Resumen del procedimiento para solicitar el título de propiedad colectiva, contenido en: Francisco Javier Ocampo Villegas, Derecho Territorial de las comunidades Negras, Editorial Nueva América, Bogotá, 1996 Primero que todo, el autor establece que no se deben reconocer derechos especiales a alguien por el hecho de ser negro: sería racismo. Los derechos establecidos en la ley 70 son para “grupos sociales que han respetado su entorno, que han cuidado sus tradiciones culturales y permitirles que lo sigan haciendo, sumado al derecho de que se les titule la tierra que han venido aprovechando sanamente durante toda su historia en América.”1 Aunque la CP de 1991 no dedicó ni un sólo artículo a las comunidades negras (sólo un artículo transitorio, el 55), se debe mencionar que hay varios que hacen respetar la diversidad étnica: 7, 10, 63, 72 y 176, artículos todos que tienen relevancia por cuanto influyeron en el desarrollo que se le dio a la ley 70. ¿A quiénes se titula la tierra? La Ley 70 establece un régimen de titulación especial, diferente a la titulación que se viene dando en el resto del país y que ha venido haciendo el INCORA (ahora INCODER). Las comunidades negras tienen derecho a que se les titule la tierra colectivamente, si vienen ejerciendo ocupación colectiva y usando prácticas tradicionales de producción. Esto se diferencia de lo que pasaba antes: los habitantes negros del margen costero del Pacífico venían usufructuando tierras que eran consideradas baldíos por no tener abiertos folios de matrícula inmobiliaria. El sistema tradicional de cultivo de estas tierras (que se da sin fertilizantes, fungicidas ni ninguna otra ayuda artificial), no permite que el cultivador demuestre que él viene explotando la tierra, ya que implica sembrar y dejar recuperar la tierra, a veces por decenas de años. Así, las leyes tradicionales de titulación de baldíos no entendían la situación de estos grupos negros. De tal manera, la ley 70 define una serie de condiciones que se deben dar para titular colectivamente la tierra: que sea una comunidad negra, que hayan ocupado la tierra de manera colectiva, que tengan prácticas tradicionales de producción: “un grupo afrocolombiano que comparta historia, tradiciones y cultura propias, que vengan ejerciendo una explotación tradicional de la tierra, es decir, aquellas prácticas consuetudinarias que han demostrado que no dañan la selva húmeda tropical, y que su asentamiento no es reciente (…)”.2 Es necesario añadir a lo anterior que además se indica como fundamento de la ley 70 (art. 3), que la comunidad debe proteger el medio ambiente teniendo en cuenta las relaciones establecidas por las comunidades negras con la naturaleza. Dándose estas condiciones, se puede ir pensando en la titulación colectiva de la tierra, sea baldía o rural; no obstante, la comunidad debe también organizarse mediante un Consejo Comunitario. El escrito de solicitud de titulación, una vez cumplidos los requisitos del Consejo Comunitario, debe ser preciso y contener lo siguiente: lo dispuesto en el art. 5 del Código Contencioso Administrativo, lo fijado por el art. 20 del Decreto 1745/95, una copia adjunta del acta donde la Asamblea General del Consejo autorizó que se presentara la solicitud de la titulación, copia del acta de elección de los dignatarios de la junta y representante legal del Consejo Comunitario, y un informe que contenga lo dispuesto en el art. 9 de la ley 70 (descripción física del territorio que se pretende titular; antecedentes etnohistóricos; descripción demográfica del territorio; prácticas tradicionales de producción). Se debe tener en cuenta que el Decreto 1745 agrega 3 1 2 Pp. 11-12. P. 20. exigencias para el informe: organización social especificando relaciones de parentesco y formas de organización interna de la comunidad; tenencia de la tierra dentro del área solicitada (a. tipo de tenencia de personas de la comunidad, b. formas de tenencia de personas ajenas a la comunidad); situaciones de conflicto (problemas que haya por territorio o uso y aprovechamiento de los recursos naturales, indicando sus causas y posibles soluciones). Se recomienda ver detenidamente el art. 20 del Decreto 1745/95, ya que explica de manera más minuciosa los requisitos del art. 9 de la ley 70. Se puede sintetizar el procedimiento de la siguiente manera: 1. Hacer un censo de la población, donde nadie quede por fuera del listado. Luego se hace la conformación de la Asamblea General y de la Junta del Consejo Comunitario, designando el representante legal y registrando el acta ante la alcaldía. 2. Se deben aprobar las áreas de terreno que se van a solicitar en titulación, lo cual hace la Asamblea. Esta misma ha de designar a los encargados de redactar la petición, que pueden ser los miembros de la Junta. 3. Elaborar un mapa del área de terreno que se va a solicitar y un informe que incluya los puntos establecidos en el art. 20 del Decreto 1745/95, cosas que podría hacer cualquier miembro de la comunidad, no necesariamente un experto. 4. Redactar la petición, siguiendo detenidamente los puntos del art. 5 del Código Contencioso Administrativo, indicando que se anexa el mapa y el informe. 5. El representante legal del Consejo Comunitario debe llevar la solicitud con sus anexos al gerente regional del INCODER, donde lo radicará. Se debe recalcar que el trámite es de carácter gratuito, lo cual se establece en el art. 16 de la ley 70 y el art. 31 del Decreto 1745. La solicitud de titulación consta de 5 escritos o documentos: la petición en sí y cuatro anexos, mencionados atrás. Una vez entregados estos documentos al INCODER, el gerente regional debe abrir un “expediente”, ordenando dentro de los 5 días siguientes iniciar el trámite de titulación y realizar la publicación de que trata el numeral 1 del art. 21 del Decreto 1745 (publicación que corre por cuenta del Estado). Lo que se publica es el texto de la solicitud presentada por el representante del Consejo Comunitario. Cuando se cumpla la publicación de la solicitud, el Gerente debe ordenar una visita a la comunidad. El art. 22 del Decreto 1745 establece que la resolución que ordene la visita señalará a los funcionarios que la efectuarán, y fijará la fecha para la misma, la cual no puede exceder de 60 días después de la radicación de la solicitud. Esta resolución se deberá igualmente comunicar (dice la norma “notificar”) al procurador delegado para asuntos ambientales y agrarios y al representante legal del Consejo Comunitario. Los fines de dicha visita son (art. 22, decreto 1745): delimitar el territorio susceptible de titulación; recopilar información sociocultural, histórica y económica del grupo; realizar el censo de la población que incluya familias y personas por edad, sexo y tiempo de permanencia en el territorio; determinar terceros ocupantes del territorio; concertar con los habitantes de la zona la delimitación de las tierras de las comunidades negras. Dentro de los 30 días siguientes a la visita deben los visitantes rendir el informe técnico determinado en el art. 23 del decreto 1745. Una vez hecho lo anterior, el INCODER entregará a la Junta del Consejo Comunitario una copia del informe. Se debe fijar en un lugar público y visible, por 5 días hábiles en la alcaldía, inspección de policía o corregimiento a que correspondan los territorios solicitados, un aviso que redacta el INCODER, donde se lea: nombre de la comunidad peticionaria; nombre del territorio solicitado en titulación; carácter legal en que se solicita la titulación, que en estos casos sería algo como “Consejo Comunitario de la comunidad afrocolombiana de tal parte”; extensión aproximada de la tierra por titular, con indicación de los linderos y nombres de las colindancias. Una vez concluida la visita del art. 22 del Decreto 1745, rendido el informe técnico por parte de los visitantes, y no presentándose ninguna situación de oposición, clarificación o deslinde, el INCODER hará una revisión previa, y verificada la procedencia de la titulación, hará fijación en lista por 5 días, y una vez desfijada la lista, remitirá el expediente que se ha conformado a la “Comisión Técnica”, que se menciona en el art. 13 del Decreto 1745, la cual tiene 30 días hábiles para pronunciarse. Surtidos estos trámites, el INCODER expide resolución motivada que otorga la titularidad a la comunidad negra solicitante. Dicho acto administrativo se debe publicar como ordena el art. 30 del Decreto 1745 y se inscribe en la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de la localidad. El Decreto 1745 admite que se propongan oposiciones dentro del trámite de titulación. Establece el art. 24: “A partir del auto que acepta la solicitud de titulación colectiva, y hasta el momento de la fijación del negocio en lista, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 27 del presente decreto quienes se crean con derecho, conforme a la ley, podrán formular oposición a la titulación, acompañando al escrito respectivo la prueba en que funden su pretensión. Vencido dicho término, precluye la oportunidad para oponerse a la solicitud de titulación.” Entre las posibilidades de quiénes pueden plantear dicha oposición, el autor encuentra las siguientes: un miembro de otra etnia, que tenga interés en alguna explotación o terreno dentro del área por titular; un miembro de la misma etnia y comunidad aspirante a titulación, a quien sin su consentimiento se le incluyeron terrenos propios y que no desea que se involucren como propiedad colectiva; otras comunidades, de cualquier etnia, que no estén de acuerdo con los linderos predeterminados, si consideran que les corresponden a ellos. Se establece un término de 3 días de traslado de la oposición (ver Decreto 2664/94, art. 22), término que el autor llama “angustioso”, ya que se concede 5 días de traslado para otros trámites mucho más simples, mientras que este caso puede requerir consulta con el Consejo Comunitario y por ende la necesidad de atravesar largas distancias que separen miembros de la comunidad. Por último cabe mencionar la vía gubernativa y acciones contencioso-administrativas contra la resolución de titulación. La comunidad puede quedar inconforme con el acto administrativo que decreta la titulación (denominado “Resolución Constitutiva”, art. 29 D. 1745/95), sea por imprecisiones en su motivación, inexactitudes en la parte resolutiva, inclusión de personas que no pertenecen a la comunidad, exclusión de quienes sí pertenecen, o una delimitación del área titulada que no se ajuste a las expectativas de la comunidad (o incluso, la misma negación de la titulación). Si ocurre uno de estos escenarios, el representante legal del Consejo Comunitario puede ejercer dentro de los términos establecidos en el Código Contencioso Administrativo los recursos de reposición, apelación y queja (art. 50). El lapso inicial para interponer estos recursos es de 5 días, y no lo tiene que hacer un abogado, puede ser el representante legal del Consejo Comunitario. Si por algún motivo se deja pasar el término de 5 días siguientes a la notificación del acto, queda otra posibilidad, que es la Petición de Revocatoria Directa. Ésta se solicita mediante un escrito dirigido al funcionario que expidió el acto administrativo (“resolución constitutiva”), o que negó la titulación, exponiendo los motivos por los cuales ésta debe ser modificada o revocada. Igualmente la puede redactar y firmar el representante legal del Consejo. Si estas actuaciones no proceden, queda la oportunidad de demandar ante la jurisdicción de lo Contencioso Administrativo por nulidad, en proceso que sí requiere de la actuación de un abogado. El término para demandar la nulidad de la resolución constitutiva es de 2 años (art. 136 Código Contencioso Administrativo, corroborado por el art. 18 de la ley 70/93).