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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL
Salón “Azul” — H. Senado de la Nación
19 de diciembre de 2011
Presidencia de la señora senadora Corradi de Beltrán
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Reunión de la Comisión de Trabajo y Previsión Social
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— En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Salón Azul del y
Honorable Senado de la Nación, a las 18 y 52 del lunes 19
de diciembre de 2011:
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). — Buenas tardes a todos.
Hemos sido convocados a esta reunión de la Comisión de Trabajo y Previsión Social
para dar tratamiento al proyecto de ley en revisión referido al régimen de trabajo agrario.
En este momento, contamos con la presencia del ministro de Trabajo, Empleo y
Seguridad Social de la Nación, señor Carlos Tomada, a quien le agradecemos profundamente
su presencia porque vamos a tener la posibilidad de conocer en profundidad el proyecto al
que hoy vamos a dar tratamiento.
Acompaña al señor ministro el subsecretario de Relaciones Laborales y presidente de
la Comisión Nacional de Trabajo Agrario, dr. Alvaro Ruiz.
Antes de comenzar con el tratamiento, les comunico que acaba de llegar por
Secretaría una nota dirigida desde la Cámara de Diputados de la Nación en la cual nos dan a
conocer una fe de erratas por una modificación o una corrección que han tenido que hacer.
Solicito que por Secretaría se dé lectura a la misma.
Sr. Secretario (Fraga). — Expediente caratulado CD- 91/11. Dice: “Secretaría Parlamentaria
comunica fe de erratas en el proyecto de ley sobre Régimen de Trabajo Agrario CD-89/11,
remitido a la Comisión de Trabajo. Buenos Aires, 19 de diciembre de 2011. Señor Secretario
Parlamentario del Honorable Senado Dn. Juan H. Estrada.
“Tengo el agrado de dirigirme al señor Secretario a fin de poner en su
conocimiento que en la comunicación al H. Senado de los expedientes 17-P.E.-10 y 5.153-D10 (O.D. 11), en el artículo 106 inciso a), donde dice: ‘Artículo 7°: Créase el Registro
Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (Renatea), como entidad autárquica en
jurisdicción del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. El Renatea absorberá las
funciones y atribuciones que actualmente desempeña el Registro Nacional de Trabajadores
Rurales y Empleadores (Renatea), partir de la vigencia de la ley que aprueba el Régimen de
Trabajo Agrario’.
“Debe decir:
“‘Artículo 7°: Créase el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios
(Renatea), como entidad autárquica en jurisdicción del Ministerio de Trabajo, Empleo y
Seguridad Social. El Renatea absorberá las funciones y atribuciones que actualmente
desempeña el Registro Nacional de los Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre), a
partir de la vigencia de la ley que aprueba el Régimen de Trabajo Agrario…’
“En el inciso b), donde dice: ‘Artículo 7° bis: El personal del Renatea se regirá por la
Ley de Contrato de Trabajo 20.744 (t.o. 1976) y sus modificatorias, y la situación de quienes
se desempeñan para el Renatea hasta la entrada en vigencia de la ley que aprueba el Régimen
de Trabajo Agrario, será determinada por la reglamentación, garantizándose la continuidad
laboral del personal no jerárquico en las condiciones que se establezca en la misma…’.
“Debe decir:
“‘Artículo 7° bis: El personal del Renatea se regirá por la Ley de Contrato de Trabajo
20.744 (t.o. 1976) y sus modificatorias, y la situación de quienes se desempeñan para el
Renatre hasta la entrada en vigencia de la ley que aprueba el Régimen de Trabajo Agrario,
será determinada por la reglamentación, garantizándose la continuidad laboral del personal
no jerárquico en las condiciones que se establezca en la misma’.
“En el inciso h), donde dice: ‘Artículo 13 bis: Los bienes muebles, inmuebles,
créditos y fondos que sean de titularidad del Renatea, quedan transferidos de pleno derecho,
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en propiedad y sin cargo alguno al Renatea a partir de la vigencia de la ley que aprueba el
Régimen de Trabajo Agrario. El patrimonio inicial del Renatea queda constituido por el
patrimonio del Renatea transformado conforme lo dispuesto en esta norma.
“La totalidad de los fondos y bienes de terceros que administre el Renatea se
transferirán, a partir de la instancia indicada en el párrafo precedente, a una cuenta especial
denominada ‘Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios’ (Renatea), que se
abrirá en el Banco de la Nación Argentina.
“Debe decir:
“‘Artículo 13 bis: Los bienes muebles, inmuebles, créditos y fondos que sean de
titularidad del Renatre, quedan transferidos de pleno derecho, en propiedad y sin cargo
alguno al Renatea a partir de la vigencia de la ley que aprueba el Régimen de Trabajo
Agrario. El patrimonio inicial del Renatea queda constituido por el patrimonio del Renatre
transformado conforme lo dispuesto en esta norma.
“La totalidad de los fondos y bienes de terceros que administre el Renatre se
transferirán, a partir de la instancia indicada en el párrafo precedente, a una cuenta especial
denominada ‘Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios’ (Renatea), que se
abrirá en el Banco de la Nación Argentina.
“Saludo a usted atentamente”.
Hay una firma del Secretario Parlamentario de la Cámara de Diputados.
Sra. Presidenta. — Muy bien: muchas gracias.
También debo informar que el bloque del Frente para la Victoria ha propuesto al
senador Filmus para formar parte de esta Comisión en reemplazo de la senadora Inés Blas1,
integrando ya definitivamente la Comisión de Trabajo y Previsión Social.
A continuación, invitamos al señor ministro para que se refiera al proyecto de ley en
revisión que estamos tratando.
Sr. ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (Tomada). — Buenas tardes a todas y
a todos, señores senadores y senadoras.
Muchas gracias, primero, por esta invitación que me han hecho para que concurra a
esta reunión de la Comisión a efectos poder informar y comentar distintos aspectos de esta
legislación que ya cuenta con sanción de la Cámara de Diputados.
Como siempre para mí es un gusto estar en el Senado de la Nación, como en otras
oportunidades, para poder dar todas las informaciones y aclaraciones de estos textos.
En este caso, valga señalar que este proyecto de ley, este texto legal, formó parte de
un conjunto de proyectos que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner envió al
Parlamento en aras de algo que ha sido un principio muy caro a nuestro gobierno: la noción
de igualdad, la noción de extensión de derechos. ¿Por qué? Porque estos proyectos que se
enviaron tienen un punto en común, más allá de su característica laboral, que se refiere a tres
colectivos cuya normativa vigente tenía como particularidad que -basándose en distintas
razones- generaba una situación de desigualdad con respecto al resto de los trabajadores en
relación de dependencia, sin haber a esta altura del siglo XXI razón alguna para que estos tres
colectivos se encontraran en esa situación de infraderechos; en esa situación de precariedad
con la que estaban con respecto al conjunto de los trabajadores registrados en nuestro país.
Y me refiero concretamente a que en ese momento -estoy hablando del año 2010- se
enviaron la ley de trabajo a domicilio, la ley de trabajadores en casas particulares y la ley de
trabajo rural. O sea, estamos hablando de los trabajadores rurales; estamos hablando de los
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trabajadores y trabajadoras a domicilio, que conforman un colectivo tan importante –diría
yo– como el de trabajadores rurales; y los trabajadores y trabajadoras del llamado trabajo a
domicilio, que alude en general a lo que conocemos como la explotación en talleres textiles.
Este conjunto de normas persigue, entonces, que los trabajadores comprendidos en su
regulación tengan como piso normativo y referencia la ley de contratos de trabajo -sus
derechos, sus beneficios, sus responsabilidades- de forma tal de producir esta búsqueda
permanente que tenemos en la extensión de derechos: que alcance a todos y a todas.
En particular, la ley de trabajo rural alude al colectivo de los trabajadores que se
desempeñan en este ámbito y tiene como una de sus particularidades primeras el hecho de
que hoy por hoy está regulada por una ley dictada en tiempo de la dictadura cívico-militar
que dejó sin efecto el famoso estatuto del peón sancionado en 1944, así como un conjunto de
normas que habían sido instituidas por la Comisión Nacional de Trabajo Agrario.
Esta mención al origen de facto de esta norma no es tampoco simplemente una
reminiscencia histórica —siempre necesaria, por otra parte: de dónde viene la norma que nos
regula— pero que en este caso tiene la particularidad de que, por lo tanto, esa norma lleva la
firma de Videla y de Martínez de Hoz, que por lo menos podemos decir que a la hora de
tratarse del trabajo rural no eran precisamente ajenos a este ámbito ni que no tuvieran
intereses muy específicos y muy concretos a la hora de regular las condiciones de trabajo.
Por supuesto que estas condiciones -el conjunto de las normas- significó un retroceso
con relación a las normas que habían sido dictadas en el año ’74 con la sanción de la ley de
contratos de trabajo. Pero más aun: incluso estuvieron por debajo de las normas que quedaron
subsistentes.
Ustedes saben que a poco de asumir el gobierno de facto la dictadura produjo una
serie de reformas a la ley de contrato general disminuyendo derechos. Pues bien:
posteriormente, la norma que regula la situación del trabajo rural tuvo menos normas que las
aun menos subsistentes en ese momento en la ley de contratos de trabajo. Esto de por sí da
cuenta de una verdadera situación de desequilibrio y de injusticia que lamentablemente
transitó mucho más tiempo tal vez del debido con sucesivos gobiernos constitucionales sin
que alcanzara el tiempo para reparar esta situación de desequilibrio y de clara injusticia.
Claro: también llama la atención que esta situación normativa se diera en un sector
que —lo menos que podríamos decir— es uno de los principales generadores de renta, en
muchos casos extraordinaria; y así todo nunca se alcanzó a lograr darle carácter legislativo y
normativo a nuevas condiciones de trabajo más equilibradas, más justas, más racionales, diría
yo. Porque finalmente estamos hablando de que los trabajadores que se desempeñan en este
ámbito alcancen el estatus jurídico, el estatus normativo del conjunto de los trabajadores en
nuestro país, obviamente sin desconocer y sin dejar de tener en cuenta las particulares
características del trabajo desempeñado en zonas rurales.
Para dar solamente una idea de a lo que me refiero, ustedes saben que en el trabajo
rural -según cierta práctica, pero fundamentalmente a partir de esta norma- hay dos tipos de
trabajadores: los trabajadores permanentes y los trabajadores no permanentes. Pues bien: en
esta norma –en la ley vigente de la dictadura- los trabajadores no permanentes tienen solo
siete artículos que los regulan sobre ciento cuarenta y siete artículos que tiene la norma. Esto
da una idea de la precariedad en la que se encuentran estos trabajadores no permanentes que
—es bueno decirlo— conforman las dos terceras partes de los trabajadores rurales. Es decir
que las dos terceras partes de los trabajadores rurales están reglamentados por siete artículos
en relación a sus condiciones de trabajo.
En realidad, lo que ocurrió –como resulta obvio señalarlo- es que empezaron, dada la
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situación de indefensión en la que se encuentran los trabajadores temporarios, a pasar a todos
los trabajadores que se incorporaban, e incluso algunos que eran permanentes, para que todos
pasaran a ser trabajadores precarios o trabajadores no permanentes. Esto da una idea de cuál
fue el espíritu y el sentido de la norma.
Claro, obviamente no es ese el único rasgo que caracteriza a la norma vigente.
Tampoco brinda garantías suficientes a los trabajadores en materia salarial ni genera
limitaciones reales y efectivas a las jornadas de labor ni tampoco -y esto me importa
subrayarlo- mecanismos de autotutela colectiva. En esta norma vigente hasta hoy ni los
trabajadores tienen derecho a la negociación colectiva ni tampoco al pleno, legítimo y
constitucional derecho de huelga. Esto me parece que está marcando claramente que es una
norma que facilita los abusos y la no registración que por otra parte –valga decirlo- es una
característica y un dato fundamental del trabajo rural.
Es muy difícil a veces establecer números precisos sobre esta situación; pero cruzando
distintas fuentes de información se podría decir que estamos alrededor de un colectivo que
abarca 900 mil trabajadores de los cuales solamente 300 mil, en el mejor de los casos,
estarían registrados con disparidades zonales porque en algunos casos duplica a lo que es el
promedio de los no registrados en nuestro país pero en otros más que duplica -casi multiplica
por tres- los niveles de trabajo no registrado con respecto al promedio general de nuestro
país.
Estos datos, la práctica y el haber recuperado la inspección del trabajo en nuestro país,
que había sido demolida, devastada durante los años ’90; el surgimiento cada vez de una
evidencia más clara sobre las injusticias que ahora sí teníamos posibilidades de constatarlas,
de registrarlas, algunas llegaron luego de mucho tiempo. No fue fácil. No se nos facilitó
demasiado poder llegar a visibilizar los niveles de injusticia que había en el trabajo rural;
pero finalmente hemos logrado detectar en los últimos tiempos, y creo que eso es de público
conocimiento, algunas situaciones de trabajo esclavo y trabajo forzoso más allá de la no
registración.
Todo esto reconoce varios orígenes. Uno de ellos, por supuesto, es que nos hayamos
quedado sin inspección del trabajo durante tantos años; pero otro también, sin lugar a dudas,
es una legislación permisiva; una legislación que de alguna manera tolera el fraude laboral en
sus distintas expresiones, sobre todo a la hora de contratación de los trabajadores.
Simplemente, entonces, para dar una versión aproximada del conjunto de normas que
estamos presentando, abordando tal vez 10 ó 12 puntos que nos parecen sustantivos en esta
modificación, me gustaría señalar que muchos de ellos encuentran fundamento en
resoluciones históricas y antecedentes que se fueron sacando en la Comisión Nacional de
Trabajo Agrario e incluso muchas de ellas reconocen como fuente de inspiración un proyecto
presentado también por la Unión de Trabajadores Rurales. En este tema, como siempre,
tratamos de buscar información o interactuar con los actores sociales. Esto nos parece un dato
importante a la hora de la construcción de las normas.
Veamos qué temas podemos señalar como sustantivos.
El primero de ellos es en relación a la jornada. Y cuando hablo de la jornada de
trabajo estoy refiriéndome al conjunto de la institución jornada; porque no solamente se
establece clara y explícitamente la vigencia de la jornada de 8 horas diarias y de 44 horas
semanales sino también el esquema de descanso después del sábado a las 13 horas, como
establece la Ley de Contrato de Trabajo; por lo tanto, el necesario pago de horas extras
cuando se excede la jornada; el funcionamiento de francos compensatorios, cuando debe
trabajarse, más allá del sábado a las 13 horas, de un día domingo o de un feriado; el régimen
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del horario nocturno. Esto es en cuanto a la jornada.
Me parece que acá lo que estamos trayendo es algún principio que generaba luchas,
debates y movilizaciones por el comienzo del Siglo XX; y nos parece que a esta altura
también del Siglo XXI los trabajadores rurales deben alcanzar ese mismo derecho.
También hablamos del tema de los temporarios. Para nosotros éste es uno de los
puntos más importantes primero, porque en términos generales, extendemos el conjunto de
los derechos también a los trabajadores temporarios en la medida de la temporalidad de su
trabajo. De hecho, no hay razones para que tengan menos derechos.
Pero también, y dando cuenta de un conocimiento cercano a lo que es la realidad
agraria, se genera una tercera figura que es la del trabajador permanente discontinuo. Y esto
alude a aquellos trabajadores que, por la naturaleza propia de la explotación, son contratados
en forma discontinua, en forma intermitente, en forma temporal, pero luego vuelven a ser
contratados por el mismo empleador por un período de tiempo similar, parecido o diferente, y
vuelven así, sucesivamente, a depender del mismo empleador. Le cabe a estos trabajadores un
tratamiento similar -y es lo que hemos hecho- a lo que puede ser la figura del trabajador por
temporada, que obra en la Ley de Contrato de Trabajo como una figura reconocida y que
tampoco encuentra explicación de por qué no se puede aplicar a aquellos trabajadores que
van trabajando en distintas cosechas, en distintos momentos de la rutina agraria, para un
mismo empleador. Esto sin que nunca —en la actual legislación— puedan alcanzar algún
grado de estabilidad y, por tanto, la plenitud de los derechos. Esta figura apunta claramente a
también superar un factor de discriminación como hoy soportan.
En este marco, otro punto que me parece importante señalar es la equiparación en
materia de licencias con relación a la Ley de Contrato de Trabajo. Y en este punto quiero
señalar algo que tal vez sea pertinente decir, habida cuenta de un trabajo que sé que ha
circulado en la Cámara de Diputados donde aparenta haber un articulado más importante,
más completo, casi con cien artículos más, que es un proyecto presentado por UATRE.
Para no entrar en un debate demasiado profundo –por lo menos no es mi intención–
baste señalar que esto es simplemente un artilugio. Es decir, esto es volver a redactar toda la
Ley de Contrato de Trabajo y trasplantarla como la ley de trabajo rural. Por un problema no
sólo de economía sino –me parece– de correcta construcción normativa, nosotros lo que
hacemos es directamente establecer el principio de aplicabilidad general de la Ley de
Contrato de Trabajo salvo los temas que –dada su característica particular– son legislados por
esta norma que estamos presentando y que ha tenido aprobación en la Cámara de Diputados.
No sé si quedó claro el principio jurídico que sostiene este criterio.
Por ejemplo, con respecto a las licencias se produce una mejora de todas las que están
vigentes y, por supuesto, se aplican las que en algún caso no se aplicaban. También acá vale
señalar esta particularidad. Por ejemplo, en materia de licencia por maternidad nosotros
superamos el concepto hoy vigente que interrumpe la protección de la licencia por
maternidad cuando acaba el período por el cual ha sido contratada la trabajadora y
extendemos la protección a todo el período del embarazo para la mujer que se encuentra en
esa situación.
Me parece necesario también destacar una institución muy usada y tal vez –diría- muy
abusada en el terreno del trabajo agrario, que es el trabajo a destajo. Lo que hemos hecho con
el trabajo a destajo, reconociendo su existencia y una práctica más o menos habitual, es
establecerle un piso o, si ustedes quieren, un doble piso. No hay inconvenientes en que haya
un trabajo cuya retribución se establezca en base al principio del destajo; pero con un piso
garantizado, que es el jornal regulado para toda la actividad de manera tal que ningún
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trabajador, con la excusa del trabajo a destajo, pueda quedar por debajo de ese mínimo de
ninguna manera.
También dije que era una doble garantía porque en el caso de que haya alguna
actividad que no tenga su jornal regulado específicamente para esa actividad establecemos la
garantía de que el trabajo a destajo puede establecerse, pero siempre tiene que tener como
mínimo, entonces, el piso del salario general del peón que se establece periódicamente en la
Comisión Nacional de Trabajo Agrario.
Quería detenerme en otro tema que ya va más allá de los principios generales del
Derecho del Trabajo y se entroncan, por supuesto, con condiciones laborales pero también
con condiciones de vida.
Todos hemos tomado conocimiento —la ciudadanía, la opinión pública— de la
existencia de situaciones de trabajo en condiciones degradantes que merecen algún
tratamiento normativo. Es justo decir que en la norma hoy vigente existía el establecimiento
de algunas de estas condiciones pero con una laxitud, con una —yo diría— permisividad que
más parecía un saludo a la bandera, una frase de circunstancia, que una verdadera regulación
que permita su control y su fiscalización para el efectivo cumplimiento. Entonces, por
ejemplo, cuando hablaba del transporte de los trabajadores rurales de un lugar a otro, decía
que debe ser por medios aptos. La palabra “aptos” da, por ejemplo, para ser transportados en
camiones en situaciones que inclusive muchos de los animales que están en esas mismas
fincas no serían trasladados porque los cuidarían más.
Por lo tanto nosotros, en este tema que abarca varias cuestiones —el tema del
traslado, que acabo de mencionar; el tema del hábitat; el tema de los alimentos y del agua
potable— hemos establecido en consulta con muchas organizaciones rurales reglas
específicas, concretas; pautas a seguir aplicables -quiero señalar- que de una total
racionalidad. Déjenme que les cuente una pequeña anécdota muy rápida que da cuenta de esta
racionalidad. Cuando empezó a haber estas inspecciones que nos permitían observar y hacer
más visible esta situación de explotación en la Comisión Nacional de Trabajo Agrario, que
preside el doctor Alvaro Ruiz, utilizamos las mismas normas que están puestas en este
proyecto de ley —que ya estaba redactado e, incluso, enviado al Parlamento, donde lo
tuvimos demasiado tiempo sin tratar— y las pusimos en marcha por resolución. No habían
pasado —yo diría— dos o tres meses. Fui invitado por una Cámara empresaria a la ciudad de
Rojas para mostrarme los nuevos ambientes; los nuevos lugares donde se iban a alojar estos
peones que habían sido denunciados en estas condiciones.
Un conjunto de empresas exhibieron cómo sí se podían hacer mejores lugares,
transitorios o definitivos, para alojar a estos trabajadores. Y les puedo asegurar que ninguna
de estas empresas tenía ningún reclamo que formula. Ninguna planteó su inmediata quiebra o
retiro de la explotación agraria por la necesidad de cumplir estas nuevas normas en materia
de hábitat digna, porque estamos hablando solamente de dignidad de los trabajadores. Muy
por el contrario, avergonzadamente reconocían que las deberían haber hecho antes sin haber
esperado ni las inspecciones que tuvimos que hacer ni el posterior establecimiento de normas
rígidas en la materia. Esta es la base —y pongo este ejemplo— de con qué criterio se ha
legislado estos puntos.
Dado que no hay excepción ni naturalización que valga en materia de trabajo infantil,
también hemos establecido en el ámbito rural que rige la prohibición del trabajo de los
menores. Nosotros, nuestro gobierno, no comparte la idea de la naturalización del trabajo
infantil como algo propio de determinadas culturas o comunidades. Así lo ha hecho nuestro
Parlamento, que ha estado muy activo en esa materia; y yo quiero aprovechar para agradecer
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todas y cada una de las normas que en esa materia se han sancionado en esa dirección y
seguramente algunas próximas que serán sometidas a consideración. Pero, como decía, el
criterio que el gobierno nacional sostiene es que el país que queremos es un país donde los
adultos trabajen, los niños jueguen o estudien y, en todo caso, aquellos malos empresarios
que utilizan trabajo infantil tengan las sanciones que merezcan. A ese criterio y a ese
principio responde el establecimiento expreso de la prohibición del trabajo infantil.
Pero también hemos dado un paso adelante sobre experiencias concretas que venimos
realizando. No es un diseño teórico sino que responde a ejemplos muy concretos que hemos
tenido en la provincia de Tucumán, en la provincia de Mendoza, que es la experiencia de los
jardines de cosecha. La senadora debe conocer los casos a los que me refiero. Se trata del
establecimiento —y, por lo tanto, en la norma se establece como obligación— de lugares
aptos, de manera tal que los niños puedan estar, si no han alcanzado la edad escolar o en el
contraturno del horario escolar, en situaciones de protección; en situaciones de estímulo; en
situaciones que no fuercen o que no obliguen a que los padres tengan que hacer que los
acompañen y finalmente terminen trabajando.
Hay otros beneficios. Se establece el principio de la antigüedad y se constituye un
régimen de antigüedad. Esto sí es una novedad con respecto a la Ley de Contrato de Trabajo
general. Pero al ser una ley específica, aplicable a una sola actividad, nos permitió establecer
el principio del reconocimiento de un porcentual por antigüedad en una misma empresa.
Para ir finalizando, me gustaría señalar que también hacemos extensivo el régimen
general de multas porque tampoco había una buena razón para que el trabajo agrario quedara
fuera del sistema general de multas que tiene que ver con las sanciones por incumplimiento
de normas convencionales o legales, u otro tipo de fraudes a la ley.
Dos temas para terminar: en primer lugar, la cuestión del servicio público de empleo.
Nosotros, recogiendo la experiencia de las Bolsas de Trabajo, que en algunos casos han
funcionado, y señalando que respetamos las Bolsas de Trabajo existentes y no propiciamos su
eliminación —vamos a respetar las que hoy están en manos de la organización sindical, por
supuesto— establecemos la conveniencia, la obligación de los trabajadores de recurrir al
servicio público de empleo en cada una de las provincias a fin de que vayan a ese ámbito,
donde los trabajadores se van a encontrar inscriptos, para buscar y elegir los trabajadores que
se necesitan. Esto tiene por objeto, como ustedes comprenderán, introducir criterios de
formalidad en un ámbito donde la informalidad es la regla; donde la informalidad es tanto del
lado empleador como del lado trabajador. Y todos bien sabemos que los trabajadores nunca
están en situación de informalidad porque quieren sino que son expuestos a esa condición.
Con el servicio público de empleo vamos a tener, entonces, trabajadores inscriptos;
trabajadores que van a ser elegidos ahí en condiciones de formación y capacitación adecuada;
en condiciones de registro; en condiciones de examen preocupacional efectuado; en fin, un
avance en términos de formalización con lo que aspiramos —y esto, para terminar con esta
parte, quiero decirlo— a que se modifique la calidad del empleo rural.
Lo que estamos planteando con esta norma no es introducir un derecho menos o un
derecho más. Pretendemos dos cosas: por un lado, que estos trabajadores tengan los mismos
derechos que el conjunto de los trabajadores. Es decir, principio de igualdad entre iguales.
Pero también perseguimos la idea de introducir criterios de formalidad en un campo –valga la
redundancia–, en un terreno –también valga la redundancia–, en una actividad donde la
informalidad es por lo menos, por decir poco, excesiva.
Dicho esto, quisiera terminar con un tema que en realidad es menor ya que abarca
muy pocos artículos del proyecto que hemos elevado: creo que un solo artículo. En general
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no he escuchado muchos comentarios sobre esto que acabo de señalar hasta ahora, pero vale
decir que este tema ha captado bastante interés. Me refiero a un sistema privatizado, el
RENATRE; un sistema de registro y de seguridad social que está manejado, dirigido,
gobernado por el sindicato y por las cuatro patronales agrarias en una suerte de privatización.
Lo cierto es que hoy nuestro Sistema de Seguridad Social no deja el espacio para este tipo de
mecanismos.
Nosotros estimamos que el Sistema de Seguridad Social que, como ustedes saben, ha
pasado a la administración del Estado, tiene que tener un carácter omnicomprensivo; abarcar
todas las actividades, como de hecho ocurre salvo en este caso particular. Por ello creemos
que, a la par que se introducen las reformas de las condiciones de trabajo, debe subsanarse
este punto y entonces integrarse al ámbito del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social.
Por supuesto, me apresuro a señalar que está previsto en el texto legal que funcione
una Comisión con la participación de los actores sociales. ¿Qué otra cosa podríamos plantear
desde un Ministerio de Trabajo que ha hecho un culto particular –y sobran las pruebas– y ha
dado un estímulo especial a los ámbitos tripartitos, es decir a las comisiones y comités
tripartitos? Creemos profundamente en ellos. Y, por supuesto, para este tema hemos creado
en el texto legal una Comisión donde van a participar la representación del sector empleador
y la representación del sector trabajador.
Bueno; esto es cuanto tengo para informar en principio, y por supuesto, quedo a
disposición, como siempre, de cualquier pregunta.
Muchas gracias.
Sra. Presidenta. – Señor ministro: muchísimas gracias.
A partir de este momento los señores senadores tienen la posibilidad de hacer las
preguntas que consideren necesarias a fin de profundizar el tema.
Tiene la palabra el señor senador Martínez.
Sr. Martínez. – En primer lugar, gracias ministro por presentarse siempre o cada vez que
tenemos que tratar algún tema, independientemente de los acuerdos o de los desacuerdos que
podamos tener.
En segundo término, entiendo que los aplausos que usted ha recibido no creo que los
reciba yo. En el local de al lado lo están aplaudiendo. (Risas.)
En general, compartimos los criterios que usted ha manifestado. De la misma manera,
vemos con mucho interés el tema del trabajo a domicilio y de los trabajadores en casa de
familia. Lamentablemente no se ha ido avanzando como debería haberse hecho. Porque, sin
dudas, entendemos que ellos deben integrar esta cuestión tripartita a fin de buscar equidades
para todos los trabajadores.
En forma concreta, en relación con el proyecto enviado por el Ejecutivo, debo decir
que tenemos un grado importante de acuerdo. Esencialmente, en todo lo que tiene que ver
con las disposiciones generales, con los distintos mecanismos de contratación y
subcontratación que se van dando; independientemente del tema de cooperativas o de lo
relativo al artículo 15 que prohíbe concretamente la eventualidad en este tipo de relaciones.
De hecho, sabemos que lamentablemente estas mismas empresas por otro camino logran
también incorporar gente en el trabajo rural. Eso lo hemos visto en alguna oportunidad.
Luego, el tema del trabajador discontinuo y las distintas modalidades también nos
parece que son aspectos sumamente importantes. El trabajo por equipo o cuadrilla familiar
también creo que es sumamente importante.
Sr. Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. – ¿Podemos parar acá?
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Sr. Martínez. – Sí, como no.
Si usted quiere, paramos. Después le mostramos mañana o el miércoles, cuando
tengamos el debate, con mucho gusto. (Risas.)
Nos parece también importante el tema que con usted hemos charlado mucho: el
trabajo infantil y el corte de los dieciséis años. Pero en algunas muy situaciones particulares es decir, por cuestiones familiares- se debe permitir el trabajo hasta los catorce años. Esta es
una cuestión cultural que tendremos que revertir de a poco, pero no se puede sancionar a
quienes llevan adelante esto.
Finalmente, el tema de la vivienda, etcétera: lo compartimos, ministro, sin ningún tipo
de inconvenientes.
Ahora bien, cuando llegamos al tema de licencias también estamos de acuerdo en casi
todo. Nos alegra mucho la licencia parental: la que ha sido asignada a los padres. Pero nos
preocupa que haya sanción de la Cámara de Diputados, aprobada por unanimidad, donde se
avanza mucho sobre este tema. Incluso la hicimos un poco más corta a pedido suyo. Esta vez
nos ha corrido usted por izquierda. Entonces, compartimos esto pero ojalá que sea para todos
los trabajadores y no sólo para un sector: para el sector rural.
Luego está el tema de la jubilación del trabajador rural. Si bien hay un capítulo que se
incorpora aquí se hace de manera distinta a una iniciativa que tiene también la sanción de esta
Casa, que se encuentra en la Cámara Baja. Entiendo que lo que habíamos sancionado en ese
momento es hasta más criterioso que lo que ha venido ahora en este proyecto y tiene que ver
con la edad, con la contemplación, etcétera. En esa iniciativa que habíamos mandado no
avanzábamos tanto en generar durante 24 meses la posibilidad de la mitad de los aportes por
la parte patronal. Hay una serie de cosas que nosotros no contemplábamos, que me parece
que era más saludable que quizá lo que ha venido.
También nos parece muy bueno lo relativo al Servicio Público de Empleo. Cuando
vamos al artículo 90 y al 91 del proyecto ya sancionado entendemos que es muy bueno que
haya un Tribunal Arbitral para resolver la conflictividad; pero creemos que empieza a
chocarse un poquitito cuando leemos el artículo 91 –lo anterior corresponde al artículo 90que presenta sanciones más que importantes en el caso de que se provoque el incumplimiento
por parte de algunas partes. En efecto, sobre las multas manifiesta que se trata de hasta un
máximo equivalente al 20 por ciento del total de la masa salarial del mes en que se produzca
el hecho y que, cuando realmente la parte infractora mantuviera su actitud, el importe se
incrementa en un 10 por ciento por cada cinco días de mora. En el supuesto de reincidencia,
puede elevarse hasta un 100 por ciento de estos montos.
Por lo tanto, consideramos que la parte más importante -el artículo 90, relativa al
Tribunal Arbitral- es excelente para dirimir las diferencias pero cae un poquitito, por lo
menos ante nuestra percepción, ya que es un descuento muy fuerte. Es casi un mecanismo de
extorsión pero al revés el que estamos aplicando en esta instancia y nos parecería muy bueno
poder revisarlo.
A continuación, en cuanto a las características de suplantar al RENATRE por esa otra
figura que ahora se crea creo que debería avanzarse con mucha más claridad si así fuera lo
que hay que hacer. Evidentemente esta es la decisión que tienen el oficialismo y el Poder
Ejecutivo. La idea es que el RENATEA de alguna manera explique con claridad cómo son
los mecanismos de expropiación de todos los bienes muebles e inmuebles que en este
momento tiene el RENATRE. Yo creo que eso está contemplado que se va a hacer. De todas
maneras, deberíamos contemplarlo de una manera más particular para evitar cualquier tipo de
conflicto.
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Independientemente de esto, ministro, con estas diferencias que podamos tener,
nuestro bloque debatirá cada uno de los proyectos. Esto lo hemos aclarado: estemos de
acuerdo o no estaremos sentados en las bancas para discutirlo. Lo que vamos a hacer hoy es
reunirnos en nuestro bloque para determinar de qué manera vamos a considerar cada uno de
estos artículos. Pero quería dejar sentada la posición que habíamos llevado adelante.
Sr. ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. — Muchísimas gracias, senador. La
verdad es que le agradezco enormemente su comentario: los acuerdos y los señalamientos.
Simplemente, para hacerle una respetuosa devolución de alguno de estos temas: está
bien lo que usted señalaba con respecto al tema de seguridad social. Lo que ocurre es que ha
habido un cruce temporal. Es decir, mientras venía del Senado la ley que ustedes votaron ésta
ya estaba colocada y en tratamiento. Es por eso que no hay una mayor coherencia; pero no
tengo dudas de que este es un tema que se resolverá posteriormente.
Sr. Pichetto. – Se baja la edad a 57 años, ministro.
Sr. ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. — Hay algunos aspectos que son de
reglamentación, no sustantivos.
Nuestro aporte, tal como dijo el senador, tiene que ver con la baja de la edad.
Sr. Pichetto. — Quería ratificar eso porque me parece que es el dato central.
El Senado bajó la edad a 57 años y el proyecto oficial viene con esa edad. Con lo cual
es un avance significativo. Sabemos de la dureza del trabajo rural e, indudablemente, es un
gran avance.
Sr. ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. — Sí me gustaría comentar el tema
de las sanciones del artículo 91.
Acá hay un tema que aprovecho para comentar. Estamos hablando de situaciones
donde se violan las reglas de juego en el mundo de las relaciones del trabajo; y tenemos
reglas acatadas históricamente por los protagonistas sociales. Una de ellas, y fundamental, ha
sido la conciliación obligatoria; una norma que —como usted bien sabe porque lo hemos
hablado— tiene principios, que marca pautas y procedimientos pero que no tiene sanciones.
Es decir, frente al incumplimiento de la norma no tiene forma de aplicar ningún tipo de
sanciones.
Algún jurista famoso, como Hans Kelsen, decía: “No hay norma sin sanción”. Sin
embargo, éste es un caso donde la norma tuvo una importante aceptación social y siempre fue
útil para unos y para otros. La conciliación obligatoria, en ese sentido, es reversible, y eso
hizo que se tuviera una muy larga aceptación.
Ha habido demasiadas situaciones donde esto no ha ocurrido en los últimos tiempos.
Nosotros creemos que hoy la Argentina —sus protagonistas, sus actores sociales, el conflicto
en sí mismo— está en condiciones de someterse a las reglas de la normalidad del conflicto.
Reconocemos y admitimos todos una sociedad plural, una sociedad abierta donde el conflicto
laboral forma parte de su desarrollo e, incluso, a veces, de su crecimiento. Pero también esto
tiene que tener reglas aceptadas.
¿Qué ocurre? Ocurre que la aplicación indirecta de normas sancionatorias al
incumplimiento de estas normas laborales —si me permiten la figura— es como un obús con
una hormiga. No tenemos normas aplicables, sencillas, útiles, que en tiempo y forma
produzcan la adecuada sanción a quien no cumple la norma. Y tenemos un caso a la mano: la
Ley de Asociaciones Sindicales –que, valga decir, fue aprobada por unanimidad en el
Parlamento en 1987; uno de los pocos casos donde ambas fuerzas políticas mayoritarias
aprobaron una norma de estas características en forma unánime—establece mucha de esas
reglas de juego. La única norma que se establece como sanción al incumplimiento de una
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orden del Ministerio de Trabajo es el pedido de retiro o suspensión de la personería.
Entonces, la única vez que nosotros actuamos en este sentido lo hemos hecho en
pleno acatamiento de la ley. Ahora bien, también esto implica reconocer de nuestra parte que
no puede haber una sanción de semejante envergadura. Eventualmente, se puede llegar; y
sobre el sector empleador, también se pueden aplicar sanciones pecuniarias pero tienen que
ser progresivas en ambos casos.
Lo que de alguna manera aparece acá es este intento de buscar racionalidad,
prudencia, cierta forma de tener escalas intermedias que nos permitan, como siempre, no
suprimir sino encausar la administración de un conflicto, que es en todo caso la tarea y
responsabilidad que tenemos; y no persigue ningún otro objetivo. De todas maneras, le
agradezco el comentario.
Sra. Presidenta. — Tiene la palabra el señor senador Biancalani.
Sr. Biancalani. — Visto que hemos agotado el debate con cierta seriedad y con coincidencia
en muchos puntos, pediría que se proceda a la firma del dictamen.
Sra. Presidenta. — Si los senadores han quedado satisfechos con la exposición del ministro
y no harán más uso de la palabra, pasamos a la firma del dictamen no sin antes agradecerles
una vez más la presencia y decirles que esta Comisión de Trabajo ha venido realmente
desempeñándose con mucho compromiso.
Así como decía el señor senador Martínez, hemos trabajado en proyectos muy
importantes. Hemos enviado una sanción a la Cámara de Diputados modificando una ley de
licencias de la Ley de Contrato de Trabajo; otra con la Ley del Sistema Previsional para el
Trabajador Rural; y hoy estamos avanzando en la aprobación y firma de este dictamen, que es
una muestra del compromiso que tenemos
La Argentina y la presidenta de la Nación están decididas a avanzar en los derechos
de los trabajadores y en la conquista de nuevos derechos. Así que estamos comprometidos a
hacerlo. Así que nuestro profundo agradecimiento a todos ustedes.
Antes de terminar, tiene la palabra el señor senador Martínez.
Sr. Martínez. — Simplemente, presidenta, para decirle que como había anticipado antes
nosotros nos reuniremos hoy en el bloque y, a partir de allí, estaremos firmando el dictamen
en disidencia o –como decíamos de alguna manera en el bloque- la razón por la cual no
estamos acompañando en este preciso momento.
Sra. Presidenta. — Muy bien, senador Martínez.
Muchísimas gracias al señor ministro, Carlos Tomada; al subsecretario de Relaciones
Laborales, Álvaro Daniel Ruíz; y al presidente alterno de la CNTA, Alejandro Senyk.
Buenas tardes y muchas gracias a todos.
Pasamos el dictamen para su firma, señores senadores.
— Se hace circular el dictamen para su firma.
— Son las 19 y 40.
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