LRA 166

Anuncio
AÑO 15 N.º 166
SETIEMBRE de 2014
contenido
contenido
6
Pensiones en el agro:
¿vejez sin futuro?
8
Entrevista a Auxtin
Ortiz, director general
del Foro Rural
Mundial
10
Progresos en la
seguridad alimentaria,
pero incertidumbres
en el futuro
12
¿Cuánto contenido
de azúcar existe
en los productos
industrializados que
consumen niños y
adolescentes?
Publicación del Centro Peruano de Estudios Sociales
Av. Salaverry 818, Jesús María, Lima 11/ Perú
Telf. (511) 4336610
Email: [email protected]
Web: www.larevistaagraria.org
Facebook: /LaRevistaAgraria
Twitter: @RevistaAgraria
Directora fundadora
Bertha Consiglieri (1950-2007)
Director
Fernando Eguren
Comité editorial
Laureano del Castillo, Javier Alvarado,
Beatriz Salazar, Ricardo Marapi, Pedro Castillo,
Jaime Escobedo, Miguel Pintado
Corrección/Diagramación
Antonio Luya / José Rodríguez
Distribución gratuita con La República el
último miércoles de cada mes.
LICENCIA CREATIVE COMMONS
Algunos derechos reservados
Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar públicamente esta obra bajo las condiciones siguientes:
- Debe reconocer los créditos de la obra
- Debe ser usada solo para propósitos no comerciales
- No se puede alterar, transformar o generar una obra
derivada a partir de esta obra.
2
editorial
Elecciones estratégicas en las municipalidades
distritales rurales
O
ficialmente, el 71% de los distritos en el Perú son rurales: 1,303,
sobre un total de 1,840. El próximo cinco de octubre se elegirán 1,303
alcaldes distritales rurales (entre nuevos y reelegidos), quienes serán
las autoridades estatales más cercanas a la población rural. En su mayor
parte, pertenecerán a agrupaciones políticas departamentales o locales, sin
vinculación con los partidos nacionales.
El papel de las municipalidades distritales rurales es crucial para el
desarrollo agrícola. Debido a la gran diversidad geográfica y climática, las
características específicas de los territorios del país varían mucho, a veces
en distancias muy cortas. Una manera de mirar el Perú es observarlo como
un archipiélago de territorios diferenciados, en particular en la sierra, donde
los Andes determinan nichos ecológicos y zonas de vida muy diversos, aun
en áreas próximas. El adecuado uso de los recursos naturales de estas
zonas diferenciadas requiere un conocimiento preciso de su complejidad,
conocimiento que se ha ido acumulando y transmitiendo, por generaciones,
en las poblaciones de las comunidades campesinas y nativas. La inmensa
biodiversidad —recientemente «descubierta» por las poblaciones urbanas
a raíz del boom gastronómico— es, en buena medida, el resultado de
una relación sinérgica de los pobladores rurales con la naturaleza. Los
mayores impactos del cambio climático los sufrirá la agricultura —y los
agricultores—, y la capacidad de adaptación a las modificaciones de la
temperatura, a la frecuencia e intensidad de las lluvias y a la aparición de
nuevas enfermedades, dependerá en gran parte de esos conocimientos
detallados de la diversidad local.
Sin embargo, la velocidad y la escala del cambio climático —y la
incertidumbre que provoca— desbordarán la capacidad de adaptación de los
campesinos y las poblaciones nativas a las nuevas condiciones productivas,
si es que no reciben apoyo externo, y este no puede venir sino del Estado,
en sus distintos niveles.
Es aquí donde los municipios rurales tienen que cumplir un papel
importante y asumir como una responsabilidad el apoyo, con recursos
económicos y de otro tipo, a las poblaciones rurales de su ámbito. Finalmente,
son estas las proveedoras de alimentos, quienes dan más empleo y sostienen
las economías locales. Ello implica incorporar en las agendas políticas de los
municipios, en un lugar destacado, la necesidad de promover la capacidad
de adaptación al cambio climático, lo que va más allá de las tradicionales
inversiones en infraestructura rural.
Los programas diseñados a nivel nacional difícilmente podrán dar cuenta
de la gran heterogeneidad de desafíos a nivel local, por lo que el papel de los
municipios distritales es estratégico. Solo hay que esperar que las nuevas
autoridades asuman seriamente estas nuevas responsabilidades.
Fernando Eguren
Director
LA REVISTA AGRARIA / 166
Foto Ricardo Marapi
AGROdata
Existen miles de hijos o familiares del
conductor del predio agrícola, que muchas
veces no reciben un salario y, por ende, no
aportan a un seguro de pensiones.
Es el sector más desprotegido
El 90% de los trabajadores agropecuarios está
fuera del sistema de pensiones
Miguel Ángel Pintado1
En julio de 2013 se aprobó el Decreto
Supremo 166-2013-EF, que establecía
la obligación de que los trabajadores
independientes que no superasen los
40 años se afiliaran a un sistema de
pensiones. Más allá de las controversias
que giran en torno al decreto, subyace
una preocupación política sobre la seguridad social de aquellos trabajadores
(los independientes) que se encuentran
fuera de un régimen laboral formal que
prevea la estabilidad de sus ingresos
futuros cuando dejen de trabajar. En
2013, según datos del INEI, los trabajadores independientes en el Perú eran
5’413,655, representando el 35% de la
PEA ocupada nacional. De estos, solo
el 18% (alrededor de 822 mil personas)
aporta al sistema de pensiones, mientras
que el 82% que no lo hace (y si no lo hace
en el futuro) no recibirá ningún ingreso
por pensión cuando se retire.
Si el trabajador independiente está
vinculado a una actividad que le rinde
altos ingresos en el periodo laboral, es
SETIEMBRE de 2014
probable que su nivel de ahorro durante
ese periodo le permita cubrir sus necesidades de efectivo cuando se retire.
Sin embargo, si la actividad a la que se
dedica le genera limitados excedentes
para el ahorro, entonces la liquidez en
el tiempo de cese laboral puede ser un
grave problema. Precisamente, este último es el caso del sector agropecuario.
Asegurando el futuro
Empecemos por examinar la situación actual de todos los ocupados,
independientemente de su categoría
ocupacional, en cuanto a la previsión de
una pensión futura (ver cuadro 1). La
población económicamente activa ocupada (PEA ocupada u ocupados) la conforman todas las personas que, contando
con 14 años como mínimo, se encuentran trabajando para la producción de
bienes y/o servicios durante un periodo
de referencia determinado. En el Perú,
dicha población alcanza las 15’683,616
personas, de las cuales el porcentaje
mayor trabaja en actividades agropecuarias (3’759,261). Sin embargo, en
esta rama, solo 389,716 trabajadores
(10% del sector agropecuario) declaran
aportar a algún sistema de pensiones. La
baja tasa de afiliación, en comparación
con las otras ramas, se debe sobre todo
a la naturaleza del sistema, cuyos mecanismos de afiliación fueron pensados,
fundamentalmente, para trabajadores
asalariados (descuentos por planillas).
Dado que existe una baja concentración
de trabajadores asalariados, en general,
en los espacios rurales y, en particular,
en el sector agropecuario, se explica el
número limitado de la tasa de afiliación.
Otro factor es el desinterés del sistema
de pensiones en apostar por un sector
agropecuario donde existe un bajo nivel
de ingresos de los trabajadores que no
les permite incluir el bien «aporte para
pensión» dentro de su presupuesto o
canasta de bienes prioritarios. Investigaciones posteriores podrían ayudar a
aclarar estas causas.
3
AGROdata
Desamparo presente
Una manera más completa de observar
el actual problema de seguridad social
que afecta mayoritariamente al sector
agropecuario es la construcción de una
pirámide de edades de la PEA ocupada.
En el gráfico de pirámide hemos dividido, con fines comparativos, a la PEA
ocupada nacional en dos: los ocupados
del sector agropecuario y los ocupados de las demás ramas de actividad
(pesca, minería, manufactura, etc.)2. Se
observa que, en estas últimas, la mayor
proporción de ocupados se concentra en
edades intermedias (88% en las edades
18-59) y solo una pequeña proporción
en los menores de edad y en los adultos
mayores de 60 años (12%). En contraste,
en el sector agropecuario, el 74% de los
ocupados se concentra en edades intermedias, el 10% son menores de edad y
el 16% adultos mayores. Nótese que los
ocupados del rango de edad «65 a más»
en el sector agropecuario representan
el 10%; es decir, son más de 241 mil
hombres y 172 mil mujeres los que, en
este sector, aun contando con la edad de
jubilación, continúan trabajando en la
actividad. Sin duda, la población dedicada a actividades agropecuarias es, en su
mayoría, adulta y con gran participación
Cuadro 1. PEA ocupada según rama de actividad y afiliación
al sistema de pensiones, 2013
Sistema
privado
Sistema
público
Ambos
sistemas
PEA
ocupada
afiliada
PEA ocupada
total
Agropecuario
7%
3%
0%
10%
3’759,261
Pesca
15%
6%
3%
24%
90,653
Minería
51%
13%
0%
64%
197,987
Manufactura
27%
11%
0%
38%
1’590,161
Construcción
29%
10%
1%
40%
974,661
Comercio
17%
7%
1%
25%
3’009,275
Transp. y Comun.
24%
8%
1%
33%
1’205,080
Servicios
34%
18%
4%
56%
3’302,617
Otros servicios
28%
12%
1%
41%
1’553,921
Total
22%
10%
1%
33%
15’683,616
Rama de
actividad
Fuente: Enaho 2013. Elaboración: Cepes.
de adultos mayores, incluso mucho más
que en otras actividades de la economía.
Esta situación, sumada a la bajísima tasa
de afiliación, convierte al sector agropecuario en el sector más desprotegido.
Desprotegidos agropecuarios:
¿quiénes son y dónde están?
Como se presentó en el cuadro 1, solo
el 10% de los ocupados agropecuarios
está afiliado; es decir, el 90% restante se
encuentra desprotegido, pues no aporta
ni a un sistema público ni a un sistema
privado de pensiones. Precisamente,
en el cuadro 2 presentamos mayores
detalles de estos ocupados desprotegidos: quiénes son (en qué categoría
ocupacional son clasificados) y dónde
se ubican (cómo se distribuyen según
regiones naturales).
Observamos que la categoría ocupacional que presenta la mayor cantidad de
ocupados no afiliados es la de trabajador
familiar no remunerado: más del 90% de
Foto Ricardo Marapi
Más de 172 mil mujeres del sector agropecuario, del
rango de edad «65 a más», aun contando con la edad
de jubilación, continúan trabajando en dicha actividad.
4
LA REVISTA AGRARIA / 166
AGROdata
Cuadro 2. PEA ocupada del sector agropecuario según categoría ocupacional, región y afiliación al sistema de pensiones, 2013
Costa
Categoría ocupacional
Sierra
Selva
PEA ocupada
NO afiliada
PEA ocupada
total
PEA ocupada
NO afiliada
PEA ocupada
total
PEA ocupada
NO afiliada
PEA ocupada
total
Empleador o patrono
74%
34,875
83%
107,768
91%
71,489
Trabajador independiente
78%
214,435
91%
1’037,754
94%
375,312
Empleado
6%
14,633
38%
1,472
18%
1,963
Obrero
59%
341,071
95%
214,680
94%
144,030
Trabajador familiar no
remunerado (TFNR)
94%
93,066
99%
871,823
99%
234,889
483,435
698,080
2’099,416
2’233,497
786,694
827,683
Total
Fuente: Enaho 2013. Elaboración: Cepes.
los TFNR no aporta al sistema de pensiones en las tres regiones. La razón que
está detrás tiene que ver con la condición
de dependencia de estos ocupados: la
mayoría son hijos o familiares que dependen económicamente del conductor,
muchas veces con un salario mínimo
o, incluso, sin recibir uno, por lo que
el aporte es casi nulo. En el caso de los
conductores (que integra las categorías
empleador e independientes), se establecen diferencias regionales: la costa es la
que presenta un menor porcentaje de no
afiliación, en comparación con la sierra
y la selva, debido, probablemente, a menores costos de transacción de afiliación
(dada la cercanía a espacios urbanos), al
mayor nivel de ingresos de los ocupados
(a partir de otras actividades complementarias de la agropecuaria), etc., lo cual
puede incrementar los incentivos para
el aporte voluntario.
Por último, la afiliación de los asalariados (empleados y obreros) en la costa
es claramente mayor que en la sierra y la
selva: tan solo el 6% de los empleados de
la costa no aportan, así como el 59% de
los obreros. Resulta evidente que la concentración de empresas agroindustriales,
agroexportadoras, predios de gran tamaño, y la mayor capitalización, juegan un
rol crucial en este mayor aporte de la
costa. La diferencia entre las tasas de
aporte entre empleados y obreros quizá
esté ligada a su definición, en la medida
en que los empleados tienen mayor
Gráfico de Pirámide. Distribución de la PEA ocupada según sexo, rama de actividad y
rango de edades, 2013
estabilidad laboral que los obreros. Por
ejemplo, es típico que un empleado del
sector tenga una remuneración por un periodo predeterminado de tiempo (en una
empresa agroindustrial, por ejemplo),
mientras que un obrero percibe jornales
de trabajos eventuales (en varios predios,
por ejemplo).
En conclusión, el problema de la seguridad social es particularmente urgente
en el sector agropecuario (el 90% de
los ocupados está fuera del sistema de
pensiones). En un sector caracterizado
por ingresos bajos, poca conectividad,
gran proporción de trabajadores adultos
y adultos mayores, y escasa presencia
de trabajo asalariado —sobre todo, en
la sierra y la selva—, la afiliación a un
sistema de pensiones implica un gran
desafío que el presente y los futuros
gobiernos deben afrontar.

Nota
Miguel Pintado, economista. Investigador
del Cepes.
2
Tómese en cuenta, para la lectura de la pirámide: 1) cada pirámide es independiente
de la otra; en la pirámide del sector agropecuario, el 100% comprende los 3’759,261
ocupados del sector, mientras que en la de
los demás sectores, el 100% comprende los
11’924,356 ocupados restantes; y 2) cada
barra (de una pirámide) grafica el porcentaje de ocupados (ya sea hombre o mujer)
con el rango de edad específico sobre el
total de ocupados (el 100% de la pirámide
analizada). Por ejemplo, si quiero saber qué
porcentaje de los ocupados agropecuarios
mayores de 60 años son hombres, se deben
sumar las dos primeras barras verdes correspondientes a los hombres: 6% (65 a más) y
3% (60-64); es decir, el 9% de los ocupados
agropecuarios son hombres mayores de 60
años de edad.
1
Fuente: Enaho 2013. Elaboración: Cepes.
SETIEMBRE de 2014
5
Pensiones en el agro: ¿vejez sin futuro?
Ricardo Marapi1
Artículo 10°. El Estado reconoce el derecho universal y progresivo de toda
persona a la seguridad social, para su protección frente a las contingencias que
precise la ley y para la elevación de su calidad de vida. (Constitución Política
del Perú, 1993.)
Durante el reciente debate político que
se vivió en el Perú acerca de la aportación
obligatoria de los trabajadores independientes a las administradoras de fondos
de pensiones (AFP), uno de los sectores
que ha sido olvidado nuevamente es el de
los trabajadores agropecuarios. A pesar de
que una gran parte de la población económicamente activa (PEA) independiente
se encuentra en el sector agropecuario,
la decisión tomada por las autoridades
respecto a una importante política pública
nacional, una vez más, no ha contemplado
el factor rural ni a millones de peruanos que
conforman ese sector.
La bajísima afiliación de los trabajadores agropecuarios al sistema de seguridad
social es, en la actualidad, un problema
urgente que resolver: el 90% de los ocupados agropecuarios está fuera del sistema de
pensiones (ver artículo de Miguel Pintado
en esta edición). Es decir, estamos hablando
de más de 3 millones 300 mil peruanos que
trabajan en el sector agropecuario y que no
cuentan oficialmente con una jubilación ni
tienen asegurado un sustento económico
para garantizar una vejez digna. Tanto en
el seguro de salud como en cuanto a las
pensiones, el Perú se encuentra con indicadores de cobertura poblacional por debajo
del promedio sudamericano2.
El tema de diseñar un sistema adecuado
que proteja las condiciones de salud y
bienestar de los adultos mayores es fundamental para responder al actual proceso de
envejecimiento de la población que se vive
en el país. Tomar medidas previsionales
permitirá fomentar una vida saludable,
prevenir la dependencia y la invalidez de las
personas mayores, y aliviar a sus familias
de una carga social y económica3.
Un sistema de pensiones que falla
en su diseño
La presión política y de la opinión pública obligó al presidente Humala a derogar la
medida que establecía la aportación obligatoria de los trabajadores independientes
6
a las AFP y a la Oficina de Normalización
Previsional (ONP). Si este tema causó
tanto revuelo y discusión solamente contemplando la situación de los trabajadores
principalmente urbanos, el debate se hubiera complejizado aún más si se abarcaba el
caso del sector agrario.
Un primer problema que se debe considerar es la limitada cobertura de los sistemas pensionarios peruanos. Esto se debe,
sobre todo, a que el sistema de contribución
ha sido pensado y estructurado desde un
criterio de dependencia laboral4, sin tomar
en cuenta que los mercados de trabajo
en el Perú tienen altos índices de trabajo
independiente, autoempleo e informalidad.
Las AFP e, incluso, la misma ONP han
sido creados para buscar, básicamente,
el aporte de los trabajadores asalariados
y formales, sin preocuparse de generar
mecanismos o incentivos para que el
trabajador independiente agrario o rural
busque afiliarse a sus instituciones. Es decir,
tenemos un sistema de seguridad social que
solo mira la planilla.
agropecuario. No solo eso: la falta de voluntad política sobre el tema de las pensiones en
el agro es una vulneración de los derechos
laborales internacionales que protegen la
seguridad social de los trabajadores6.
El impacto de la Ley de Promoción
del Sector Agrario
En el Perú, uno de los factores predominantes en la actual situación del empleo
rural y las pensiones ha sido la implementación de la Ley de Promoción del Sector
Agrario, Ley 27360, promulgada en 2000
y que establece un régimen laboral especial para la agricultura, con una serie de
incentivos tributarios que favorecen a las
agroindustrias y las empresas agroexportadoras no tradicionales. Uno de los primeros
efectos de la ley fue la reaparición de un
gran número de trabajadores asalariados
Desinterés respecto a la jubilación
agraria
¿Por qué razón las corporaciones nacionales o transnacionales que manejan
actualmente las AFP en el Perú no hacen
esfuerzos para buscar la afiliación de los
millones de trabajadores agropecuarios
independientes? Ello se debe, en primer
lugar, a la precariedad laboral en el agro
y, en segundo lugar, a los bajos ingresos
económicos que perciben los productores
por su labor5, lo cual implicaría un bajo
aporte hacia las AFP, factor que, unido
al costo administrativo, desalienta a estas
empresas a mirar el espacio rural como una
opción rentable que justifique su presencia.
Pero la persistente indiferencia de los
gobiernos de turno también ha ayudado
a mantener la inseguridad social de esos
millones de trabajadores. El Estado ha hecho muy poco para promover una cultura
previsional y de ahorro en el sector rural y
LA REVISTA AGRARIA / 166
en el sector rural —especialmente en la
costa— y, por ende, un mayor número de
afiliados a las AFP.
Sin embargo, los incentivos de la ley y el
crecimiento económico del sector agroexportador peruano no han implicado una
mejora en los componentes del concepto
de trabajo decente en la última década. En
algunos casos, la expansión del empleo en
el sector agroindustrial y agroexportador
no tradicional ha provocado una desigual
distribución del ingreso7, donde las diferencias de género, edad y nivel educativo
se convierten en un factor primordial para
contar o no contar con un trabajo decente,
lo cual influencia en el acceso al seguro
social. Al realizar una diferenciación por
género del trabajador se comprueba que las
mujeres tienen una menor participación en
la afiliación que los hombres8.
Los ingresos no alcanzan para un
aporte
¿Podría funcionar un aporte voluntario
por parte de este gran sector de ocupados
agropecuarios que en la actualidad no están
dentro del sistema de pensiones? Según
varios especialistas en el tema, un aporte
voluntario no funcionaría debido a los bajos ingresos que perciben los agricultores,
ingresos que, en muchos casos, están tan
cerca de la línea de pobreza que solo les
permiten abastecer una canasta muy básica
de bienes y servicios.
Los resultados del Censo Nacional Agropecuario 2012 comprueban esta situación.
Cuando los productores contestaron la
siguiente pregunta: «¿La actividad agropecuaria les produce suficientes ingresos para
atender los gastos del hogar o empresa?»,
la gran mayoría (entre el 60% y el 80%)
sostuvo que sus ingresos no eran suficientes para atender sus gastos9. Aportar a un
seguro, entonces, no es un tema prioritario
para ellos, y empieza a ser considerado,
lamentablemente, como un bien de lujo.
En la actualidad, diversas instituciones
y especialistas están planteando varios
mecanismos para promover un mayor
acceso de los trabajadores agrarios a la seguridad social, ya sea a través de mejorar
el aporte voluntario, internalizándolo en el
crédito o en las compras de los insumos.
En otros casos se plantea ampliar la cobertura del programa Pensión 65, que a pesar
de sus imperfecciones y limitaciones ha
permitido que miles de adultos mayores,
principalmente de sectores de pobreza y
extrema pobreza, puedan contar con un
mínimo aporte económico para poder
sobrevivir durante su vejez. Es necesario
debatir la importancia de contar con un
programa de este tipo, que contemple
a los trabajadores agrarios que nunca
aportaron a un seguro.
Pero hay que destacar que en casi todas
las propuestas se plantea una mayor responsabilidad y compromiso solidario del Estado, cuyo estratégico papel es primordial
para garantizar la vejez digna de millones
de mujeres y hombres que laboran en el
sector agropecuario.
Notas
Periodista del Cepes. Editor de La Revista
Agraria.
2
Julio H. Gamero Requena y Gabriela Carrasco.
«Trabajo informal y políticas de protección
social. Informe proyecto WIEGO-CIES», p. 60.
<http://bit.ly/Xz8wsk>
3
El acceso a un nivel adecuado de protección
social es un derecho fundamental de todos los
individuos reconocido por las normas internacionales del trabajo y por las Naciones Unidas.
(Organización Internacional del Trabajo).
<http://bit.ly/1o9XocQ>
4
Álvaro Vidal Bermúdez (profesor de la PUCP).
«Necesidad, fundamento e importancia de un
sistema de pensiones básicas no contributivas en
el Perú», en Foro: Envejecimiento con dignidad,
por una pensión no contributiva. Lima: Oficina
Internacional del Trabajo, 2011, p. 60.
5
Julio H. Gamero Requena y Gabriela Carrasco,
op. cit., p. 62.
6
Según el marco legal internacional sobre trabajo y empleo, el tema del acceso a la seguridad
social es una de las dimensiones esenciales
que componen el concepto de trabajo decente.
(Organización Internacional del Trabajo, OIT).
7
Jackeline Velazco y Julia Velazco. «Características del empleo agrícola en el Perú», en Cecilia
Garavito e Ismael Muñoz (editores). Empleo y
protección social. Lima: Pontificia Universidad
Católica del Perú, 2012, p. 199.
8
Jackeline Velazco y Julia Velazco, op. cit., p.
197.
9
Miguel Ángel Pintado. «De 1994 a 2012: ¿un
nuevo perfil del productor agropecuario?». La
Revista Agraria 155, setiembre de 2013.
<http://bit.ly/1v2lN81>
1
Foto archivo Cepes
El crecimiento económico del sector agroexportador
peruano no ha implicado que los trabajadores mejoren
su acceso a la seguridad social, componente importante
del concepto de trabajo decente.
SETIEMBRE de 2014
7
Entrevista a Auxtin Ortiz, director general del Foro Rural Mundial
«Se debe impulsar la agricultura familiar como
modelo agrícola de desarrollo.»
Ricardo Marapi1
El Foro Rural Mundial es una red com-
puesta por organizaciones agrarias, ONG
y centros de investigación agraria relacionados con la agricultura familiar. Cuenta
con 60 países asociados, lo cual denota su
gran diversidad.
Uno de los principales objetivos del
foro es plantear políticas en favor de la
agricultura familiar y el desarrollo rural
de todos los países. El director general
del Foro Mundial Rural, Auxtin Ortiz
Etxeberria, visitó recientemente el Perú,
donde se puso en contacto con las organizaciones agrarias y las instituciones
que investigan el tema. En la siguiente
entrevista, Ortiz reflexiona sobre los
actuales desafíos que enfrentan los
productores agrarios y también señala
los logros obtenidos en este año, 2014,
denominado por las Naciones Unidas
como el Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF).
¿Cuál es la importancia de que una
red como el Foro Rural Mundial exista
en el mundo?
En el ámbito nacional, en cada uno de
los países, hay organizaciones que tienen
un rol claro de incidencia política. Pero
hoy el mundo es cada vez más global.
Por eso, en el Foro Rural Mundial nos
vemos obligados a organizarnos de manera regional para mantener interlocución
y diálogo político con cada una de las
instancias regionales y nacionales. Y, a
nivel global, necesitamos organizaciones
como el Foro Rural Mundial, que eleven
la voz de los agricultores familiares a las
instancias mundiales.
En los últimos años, varias organizaciones agrarias peruanas han perdido
su poder político y se han debilitado.
¿Cuál es su percepción acerca de la
actual situación de las organizaciones
en el mundo?
En términos generales, la tendencia
que se observa es el debilitamiento de las
organizaciones agrarias. En los años noventa, en América Latina, por ejemplo, se
8
produjo un debilitamiento de los propios
Estados y la sociedad civil, lo cual se reflejó, también, en las organizaciones agrarias
y en las redes. A pesar de eso, considero
que en los últimos años se han presentado
iniciativas importantes e interesantes en el
ámbito internacional en materia agraria.
¿A qué se debe el debilitamiento de
las organizaciones agropecuarias?
Estoy totalmente convencido de que
hay varios factores. Uno de ellos es el
factor político. ¿Cómo es posible que las
organizaciones agrarias sean fuertes y
sólidas si no hay políticas públicas que las
respalden y faciliten su organización? Por
esa razón, parte de las políticas públicas
deben estar dirigidas al fortalecimiento de
los agricultores.
¿Cuál es su impresión sobre la actual
situación agropecuaria en el Perú?
Sin ser un gran conocedor de la agricultura peruana, sí puedo decir algo
concreto: la agricultura familiar alimenta
al Perú. En el mundo, el 70% de los alimentos son producidos por agricultores
familiares, y en el Perú hay una cifra muy
relevante al respecto. Este sector genera
bienestar, empleo y, por ende, ingresos
para cientos de miles de familias, tanto
en la sierra como en la selva y la costa. Se
debe empezar a valorar el potencial de la
agricultura familiar peruana. Sin embargo,
un tema que también llama la atención
es el crecimiento de los latifundios, en
especial en la costa peruana, donde se ha
producido una considerable concentración
de la tierra, sobre todo para productos de
agroexportación.
¿Cuál es, en el mundo, la actual
tendencia en el proceso de concentración de tierras? ¿Sigue aumentando la
presencia y el poder de las grandes corporaciones agrícolas o se ha estancado?
La tendencia, desde hace unos años, es
hacia el incremento de ese modelo agrícola, en su poder e influencia. En los países
Izq.: Auxtin Ortiz, director general del
Foro Rural Mundial
LA REVISTA AGRARIA / 166
del Mercosur2, por ejemplo, el crecimiento
de este modelo ha sido exponencial en los
últimos años. Felizmente, en este año,
2014, podemos decir que gracias al AIAF
hemos tenido eco en América Latina y
en los cinco continentes. Considero que
el Foro ha ofrecido una batalla ética,
planteando argumentos serios y datos
llamativos. Pensamos que en este AIAF
la agricultura familiar se ha fortalecido.
¿A qué se refieren con «batalla ética»? ¿Qué está en juego?
¿En juego? Muchísimas cosas. Nosotros usamos esos términos porque damos
mucho valor a la argumentación, a la
exposición de ideas, y lo que queremos
es convencer a todos aquellos que estén
dispuestos a debatir, reflexionar y apostar
por modelos agrícolas sostenibles, generadores de ingresos, mitigadores de pobreza.
Algunos sectores plantean que las
grandes agroexportadoras pueden
reemplazar el actual papel de la agricultura familiar, de producir alimentos en gran escala. ¿Eso es posible y
sostenible?
Eso es absolutamente impensable e
imposible. El 70% de los alimentos en
el mundo es producido por la agricultura
familiar: no existe otro conjunto o modelo
que la pueda sustituir. Además, tenemos
Frente al poder e influencia de un
modelo agrícola que promueve la
concentración de tierras, el Foro
Rural Mundial ha ofrecido una
batalla ética para promover la
agricultura familiar.
SETIEMBRE de 2014
que ser conscientes de que la agricultura
familiar no solo es productora de alimentos, sino que lleva consigo otros factores
que aporta a la sociedad: no solo aporta
alimentación, sino también ingresos,
guarda la biodiversidad y mitiga la pobreza. Entonces, no es posible sustituir
o eliminar este modelo agrícola. Simplemente, sería una locura hacerlo, por todo
ese valor social que aporta a la agricultura
familiar, a las sociedades del presente y a
las del futuro.
Una marcada característica en el Perú
es la presencia del minifundio. ¿Se puede
hacer una agricultura sostenible y rentable en un pequeño fragmento de tierra?
Claro, sin duda. Pienso que el minifundio es un modelo agrícola y una situación
particular que hay que potenciar. Lo primero que debemos romper es aquella asociación —que algunos promueven— de
que minifundio es igual a subsistencia. Lo
que es fundamental es que haya políticas
públicas que permitan al agricultor desarrollar su trabajo con rentabilidad, dignidad
y seriedad. Es decir, más allá de fijarnos
solo en las hectáreas de tierra que tenga un
agricultor, en lo que debemos fijarnos es en
que existan las condiciones adecuadas para
que los agricultores desarrollen su trabajo.
¿Qué pasa en la actualidad, en el
mundo, con el tema de las políticas sociales y económicas para la agricultura
familiar? ¿Por qué muchos gobiernos
no plantean políticas en favor de este
modelo?
Lo que quiero destacar es que la agricultura familiar tiene un potencial enorme,
que requiere un trabajo de largo plazo.
No podemos pensar que en medio año
los agricultores familiares van a cambiar
su situación. Se trata de un largo proceso
que, al parecer, muchos gobiernos no están
dispuestos a enfrentar.
¿Cuál ha sido el papel del Foro Rural
Mundial respecto al proceso de nombrar
2014 como el AIAF e implementarlo?
El Foro Mundial Rural vino trabajando
esta iniciativa desde 2008. En noviembre
de 2011, la Asamblea General de Naciones
Unidas optó por declarar 2014 como Año
Internacional de la Agricultura Familiar.
A partir de ello, el Foro ha aprovechado
al máximo esta iniciativa para hacer incidencia en el planteamiento de políticas
públicas para el fortalecimiento de la agricultura familiar en los ámbitos regional y
global en todas partes del mundo.
¿Pero este «bautizo» ha sido un acto
de buena voluntad o, más bien, se ha
logrado algo concreto este año?
Se han conseguido muchos logros, y
tenemos que seguir trabajando para obtener más. A nivel general, podríamos decir
que se ha presentado una revalorización
de los propios agricultores, desde sus
organizaciones. Ellos se sienten mucho
más orgullosos de ser actores claves para
el desarrollo humano y la alimentación.
Concretamente, en algunos países, como
Colombia, se aprobó hace poco el primer
programa de agricultura familiar. En este
proceso, el Comité Nacional del AIAF
de dicho país tuvo un rol muy importante
en la aprobación del programa. En Costa
Rica también están construyendo, junto al
gobierno, una política pública dirigida a
este sector, a partir del AIAF. Otro ejemplo
muy interesante es Nepal, donde el Comité
Nacional del AIAF está negociando el
incremento del presupuesto de agricultura.
Estos ejemplos sirven para ilustrar que
hay avances abstractos y concretos en
la implementación de políticas públicas
agrarias en diferentes países.
Este año se va realizar, en el Perú, la
COP 203, donde los gobiernos debatirán
las políticas para responder al actual
cambio climático. Sin duda, el tema
agrario se vincula fuertemente a este
problema. ¿El Foro Mundial Rural
tiene alguna propuesta que se debería
discutir en la COP 20?
Claro. En realidad, este debate es relativamente sencillo. ¿Por qué lo digo así?
Porque nosotros analizamos la agricultura
familiar como modelo, en todo su conjunto. Con ese análisis constatamos que
este tipo de agricultura, como modelo,
es mucho más sostenible, ambiental y
socialmente, que otros modelos agrícolas.
Desde nuestra perspectiva, se debe impulsar la agricultura familiar como modelo
agrícola, no solo en el presente, sino cada
vez más en el futuro.
Notas
Periodista del Cepes. Editor de La Revista
Agraria.
2
Mercado Común del Sur; bloque subregional
económico y comercial integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
3
La vigésima Conferencia de las Partes de la
Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático.
1
9
Progresos en
la seguridad
alimentaria,
pero
incertidumbres
en el futuro
A propósito del reciente informe de la
FAO sobre la inseguridad alimentaria en el
mundo
Fernando Eguren1
Hace
Foto Ricardo Marapi
pocos días, la FAO2 difundió su informe
sobre la inseguridad alimentaria en el mundo3.
Este tema pasó a un lugar destacado en la agenda
internacional, con ocasión de la brusca y empinada elevación de los precios de los alimentos
en el periodo 2007-2008 y, luego, en 2011. Su
impacto en el número de personas desnutridas
fue muy grande: se pasó de aproximadamente
850 millones a más de mil millones. En el Perú,
los efectos de la elevación de los precios de los
alimentos se expresaron en un aumento de las
personas con déficit calórico4.
El reciente informe de la FAO destaca los avances
en la reducción de esta inseguridad luego de esos
años críticos: entre los años 2012-2014 habría
805 millones de personas con desnutrición crónica
—100 millones menos que en la última década y
209 millones menos que en 1990-1992—. En los
países en desarrollo, la incidencia de la desnutrición
cayó, en ese periodo, del 23.4% al 13.5%.
Desigualdad en la reducción
de la desnutrición
A pesar del progreso general, no todas las regiones del
planeta evolucionaron de la misma manera. La incidencia
de la desnutrición continúa siendo mayor en los países del
África subsahariana, con escasos progresos. El Asia concentra
el mayor número de desnutridos, a pesar de los importantes
avances de Asia Oriental y, sobre todo, Asia Sudoriental (la
10
LA REVISTA AGRARIA / 166
Gráfico 1. Prevalencia de desnutrición
40.0
35.0
30.0
Bolivia
25.0
Chile
20.0
Colombia
15.0
Ecuador
10.0
Peru
5.0
Venezuela
19
90
19 92
92
19 94
94
19 -96
96
19 98
98
20 00
00
20 -02
02
20 04
04
20 06
06
20 -08
08
20 10
10
20 12
12
-1
4
0.0
Fuente: FAO. Elaboración propia.
China redujo el número de desnutridos
en 138 millones en el periodo indicado).
América Latina y el Caribe fue la
región con mayores progresos, habiendo
casi logrado ya los objetivos del Milenio
(reducir en 2015 a la mitad el número de
desnutridos del periodo 1990-1992), pasando del 15% de personas con nutrición
insuficiente al 8%5.
La evolución del Perú respecto a la situación alimentaria puede apreciarse mejor en el contexto de los países andinos:
en todos ellos la situación ha mejorado
de manera sostenida y el Perú se compara
favorablemente con sus vecinos, como
lo muestran los gráficos de este artículo,
basados en el citado informe de la FAO.
Uno de los principales indicadores
sobre la situación alimentaria es la prevalencia de la desnutrición6. En el Perú,
como en los demás países andinos, hubo
una importante reducción en la población
desnutrida, población que llega a conformar menos del 5% en Chile (desde fines
del siglo pasado) y Venezuela (desde
fines de la década pasada) (ver gráfico 1).
En lo que respecta al consumo de calorías (ver gráfico 2), la evolución del Perú
ha sido de continuo incremento (con un
bache en el periodo 2002-2004), aunque
de manera más pronunciada en la última
década. A inicios de la década de 1990,
solo Bolivia estaba en una situación más
desventajosa que el Perú, mientras que
en los años más recientes es superado
solo por Venezuela (con un notable
aumento del consumo en los años de
gobierno de Hugo Chávez) y Chile.
En cuanto al consumo de proteínas
(ver gráfico 3), claramente hay una
distancia entre los niveles de consumo
de Chile y Venezuela (que destaca, nuevamente, por su acelerado incremento)
y los demás países andinos. El Perú
supera a Colombia, país que no solo ha
quedado estancado, sino que en los últimos años experimenta una preocupante
disminución.
130
125
120
Bolivia
115
Chile
110
Colombia
105
Ecuador
100
Perú
95
Venezuela
90
19
90
19 92
92
19 94
94
19 96
96
19 98
98
20 00
00
20 02
02
20 04
04
20 06
06
20 08
08
20 10
10
20 12
12
-1
4
Gráfico 2. Consumo de energía (calorías) en países de América del Sur, 1990-2014 (%)
Fuente: FAO. Elaboración propia.
SETIEMBRE de 2014
Los cereales constituyen un componente de importancia estratégica en la
dieta alimentaria, y no carece de importancia cuán dependiente es un país de las
importaciones, más aún en un contexto
en el que la inseguridad sobre la evolución de los precios se ha convertido
casi en norma. El Perú redujo la tasa de
dependencia de las importaciones hasta
la primera mitad de la década pasada,
para luego elevarse y mantenerse en un
nivel elevado —alrededor del 50% (ver
gráfico 4)—. Es notoria la evolución de
Venezuela, país que durante casi una
década redujo en forma significativa
su dependencia de las importaciones,
para incrementarlas aceleradamente en
los últimos diez años. Al menos, parte
de su buen desempeño en la reducción
de la desnutrición y el aumento del
consumo de calorías y proteínas se ha
hecho sobre la base de un crecimiento
del aumento de su dependencia de las
importaciones.
Las amenazas a la seguridad
alimentaria
Ahora bien, estas mejoras en la situación alimentaria no son conquistas
definitivas, entre otras razones porque
la evolución reciente de la agricultura
latinoamericana está enfrentando una
serie de desafíos. En un reciente informe de la Cepal/FAO se advierte que
la agricultura de América Latina está
afectada por la desaceleración de la
actividad económica global, la pérdida
del dinamismo del comercio mundial de
mercancías, el incremento de fenómenos
climáticos adversos y el incremento en
la aparición de plagas y enfermedades
en los cultivos7.
Por otro lado, algunas formas de malnutrición se han extendido, lo que ha generado sobrepeso y obesidad, las que «han
adquirido dimensiones epidémicas en el
último cuarto de siglo, en todos los grupos
de edad y estratos sociales»8, en buena parte debido a los cambios en la composición
de la dieta, hacia alimentos hipercalóricos e
industrialmente procesados en las ciudades
y hacia canastas alimenticias poco variadas
en las áreas rurales.
Enfrentar estos desafíos requiere de políticas de apoyo a la producción agrícola
y —en forma destacada— a la agricultura
familiar, sobre la cual reposa la mayor
11
Una de las mayores dificultades para
Gráfico 3. Consumo promedio de proteínas (gramos / per capita / día
90
85
80
Bolivia
75
70
Chile
65
Colombia
60
Ecuador
55
Perú
50
Venezuela
19
90
-9
19 2
92
-9
19 4
94
-9
19 6
96
-9
19 8
98
-0
20 0
00
-0
20 2
02
-0
20 4
04
-0
20 6
06
-0
20 8
08
-1
0
45
Fuente: FAO. Elaboración propia.
parte de la producción de alimentos en
América Latina y, de manera notoria, en
el Perú. Pero requiere, también, de políticas alimentarias específicas en el marco
de la afirmación y el respeto del derecho
de todos a la alimentación. Esto pasa en
el Perú por la aplicación de normas cuya
ejecución ha quedado a medio camino: la
Ley de Fomento de la Alimentación Saludable (Ley 30021), inaplicable por falta
de reglamento; la Estrategia Nacional de
Seguridad Alimentaria y Nutricional, que
carece de un plan de acción; y la autógrafa
de la ley del mismo nombre, estancada en
el Congreso.
Notas
Sociólogo. Presidente del Cepes.
2
Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura, FAO (por
sus siglas en inglés: Food and Agriculture
Organization).
3
FAO. The state of food insecurity in the world.
Roma, 2014 (la versión en español aún no
1
está disponible). <http://bit.ly/1plFGSV>.
Eduardo Zegarra y Jorge Tuesta. «Shock de
precios y vulnerabilidad alimentaria de los
hogares peruanos». Grade. Lima, 2009.
5
NN. UU. Objetivos de desarrollo del Milenio.
Informe de 2014. Nueva York, 2014.
<http://bit.ly/1uMaenh>.
6
«La prevalencia de desnutrición expresa la
probabilidad de que una persona seleccionada
al azar de la población consume una cantidad
de calorías que es insuficiente para cubrir su
requerimiento de energía para una vida activa y
saludable. […] Este es el indicador tradicional
de hambre de la FAO, adoptado como indicador
oficial Objetivo de Desarrollo del Milenio para
el Objetivo 1, Objetivo 1.9». FAO, op. cit.
7
Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas: una mirada hacia
América Latina y el Caribe: 2014. Cepal,
FAO, IICA. San José de Costa Rica, 2013.
8
Una mirada integral a las políticas públicas
de agricultura familiar, seguridad alimentaria,
nutrición y salud pública en las Américas:
acercando agendas de trabajo en las Naciones
Unidas. OPS/FAL/CEPAL/IICA, 2014, p. 3.
9
Tasa de dependencia: producción de cereales
+ importaciones – exportaciones.
4
enfrentar los graves y crecientes problemas de salud alimentaria de la población
infantil y adolescente es el limitado
acceso de los padres a la información
sobre el contenido de elementos potencialmente nocivos en los productos que
dicha población consume. Las etiquetas
de los productos industrializados no
son amigables y hacen muy difícil que
los progenitores puedan discernir qué
cantidades de esos elementos están
consumiendo sus hijos a diario.
La Ley 30021, de Promoción de la
Alimentación Saludable para Niños,
Niñas y Adolescentes, busca generar
mayor y mejor información para los
padres, de tal forma que eviten o reduzcan la compra de productos que
puedan afectar la salud de sus hijos. Si
bien la norma todavía está en proceso
de reglamentación, resulta clave poder
definir cuándo un producto procesado
Gráfico 4. Tasa de dependencia de importación de cereales9

Foto internet
Fuente: FAO. Elaboración propia.
12
El azúcar no es un nutriente requerido para vivir
sobrepasar el 10% de las calorías totales en la
LA REVISTA AGRARIA / 166
¿Cuánto contenido de azúcar existe en los
productos industrializados que consumen
niños y adolescentes?
Eduardo Zegarra
tiene un alto contenido de ingredientes
potencialmente nocivos y cómo informar
de esto a la población.
En este artículo analizamos 249 productos de una base de datos del Centro
Nacional de Alimentación y Nutrición
Cuadro 1. Contenido de azúcar por tipo de productos
Porción
Productos
1. Galletas y wafers
30 gr
2. Queques
150 gr
3. Otros biscochos
4. Gaseosas y jugos
5. Cereales
6. Yogures y lácteos
Total
Contenido promedio azúcar
gramos
cucharitas
53
7.5
1.5
3
30.5
6.1
150 gr
6
65.0
13.0
250 ml
87
28.0
5.6
50 gr
64
9.0
1.8
200 ml
36
23.0
4.6
249
19.0
3.8
Fuente: Base de datos Cenan. Elaboración propia.
1
(Cenan), del Ministerio de Salud, respecto al contenido de uno de los elementos
más problemáticos para la salud de niños, niñas y adolescentes: el azúcar. Su
consumo alto o excesivo está asociado
a enfermedades no transmisibles como
la diabetes, a problemas cardiovasculares y a la creciente obesidad infantil y
adolescente. Cabe decir que el azúcar
no es un nutriente requerido para vivir o
para el crecimiento; de acuerdo con las
recomendaciones de la OMS/FAO2, el
azúcar «libre» (definida como la que es
agregada a productos industrializados,
bebidas, jugos envasados, miel, y el
mismo azúcar de mesa) no debe sobrepasar el 10% de las calorías totales en la
ingesta diaria. Esto se traduce —en el
caso de un niño de 13 años con moderada
actividad física— en que de las 2,000
calorías recomendadas para el consumo
diario, no más de 200 (50 gr) deben ser
aportadas por el azúcar. Esto equivale a
un total de no más de 10 cucharaditas de
azúcar al día.
La base de datos del Cenan3
o para el crecimiento; de acuerdo con las recomendaciones de la OMS, su consumo no debe
ingesta diaria.
SETIEMBRE de 2014
En 2013, el Cenan recogió datos
acerca del contenido de azúcar, grasas y
sodio, obtenidos de las etiquetas de una
muestra de 565 alimentos industrializados vendidos en supermercados y bodegas en la ciudad de Lima. Esos datos se
estandarizaron a cantidad de azúcar (en
gr) por cada 100 gr de producto sólido
o 100 ml de producto líquido. Para los
fines de generar información más accesible sobre el contenido de azúcar, hemos
desagregado los datos en seis categorías:
1) galletas y wafers; 2) queques; 3) otros
bizcochos; 4) gaseosas y jugos; 5) cereales; y 6) yogures bebibles y otros lácteos.
Esta clasificación permite generar un
tamaño promedio de porción que un
niño o adolescente consumiría normalmente (por ejemplo, en una lonchera);
sobre esta base, es posible convertir el
contenido de azúcar de cada producto en
número de cucharaditas (5 gr cada una)
por porción, teniendo en mente que debe
13
Cuadro 2. Clasificación de acuerdo con el contenido de azúcar en una porción
(número de cucharitas de 5 gr)
Normal
Alto
Muy alto
1. Galletas y wafers
Menos de 1
De 1 a 2
Más de 2
2. Queques
Menos de 2
De 2 a 5
Más de 5
3. Otros biscochos
Menos de 2
De 2 a 5
Más de 5
4. Gaseosas y jugos
Menos de 2
De 2 a 5
Más de 5
5. Cereales
Menos de 1
De 1 a 2
Más de 2
6. Yogures y lácteos
Menos de 2
De 2 a 5
Más de 5
Fuente: Elaboración propia.
Cuadro 3. Clasificación de los 249 productos analizados por contenido de azúcar
Normal
Alto
Muy alto
Total
9
32
12
53
2. Queques
1
2
3
3. Otros biscochos
1
5
6
1. Galletas y wafers
4. Gaseosas y jugos
7
32
48
87
5. Cereales
28
10
26
64
6. Yogures y lácteos
4
14
18
36
Total
48
90
111
249
19%
36%
45%
100%
% Total
Fuente: Base de datos Cenan. Elaboración propia.
evitarse a toda costa consumir más de 10
cucharaditas de azúcar al día.
En el cuadro 1 se consigna el contenido de azúcar que existe en una porción
diaria promedio de consumo por cada
tipo de producto. Para galletas y wafers
se asume una porción de 30 gr; para queques y otros biscochos, de 150 gr; para
gaseosas y jugos, de 250 ml; para cereales, de 50 gr; y para yogures bebibles y
otros lácteos, de 200 ml. Estas son porciones promedio por tipo de producto,
de acuerdo con presentaciones para un
consumo unitario (una cajita de yogur,
un paquete de galletas, 10 cucharaditas
de cereal en el desayuno, etc.).
El promedio de contenido de azúcar,
obtenido a partir de los 249 productos, es
de 19 gr o 3.8 cucharaditas por porción
promedio, aunque en algunos casos se
llega a 13 cucharaditas (otros biscochos)
o a 5.6 cucharaditas (gaseosas y jugos)
por porción. En general, el consumo de
una porción de estos productos representa cerca del 40% del consumo máximo
14
de azúcar diario. Una combinación de
dos o más productos supera fácilmente
el límite máximo, aparte de considerar
que los niños también consumen azúcar
de mesa en el desayuno, o en jugos de
frutas o miel en las comidas.
Clasificación de acuerdo con el
contenido de azúcar
Un tema clave para poder orientar a
los consumidores se refiere a qué contenido de azúcar puede considerarse «alto»
o «muy alto». Para fines de orientación,
clasificaremos a los productos en tres
categorías: i) normal; ii) alto; y iii) muy
alto. Los criterios de clasificación se
presentan en el cuadro 2.
Las categorías de mayor volumen
o peso de consumo diario por ración
(bebidas, queques y yogures) obtienen
la clasificación de «muy alto» si superan
las 5 cucharaditas por ración promedio,
y de «alto» si están entre las 2 y 5 cucharaditas. Las categorías de menor peso
por ración (galletas y wafers, y cereales)
tienen un corte de 2 cucharaditas para
«muy alto» y de 1 a 2 para «alto». La
clasificación total de los productos se
presenta en el cuadro 3.
Solo el 19% de los productos está
clasificado con contenido normal; un
preocupante 45% de los productos caen
en la categoría de «muy alto». En este
caso, el consumo de una unidad de
producto promedio en gaseosas y jugos,
por ejemplo, equivale a consumir más
de 5 cucharaditas de azúcar, y lo mismo
funciona para los yogures y lácteos. En el
caso de las galletas y wafers y los cereales, consumir una porción en la categoría
«muy alto» equivale a ingerir más de 2
cucharaditas de azúcar. Evidentemente,
consumir más de una ración y la combinación de dos o más productos disparan
rápidamente el consumo diario a más de
10 cucharaditas, con graves riesgos para
la salud de niños, niñas y adolescentes.
A manera de conclusión
Las cifras analizadas en este artículo indican que una gran cantidad de
productos procesados expendidos en
supermercados y bodegas de Lima tienen
un contenido alto de azúcar, con efectos
potencialmente nocivos para la salud de
la población infantil y adolescente. Los
padres tienen poca o nula información
acerca de esto, y las etiquetas vigentes
son poco claras o ininteligibles. Una
opción práctica para resolver este serio
déficit de información reside en consignar en cada producto el número de
cucharaditas de azúcar equivalentes que
contiene, con un símbolo claramente
identificable y un tamaño adecuado y
visible para los consumidores. Esto ayudaría a mejorar la información para los
padres y evitaría un consumo excesivo
(e inconsciente) de cantidades peligrosas
de azúcar por sus hijos.
Notas
Economista. Investigador principal de Grade. <[email protected]>.
2
WHO/FAO (2003). «Diet, nutrition and the
prevention of chronic diseases». Report of a
Joint WHO/FAO Expert Consultation (WHO
TRS 916).
3
INS/CENAM (2013). Informe «Descripción del
contenido de azúcar, grasas y sodio en alimentos
industrializados según etiquetado expendidos
en Lima». Dirección Ejecutiva de Vigilancia
Alimentaria y Nutricional, julio de 2013.
1
LA REVISTA AGRARIA / 166
¿Se avecinan nuevos conflictos sociales?
Amenazas gubernamentales a
la propiedad de la tierra
Pedro Castillo Castañeda1
El gobierno del presidente Humala parece
correr contra el tiempo en su intento de
reactivar la economía. No terminan de
discutirse las últimas medidas económicas
y ya se está anunciando un nuevo paquete
de ellas, el cual —según argumentan los
voceros del gobierno— fortalecería el
crecimiento macroeconómico y ayudaría
a destrabar proyectos de gran inversión
que, incluso, vienen de administraciones
pasadas.
Sin embargo, queda claro que el Gobierno central piensa favorecer, casi de manera
exclusiva, a la inversión privada, incluso
al margen de derechos reconocidos en
nuestra legislación. Un ejemplo de ello es
la publicación de la Ley 302302, en julio
último, conocida como del «paquetazo
reactivador», norma que establece una
serie de «medidas tributarias, simplificación de procedimientos y permisos para la
promoción y dinamización de la inversión
en el país», y que, como bien han denunciado una serie de colectivos de la sociedad
civil y organizaciones indígenas, tiene un
impacto negativo en materia de derechos
a la tierra.
La norma en cuestión,
Ley 30230
Publicada el 12 de julio —con una
redacción sumamente imprecisa y hasta
ambigua—, posee 103 artículos, de los
que casi la tercera parte (desde el título III
hasta las disposiciones finales, transitorias
y derogatorias) se dedican al saneamiento
físico legal de tierras involucradas en
proyectos de inversión.
La ley se cuida de señalar en forma
expresa qué tipo de derecho otorgará a los
inversionistas respecto a los predios que
el Estado piensa sanear. Sin embargo, el
SETIEMBRE de 2014
saneamiento físico legal que se propone
realizar no es otra cosa que el otorgamiento
de derechos de propiedad (titularidad de
dominio) sobre la tierra, lo que en buena
cuenta significa que el empresario se podría convertir —gracias a la ambigüedad
de la norma— en el propietario del predio
donde realice sus actividades; es decir,
aquel obtiene el camino libre para convertirse en el titular de las tierras donde
tiene una concesión minera (Andes), una
de hidrocarburos o una forestal (selva), sin
importar los derechos allí existentes.
Con estos procedimientos especiales,
creados específicamente para ellos, los
inversionistas podrán solicitar la propiedad
de las tierras donde realizan directamente
sus actividades (influencia directa), o de
las zonas aledañas al proyecto que las
empresas consideren necesarias para sus
operaciones (influencia indirecta).
Crisis institucional
Uno de los lastres del Perú es la falta
de institucionalidad. Un país sin reglas
claras ni gente que las respete genera una
sensación de desgobierno. Así lo entiende
el Ranking de Competitividad Mundial
2014, elaborado por The World Economic
Forum (WEF)3, conforme al cual el Perú
ha caído cuatro puntos respecto a años
anteriores, sobre todo debido a la fragilidad
del parámetro institucional que presenta.
Esta falta de institucionalidad —señalan
expertos— ahuyenta las inversiones necesarias para seguir creciendo como país.
Sin embargo, no es sino el Estado
quien genera esta situación. Recordemos
que recién en enero de 2013 se había restituido —mediante el Decreto Supremo
001-2013-AG— la rectoría en materia de
tierras al Ministerio de Agricultura y Riego
(Minagri). Por eso, no se entiende cómo,
con la norma del paquete reactivador, el
Ejecutivo le otorga facultades similares al
Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri), dependiente del
Ministerio de Vivienda, a fin de que pueda
diseñar procedimientos para sanear tierras,
colisionando —como es evidente— con
el Minagri, el que incluso iniciará en los
próximos meses todo un proceso de titulación de tierras.
También llama la atención el hecho
de que el Ministerio de Cultura (Mincul)
y su Viceministerio de Interculturalidad
hayan sido excluidos de este proceso.
Esta institución, en la práctica, debe velar
por los derechos de los pueblos indígenas
(representados mayoritariamente por
las comunidades campesinas y nativas),
siendo ellos los que probablemente sean
los mayores perjudicados. ¿Participaron,
tanto el Mincul como su viceministerio, de
la creación de esta norma, o se los saltaron
con garrocha como al Minagri?
En el colmo de las contradicciones, la
norma del paquetazo reactivador excluye
al Minagri del proceso de formulación
de su reglamento: solo están Cofopri y la
Superintendencia de Bienes Nacionales
(ambos de Vivienda), la Superintendencia
Nacional de Registros Públicos (Sunarp)
(de Justicia) y Provías Nacional (de Transportes). Es decir, el ente rector en materia
de tierras y saneamiento de la propiedad
rural está fuera. El debilitamiento de la
institucionalidad, entonces, es ocasionado por el propio Estado, que no respeta
las reglas que va creando. ¿Acaso la Ley
30230 no es para promocionar y dinamizar
la economía nacional? ¿Se puede promocionar la inversión cuando el país tiene una
institucionalidad precaria?
15
El nuevo proyecto
de titulación de tierras
respuestas pueden deducirse fácilmente.
El pasado 5 de setiembre, el Minagri
organizó una reunión para presentar el
Proyecto catastro, titulación y registro
de tierras rurales en el Perú, tercera etapa
(PTRT3), en la que participaron representantes de la sociedad civil y gremios
agrarios e indígenas. El objetivo es titular a
441,093 predios individuales, 190 comunidades nativas y 190 comunidades campesinas de la sierra, para lo cual se cuenta con
un préstamo de US$40 millones del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID).
Las preguntas surgen de manera inmediata. ¿Qué piensa titular el Minagri? ¿Los
saldos que deje Cofopri cuando empiece
a otorgar derechos a favor de los inversionistas? Cuando exista superposición de
derechos, ¿qué título tendrá mayor valor?
¿El de Cofopri o el del Minagri? ¿El del inversionista o el del pequeño agricultor? Las
Conflictos sociales
Desde las últimas décadas, en materia de
tierras, la tendencia del Estado es la misma:
liberalizar su tratamiento al máximo y desconocer los derechos de las personas que
más dependen de ellas —las comunidades
y agricultores familiares—, para favorecer
a las grandes inversiones.
Desde Fujimori, Toledo, García, y
ahora Humala, cada uno, a su turno, ha
publicado normas que han modificado
las condiciones legales a través de las
cuales el Estado peruano garantizaba los
derechos sobre la tierra. Esta vez han sido
reemplazadas por medidas que promocionan su uso intensivo mediante proyectos
de explotación de recursos naturales.
El llamado «paquetazo reactivador» está
en la línea del cuestionado discurso del
«síndrome del perro del hortelano»4, pero
incluso va más allá: ya no se trata de vender
las tierras para traer inversión o tecnología,
como señalara García en 2007; ahora es
necesario entregarlas en propiedad —sin
respetar las normas vigentes, la Constitución y los tratados internacionales— a
los inversionistas, con el argumento de
dinamizar nuestra economía. Si esto significa «destrabar los proyectos», no hemos
aprendido nada de los pasados conflictos
sociales. El «Baguazo» sucedió por menos.
Notas
Investigador del Cepes en temas relacionados
a comunidades campesinas, tierra y agua.
2
Puede descargar y revisar la ley en:
http://bit.ly/1rggjr7
3
Fundación sin fines de lucro, con sede en
Ginebra (Suiza), donde los principales líderes
empresariales, políticos internacionales y
periodistas e intelectuales analizan problemas
mundiales, como la salud y el medioambiente.
4
Artículo escrito por Alan García, durante su
segundo periodo presidencial (diario El Comercio, 27.10.2007).
1
cionespublicacionespublicacionespublicacionespublicacionespubli
La geografía del carbono en alta resolución
del Perú. Ministerio del
Ambiente y Car negie
Institution for Science
at Stanford University.
Lima, 2014.
Se trata del primer estudio
geográfico de alta resolución
de los stocks de carbono
sobre el suelo a lo largo del
Perú. Este informe comunica
el desarrollo del enfoque y
una validación extensa del
mapa resultante de carbono
en alta resolución del país.
Además, ofrece el primer análisis cuantitativo de los factores
ambientales básicos que
determinan la geografía del
carbono de los ecosistemas,
regiones políticas y áreas naturales protegidas del Perú.
Puede descargarse de:
<http://stanford.io/WXvtpR >.
Ferias y mercados de
productores: hacia nuevas relaciones campociudad . Lacroix, Pierril y Gianmarco Cheng
(eds.). Lima: Agronomes et Vétérinaires
Sans Frontières (AVSF)
y Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes),
2014.
Publicación que forma parte del esfuerzo colectivo del proyecto
Mercados Campesinos. Su finalidad es compartir reflexiones
y conocimientos relacionados con el acceso al mercado de
las familias campesinas andinas. El texto contiene diversos
artículos de investigación realizados para el proyecto, así
como artículos sobre otras experiencias, como la del proyecto
Agroeco y la Feria Campesina de Bogotá. Descargable desde:
<http://bit.ly/1p8TGAe >.
Sabiduría y adaptación: el valor del conocimiento
tradicional para la adaptación al cambio climático
en América del Sur. Lara, Romel y Roberto VidesAlmonacid (eds.). Quito: Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos
Naturales (UICN), 2014.
Recopilación de reflexiones y
análisis de distintos autores,
sobre la propuesta que hace la
UICN y varias de sus organizaciones miembros acerca de
la necesidad de reconocer el
valor que tiene el conocimiento
tradicional para la adaptación
al cambio climático. Algunos
de los temas que se analizan
en el texto versan sobre enfoques para la adaptación al
cambio climático, cambio climático y conocimientos tradicionales. Descargable desde:
<http://bit.ly/1ubREGy>.
Visite: www.larevistaagraria.org
16
LA REVISTA AGRARIA / 166
Descargar