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2.381
B., M. A. Y OTRA C/ HOSPITAL MUNICIPAL DE CARLOS CASARES Y
OTRO S/ PRETENSIÓN INDEMNIZATORIA.EXPTE: 2381.Trenque Lauquen, 24 de agosto de 2012.AUTOS Y VISTOS
Los autos "B., M. A. y otra c/ Hospital Municipal de Carlos Casares
y otro s/ Pretensión indemnizatoria", expediente nro. 2.381 en trámite
ante el Juzgado en lo Contencioso Administrativo Nº 1 a mi cargo.RESULTA
1.- El 22.9.06 el Dr. Federico Cellerino en representación de M. A.
B. y L. A. A., quienes a su vez lo hacen en representación de su hijo M.
D. B., con el patrocinio del Dr. Julio A. Arive, interpuso demanda contra
el Hospital Municipal de Carlos Casares y contra Ricardo Satulovsky,
reclamando el pago de ochenta y cinco mil pesos ($85.000) o lo que en
más o menos surja de la prueba a producirse, por los daños sufridos
como consecuencia de la mala praxis y falta de atención médica
adecuada a M. D. B. .Señala que el 28.8.04 aproximadamente a las 14:00 hs. en una
excursión de pesca, el menor sufrió en la zona genital aquello que la
medicina denomina torsión testicular.Aduce que por prescripción de la Dra. Viviana Moreira
concurrieron el día referido a las 16:30 hs. a la guardia del Hospital
Municipal de Carlos Casares, siendo atendido por la médica de guardia,
Dra. María Gabriela Barragán, esposa del codemandado Satulovsky,
quien medica analgésicos, hielo y ordena una ecografía.Manifiesta que dada la afección se lo preparó para una cirugía y
se quedó a la espera del cirujano de guardia --Satulovsky-- quien se hizo
presente a las 20:30 hs. Lo revisó y concluyó que no es más que una
orquitis --inflamación del testículo-- y prescribió más hielo, antibióticos,
antiinflamatorios y reposo en el nosocomio. Al otro día a las 20:30 hs.
Satulovsky le otorgó el alta y lo citó en su consultorio para el 31.8.04.Señala que si bien de la historia clínica (en adelante HC) no
puede extraerse una descripción del estado del testículo, de la ecografía
que forma parte de la HC, surge "aumento de tamaño de epidídimo" y
que ello puede ocurrir por dos causas excluyentes: torsión o infección; y
si fuera ésta última iría acompañada de temperatura corporal,
circunstancia que no surge de la HC.
Indica que el galeno demandado con la sintomatología, origen de
la lesión, revisiones, prácticas y estudios, descartó el diagnostico inicial
de torsión, circunstancia que determinó su mal obrar médico.Aduce que M. B. concurrió el 31.8.04 al consultorio del médico
presentando el testículo hinchado, la zona afectada de color rojo intenso,
y previa revisación, el médico le indicó que continúe con la medicación
prescripta, reposo y aplicación de hielo y lo citó nuevamente para el
2.9.04.Señala que los progenitores realizaron una consulta en la ciudad
de Junín. El médico especialista en urología que lo revisó le informó que
con la inflamación que presentaba el paciente ahora era muy difícil
determinar si es una torsión, pero que en las primeras horas de la
afección, se debe decidir la intervención y que en caso de duda, debe
intervenirse quirúrgicamente al paciente.Manifiesta que concurren a otro médico que arriba a idénticas
conclusiones y que finalmente, el 30.9.04 se lo intervino quirúrgicamente,
operación que resultó tardía, pues M. D. B. sufrió una torsión testicular
con la consecuente pérdida del testículo, conforme la biopsia médica.Indica que la torsión testicular es una dolencia que en caso de
presentarse se dispone de horas para evitar la pérdida del testículo. En
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tal sentido, manifiesta que de haberse explorado quirúrgicamente en
tiempo oportuno el menor no hubiera perdido el testículo derecho.Relatados los hechos, se explaya sobre el derecho aplicable al
presente caso, y seguidamente, indica los daños reclamados: i) por
incapacidad sobreviniente en función de la disminución física sufrida,
reclama la suma de pesos cuarenta mil ($40.000); ii) por daño moral,
estima la suma de pesos treinta mil ($30.000) y por daño psicológico, en
función de las vivencias sufridas, considera justo la suma de pesos
quince mil ($15.000), lo que totaliza la suma de pesos ochenta y cinco
mil ($85.000).Ofrece prueba, funda en derecho y peticiona.2.- La demanda se radicó ante el Juzgado en lo Civil y Comercial
Nº 2, quien previo pedido de explicaciones al actor, el 12.10.06 declaró
su incompetencia y remitió los autos al juzgado a mi cargo, siendo
recibido el 21.11.06.Consentida la intervención del suscripto, el 18.12.06 se ordenó
traslado de demanda.3.- El 17.4.07 se presentó el Dr. Francisco P. Villalba como
apoderado de Ricardo Andrés Satulovsky y contestó demanda.Previa negativa general y particular de los hechos alegados y
reconocimiento de la HC e instrumentos públicos acompañados, relata
su versión de los hechos.Indica que efectivamente el 28.8.06 a las 16:00 hs. el joven B. fue
recibido en el Hospital de Carlos Casares por la médica de turno, Dra.
Barragán, quien ante los síntomas diagnosticó, en principio, torsión
testicular, ordenó una ecografía, estudio que indicó aumento del tamaño
de cola de epidídimo derecho, situación compatible con epidídimitis
aguda, que fue el diagnóstico definitivo.Señala, que del diagnóstico por imagen no resulta que se tratara
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de una torsión testicular sino de una inflamación del epidídimo, y que la
presencia o ausencia de fiebre no es determinante, por que no es una
constante en la enfermedad inflamatoria testicular.Sostiene que le indicó tratamiento que inmediatamente, tal como
surge del parte de enfermería, le hizo disminuir el dolor evolucionando
favorablemente, pasando la noche sin dolor, hasta que a las 18:45 hs.
del día siguiente fue dado de alta, siendo citado para una nueva consulta
al día siguiente. En esa oportunidad, ante la buena evolución se continuó
con el tratamiento y se lo citó para los próximos cinco días pero el
paciente no concurrió.Al respecto, señala en función de precedentes de la SCJBA, que
no hubo error de diagnóstico pues no hubo negligencia o impericia
imputable al médico, toda vez que se diagnosticó epidídimitis aguda,
conforme a la información proveniente de la ecografía realizada. Por ello,
entiende que no puede responsabilizarse al Dr. Satulovsky por la
extirpación del testículo ocurrida un mes después que el galeno lo
atendiera.Ofrece prueba y peticiona.4.- El 18.4.07 se presentó el Dr. José Andrés Aguirrezabala en
representación de la municipalidad demandada y contestó demanda.Señala que el 28.8.06, a las 16:00 hs., Barrera concurrió a la
guardia del Hospital de Carlos Casares siendo atendido por la Dra.
Barragán, cuya primera impresión fue torsión testicular. Ordenó una
ecografía y le suministró analgésicos antitérmicos. La ecografía se
realizó el mismo día e indicó tamaño y eco respuesta conservada de
ambos testículos y aumento del tamaño de cola de epidídimo derecho,
de eco respuesta heterogénea compatible con epidídimitis aguda.Señala que el paciente fue tratado por el Dr. Satulovsky que se
encontraba prestando tareas en el nosocomio, quien adoptó en función
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del diagnóstico por imágenes un tratamiento convencional suministrando
antibióticos primero y luego antiinflamatorios --noroxin y diclofenac--.Manifiesta que el diagnóstico de ingreso realizado por la Dra.
Barragán, conforme la práctica médica es un diagnóstico de máxima,
para luego ir descartando hacia los diagnósticos menos trascendentes
como en definitiva resultó.Resalta que el paciente ingresó con dolor agudo y luego del
tratamiento evolucionó favorablemente pasando la noche sin dolor, hasta
que al día siguiente fue dado de alta, siendo citado para una nueva
consulta al consultorio del Dr. Satulovsky para el 30.8.04. En esa fecha
se corroboró la buena evolución y se le prescribió antibióticos por siete
días y control pero el paciente no concurrió.Señala que en demanda se indicó que al menor se le realizaron al
menos dos diagnósticos más en la ciudad de Junín, pero ninguno de los
facultativos decidió la intervención quirúrgica, motivo por el cual entiende
que el diagnóstico de Satulovsky fue correcto.Refiere que el 30.9.04 el joven B. fue sometido a operación y que
el galeno interviniente dejó sentado que se trataba de un paciente de 17
años de edad que hace veinte días presenta dolor testicular agudo, es
decir, desde el 10.9.04, fecha distinta a las dolencias por las que
interviniera el Dr. Satulovsky. Señala que no aparece acreditada la
negligencia del médico, ni el nexo causal entre el tratamiento médico y
las secuelas que alega.
En síntesis, entiende que el accionar médico se ajustó a los
criterios de la ciencia, los diagnósticos realizados fueron correctos y
tempranos y los tratamientos adecuados, ello sin perjuicio de los
reproches que le caben al actor: consulta tardía tras cinco horas, no
concurrencia al control de la evolución una vez dado de alta, omisiones
en cuanto a la concurrencia a otros centros asistenciales.-
5
Impugna los daños reclamados, peticiona la aplicación de las
leyes 24.307, 24.432 y dto. 1831/92 respecto de los honorarios y las
costas, solicita se intime a la actora a que agregue las constancias
médicas de la atención en los centros asistenciales de Junín y Casares,
ofrece prueba, funda en derecho y peticiona.5.- El 24.8.07 tomó intervención la Asesora de Menores e
Incapaces, Dr. Ana María Hernández Gómez.6.- El 7.9.07 se realizó la audiencia prevista por el artículo 41 del
CCA.De la prueba ordenada se produjo la siguiente: i) ante la
intimación formulada a fs. 139 vta., la actora manifestó que no tiene en
su poder documentación relacionada con la consulta efectuada en la
ciudad de Junín --fs. 140--; ii) se recibió del Juzgado en lo Civil y
Comercial Nº 2 los autos "B., M. A. s/ Diligencia preliminar"; iii) a fs.
156/158 obra estudios ecográficos de B. realizados el 9.9.04 y 29.9.04
por el Dr. Edgardo Aronskind; iv) a fs. 161/179 obra fotocopia certificada
de la HC de M. B.; v) a fs. 188 obra informe de la Sociedad Argentina de
Pediatría; vi) a fs. 212 obra informe de la Asociación Argentina de
Cirugía; vii) a fs. 216/217 obra informe de la Sociedad Argentina de
Urología; viii) a fs. 226/228 obra pericia sicológica de M. D. B.; ix) a fs.
238 absolvió posiciones M. A. B. y a fs. 241 absolvió L. A. A.; x) a fs.
336/338 obra dictamen de la perito médica Ana María Amato y a fs. 352
obran respuestas a las explicaciones solicitadas por las partes.7.- El 22.3.12 se pusieron autos para alegar.Agregados los alegatos, se ordenó vista a la Asesora de Menores
e Incapaces.El 1.6.12 se dispuso el cese de la intervención de la Asesora de
Menores e Incapaces ya que M. D. B. alcanzó la mayoría de edad (ver
presentación por derecho propio en el alegato de fs. 379 y ss).-
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Firme los autos para sentencia, la causa se encuentra para
resolver.CONSIDERANDO
1.- Responsabilidad del Estado
Los servicios a cargo del Estado deben prestarse en
condiciones adecuadas para cumplir el fin para el que han sido
establecido,
debiendo
afrontarse
las
consecuencias
de
su
incumplimiento o ejecución irregular (cfme., CSJN, Fallos 306:2030;
312:1656; 315:1892, 1902; 316:2136; 320:266; 325:1277; 328:4175;
329:3065; SCJBA; act. 86949, "Blasco", del 8.9.04; act. 77960,
"Monteagudo", del 14.6.06; act. 85518, "Sendra", del 18.4.07).
La falta de servicio por acción o por omisión del Estado --art.
1112 CC-- implica una responsabilidad extracontractual (CSJN, Fallos
306:2030; SCJBA; Ac 83161, "Barbosa", del 9.12.04). El Estado
responde de modo principal y directo por los daños imputables a la
actividad de sus órganos, funcionarios o agentes realizada en ejercicio
de la función pública encomendada (CSJN, Fallos 312:1656; 317:1921;
318:193; 321:1124; 330:2748; SCJBA, act. 88940, "Chávez", del 18.5.05;
act. 94457, "García", del 3.5.06).
La prestación defectuosa o irregular del servicio de salud en el
hospital público genera responsabilidad del Estado (cfme., CSJN, Fallos
306:2030; 307:821; 312:343; 315:1892; 317:1921; 322:1393). Para su
procedencia, debe acreditarse: a) la ejecución irregular de un servicio
imputable al Estado, b) la existencia de un daño cierto, y c) la relación de
causalidad directa entre la conducta estatal y el daño cuya reparación se
pretende (cfme., CSJN, Fallos 328:2546).
In re "Schaumn de Scaiola" la CSJN sostuvo: "...en efecto, tal
como lo ha decidido este Tribunal en reiteradas ocasiones, quien contrae
la obligación de prestar un servicio -en este caso, de asistencia a la
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salud- lo debe hacer en condiciones adecuadas para cumplir el fin en
función del cual ha sido establecido y es responsable de los perjuicios
que causare su incumplimiento o su ejecución irregular (Fallos:
306:2030; 307:821; 312: 343; 315:1892 y317:1921). Ello pone en juego
la responsabilidad extracontractual del Estado, que se compromete en
forma directa, ya que la actividad de sus órganos realizada para el
desenvolvimiento de sus fines ha de ser considerada propia de aquél,
que debe responder de modo principal y directo por las consecuencias
dañosas que son causadas por su actividad (Fallos: 306: 2030 y
317:1921, ya citados)." (Fallos 322:1393; SCJBA; Ac 88940, "Chavez",
del 18.5.05; Ac 94457, "García" del 3.5.06; C 97827, "L.C.", del 9.6.10).2.- Delimitación del factor de atribución de responsabilidad
Los actores imputan una falta de servicio atribuible al Hospital
Municipal, originada en la impericia y negligencia del médico actuante,
situación que, según sostienen, produjo la perdida del testículo derecho
de M. D. B. (ver fs. 29 vta.).
Por lo tanto corresponde analizar la conducta del profesional
actuante, pues es la errónea atención del médico el factor de atribución
por el cual se pretende responsabilizar al municipio y al galeno
interviniente (cfme., SCBA, act. 79822, "Martínez", del 26.9.07).Se encuentra probado que M. D. B. ingresó al Hospital Municipal
de Carlos Casares el 28.8.04, aproximadamente a las 16:00 hs., con
dolor testicular agudo sin traumatismo previo, siendo atendido por la Dra.
Barragán, quien diagnosticó torsión testicular y ordenó la realización de
una ecografía.
El estudio fue realizado por el Dr. Aronskind, cuyo resultado fue
aumento de tamaño de epidídimo derecho compatible con epidídimitis
aguda. El paciente pasó a ser atendido por el Dr. Ricardo Satulovsky
quien
diagnosticó
epididimitis
aguda
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y
ordenó
tratamiento
con
antiinflamatorios,
reposo
y
hielo
(cfme.
demanda
--fs.
47/47--,
contestación de demanda de Satulovsky --fs. 77 y ss-- y de la
Municipalidad de Carlos Casares --fs. 115 y ss--, HC de fs. 161/179; art.
384 y cc del CPCC).El día 29.8.04 a las 19:00 se le dio el alta --ver HC, fs. 172/173--, y
se lo citó para el día siguiente. Las partes son contestes que al concurrir
al consultorio, el Dr. Satulovsky lo revisó y le indicó que continúe con el
tratamiento, en reposo y con aplicación de hielo y lo citó para una nueva
revisión el 2.9.04. B. no concurrió y realizó interconsulta con
profesionales de la ciudad de Junín. Finalmente el 30.9.04 fue
intervenido quirúrgicamente, procediéndose a la extracción del testículo
derecho, cuya biopsia arrojó, "testículo y epidídimo con área de necrosis,
hemorragia
y
hematoma
intraparenquimatoso"
(cfme.
dda.
y
contestaciones cits., HC --fs. 179--).En función de los hechos probados y relatados precedentemente,
a Satulovsky se le imputa error de diagnóstico y omisión en practicar una
operación de urgencia, pues según el actor no detectó a tiempo la torsión
testicular que trajo como consecuencia la posterior ablación del órgano.
La responsabilidad al municipio se imputa debido a que la
atención del paciente se efectuó en el Hospital Municipal, mediante un
agente encargado de la prestación del servicio --médico demandado de
guardia, hecho reconocido en la causa-- (cfme., contestación de
demanda de ambos codemandados).3.- Responsabilidad médica
La obligación del médico en relación a su deber de prestación de
hacer es de medios, o sea de prudencia y diligencia, debiendo
proporcionar al enfermo todos los cuidados que conforme a los
conocimientos y a la práctica del arte de curar y a las circunstancias de
persona, tiempo y lugar (art. 512 CC), son conducentes a su curación,
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aunque no puede ni debe asegurar ese resultado --cfme. CSJN Fallos,
327:3925; SCJBA, act 91215, "Urquiza" del 5.4.06; act. 96833, "Macías";
del 13.2.08; Feliz A. Trigo Represas - Marcelo J. López Mesa, Tratado de
la responsabilidad civil, Ed. La Ley, T. II, pág. 347--.
El médico que omite las diligencias correspondientes a la
naturaleza de la prestación asistencial, ya sea por impericia, imprudencia
o negligencia, falta a su obligación y se coloca en la posición de deudor
culpable (cfme., SCJBA, act. 44440, "Pérez", del 22.12.92; act. 56949,
"Linares", del 9.4.96; act. 71581, "Carrillo", del 8.3.00; act. 76152, "March
Tous", del 17.3.03; act. 92771, "Alcaraz", del 8.3.07; act. 94325,
"Romero", del 13.2.08; act. 98936, "Ceija", del 10.9.08, entre otros).Para determinar la culpa del médico demandado, se requiere
analizar su actuación acorde a las circunstancias de persona, tiempo y
lugar en que realizó su intervención profesional --art. 512 del CC--,
teniendo en cuenta que su obligación es realizar sus buenos oficios
profesionales, con toda la diligencia y esmero (cfme., SCJBA, act. 91.215
"Urquiza" del 5.4.06).En el caso se produjo pericia médica --ver fs. 336/338 y la
ampliación de fs. 352--, que permite analizar la conducta del
demandado.Al respecto, luego de un largo trámite procesal en procura de un
perito oficial (i.e. se requirió especialista en urología, diagnóstico por
imágenes y patología en el marco del art. 42 del Ac. 2728/96 de la
SCJBA, siendo designados 6 profesionales --fs. 186, fs. 252, fs. 261, fs.
268; fs. 277-- sin que ninguno haya aceptado el cargo--) se requirió a las
partes que propongan peritos en la materia --fs. 280--.Los actores propusieron a la perito Ana María Amato --fs. 283-- y
la Municipalidad de Carlos Casares a Guillermo Moro. El médico
demandado no propuso perito. Designados los peritos mencionados --fs.
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293--, la pericia fue practicada solo por la perito Amato, toda vez que el
municipio no denunció el domicilio del perito propuesto a fin de notificarlo
para que acepte el cargo, pese a los sucesivos requerimientos --fs. 301 y
306--.Por todo ello, el pedido de designación de un nuevo perito
formulado por la municipalidad en su alegato, se torna improcedente por
cuanto: i) ante la falta de perito oficial, el municipio propuso su perito; ii)
no notificó su designación --fs. 301 y 306--; y iii) no cuestionó lo resuelto
a fs. 311, ni recusó o cuestionó, la competencia de la perito designada -arts. 460 a 464 y cc, CPCC--. Es decir la cuestión se encuentra precluida
--cfme., arts. 36 inc. 1°, 150, 155, 170, y cc CPCC, art. 77 CCA--. Atento la índole de la materia, la pericia aporta conocimientos
técnicos especializados respecto de los hechos controvertidos del
proceso (doct. art. 457 del CPCC), que permiten formar una convicción
sobre la responsabilidad imputada --cfme. arts. 384 y 474 del CPCC--.La circunstancia que las pericias no resulten vinculantes para el
juez,
no
significa
que
pueda
apartarse
de
sus
conclusiones
arbitrariamente, pues en todo supuesto la desestimación debe ser
razonable y científicamente fundada --SCJBA; Ac 41770, "Tapia", del
20.11.91; Ac 55627, "Jiménez", del 9.8.94; Ac 51999, "Cura", del
20.2.96; Ac 55555, "Olguín", del 1.10.96; Ac 58966, "Albarracín, del
15.7.97; Ac 82488, "V. W." del 3.8.05; C 98060, "R. C." del 5.11.08, entre
otros-- apoyada en otros elementos de la causa que generen igual o
mayor convicción.La pericia médica obrante en autos --fs. 336/338 y ampliación de
fs. 352--, sostiene:
i) la epidídimitis aguda --diagnóstico de Satulovsky-- se trata con
reposo, hielo, antiinflamatorios y antibióticos; la torsión testicular es de
tratamiento quirúrgico --fs. 338--;
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ii) para diferenciar ambas patologías, se debe realizar un doppler
color --fs. 336-- no siendo suficiente la ecografía por cuanto el doppler
color es el que revela la existencia o no de flujo sanguíneo testicular; por
ello, la ecografía no resulta confiable para descartar la torsión testicular;
iii) ante un paciente que ingresa con dolor testicular agudo, sin
fiebre, ni antecedentes de infección urinaria y sin contar con imágenes a
través de un doppler color, de ninguna manera se debe descartar una
torsión testicular;
iv) según las constancias de la historia clínica, B. fue tratado en
tiempo útil, por cuanto si se realiza la cirugía dentro de las 6 horas de
comenzado el cuadro se puede salvar el testículo;
v) de acuerdo a la biopsia, la pérdida del órgano fue la falta de
flujo sanguíneo que se produce en una torsión testicular;
v) a M. B. se el extirpó el testículo derecho (daño); y,
v) finalmente, la perito es contundente en su dictamen; la torsión
testicular debió haber sido el diagnóstico inicial. Una epididimitis aguda
no es causa de torsión testicular (arts. 384, 474 y cc del CPCC). Ello así,
se encuentra probado la relación de causalidad entre el daño sufrido y el
error de diagnóstico inicial y la consiguiente omisión de la intervención
quirúrgica.Ante el traslado de la primer pericia, el codemandado Satulosvky
no cuestionó lo dictaminado. Solamente solicitó a la experta que indique,
si en Carlos Casares, o en que lugar de la zona, se podía realizar un
doppler color .En materia de responsabilidad médica es prioritario realizar el
análisis en el tiempo de acaecimiento de los hechos y no en un tiempo
posterior, cuando la situación del paciente ya está definida (cfme. Elena
I. Highton, Prueba del Daño por Mala Praxis Médica, en Responsabilidad
Profesional de los Médicos, Coordinador Oscar E. Garay; La Ley; 2003,
12
pág. 935 y ss).El 28.8.04 Satulosvky --cirujano de guardia-- se encontraba ante
un paciente que ingresaba con dolor testicular agudo sin traumatismo,
con un primer diagnóstico de torsión testicular dado por la médica que lo
recibe en la guardia del Hospital --Dra. Barragán--, con una ecografía
que observa aumento de tamaño de cola del epidídimo derecho
compatible con epidídimitis aguda, y sin la posibilidad de realizar un
doppler color.La perito dictaminó que ante el cuadro que presentaba B. a su
ingreso al Hospital como surge de la HC, no se puede descartar la
torsión testicular, que la ecografía por sí sola no resulta confiable y que
ante la caso de duda --no solo de patología sino contemplando su
evolución; fs. 352, tercera respuesta-- se impone la exploración
quirúrgica.Conforme lo expuso la perito, si bien, es difícil diferenciar cuadros
de inflamación testicular de uno de torsión testicular, al carecer la
ecografía de resultados confiables y no existir la posibilidad -instrumental idóneo-- para diferenciar la torsión testicular de la
epidídimitis aguda, en mérito a la descripción del cuadro del paciente,
debió mantener --en atención a un deber de prudencia-- el diagnostico
de la primera profesional tratante Dra. Barragan, i.e., "torsión testicular" -ver fs. 171--.Reitero, de acuerdo a la patología que presentaba B. y los
elementos que contaba --ecografía-- y previo diagnostico de torsión
testicular --i.e., una urgencia médica--, realizado por otro médico,
Satulovsky no debió descartar la torsión testicular, y ante la duda se
imponía la exploración quirúrgica.Adviértase que "...la torsión testicular se presenta como una
urgencia médica dado que a partir de las cuatro horas de iniciada la
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torsión puede haber daño irreversible del testículo." --ver fs. 216/217,
contestación de oficio de la Sociedad Argentina de Urología, Dr. Claudio
Terradas--.
Al demandado le era exigible el cumplimiento de los principios
y técnicas de su disciplina, ello por cuanto de tratarse de una torsión
testicular --urgencia médica-- la única solución posible para salvar el
órgano era la cirugía.- (cfme., pericia y oficio de la Sociedad Argentina de
Urología, Dr. Claudio Terradas).A tenor de lo hasta aquí expuesto queda demostrado que la
conducta del médico interviniente fue negligente. La perito dictaminó que
la torsión testicular debió haber sido el diagnóstico inicial y debió
procederse en consecuencia, es decir, haber realizado la exploración
quirúrgica.Por lo tanto entiendo que se encuentra acreditada la existencia de
un error en el tratamiento del paciente --art. 512, 902 CC--, y la conexión
causal adecuada entre esa acción u omisión y la "pérdida de chance de
conservación del órgano", atento la oportunidad de éxito que hubiera
tenido el paciente en el caso de haber sido correctamente tratado.Reitero, ante la patología que presentaba B., descripta en la
HC, y la ecografía que había ordenado la médica que lo atendió en
primer término --i.e. diagnosticó torsión testicular--, Satulovsky no debió
descartar que estuviera en presencia de una torsión testicular como hizo,
y quedarse con el diagnóstico de epidídimitis aguda, atendiendo al
resultado de una ecografía, que, conforme la pericia médica, no es un
medio idóneo para diagnosticar el evento.Por otro lado, y conforme las constancias de la historia clínica -ver fs. 174, que coincide con lo expuesto por el actor--, el Dr. Satulovsky,
atendió al paciente a las 20:00 hrs., cuando el ingreso al nosocomio de
B. se efectuó --también según la HC-- a las 16:00 hrs., y frente al
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diagnóstico de una urgencia médica --torsión testicular-- efectuado por la
Dra. Barragan, se requería la inmediata presencia del cirujano se
guardia.- Es decir, no se ha dado ninguna explicación, que justifique la
demora de cuatro horas, frente a un diagnóstico urgente, en la atención
al paciente por parte del cirujano de guardia.Cabe destacar, que para que funcione la responsabilidad médica
basta acreditar la impericia profesional y que medie una relación de
causalidad entre tal conducta y el daño producido, circunstancias que, tal
como ya se señaló, ha acontecido en el presente caso (CSJN; Fallos:
322:1393).No es óbice que a B. lo atendieran otros galenos y que la
operación fuera realizada por otro profesional, un mes después. Ello es
así, pues, reitero, la experta dictaminó que el diagnóstico inicial debió
haber sido torsión testicular y aun en caso de duda se imponía la
intervención quirúrgica. Teniendo presente la patología descripta y su
forma de tratamiento, la intervención del resto de los profesionales se da
cuando el daño ya estaba producido.Ello así, la intervención de otros galenos no tienen incidencia en el
nexo causal, pues según la pericia, el daño producido --ablación del
órgano-- pudo haberse evitado si el diagnóstico inicial era el correcto, y
efectuado la exploración quirúrgica que la patología ameritaba.
Estando acreditada la culpa en el obrar del médico interviniente, y
atendiendo al factor de atribución denunciado por el actor y que el
profesional se encontraba de guardia al momento de la atención de B.,
cabe responsabilizar al municipio.Por ello, corresponde hacer lugar a la demanda.4.- Daños
4.1 Incapacidad sobreviniente
Los actores reclaman el resarcimiento de la incapacidad que
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presenta B. como consecuencia de la ablación del testículo derecho,
situación probada en autos.En el presente caso, la incapacidad sobreviniente comprende
tanto la disminución en la aptitud respecto de las posibilidades genéricas
en la vida --i.e. deportiva, familiar--, y el menoscabo a la salud física de la
persona --cfme. CNCiv., Sala C, "Valdez", LL 2000-D-872; CNCiv., Sala
A, "Escalante", LL 2001-B-864--.Teniendo en cuenta la edad, la secuela de carácter permanente
que implica la ablación de un órgano, la falta de acreditación del tipo de
actividades no solo físicas sino laborales, las consideraciones médico
legales y conclusiones de las pericias realizadas y en función del grado
de incapacidad producido por la ablación --orquiectomía-- del testículo
derecho --0 - 5% orquiectomía simple unilateral según las normas para
evaluación del grado de invalidez, pág. 483; 25% según Baremo de
Incapacidades Indemnizables; ambos en Rubinstein, S. J., Código de
Tablas de incapacidades laborativas, pág. 129; Lexis Nexis, 4ª edición,
Bs. As. 2005; de 10 a 20 % en Altube, Rinaldi, Baremo general para el
Fuero Civil, pág. 291-- corresponde disponer una indemnización de
pesos veinticinco mil --$ 25.000-- en concepto de incapacidad
sobreviniente.4.2 Daño moral
El actor reclama la suma de pesos treinta mil ($30.000), o lo
que en más o en menos surja de la prueba producida.El daño moral repara las lesiones sufridas en los sentimientos que
determinan una afectación espiritual y un agravio a la paz de la persona,
independientes de toda repercusión patrimonial --cfme. arts.1078 y cc
CC, arts. 5 y 11 CADH--.Cuando el reclamante sufrió lesiones, solamente se requiere la
acreditación del hecho antijurídico para tener por demostrado la
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existencia y extensión del daño moral que dimana de la incapacidad
producida --i.e. prueba in re ipsa--, determinándose por el arbitrio judicial,
en base a la consideración de los dolores sufridos, y las condiciones
particulares del damnificado --cfme. SCBA, "Miguez" del 13.6.89, voto
Dr. Rodríguez Villar; y "Marcote", del 8.8.07, voto Dr. Hitters; CNCiv.,
Sala K, "Corfield", del 20.12.04, LL 2005-B-473--.El reclamo es procedente en atención a la lesión en los
sentimientos que produjo la ablación del órgano en el reclamante (ver
pericia psicológica; art. 474 del CPCC).Por ello, en atención a las circunstancias del caso --i.e. edad
de B., sufrimientos ante las secuelas de carácter permanente, y los
temores naturales que surgen ante una intervención quirúrgica y ante la
ablación de un órgano--, considero procedente una suma indemnizatoria
de pesos veinte mil --$ 20.000--.4.3 Daño psicológico
Fundan el reclamo en que la ablación del órgano es causal de
inevitable trauma psicológico, al producirle lesión en la psiquis del joven
B..En la causa "Márquez Scalise" he seguido la doctrina de la SCJBA
y de la CSJN respecto de la falta de admisibilidad del daño psicológico
como daño conceptualmente autónomo."La SCJBA no le ha reconocido autonomía al daño sicológico, al
sostener que si bien en el plano de las ideas no se puede dudar de la
autonomía conceptual que poseen las lesiones a la psiquis, cabe
desechar en principio, por inconveniente, que a los fines indemnizatorios
este daño constituya un "tertium genus", que deba resarcirse en forma
autónoma, particularizada e independiente del daño patrimonial, por que
tal práctica puede llevar a una injusta e inadmisible doble indemnización
(cfme. SCJBA, Ac - 77461, "González, José Gregorio c/ Expreso Villa
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Galicia San José S.R.L. s/ Daños y perjuicios", del 13.11.02; Ac - 81161,
"Segovia, María Luisa c/ Roda, Julio Zacarías y otro" del 23.6.04; Ac 78851 "T.,S. c/ R.,R. s/ Daños y perjuicios" del 20.4.05; Ac - 90471, "K.,J.
c/ P.,d. s/ Daños y perjuicios", del 24.5.06; C - 100299, "H.,S. c/ A.,C. s/
Daños y perjuicios", del 11.3.09).-
La SCJBA en los casos citados
precedentemente lo incluye dentro del campo del daño material. En igual
sentido la CSJN, incluyendo el resarcimiento dentro del campo de la
incapacidad siempre que la disminución en sus aptitudes psíquicas sea
en forma permanente (Fallos 327:2722; 315:2834; 321:1124;322:1792).-"
(cfme. éste Juzgado, causa "Márquez Scalise, María Evangelina y otro c/
Municipalidad de Trenque Lauquen s/ Pretensión indemnizatoria", expte.
nro. 2238, sent. del 29.11.11, Reg. 270 del LSD, T. III, pág. 514).Las doctrinas jurisprudenciales citadas le niegan autonomía
conceptual al daño psicológico. Sin embargo, probada su existencia lo
incluyen dentro de otros rubros: i.e. daño material, incapacidad.El perito psicólogo de la Asesoría Pericial Departamental ha
dictaminado que el actor presenta una incapacidad de difícil superación
sin tratamiento, motivo por el cual se hace necesario el tratamiento
psicológico (ver pericia inobjetada de fs. 226/228; arts. 384 y 474 del
CPCC).En función de ello, del grado de incapacidad parcial presentado
por el actor, estimo justo indemnizar con la suma de pesos cinco mil
($5.000).5.- Monto más intereses
A la suma que se ordena en concepto indemnizatorio, deberá
adicionarse los intereses según la tasa que paga el Banco de la
Provincia de Buenos Aires por sus operaciones de depósitos a treinta
días (tasa pasiva) a computarse desde la fecha del hecho y hasta su
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efectivo pago (SCJBA, Ac 40669; Toscano, Carlos c/ Municipalidad de
General Pueyrredón; Giancaglini, José y Laberge S.A. y Torre de
Giancaglini, Graciela s/ Indemnización de daños y perjuicios; Ac 45272;
Ac 73594 entre otros) .En razón de lo expuesto, RESUELVO
1.- Hacer lugar a la pretensión indemnizatoria, condenándose a la
Municipalidad de Carlos Casares y a Ricardo Andrés Satulovsky a pagar
a M. D. B. la suma de pesos cincuenta mil --$50.000--, con más los
intereses a la tasa pasiva del Banco de la Provincia de Buenos Aires en
los depósitos a treinta días, desde la fecha en que se produjo el hecho
ilícito y hasta el efectivo pago --cfme. SCJBA, Ac. 40.669, "Toscano",
voto Dr. Cavagna Martínez; Ac. 45.272, "Barrios Baron", voto Dr.
Laborde; Ac. 73.594, "Pereyra", voto Dr. Laborde; Ac. 78.556, "Rasetti",
voto Dr. Soria--.El importe que resulte de la liquidación deberá pagarse conforme
lo dispuesto en el art 163 CP, y 63 y ccs CCA.2.- Costas por su orden --art. 51 CCA--.3.- Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad --art. 51
DL 8904--.Regístrese. Notifíquese.
Pablo C. Germain
Juez Contencioso Administrativo
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