagogía que forme en los valores evangélicos. En la labor educativa de los hijos, se fomentará el compartir los bienes, la responsabilidad en el uso y cuidado de los bienes materiales, el desapego de los mismos y la solidaridad con los hermanos más pobres y necesitados. 106. Los padres asumen de manera responsable todas las necesidades familiares como son la alimentación, educación, salud y vivienda. El voto de pobreza no debe impedir que los hijos puedan desarrollarse plenamente en una educación integral: física, afectiva, intelectual y espiritual, desde los valores evangélicos.95 107. El matrimonio procurará garantizar su seguridad social o médica y la pensión de ancianidad o minusvalía de acuerdo a las leyes civiles y costumbres de cada país. 108. En la adquisición de los bienes, el matrimonio misionero tendrá en cuenta su misión propia y la misión específica, evitando la acumulación de bienes superfluos o bienes que contradigan el testimonio de vida que pide la misión.96 109. Se consideran bienes superfluos aquellos que no sean necesarios para atender con justicia a las necesidades familiares, presentes y futuras, previniendo no ser gravosos a terceros o a la Fraternidad. 110. El trabajo de los matrimonios misioneros se considera también un medio de evangelización, siempre coherente con el evangelio y con un espíritu de servicio a la sociedad. Así se intentará llevar la presencia y el amor de Dios allí donde frecuentemente nadie lo busca ni lo conoce. Se procurará que el trabajo facilite al máximo nuestra dedicación a la oración y ministerio de la Palabra con un testimonio de vida evangélica, asumiendo las obligaciones familiares. Se podrá dejar o cambiar de trabajo para la mayor eficacia apostólica o por razones justificadas; se hará siempre en diálogo con los responsables correspondientes, y salvaguardando el sostenimiento familiar, su estabilidad, la educación, atención y cuidado de los hijos. 111. Cada matrimonio, en diálogo, generosa y responsablemente, revisará periódicamente su economía familiar, y discernirá el porcentaje de su colaboración a la administración por medio de la rama, tomando en cuenta las realidades de cada país o zona. 112. El matrimonio misionero, como los demás matrimonios, al asumir responsabilidades o servicios de la Fraternidad, no queda exento de su responsabilidad en la educación de los hijos, 91 Cf. 2 Co 8, 9. Cf. CFMVD 70. 93 Cf. Mt 19, 21; Mc 10, 21; Lc 18,22; VC 12. 94 Cf. CFMVD 73, PC 13; Flp 2, 1-7. 95 Cf. Lc 2, 52. 96 Cf. Mt 6, 19. 92 21 ni del debido cuidado y dedicación a las personas a su cargo. En el discernimiento que se haga, se debe tener en cuenta la idoneidad para asumir la responsabilidad que se le encomiende, la garantía de estabilidad en la nueva situación aunque sea temporal, las circunstancias actuales del matrimonio, de los hijos y de la familia, como las posibilidades de reinserción en la vida laboral. 113. El matrimonio misionero, antes de los votos perpetuos, y en diálogo con el matrimonio responsable de zona o el delegado que presenta los miembros a la profesión de votos, hará su testamento, según las propias leyes del país, especificando el destino de los bienes familiares, presentes y futuros, considerando al mismo tiempo su pertenencia a la Fraternidad y su responsabilidad para con los hijos.97 114. Cuando el matrimonio misionero profesa los votos perpetuos, la Fraternidad le ofrece la posibilidad de disponer, en su testamento, que un matrimonio de su confianza pueda asumir la tutela de los hijos, en caso de muerte de ambos cónyuges o de enfermedad incapacitante. En caso de necesidad grave, la rama de matrimonios apoyará material y espiritualmente a los hijos hasta su mayoría de edad. 115. En el testamento será necesario especificar las condiciones de la tutela de los hijos y la participación de la Fraternidad en ella cuando así lo desea. Hay que tener en cuenta la legislación y los recursos legales de cada país, y la Fraternidad ha de revisar, con el matrimonio misionero, los deberes que el testamento impone a la misma. 116. En caso de necesidad extrema de alguno de los miembros de la rama con votos perpetuos, la rama de matrimonios y la Fraternidad siempre mantendrá un espíritu de ayuda fraterna. 2. Castidad conyugal 117. Los miembros de la rama de matrimonios misioneros, seducidos por Dios, se comprometen a vivir la castidad conyugal, de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia en lo referente al matrimonio cristiano, siendo signos del amor de Cristo por su Iglesia.98 Reconociendo y valorando la grandeza del amor humano son testigos de que sólo el amor de Dios es capaz de plenificar el corazón del hombre y de la mujer. 118. La castidad, que es capacidad y potencia de amor a Dios, es una opción consciente, libre y voluntaria por el amor al Cristo total. Por ello, los esposos se dejarán amar por Cristo a fin de que en ellos pueda amar a los hermanos y hermanas, hasta que todo su ser sea instrumento vivo de su amor.99 119. La castidad conyugal, vivida como respuesta a la vocación al amor, fundamental e innata en todo ser humano,100 posibilita la consagración de los esposos en el proyecto universal de amar a toda la humanidad, a fin de “que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”101, y potencia la vivencia y ejercicio de la paternidad y maternidad en la misión. Afrontando en su tiempo el tema, dice S. Agustín: “¿Uno tiene un hijo? considere que Cristo es un segundo hijo. ¿Tiene dos hijos? Considere a Cristo como tercer hijo. ¿Tiene diez? Considere a Cristo el decimoprimero y yo aceptaría la undécima parte….” (Sermón 355, 4-5). 98 Cf. Ef 5,25-33. 99 Cf. EVD 306. 100 Cf. FC 11. 101 1 Tim 2, 4. 97 22 120. El matrimonio misionero manifestará con su testimonio de vida el amor fiel, fecundo e indisoluble y la santidad del vínculo matrimonial.102 121. La unión entre los esposos deriva de la unión personal de cada uno de ellos con Dios,103 de su comunión con Cristo en y a través de su amor conyugal, y fomenta una calidad de entrega y donación, en la que todos los gestos propios del amor entre esposos son signos del amor que Cristo manifiesta por su Iglesia.104 122. La castidad conyugal dispone el corazón de los matrimonios misioneros para vivir el carisma de la oración, el testimonio de vida y el ejercicio del ministerio de la Palabra en una relación de amor esponsalicio e intimidad con Dios. Su oración diaria y su dedicación a la misión Verbum Dei generan en ellos la conciencia viva de que en su amor está presente el amor de Dios. A mayor afectividad en la relación con Dios, mayor capacidad de amor entre los esposos; amándose con este amor reflejan el rostro de la Trinidad. 123. La vivencia de la castidad conyugal implica un aprendizaje hacia la libertad interior, la fidelidad, la responsabilidad hacia sí mismos y hacia los demás y, al mismo tiempo, manifiesta una conciencia de fe y expresión de caridad. La pureza de mente y de cuerpo ayuda a vivir una entrega sincera y generosa, un amor íntegro y sin condiciones. 124. La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona y, por ello, en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando está integrada en la relación de persona a persona en el don mutuo entero y temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer.105 Por eso, la donación sexual, como expresión genuina del amor conyugal que es fiel y fecundo, se caracteriza por estar libre de egoísmo, ser respetuosa con la dignidad del otro y abierta al don de la vida. Se tendrán siempre en cuenta las orientaciones de la Iglesia para vivir la paternidad responsable. 125. Los matrimonios misioneros son conscientes de que la vivencia de la castidad conyugal es el mejor presupuesto para educar a los hijos en el amor casto y en la santidad de vida. Siendo los padres los primeros y principales educadores de sus hijos, vivirán un amor gratuito y no posesivo hacia sus hijos y custodiarán en ellos virtudes tales como la limpieza de corazón, la templanza, la fortaleza, la prudencia y el amor universal, etc.106 126. En la relación interpersonal se evitará todo aquello que pueda poner en peligro la castidad conyugal. La relación con otros miembros de la Fraternidad, sean casados o célibes, será siempre respetuosa y fraterna, evitando todo trato asiduo, a solas, entre personas de distinto sexo. 127. Todo lo que pueda entorpecer o interrumpir la vivencia de la castidad conyugal se rechazará con prontitud y decididamente.107 En caso de detectar afectos desordenados o algún vicio o hábito que contradiga esta virtud, se buscarán la ayuda y los medios adecuados. 128. Se utilizarán con discreción los medios de comunicación social, evitando todo lo que pueda ser nocivo para la propia vocación y castidad de la familia. 102 Cf. AA 11; FC 56. Cf. Nota de la Biblia de Jerusalén a 1 Jn 1, 3. 104 Ef 5, 25-33. 105 NCIC 2337; Cf. FC 32-33. 106 Cf. FC 55-62. 107 Cf. Mt 22, 37. 103 23 3. Obediencia 129. Los matrimonios misioneros Verbum Dei, en fidelidad a sus responsabilidades conyugales y familiares, así como a su vocación misionera, profesan la obediencia evangélica, buscando cumplir la voluntad de Dios, de acuerdo con el carisma Verbum Dei, según las constituciones y otras normativas propias de la rama de matrimonios. 130. El voto de obediencia es, ante todo, prolongación del estado de obediencia de Cristo, de su misterio de anonadamiento y humildad, requisitos indispensables para la vivencia de la unidad en la diversidad, tanto en la familia y en la Fraternidad como en la Iglesia y el mundo. 131. La obediencia a la vocación propia matrimonial y específica Verbum Dei, es garantía de la fiel respuesta a Dios, de la unidad del matrimonio, de la vinculación con la Fraternidad y de la fidelidad a la Iglesia. 132. Por el voto de obediencia, los matrimonios misioneros concretan su disponibilidad a Cristo y a la misión de predicar el evangelio, siendo miembros vivos y vivificantes del Cuerpo de Cristo y haciendo propios los sentimientos de Jesús hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.108 Desean también convivir y proclamar, a través de su vida, el “FIAT” corredentor de María,109 maestra de obediencia. 133. En la toma de decisiones, el matrimonio misionero será signo de los principios básicos de igualdad y complementariedad de la mujer y del hombre. Asumirá la corresponsabilidad sobre las opciones a tomar evitando la unilateralidad, la evasión de los compromisos y los caminos paralelos. 134. La obediencia debida a los votos, implica la responsabilidad inherente al sacramento del matrimonio y a las obligaciones familiares. Se trata de una obediencia que pasa por la mediación del sacramento. Ahí estriba una de las diferencias fundamentales con el voto de obediencia de las ramas célibes. Por ello, la obediencia en la rama de matrimonios va precedida por la consulta, el diálogo, discernimiento y obediencia dentro del matrimonio y teniendo en cuenta el diálogo con los hijos. Los responsables, en diálogo con los interesados, antes de tomar cualquier decisión deberán tener en cuenta la situación conyugal y familiar. 135. La obediencia será interna y externa, activa y responsable en todo lo que atañe a la vivencia de la consagración misionera, a la vida apostólica, al proceso de formación y a los destinos y tareas específicas encomendadas por los responsables. 136. Los matrimonios misioneros, antes de tomar decisiones extraordinarias que pongan en riesgo la total disponibilidad misionera en opciones referentes a la vivencia de la consagración, acciones apostólicas, movimientos económicos importantes o a la formación, deberán consultarlo con sus responsables y contar con su consentimiento. Si estas decisiones atañen solo a la familia, bastará la consulta, obrando después cada matrimonio según el dictado de su conciencia. 137. Los matrimonios misioneros Verbum Dei que hayan hecho votos temporales o perpetuos, cuando se vea conveniente, siempre con el previo discernimiento y pleno asentimiento de los dos esposos y teniendo en cuenta la situación de los hijos, podrán ser enviados a nuevos destinos por el responsable competente, en bien de su propia formación o de la mayor eficacia apostólica. Los responsables buscarán, en el proceso vocacional de los matrimonios, la estabilidad necesaria para poder vivir su responsabilidad familiar. 108 109 Cf. Flp 2, 8. Cf. Lc 1, 38. 24 138. Estando abiertos a las diferentes situaciones que se les puedan plantear, los matrimonios misioneros buscarán siempre hacer la voluntad de Dios desde una respuesta obediente. Su obediencia les llevará a aceptar la misión que se les confíe, a dejarla si se les pide y a orientar su vida en todo momento según el carisma específico Verbum Dei, con una fidelidad total a las constituciones y demás normas de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. 139. Los padres darán a los hijos una adecuada formación sobre el significado de la obediencia evangélica que profesan. Dicha obediencia no exime al matrimonio misionero del ejercicio de autoridad directa sobre sus propios hijos en el ámbito familiar. V. LA VIDA FRATERNA EN LA RAMA DE MATRIMONIOS MISIONEROS 140. Para el mayor bien de los miembros de la Fraternidad, cada matrimonio misionero concreta su pertenencia a la misma por su integración en la rama de matrimonios misioneros. 1. El amor fraterno, fundamento de la vivencia fraterna 141. La vivencia del amor fraterno en las ramas centra nuestro ser y existir en la esencia del Reino, en la vida y evangelio de Jesús: “Que sean uno como nosotros... que sean perfectamente uno en nosotros para que el mundo crea que Tú me has enviado”.110 142. La filiación divina nos une con vínculos más fuertes y estables que los de carne y sangre, haciendo posible presentar al mundo el eterno proyecto del Amor de Dios entre los hombres que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.111 La estirpe de la que desciende la fraternidad cristiana y el parentesco que engendra, corresponden al linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido para anunciar las alabanzas de Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su admirable luz.112 143. Los matrimonios misioneros, con el lema de los primeros discípulos de Jesús: oración y ministerio de la Palabra113 y el espíritu de la primera comunidad cristiana, concretan el amor fraterno en el mutuo aprecio y aceptación recíproca, en el afecto y acogida incondicional, en el empeño por vivir la armonía en las relaciones personales, en la ayuda del desarrollo de los talentos propios y ajenos, en el perdón y la reconciliación, en el compromiso fraterno capacitándose en la misión: “Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección […]. La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza”.114 144. La experiencia de la vida fraterna en la rama de matrimonios se basa en que lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa. No son las teorías las que llenan nuestro corazón; como tampoco son los fracasos o errores lo que lo vacían. Es la belleza misionera de la gracia la que nos hace manifestar con audacia aquello que en nosotros vivimos y mostramos comunitariamente, revelando el rostro de la Familia Trinitaria. 145. Las comunidades locales se cimentarán en una estructura consecuente con el espíritu de las primeras comunidades cristianas,115 con la vivencia y convivencia única de las categorías y 110 Jn 17, 11. 21. 23; Cf. EVD 52. Cf. Lc 8, 21. 112 Cf. 1 P 2, 9; Cf. EVD 77; 55. 113 Cf. Hch 6, 4. 114 Col 3, 12-16. 115 Cf. Hch 2, 42-44; 4, 32; Ef 2, 15-16; 2 Co 5, 17. 111 25 valores del Reino de Dios.116 Respirarán el clima adecuado a la perfección evangélica de pobreza, castidad conyugal, obediencia y bienaventuranzas del Reino. Se formarán en un ambiente sencillo, humilde y acogedor propio de la familia de Jesús de Nazaret.117 2. El amor fraterno eclesial 146. Los hombres y mujeres congregados en uno por el amor de Cristo, serán el mejor signo de la presencia de Jesús y de su Espíritu entre nosotros.118 Ante la realidad palpable de una humanidad dividida, nos urge la caridad de Cristo a presentar, con el mayor relieve, la presencia del Reino de justicia, de amor y de paz; a ofrecer la realidad de un pueblo de hermanos congregados en Uno, sólo por el amor de Cristo, esto es, una fraternidad sencillamente cristiana.119 147. La verdadera unión entre los miembros de la Fraternidad se basa en la unión o trato de cada persona con Dios en Cristo, y la verdadera riqueza comunitaria está en la suma de aportaciones de cada rama y persona en el seguimiento personal de Jesús.120 148. La unidad de la Fraternidad en la fidelidad a su propio carisma es una tarea permanente también de cada rama, ya que todos los miembros están llamados a hacer presente la comunión misionera de las primeras comunidades cristianas.121 Por eso, los matrimonios misioneros propiciarán que la vida fraterna se extienda más allá de los límites propios de la familia y de la rama para concretar el ejercicio de amor fraterno en la eclesialidad propia de la Fraternidad. 149. La identidad eclesial de la Fraternidad necesita plasmarse en un amor fraterno vivido y compartido entre las tres ramas, manteniendo la fe viva en la fuerza que tiene la Palabra en la vida de todos los hermanos y hermanas con la misma vocación y misión. La comunión y conciencia de ser uno, con un mismo carisma y una misma misión, queda custodiada además por un mismo proyecto apostólico-misionero y una misma estructura de gobierno y administración eclesiales. 150. Con espíritu fraterno, los matrimonios misioneros se preocuparán por la marcha de las otras dos ramas, tratando de cuidar con esmero en cuanto a ellos concierne, la vida, consagración y misión de sus miembros, tanto con un claro testimonio de vida como con un diálogo maduro, cercano y oportuno. Procurarán poner los medios necesarios para que la ayuda mutua entre las tres ramas sea real y concreta, de manera que se propicien encuentros formativos, apostólicos, de convivencia y festivos, promoviendo el ejercicio de amor fraterno eclesial. 3. La vida fraterna en la rama de matrimonios 3.1 La familia como primera comunidad 151. El matrimonio misionero, junto con sus hijos, están llamados a testimoniar la fuerza de la fe cristiana, en primer lugar en el hogar familiar, conscientes que la autenticidad de su vivencia repercute en su entorno y en los ambientes en los que se desenvuelve su vida cotidiana, así como en el Cuerpo de Cristo.122 116 Cf. Mt 5, 3-16. Cf. EVD 194. 118 Cf. EVD 74. 119 Cf. CFMVD 50. 120 Cf. EVD 197. 121 Cf. CFMVD 104. 122 Cf. EN 18-19. 117 26 152. Para el matrimonio misionero, su hogar es el primer ámbito comunitario de la vivencia del amor fraterno que se concreta, entre otros aspectos, en el esmero por la orientación y educación integral de los hijos, teniendo en cuenta la peculiaridad de cada uno, en una perspectiva creyente y dentro de los valores del evangelio, promoviendo una actitud dialogal y de amistad con los hijos en un ambiente de confianza filial. 153. El matrimonio misionero pondrá todo su empeño en que su familia se sienta y viva como una pequeña Iglesia doméstica que reproduzca el dinamismo de la Iglesia universal.123 Consciente de que la Iglesia evangeliza desde la acogida atenta de la Palabra de Dios y su proclamación confiada, el matrimonio misionero dará especial importancia a vivir este dinamismo de la Palabra de Dios que convierte en evangelizadora a la familia y a todos sus miembros.124 154. El matrimonio misionero desde una mirada atenta de la originalidad de cada hijo, tomará conciencia y se preocupará constantemente de que su familia, fundada y vivificada por el amor, sea una verdadera comunidad de personas, que, desde la comunión conyugal se extienda y abarque a toda la Iglesia y todos los hombres por el amor.125 155. La familia se convierte así en santuario de la vida, porque por medio de la comunión de las personas humanas se manifiesta y realiza la comunión con las Personas Divinas. La misión de Jesús de dar vida y vida en abundancia,126 encuentra en la familia misionera un ámbito muy importante de realización, puesto que ella proclama tanto las presentes virtudes del Reino de Dios como la esperanza de la vida bienaventurada.127 156. El matrimonio misionero se esforzará en que la familia, a través del seguimiento de Cristo, vaya configurando su fisonomía hasta llegar a ser icono de Cristo, manifestación de los misterios de la vida de Jesús en las realidades cotidianas o extraordinarias de la vida.128 Ofrecerá, así, un ejemplo convincente de la posibilidad de que un matrimonio viva plenamente conforme al proyecto de Dios y a las verdaderas exigencias de la persona humana. 157. Conservando siempre la debida autonomía y autoridad de los padres en la educación de sus hijos, la rama de matrimonios podrá ser apoyo y dar orientaciones sobre la formación de los hijos, a través de iniciativas diversas. 3.2 La comunión fraterna en la rama 158. La rama, en la que se insertan los matrimonios misioneros al entrar en la Fraternidad como su familia en la fe, es el ámbito en el que se vive la identidad apostólico-misionera de cada miembro y desde la cual entran en comunión con la Iglesia. 159. El primer ejercicio de caridad en Cristo, al que quedan comprometidos todos los miembros de la Fraternidad, consiste en la ayuda mutua a su radicalidad en el seguimiento personal y comunitario de Jesús129 y vida fraterna en su amor, conforme a las condiciones de su 123 Cf. LG 11; EN 71. Cf. DV 1; FC 51. 125 Cf. FC 18 y 21. 126 Cf. Jn 10, 10. 127 Cf. LG 35. 128 Cf. NMI 47b; FC 56: Es necesario que las familias de nuestro tiempo vuelvan a remontarse más alto. Es necesario que sigan a Cristo. 129 Cf. Ga 6, 10. 124 27 evangelio.130 Este compromiso de caridad mutua tiene como punto de mira la misión específica, personal y comunitaria del ministerio de la Palabra.131 160. De la forma más eficaz nos ayudaremos en la adecuada formación y preparación para proclamar la Palabra. Cuidaremos diligentemente que todos y cada uno de los miembros de la comunidad, desde el primero al último, despliegue sus talentos y los multiplique y perfeccione cada día en bien de toda la Iglesia de Cristo.132 Así mismo, la Fraternidad, en la medida de sus posibilidades, velará para que todos sean adecuadamente atendidos en sus situaciones de especial necesidad acorde con el espíritu de la Fraternidad. 161. La vivencia del amor fraterno que nace del corazón de Dios, se abre a la misión, haciéndose ella misma misión.133 Por lo tanto es esencial, para promover un adecuado amor fraterno en la rama: 1) crear espacios donde todos puedan ser escuchados; 2) valorar a cada persona, tanto cuando tiene un papel activo en la rama, como cuando por distintos motivos está más ausente; 3) traducir la comunión en gestos concretos que expresen confianza y acogida de lo que cada uno puede dar; 4) crear cauces de edificación y corrección fraterna; 5) compartir los distintos desafíos del camino de la vida y de la misión juntos; 6) cultivar las relaciones fraternas entre los distintos matrimonios y ramas; 7) celebrar y agradecer juntos el don común de la vocación y misión; 8) cuidar bien la comunicación entre los miembros; 9) generar espacios de formación y convivencia entre los hijos de los matrimonios misioneros. 162. La vivencia de la comunión en la rama integra las dimensiones local, eclesial y mundial de la Fraternidad. Los miembros de la rama cultivarán un amor afectivo y efectivo tanto a las comunidades locales que componen una zona, como a su rama y a la Fraternidad. 163. Una comunidad local de matrimonios estará constituida al menos por tres matrimonios misioneros, teniendo cada familia su propia vivienda y con la debida independencia, en una misma ciudad o localidades cercanas. En la formación de las comunidades locales se procurará tener en cuenta la complementariedad entre los miembros. 164. Cuando por motivos reconocidos por el responsable respectivo, un matrimonio Verbum Dei tenga que vivir solo en una ciudad, buscará mantener un contacto regular con otros matrimonios cercanos o, en su ausencia, con la comunidad más cercana. 165. Los miembros de la rama viven su itinerario de fe y su misión desde este sentido de fraternidad, al servicio de una comunidad local y universal, evitando una actitud individualista y cerrada en sí mismos. Su identidad y misión ha de poder realizarse inserta en un proyecto 130 Cf. Lc 14, 25-27. Cf. CFMVD 107. 132 Cf. CFMVD 108; 1 P 4, 10-11; 1 Co 12, 7; 2 Tm 4, 1-5. 133 Cf. VC 46. 131 28 comunitario de rama y en las actividades apostólicas generales de la Fraternidad. Para este fin, será importante una organización, una formación continua en el diálogo, en los trabajos compartidos, en cimentar la vida en un fuerte sentido de esperanza, gratuidad, misericordia, sentido del humor, aprendiendo a superar los conflictos como parte normal de la vida. Los responsables ayudarán a integrar la individualidad y la necesidad de espacios personales, conyugales y familiares de cada miembro de la rama, así como de su dimensión comunitaria. 166. En el ámbito apostólico-misionero, aún cuando las ramas tengan actividades y obras pastorales propias conforme a la misión de la Fraternidad, siempre privilegiarán la colaboración en todas las actividades y las obras comunes de la Fraternidad, que consideran propias.134 167. El seguimiento de Cristo y el compromiso fraterno estarán mejor garantizados por el diálogo conyugal y familiar, por la vivencia fraterna, la dirección espiritual y las revisiones de vida. 168. La revisión de vida conyugal, así como la revisión de vida entre miembros de la rama del mismo sexo, será un medio privilegiado de compromiso comunitario y amor fraterno. Su objetivo será potenciar la misión y el signo propio del matrimonio, defender y fomentar el desarrollo de cada uno y de la pareja, en función de la vocación y misión propia del matrimonio misionero Verbum Dei. 169. Para promover el espíritu de comunión y el enriquecimiento en la fe, la rama desarrollará aquellas iniciativas que conduzcan a una mayor unidad, intercomunicación y crecimiento espiritual e integral. 170. Vividas en el contexto de la obediencia, y como miembros de pleno derecho de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, los matrimonios misioneros pueden promover, además, iniciativas apostólicas, no sólo privadas sino también en nombre y con mandato de la Fraternidad Misionera, así como representarla ante la Iglesia y ante organismos civiles. 171. La rama, a través de la comunidad local y en diálogo de los responsables con los interesados, acompañará a sus miembros en la ancianidad, en la enfermedad y en los últimos momentos de vida. Tanto los interesados como la propia familia y la rama en la comunidad local, tendrán previstos estos acontecimientos hasta llegar a una muerte digna. 172. La vida de caridad mutua, expresión del mismo Dios135 y del amor y presencia de Jesucristo -Palabra de Dios-, no nos permitirá caer en un círculo cerrado de rama, de grupos o de personas; nuestro amor fraterno deberá estar siempre en función de la mayor eficacia apostólica y favorecerla al máximo. Nuestra aspiración será formar incansablemente células vivas y nuevas comunidades dinámicas que compartan con todos la vida eterna para alabanza del Padre.136 VI. LA FORMACIÓN, LA ADMISIÓN Y LA INCORPORACIÓN DE LOS MIEMBROS 1. La formación inicial 173. La formación, es un elemento fundamental de unidad de vida y misión en la Fraternidad y, por tanto, en la rama de matrimonios misioneros.137 134 Cf. CFMVD 105. Cf. 1 Jn 4, 8-11. 136 Cf. CFMVD 109; Ef 1, 12 y Plegaria Eucarística II. 137 Cf. BIVD Cap. IV; EVD 101-108; CFMVD 93-102; 131-136. 135 29 174. El carisma será el elemento integrador de la formación, incidiendo en todos los aspectos formativos de la vida humana personal, matrimonial y familiar. 175. La formación misionera tiene, como primera fuente de espiritualidad, la Santísima Trinidad, modelo y prototipo de la vida familiar. El envío de Jesús por el Padre y el envío del Espíritu Santo a la Iglesia fundamentan el envío de cada matrimonio de la rama a la misión, para la cual se requiere una profunda y prolongada formación. 176. La formación del matrimonio misionero Verbum Dei es el proceso gradual e integral de transformación, crecimiento, capacitación y acompañamiento en la vivencia del seguimiento de Cristo. Este proceso abarca la dimensión personal, matrimonial y familiar en función de la realización de su misión propia matrimonial y misión específica Verbum Dei. 177. El proceso de formación del matrimonio misionero es el camino de conformación con Cristo, Palabra de Dios, en su misión de vivir y anunciar el Reino a través del amor conyugal, de la oración, del ministerio de la Palabra y del testimonio de vida evangélica. En la vida de Jesús de Nazaret todos los aspectos de la vida humana quedan integrados. Por eso, la formación girará en torno a Él y a su Palabra, partiendo de ella y de su interpretación por la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, estando abiertos a las aportaciones de las distintas ciencias humanas y disciplinas que enriquezcan el desarrollo de la vocación matrimonial y misionera. 178. Siendo la formación conformación con Cristo, es importante subrayar que la formación se da y se recibe a través de los medios de espiritualidad propios de la Fraternidad como son las pautas de oración, los ejercicios espirituales, escuelas de la Palabra, escuelas de apóstoles, la revisión de vida, la sacramentalidad matrimonial, y la dirección espiritual. 179. La formación en el Verbum Dei tiene su centro y método pedagógico en el dinamismo de la Palabra de Dios: acogerla, asimilarla, hacerla vida, compartirla, anunciarla, celebrarla y enseñar a que otros puedan hacer lo mismo.138 La Palabra de Dios creída y hablada, y que al creerse no puede dejar de hablarse, constituye la genuina identidad Verbum Dei y el punto de referencia de la formación en la Fraternidad.139 180. La formación será teórico-práctica, enmarcada en un itinerario permanente y progresivo, en el cual se adquiera conocimiento y experiencia de la vocación misionera. Deberá ser además integral, consolidando la consagración del matrimonio misionero desde la oración, el testimonio de vida, la vivencia de la caridad creciente, el ministerio de la Palabra, la vivencia de los consejos evangélicos según su estado, así como los demás aspectos de la formación.140 181. La intencionalidad de la formación apunta a la mayor eficacia en el anuncio del Reino de Dios141 y, por tanto, adquiere un carácter genuino de formación de formadores;142 es camino continuo, renovado y permanente, que busca la preparación adecuada para el ejercicio responsable del ministerio de la Palabra y la vivencia de la consagración matrimonial a Dios.143 182. El núcleo integrador de la formación es la oración apostólica en diálogo con el Cristo total, Cabeza y miembros, desde la cual los esposos viven su amor conyugal, integrando su amor a Dios y a los hermanos.144 138 CF. CFMVD 8. 10-11. 15. 23-24; CFMVD 24: Los miembros de la Fraternidad dedicaremos el mayor tiempo posible a la Palabra de Dios, orada, asimilada, vivida, estudiada y dada hecha vida a los demás. 139 Cf. CFMVD 15. 140 Cf. BIVD; EVD 101-108. 132. 154. 204; CFMVD 16-18. 97. 100. 118. 125. 141 BIVD Cap IV. 142 Cf. CFMVD 1: El objetivo y punto de mira es formar apóstoles. Cf. CFMVD 41. 143 Cf. CFMVD 131. 144 Cf. EVD 253. 30 2. Dimensiones de la formación 183. La formación del matrimonio misionero comprende las distintas dimensiones de la persona y de la vida matrimonial en el carisma específico Verbum Dei: 1) Humana y cultural. 2) Espiritual, en la consagración matrimonial con todas sus áreas. 3) En el amor fraterno y en la comunión. 4) Doctrinal. 5) Pastoral-misionera. 6) En el patrimonio carismático. 184. La formación es tarea de toda la vida. Sus dimensiones se implican mutuamente porque son aspectos de la formación de la persona que es indivisible. Además, debe ser lo suficientemente amplia para que el matrimonio misionero se capacite para evangelizar a todo el pueblo de Dios. 3. Etapas formativas 185. El proceso de formación incluye diversidad de etapas y grados que cada matrimonio deberá asimilar desde la propia situación personal y familiar, integrando siempre las realidades familiares que se van presentando. 186. La formación, como proceso continuo y progresivo, comprende varias etapas: a) la formación en el discipulado b) el curso de discernimiento; c) el curso de formación; d) la formación apostólico-teológica; e) la formación permanente. 3.1 Formación en el discipulado 187. En el proceso de formación de matrimonios discípulos y apóstoles de Cristo en el Verbum Dei podemos distinguir, a grandes rasgos, tres etapas generales: una primera etapa de iniciación en la experiencia de Dios en el carisma; una segunda como discípulos de Cristo, en la que se van integrando la fe y la vida, y una tercera en la que se forman e inician como apóstoles de Cristo. 188. En la primera etapa durante el discipulado, el matrimonio va discerniendo cuál es el cauce concreto en el que Dios le llama a vivir la dedicación a evangelizar. Se incluyen en esta primera etapa de formación inicial los diferentes caminos de discipulado así como los cursos de discernimiento u otros tipos de experiencias previas. 3.2 Curso de discernimiento 189. Cuando un matrimonio de la escuela de apóstoles experimenta la llamada a vivir con mayor exclusividad este carisma, se le invita a un tiempo de discernimiento vocacional. Se 31 puede iniciar este proceso paralelamente a su formación en el discipulado y como itinerario formativo complementario. El consejo local o de zona, en diálogo con el consejo general de la rama, nombrará un matrimonio responsable de este proceso de discernimiento. Cuando el responsable sea de una rama célibe, el consejo general velará para que los matrimonios tengan contacto con la rama de matrimonios, y ésta se comprometa con su discernimiento. 190. El o la responsable del curso de discernimiento, deberá tener amplio conocimiento de este directorio y del horizonte de la Familia Misionera Verbum Dei. Para garantizar un adecuado discernimiento deberá mantener estrecha comunicación con los responsables directos de cada matrimonio que participa en el proceso. El responsable deberá mantener una profunda comunión y comunicación con el consejo general de la rama. 191. El curso de discernimiento es un proceso de acompañamiento formativo adaptado al periodo inicial de discernimiento vocacional, para que la opción y maduración de la vocación Verbum Dei del matrimonio sea clara, progresiva, y proporcione las herramientas necesarias para consagrarse a Dios en esta misión, ya sea a través de la Familia o de la Fraternidad Verbum Dei accediendo, en este segundo caso, al curso de formación. 192. El curso de discernimiento puede tener una duración orientativa de un año, realizándolo en su propia ciudad o con reuniones periódicas, en el caso de que hubiera otros matrimonios de la zona que experimenten también la llamada a realizar ese proceso de discernimiento previo al curso de formación. 193. Los objetivos específicos del curso de discernimiento son: 1) Clarificar o ayudar a los matrimonios a confirmar su llamada y crear las actitudes necesarias para personalizar adecuadamente el carisma transmitido en la formación. 2) Dar a conocer la consagración matrimonial en la Familia Verbum Dei y en la Fraternidad desde la dimensión de los consejos evangélicos vividos según el estado matrimonial. 3) Aclarar la naturaleza de la opción por el ingreso al curso de formación, así como el de conocer los derechos y deberes de la Fraternidad y de los matrimonios en este compromiso mutuo. 4) Conocer a los matrimonios en sus diversas dimensiones formativas, de cara al discernimiento, y posibilitar que los candidatos llamados a seguir a Cristo en la Fraternidad logren cumplir las condiciones de admisión al curso de formación. 3.3 Curso de formación 194. Para incorporarse al curso de formación de la rama de matrimonios, es necesario un periodo previo mínimo de dos años en el discipulado como matrimonio, de conocimiento y práctica del carisma, así como haber realizado el curso de discernimiento. 195. El curso de formación es un periodo de discernimiento y verificación de la vocación, de mínimo dos años de duración, durante el cual el matrimonio candidato profundiza la esencia del carisma y recibe la adecuada formación para optar por el seguimiento de Cristo, desde su estado de vida, en la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Concluye con la admisión inicial en la Fraternidad a través de la profesión de los primeros votos. La modalidad del curso de formación en cada zona, será discernida por los responsables correspondientes. 196. El objetivo general del curso de formación de matrimonios misioneros es la asimilación del 32 carisma, despertando una dinámica matrimonial-familiar de consagración misionera, centrada en la persona de Cristo. Esto implica formar una estructura interna que le permita al matrimonio integrar todos los elementos de la realidad familiar desde la vivencia del carisma, a través de la práctica de los cuatro ejercicios propios de la espiritualidad Verbum Dei. 197. Es prioritario en el curso de formación acentuar el ejercicio de oración y la vida orante, con el fin de adquirir una profunda experiencia de Dios y un estado de vida contemplativa en la vida diaria. Es desde la oración que el matrimonio misionero podrá realizar los otros ejercicios, y aprenderá a integrar las realidades cotidianas con una espiritualidad conyugal misionera. Para tal fin se pondrán los medios más adecuados de forma que cada miembro se introduzca en la vida matrimonial consagrada y se forme en el carisma de forma práctica y vivencial.145 198. El Curso de formación tendrá una duración de al menos dos años, dependiendo de su modalidad, y se iniciará con un mínimo de una semana de ejercicios espirituales. 199. Para la buena marcha del curso de formación, es preciso tomar en cuenta el lugar, las condiciones adecuadas, la modalidad de realización, y contar con un adecuado equipo de formadores. Se tendrá una especial atención a las necesidades de los hijos de los matrimonios en formación. 200. Para favorecer una formación fraterna y complementaria, se buscarán las condiciones necesarias para que los matrimonios del curso de formación, siempre que se pueda, realicen la formación viviendo en una misma ciudad. Durante este período, los matrimonios candidatos han de poder ser responsables de su sustento material. 201. Cada curso de formación deberá contar, en la medida de lo posible, con un equipo eclesial de formadores, constituido por un responsable de formación -preferentemente matrimonio-, y otros formadores. Los formadores deberán ser siempre personas que, además de los requisitos comunes de las constituciones, tengan un conocimiento profundo de la realidad matrimonial y un interés real por su máxima promoción en la Fraternidad y en la Iglesia. 202. El equipo de formadores trabajará en estrecha colaboración con el responsable de formación y estará también bajo su dirección. Es necesario que los formadores sigan de cerca a los matrimonios en formación para asegurar su proceso formativo y su discernimiento vocacional. Al erigir el curso de formación, el consejo general de la rama velará para que se cumpla esta condición. 3.4 Formación apostólico–teológica 203. Terminado el curso de formación, y una vez realizado el necesario discernimiento, el matrimonio es admitido a la primera profesión de los votos, y continúa la formación en el periodo apostólico-teológico hasta su incorporación definitiva por los votos perpetuos. 204. La etapa de formación apostólico-teológica tiene como objetivo fundamental afianzar, consolidar y capacitar al matrimonio para su plena tarea misionera. Apunta a proporcionar al matrimonio misionero los conocimientos teórico-prácticos que le permitan realizar eficazmente su vocación misionera desde la integración y consolidación del matrimonio y realidad familiar. Busca, además, orientar la riqueza de los carismas particulares de cada matrimonio misionero. 205. El ideal es que los miembros de la rama de matrimonios misioneros obtengan el bachillerato teológico o equivalente. Por las realidades familiares y necesidades de la misión, se 145 Cf. CFMVD 122. 33 deben valorar también otros estudios más adaptados a su realidad como diplomados en teología, en ciencias religiosas, sobre la familia u otras áreas de estudio que estén en función de la evangelización. 206. Los estudios teológicos deberán incidir en la vida personal, matrimonial, familiar y comunitaria, enriqueciendo y potenciando la vivencia del carisma, dándole una solidez doctrinal y una fundamentación bíblica, a la vez que permitan un enraizamiento en la fe de la Iglesia, a fin de saber dar razón de la esperanza. 207. Para garantizar el sentido de pertenencia a la Fraternidad y la necesaria formación eclesial, la rama procurará que al menos un tiempo de la formación de cada matrimonio misionero antes de los votos perpetuos, se desarrolle dentro de un ámbito eclesial de la Fraternidad. 3.5 Formación permanente 208. Concluida la etapa apostólica-teológica, comienza la formación permanente que abarca, de modo armónico e integral, toda la vida de la persona y del matrimonio misionero. 209. Esta etapa formativa ha de poder responder a un tiempo a diversos factores: 1) El proceso evolutivo de la persona. 2) Las distintas etapas en la vida del matrimonio y de la familia. 3) El crecimiento del matrimonio misionero en su capacitación para la consagración y misión Verbum Dei. 4) Los dones y carismas particulares del matrimonio misionero dentro de la Fraternidad. 5) Los signos de los tiempos. 6) El modo de participación en la Iglesia local. 4. Criterios y condiciones de admisión 4.1 Criterios de admisión 210. Los matrimonios misioneros se incorporan a la Fraternidad por la profesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad conyugal y obediencia,146 de acuerdo a las normas y consejos de la Iglesia católica para la santidad matrimonial y la familia cristiana, por medio de votos. 211. Por esta vinculación, aspiran a vivir la perfección cristiana que confieren los sacramentos del bautismo y del matrimonio147 y la total disponibilidad misionera para dedicarse al carisma y misión del Verbum Dei.148 146 Cf. VC 62; CFMVD 137. Cf. GS 48: Por ello los esposos cristianos, para cumplir dignamente sus deberes de estado, están fortificados y como consagrados por un sacramento especial, con cuya virtud, al cumplir su misión conyugal y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, que satura toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia perfección y a su mutua santificación, y, por tanto, conjuntamente, a la glorificación de Dios. 148 Cf. CFMVD 3. 147 34 212. Los matrimonios que deseen pertenecer a la Fraternidad Misionera Verbum Dei deberán poseer capacidad para adquirir una profunda y perseverante vida de unión con Dios, estudios y aptitudes que les dispongan a ejercer, con gozo, el ministerio de la Palabra en un ambiente de caridad y austeridad evangélica, hasta llegar a reproducir en sus vidas la imagen del Verbo de Dios hecho hombre.149 213. Para que el matrimonio sea admitido al curso de formación de la rama de matrimonios se requiere:150 1) Capacidad de oración y vida de unión con Dios en una íntima y personal relación de amistad con Él, manifestada en: a. Un verdadero interés por la práctica de la oración y por enseñar a orar, elemento esencial del carisma. b. Una experiencia de fe viva y probada y, fruto de ello, una congruente madurez humana y cristiana. c. Que, como matrimonio, hayan sido signo de la presencia y cercanía de Dios. d. La asiduidad en la recepción de los sacramentos de la eucaristía y la reconciliación. e. Haber hecho unos ejercicios espirituales de, al menos, una semana, dirigidos por miembros de Verbum Dei. 2) Las cualidades humanas, morales y espirituales, necesarias para la misión específica del ministerio de la Palabra. a. Una adecuada vivencia del sacramento del matrimonio. b. La suficiente experiencia y participación en la vida y apostolado Verbum Dei. c. Que hayan finalizado los dos años de formación de escuela de apóstoles. d. Buscarán expresar con su vida la integración de oración-predicación-testimonio de vida matrimonial y familiar. e. Capacidad de obediencia apostólica, apertura misionera universal y disponibilidad de corazón. 3) Un nivel de estudios superiores o capacidad para ellos en función del ministerio de la Palabra, preferentemente en ambos cónyuges. a. Que hayan terminado la enseñanza media. b. Interés por formarse más profundamente para su dedicación a tiempo completo a la misión. 4) Capacidad de convivencia fraterna. 149 150 Cf. CFMVD 114. Entendemos por la incorporación a la rama de los matrimonios, la admisión al curso de formación. Estos criterios generales, serán requeridos estrictamente para los votos perpetuos, aunque en la admisión al curso de formación se exigen de forma más germinal o como capacidad. Cf. CFMVD 116. 35 a. Capacidad de crear comunión, manifestando actitudes de amor fraterno, diálogo y comunión eclesial, cooperación con las otras ramas, ayuda mutua y trabajo en común. b. Sentido de pertenencia y participación en la vida y apostolado de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. c. Amor a la Iglesia particular y universal. 5) Una vida afectiva y psíquica sana y equilibrada. a. Coherencia de vida de acuerdo a la experiencia que deben transmitir. b. Madurez de los cónyuges y que se pruebe que psicológicamente son capaces de asumir sus obligaciones familiares, laborales y apostólicas. c. Aceptación personal y conyugal, libre y voluntaria de su propia opción de vida. 6) Capacidad de apertura. a. Práctica habitual de dirección espiritual con un miembro designado por la Fraternidad. b. Sinceridad y transparencia ante la Fraternidad, en modo especial ante los responsables. 7) Capacidad de adaptación a las diferentes culturas y situaciones eclesiales y humanas. 4.2 Condiciones de admisión 214. Para la admisión válida en el curso de formación, las personas deben cumplir los siguientes requisitos: 1) Los cónyuges deben presentar, los certificados de los sacramentos de bautismo, confirmación y matrimonio. 2) Tener, al menos, dos años de casados. 3) Que hayan realizado adecuadamente su curso de discernimiento 4) Solicitud formal y por escrito al matrimonio responsable de rama, expresando el deseo de ser admitidos en el curso de formación, libre, consciente y voluntariamente. 5) Que la opción de iniciar el curso de formación sea fruto de un discernimiento de los cónyuges, aceptada libre y voluntariamente por ambos y por la Fraternidad, teniendo siempre en cuenta la situación familiar y los hijos, si los hay en el momento de la admisión. 6) Que no existan impedimentos físicos y psicológicos insalvables para el desempeño de la misión y carisma Verbum Dei. Se presentará un examen médico y un examen psicológico de idoneidad. Cada zona tendrá que investigar cuáles son los análisis psicológicos apropiados para la situación socio-cultural. 7) No tener contraídos compromisos con personas físicas o jurídicas, canónicas o civiles, de índole incompatible con su compromiso en Verbum Dei. 36 5. Admisión a la profesión de votos en la Fraternidad 215. A fin de salvaguardar la unidad y crecimiento de la rama, se establecen las siguientes disposiciones para la admisión de un matrimonio candidato a la profesión de los votos en la Fraternidad: 1) La primera profesión temporal se hará por dos años al terminar el curso de formación. La primera renovación de la profesión temporal se hará por tres años. Las sucesivas renovaciones temporales podrán hacerse a juicio del matrimonio responsable general con el consejo general. Es aconsejable que los votos se hagan al finalizar un tiempo mínimo de una semana de ejercicios espirituales. 2) El matrimonio responsable general de rama puede modificar, por causas justificadas, el tiempo de la profesión temporal a petición del responsable de formación o del interesado a través de su responsable, teniendo en cuenta que este periodo previo a la incorporación definitiva no debiera superar un tiempo aproximado de nueve años. 216. La incorporación a la Fraternidad según la fórmula de consagración incluida en este directorio, no produce otros efectos jurídicos que los contenidos expresamente en dicho directorio. VII. EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD 217. La autoridad en la rama de matrimonios misioneros constituirá un servicio fraterno vivido en función del carisma y misión Verbum Dei para garantizar la consagración, la formación, el acompañamiento espiritual de sus miembros y la mayor eficacia apostólica de la rama. Potenciará al máximo la vida matrimonial, familiar, espiritual y misionera de los matrimonios misioneros, conscientes de la responsabilidad que Dios les confía. 218. Los objetivos generales del servicio de autoridad son: 1) Promover la unidad de misión y criterios en la rama de matrimonios y la aplicación del directorio de la rama. 2) Garantizar el crecimiento y la formación adecuada de los matrimonios misioneros en cada una de sus etapas formativas. 3) Consolidar y garantizar la integración plena entre la identidad matrimonial-familiar y la consagración y la misión en el carisma. 4) Potenciar la vivencia de la comunión del matrimonio misionero en todos sus ámbitos. 5) Impulsar una estrecha y efectiva intercomunicación, espontánea y abierta, en un ambiente de fe, con la junta general, con las otras ramas y con la Familia Verbum Dei, con los consejos de zona y/o locales, así como entre todos los miembros de la rama. 219. El gobierno de la rama de matrimonios coordinará o decidirá todo aquello que atañe a la vida o actividades comunes de la rama potenciando, personal y comunitariamente, el carácter específico misionero de la misma, coordinando las iniciativas comunes y encauzando la ejecución de las mismas. 37 220. El estilo de gobierno de la rama destacará por su carácter paterno y materno, familiar y fraterno. La corresponsabilidad, el servicio y la colaboración de todos marcará un modo de funcionamiento de amplia participación y estrecha comunión. En el ejercicio de gobierno de la rama se deberá considerar los siguientes rasgos: 1) El carácter colegial de las decisiones en las que se buscará la mayor unanimidad posible cuidando siempre la fidelidad al carisma. 2) El diálogo con el asistente y asesores de la rama y con las instancias de gobierno. 3) El adecuado respeto a los miembros de la rama en su autonomía en los asuntos temporales. 221. En el ejercicio de gobierno de la rama, se deberá considerar el carácter laical de los miembros y la debida autonomía en los asuntos temporales. Mientras que las ramas de miembros célibes pertenecen canónicamente a la vida consagrada, los matrimonios misioneros permanecen canónicamente al estado laical. De aquí se deduce que existe plena igualdad en lo esencial -carisma y misión Verbum Dei- al mismo tiempo que una diversidad de los estados de vida que debe ser respetada. 1. El gobierno de rama 222. Atendiendo a su especificidad, el gobierno de la rama de matrimonios misioneros se ejerce a través de órganos de participación y coordinación, en estrecha comunión con el presidente de la Fraternidad y con la junta general. Estos órganos de gobierno ejercen la autoridad directa sobre los miembros de su rama, atentos, a la vez, a las necesidades de la misma, de sus comunidades locales y de cada uno de sus miembros, de acuerdo con las constituciones, con este directorio y con otras normativas del derecho propio de la rama. Son órganos de gobierno de la rama: 1) La asamblea de rama. 2) El consejo general de rama y el matrimonio responsable general de rama. 3) El consejo de rama en la zona y el matrimonio responsable de zona. 4) El consejo local de rama y el matrimonio responsable local. 5) El secretariado local donde no sea posible establecer un consejo local. 2. La asamblea de rama 223. La asamblea de rama de matrimonios misioneros es el órgano de gobierno de máxima participación y representación de la rama. Está formada por los integrantes del consejo general de la rama, como miembros de pleno derecho, y otros miembros elegidos por los miembros de la rama en representación de las diversas zonas según queda especificado en el reglamento del congreso general. El número de representantes que habrá de ser elegido para dicha asamblea, será fijado por la junta general de la Fraternidad, teniendo en cuenta los mismos criterios establecidos para la participación de las ramas en el congreso general de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, recogidos en el reglamento del congreso general. 224. Las funciones principales de la asamblea ordinaria de rama son la elección del matrimonio 38 responsable general de rama, la evaluación de la formación, vida y actividades de la rama y la de sus comunidades locales, la reforma de las normas propias de la rama de acuerdo con lo previsto en las constituciones, y la aplicación en la rama de los asuntos del congreso general. 225. A petición del matrimonio responsable general de rama con el consentimiento del consejo de rama, el presidente con el consentimiento de la junta general ordinaria,151 convoca la asamblea extraordinaria de rama. Su celebración se regirá por lo dispuesto en el reglamento del congreso general de la Fraternidad. 226. La asamblea ordinaria de la rama se reúne cada seis años, coincidiendo con el congreso general de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.152 227. Competencias de la asamblea ordinaria de rama: 1) Salvaguardar la fidelidad al propio carisma, potenciando el desarrollo y expansión de la rama, de acuerdo con el sentir de la Iglesia, la dinámica interior de la Fraternidad y los signos de los tiempos. 2) Estudiar la evolución de la rama, tanto en lo que se refiere a su desarrollo y a sus actividades apostólicas como a su situación patrimonial y financiera. 3) Elegir al matrimonio responsable general de rama. 4) Elaborar y presentar propuestas de un proyecto de gobierno para el periodo sucesivo. 228. Procedimiento para la elección del gobierno general de la rama: 1) Son electores todos y cada uno de los matrimonios asambleístas. 2) A los efectos del cómputo de la votación, cada matrimonio asambleísta emitirá un solo voto. En los casos de que sólo asista un cónyuge, éste ostentará la representación del matrimonio, bien entendido, que es el resultado del consenso y conformidad entre los esposos. En los supuestos de viudez, el que tenga la condición de viudo, podrá emitir un solo voto, considerándose que su situación es análoga a la del representante del matrimonio. 3) Cada asambleísta presentará al presidente los nombres de dos matrimonios para el cargo de matrimonio responsable de su propia rama. 4) Los escrutadores, después de haber realizado el recuento de votos, presentarán al presidente los resultados, y éste confeccionará de entre los nombres de los cinco candidatos que hayan obtenido más votos, una lista de tres nombres de matrimonios, que presentará a la asamblea de rama para que, de entre ellos, se elija al matrimonio responsable. Se requerirán dos tercios de los votos. En el tercer escrutinio tendrán voz pasiva, únicamente, los dos candidatos que en el segundo tuvieran mayoría de votos.153 De todo ello, se levantará la correspondiente acta que será firmada por el secretario, siendo la garantía de publicidad de todo el procedimiento de elección. 5) El matrimonio responsable general de rama será elegido por seis años, teniendo en cuenta las necesidades de la rama y la realidad matrimonial y familiar del responsable. 151 Cf. CFMVD 191. 3. Cf. CFMVD 153. 153 Cf. CIC 119, 1. 152 39 6) El matrimonio responsable general de rama que haya desempeñado el cargo durante dos mandatos consecutivos no podrá ser reelegido para un tercer mandato sucesivo. 7) Si se produjera la vacante del cargo del matrimonio responsable general de rama o de cualquier otro consejero, por dimisión, fallecimiento u otra causa grave, el consejo general, previa consulta escrita a los responsables de la rama de matrimonios misioneros en las zonas, y motivando la causa de la vacante, el consejo propondrá al presidente tres candidatos para que de entre ellos elija, con el consentimiento de la junta general, un matrimonio responsable que asumiría el cargo hasta las elecciones generales en la siguiente asamblea extraordinaria de rama.154 8) En el caso que un cónyuge tenga la imposibilidad de asumir el cargo de responsable general de la rama, se debe proceder a la elección de un nuevo matrimonio responsable. 229. Para el cargo de matrimonio responsable general de rama, podrá ser elegido un matrimonio que lleve al menos cinco años de profesión perpetua en la Fraternidad. Deberá ser un matrimonio con probada experiencia en la misión propia, así como en la misión específica del ministerio de la Palabra; que se distinga por su espíritu de oración, su caridad fraterna y eclesial, su interés por secundar el carisma de la Fraternidad y su capacidad para abordar y resolver las necesidades de su rama. En el matrimonio responsable general, ostentan la autoridad y la representatividad los dos cónyuges. 230. Para la designación de los miembros del consejo general de rama, el presidente, una vez que se ha procedido a la elección del matrimonio responsable general, realizará un sondeo en la asamblea general para elaborar una lista de posibles consejeros. Para el nombramiento de los consejeros, el presidente con el consentimiento del responsable de rama y tomando en cuenta dicho sondeo, nombrará los matrimonios consejeros habida cuenta de las funciones complementarias que han de desarrollar y de la representatividad de las zonas en que está presente la rama. Deberán ser nombrados en un plazo máximo de tres meses. 3. El consejo general de rama 231. El consejo general de la rama de matrimonios misioneros es un órgano de gobierno de carácter colegial y universal que, bajo la autoridad del matrimonio responsable, asume la responsabilidad general de la rama. 232. El consejo general de la rama está presidido por el matrimonio responsable general de la rama e integrado por éste y tres matrimonios consejeros, de los cuales uno será secretario general.155 233. Las competencias del consejo general de la rama, con la confirmación del presidente, son: 1) Erigir o suprimir un centro de curso de formación para la rama. 2) Nombrar a los responsables de formación. 3) Admitir a la profesión perpetua al finalizar el tiempo de profesión temporal.156 4) La separación de un miembro de la propia rama, según el actual directorio.157 154 Cf. CFMVD 181. Cf. CFMVD 178. 156 CFMVD 139.1. 157 CFMVD 265. 155 40 5) Nombrar a los responsables de rama en las zonas,158 habiendo realizado el sondeo oportuno en la zona. En el caso de que hubiera en la zona una junta eclesial con su respetivo responsable eclesial, en el proceso del nombramiento del responsable de rama en la zona, se tendrá en cuenta, además, el parecer del responsable eclesial de zona. 6) Nombrar los responsables de rama de otras estructuras intermedias establecidas en otras normativas de la Fraternidad, oído el parecer de los miembros de la rama en la zona, y de la eclesialidad en el caso de que la hubiera. 7) Admitir a la profesión temporal o a la renovación de la misma, con el parecer del consejo de rama en la zona y del responsable de formación.159 8) Admitir a un matrimonio al curso de formación a propuesta del consejo de rama en la zona. 234. Las funciones específicas del consejo general de la rama son: 1) Fomentar la corresponsabilidad de los matrimonios misioneros en todo el mundo. 2) Ayudar y potenciar la vocación y la misión en cada uno de los miembros de su rama. 3) Acoger y encauzar sus sugerencias. 4) Conducir a los miembros de su rama a la práctica de la caridad, procurando que vivan el espíritu y carisma de la Fraternidad, y que observen los consejos evangélicos según su propio estado. 5) Potenciar la interrelación de los matrimonios mediante la recíproca información de la realidad de la rama en cuantas actividades de nivel formativo o apostólico se realicen a través de los medios de comunicación oficiales de la Fraternidad. 6) Proporcionar temas de estudio general y de formación permanente para la rama de alcance universal. 7) Coordinar con las otras ramas de la Fraternidad. 8) Coordinar el servicio de autoridad y la dinámica del carisma de los consejos de zona y consejos locales. 9) Garantizar la unidad y comunión en la rama y con la Fraternidad. 10) Coordinar y decidir los asuntos generales internos de la rama: admisión a la rama, destinos de los matrimonios misioneros; coordinación de los distintos ámbitos internos de la rama como la promulgación de orientaciones para la consagración misionera, la predicación de ejercicios espirituales, aprobación de las ratios de formación, directivas apostólicas; cuestiones correspondientes a la administración general de los bienes. 11) Atender a la organización de aquellos encuentros de la rama de alcance internacional que puedan considerarse útiles para la marcha de la misma. 12) Difundir y comunicar en la rama los boletines oficiales de la junta general y otros documentos aprobados o propuestos por ella. 158 159 CFMVD 227. CFMVD 163.1. 41 13) Encomendar al asistente las tareas que debe desempeñar, dentro de los límites del mandato que reciba. 235. El matrimonio responsable general encargará a cada uno de los consejeros tareas específicas de acuerdo con las funciones del consejo. Abarcarán los distintos ámbitos de la vida de la rama y responderán a las necesidades de la misma. Se detallarán por escrito y se encargarán por un tiempo determinado. 236. Las competencias propias del matrimonio responsable general de la rama son: 1) Coordinar las diversas funciones del consejo de rama. 2) Representar a la rama de matrimonios misioneros en la junta general de la Fraternidad Verbum Dei junto con los consejeros nombrados para ello. 3) Nombrar a los responsables locales, oído el parecer del consejo general de rama,160 y previo informe al presidente de la Fraternidad. En este proceso se consultará de forma apropiada a los miembros de la rama en el lugar y en la zona. 4) Representar a la rama de matrimonios misioneros y al consejo general ante los organismos eclesiásticos y civiles. 237. En caso de ausencia, enfermedad o imposibilidad temporal del responsable general de rama, las funciones son asumidas por un matrimonio elegido de entre el consejo general con el consentimiento del presidente de la Fraternidad. 238. El consejo general de la rama se reunirá al menos dos veces al año en reuniones presenciales y con una cierta frecuencia en reuniones virtuales. En las reuniones se velará por una continua evaluación, estudio y proyección de la rama y se buscará una comunicación adecuada con la rama y con la junta general. 239. Las decisiones más importantes sobre la rama se tomarán colegialmente en el consejo general de la rama. Excepcional-mente, para mayor agilidad en el funcionamiento en la toma de decisiones, en cuestiones menos importantes o sobre personas, se podrá constituir un consejo restringido formado por el matrimonio responsable de rama y otro miembro del consejo que pueda representar una zona ó la función específica sobre la que se toma la decisión. 240. El matrimonio responsable de rama y el consejo de la rama no tomarán decisiones concernientes a la rama, con repercusiones relevantes en la marcha de toda la Fraternidad Misionera Verbum Dei, sin escuchar el parecer de la junta general. 241. El presidente, de común acuerdo con los responsables generales de las tres ramas, podrá nombrar un o una asistente para la rama. El asistente habrá de contar con la disponibilidad prioritaria en la dedicación a la rama de matrimonios, y recibirá el mandato por escrito y firmado por el presidente y su respectivo responsable general de rama; en él se establecerá el modo de su cooperación con la rama y los límites de su cargo. 242. Junto a la figura del asistente, el presidente, de común acuerdo con los responsables generales de las tres ramas, podrá nombrar asesores de las ramas célibes, que con una dedicación parcial asesoran a la rama en aspectos específicos. 160 Cf. CFMVD 177.e. 42 4. El consejo de zona 243. Donde haya zonas eclesiales, definidas por la junta general en base a criterios geográficos, culturales y atendiendo al número de miembros de la rama en la zona, se constituirán consejos de rama en la zona. El consejo de rama en la zona constituye la instancia intermedia de gobierno entre el consejo general y las comunidades locales. 244. El consejo de rama en la zona es un órgano consultivo y deliberativo de carácter permanente cuya función principal es la corresponsabilidad estrecha con el matrimonio responsable de zona. 245. El consejo de zona está presidido por el matrimonio responsable de zona que, con el consentimiento del matrimonio responsable general, nombrará entre dos y cuatro matrimonios consejeros –proporcional al número de miembros de la rama en la zona–, de los cuales uno podrá ejercer la función de secretario y otro ecónomo de la rama en la zona. Los consejeros son nombrados por un periodo de 6 años. 246. Son funciones del consejo de zona: 1) La corresponsabilidad en la estrecha colaboración con el matrimonio responsable de zona en el gobierno de la rama y el apostolado de la rama en la zona. 2) Fomentar la corresponsabilidad de los matrimonios misioneros en la zona. 3) Decidir los asuntos generales internos de la rama en la zona. 4) Cuidar y fomentar la vida espiritual de los matrimonios misioneros en la zona. 5) Coordinación y comunicación con los consejos locales y con los matrimonios de la rama en la zona. 6) Velar por la elaboración y realización del proyecto de formación inicial y permanente en la zona. 7) Velar para que se lleven a cabo las decisiones tomadas por la junta general de la Fraternidad y el consejo general de la rama. 8) Proponer al matrimonio responsable general de la rama los matrimonios candidatos para el curso de formación, escuchando el parecer de los responsables locales. 9) Informar periódicamente al consejo general de la rama sobre la marcha de la rama de matrimonios en la zona. 10) Velar por la realización de las actividades conjuntas espirituales y apostólicas de la rama. 11) Interesarse por la marcha apostólica y formativa de cada comunidad local, para poder dar informes periódicos al matrimonio responsable general. 12) Velar por la comunión de bienes en las comunidades de matrimonios de esa zona. 13) Velar por la puesta en marcha y funcionamiento de la secretaría y archivo de rama en la zona. 14) A través de la junta eclesial de zona, velar para que los responsables locales 43 mantengan informados sobre la rama a la jerarquía de las diócesis donde trabajan. 15) Coordinar la vida apostólica de los miembros de la rama en la zona. 16) Otras competencias serán asignadas por otras normativas de la Fraternidad. 247. Las tareas específicas de cada uno de los consejeros son encargadas por el matrimonio responsable de zona. Abarcan los distintos ámbitos de la vida de la rama y responden a las necesidades de la misma. Se detallan por escrito y se encargan por un tiempo determinado. 248. El consejo de zona se reunirá al menos dos veces al año en reuniones presenciales y con una cierta frecuencia en reuniones virtuales. En las reuniones se velará por una continua evaluación, estudio y proyección de la rama en la zona, se realizarán actas y se buscará una comunicación adecuada con el consejo general de la rama. 249. El matrimonio responsable de rama en la zona es nombrado por el consejo general, con la confirmación del presidente, habiendo realizado el sondeo oportuno en la zona, por un periodo de seis años. En el caso de que hubiera en la zona una junta eclesial con su respetivo responsable eclesial, en el proceso del nombramiento del responsable de rama en la zona, se tendrá en cuenta, además, el parecer del responsable eclesial de zona. En el matrimonio responsable de zona ostentan la autoridad y la representatividad los dos cónyuges. 250. Son funciones propias del matrimonio responsable de zona: 1) Coordinar las diversas funciones del consejo de zona. 2) Convocar y presidir las reuniones del consejo de zona. 3) Decidir sobre la participación de una persona ajena al consejo, para temas específicos, oído el parecer de los demás miembros del consejo. 4) Participar en la junta eclesial de zona, allí donde exista la presencia de las otras ramas de la Fraternidad. 5) Admitir a los matrimonios candidatos a la experiencia de discernimiento vocacional en el curso de discernimiento, con el consentimiento de su consejo, incluidos los matrimonios candidatos presentados por las otras ramas allí donde no exista comunidad de matrimonios misioneros. 6) Ser el interlocutor entre la rama y la eclesialidad en la zona y con el consejo general de rama, verificando la comunicación entre los dos órganos de gobierno. 7) Con el consentimiento del responsable general de rama, nombrar el ecónomo de rama en la zona, oído el parecer de su consejo. 8) Con el consentimiento explícito del matrimonio responsable de rama, discernir con los consejeros y aceptar los compromisos estables y formales de los miembros de la rama en la zona con las diócesis. 9) Representar a la rama de matrimonios misioneros en la zona ante la Fraternidad y ante los organismos eclesiásticos y civiles. 10) Coordinar con las otras ramas presentes en la zona. 44 251. El presidente y los responsables de las tres ramas, con el consentimiento del matrimonio responsable de zona, podrán nombrar uno o más asesores de las otras ramas de la Fraternidad, que participarán en el consejo de matrimonios de zona, con voz pero sin voto. 5. El consejo local 252. Es un órgano de gobierno de carácter colegial y local que, bajo la autoridad del matrimonio responsable local, asume la responsabilidad local de la rama de matrimonios. 253. El consejo local es la instancia de autoridad para los matrimonios misioneros que garantiza cotidianamente la vivencia de la consagración matrimonial misionera, la comunión en sus distintos ámbitos, la formación y la realización de la misión específica. 254. El consejo local está presidido por el matrimonio responsable de la comunidad local. Está integrado por el matrimonio responsable local y entre dos y cuatro matrimonios consejeros, elegidos por seis años entre los matrimonios del lugar. Uno de los matrimonios consejeros ejerce la función de secretario y otro ecónomo local de la rama. El consejo aumentará con un miembro más por cada siete matrimonios. 255. Las funciones del consejo local son: 1) La corresponsabilidad en la estrecha colaboración con el matrimonio responsable local en el gobierno de la comunidad local y del apostolado de la rama en el lugar. 2) Fomentar la corresponsabilidad de los matrimonios del lugar. 3) Promover el cumplimiento de las decisiones de la junta general de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, de la junta eclesial de zona y del consejo general y de zona de la rama de matrimonios misioneros en el lugar. 4) Decidir los asuntos internos de la rama en el lugar. 5) Cooperar en la orientación de la formación que se imparte en el movimiento apostólico Verbum Dei y en la Familia Verbum Dei de la comunidad local y velar por la realización de la formación permanente de los matrimonios misioneros. 6) Fomentar la vida espiritual y apostólica de los miembros y de la Rama en el lugar. 256. Las tareas específicas de cada uno de los consejeros son encargadas por el matrimonio responsable local. Abarcan los distintos ámbitos de la vida de la rama y responden a las necesidades de la misma. Se detallan por escrito y se encargan por un tiempo determinado. 257. El consejo local se reunirá con una cierta frecuencia, al menos mensual o bimensual, para velar por el funcionamiento de la rama en la comunidad local. En las reuniones se tratará sobre la evaluación, estudio y proyección de la rama en el lugar. Realizará actas y buscará una comunicación adecuada con el consejo de zona o general de la rama. 258. El consejo local buscará la comunión en sus reuniones y decisiones con los organismos del gobierno eclesial en la comunidad local, así como la comunión con los intereses del consejo pastoral del movimiento apostólico de la Familia Misionera Verbum Dei en el lugar. 259. El consejo local quedará vinculado al consejo de zona correspondiente o, en su defecto, al consejo general. 45 260. El matrimonio responsable local es nombrado por el matrimonio responsable general de rama, oído el parecer del consejo general de rama, y previo informe al presidente de la Fraternidad. En este proceso se consultará de forma apropiada a los miembros de la rama en el lugar y en la zona. Deberá ser un matrimonio que destaque por su dedicación al carisma y su capacidad de crear comunión. Será nombrado por un periodo de tres años. En el matrimonio responsable local ostentan la autoridad y la representatividad los dos cónyuges. 261. Las funciones propias del matrimonio responsable local son: 1) Coordinar las diversas funciones del consejo local. 2) Cuando no haya responsable eclesial local, representar a la rama ante la Jerarquía de la Iglesia local, manteniendo informado al Obispo sobre el ritmo apostólico de la Fraternidad, así como de los cambios más significativos. 3) La coordinación con las otras ramas presentes en el lugar. 262. El presidente, con el consentimiento del matrimonio responsable general de rama y de los responsables de zona y local, podrá nombrar uno o más asesores de las otras ramas de la Fraternidad, que participarán en el consejo local con voz pero sin voto. 6. Los secretariados locales 263. De forma transitoria, y hasta que se pueda constituir un consejo local, el matrimonio responsable de rama, con el consentimiento del consejo general y la confirmación del presidente y del responsable de zona, ya sea eclesial, de la rama de matrimonios o, en su defecto, de cualquiera de las otras dos ramas, podrá designar los secretariados para la rama de matrimonios como órgano de gobierno de colaboración. 264. Los secretariados locales funcionarán en modo similar a los consejos locales, a diferencia que el coordinador o coordinadora del mismo podrá ser un miembro de la rama de misioneras o misioneros, con potestad para realizar las mismas funciones de gobierno atribuidas al matrimonio responsable local. 265. Cada secretariado local estará vinculado a un consejo de zona o, en su defecto, al consejo general de rama. 7. Remoción de cargos de la rama 266. Los cargos de la rama pueden ser removidos de sus funciones por la autoridad competente por causas graves.161 Éstas pueden ser, además de las establecidas por el derecho común: 1) Un modo de actuar que produzca grave perturbación a la comunión en el gobierno de la Fraternidad y de la rama. 2) La grave negligencia o trasgresión de los deberes del oficio, si persiste después de ser amonestado. 161 Cf. CIC 192-195. 46 VIII. LOS BIENES TEMPORALES DE LA RAMA DE MATRIMONIOS 267. Para imitar más de cerca a Jesús y amar con sinceridad y de forma efectiva a la humanidad, la rama de matrimonios misioneros no dispondrá de más bienes que los indispensables y necesarios en función de su desarrollo normal y de la eficacia en la misión específica de oración y ministerio de la Palabra.162 268. Los matrimonios misioneros, al responsabilizarse de los gastos de sus respectivas familias, llevarán de manera personalizada la administración y la gestión económica de su familia, observando las orientaciones de este directorio sobre el voto de pobreza. 269. Los miembros de la rama de matrimonios misioneros, han de dar testimonio de pobreza, sobriedad y solidaridad también en la administración de sus bienes materiales. Obedecerán con docilidad y colaborarán con creatividad con las directrices que existan para asegurar el espíritu fraterno en la comunión de bienes, sobre todo para el mantenimiento y despliegue de las obras comunes. 270. Todos los centros, zonas, obras propias, y comunes, así como la administración de los bienes económicos de la rama de matrimonios misioneros se rige por las constituciones de la Fraternidad, por este directorio y otras disposiciones del derecho propio de la Fraternidad o de la rama.163 1. Administración ordinaria y extraordinaria 271. Se consideran actos de administración ordinaria las operaciones económicas requeridas para el funcionamiento propio de los centros, zonas u otras instancias ordinarias, obras propias y comunes, comunidades y casas de la Fraternidad en los diferentes lugares, cuyo importe normalmente está reflejado en el presupuesto anual. El reglamento de administración económica de la Fraternidad determinará los límites y el modo de la administración ordinaria.164 272. Los responsables de cualquier instancia realizan válidamente gastos y actos jurídicos de administración ordinaria dentro de los límites de su cargo.165 273. Para ayudarles en la administración, podrán nombrar un ecónomo, oído el parecer del consejo de rama.166 274. Para los actos de administración ordinaria de mayor importancia por su envergadura o riesgo, se actuará conforme a lo establecido en el reglamento de administración. 275. Se consideran actos de administración extraordinaria aquellos que exceden los límites y los modos establecidos para la administración ordinaria: lo que supera sustancialmente el presupuesto o supone una modificación o riesgo notable del patrimonio económico de la Fraternidad en sus diversas instancias. Para su validez es necesario el permiso escrito de la autoridad correspondiente,167 en conformidad con el reglamento de administración económica.168 276. El concepto de administración extraordinaria se aplica a los diversos grados de gobierno – 162 Cf. CFMVD 189. Cf. CFMVD 188-200. 164 Cf. CIC 1281 §2; CFMVD 195. 165 Cf. CFMVD 196. 166 Cf. Ibid. 167 Cf. CIC 1281 §2. 168 Cf. CFMVD 197. 163 47 local, de zona y general– en proporciones diferentes según lo estipulado en el reglamento de administración económica. 277. En todos los actos de administración extraordinaria, la autoridad a la que corresponde dar el permiso, consultará al consejo de asuntos económicos pertinente. 278. La autorización de los actos de administración extraordinaria le corresponde al presidente, con el consentimiento de la junta general, oído el parecer del administrador general, en conformidad con las constituciones y el reglamento de administración económica.169 279. Para los siguientes actos de administración extraordinaria se requiere particularmente el consentimiento de la junta general ordinaria, teniendo en cuenta lo establecido en el reglamento de administración económica: 1) Adquirir o enajenar, por cualquier título válido, bienes muebles o inmuebles de cuantía considerable. La enajenación y gravamen de bienes muebles o inmuebles del patrimonio estable se regirá, además, por las prescripciones del código de derecho canónico.170 2) Construir o reformar bienes inmuebles de la Fraternidad Misionera Verbum Dei que implican un cambio sustancial en la estructura arquitectónica o un costo considerable. 3) Poner en arrendamiento los bienes inmuebles de la Fraternidad Misionera Verbum Dei de valor considerable, teniendo en cuenta el destino de los mismos y los gravámenes que implica. 4) Establecer en nombre de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, contratos y solicitar préstamos importantes con cualquier entidad civil, eclesiástica o personas privadas que pudieran comprometer una parte de sus bienes o actividades.171 280. En cada ámbito administrativo la administración general en diálogo con los administradores de zona determinarán la proporción económica que constituye la administración ordinaria y extraordinaria teniendo en cuenta la situación del país y de las comunidades y de la cuantía de los presupuestos. 2. Régimen de bienes y de administración 281. La Fraternidad Misionera Verbum Dei se configura como una estructura única al servicio del mismo carisma y misión. Por tanto, los bienes muebles o inmuebles de la rama de matrimonios misioneros serán de titularidad de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.172 282. Sólo se consideran bienes de la Fraternidad los bienes comunes de la Rama, quedando a salvo que cada matrimonio mantenga sus propios bienes patrimoniales. 283. La rama de matrimonios misioneros contará con un fondo económico de rama, que se gestionará en sus distintas instancias. Sus finalidades serán contribuir a la administración general de la Fraternidad para la financiación y funcionamiento de las instituciones y obras comunes de la misma, así como abastecer los gastos más importantes de la rama: actividades conjuntas, promoción de la misión, formación, servicios generales de la rama, apoyo a los miembros de la rama en situaciones de grave necesidad. 169 Cf. CFMVD 197. Cf. CIC 1291-1295. 171 Cf. CFMVD 198. 172 Cf. CFMVD 190. 170 48 284. El fondo económico que gestiona el consejo general de la rama tendrá por función hacer posible este organismo de gobierno, el apoyo en la formación, la comunicación en la rama, la promoción de los trabajos conjuntos de comisiones, así como las obras apostólicas internacionales y el apoyo a las situaciones de necesidad más graves de los miembros de la rama respetando el principio de subsidiaridad. 285. La formación quedará tutelada económicamente en sus distintas etapas por el consejo general de rama, quien determinará los criterios de funcionamiento y de administración. En la gestión de la administración de la formación inicial, la rama de matrimonios se guiará por el principio de subsidiaridad y por el sentido de corresponsabilidad. 286. El consejo general de rama procurará que se cubran temporalmente las necesidades económicas de los matrimonios misioneros, cuando sea necesario, para periodos de formación, de dedicación exclusiva a la predicación, al asumir funciones de formación o de gobierno, de responsabilidad en un movimiento de zona u otras funciones que se determinen según las necesidades de la rama o de la Fraternidad. 287. Con el fin de atender a las necesidades de la rama, el consejo general establecerá los criterios para fijar la gestión del fondo económico de la rama en los ámbitos generales, de zona y locales, como también para su recaudación y distribución. 288. En caso de graves necesidades se podrán establecer fondos de solidaridad, con la aprobación del presidente y oído el parecer del administrador general, que se regirán por las normas generales de este directorio. En las normas dadas en el momento de su constitución se establecerá un límite máximo del saldo remanente de los fondos de solidaridad; todo lo que supere este límite pasará a la caja común del consejo general de la rama al final de cada año. Tal límite se revisará periódicamente para ajustarse a las necesidades fluctuantes de lugares y tiempos. 289. La gestión de los recursos del fondo económico de la rama en los distintos ámbitos, estarán bajo la supervisión directa del ecónomo de la zona y la supervisión última del ecónomo del consejo general de la rama. 290. En función de la evangelización, es deseable que la rama de matrimonios y la Fraternidad establezcan entidades, asociaciones, cooperativas, fundaciones o puestos de trabajo, gestionadas por los matrimonios misioneros como medio de autofinanciación. 291. Quienes administran bienes de la Fraternidad Misionera Verbum Dei están obligados a velar por el cumplimiento de las normas del derecho común o propio tocantes a bienes temporales, a cuidar que la propiedad de los bienes temporales de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, a que se refieren los números 188-190 de las constituciones, se asegure por los modos civilmente válidos173 en favor de la Fraternidad Misionera Verbum Dei y a garantizar los efectos civiles y canónicos de los actos de administración. 292. Para garantizar el buen funcionamiento de la rama, ésta contará en todas sus instancias con un presupuesto anual elaborado y aprobado por el consejo general de la rama que se realizará al inicio del año y un balance contable que será publicado para la rama el año posterior. 293. Le corresponde al ecónomo del consejo general de la rama de matrimonios misioneros, con la debida colaboración de los ecónomos locales de la rama, la elaboración anual del presupuesto y la relación de cuentas de gastos y de entradas del consejo de la rama, presentándolas al consejo 173 Cf. CIC 1284, §2, 2º. 49 de asuntos económicos para ser aprobadas por la junta general. Junto con el presupuesto, si fuera necesario, se presentarán al consejo de asuntos económicos las peticiones pertinentes de financiación del consejo general de rama para subvencionar cualquier déficit previsto entre lo que la rama pueda recaudar y sus gastos ordinarios para llevar a cabo las tareas de gobierno y formación. 294. Por su parte, los consejos locales y de zona han de elaborar y presentar el presupuesto y la relación de cuentas cada año según la organización administrativa establecida en cada zona. 295. En cada una de las instancias, los responsables promoverán la corresponsabilidad en la creación y buena administración de los recursos necesarios para el impulso y el funcionamiento de la rama. 296. Para crear fraternidad universal y lograr el mejor funcionamiento de la rama, en todas partes, cada matrimonio contribuirá periódicamente, según el criterio consensuado de los esposos en dialogo con el responsable correspondiente o con quién éste delegue, con una cuota de solidaridad al consejo local, de zona o general donde esté vinculado. Orientativamente estará entre un 5 y un 10 por ciento de los ingresos netos. 297. El aporte entre los consejos será el siguiente: 1) Los consejos locales aportarán al consejo de zona, o en su defecto, al consejo general, el 10% de todos los ingresos. 2) Los consejos de zona aportarán al consejo general el 10% de todos los ingresos. 3) A su vez, el consejo general aportará a la administración general el 7 % de todos sus ingresos. Según las necesidades en las distintas instancias, reflejadas en los presupuestos, el consejo general podrá modificar las aportaciones. Allí donde existan otras ramas de la Fraternidad, cada consejo de matrimonios, ya sea local o de zona, buscará crear un fondo económico eclesial, al cual destinará un tanto por cien mensual de su respectivo saldo remanente. 298. El consejo general de la rama de matrimonios, con el asesoramiento de la administración general, decidirá qué saldo debe quedar en las cuentas de los consejos locales y de zona al finalizar el ejercicio anual. Superado este límite será ingresado en la cuenta corriente del consejo de zona y de ella al consejo general. 299. De igual manera la administración general de la Fraternidad, con la autorización del presidente, de la junta general y en diálogo con el consejo general de la rama, establecerá la cantidad máxima del saldo remanente para el fondo económico del consejo general de la rama de matrimonios. 50 300. Los ecónomos de la rama darán el balance de contabilidad administrativa según la plantilla de la administración general: 1) Los consejos locales lo entregarán trimestralmente al consejo de zona. 2) Los consejos de zona lo entregarán semestralmente al consejo general. 3) El consejo general lo entregará anualmente a la administración general. IX. DESVINCULACIÓN DE LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI 301. La Fraternidad Misionera Verbum Dei, a través de sus responsables así como el matrimonio interesado, antes de tomar una decisión, pondrán todos los medios a su alcance para un claro discernimiento desde una actitud de oración y de fidelidad a la voluntad de Dios para cada uno. 302. Un matrimonio misionero de votos temporales, puede solicitar libremente su dimisión por escrito ante el gobierno de la rama antes de terminar el periodo temporal de la profesión. En caso de no renovar los votos temporales, queda concluido el compromiso con la Fraternidad. Asimismo, el matrimonio responsable general, oído el consejo general, y con justa causa, puede excluirlo de la profesión de votos. 303. Un matrimonio de votos perpetuos no debe pedir indulto de salida de la Fraternidad si no es por causas gravísimas, tras madura reflexión y dialogo, y consideradas en la presencia de Dios. Una vez ponderadas las causas, el responsable general de rama con el consentimiento del consejo general, transmitirá la petición al presidente de la Fraternidad quien, oído el parecer de la junta general, concederá el indulto de salida. 304. Las personas que por las razones que fueren, tuvieran que desvincularse de la Fraternidad serán tratadas siempre con grande estima, dispensándoles las mejores pruebas de amor fraterno y ayudándoles en todo momento a conservar una actitud cristiana ejemplar. 305. El indulto para abandonar la Fraternidad Misionera Verbum Dei comporta la cesación de los derechos y obligaciones provenientes de la incorporación y votos.174 306. Si, ante un caso de extrema gravedad, se ve necesario el despido de un miembro con incorporación definitiva, se le amonestará y expondrá con caridad su delicada situación; si no da pruebas de un cambio suficiente se procederá a su despido, siguiendo la forma canónica prevista en las constituciones para los consagrados célibes,175 siendo competente para realizar el proceso y pronunciar el despido el presidente con el consentimiento de la junta general. 1) Las causas suficientes para el despido de un miembro han de ser graves, externas, imputables y jurídicamente comprobadas, como son: 307. a) El abandono notorio de la fe católica y aquellos casos previstos en los cánones § 1,1397 y 1398 del CIC. b) La infracción total o parcial de las normas fundamentales de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, especialmente las que se refieren al contenido de la moral matrimonial, los votos y a las obligaciones de la vida fraterna en la rama y en la Fraternidad; las reiteradas 174 175 Cf. CFMVD 146. Cf. CFMVD 149. 51 violaciones de los vínculos sagrados; la desobediencia pertinaz a los mandatos legítimos de los superiores en materia grave; el escándalo grave causado por su conducta culpable; la defensa o difusión pertinaz de doctrinas condenadas por el magisterio de la Iglesia; la adhesión pública a ideologías contaminadas de materialismo o ateísmo. 2) En caso de expulsión de un miembro profeso de votos temporales o de votos perpetuos, se siguen las prescripciones de la legislación eclesiástica. La autoridad competente para decretar la expulsión de la Fraternidad es el colegio formado por el matrimonio responsable general de la rama con su consejero general, presidido por el presidente de la Fraternidad176. 308. Cuidando de observar siempre la equidad canónica, el matrimonio que se separa de la Fraternidad no tiene derecho a ninguna remuneración o indemnización por el tiempo de permanencia en la Fraternidad, la colaboración y servicios prestados en la Fraternidad o para la evangelización. X. OBLIGACIÓN DE OBSERVAR ESTE DIRECTORIO PARA LOS MIEMBROS DE LA RAMA DE MATRIMIONIOS MISIONEROS VERBUM DEI 309. Los miembros de la rama de matrimonios misioneros, pondrán todo su empeño en la aplicación, lo más fielmente posible, de las disposiciones de este directorio ad experimentum, buscando en todo el crecimiento de la rama de matrimonios misioneros, su consolidación y expansión misionera. 176 Cf. CIC 699 § 1. 52 XI. FÓRMULA DE CONSAGRACIÓN DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS VERBUM DEI 310. Fórmula de consagración de los matrimonios misioneros: Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo,.…………….. y yo, …….……………… por manos de nuestra Madre, la Virgen María, nos consagramos a Ti, como matrimonio misionero de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Con todo nuestro filial afecto, te entregamos, Padre del Cielo, la vida que por puro amor nos has dado y nos conservas. Queremos, por amor, invertirla para tu gloria, haciendo, siempre y en todo, tu voluntad. Buscaremos en familia tu Reino, como lo único absoluto y necesario para propagarlo y compartirlo entre todos tus hijos, nuestros hermanos. Queremos, Jesús, seguirte y hacer de tu vida y evangelio nuestro único camino, verdad y vida, según el carisma específico de la Fraternidad y el espíritu de la primera comunidad cristiana. Queremos concretar y centrar nuestra vida y misión en la Palabra de Dios, formando discípulos tuyos de todas las gentes. Espíritu Santo, ayúdanos a aplicarnos con toda nuestra mente, corazón y fuerzas, al cuidado atento y delicado de nuestro Cristo total, Cabeza y miembros, al servicio incondicional y pleno de nuestra Santa Madre, la Iglesia católica. Queremos concretar y hacer efectivo este compromiso de amor a Ti y a la Iglesia, desde la gracia sacramental del matrimonio, con nuestra dedicación plena al anuncio de la Buena Nueva del Reino de Dios, por medio de la oración, del ministerio de la Palabra y un testimonio de vida evangélica. Con este vivo deseo y decidida determinación, libre y voluntariamente queremos, Trinidad Santísima, ante nuestros responsables, familiares y amigos, sellar con votos este compromiso de amor a Ti y a la Iglesia en favor de nuestros hermanos, y hacemos profesión (por … años, perpetua) de los consejos evangélicos de pobreza, castidad conyugal y obediencia, de acuerdo a las normas de la Iglesia católica para la santidad matrimonial y la familia, siguiendo las constituciones y otras normas de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Os pedimos a todos los hermanos y hermanas de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, que nos ayudéis, como nosotros nos comprometemos a ayudaros, a formarnos y capacitarnos, más y más, para desempeñar fielmente la misión de predicar el evangelio de Jesús por todo el mundo. Acompáñanos, María, con tu entrañable amor de Madre, en nuestro matrimonio y vida familiar, para que nuestra consagración a la Palabra viva de Dios y predicación de la misma, sea propagación continua de la Vida de Dios por generaciones. Así sea. 53 SIGLAS AA BIVD CFMVD CIC ChL EN EVD FC GS LG NCIC NMI PC PACFMVD SimpMatr VC Vaticano II, Apostolicam Actuositatem Breve Ideario Verbum Dei (1969) Constituciones Fraternidad Misionera Verbum Dei (2000) Código de Derecho Canónico (1983) Juan Pablo II, Christifideles Laici Pablo VI, Evangelii Nuntiandi Estatutos Verbum Dei (1987) Juan Pablo II, Familiaris Consortio Vaticano II, Gaudium et Spes Vaticano II, Lumen Gentium Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte Vaticano II, Perfectae Caritatis Propuesta de Aportes a las Constituciones de la Fraternidad Misionera Verbum Dei (2009) Simposium Matrimonios (México, 2003) Juan Pablo II, Vita Consecrata 54 ANEXO: USO PEDAGÓGICO DEL DIRECTORIO Aspectos generales a) Sentido Las Constituciones de la Fraternidad Misionera Verbum Dei reflejan la identidad común de toda la Fraternidad. Ellas contienen los rasgos esenciales del carisma Verbum Dei, de su espiritualidad, forma de vida, consagración, misión, organización, etc. que el Fundador ha querido que queden plasmados para transmitir de forma íntegra el carisma a los que se sienten llamados por Dios a vivirlo. Constituyen por eso el punto de referencia irrenunciable para todos los miembros de la Fraternidad, por el que tienen que guiarse en todo momento para vivir la vocación común a la que Dios llama a los miembros del Verbum Dei. Las Constituciones ofrecen una norma segura para regirse en la vida espiritual y apostólica, a la vez que en su generalidad puede crear la sensación de ser difíciles de aplicar en la vida cotidiana o de concretar en ciertos casos. Para responder a estas inquietudes son necesarios los Directorios de las tres Ramas. Los Directorios de Rama son la necesaria especificación para la respectiva Rama del modo de vida y apostolado y de la organización de la Rama en el marco del carisma Verbum Dei, plasmado en las Constituciones. Los Directorios beben del espíritu de las Constituciones y plasman sus disposiciones en otras normas más aplicadas y detalladas, de forma que cada miembro de la Fraternidad pueda encontrar en ellos la respuesta detallada a la pregunta cómo vivir el carisma en su Rama. La armonía entre las Constituciones y los Directorios es una clave de lectura imprescindible para la recta interpretación de los Directorios. Desde este postulado se entiende que los Directorios son manifestación de la riqueza que contienen las Constituciones y, que en última instancia, de la riqueza del carisma Verbum Dei. b) Breve reseña histórica El proceso de elaboración del Directorio comienza con la búsqueda de la aplicación de las Constituciones a la Rama; comenzó prácticamente con el de redacción de las Constituciones y se plasmó en diversos documentos y trabajos. Un hito fundamental fue el Simposium de la Rama de Matrimonios en agosto de 2003. A raíz de éste se elaboró un documento amplio de síntesis de todos los trabajos anteriores y que ya se denominó Directorio dándole así rango como documento normativo e igual a los futuros Directorios de las Ramas de los miembros célibes. Después de sucesivas consultas a toda la Rama y las consecuentes aportaciones y mejoras se aprobó ad experimentum por la Junta General el 18 de junio de 2006; examinado y enriquecido por el Congreso General de 2007 fue finalmente aprobado por el mismo y promulgado por el Presidente el 25 de marzo de 2007. En este proceso ha sido muy importante el hecho de que se ha intentado siempre el que la consulta fuera lo más amplia posible de forma que el Directorio pudiera recoger la experiencia de todos los miembros de la Rama. El propósito que ha guiado este proceso ha sido siempre que el Directorio fuera la síntesis de aquello para la Rama era esencial. El punto de partida son las diversas experiencias, muy variadas según los lugares, el momento histórico, las circunstancias de la Fraternidad, etc., pero también el discernimiento según la idea del Fundador y el carisma tal y como se expresa en las Constituciones. Por este motivo el Directorio responde a una lectura reconciliada y reconciliadora de la historia de la Fraternidad, en general, y de la Rama, en particular; supone un momento de madurez muy importante, de acción de gracias por el impulso del Espíritu y para mirar hacia el futuro de forma esperanzada. c) Valor normativo La elaboración ha sido un largo proceso en que ha intervenido toda la Rama y también personas de las otras Ramas. Por eso no refleja un ideal utópico o teórico, sino que ha recogido 55 -desde la experiencia- lo que los matrimonios misioneros quieren vivir para concretar su consagración y su dedicación a la misión. Esto ha sido ratificado por la I Asamblea extraordinaria de Rama de julio de 2009. En ella se ha examinado minuciosamente el Directorio y ha sido aprobado por la misma. Con la aprobación se concluye el periodo de proyecto y se abre una nueva etapa. El Directorio ha dejado de ser un documento de trabajo para tener valor normativo para todos los miembros de la Rama. La Rama de Matrimonios Misioneros ha aprobado el Directorio para ser la norma que guíe en todo el mundo la vida de los matrimonios misioneros y de la Rama. De esta manera se puede conseguir los objetivos de la perseverancia gozosa de los matrimonio misioneros en la vocación y la unificación de los criterios en toda la Rama; además, fruto de ello será potenciar la vitalidad espiritual y apostólica de los miembros y de la Rama. El Directorio es también un punto de referencia para los miembros de las otras Ramas: los misioneros y misioneras pueden conocer en el Directorio lo esencial de la Rama y de sus miembros y así también orientarse en el apostolado con matrimonios que sientan la inquietud vocacional en la Fraternidad Misionera Verbum Dei. d) Valor pedagógico Esta nueva etapa del Directorio significa también que es necesario que el Directorio penetre en la mente y el corazón de cada uno de los miembros de la Rama. No puede quedar relegado a un documento más entre otros ni, menos aún, puede ser relativizado su valor. Si su fin es ser la norma de vida de toda la Rama, debe ser bien conocido, para ser bien interpretado; así se puede vivir su contenido no como algo externo al matrimonio misionero, sino como algo que le constituye desde dentro y que se plasma en normas comunes para todos, reflejo del espíritu común que une a todos los miembros de la Rama. El Directorio debe ser considerado como una fuente inspiradora, no como meras normas a cumplir de manera formalista. La lectura, el estudio, la meditación, la profundización en sus contenidos… tienen un gran valor para vivificar la experiencia espiritual y apostólica de los matrimonios misioneros Verbum Dei. Cuando se acude al Directorio, en paralelo con las Constituciones, como fuente viva para llenarse del carisma, el matrimonio misionero Verbum Dei encuentra el aliento y el estímulo espiritual que incrementa la creatividad de la que nacen sugerencias, iniciativas, propuestas… para vivir de forma nueva la propia vocación en todas sus facetas. En particular, el Directorio es un instrumento de alto valor pedagógico para algunos ámbitos esenciales de la vida de la Rama: - Para el conocimiento detallado de la identidad de la Rama. El fin ciertamente no es adquirir conocimientos teóricos, sino que es para guiar la vivencia del matrimonio misionero en todas sus facetas de su consagración y misión. Además de lo que se haya detallado en cada número, una lectura de conjunto del Directorio da a conocer el significado de expresiones (como “radicalidad afín”, “mayor eficacia”, “plena disponibilidad”, etc.) que, de otra manera, se pueden interpretar según el arbitrio de cada uno. - Para la formación en cualquiera de sus etapas; este punto deberá ser concretado en un plan de formación para la Rama y en armonía con el plan de las otras dos Ramas. - Para la pastoral y el discernimiento vocacionales. Al contener las especificaciones del modo de vida y misión de los matrimonios misioneros Verbum Dei, el Directorio es también una guía eficaz para la pastoral y el discernimiento vocacionales, ayudando a los matrimonios en su camino de respuesta fiel a Dios y orientándoles hacia lo que Dios quiere de ellos: en la Rama de Matrimonios Misioneros o en la Familia Misionera Verbum Dei. - Para las formas de apostolado. Un fin genuino del Directorio es potenciar la misión y el apostolado de los miembros de la Rama y de la Rama en sí misma. En este sentido, el Directorio no es un temario o una guía de actividades apostólicas, pero, por recoger lo esencial del carisma Verbum Dei en la forma de vida del matrimonio y la familia, leído desde la perspectiva de la misión, puede ser muy sugerente en cuanto a la forma de llevar al cabo el apostolado con los matrimonios y las familias. 56 Líneas-fuerza del Directorio El Directorio tiene algunas líneas de pensamiento que recorren el texto desde el inicio al fin; son las que le dan consistencia y coherencia. Éstas se aprecian en una lectura de conjunto de todo el texto, porque hay que insistir en que sólo el conjunto da sentido a las palabras, los conceptos, las expresiones… Las lecturas parciales de palabras o términos aislados pueden conducir fácilmente fuera del camino de la recta interpretación. Son los principios básicos en los que se basa el Directorio y que se desarrollan ampliamente a lo largo de todo el articulado. No se puede decir que se encuentren en ningún número desarrollados de forma especial, sino que más bien se encuentran de una manera u otra en cada número con mayor o menor énfasis. El Directorio es un desarrollo coherente y lógico de todos estos principios, que se han ido reconociendo en la experiencia de la Rama y se ha comprobado su valor esencial y su eficacia. Ya que de estos principios reciben los diferentes números del Directorio coherencia, son los que le dan fuerza, no sólo lógica, sino existencial Se podrían formular de la siguiente manera: 1. La importancia de la vida espiritual. El punto de partida el bautismo como llamada a la santidad que recibe todo cristiano como gracia de Dios. Para crecer debe alimentarse de las fuentes de la gracia que la Iglesia pone a disposición del cristiano: la oración, la vida sacramental y litúrgica y la vida moral cristiana. 2. La radicalidad evangélica en el seguimiento de Cristo. Es la llamada especial de Dios a vivir de forma más manifiesta como Cristo vivió en su vida terrena, concretada en los consejos evangélicos. Esta llamada no se limita a la vocación a la vida consagrada, sino se extiende a todos los cristianos que tienen el derecho y el deber de vivir la vida evangélica. 3. El sacramento del matrimonio. La gracia sacramental configura de una manera especial a los esposos cristianos para amarse como Cristo amó a su Esposa, la Iglesia. Les capacita para vivir el misterio del amor trinitario de comunión revelado por Cristo en todas las facetas de su vida. o La comunión conyugal entre los esposos cristianos como “comunidad de vida y amor” (GS 48). o La vida familiar, como “comunidad de personas” (FC18). o La laicidad, la secularidad, como el estar en el mundo propio de los fieles laicos y especialmente de los matrimonios llamados a vivir la vida cristiana en medio del mundo. 4. La total disponibilidad para la misión en la Fraternidad Misionera Verbum Dei. El carisma Verbum Dei que configura de manera específica todos los elementos anteriores que, en sí mismos, son comunes a todos los matrimonios cristianos. o El carisma concreto Verbum Dei de oración y ministerio de la Palabra junto con el testimonio de vida. o Un carisma misionero, que en los matrimonios de manera especial significa la total disponibilidad misionera entendiendo que ésta no es sólo disposición para la movilidad geográfica, sino también para asumir o dejar un encargo, apostolado, función, etc. o La pertenencia a la Fraternidad y la eclesialidad: la comunión con las otras Ramas. La Fraternidad se basa en la igualdad de carisma y de misión que genera la unidad entre todos los miembros y se encarna en la diversidad de vocaciones y estados de vida que en comunión fraterna 57 Formas de usarlo 1. Para la oración: o La meditación y oración personal. o Los retiros de la Rama o los ejercicios espirituales. o El examen personal y la revisión de vida. o Leerlas para ayudar al discernimiento de las opciones personales en la vida. 2. Para el estudio: o Consultar las fuentes del Fundador: las Constituciones, sus predicaciones, sus escritos, etc. o Elaborar formaciones sobre los diversos temas del Directorio en las diversas etapas: inicial, teológica, permanente, etc. o Hacer una lectura transversal de los temas: el reino de Dios, formar apóstoles, la oración, la consagración, la misión, etc. o Profundizar en la comprensión: leer las referencias de las notas, el magisterio de la Iglesia, los documentos de base, etc. o Promover estudios de tipo teológico sobre la novedad de la consagración, espiritualidad, misión, etc. de los matrimonios misioneros, etc. o 3. Para la predicación: o Pautas de oración o Preparación de charlas o Temarios para matrimonios, novios, jóvenes, etc. 58