AÑO 15 N.º 166 SETIEMBRE de 2014 contenido contenido 6 Pensiones en el agro: ¿vejez sin futuro? 8 Entrevista a Auxtin Ortiz, director general del Foro Rural Mundial 10 Progresos en la seguridad alimentaria, pero incertidumbres en el futuro 12 ¿Cuánto contenido de azúcar existe en los productos industrializados que consumen niños y adolescentes? Publicación del Centro Peruano de Estudios Sociales Av. Salaverry 818, Jesús María, Lima 11/ Perú Telf. (511) 4336610 Email: [email protected] Web: www.larevistaagraria.org Facebook: /LaRevistaAgraria Twitter: @RevistaAgraria Directora fundadora Bertha Consiglieri (1950-2007) Director Fernando Eguren Comité editorial Laureano del Castillo, Javier Alvarado, Beatriz Salazar, Ricardo Marapi, Pedro Castillo, Jaime Escobedo, Miguel Pintado Corrección/Diagramación Antonio Luya / José Rodríguez Distribución gratuita con La República el último miércoles de cada mes. LICENCIA CREATIVE COMMONS Algunos derechos reservados Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar públicamente esta obra bajo las condiciones siguientes: - Debe reconocer los créditos de la obra - Debe ser usada solo para propósitos no comerciales - No se puede alterar, transformar o generar una obra derivada a partir de esta obra. 2 editorial Elecciones estratégicas en las municipalidades distritales rurales O ficialmente, el 71% de los distritos en el Perú son rurales: 1,303, sobre un total de 1,840. El próximo cinco de octubre se elegirán 1,303 alcaldes distritales rurales (entre nuevos y reelegidos), quienes serán las autoridades estatales más cercanas a la población rural. En su mayor parte, pertenecerán a agrupaciones políticas departamentales o locales, sin vinculación con los partidos nacionales. El papel de las municipalidades distritales rurales es crucial para el desarrollo agrícola. Debido a la gran diversidad geográfica y climática, las características específicas de los territorios del país varían mucho, a veces en distancias muy cortas. Una manera de mirar el Perú es observarlo como un archipiélago de territorios diferenciados, en particular en la sierra, donde los Andes determinan nichos ecológicos y zonas de vida muy diversos, aun en áreas próximas. El adecuado uso de los recursos naturales de estas zonas diferenciadas requiere un conocimiento preciso de su complejidad, conocimiento que se ha ido acumulando y transmitiendo, por generaciones, en las poblaciones de las comunidades campesinas y nativas. La inmensa biodiversidad —recientemente «descubierta» por las poblaciones urbanas a raíz del boom gastronómico— es, en buena medida, el resultado de una relación sinérgica de los pobladores rurales con la naturaleza. Los mayores impactos del cambio climático los sufrirá la agricultura —y los agricultores—, y la capacidad de adaptación a las modificaciones de la temperatura, a la frecuencia e intensidad de las lluvias y a la aparición de nuevas enfermedades, dependerá en gran parte de esos conocimientos detallados de la diversidad local. Sin embargo, la velocidad y la escala del cambio climático —y la incertidumbre que provoca— desbordarán la capacidad de adaptación de los campesinos y las poblaciones nativas a las nuevas condiciones productivas, si es que no reciben apoyo externo, y este no puede venir sino del Estado, en sus distintos niveles. Es aquí donde los municipios rurales tienen que cumplir un papel importante y asumir como una responsabilidad el apoyo, con recursos económicos y de otro tipo, a las poblaciones rurales de su ámbito. Finalmente, son estas las proveedoras de alimentos, quienes dan más empleo y sostienen las economías locales. Ello implica incorporar en las agendas políticas de los municipios, en un lugar destacado, la necesidad de promover la capacidad de adaptación al cambio climático, lo que va más allá de las tradicionales inversiones en infraestructura rural. Los programas diseñados a nivel nacional difícilmente podrán dar cuenta de la gran heterogeneidad de desafíos a nivel local, por lo que el papel de los municipios distritales es estratégico. Solo hay que esperar que las nuevas autoridades asuman seriamente estas nuevas responsabilidades. Fernando Eguren Director LA REVISTA AGRARIA / 166 Foto Ricardo Marapi AGROdata Existen miles de hijos o familiares del conductor del predio agrícola, que muchas veces no reciben un salario y, por ende, no aportan a un seguro de pensiones. Es el sector más desprotegido El 90% de los trabajadores agropecuarios está fuera del sistema de pensiones Miguel Ángel Pintado1 En julio de 2013 se aprobó el Decreto Supremo 166-2013-EF, que establecía la obligación de que los trabajadores independientes que no superasen los 40 años se afiliaran a un sistema de pensiones. Más allá de las controversias que giran en torno al decreto, subyace una preocupación política sobre la seguridad social de aquellos trabajadores (los independientes) que se encuentran fuera de un régimen laboral formal que prevea la estabilidad de sus ingresos futuros cuando dejen de trabajar. En 2013, según datos del INEI, los trabajadores independientes en el Perú eran 5’413,655, representando el 35% de la PEA ocupada nacional. De estos, solo el 18% (alrededor de 822 mil personas) aporta al sistema de pensiones, mientras que el 82% que no lo hace (y si no lo hace en el futuro) no recibirá ningún ingreso por pensión cuando se retire. Si el trabajador independiente está vinculado a una actividad que le rinde altos ingresos en el periodo laboral, es SETIEMBRE de 2014 probable que su nivel de ahorro durante ese periodo le permita cubrir sus necesidades de efectivo cuando se retire. Sin embargo, si la actividad a la que se dedica le genera limitados excedentes para el ahorro, entonces la liquidez en el tiempo de cese laboral puede ser un grave problema. Precisamente, este último es el caso del sector agropecuario. Asegurando el futuro Empecemos por examinar la situación actual de todos los ocupados, independientemente de su categoría ocupacional, en cuanto a la previsión de una pensión futura (ver cuadro 1). La población económicamente activa ocupada (PEA ocupada u ocupados) la conforman todas las personas que, contando con 14 años como mínimo, se encuentran trabajando para la producción de bienes y/o servicios durante un periodo de referencia determinado. En el Perú, dicha población alcanza las 15’683,616 personas, de las cuales el porcentaje mayor trabaja en actividades agropecuarias (3’759,261). Sin embargo, en esta rama, solo 389,716 trabajadores (10% del sector agropecuario) declaran aportar a algún sistema de pensiones. La baja tasa de afiliación, en comparación con las otras ramas, se debe sobre todo a la naturaleza del sistema, cuyos mecanismos de afiliación fueron pensados, fundamentalmente, para trabajadores asalariados (descuentos por planillas). Dado que existe una baja concentración de trabajadores asalariados, en general, en los espacios rurales y, en particular, en el sector agropecuario, se explica el número limitado de la tasa de afiliación. Otro factor es el desinterés del sistema de pensiones en apostar por un sector agropecuario donde existe un bajo nivel de ingresos de los trabajadores que no les permite incluir el bien «aporte para pensión» dentro de su presupuesto o canasta de bienes prioritarios. Investigaciones posteriores podrían ayudar a aclarar estas causas. 3 AGROdata Desamparo presente Una manera más completa de observar el actual problema de seguridad social que afecta mayoritariamente al sector agropecuario es la construcción de una pirámide de edades de la PEA ocupada. En el gráfico de pirámide hemos dividido, con fines comparativos, a la PEA ocupada nacional en dos: los ocupados del sector agropecuario y los ocupados de las demás ramas de actividad (pesca, minería, manufactura, etc.)2. Se observa que, en estas últimas, la mayor proporción de ocupados se concentra en edades intermedias (88% en las edades 18-59) y solo una pequeña proporción en los menores de edad y en los adultos mayores de 60 años (12%). En contraste, en el sector agropecuario, el 74% de los ocupados se concentra en edades intermedias, el 10% son menores de edad y el 16% adultos mayores. Nótese que los ocupados del rango de edad «65 a más» en el sector agropecuario representan el 10%; es decir, son más de 241 mil hombres y 172 mil mujeres los que, en este sector, aun contando con la edad de jubilación, continúan trabajando en la actividad. Sin duda, la población dedicada a actividades agropecuarias es, en su mayoría, adulta y con gran participación Cuadro 1. PEA ocupada según rama de actividad y afiliación al sistema de pensiones, 2013 Sistema privado Sistema público Ambos sistemas PEA ocupada afiliada PEA ocupada total Agropecuario 7% 3% 0% 10% 3’759,261 Pesca 15% 6% 3% 24% 90,653 Minería 51% 13% 0% 64% 197,987 Manufactura 27% 11% 0% 38% 1’590,161 Construcción 29% 10% 1% 40% 974,661 Comercio 17% 7% 1% 25% 3’009,275 Transp. y Comun. 24% 8% 1% 33% 1’205,080 Servicios 34% 18% 4% 56% 3’302,617 Otros servicios 28% 12% 1% 41% 1’553,921 Total 22% 10% 1% 33% 15’683,616 Rama de actividad Fuente: Enaho 2013. Elaboración: Cepes. de adultos mayores, incluso mucho más que en otras actividades de la economía. Esta situación, sumada a la bajísima tasa de afiliación, convierte al sector agropecuario en el sector más desprotegido. Desprotegidos agropecuarios: ¿quiénes son y dónde están? Como se presentó en el cuadro 1, solo el 10% de los ocupados agropecuarios está afiliado; es decir, el 90% restante se encuentra desprotegido, pues no aporta ni a un sistema público ni a un sistema privado de pensiones. Precisamente, en el cuadro 2 presentamos mayores detalles de estos ocupados desprotegidos: quiénes son (en qué categoría ocupacional son clasificados) y dónde se ubican (cómo se distribuyen según regiones naturales). Observamos que la categoría ocupacional que presenta la mayor cantidad de ocupados no afiliados es la de trabajador familiar no remunerado: más del 90% de Foto Ricardo Marapi Más de 172 mil mujeres del sector agropecuario, del rango de edad «65 a más», aun contando con la edad de jubilación, continúan trabajando en dicha actividad. 4 LA REVISTA AGRARIA / 166 AGROdata Cuadro 2. PEA ocupada del sector agropecuario según categoría ocupacional, región y afiliación al sistema de pensiones, 2013 Costa Categoría ocupacional Sierra Selva PEA ocupada NO afiliada PEA ocupada total PEA ocupada NO afiliada PEA ocupada total PEA ocupada NO afiliada PEA ocupada total Empleador o patrono 74% 34,875 83% 107,768 91% 71,489 Trabajador independiente 78% 214,435 91% 1’037,754 94% 375,312 Empleado 6% 14,633 38% 1,472 18% 1,963 Obrero 59% 341,071 95% 214,680 94% 144,030 Trabajador familiar no remunerado (TFNR) 94% 93,066 99% 871,823 99% 234,889 483,435 698,080 2’099,416 2’233,497 786,694 827,683 Total Fuente: Enaho 2013. Elaboración: Cepes. los TFNR no aporta al sistema de pensiones en las tres regiones. La razón que está detrás tiene que ver con la condición de dependencia de estos ocupados: la mayoría son hijos o familiares que dependen económicamente del conductor, muchas veces con un salario mínimo o, incluso, sin recibir uno, por lo que el aporte es casi nulo. En el caso de los conductores (que integra las categorías empleador e independientes), se establecen diferencias regionales: la costa es la que presenta un menor porcentaje de no afiliación, en comparación con la sierra y la selva, debido, probablemente, a menores costos de transacción de afiliación (dada la cercanía a espacios urbanos), al mayor nivel de ingresos de los ocupados (a partir de otras actividades complementarias de la agropecuaria), etc., lo cual puede incrementar los incentivos para el aporte voluntario. Por último, la afiliación de los asalariados (empleados y obreros) en la costa es claramente mayor que en la sierra y la selva: tan solo el 6% de los empleados de la costa no aportan, así como el 59% de los obreros. Resulta evidente que la concentración de empresas agroindustriales, agroexportadoras, predios de gran tamaño, y la mayor capitalización, juegan un rol crucial en este mayor aporte de la costa. La diferencia entre las tasas de aporte entre empleados y obreros quizá esté ligada a su definición, en la medida en que los empleados tienen mayor Gráfico de Pirámide. Distribución de la PEA ocupada según sexo, rama de actividad y rango de edades, 2013 estabilidad laboral que los obreros. Por ejemplo, es típico que un empleado del sector tenga una remuneración por un periodo predeterminado de tiempo (en una empresa agroindustrial, por ejemplo), mientras que un obrero percibe jornales de trabajos eventuales (en varios predios, por ejemplo). En conclusión, el problema de la seguridad social es particularmente urgente en el sector agropecuario (el 90% de los ocupados está fuera del sistema de pensiones). En un sector caracterizado por ingresos bajos, poca conectividad, gran proporción de trabajadores adultos y adultos mayores, y escasa presencia de trabajo asalariado —sobre todo, en la sierra y la selva—, la afiliación a un sistema de pensiones implica un gran desafío que el presente y los futuros gobiernos deben afrontar. Nota Miguel Pintado, economista. Investigador del Cepes. 2 Tómese en cuenta, para la lectura de la pirámide: 1) cada pirámide es independiente de la otra; en la pirámide del sector agropecuario, el 100% comprende los 3’759,261 ocupados del sector, mientras que en la de los demás sectores, el 100% comprende los 11’924,356 ocupados restantes; y 2) cada barra (de una pirámide) grafica el porcentaje de ocupados (ya sea hombre o mujer) con el rango de edad específico sobre el total de ocupados (el 100% de la pirámide analizada). Por ejemplo, si quiero saber qué porcentaje de los ocupados agropecuarios mayores de 60 años son hombres, se deben sumar las dos primeras barras verdes correspondientes a los hombres: 6% (65 a más) y 3% (60-64); es decir, el 9% de los ocupados agropecuarios son hombres mayores de 60 años de edad. 1 Fuente: Enaho 2013. Elaboración: Cepes. SETIEMBRE de 2014 5 Pensiones en el agro: ¿vejez sin futuro? Ricardo Marapi1 Artículo 10°. El Estado reconoce el derecho universal y progresivo de toda persona a la seguridad social, para su protección frente a las contingencias que precise la ley y para la elevación de su calidad de vida. (Constitución Política del Perú, 1993.) Durante el reciente debate político que se vivió en el Perú acerca de la aportación obligatoria de los trabajadores independientes a las administradoras de fondos de pensiones (AFP), uno de los sectores que ha sido olvidado nuevamente es el de los trabajadores agropecuarios. A pesar de que una gran parte de la población económicamente activa (PEA) independiente se encuentra en el sector agropecuario, la decisión tomada por las autoridades respecto a una importante política pública nacional, una vez más, no ha contemplado el factor rural ni a millones de peruanos que conforman ese sector. La bajísima afiliación de los trabajadores agropecuarios al sistema de seguridad social es, en la actualidad, un problema urgente que resolver: el 90% de los ocupados agropecuarios está fuera del sistema de pensiones (ver artículo de Miguel Pintado en esta edición). Es decir, estamos hablando de más de 3 millones 300 mil peruanos que trabajan en el sector agropecuario y que no cuentan oficialmente con una jubilación ni tienen asegurado un sustento económico para garantizar una vejez digna. Tanto en el seguro de salud como en cuanto a las pensiones, el Perú se encuentra con indicadores de cobertura poblacional por debajo del promedio sudamericano2. El tema de diseñar un sistema adecuado que proteja las condiciones de salud y bienestar de los adultos mayores es fundamental para responder al actual proceso de envejecimiento de la población que se vive en el país. Tomar medidas previsionales permitirá fomentar una vida saludable, prevenir la dependencia y la invalidez de las personas mayores, y aliviar a sus familias de una carga social y económica3. Un sistema de pensiones que falla en su diseño La presión política y de la opinión pública obligó al presidente Humala a derogar la medida que establecía la aportación obligatoria de los trabajadores independientes 6 a las AFP y a la Oficina de Normalización Previsional (ONP). Si este tema causó tanto revuelo y discusión solamente contemplando la situación de los trabajadores principalmente urbanos, el debate se hubiera complejizado aún más si se abarcaba el caso del sector agrario. Un primer problema que se debe considerar es la limitada cobertura de los sistemas pensionarios peruanos. Esto se debe, sobre todo, a que el sistema de contribución ha sido pensado y estructurado desde un criterio de dependencia laboral4, sin tomar en cuenta que los mercados de trabajo en el Perú tienen altos índices de trabajo independiente, autoempleo e informalidad. Las AFP e, incluso, la misma ONP han sido creados para buscar, básicamente, el aporte de los trabajadores asalariados y formales, sin preocuparse de generar mecanismos o incentivos para que el trabajador independiente agrario o rural busque afiliarse a sus instituciones. Es decir, tenemos un sistema de seguridad social que solo mira la planilla. agropecuario. No solo eso: la falta de voluntad política sobre el tema de las pensiones en el agro es una vulneración de los derechos laborales internacionales que protegen la seguridad social de los trabajadores6. El impacto de la Ley de Promoción del Sector Agrario En el Perú, uno de los factores predominantes en la actual situación del empleo rural y las pensiones ha sido la implementación de la Ley de Promoción del Sector Agrario, Ley 27360, promulgada en 2000 y que establece un régimen laboral especial para la agricultura, con una serie de incentivos tributarios que favorecen a las agroindustrias y las empresas agroexportadoras no tradicionales. Uno de los primeros efectos de la ley fue la reaparición de un gran número de trabajadores asalariados Desinterés respecto a la jubilación agraria ¿Por qué razón las corporaciones nacionales o transnacionales que manejan actualmente las AFP en el Perú no hacen esfuerzos para buscar la afiliación de los millones de trabajadores agropecuarios independientes? Ello se debe, en primer lugar, a la precariedad laboral en el agro y, en segundo lugar, a los bajos ingresos económicos que perciben los productores por su labor5, lo cual implicaría un bajo aporte hacia las AFP, factor que, unido al costo administrativo, desalienta a estas empresas a mirar el espacio rural como una opción rentable que justifique su presencia. Pero la persistente indiferencia de los gobiernos de turno también ha ayudado a mantener la inseguridad social de esos millones de trabajadores. El Estado ha hecho muy poco para promover una cultura previsional y de ahorro en el sector rural y LA REVISTA AGRARIA / 166 en el sector rural —especialmente en la costa— y, por ende, un mayor número de afiliados a las AFP. Sin embargo, los incentivos de la ley y el crecimiento económico del sector agroexportador peruano no han implicado una mejora en los componentes del concepto de trabajo decente en la última década. En algunos casos, la expansión del empleo en el sector agroindustrial y agroexportador no tradicional ha provocado una desigual distribución del ingreso7, donde las diferencias de género, edad y nivel educativo se convierten en un factor primordial para contar o no contar con un trabajo decente, lo cual influencia en el acceso al seguro social. Al realizar una diferenciación por género del trabajador se comprueba que las mujeres tienen una menor participación en la afiliación que los hombres8. Los ingresos no alcanzan para un aporte ¿Podría funcionar un aporte voluntario por parte de este gran sector de ocupados agropecuarios que en la actualidad no están dentro del sistema de pensiones? Según varios especialistas en el tema, un aporte voluntario no funcionaría debido a los bajos ingresos que perciben los agricultores, ingresos que, en muchos casos, están tan cerca de la línea de pobreza que solo les permiten abastecer una canasta muy básica de bienes y servicios. Los resultados del Censo Nacional Agropecuario 2012 comprueban esta situación. Cuando los productores contestaron la siguiente pregunta: «¿La actividad agropecuaria les produce suficientes ingresos para atender los gastos del hogar o empresa?», la gran mayoría (entre el 60% y el 80%) sostuvo que sus ingresos no eran suficientes para atender sus gastos9. Aportar a un seguro, entonces, no es un tema prioritario para ellos, y empieza a ser considerado, lamentablemente, como un bien de lujo. En la actualidad, diversas instituciones y especialistas están planteando varios mecanismos para promover un mayor acceso de los trabajadores agrarios a la seguridad social, ya sea a través de mejorar el aporte voluntario, internalizándolo en el crédito o en las compras de los insumos. En otros casos se plantea ampliar la cobertura del programa Pensión 65, que a pesar de sus imperfecciones y limitaciones ha permitido que miles de adultos mayores, principalmente de sectores de pobreza y extrema pobreza, puedan contar con un mínimo aporte económico para poder sobrevivir durante su vejez. Es necesario debatir la importancia de contar con un programa de este tipo, que contemple a los trabajadores agrarios que nunca aportaron a un seguro. Pero hay que destacar que en casi todas las propuestas se plantea una mayor responsabilidad y compromiso solidario del Estado, cuyo estratégico papel es primordial para garantizar la vejez digna de millones de mujeres y hombres que laboran en el sector agropecuario. Notas Periodista del Cepes. Editor de La Revista Agraria. 2 Julio H. Gamero Requena y Gabriela Carrasco. «Trabajo informal y políticas de protección social. Informe proyecto WIEGO-CIES», p. 60. <http://bit.ly/Xz8wsk> 3 El acceso a un nivel adecuado de protección social es un derecho fundamental de todos los individuos reconocido por las normas internacionales del trabajo y por las Naciones Unidas. (Organización Internacional del Trabajo). <http://bit.ly/1o9XocQ> 4 Álvaro Vidal Bermúdez (profesor de la PUCP). «Necesidad, fundamento e importancia de un sistema de pensiones básicas no contributivas en el Perú», en Foro: Envejecimiento con dignidad, por una pensión no contributiva. Lima: Oficina Internacional del Trabajo, 2011, p. 60. 5 Julio H. Gamero Requena y Gabriela Carrasco, op. cit., p. 62. 6 Según el marco legal internacional sobre trabajo y empleo, el tema del acceso a la seguridad social es una de las dimensiones esenciales que componen el concepto de trabajo decente. (Organización Internacional del Trabajo, OIT). 7 Jackeline Velazco y Julia Velazco. «Características del empleo agrícola en el Perú», en Cecilia Garavito e Ismael Muñoz (editores). Empleo y protección social. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 2012, p. 199. 8 Jackeline Velazco y Julia Velazco, op. cit., p. 197. 9 Miguel Ángel Pintado. «De 1994 a 2012: ¿un nuevo perfil del productor agropecuario?». La Revista Agraria 155, setiembre de 2013. <http://bit.ly/1v2lN81> 1 Foto archivo Cepes El crecimiento económico del sector agroexportador peruano no ha implicado que los trabajadores mejoren su acceso a la seguridad social, componente importante del concepto de trabajo decente. SETIEMBRE de 2014 7 Entrevista a Auxtin Ortiz, director general del Foro Rural Mundial «Se debe impulsar la agricultura familiar como modelo agrícola de desarrollo.» Ricardo Marapi1 El Foro Rural Mundial es una red com- puesta por organizaciones agrarias, ONG y centros de investigación agraria relacionados con la agricultura familiar. Cuenta con 60 países asociados, lo cual denota su gran diversidad. Uno de los principales objetivos del foro es plantear políticas en favor de la agricultura familiar y el desarrollo rural de todos los países. El director general del Foro Mundial Rural, Auxtin Ortiz Etxeberria, visitó recientemente el Perú, donde se puso en contacto con las organizaciones agrarias y las instituciones que investigan el tema. En la siguiente entrevista, Ortiz reflexiona sobre los actuales desafíos que enfrentan los productores agrarios y también señala los logros obtenidos en este año, 2014, denominado por las Naciones Unidas como el Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF). ¿Cuál es la importancia de que una red como el Foro Rural Mundial exista en el mundo? En el ámbito nacional, en cada uno de los países, hay organizaciones que tienen un rol claro de incidencia política. Pero hoy el mundo es cada vez más global. Por eso, en el Foro Rural Mundial nos vemos obligados a organizarnos de manera regional para mantener interlocución y diálogo político con cada una de las instancias regionales y nacionales. Y, a nivel global, necesitamos organizaciones como el Foro Rural Mundial, que eleven la voz de los agricultores familiares a las instancias mundiales. En los últimos años, varias organizaciones agrarias peruanas han perdido su poder político y se han debilitado. ¿Cuál es su percepción acerca de la actual situación de las organizaciones en el mundo? En términos generales, la tendencia que se observa es el debilitamiento de las organizaciones agrarias. En los años noventa, en América Latina, por ejemplo, se 8 produjo un debilitamiento de los propios Estados y la sociedad civil, lo cual se reflejó, también, en las organizaciones agrarias y en las redes. A pesar de eso, considero que en los últimos años se han presentado iniciativas importantes e interesantes en el ámbito internacional en materia agraria. ¿A qué se debe el debilitamiento de las organizaciones agropecuarias? Estoy totalmente convencido de que hay varios factores. Uno de ellos es el factor político. ¿Cómo es posible que las organizaciones agrarias sean fuertes y sólidas si no hay políticas públicas que las respalden y faciliten su organización? Por esa razón, parte de las políticas públicas deben estar dirigidas al fortalecimiento de los agricultores. ¿Cuál es su impresión sobre la actual situación agropecuaria en el Perú? Sin ser un gran conocedor de la agricultura peruana, sí puedo decir algo concreto: la agricultura familiar alimenta al Perú. En el mundo, el 70% de los alimentos son producidos por agricultores familiares, y en el Perú hay una cifra muy relevante al respecto. Este sector genera bienestar, empleo y, por ende, ingresos para cientos de miles de familias, tanto en la sierra como en la selva y la costa. Se debe empezar a valorar el potencial de la agricultura familiar peruana. Sin embargo, un tema que también llama la atención es el crecimiento de los latifundios, en especial en la costa peruana, donde se ha producido una considerable concentración de la tierra, sobre todo para productos de agroexportación. ¿Cuál es, en el mundo, la actual tendencia en el proceso de concentración de tierras? ¿Sigue aumentando la presencia y el poder de las grandes corporaciones agrícolas o se ha estancado? La tendencia, desde hace unos años, es hacia el incremento de ese modelo agrícola, en su poder e influencia. En los países Izq.: Auxtin Ortiz, director general del Foro Rural Mundial LA REVISTA AGRARIA / 166 del Mercosur2, por ejemplo, el crecimiento de este modelo ha sido exponencial en los últimos años. Felizmente, en este año, 2014, podemos decir que gracias al AIAF hemos tenido eco en América Latina y en los cinco continentes. Considero que el Foro ha ofrecido una batalla ética, planteando argumentos serios y datos llamativos. Pensamos que en este AIAF la agricultura familiar se ha fortalecido. ¿A qué se refieren con «batalla ética»? ¿Qué está en juego? ¿En juego? Muchísimas cosas. Nosotros usamos esos términos porque damos mucho valor a la argumentación, a la exposición de ideas, y lo que queremos es convencer a todos aquellos que estén dispuestos a debatir, reflexionar y apostar por modelos agrícolas sostenibles, generadores de ingresos, mitigadores de pobreza. Algunos sectores plantean que las grandes agroexportadoras pueden reemplazar el actual papel de la agricultura familiar, de producir alimentos en gran escala. ¿Eso es posible y sostenible? Eso es absolutamente impensable e imposible. El 70% de los alimentos en el mundo es producido por la agricultura familiar: no existe otro conjunto o modelo que la pueda sustituir. Además, tenemos Frente al poder e influencia de un modelo agrícola que promueve la concentración de tierras, el Foro Rural Mundial ha ofrecido una batalla ética para promover la agricultura familiar. SETIEMBRE de 2014 que ser conscientes de que la agricultura familiar no solo es productora de alimentos, sino que lleva consigo otros factores que aporta a la sociedad: no solo aporta alimentación, sino también ingresos, guarda la biodiversidad y mitiga la pobreza. Entonces, no es posible sustituir o eliminar este modelo agrícola. Simplemente, sería una locura hacerlo, por todo ese valor social que aporta a la agricultura familiar, a las sociedades del presente y a las del futuro. Una marcada característica en el Perú es la presencia del minifundio. ¿Se puede hacer una agricultura sostenible y rentable en un pequeño fragmento de tierra? Claro, sin duda. Pienso que el minifundio es un modelo agrícola y una situación particular que hay que potenciar. Lo primero que debemos romper es aquella asociación —que algunos promueven— de que minifundio es igual a subsistencia. Lo que es fundamental es que haya políticas públicas que permitan al agricultor desarrollar su trabajo con rentabilidad, dignidad y seriedad. Es decir, más allá de fijarnos solo en las hectáreas de tierra que tenga un agricultor, en lo que debemos fijarnos es en que existan las condiciones adecuadas para que los agricultores desarrollen su trabajo. ¿Qué pasa en la actualidad, en el mundo, con el tema de las políticas sociales y económicas para la agricultura familiar? ¿Por qué muchos gobiernos no plantean políticas en favor de este modelo? Lo que quiero destacar es que la agricultura familiar tiene un potencial enorme, que requiere un trabajo de largo plazo. No podemos pensar que en medio año los agricultores familiares van a cambiar su situación. Se trata de un largo proceso que, al parecer, muchos gobiernos no están dispuestos a enfrentar. ¿Cuál ha sido el papel del Foro Rural Mundial respecto al proceso de nombrar 2014 como el AIAF e implementarlo? El Foro Mundial Rural vino trabajando esta iniciativa desde 2008. En noviembre de 2011, la Asamblea General de Naciones Unidas optó por declarar 2014 como Año Internacional de la Agricultura Familiar. A partir de ello, el Foro ha aprovechado al máximo esta iniciativa para hacer incidencia en el planteamiento de políticas públicas para el fortalecimiento de la agricultura familiar en los ámbitos regional y global en todas partes del mundo. ¿Pero este «bautizo» ha sido un acto de buena voluntad o, más bien, se ha logrado algo concreto este año? Se han conseguido muchos logros, y tenemos que seguir trabajando para obtener más. A nivel general, podríamos decir que se ha presentado una revalorización de los propios agricultores, desde sus organizaciones. Ellos se sienten mucho más orgullosos de ser actores claves para el desarrollo humano y la alimentación. Concretamente, en algunos países, como Colombia, se aprobó hace poco el primer programa de agricultura familiar. En este proceso, el Comité Nacional del AIAF de dicho país tuvo un rol muy importante en la aprobación del programa. En Costa Rica también están construyendo, junto al gobierno, una política pública dirigida a este sector, a partir del AIAF. Otro ejemplo muy interesante es Nepal, donde el Comité Nacional del AIAF está negociando el incremento del presupuesto de agricultura. Estos ejemplos sirven para ilustrar que hay avances abstractos y concretos en la implementación de políticas públicas agrarias en diferentes países. Este año se va realizar, en el Perú, la COP 203, donde los gobiernos debatirán las políticas para responder al actual cambio climático. Sin duda, el tema agrario se vincula fuertemente a este problema. ¿El Foro Mundial Rural tiene alguna propuesta que se debería discutir en la COP 20? Claro. En realidad, este debate es relativamente sencillo. ¿Por qué lo digo así? Porque nosotros analizamos la agricultura familiar como modelo, en todo su conjunto. Con ese análisis constatamos que este tipo de agricultura, como modelo, es mucho más sostenible, ambiental y socialmente, que otros modelos agrícolas. Desde nuestra perspectiva, se debe impulsar la agricultura familiar como modelo agrícola, no solo en el presente, sino cada vez más en el futuro. Notas Periodista del Cepes. Editor de La Revista Agraria. 2 Mercado Común del Sur; bloque subregional económico y comercial integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela. 3 La vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. 1 9 Progresos en la seguridad alimentaria, pero incertidumbres en el futuro A propósito del reciente informe de la FAO sobre la inseguridad alimentaria en el mundo Fernando Eguren1 Hace Foto Ricardo Marapi pocos días, la FAO2 difundió su informe sobre la inseguridad alimentaria en el mundo3. Este tema pasó a un lugar destacado en la agenda internacional, con ocasión de la brusca y empinada elevación de los precios de los alimentos en el periodo 2007-2008 y, luego, en 2011. Su impacto en el número de personas desnutridas fue muy grande: se pasó de aproximadamente 850 millones a más de mil millones. En el Perú, los efectos de la elevación de los precios de los alimentos se expresaron en un aumento de las personas con déficit calórico4. El reciente informe de la FAO destaca los avances en la reducción de esta inseguridad luego de esos años críticos: entre los años 2012-2014 habría 805 millones de personas con desnutrición crónica —100 millones menos que en la última década y 209 millones menos que en 1990-1992—. En los países en desarrollo, la incidencia de la desnutrición cayó, en ese periodo, del 23.4% al 13.5%. Desigualdad en la reducción de la desnutrición A pesar del progreso general, no todas las regiones del planeta evolucionaron de la misma manera. La incidencia de la desnutrición continúa siendo mayor en los países del África subsahariana, con escasos progresos. El Asia concentra el mayor número de desnutridos, a pesar de los importantes avances de Asia Oriental y, sobre todo, Asia Sudoriental (la 10 LA REVISTA AGRARIA / 166 Gráfico 1. Prevalencia de desnutrición 40.0 35.0 30.0 Bolivia 25.0 Chile 20.0 Colombia 15.0 Ecuador 10.0 Peru 5.0 Venezuela 19 90 19 92 92 19 94 94 19 -96 96 19 98 98 20 00 00 20 -02 02 20 04 04 20 06 06 20 -08 08 20 10 10 20 12 12 -1 4 0.0 Fuente: FAO. Elaboración propia. China redujo el número de desnutridos en 138 millones en el periodo indicado). América Latina y el Caribe fue la región con mayores progresos, habiendo casi logrado ya los objetivos del Milenio (reducir en 2015 a la mitad el número de desnutridos del periodo 1990-1992), pasando del 15% de personas con nutrición insuficiente al 8%5. La evolución del Perú respecto a la situación alimentaria puede apreciarse mejor en el contexto de los países andinos: en todos ellos la situación ha mejorado de manera sostenida y el Perú se compara favorablemente con sus vecinos, como lo muestran los gráficos de este artículo, basados en el citado informe de la FAO. Uno de los principales indicadores sobre la situación alimentaria es la prevalencia de la desnutrición6. En el Perú, como en los demás países andinos, hubo una importante reducción en la población desnutrida, población que llega a conformar menos del 5% en Chile (desde fines del siglo pasado) y Venezuela (desde fines de la década pasada) (ver gráfico 1). En lo que respecta al consumo de calorías (ver gráfico 2), la evolución del Perú ha sido de continuo incremento (con un bache en el periodo 2002-2004), aunque de manera más pronunciada en la última década. A inicios de la década de 1990, solo Bolivia estaba en una situación más desventajosa que el Perú, mientras que en los años más recientes es superado solo por Venezuela (con un notable aumento del consumo en los años de gobierno de Hugo Chávez) y Chile. En cuanto al consumo de proteínas (ver gráfico 3), claramente hay una distancia entre los niveles de consumo de Chile y Venezuela (que destaca, nuevamente, por su acelerado incremento) y los demás países andinos. El Perú supera a Colombia, país que no solo ha quedado estancado, sino que en los últimos años experimenta una preocupante disminución. 130 125 120 Bolivia 115 Chile 110 Colombia 105 Ecuador 100 Perú 95 Venezuela 90 19 90 19 92 92 19 94 94 19 96 96 19 98 98 20 00 00 20 02 02 20 04 04 20 06 06 20 08 08 20 10 10 20 12 12 -1 4 Gráfico 2. Consumo de energía (calorías) en países de América del Sur, 1990-2014 (%) Fuente: FAO. Elaboración propia. SETIEMBRE de 2014 Los cereales constituyen un componente de importancia estratégica en la dieta alimentaria, y no carece de importancia cuán dependiente es un país de las importaciones, más aún en un contexto en el que la inseguridad sobre la evolución de los precios se ha convertido casi en norma. El Perú redujo la tasa de dependencia de las importaciones hasta la primera mitad de la década pasada, para luego elevarse y mantenerse en un nivel elevado —alrededor del 50% (ver gráfico 4)—. Es notoria la evolución de Venezuela, país que durante casi una década redujo en forma significativa su dependencia de las importaciones, para incrementarlas aceleradamente en los últimos diez años. Al menos, parte de su buen desempeño en la reducción de la desnutrición y el aumento del consumo de calorías y proteínas se ha hecho sobre la base de un crecimiento del aumento de su dependencia de las importaciones. Las amenazas a la seguridad alimentaria Ahora bien, estas mejoras en la situación alimentaria no son conquistas definitivas, entre otras razones porque la evolución reciente de la agricultura latinoamericana está enfrentando una serie de desafíos. En un reciente informe de la Cepal/FAO se advierte que la agricultura de América Latina está afectada por la desaceleración de la actividad económica global, la pérdida del dinamismo del comercio mundial de mercancías, el incremento de fenómenos climáticos adversos y el incremento en la aparición de plagas y enfermedades en los cultivos7. Por otro lado, algunas formas de malnutrición se han extendido, lo que ha generado sobrepeso y obesidad, las que «han adquirido dimensiones epidémicas en el último cuarto de siglo, en todos los grupos de edad y estratos sociales»8, en buena parte debido a los cambios en la composición de la dieta, hacia alimentos hipercalóricos e industrialmente procesados en las ciudades y hacia canastas alimenticias poco variadas en las áreas rurales. Enfrentar estos desafíos requiere de políticas de apoyo a la producción agrícola y —en forma destacada— a la agricultura familiar, sobre la cual reposa la mayor 11 Una de las mayores dificultades para Gráfico 3. Consumo promedio de proteínas (gramos / per capita / día 90 85 80 Bolivia 75 70 Chile 65 Colombia 60 Ecuador 55 Perú 50 Venezuela 19 90 -9 19 2 92 -9 19 4 94 -9 19 6 96 -9 19 8 98 -0 20 0 00 -0 20 2 02 -0 20 4 04 -0 20 6 06 -0 20 8 08 -1 0 45 Fuente: FAO. Elaboración propia. parte de la producción de alimentos en América Latina y, de manera notoria, en el Perú. Pero requiere, también, de políticas alimentarias específicas en el marco de la afirmación y el respeto del derecho de todos a la alimentación. Esto pasa en el Perú por la aplicación de normas cuya ejecución ha quedado a medio camino: la Ley de Fomento de la Alimentación Saludable (Ley 30021), inaplicable por falta de reglamento; la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que carece de un plan de acción; y la autógrafa de la ley del mismo nombre, estancada en el Congreso. Notas Sociólogo. Presidente del Cepes. 2 Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO (por sus siglas en inglés: Food and Agriculture Organization). 3 FAO. The state of food insecurity in the world. Roma, 2014 (la versión en español aún no 1 está disponible). <http://bit.ly/1plFGSV>. Eduardo Zegarra y Jorge Tuesta. «Shock de precios y vulnerabilidad alimentaria de los hogares peruanos». Grade. Lima, 2009. 5 NN. UU. Objetivos de desarrollo del Milenio. Informe de 2014. Nueva York, 2014. <http://bit.ly/1uMaenh>. 6 «La prevalencia de desnutrición expresa la probabilidad de que una persona seleccionada al azar de la población consume una cantidad de calorías que es insuficiente para cubrir su requerimiento de energía para una vida activa y saludable. […] Este es el indicador tradicional de hambre de la FAO, adoptado como indicador oficial Objetivo de Desarrollo del Milenio para el Objetivo 1, Objetivo 1.9». FAO, op. cit. 7 Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe: 2014. Cepal, FAO, IICA. San José de Costa Rica, 2013. 8 Una mirada integral a las políticas públicas de agricultura familiar, seguridad alimentaria, nutrición y salud pública en las Américas: acercando agendas de trabajo en las Naciones Unidas. OPS/FAL/CEPAL/IICA, 2014, p. 3. 9 Tasa de dependencia: producción de cereales + importaciones – exportaciones. 4 enfrentar los graves y crecientes problemas de salud alimentaria de la población infantil y adolescente es el limitado acceso de los padres a la información sobre el contenido de elementos potencialmente nocivos en los productos que dicha población consume. Las etiquetas de los productos industrializados no son amigables y hacen muy difícil que los progenitores puedan discernir qué cantidades de esos elementos están consumiendo sus hijos a diario. La Ley 30021, de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes, busca generar mayor y mejor información para los padres, de tal forma que eviten o reduzcan la compra de productos que puedan afectar la salud de sus hijos. Si bien la norma todavía está en proceso de reglamentación, resulta clave poder definir cuándo un producto procesado Gráfico 4. Tasa de dependencia de importación de cereales9 Foto internet Fuente: FAO. Elaboración propia. 12 El azúcar no es un nutriente requerido para vivir sobrepasar el 10% de las calorías totales en la LA REVISTA AGRARIA / 166 ¿Cuánto contenido de azúcar existe en los productos industrializados que consumen niños y adolescentes? Eduardo Zegarra tiene un alto contenido de ingredientes potencialmente nocivos y cómo informar de esto a la población. En este artículo analizamos 249 productos de una base de datos del Centro Nacional de Alimentación y Nutrición Cuadro 1. Contenido de azúcar por tipo de productos Porción Productos 1. Galletas y wafers 30 gr 2. Queques 150 gr 3. Otros biscochos 4. Gaseosas y jugos 5. Cereales 6. Yogures y lácteos Total Contenido promedio azúcar gramos cucharitas 53 7.5 1.5 3 30.5 6.1 150 gr 6 65.0 13.0 250 ml 87 28.0 5.6 50 gr 64 9.0 1.8 200 ml 36 23.0 4.6 249 19.0 3.8 Fuente: Base de datos Cenan. Elaboración propia. 1 (Cenan), del Ministerio de Salud, respecto al contenido de uno de los elementos más problemáticos para la salud de niños, niñas y adolescentes: el azúcar. Su consumo alto o excesivo está asociado a enfermedades no transmisibles como la diabetes, a problemas cardiovasculares y a la creciente obesidad infantil y adolescente. Cabe decir que el azúcar no es un nutriente requerido para vivir o para el crecimiento; de acuerdo con las recomendaciones de la OMS/FAO2, el azúcar «libre» (definida como la que es agregada a productos industrializados, bebidas, jugos envasados, miel, y el mismo azúcar de mesa) no debe sobrepasar el 10% de las calorías totales en la ingesta diaria. Esto se traduce —en el caso de un niño de 13 años con moderada actividad física— en que de las 2,000 calorías recomendadas para el consumo diario, no más de 200 (50 gr) deben ser aportadas por el azúcar. Esto equivale a un total de no más de 10 cucharaditas de azúcar al día. La base de datos del Cenan3 o para el crecimiento; de acuerdo con las recomendaciones de la OMS, su consumo no debe ingesta diaria. SETIEMBRE de 2014 En 2013, el Cenan recogió datos acerca del contenido de azúcar, grasas y sodio, obtenidos de las etiquetas de una muestra de 565 alimentos industrializados vendidos en supermercados y bodegas en la ciudad de Lima. Esos datos se estandarizaron a cantidad de azúcar (en gr) por cada 100 gr de producto sólido o 100 ml de producto líquido. Para los fines de generar información más accesible sobre el contenido de azúcar, hemos desagregado los datos en seis categorías: 1) galletas y wafers; 2) queques; 3) otros bizcochos; 4) gaseosas y jugos; 5) cereales; y 6) yogures bebibles y otros lácteos. Esta clasificación permite generar un tamaño promedio de porción que un niño o adolescente consumiría normalmente (por ejemplo, en una lonchera); sobre esta base, es posible convertir el contenido de azúcar de cada producto en número de cucharaditas (5 gr cada una) por porción, teniendo en mente que debe 13 Cuadro 2. Clasificación de acuerdo con el contenido de azúcar en una porción (número de cucharitas de 5 gr) Normal Alto Muy alto 1. Galletas y wafers Menos de 1 De 1 a 2 Más de 2 2. Queques Menos de 2 De 2 a 5 Más de 5 3. Otros biscochos Menos de 2 De 2 a 5 Más de 5 4. Gaseosas y jugos Menos de 2 De 2 a 5 Más de 5 5. Cereales Menos de 1 De 1 a 2 Más de 2 6. Yogures y lácteos Menos de 2 De 2 a 5 Más de 5 Fuente: Elaboración propia. Cuadro 3. Clasificación de los 249 productos analizados por contenido de azúcar Normal Alto Muy alto Total 9 32 12 53 2. Queques 1 2 3 3. Otros biscochos 1 5 6 1. Galletas y wafers 4. Gaseosas y jugos 7 32 48 87 5. Cereales 28 10 26 64 6. Yogures y lácteos 4 14 18 36 Total 48 90 111 249 19% 36% 45% 100% % Total Fuente: Base de datos Cenan. Elaboración propia. evitarse a toda costa consumir más de 10 cucharaditas de azúcar al día. En el cuadro 1 se consigna el contenido de azúcar que existe en una porción diaria promedio de consumo por cada tipo de producto. Para galletas y wafers se asume una porción de 30 gr; para queques y otros biscochos, de 150 gr; para gaseosas y jugos, de 250 ml; para cereales, de 50 gr; y para yogures bebibles y otros lácteos, de 200 ml. Estas son porciones promedio por tipo de producto, de acuerdo con presentaciones para un consumo unitario (una cajita de yogur, un paquete de galletas, 10 cucharaditas de cereal en el desayuno, etc.). El promedio de contenido de azúcar, obtenido a partir de los 249 productos, es de 19 gr o 3.8 cucharaditas por porción promedio, aunque en algunos casos se llega a 13 cucharaditas (otros biscochos) o a 5.6 cucharaditas (gaseosas y jugos) por porción. En general, el consumo de una porción de estos productos representa cerca del 40% del consumo máximo 14 de azúcar diario. Una combinación de dos o más productos supera fácilmente el límite máximo, aparte de considerar que los niños también consumen azúcar de mesa en el desayuno, o en jugos de frutas o miel en las comidas. Clasificación de acuerdo con el contenido de azúcar Un tema clave para poder orientar a los consumidores se refiere a qué contenido de azúcar puede considerarse «alto» o «muy alto». Para fines de orientación, clasificaremos a los productos en tres categorías: i) normal; ii) alto; y iii) muy alto. Los criterios de clasificación se presentan en el cuadro 2. Las categorías de mayor volumen o peso de consumo diario por ración (bebidas, queques y yogures) obtienen la clasificación de «muy alto» si superan las 5 cucharaditas por ración promedio, y de «alto» si están entre las 2 y 5 cucharaditas. Las categorías de menor peso por ración (galletas y wafers, y cereales) tienen un corte de 2 cucharaditas para «muy alto» y de 1 a 2 para «alto». La clasificación total de los productos se presenta en el cuadro 3. Solo el 19% de los productos está clasificado con contenido normal; un preocupante 45% de los productos caen en la categoría de «muy alto». En este caso, el consumo de una unidad de producto promedio en gaseosas y jugos, por ejemplo, equivale a consumir más de 5 cucharaditas de azúcar, y lo mismo funciona para los yogures y lácteos. En el caso de las galletas y wafers y los cereales, consumir una porción en la categoría «muy alto» equivale a ingerir más de 2 cucharaditas de azúcar. Evidentemente, consumir más de una ración y la combinación de dos o más productos disparan rápidamente el consumo diario a más de 10 cucharaditas, con graves riesgos para la salud de niños, niñas y adolescentes. A manera de conclusión Las cifras analizadas en este artículo indican que una gran cantidad de productos procesados expendidos en supermercados y bodegas de Lima tienen un contenido alto de azúcar, con efectos potencialmente nocivos para la salud de la población infantil y adolescente. Los padres tienen poca o nula información acerca de esto, y las etiquetas vigentes son poco claras o ininteligibles. Una opción práctica para resolver este serio déficit de información reside en consignar en cada producto el número de cucharaditas de azúcar equivalentes que contiene, con un símbolo claramente identificable y un tamaño adecuado y visible para los consumidores. Esto ayudaría a mejorar la información para los padres y evitaría un consumo excesivo (e inconsciente) de cantidades peligrosas de azúcar por sus hijos. Notas Economista. Investigador principal de Grade. <[email protected]>. 2 WHO/FAO (2003). «Diet, nutrition and the prevention of chronic diseases». Report of a Joint WHO/FAO Expert Consultation (WHO TRS 916). 3 INS/CENAM (2013). Informe «Descripción del contenido de azúcar, grasas y sodio en alimentos industrializados según etiquetado expendidos en Lima». Dirección Ejecutiva de Vigilancia Alimentaria y Nutricional, julio de 2013. 1 LA REVISTA AGRARIA / 166 ¿Se avecinan nuevos conflictos sociales? Amenazas gubernamentales a la propiedad de la tierra Pedro Castillo Castañeda1 El gobierno del presidente Humala parece correr contra el tiempo en su intento de reactivar la economía. No terminan de discutirse las últimas medidas económicas y ya se está anunciando un nuevo paquete de ellas, el cual —según argumentan los voceros del gobierno— fortalecería el crecimiento macroeconómico y ayudaría a destrabar proyectos de gran inversión que, incluso, vienen de administraciones pasadas. Sin embargo, queda claro que el Gobierno central piensa favorecer, casi de manera exclusiva, a la inversión privada, incluso al margen de derechos reconocidos en nuestra legislación. Un ejemplo de ello es la publicación de la Ley 302302, en julio último, conocida como del «paquetazo reactivador», norma que establece una serie de «medidas tributarias, simplificación de procedimientos y permisos para la promoción y dinamización de la inversión en el país», y que, como bien han denunciado una serie de colectivos de la sociedad civil y organizaciones indígenas, tiene un impacto negativo en materia de derechos a la tierra. La norma en cuestión, Ley 30230 Publicada el 12 de julio —con una redacción sumamente imprecisa y hasta ambigua—, posee 103 artículos, de los que casi la tercera parte (desde el título III hasta las disposiciones finales, transitorias y derogatorias) se dedican al saneamiento físico legal de tierras involucradas en proyectos de inversión. La ley se cuida de señalar en forma expresa qué tipo de derecho otorgará a los inversionistas respecto a los predios que el Estado piensa sanear. Sin embargo, el SETIEMBRE de 2014 saneamiento físico legal que se propone realizar no es otra cosa que el otorgamiento de derechos de propiedad (titularidad de dominio) sobre la tierra, lo que en buena cuenta significa que el empresario se podría convertir —gracias a la ambigüedad de la norma— en el propietario del predio donde realice sus actividades; es decir, aquel obtiene el camino libre para convertirse en el titular de las tierras donde tiene una concesión minera (Andes), una de hidrocarburos o una forestal (selva), sin importar los derechos allí existentes. Con estos procedimientos especiales, creados específicamente para ellos, los inversionistas podrán solicitar la propiedad de las tierras donde realizan directamente sus actividades (influencia directa), o de las zonas aledañas al proyecto que las empresas consideren necesarias para sus operaciones (influencia indirecta). Crisis institucional Uno de los lastres del Perú es la falta de institucionalidad. Un país sin reglas claras ni gente que las respete genera una sensación de desgobierno. Así lo entiende el Ranking de Competitividad Mundial 2014, elaborado por The World Economic Forum (WEF)3, conforme al cual el Perú ha caído cuatro puntos respecto a años anteriores, sobre todo debido a la fragilidad del parámetro institucional que presenta. Esta falta de institucionalidad —señalan expertos— ahuyenta las inversiones necesarias para seguir creciendo como país. Sin embargo, no es sino el Estado quien genera esta situación. Recordemos que recién en enero de 2013 se había restituido —mediante el Decreto Supremo 001-2013-AG— la rectoría en materia de tierras al Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri). Por eso, no se entiende cómo, con la norma del paquete reactivador, el Ejecutivo le otorga facultades similares al Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri), dependiente del Ministerio de Vivienda, a fin de que pueda diseñar procedimientos para sanear tierras, colisionando —como es evidente— con el Minagri, el que incluso iniciará en los próximos meses todo un proceso de titulación de tierras. También llama la atención el hecho de que el Ministerio de Cultura (Mincul) y su Viceministerio de Interculturalidad hayan sido excluidos de este proceso. Esta institución, en la práctica, debe velar por los derechos de los pueblos indígenas (representados mayoritariamente por las comunidades campesinas y nativas), siendo ellos los que probablemente sean los mayores perjudicados. ¿Participaron, tanto el Mincul como su viceministerio, de la creación de esta norma, o se los saltaron con garrocha como al Minagri? En el colmo de las contradicciones, la norma del paquetazo reactivador excluye al Minagri del proceso de formulación de su reglamento: solo están Cofopri y la Superintendencia de Bienes Nacionales (ambos de Vivienda), la Superintendencia Nacional de Registros Públicos (Sunarp) (de Justicia) y Provías Nacional (de Transportes). Es decir, el ente rector en materia de tierras y saneamiento de la propiedad rural está fuera. El debilitamiento de la institucionalidad, entonces, es ocasionado por el propio Estado, que no respeta las reglas que va creando. ¿Acaso la Ley 30230 no es para promocionar y dinamizar la economía nacional? ¿Se puede promocionar la inversión cuando el país tiene una institucionalidad precaria? 15 El nuevo proyecto de titulación de tierras respuestas pueden deducirse fácilmente. El pasado 5 de setiembre, el Minagri organizó una reunión para presentar el Proyecto catastro, titulación y registro de tierras rurales en el Perú, tercera etapa (PTRT3), en la que participaron representantes de la sociedad civil y gremios agrarios e indígenas. El objetivo es titular a 441,093 predios individuales, 190 comunidades nativas y 190 comunidades campesinas de la sierra, para lo cual se cuenta con un préstamo de US$40 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Las preguntas surgen de manera inmediata. ¿Qué piensa titular el Minagri? ¿Los saldos que deje Cofopri cuando empiece a otorgar derechos a favor de los inversionistas? Cuando exista superposición de derechos, ¿qué título tendrá mayor valor? ¿El de Cofopri o el del Minagri? ¿El del inversionista o el del pequeño agricultor? Las Conflictos sociales Desde las últimas décadas, en materia de tierras, la tendencia del Estado es la misma: liberalizar su tratamiento al máximo y desconocer los derechos de las personas que más dependen de ellas —las comunidades y agricultores familiares—, para favorecer a las grandes inversiones. Desde Fujimori, Toledo, García, y ahora Humala, cada uno, a su turno, ha publicado normas que han modificado las condiciones legales a través de las cuales el Estado peruano garantizaba los derechos sobre la tierra. Esta vez han sido reemplazadas por medidas que promocionan su uso intensivo mediante proyectos de explotación de recursos naturales. El llamado «paquetazo reactivador» está en la línea del cuestionado discurso del «síndrome del perro del hortelano»4, pero incluso va más allá: ya no se trata de vender las tierras para traer inversión o tecnología, como señalara García en 2007; ahora es necesario entregarlas en propiedad —sin respetar las normas vigentes, la Constitución y los tratados internacionales— a los inversionistas, con el argumento de dinamizar nuestra economía. Si esto significa «destrabar los proyectos», no hemos aprendido nada de los pasados conflictos sociales. El «Baguazo» sucedió por menos. Notas Investigador del Cepes en temas relacionados a comunidades campesinas, tierra y agua. 2 Puede descargar y revisar la ley en: http://bit.ly/1rggjr7 3 Fundación sin fines de lucro, con sede en Ginebra (Suiza), donde los principales líderes empresariales, políticos internacionales y periodistas e intelectuales analizan problemas mundiales, como la salud y el medioambiente. 4 Artículo escrito por Alan García, durante su segundo periodo presidencial (diario El Comercio, 27.10.2007). 1 cionespublicacionespublicacionespublicacionespublicacionespubli La geografía del carbono en alta resolución del Perú. Ministerio del Ambiente y Car negie Institution for Science at Stanford University. Lima, 2014. Se trata del primer estudio geográfico de alta resolución de los stocks de carbono sobre el suelo a lo largo del Perú. Este informe comunica el desarrollo del enfoque y una validación extensa del mapa resultante de carbono en alta resolución del país. Además, ofrece el primer análisis cuantitativo de los factores ambientales básicos que determinan la geografía del carbono de los ecosistemas, regiones políticas y áreas naturales protegidas del Perú. Puede descargarse de: <http://stanford.io/WXvtpR >. Ferias y mercados de productores: hacia nuevas relaciones campociudad . Lacroix, Pierril y Gianmarco Cheng (eds.). Lima: Agronomes et Vétérinaires Sans Frontières (AVSF) y Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes), 2014. Publicación que forma parte del esfuerzo colectivo del proyecto Mercados Campesinos. Su finalidad es compartir reflexiones y conocimientos relacionados con el acceso al mercado de las familias campesinas andinas. El texto contiene diversos artículos de investigación realizados para el proyecto, así como artículos sobre otras experiencias, como la del proyecto Agroeco y la Feria Campesina de Bogotá. Descargable desde: <http://bit.ly/1p8TGAe >. Sabiduría y adaptación: el valor del conocimiento tradicional para la adaptación al cambio climático en América del Sur. Lara, Romel y Roberto VidesAlmonacid (eds.). Quito: Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (UICN), 2014. Recopilación de reflexiones y análisis de distintos autores, sobre la propuesta que hace la UICN y varias de sus organizaciones miembros acerca de la necesidad de reconocer el valor que tiene el conocimiento tradicional para la adaptación al cambio climático. Algunos de los temas que se analizan en el texto versan sobre enfoques para la adaptación al cambio climático, cambio climático y conocimientos tradicionales. Descargable desde: <http://bit.ly/1ubREGy>. Visite: www.larevistaagraria.org 16 LA REVISTA AGRARIA / 166