San Miguel, cuatro de julio del año dos mil once

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San Miguel, cuatro de julio del año dos mil once.
VISTOS:
En esta causa rol 122-2008 del Segundo Juzgado de Letras del
Trabajo de San Miguel, sobre juicio ordinario laboral, se dictó sentencia
de primera instancia el veintiséis de octubre de dos mil diez, escrita de
fs. 546 a 681 que, en lo medular, acogió la demanda por simulación
declarando que las demandadas son empleadoras directas de los
trabajadores; debiendo, a la vez, oficiarse a la Inspección del Trabajo
Santiago Sur, a fin de que se aplique administrativamente la multa
correspondiente, sin costas.
En contra de este fallo se dedujo por las demandadas recursos
de casación en la forma y apelación a fs. 687 y 704, respectivamente,
de la manera que se analizará más adelante.
Se trajeron los autos en relación para conocer de los referidos
recursos.
CONSIDERANDO:
I. En cuanto a la existencia de un posible vicio de casación:
1°. Que esta Corte llamó a alegar a los abogados presentes en
estrados sobre la existencia de un posible vicio por contener la
sentencia
decisiones
contradictorias,
consistente
en
el
pronunciamiento que hace el fallo en el fundamento vigésimo séptimo,
en orden a que se acogerá la demanda en todas sus partes, y lo
decidido en lo resolutivo donde se acoge la demanda por simulación
laboral, declarándose que las demandadas son empleadoras directas
de los trabajadores, ordenándose en el punto “V” oficiar a la Inspección
del Trabajo Santiago Sur, a fin de que se aplique administrativamente la
multa correspondiente, y en el punto “VI” no se hace lugar a lo demás
pedido, rechazándose en el punto “VII” la aplicación a las demandadas
de las costas de la causa.
2°. Que, no obstante, a la luz de lo expuesto en los
considerandos vigésimo séptimo y vigésimo octavo no se divisa la
existencia de ese reproche, teniendo en cuenta las peticiones que los
actores someten a la decisión del tribunal a quo en lo principal de su
escrito de fojas 38.
3°. Que en estas condiciones no corresponde hacer uso de la
facultad correctora antes indicada.
II. En cuanto a los recursos de casación en la forma:
4º. Que a fojas 687 la parte de Embotelladora Andina S.A., afirma,
adviene en la especie la causal de casación en la forma del Nº 5 del
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, al haber sido dictada la
sentencia sin cumplir los requisitos de los N°s 4 y 5 del artículo 458 del
Código de Trabajo, omitiendo el análisis de toda la prueba rendida y las
consideraciones de hecho y de derecho que sirven de fundamento al
fallo.
Explica el recurso que se “realizó un análisis absolutamente
excluyente de las mismas, toda vez que analizó únicamente la prueba
documental presentada por los demandantes y los contratos de
prestación de servicios allegados por la empresa Transportes Andina
Refrescos Limitada, sin entrar a analizar y ponderar la abundante
prueba presentada por esta defensa y aquella acompañada por la citada
empresa, como tampoco la prueba testimonial presentada por ambas
empresas y la prueba confesional provocada por la demandada
principal. En otras palabras VS. Iltma., el sentenciador de primera
instancia omitió la apreciación de todos elementos de convicción
allegados a la causa, como lo exigen los artículo 455 y 456 de Código
del Trabajo, que regulan la sana crítica como medio de ponderación de
las pruebas que se rinden en un determinado juicio, lo que demuestra
que la decisión del pleito se alejó de los cánones de objetividad, que
justamente este sistema busca propender”.
Se precisa que “el sentenciador no evaluó la integridad de la
prueba aportada, ya que tal actividad no se cumple con la mera
enumeración o mención de ella. Tampoco se cumple el estándar exigido
por la sana crítica, la apreciación y ponderación parcial de la prueba, sin
justificar el porqué no se consideraron una o más de las pruebas
allegadas. En efecto no puede considerarse fundamento suficiente de la
labor de valoración y ponderación de la prueba, el resumen o
reproducción de tales medios, o cuando ella se haga en forma parcial,
pues lo que corresponde al juez es justamente exteriorizar y dejar
expresado en la sentencia los razonamientos concretos que lo llevaron a
dar crédito a un medio y no a otro, única forma de conocer como el
sentenciador adquiere su convicción”; enfatizando que “no se analizó ni
ponderó esta prueba documental, determinante para una adecuada
resolución del litigio, ya que los hechos constatados y, finalmente, los
informes que los sustentaron, emanaron de un funcionario al que
nuestra legislación le otorga la calidad de ministro de fe; ni exteriorizó las
razones de porqué tales documentos y las conclusiones en ellos
contenidos, no debían ser considerados a la hora de resolver el asunto”.
Y se concluye que la “falta de análisis de toda la prueba rendida por las
partes, lo que lleva a concluir, además, que la decisión objetivada, en
cuanto a que mi representada y la empresa Transportes Andina
Refrescos Limitada habrían incurrido en conductas de simulación laboral
y que por consiguiente tendrían la calidad de empleadores de los
demandantes, aparece totalmente desprovista de los fundamentos de
hecho y de derecho que la ley exige”.
Se requiere, entonces, se anule la sentencia y se dicte conforme a
derecho el fallo de reemplazo que fuere pertinente, con costas.
5°. Que, a su vez, a fojas 704 la firma Transportes Andina
Refrescos Limitada por la misma causal del artículo 768 N° 5 del Código
de Procedimiento Civil, en relación a los N°s 4 y 5 del artículo 458 del
Código de Trabajo.
Expresa que se “efectuó un análisis absolutamente excluyente de
las mismas, ya que analizó y ponderó únicamente la prueba documental
presentada por los demandantes, y cuando analizó y ponderó la prueba
aportada por mi representada, lo hizo en forma incompleta, como fue el
caso, por ejemplo, de los documentos de prestación de servicios, en lo
que no se analizaron sus anexos, instrumentos que dejan sin efecto
muchas circunstancias por el sentenciador toma en consideración a la
hora de fallar” Y “Es así, que el sentenciador de primera instancia, no se
analizó ni ponderó la abundante prueba presentada por esta defensa,
como es el caso de la prueba testimonial y confesional, analizando sólo
en forma parcial la documental, tal como lo exigen los artículos 455 y
456 del Código del Trabajo, que regulan la sana crítica como medio de
ponderación de las pruebas, exigiendo una decisión del pleito alejada
de los parámetros de objetividad que este sistema busca alcanzar”.
Enseguida a modo meramente ejemplar alude a todos los
antecedentes omitidos, según enumeración y especialmente consigna
actas de fiscalización e informes N° 2862, 2866, 2483, 2484 y 2857,
emanados de la Inspección Comunal del Trabajo Santiago Sur, para
recalcar después que “ninguna de estas pruebas fueron analizadas ni
ponderadas por el sentenciador, circunstancia palmaria y evidente para
configurar la causal de nulidad que se invoca”.
Solicita, entonces, se anule la sentencia y se dicte conforme a
derecho el fallo de reemplazo que fuere pertinente, con costas6°. Que de la lectura de la resolución objetada aparece que el
señor juez a quo especifica ciertos antecedentes probatorios que analiza
y otros los enuncia genéricamente y, aún sin ponderarlos, los desestima
sobre la base de lo que en el fundamento vigésimo noveno explicita por
resultar que “no incide en lo sustantivo de este fallo”.
7°.
Que
como
puede
observarse
de
lo
relacionado
precedentemente, es de toda evidencia que el sentenciador de primer
grado excluyó el análisis de ciertas pruebas y con ello también omitió las
consideraciones de hecho y derecho necesarias para fundamentar el
fallo; lo que precisamente configura la causal que han invocado ambas
partes demandadas en sus presentaciones de fojas 687 y 704.
8°. Que, no obstante, se desestimarán los recursos de casación
intentados, teniendo en cuenta que si bien se ha detectado que en la
sentencia se incurrió en el vicio reprochado –como se advierte de lo
expresado antes- resulta que tal anomalía no influye en lo resolutivo del
fallo y será corregida por la vía del recurso de apelación también
interpuesto en contra de dicho fallo, según lo autoriza expresamente el
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, en su inciso tercero;
III. Respecto del recurso de apelación:
En la sentencia en alzada, se suprime el motivo vigésimo sexto
(actual trigésimo). En el considerando décimo noveno (actual vigésimo
tercero), se elimina el período que va entre las expresiones “fórmulas a
las que se ha opuesto resistencia” hasta “ya ha sido incorporada en
forma residual en la ley laboral chilena”. En el mismo apartado décimo
noveno (actual vigésimo tercero), se intercala a partir de las palabras
“sino que es la empresa principal la que hace todo ello, directamente”,
sustituyéndose el signo punto seguido (.) por una coma (,) lo siguiente:
“y, por lo tanto, no existe verdaderamente subcontratación”. A su vez,
en la tercera línea siguiente a lo anterior, se descarta la mención “(Ver
en internet)”.
Se rectifica desde el apartado décimo tercero, que sigue al
décimo sexto, la nominación de los considerando, y deben ir desde el
“décimo séptimo” al “trigésimo tercero”, en vez del “décimo tercero” al
“vigésimo noveno”.
Y se tiene, además y en su lugar, presente:
9°. Que ha de tenerse en cuenta que se han alzado únicamente
contra la decisión del tribunal a quo las partes demandadas de
Embotelladora Andina S.A. y la empresa Transportes Andina
Refrescos Limitada, también designadas respectivamente como
“EASA” y “TAR” y, consecuencialmente, se encuentra limitada la
competencia de esta Corte a resolver tales impugnaciones;
10°. Que para llegar al establecimiento de los supuestos a que
arriba el sentenciador de primer grado desde las reflexiones décimo
cuarta y siguientes de su fallo, junto con la prueba ya analizada, ha
debido considerarse la profusa documental de las demandadas
“EASA” y TAR” y que se colaciona en el fundamento décimo sexto, y
décimo tercero siguiente (actual décimo séptimo). Dicha prueba,
relativa mayormente a contratos e instrumentos referidos a las
empresas de transportes y la demandada “TAR”, como a los
trabajadores de aquellas empresas de transporte; o documentos
relacionados a la constitución y funcionamiento de las sociedades
demandadas, o a su situación tributaria; si bien apreciada en
conformidad a la ley permite definir las estructuras y vinculaciones de
“EASA” y “TAR” y el marco contractual y organizacional en que se
desarrollaban las funciones de los actores, ello no resulta relevante en
la sustentación de la tesis de dichas empresas, desde que en lo
medular se ha dado por comprobado que, en la dirección que plantea
la demanda, se ha tratado de una aparente construcción ajena a la
realidad de la vinculación que tenían los mismos trabajadores con las
demandadas;
11°. Que, asimismo, la confesional provocada por la demandada
“TAR” y que consigna el juez a quo en el fallo, rendida por Gustavo
Godoy Vásquez, Eduardo Chandía Parra y Patricio Miranda Gálvez,
no resulta tampoco útil al objetivo alcanzado por medio de esta
probanza. Los tres afirman que no era efectivo que los conductores y
peonetas fueran trabajadores dependientes de las sociedades de
transportes,
pues
las
empresas
subcontratistas
eran
meras
recaudadoras de dinero, por las razones que explicitan y las
determinaciones venían de las demandadas.
12°. Que los testigos presentados por “EASA” y “TAR”, ya
descritos en la sentencia en revisión, y consistentes en declaraciones,
en el caso de “TAR”, de Edgard de la Torre Díaz, Oscar Salas
Aguilera, y en el caso de “EASA”, de Javier Iturra Pinto y Pedro Rolla
Dinamarca; el primero empleado de “TAR” a cargo de uno de los
centros de distribución, el segundo subgerente de distribución de
“TAR”, el tercero abogado de “EASA” y el cuarto contador de esta
última
empresa;
sus
aseveraciones
principales
no
resultan
consistentes ni congruentes, y a más están contradichas por los
testigos presentados por los actores –mas verosímiles por su
congruencia con otras probanzas-, por lo que no ha podido dárseles el
valor que se les atribuye para alcanzar las pretensiones fácticas de las
demandadas; y aún incluso alguno de estos testigos se refieren a la
forma en que se efectuaban los pedidos y cómo intervenía
Embotelladora Andina, teniendo también Agromarina camiones en un
50% en comodato de “TAR” ( testigo Oscar Salas Aguilera, según se
transcribe a fojas 653), y la existencia de una relación de filial de
“TAR” respecto de Embotelladora Andina, por lo que aquella debía
entregar información a la matriz, tratándose de un “holding” de
empresas; y además se dice que entre ambas empresas demandadas
existía un contrato de “Back Office”, por el que se prestaba un servicio
de contabilidad (testigo Pedro Rolla Dinamarca).
13°. Que específicamente, ahora, sobre las actas de fiscalización
e informes emanados de la Inspección Comunal del Trabajo Santiago
Sur, entre ellos los N° 2862, 2866, 2483, 2484 y 2857 que aparecen
entre otros documentos mencionados en el N° 24 del considerando
décimo sexto, debe enfatizarse que los resultados de la actividad de un
órgano administrativo y sus conclusiones resolutivas, no pueden
constituirse en vinculantes para el ente jurisdiccional, por lo que el
mérito que de ellos emana no tiene la fuerza que se pretende otorgarles.
Lo mismo acontece con los documentos que fueron aparejados en
segunda instancia a fojas 771 y consistente en Ordinario N° 4266 de 30
de septiembre de 2010, emanado de la Directora del Trabajo, cuya
trascendencia no supera el ámbito del ente fiscalizador.
14°. Que el legislador regula exhaustivamente en el artículo 183
A del Código del Trabajo la figura de la sub contratación,
estableciendo los requisitos indispensables para que aquella pueda
originarse, como ser: a) existencia de una relación compuesta por una
empresa principal que contrata una obra o servicio a realizarse por
otra empresa, última empresa a la que están ligados los trabajadores
que prestan servicios bajo el régimen de sub contratación a la
empresa contratista o contratada; b) existencia de un acuerdo que se
materializaba en un contrato entre el contratista y la empresa principal,
c) el objeto del contrato es la ejecución de una obra o la prestación de
un servicio por el contratista, de manera continua o habitual, d) que el
contratista ejecute la obra o servicio contratado por su cuenta y riesgo;
e) que los servicios u obra se desarrollen en la obra, empresa o faena
de la empresa principal, y f) los trabajadores que llevan a efecto la
obra o servicio deben tener un vínculo de subordinación y
dependencia únicamente de la empresa contratada.
15°, Que, asimismo, la ley ha impuesto en materia laboral ciertos
límites a la libertad empresarial en materia de contratación de
trabajadores,
lo
que
emerge
claramente
de
la
historia
del
establecimiento de la normativa que rige el sistema de contratación en
nuestro país y sus efectos. Materializando dicho objetivo el artículo
183 A, inciso segundo, del Código Laboral precisa los efectos para el
caso de incumplirse los elementos de una supuesta sub contratación.
En cuanto al artículo 507 del Código del Trabajo (antiguo
artículo 478 de ese texto) se ha dicho, por ejemplo, que por él, en el
inciso segundo, se conceptualiza lo que se ha llamado “el subterfugio”,
destacándose en el Informe de la Comisión del Trabajo y Seguridad
Social de la Cámara de Diputados que recayó en el proyecto de lo que
pasó a ser la Ley 19.759, la necesidad de que se corrijan algunas
deficiencias normativas que han permitido ciertas prácticas abusivas
por parte de los empleadores para evadir los derechos individuales o
colectivos de los trabajadores.
La Excma. Corte Suprema en fallo expedido el 14 de enero de
2009 en los autos rol N° 6030-2008 de esa máximo tribunal, ha
señalado que esa Corte en varias oportunidades ha calificado y
tratado como único empleador a empresas cuya existencia legal, giros
comerciales y vínculos dan cuenta de la concurrencia de dos
supuestos considerados por el legislador, a saber coordinación hacia
la consecución de ciertos objetivos comunes, y la concurrencia de una
individualidad
legal,
o
giros
estrechamente
relacionados,
complementarios o coligados, como igualmente la existencia efectiva
prestación de servicios de los trabajadores para un grupo económico.
Se enfatiza por aquel alto Tribunal que la subsidiariedad importa la
concreción de una tarea o labor a través de otros, en una
intermediación legítima y regulada explícitamente a través de pactos
que vinculan al dependiente con su empleadora y a ésta, como
contratista, con la mandante o dueña de la obra; hipótesis que es
ajena al evento en que la o las empresas que constituyen la matriz, o
dueñas de la obra, ejercen un control directo sobre los trabajadores
ejecutores finales de la obra o servicio mismo, y dirigen y controlan las
labores desarrolladas en y para sus diferentes instalaciones. Por lo
mismo se atribuye la configuración de una ilicitud en la ocultación a
terceros y a los propios trabajadores de “la calidad de empleador tras
el velo de la apariencia constituida por las convenciones que otras
empresas reales o creadas para el fin, suscriben con quienes prestan
los servicios que aprovecharán a las primeras” (motivo séptimo del
fallo de reemplazo en los mencionados autos rol N°6038-2008 de la
Excma. Corte Suprema).
16°. Que de lo expuesto precedentemente y existiendo un
vínculo de subordinación y dependencia entre los trabajadores
demandantes y las empresas demandadas, tal como lo señala el fallo
en estudio en su considerando vigésimo quinto (actual vigésimo
noveno), en atención a que las referidas empresas “EASA” y “TAR”
actuaron en realidad como empleadores directos de aquellos
trabajadores, simulando la contratación de éstos a través de las
empresas contratistas, en circunstancias que en el hecho los
demandantes eran trabajadores de la empresa principal, por ello es
que resulta inconcuso que se da en la especie la figura de la
simulación laboral, a que alude el artículo 183 A, inciso segundo, en
relación al artículo 507, inciso primero, ambos del Código del Trabajo.
17°. Que por todo lo anterior se ratificará la decisión que se
objeta por la vía de los recursos de apelación y contenida en la
resolución del sentenciador a quo.
De conformidad a las normas citadas y a lo dispuesto en los
artículos 186 y siguientes, 768 inciso penúltimo y 798 del Código de
Procedimiento Civil y artículos 463 y siguientes del Código del Trabajo.
I.
Respecto de la nulidad oficiosa:
No se hace uso de la facultad de casar oficiosamente el fallo.
II.
Sobre los recursos de casación:
Se rechazan los recursos de casación en la forma deducidos
en lo principal de los escritos de fs. 687 y 704 y en contra de la
sentencia de veintiséis de octubre de dos mil diez, escrita de fs. 546 a
681 de autos.
II. En cuanto a las apelaciones:
Se confirma, en lo apelado, la referida sentencia, debiendo
cada parte pagar sus costas, por tener las demandadas motivos
plausibles para alzarse.
Regístrese y devuélvase con sus anexos.
Redacción del Ministro don Roberto Contreras Olivares.
Rol N° 462–2010 TRAB.
Pronunciada por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sra. Inés
Martínez Henríquez, Sr. Roberto Contreras Olivares y el Abogado
Integrante Sr. Manuel Hazbún Comandari.
En San Miguel, cuatro de julio de dos mil once, notifiqué por el estado
diario la resolución precedente.
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