CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL AC610-2014

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
AC610-2014
Radicación n° 6808131030012010-00277-01
Bogotá D. C., diecisiete (17) de febrero de dos mil
catorce (2014).
Se decide a continuación sobre la admisibilidad del
recurso de casación interpuesto por Brunequilde Parada de
Rivera, frente a la sentencia de 19 de junio de 2013,
proferida por la Sala Civil-Familia del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bucaramanga, dentro del proceso
ordinario seguido por Alejandro Parada Rodríguez y Hercilia
Cote Parada en contra suya.
ANTECEDENTES
1.- En el citado fallo, el juzgador de segunda instancia
revocó el del a-quo, desestimatorio de las pretensiones del
escrito inicial, y en su lugar declaró simulado en forma
absoluta el contrato de compraventa contenido en la
escritura pública n° 1869 de 6 de septiembre de 2007
otorgado
en
la
Notaría
Primera
del
Círculo
de
Barrancabermeja, en el que aparece como vendedora
Cándida Rosa Rodríguez de Parada y en condición de
adquirente
Brunequilde
Parada
de
Rivera;
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consecuentemente, ordenó a la convocada restituir a la
masa de la sucesión de la causante Cándida Rosa, el
inmueble materia del negocio jurídico; y dispuso la
cancelación del instrumento, al igual que de la anotación n°
3 del respectivo folio de matrícula (fls. 136 a 153).
2.- El 25 de septiembre de 2013, el ad-quem concedió
la casación interpuesta por la demandada, y de forma
expresa indicó que no se hacía necesaria la orden de
expedición de copias, por cuanto “Al ser la sentencia que
dictó este Tribunal […] simplemente declarativa, no se hace
necesaria la expedición de copias de que habla el art. 371
del C. de P. C.” (folios 190 y 191 ibídem).
3.- La Corte, previo a cualquier pronunciamiento,
dispuso oficiar a la empresa de correos para que certificara
el pago de portes ida y regreso, aspecto que se constata con
la información brindada por la oficina postal y que obra a
folios 9 y 10 de este cuaderno.
CONSIDERACIONES
1.- La concesión del recurso de casación no suspende
el cumplimiento de la sentencia refutada, salvo en los
precisos eventos que señala el artículo 371 del precitado
estatuto, esto es, cuando verse “exclusivamente” sobre el
estado civil, o sea meramente declarativa, o haya sido
censurada por ambas partes.
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Si la providencia reprochada fuere ejecutable, en el
auto que conceda la impugnación deberá ordenarse al
inconforme suministrar, en el término de tres días, lo
necesario para expedir las piezas procesales requeridas
para tal efecto, so pena de ser declarada desierta aquella;
empero, si el Tribunal lo omite, será carga del recurrente
“solicitar su expedición”, debiendo proveer lo indispensable
para ello, pues, el no hacerlo comportará la deserción de la
casación.
Sin embargo, el censor puede optar por pedir la
suspensión de su cumplimiento y, al efecto, ofrecer caución
para responder por los perjuicios que ésta causare a su
contendor, incluyendo los frutos civiles y naturales que
puedan
percibirse
durante
ese
lapso.
Si
elige
esa
alternativa, el ad-quem deberá fijar el monto y la naturaleza
de la garantía, como también calificarla, y de ser suficiente
acceder a la suspensión pedida; en caso contrario, la
denegará (incisos 5º y 7º del artículo 371 ibídem).
Sobre la referida expedición de copias, en reiteradas
decisiones se ha explicado que “si el sentenciador deja de
impartir esa orden, no por eso el censor queda relevado de
cumplir con la carga de solicitar y pagar las copias que
correspondieren, pues, como expresamente lo determina el
inciso cuarto del citado artículo, en eventos como los
señalados a él le corresponde ‘solicitar su expedición para lo
cual suministrará lo indispensable’, desde luego que en
cumplimiento de esta particular carga le compete actuar
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frente a las omisiones en que incurra el juzgador en esta
específica temática, a efectos de propiciar la orden para la
compulsación, como que, de no hacerlo, generaría la ocasión
para la inadmisión y consecuente deserción del medio de
impugnación” (auto de junio 15 de 2005, exp. 2003-0048101, reiterado el 8 de marzo de 2011, exp. 2008-00685-01).
2.- En el sub-júdice, la sentencia reprochada no encaja
en ninguna de las excepciones previstas en el artículo 371
ibídem, porque se atacó por una sola de las partes; no se
refiere al estado civil; y no es meramente declarativa, esto
último, en tanto además de reconocerse la simulación
absoluta del acuerdo de voluntades en cuestión, se ordenó
concretamente a la demandada reintegrar el predio a la
masa hereditaria de la sucesión intestada de Cándida Rosa
Rodríguez de Parada, y se determinó la cancelación de la
escritura pública respectiva, así como la anotación que se
hizo de la misma en el folio de matrícula inmobiliaria,
disposiciones que son susceptibles de ejecución inmediata a
pesar de la concesión de la casación interpuesta por la
parte contradictora perdedora.
En lo atinente al tema, la Sala en auto de 24 de abril
de 2012, Rad. 2003-00163-01, dejó clarificado su criterio
acorde con el cual, en procesos como el presente que
acogen las pretensiones y disponen la cancelación de
escrituras y de inscripciones, se establece que la sentencia
respectiva es ejecutable y, por ende, necesaria la orden para
que la parte recurrente pague las expensas necesarias para
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expedir las copias que garanticen el cumplimiento de la
decisión.
En efecto, dijo la Corte:
Reexaminado el expediente se observa que, a pesar de que en el
momento en que se resolvió de manera desfavorable la reposición
planteada contra el auto admisorio de la demanda, en la cual se
soporta la censura, se consideró que la decisión que accedió a la
simulación es “meramente declarativa tendiente a dejar sin
efecto un instrumento público mediante el registro de la sentencia
en
la
notaría
correspondientes”,
y
oficina
de
instrumentos
tal
pronunciamiento
es
contrario
públicos
a
los
precedentes de la Corte sobre la materia.
Es así como en asunto de la misma índole la Sala señaló “que el
Tribunal, confirmó la sentencia apelada, aun cuando la adicionó
en lo relativo a la validez parcial de la donación allí develada; es
decir, que dejó incólumes las disposiciones contenidas en la
providencia de primer grado, concretamente, lo relativo a que los
bienes donados debían regresar a la masa sucesoral de los
fallecidos enajenantes y la orden de comunicar al Notario Único
del Círculo de Ciénaga de oro la parte resolutiva de esa
providencia
para
que
se
hiciesen
las
correspondientes
anotaciones al margen de la matriz de las escrituras públicas
respectivas, mandatos estos que, sin lugar a dudas, contienen
verdaderas ordenes que deben cumplirse. (…) Inclusive, en
relación con esta última, es patente, como ya lo dijera esta
Corporación en auto del 29 de junio de 1995, que la disposición
de oficiar a la Notaría para que se tome nota de la decisión
adoptada, constituye determinación ‘...de suyo susceptible de ser
cumplida y que para los designios del artículo 371 del Código de
Procedimiento Civil, como de tiempo atrás lo ha explicado con
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amplitud la jurisprudencia (c.f.r. Corte Suprema de Justicia, auto
de 25 de enero de 1980, no publicado), no puede confundirse en
modo alguno con el que dispone el registro de la propia sentencia
al que únicamente se procederá ‘... cuando quede ejecutoriada la
sentencia del tribunal o de la Corte que la sustituya’” (auto de 13
de octubre de 2000, expediente 1997-4453).
Y con posterioridad dijo la Corporación que “la sentencia objeto
del recurso propuesto por los demandados no se encuentra
dentro de ninguna de las hipótesis arriba precisadas, como
quiera que no es exclusivamente declarativa, por cuanto además,
como consecuencia de los pronunciamientos de esa índole,
ordenó, en primer término, la cancelación de las escrituras 259,
53 y 1125, otorgadas en las Notarías Cuarta, Tercera y Quinta
de Neiva; en segundo, el levantamiento de los registros
mercantiles números 10.247 y 12.656 de la Cámara de Comercio
de ese mismo lugar; en tercero, la realización de acto similar
respecto de las anotaciones correspondientes a las enajenaciones
del derecho de cuota sentadas en las matrículas inmobiliarias
200-144136,
200-144137,
200-144138
de
la
mencionada
localidad; y, en cuarto lugar, también la cancelación de las
‘enajenaciones realizadas con posterioridad’. Para la satisfacción
de estas órdenes dispuso que se emitieran las comunicaciones”
(auto de 23 de marzo de 2010, expediente 2001-00408).
De modo análogo, en autos de 19 de julio de 2011, se ratificó lo
expuesto, precisándose lo siguiente: En el expediente 200900492 se advirtió que “[e]n el asunto que se decide, es claro que
aun
cuando
la
sentencia
de
segundo
grado
revocó
la
desestimatoria de las pretensiones que había dictado el a quo, y
que
en
su
lugar
declaró
la
simulación
absoluta
del
premencionado contrato, a la vez que dispuso la cancelación,
tanto de la escritura pública contentiva de ese negocio jurídico,
como de la inscripción de la anotación correspondiente asentada
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en el folio de matrícula inmobiliaria, el ad quem a la hora de
resolver sobre la concesión del recurso de casación, omitió
ordenar a los recurrentes que suministraran las expensas
necesarias para obtener el cumplimiento a las decisiones
susceptibles de ello. (…) Tal silencio, sin embargo, no exoneraba
a los aspirantes a impugnar en casación, de la carga de solicitar
pronunciamiento expreso sobre dichas copias, puesto que la
norma procesal también los dota de interés para suplir el vacío
dejado por el ad-quem. (…) Ahora bien, es evidente que la
sentencia de segunda instancia en este asunto proferida no se
encuentra en ninguna de las hipótesis de excepción de
cumplimiento del fallo contempladas en el citado artículo 371 del
Código de Procedimiento Civil, pues según lo ha decantado la
doctrina de la Sala ‘si el fallo impugnado no se limitó a declarar
la simulación pedida, sino que además ordenó cancelar la
escritura pública contentiva del contrato simulado en la notaría
correspondiente, disponiendo de otra parte que la titularidad de
los bienes debía seguir en cabeza del demandante y no en la del
demandado (…) no puede decirse que se está en presencia de
una sentencia meramente declarativa’ (auto de 24 de enero de
1980, transcrito en pronunciamiento de 19 de noviembre de
1997. Exp. 6805)”.
Por su parte en el expediente 2001-00173 expuso que “[s]obre el
tema esta corporación ha precisado que es susceptible de
ejecución ‘no sólo la decisión que impone ‘deberes de prestación
a otros sujetos’, sino también la que ha ‘creado situaciones
jurídicas concretas nuevas’…’ (Auto de 1º de abril de 1998, Exp.
No. 01283, reiterado en los autos de 3 de mayo de 2002, Exp.
7600131100011997-0491-01, 6 de agosto de 2003, Exp. 199902195-01, 1º de julio de 2008, Exp. 68001-3110-005-200500014-01 y 4 de mayo de 2009, Exp. 18001-31-84-002-200600244-01)”.
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En este caso la segunda instancia, además de tener por
simulada la escritura pública 364 de 30 de enero de 1995,
dispuso de manera complementaria, categórica e inequívoca, su
cancelación en la Notaría Cuarta de Bogotá y la de las
anotaciones de la misma en el folio de matrícula inmobiliaria,
órdenes susceptibles de cumplimiento a la luz de los parámetros
antes contemplados, sin que se observe circunstancia alguna que
lo impida.
3.- A pesar de que lo resuelto es, como se vio,
ejecutable, el Tribunal en el auto que concedió el aludido
medio impugnativo estimó innecesaria la orden de expedir
copias para el cumplimiento de la sentencia, privando a la
recurrente de la oportunidad para cumplir la respectiva
carga procesal, circunstancia específica que, aplicando el
precedente de la Sala, no da lugar a la deserción del
remedio
y
es
preciso
subsanar
en
este
escenario,
imponiéndole la obligación al censor de suministrar aquí lo
necesario para las reproducciones pertinentes, dentro del
plazo previsto por el legislador.
Recuérdese, en ese sentido, el pronunciamiento de 21
de agosto de 2008, exp. 1996-08781-00, reiterado el 20 de
mayo de 2011, exp. 2010-00754-00, en el que se dijo: “Es
palmario, entonces, que si los impugnadores no ofrecieron
caución
encaminada
a
que
el
recurso
tuviera
efecto
suspensivo, le correspondía al ad quem impartir la orden de
suministrar lo necesario para la expedición de copias; por lo
mismo,
también
emerge
que
el
Tribunal
desatinó
al
considerar que la providencia atacada no era susceptible de
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cumplimiento,
pues,
a
su
juicio,
se
trataba
de
un
pronunciamiento puramente declarativo, cuando está visto
que no lo es. Resulta evidente que cuando el sentenciador se
abstuvo de ordenar la expedición de copias y de disponer la
remisión inmediata del expediente a la Corte, procedió en
forma apresurada y privó al recurrente de la oportunidad
para cumplir con la pertinente carga procesal. Puestas las
cosas de esta manera, tocaría entonces disponer la remisión
del expediente a efecto de que el tribunal adoptara las
medidas prevista en el artículo 371, inciso 3°, del Código de
Procedimiento
Civil;
sin
embargo
la
Corporación,
en
aplicación ‘de los principios generales del derecho’, en
especial del de economía procesal (art. 4º, ibídem), en esta
ocasión no hará esa devolución sino que determinará que
aquel acto se verifique en la Secretaría de la Sala, pues
ningún sentido tendría permitir en este momento el regreso
del asunto sólo para que el ad-quem disponga unas copias
que a la Corte, donde ahora se encuentra el proceso, le
resulta viable ordenar, y cuya expedición así como remisión
al juez de primera instancia la puede hacer la citada
secretaría”.
4.- Las copias que se requieren y se ordena su
expedición son las siguientes:
a.-) Demanda.
b.-) Contestación.
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c.-) Fallos de primera y segunda instancia, y
d.-) Este auto.
5.- Consecuentemente, se advierte al impugnante que
si oportunamente no paga las expensar necesarias para
expedir las reproducciones pertinentes, se declarará la
deserción del recurso, conforme lo dispone el artículo 371
del Código de Procedimiento Civil
Por lo expuesto, la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia,
RESUELVE
Primero: Ordenar que la recurrente en casación
suministre, dentro del término de tres días contados a
partir de la ejecutoria de este auto, lo necesario para que la
Secretaría de esta Sala le expida las copias relacionadas y
ordenadas, y envíe esas piezas procesales al a-quo para que
proceda al cumplimiento de la sentencia censurada.
Segundo: Prevenir a la obligada que de no acatar lo
aquí señalado, se declarará desierto el recurso.
Tercero: Disponer que la Secretaría, sin desatender
sus deberes generales proceda a:
a.-) Controlar los términos.
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b.-) Expedir las copias.
c.-) Dejar constancia expresa previa del valor de las
copias para facilitar su pago.
d.-) Ingresar en su momento el expediente a Despacho
para adoptar la decisión que en derecho corresponda.
Notifíquese
FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ
Magistrado
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