la ofensiva tuareg

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Opinión
37/2012
30 abril de 2012
Beatriz Mesa García*
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LA REBELIÓN TUAREG Y LA SOMBRA
DE AL QAEDA
LA REBELIÓN TUAREG Y LA SOMBRA DE AL QAEDA
Resumen:
El Movimiento de Liberación Nacional de Azawad (MNLA) compuesto por unos dos mil guerrilleros
anunció el pasado 8 de abril la independencia para el norte de Mali, territorio que los tuaregs
reclaman como suyo. Este movimiento independentista, aunque es ajeno a las reivindicaciones de los
islamistas de Ansar Dine que lidera Iyad Ag Ghali (conocido éste por su mediación en los secuestros
de occidentales), ha compartido la lucha contra el poder central y a favor de la secesión del país.
Esta unión “coyuntural” entre el movimiento islamista y el movimiento secular ha levantado todo
tipo de sospechas en el país y en los Estados vecinos por la posible deriva que puede tomar el
territorio ya de por sí convertido en un polvorín. En él circulan libremente las bandas criminales
vinculadas al tráfico de armas y de drogas y en esta franja Sahel-Sahariana, se asientan los terroristas
de AQMI.
El norte de Mali es un territorio sin ley. Fallido. Y siempre al borde de crisis humanitarias.
Escudándose en torno a estos argumentos, ha sido creado el grupo por la liberación de Azawad (no
sólo incluyen tuaregs, también la comunidad árabe songhai y una parte de los peulhs).
Los azawíes justifican su alzamiento en armas argumentado el abandono ancestral de la región en
manos del gobierno de Mali. Y el objetivo, mediante la liberación del territorio, es establecer de
nuevo la confianza entre las comunidades, instaurar un clima de seguridad entre las personas y
configurar un marco de diálogo para alcanzar una paz duradera. ¿Pero cómo pretenden lograr todos
estos objetivos en un lugar atorado por los envites de los grupos islamistas que luchan igualmente
*NOTA: Las ideas contenidas en los Documentos de Opinión son de responsabilidad de sus autores,
sin que reflejen, necesariamente, el pensamiento del IEEE o del Ministerio de Defensa.
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por la adquisición de parcelas de poder para implantar un Estado islámico o del grupo terrorista de
AQMI que ha hallado en este vasto desierto su bastión para emprender la Guerra Santa contra
Occidente?
Abstract:
Mouvement National Pour la Libération de l’Azawad (Azawad being the name they give to Northern
Mali) made up of some two thousand insurgents announced the past 8 April the “liberation” for the
north of Mali, territory that the tuaregs claim.This separatist movement, although it is alien to the
claims of the Islamists of Ansar Dine led by Lyad Ag Ghali (known by his mediation in the kidnappings
of Western cooperants), shares with the latter the fight against the central power and in favour of
Northen Mali’s secession, as seen during last month.
This accidental "alliance" between the Islamist movement and the secular one have sparked
suspicions inside the country and across the the neighboring countries about the existing links
between the Tuareg’s demands and the terrorists of AQMI. In the band Sahel-Sahariana these kinds
of criminal groups freely travel withouth problems. The North of Mali is a lawless territory. A failed
state, often victims of humanitarian crisis. For theses reasons, the insurgent army have carried out a
full stategy to save his inhospitable region. Azawad do not only include tuaregs, also the Arab
community, songhais and small group of peulhs.
The azawíes justify his intervention arguing that the Tuareg’s community have been long abandoned
by the Mali’s Governement from the 1960s. The insurgents' goal is to liberate the lands from Malian
occupation to establish again the confidence between the diferents communities as well as the basis
for a durable peace and safety for the populations.
The question is now how these rebels are going to reach their political and social objectives
considering the fact that islamists aim to take full control of the situation and establish a religious
state as well as a terrorist group (AQIM) that advocates the Holy War against the West.
Palabras clave:
Terrorismo, al Qaeda, rebelión, Tuareg, Azawad, guerra civil, golpe de Estado
Keywords:
Terrorism, Al Qaeda, rebellión, civil war, coup d’Etat.
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EL IMPULSO TUAREG TRAS EL GOLPE MILITAR EN LA CAPITAL
El mensaje del escritor suizo Jean-Jacques Rousseau, cuyas ideas políticas influyeron mucho
en la Revolución Francesa, reaparece en la actual escena política de Mali. Cuando dos
intereses opuestos entran en conflicto con un tercero que se opone a ambos, aquéllos se
unen. En el caso que nos ocupa, los dos actores distantes en los intereses que persiguen son
los rebeldes tuaregs del norte de Mali y los islamistas del movimiento Ansar Dine,
(Defensores del Islam). Ambos se unieron en el desafío de deslegitimar el poder central que
en la actualidad se ha visto polarizado tras el golpe de Estado que un grupo de desertores
militares del Ejército de Mali dio el pasado 23 de marzo hasta deponer al presidente,
Amadou Toumané Touré, refugiado desde entonces.
La asonada militar ha generado una situación anárquica en el norte del país, fortaleciendo
así a los tuaregs en sus reivindicaciones territoriales e igualmente ha contribuido en que los
islamistas emerjan de la clandestinidad e impulsen sus reivindicaciones ideológicas como la
instauración de un Estado Islámico en esta zona. A estas peticiones de dos grupos opuestos,
desde un punto de vista ideológico, se suman las ostensivas amenazas de los terroristas de
Al Qaeda en el Magreb Islámico que,
desde su santuario, promueven un
rosario de ideas rigoristas del Islam;
llaman a la liberación de los pueblos
musulmanes ocupados por las fuerzas
extranjeras (apelan a la Yihad) y
reclaman la reinstauración de un
califato.
Precisamente,
en
medio
de
este
triángulo sahariano que configura la
ciudad de Timbuctú, Gao y Kidal, los
alqaedistas retienen a sus víctimas
occidentales
como
método
de
financiación y como forma de alcanzar una resonancia mediática que de otra manera no
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obtendrían. Los españoles, Ainhoa Fernández y Enric Gonyalons, continúan en manos de un
grupo disidente de AQMI pero vinculado al terrorismo yihadista. Su liberación está en
ciernes.
LA “PRIMAVERA TUAREG”
El efecto galvanizador de las revueltas de Túnez, Egipto y especialmente de Libia explica en
buena parte la cristalización del alzamiento Tuareg que, en nombre de la justicia, la unidad y
la libertad, mantiene una apuesta decidida por el control absoluto de todo el norte de Mali y
por la autodeterminación. Para que entendamos las razones de la conflagración debemos
recurrir al estallido de la primavera árabe que sirvió de aliciente para que los tuaregs
impulsaran nuevamente su ancestral lucha a favor del proceso de autodeterminación
mediante el que esta comunidad, que constituye el 15% de una población de 15 millones de
habitantes, elija su propio destino.
El levantamiento armado tiene motivaciones muy similares a lo que empezó siendo la
revolución árabe en Libia: la carestía de los precios, el desempleo, la corrupción crónica, la
concentración de la riqueza en manos de una élite. En fin, la ignominia. El presidente
depuesto tras el reciente golpe militar, Amadou Toumani Touaré, se ganó lentamente el
desprecio de su pueblo multiétnico, sobre todo de la comunidad Tuareg, al norte de Mali,
que se ha sentido abandonada a su suerte y marginada por la administración central. Las
clases sociales más pobres en proceso de pauperización se han reforzado en los últimos años
y miles de familias no alcanzan el euro al día. Aunque no sólo las condiciones socioeconómicos han sido la fuerza motriz de la indignación de la población Tuareg, sino también
el hecho de que no se reconozca la identidad de esta población cuya cultura y lengua difiere
del resto de los malienses a los que sólo les une un trozo de tierra.
La sublevación armada contra el poder central era la crónica anunciada desde que los
rebeldes del norte del país emprendieran, hace más de un año, su propia primavera y
reivindicaran la autodeterminación para el norte de Mali. Las negociaciones políticas con el
ex presidente de Mali se enfrascaron y los jóvenes de la rebelión optaron por recurrir a la
violencia y asaltar, a golpe de Kalashnikov, ciudades claves de la región, como Menaka o
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Kidal que junto con Gao y Timbuctú constituyen un enclave principal de la zona.
MALI
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Extensión
PIB
Estructura PIB
PIB per cápita
Tasa de crecimiento PIB
Población
Tasa de crecimiento de la población
Mortalidad infantil
Esperanza de vida
Tasa de alfabetización de la
población
Médicos por 1.000 habitantes
Tasa de prevalencia del SIDA
Población bajo el umbral de la
pobreza
1.240.192 Km
18,6 millones $
Agricultura: 38,8%
Industria: 21,9%
Servicios: 39,3%
1.300 $
(2011 estimado)
5,3% (2011 estimado)
14.500.00
(2011 estimado)
2,613% (2011 estimado)
109,08 por mil
53,06 años
46,4%
0,049
1% (2009 estimado)
36,1% (2005)
0-14: 47,3%
15-64: 49,7%
Más de 65: 3%
China, 27,2%
Indonesia, 8,2%
Tailandia 5,3%
Burkina Faso 5,2%
Marruecos 5%
Corea del Sur 4,9%
Senegal, 13,6%
Francia 11%
Costa de Marfil 10%
China 6,8%
Corea del Sur 5,2%
Estructura de edad
Relaciones comerciales
(Exportaciones):
Relaciones comerciales
(Importaciones):
Fuente: CIA World Facts Book
Seguramente inspirados en la insurrección Libia, entraron en las ciudades izando la bandera
de Azawad (término que han acuñado para el norte del país) sin apenas encontrar
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resistencia militar. Uno de los portavoces del grupo independista Tuareg Movimiento
Nacional de Liberación de Azawad (MLNA), Moussa Ag Acharaotumane, con el que esta
autora ha entablado varias conversaciones, ha expresado que el combate a favor de la
autodeterminación del territorio es “imparable” y ha reconocido que la asonada militar del
pasado 21 de marzo contra el ex presidente, Amadou Toumane Touré, ha “favorecido” su
causa para proseguir con el lanzamiento de ofensivas contra el Ejército de Mali. Asimismo,
desmintió cualquier relación entre la rebelión y los terroristas de Al Qaeda.
Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/File:Azawad_Tuareg_rebellion_2012.svg
El Coronel Mamadou Mangara, el gobernador de la región de Timbuctú, ha reconocido en
numerosas ocasiones su inquietud tras el dominio “de facto”- por parte de los rebeldes
independentistas tuaregs- de la región de Azawad y el impulso alcanzado por los
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simpatizantes del grupo islamista, Ansar Dine (Defensores del Islam) que se han sumado a
las filas tuareg para defender la secesión de la región. A diferencia del grupo MLNA- opositor
al Islam político- los islamistas luchan por la instauración de un Estado islámico, lo que ha
levantado todos los temores en una parte de la comunidad Tuareg que no comulga con las
ideas religiosas concebidas por Ansar Dine, y que por ésta razón reivindica una intervención
de la OTAN ante los riegos de que el país derive en una guerra civil1.
Llegados a este punto, Bamako ha perdido el control de las provincias norteñas mientras que
el capitán Amadou Sonogó, líder del reciente golpe de Estado, ha pedido a la desesperada y
sin éxito la ayuda internacional para frenar las nuevas posiciones que están afianzando los
tuareg en las tierras inhóspitas del Sahel donde se asientan desde hace siete años el grupo
terrorista de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). La Comunidad Internacional y la
Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO) mantienen la presión
sobre la Junta Militar golpista para que restablezca el anterior poder. La crisis política ha
provocado numerosas víctimas mortales y más de doscientos mil personas refugiadas en los
países limítrofes, como Mauritania o Burkina Fasso.
Por el momento, es difícil que vuelva el orden al norte de Mali mientras, en la capital, el
poder continúe en manos de los sublevados militares y no se restablezca la Constitución
para luego celebrar unas elecciones legislativas que permita al pueblo elegir
democráticamente al jefe de Gobierno. La inestabilidad en la capital malí intensifica la
inseguridad en el norte del país cuyos designios han empezado a ser escritos por un
movimiento independentista carente, por el momento, de un proyecto político y con una
formación vinculada a las guerrillas.
La legendaria fama de Timbuctú- conocida por ser una rica ciudad que controlaba el
comercio por caravana en lo profundo del desierto del Sáhara- llegó a los oídos de Europa y
empezó a entusiasmar a muchos europeos. Por esta razón, entre 1588 y 1853, al menos 43
viajeros occidentales intentaron llegar a ella. Sólo cuatro lo lograron y el primero en poner
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Conversación con activistas Tuareg desvinculados de la Rebelión de MNLA.
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un pie en Timbuctú, en el año 1826, fue asesinado por los tuaregs que temían que su tierra
atrajera la colonización europea que con el tiempo acabó fraguándose en la zona.
No es el único episodio histórico que explica el combate de la comunidad Tuareg, hubo otros
a lo largo de la historia contemporánea que ponen de manifiesto la relación entre los
tuaregs y las armas. La persistente sequía y el hambre, que afectó notablemente a la
comunidad Tuareg durante la crisis humanitaria de 1991, enfrentó a los árabes y a los Tuareg
con un saldo de víctimas mortales y heridos de por vida. Todavía ambas comunidades
arrastran el recuerdo de los miles de muertos.
Durante los últimos veinte años se han llevado a cabo programas de reconciliación y de
desarme entre los árabes y los tuaregs y cuando parecía que la región prosperaba entre las
dos identidades y el turismo lograba aumentar muy ligeramente las arcas de esta
abandonada región, el difunto Bin Laden, en el año 2005,
comenzó a extender sus
tentáculos en la zona y a hundir la única fuente de ingresos de la población ya de por sí
castigada por la inestabilidad que supusieron los años de la rebelión Tuareg y las ínfimas
condiciones socio-económicas.
La acuciante necesidad del poder central de aunar a las diferentes comunidades étnicas para
luchar contra el terrorismo de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) ha sido dinamitada
tras el reciente anuncio de la independencia del Estado de Azawad por parte del grupo de
alzados tuaregs. La proclamación separatista ha generado una lluvia de condenas de toda la
clase política de Mali que defiende una sola patria aunque ésta se haya visto zarandeada, en
varias ocasiones, por los conflictos internos de un país multiétnico. La división ahora en la
capital, a causa del golpe militar, y la fractura en el seno de la comunidad Tuareg al norte de
Mali entre el sector pro- independentista (mayoritario) y el opuesto a la creación de un
Estado independiente han permitido que los alqaedistas, aprovechándose de un paisaje
resquebrajado, busquen sacar rentabilidad política.
Una cascada de preguntas e inquietudes surge en mitad de un panorama desafiante: ¿Qué
ocurrirá con la base donde los hombres del Pentágono, en el marco del programa Trans
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Sahara desarrollado por Estados Unidos, luchan contra el terrorismo? Desde que el
terrorismo alqaedista asentó sus bases en el desierto del Sahel, un centenar de
norteamericanos entrenan allí a diario a los nativos que integran un Ejército débil y con
medios escasos. Los militares del Ejército de Mali han padecido de averías contantes en los
sistemas de información, en las armas ligeras y en los vehículos. Y lo más grave, han carecido
de formación competente.
Pero estos militares- ahuyentados por las fuerzas rebeldes Tuareg, que se apoderaron del
territorio hace dos semanas- se replegaron en la capital maliense. Igualmente, los tuaregs y
los árabes- los dos grupos étnicos mayoritarios que nutren esta misión especial antiterrorista
por sus conocimientos de la tierra y su adaptación a la vida nómada- han tomado derroteros
diferentes. Unos se han sumado a las filas rebeldes en la lucha por la creación de Azawad y
otros han huido a Bamako. La siguiente pregunta e inquietud es: ¿Quien se ocupa ahora de
la misión cuya finalidad era erradicar las bases de los extremistas que se han convertido en
la madriguera perfecta para el tráfico de armas y de drogas y para esconder a rehenes
occidentales? ¿Los mismos tuaregs que han sido entrenados por Estados Unidos e
integrados en el programa de lucha contra el terrorismo y han colaborado con del poder
central de Mali son ahora los aliados de la rebelión tuareg? Los autóctonos de la población
norteña confirman a esta autora que se han producido adhesiones de tuaregs al Ejército de
Revolución pero también deserciones.
El territorio del norte de Mali que ocupa una extensión de 850.000 kilómetros está
controlado por los guerrilleros “azawíes” pero ¿serán capaces de esquivar las amenazas de
los alqaedistas? ¿Cómo piensan garantizar la seguridad en una región con miles de
kilómetros de fronteras porosas? ¿Y cómo pretenden frenar a los colaboradores- muchos de
ellos son tuaregs- que quieren sacar tajada del entramado terrorista?
AQMI, LOS ISLAMISTAS DE ANSAR DINE Y BOKO HARAM
La inquietud general, por tanto, reside en que ésta desestabilización en el Sahel pueda
fortalecer a la organización terrorista de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y sus redes
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instaladas en la franja ocupada por los rebeldes. Aquí, casi mil terroristas actúan para el
reclutamiento de nuevos muyahidines, el entrenamiento ideológico y físico de los yihadistas
y en este territorio es donde además refugian a los rehenes occidentales para negociar su
liberación. Los terroristas, además, han conseguido en los últimos diez años “fidelizar” a
buena parte de la población del norte de Mali convirtiéndola en cómplice a cambio de una
aportación económica.
Tanto los nómadas como los tuaregs de la zona mantienen una relación muy estrecha con
los valedores del difunto Bin Laden, ya que la dependencia que la población local ha tenido
de los terroristas ha sido crucial para su propia supervivencia. Y más allá de los autóctonos
de la región, los terroristas han conseguido, a golpe de ingentes cantidades de dinero, ganar
la complicidad de algunos miembros del Ejército mauritano y de Mali que han vendido
carburante e incluso armas a los terroristas de AQMI2.
Si los alqaedistas se han mantenido extremadamente vigilantes en sus bastiones o katibas
durante estos años por temor a quedar atrapados en las emboscadas de sus “enemigos”,
ahora que la región cruza por un momento de máxima fragilidad desde un punto de vista de
la seguridad, y el poder fáctico en el norte del país está en manos de los rebeldes, las células
trabajarían con menos presión. Durante una investigación de esta autora en la ciudad de
Gao y Timbuctú, se llegó a conocer que estas células se dividen en diferentes grupos a los
que los cabecillas entrenan duramente en cursos militares de 45 días y los adoctrinan con
clases de sol a sol sobre el pensamiento islámico, la lengua árabe o los valores de la Yihad.
En estos cursos se alimenta la teoría de <islamizar el mundo> y <acabar con los impíos,
apóstatas e invasores>, lo que incluye tanto los países árabes-musulmanes, considerados
aliados del enemigo occidental, y los Estados que han desplegado tropas suyas en tierras
musulmanas. Así mismo, los alqaedistas disfrutan de unas elevadísimas comunicaciones. No
les faltan aparatos multimedia. La dotación tecnológica es tan alta o igual que la de cualquier
Ejército occidental, de hecho algunos de los arrepentidos de esta organización3 han llegado
2
Conversaciones de esta autora en Burkina y Mauritania con interlocutores que median en las negociaciones
de rehenes occidentales.
3
Conversaciones de esta autora con arrepentidos de AQMI en la capital mauritana. Noviembre 2010.
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a asegurar que AQMI es un ejército perfectamente jerarquizado al que le falta poco para
alcanzar los mil islamistas, entre los que no sólo se identifican yihadistas sino también
bandidos manipulados por un discurso salafista.
Con esta absoluta libertad de movimiento, los radicales ganan un nuevo pulso en su batalla
física e ideológica pero es pronto para evaluar lo que realmente puede representar en
términos de reclutamiento o embestidas esta imperante anarquía en la región del norte. Lo
que está claro es que ya antes de la rebelión Tuareg, los alqaedistas apenas encontraron
resistencia a la hora de penetrar en los diferentes rincones del Sahel por la facilidad con la
que se transita en la franja desértica. Las kilométricas fronteras terrestres porosas e
imposibles de sellar militarmente allanan el camino a los terroristas de Al Qaeda en el
desarrollo del negocio del narcotráfico y de las armas, y en la búsqueda de su propio
abastecimiento y son un inmenso caldo de cultivo en una región carente de oportunidades,
falta de recursos y vacía de estructuras serias educativas.
Los rebeldes Tuareg acusan a las tiranías que han dominado en la región del desahucio al
que han sido sometidas las nuevas generaciones del norte de Mali y de los países limítrofes y
que se han dejado tentar por grupos terroristas. Pero el desarraigo social o el estallido del
desempleo no explican sólo la conversión de estas juventudes al integrismo. La crisis de
identidad, la convicción religiosa y política son elementos claves en el estudio de esa
desviación hacia el radicalismo. Ellos buscan la integración en una organización con la que
identificarse ideológicamente y que al mismo tiempo les ofrezca protagonismo y cobijo y
adonde no sientan ningún tipo de opresión política.
Los analistas más optimistas consideran que la creación del Estado Azawad servirá de muro
de contención al auge terrorista en la zona y los más pesimistas opinan todo lo contrario,
sobre todo, después de hacerse público que otro grupo, no menos importante, se presentó
en la ciudad sin ley de Gao. Es el movimiento nigeriano islamista Boko Haram cuyos
tentáculos continúan propagándose en su país y en los vecinos y sus efectos son cada vez
más exitosos. Y, a su vez, ha logrado obtener la resonancia mediática que todo grupo
terrorista anhela a causa de los sangrientos atentados que ha cometido en los últimos
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meses. Dos cruzadas están llevando a cabo las filas de esta organización terrorista vinculada
a la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), sirviéndose de los discursos
anti-imperialistas y anti-colonialistas como los que ha utilizado el difunto Bin Laden para
reclutar a fieles musulmanes.
Boko Haram continúa ejecutando los oprobiosos crímenes contra hermanos musulmanes y
hermanos cristianos, pero ahora con más fuerza y más fieles que antes. Desde el año 2009,
la organización de corte islamista ha matado al menos a unas mil personas y los crímenes
han pasado de ser someros ataques contra militares a organizar cruentos atentados contra
iglesias cristianas mediante el uso de coches bombas o los atentados suicidas. Este modus
operandi recuerda a la estructura de Al Qaeda y su franquicia en el norte de África. Los
terroristas nigerianos han copiado de la franquicia de Al Qaeda el método de dirigirse a los
leales, sembrar el miedo y la forma de trasladar al mundo apóstata o impío los mensajes
sanguinarios. Lo hacen mediante la difusión de vídeos en Internet. Por lo que la presencia de
algunos elementos de Boko Haram en la ciudad de Gao ha hecho saltar nuevas alarmas de
preocupación en la zona.
Otro dilema que ahora se plantea es si los jefes religiosos, que durante estos últimos años
fueron muy comedidos a la hora de hilvanar sus discursos y obviaron cualquier término que
incitara a la violencia, tomarán partido en esta crisis y adoptarán el discurso de los grupos
islamistas o simplemente integrarán la causa independentista de los tuaregs. O se
mantendrán al margen. La delicada posición de los imanes de la zona es sumamente
sustancial porque sus soflamas tienen una poderosa influencia entre los musulmanes. El rol
que ellos vayan a representar en mitad de un “pacto” circunstancial entre los islamistas y los
tuaregs por la conquista del norte de Mali será elemental para el futuro de “Azawad”.
Éstas no son las únicas preocupaciones de la Comunidad Internacional y el resto de los
países que integran el Sahel. Una partición real del territorio y una unidad nacional
resquebrajada pueden influir
en el resto de las comunidades tuaregs de los Estados
colindantes como Argelia o Níger, que igualmente buscan asentarse sobre un suelo donde
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expresarse según su propia identidad. De hecho, los tuaregs del resto de los países limítrofes
ya han dado su apoyo al movimiento del norte de Mali y todo apunta a que se impliquen
activamente en la causa.
Muchos enigmas sin resolver que han frenado el reconocimiento internacional a la
declaración la independencia de “Azawad”. La Organización de Naciones Unidas ha
rechazado legitimar el movimiento insurgente africano. Uno de los primeros países en
oponerse a la reivindicación tuareg fue Estados Unidos "Rechazamos la declaración de
independencia y reiteramos nuestro respaldo a la integridad territorial de Malí", dijo el
portavoz del departamento de Estado, Patrick Ventrell, refiriéndose al Movimiento Nacional
por la Liberación de Azawad (MNLA). A esta negativa se sumó Francia aunque declaró que
las reivindicaciones de los rebeldes se tuvieran en cuenta.
Los tuaregs por su parte insisten en que ya no hay marcha atrás en su combate después de
varias décadas de humillación y después de más de 50 años de un gobierno nefasto y
corrupto. Para MLNA éste es sólo un primer éxito de una revolución cuyo objetivo es
derribar todo un sistema que acumuló privilegios, concentró las riquezas del país en un
puñado de personas y consagró los derechos a una sola élite en detrimento de todo un
pueblo. Al igual que los libios, los tuaregs no sólo han querido derribar un presidente sino
conseguir un nuevo Estado para la población norteña de Mali que sea el espejo de la cultura
Tuareg y volver así a recuperar el derecho al nomadeo dentro de las fronteras fijadas por
Europa. “La conferencia de Berlín y el reparto colonial que ésta significó, los dividió entre
diferentes países. Desde entonces, luchan por la autodeterminación. Tanto los tuaregs de
Mali como los de Níger, Burkina y Argelia. El problema es que la violencia no es el método
para crear un país”4.
El objetivo final es transformar la sociedad desde su raíz, y en sus anales se contempla el
deseo de instaurar un sistema político de República Civil Democrática y Popular, que ponga
en marcha con carácter urgente políticas sociales que vayan encaminadas hacia una
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Declaración a esta autora de Claudia Barona. Profesora universitaria en México y especialista de la comunidad
Tuareg.
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repartición más justa de las riquezas y de los escasos recursos naturales que alberga el
territorio. Pero han calculado mal, integrando en sus filas laicas a los islamistas de Ansar
Dine que mantienen conexiones con el grupo terrorista de Al Qaeda y los fines que
persiguen son bien distintos. Por esta razón, los rebeldes han establecido un “impass” para
reorganizar internamente la estructura MNLA a fin de desalojar las dudas sobre su posible
vinculación a grupos islamistas5.
La lucha de poder entre los tuaregs y los islamistas sólo acaba de empezar. Los primeros
constituyen alrededor de dos mil correligionarios mientras que sobre los segundos no hay
números. Pero el pueblo aún todavía no ha podido decidir sobre su propio destino. Los
árabes de la zona y los Tuaregs descontentos con el alzamiento armado han huido a Burkina
Fasso y a Mauritania ante la escalada de inseguridad. También lo han hecho miles de
malienses de otras etnias y confesiones religiosas. Sin embargo, la mayoría de los azawíes
(tuaregs, árabes, soul, etc…) han amparado las reivindicaciones territoriales de la comunidad
Tuareg.
El MLNA es consciente de que el tiempo corre a su favor mientras prosiga la inestabilidad en
la capital de Bamako porque, de esta forma, aumenta el margen de maniobra para
consolidar la declaración de independencia de Azawad. Los guerrilleros independentistas
traman a su vez estrategias diplomáticas para ganar la confianza de los líderes
internacionales a los que siguen, a la desesperada, pidiendo apoyos. El fin último es provocar
la separación entre el norte y sur de Mali. Los tuaregs se sirven del ejemplo de Sudán para
sacudir las conciencias de masas y hacer comprender a la Comunidad Internacional que este
es el momento de reparar el daño histórico que se cometió contra la comunidad Tuareg
africana.
Beatriz Mesa García
Periodista6
5
Entrevista con uno de los portavoces del Ejército de la Revolución tuareg, Moussa Ag Achatonue.
Las ideas contenidas en los Documentos de Opinión son de responsabilidad de sus autores, sin que reflejen,
necesariamente, el pensamiento del IEEE o del Ministerio de Defensa
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