Anexos para conocer el Contexto de Jesús de Nazaret Anexo I - MAPAS Grafico 1 Grafico 3 Grafico 2 GRAFICO 1 – Mapa simple que permite visualizar las tres regiones más relacionadas con Jesús GRAFICO 2 – Mapa que muestra todas las regiones y las poblaciones más importantes GRAFICO 3 – Mapa según la división política establecida por el Imperio Romano. En este mapa se puede observar que las regiones de Idumea, Judea y Samaria forman la provincia de Iudæa (en latín, Judea) que en un momento fue gobernada por el prefecto Poncio Pilato. En cambio, al norte, la Galilea, estaba bajo el dominio de Herodes Antipas. Anexo II - CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS DE PALESTINA Las tierras que vieron nacer los escritos bíblicos se encuentran en una zona donde confluyen los continentes de Asia y África. Allí se sucedieron varias de las más grandes civilizaciones del mundo antiguo, que aprovecharon los recursos existentes (buena tierra, disponibilidad de agua, vías de comunicación, etc.) para establecer imperios a lo largo de más de dos mil años. La tierra de Canaán, también llamada Israel o Palestina (según los momentos históricos) ocupaba un lugar privilegiado entre la civilización egipcia, que se asentaba a orillas del río Nilo, en el norte de África, y las civilizaciones de la Mesopotamia, ubicadas entre los río Éufrates y Tigris, en Asia central. El territorio de la Palestina se constituyó entonces en el paso obligado entre estas dos grandes regiones. Esta situación tuvo beneficios y perjuicios para el pueblo de Israel y los demás pueblos que habitaban en ese corredor natural entre Egipto y la Mesopotamia. Los beneficios tenían relación con el comercio y las comunicaciones, los perjuicios se sufrían cuando los ejércitos de los diferentes imperios de turno atravesaban su tierra rumbo a la conquista. A lo largo de muchísimos años se sucedieron, alternativamente, distintos imperios que dominaron la región. La mayoría de ellos conquistó y dominó también al pueblo israelita. En los tiempos de Jesús, es decir en el siglo I d.C., la región de Palestina estaba dominada por el Imperio Romano, que la había conquistado a mediados del siglo anterior. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DE PALESTINA El territorio de la Palestina ocupaba una franja que limitaba: al oeste, con el mar Mediterráneo; al este, con el desierto de Arabia; al norte, con las tierras de Fenicia; y al sur, con el desierto de Negueb que se continuaba en la península de Sinaí. Este territorio tenía la forma de un trapecio, con una longitud aproximada de 250 km. desde su extremo norte (la población de Dan) cerca del monte Hermón, en las nacientes del río Jordán, hasta el extremo sur (la población de Bersebá), en los comienzos del desierto de Negueb. En tanto que el ancho del territorio en el norte alcanzaba los 50 km. y en el sur llegaba a los 100 km. En total cubría una superficie de 25.800 km2. Observando las características físicas del terreno se pueden distinguir cuatro zonas paralelas que recorren el país de norte a sur. Estas zonas son, de este a oeste: la costa mediterránea, una cadena montañosa central, el valle del Jordán y la meseta transjordánica. La hidrografía es muy pobre, prácticamente se reduce al río Jordán y su afluentes y los lagos que se forman en su recorrido (lago Merón, lago de Genesaret y el mar Muerto). Influído por los desiertos que lo rodean, el clima es subtropical con estación seca. Podría decirse que solo se distinguen dos estaciones: el verano (de mayo a octubre), muy caluroso y en el cual no se registran precipitaciones, y el invierno (de noviembre a abril), templado, que aporta la temporada de lluvias. Básicamente las llanuras costeras y el valle del Jordán ofrecían las mejores condiciones para la agricultura, por eso también eran las zonas más pobladas; en el resto del territorio, por su constitución rocosa o desértica, la actividad económica era mucho más limitada y, por lo tanto, estaba menos habitado. PRINCIPALES ACTIVIDADES ECONÓMICAS DURANTE EL SIGLO I a) Agricultura. Los cultivos principales eran: trigo, cebada, higos, olivo y la viña. También se cultivaba lentejas, garbanzos, lechuga, achicoria, berros, manzanas y nueces. Entre los árboles se encontraban muchas especies como sauces, acacias, laureles, cipreses y pinos. En el siglo I Palestina era, básicamente, un país agrícola, a pesar de su densidad poblacional: 600.000 habitantes en 25.000 Km2. Sin embargo, las cosechas lograban satisfacer las necesidades internas. b) Ganadería. La producción ganadera era más bien deficitaria en Palestina. Abundaban las ovejas y los corderos en Judea (necesarios para el culto). En algunas regiones había ganado bovino (especialmente en la zona norte). c) Pesca. Esta actividad se daba en la costa mediterránea, en el Jordán y, sobre todo, en el lago de Tiberíades. d) Construcción. Durante la época de Jesús se desarrollaron grandes obras que ocuparon durante varios años bastante obreros: reformas del Templo, pavimentación de calles, fortificación de ciudades, acueductos, tumbas… e) Manufacturas. Durante el siglo I se desarrollaban varias actividades de procesamiento sobre las materias primas obtenidas de la agricultura, la ganadería y la pesca. Entre ellas podemos mencionar: fabricación de pescado salado o ahumado; hilandería y fabricación textil; curtiembres (pieles curtidas, sandalias); alfarería (utensilios varios). En Jerusalén se concentraba la artesanía de lujo (perfumes para el Templo, "souvenirs" para los peregrinos). f) Comercio. Estaba concentrado especialmente en el Templo, y era controlado por los sectores ricos y por las autoridades romanas. El comercio interior entre particulares era muy reducido: en las aldeas se prefería el intercambio de mercancías (trueque). Todo lo que sobraba de la producción se enviaba a las ciudades y sobre todo a Jerusalén, cuya población rondaba los 50.000 habitantes en épocas ordinarias y superaba los 180.000 en las grandes peregrinaciones. En esta ciudad había panaderos, portadores de agua, barberos y hasta un servicio de barrenderos para limpiar las calles de los alrededores del Templo. En cuanto al comercio exterior existe más información. Se importaban artículos de lujo, por ejemplo tejidos, maderas, incienso, aromas, piedras preciosas, oro, mármol, bronce, hierro y cobre. Se exportaban alimentos, frutos, aceite, vino, pescado, pieles, tejidos y betún. El transporte se hacía a lomos de burro y, para largos desplazamientos, en camellos. En todo el Imperio Romano existían verdaderas sociedades de transporte marítimo y fluvial. SECTORES Y REGIONES Analizando la Palestina del siglo I se pueden distinguir dos grandes sectores: la Transjordania, al este del río Jordán, y la Cisjordania, al oeste del Jordán. En la Transjordania se encontraban las regiones de la Decápolis y Perea, mientras que la Cisjordania contenía las regiones de Galilea, Judea y Samaria (algunos incluyen también Idumea). La vida pública de Jesús transcurrió fundamentalmente en Galilea (con centro en Cafarnaúm) y, en pocas ocasiones, se traslado a Judea (especialmente Jerusalén y Betania). Los habitantes de Judea eran los más celosos conservadores de la pureza de la religión (al menos en lo exterior). No consideraban “judíos” (es decir, hermanos de religión) a los samaritanos, y apenas toleraban a los galileos, a quienes veían como ignorantes y no del todo puros. En Jerusalén estaba el Templo, corazón de la religión judía. Por otra parte, Galilea, al oeste del Mar de Galilea (también llamado Lago de Genesaret o Mar de Tiberíades), era una región cosmopolita, con mucha actividad comercial. En esta región, más precisamente en Nazareth, se crió Jesús, y las zonas costeras del lago fueron muy frecuentadas en sus recorridas. Cafarnaúm, pueblo pesquero (que tuvo un breve período de auge comercial y luego desapareció), fue una especie de base de operaciones de Jesús, en sus excursiones por la región galilea. SITUACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL EN EL SIGLO I Toda la región de Palestina estaba bajo el dominio de los romanos, si bien el régimen era variable: en el mejor de los casos, había un "rey", supuestamente judío, títere de Roma; de lo contrario, se designaba directamente un gobernador (o procurador) romano. En todos los casos eran gobernantes crueles, que imponían fuertes cargas tributarias sobre la mayoría de la población; por eso los judíos los odiaban profundamente, como también a los publicanos (así llamaban a quienes recaudaban impuestos para los romanos). Abundaban los grupos que buscaban la manera de liberarse del yugo romano y, por lo tanto, las revueltas eran frecuentes. Cuando nació Jesús, gobernaba el "rey" Herodes el Grande, de origen idumeo. Al morir fue sucedido por sus hijos, que asumieron el control de diferentes territorios: Herodes Antipas dominó Galilea y Perea; en tanto que a sus hermanos Filipo y Arquelao les correspondió Iturea y Judea-Samaria respectivamente. Más tarde Arquelao fue removido por Roma, y se designó un procurador romano: en los años de la vida pública de Jesús, el procurador de Judea era Poncio Pilato. La situación del pueblo judío era difícil no sólo por el problema político y la dependencia económica sino, también, por el problema cultural: Grecia ejercía una fuerte influencia en lo intelectual, a lo que se sumaba el continuo roce con otros pueblos, esta conjunción hacía que la conservación de las tradiciones y la pureza étnico-religiosa fuesen percibidas en permanentemente peligro. El mayoría de los habitantes de Palestina usaba el idioma arameo; muchos conocían el griego vulgar (koiné) y algunos el latín. El idioma hebreo sólo era conocido por el estamento sacerdotal. Anexo III - IMPUESTOS QUE PAGABA EL PUEBLO EN TIEMPOS DE JESÚS 1 - Impuestos directos, que incidían sobre las propiedades y las personas: TRIBUTUM SOLI. Gravamen sobre la propiedad. Dependía del tamaño de la propiedad, de la producción y del número de esclavos. Los fiscales controlaban y fijaban el monto a pagar. Por medio de los censos periódicamente se renovaba la fiscalización. TRIBUTUM CAPITIS. Impuestos personales. Para los sin tierra. Incluía a hombres y mujeres entre 12 y 65 años. Era el impuesto al trabajo que ascendía al 20% de los salarios. 2 - Impuestos indirectos, que incidían sobre las transacciones: CORONA DE ORO. Originalmente era un regalo al emperador pero se convirtió en un impuesto obligatorio. Se cobraba en ocasiones especiales como fiestas y visitas del emperador. IMPUESTO SOBRE LA SAL. La sal era monopolio del emperador y el tributo recaía sobre su uso comercial. Por ejemplo, la sal con que los pescadores salaban al pescado para comerciarlo. IMPUESTO A LA COMPRAVENTA. Se pagaba un “centésimo” en cada transacción comercial. Los fiscales de la feria cobraban este impuesto. Para compraventa de un esclavo se cobraba el 4%. IMPUESTO DE REGISTRO. El registro de un contrato comercial se llevaba el 2%. IMPUESTO AL EJERCICIO PROFESIONAL. Para todo se requería licencia. Un zapatero en Palmira pagaba 1 denario mensual. Incluso las prostitutas debían pagarlo. IMPUESTO PARA EL USO DE COSAS DE UTILIDAD PÚBLICA. Desde Vespasiano se pagaba para usar los baños públicos en Roma. Decían: “el dinero no huele mal”. 3 - Otras tasas y obligaciones PEAJE O ADUANA. Para la circulación de mercadería. El impuesto lo cobraban los publicanos. En los puestos había soldados para obligar a los renuentes. TRABAJO FORZADO. Se les podía obligar a todos a hacer un servicio al Estado durante 5 días. A Simón, por ejemplo, se le obligó a cargar con la cruz de Jesús. GASTO ESPECIAL PARA EL EJÉRCITO. El pueblo estaba obligado a hospedar a los soldados; los campesinos, a pagar cierta cantidad de alimentos para el sustento de la tropa. 4 - Impuestos para el Templo y el Culto SHEKALIM: impuesto para el mantenimiento del Templo. DIEZMO: impuesto para la manutención del clero. PRIMICIAS: impuesto para el mantenimiento del culto. Anexo IV - LA SOCIEDAD EN LA PALESTINA DE JESÚS A- LAS AUTORIDADES RELIGIOSAS JUDÍAS LOS SACERDOTES. Los sacerdotes habían organizado a los judíos después del destierro de Babilonia (538 a.C.) y los habían dirigido en los asuntos espirituales y materiales. En tiempos de Jesús continuaban en posesión del poder político y social. El sacerdocio no era por vocación sino hereditario, por eso constituían un círculo cerrado y estrechamente unido. Los sacerdotes no estaban encargados de la enseñanza de la Ley, esto era propio de los escribas. Estaban organizados en 24 grupos, y cada grupo aseguraba el servicio del Templo durante una semana, los turnos se sacaban a la suerte. Por la cantidad de culto que existía en el Templo y para atenderlo se necesitaban 300 sacerdotes ayudados por 400 levitas, estos últimos eran una especie de "bajo clero", encargados de servicios auxiliares del culto y también de los servicios de policía del Templo. Los sacerdotes más importantes, que llegaban a ser una aristocracia, eran: El Sumo Sacerdote, jefe de todos los judíos de Palestina y del extranjero, responsable principal del Templo, administrador, y presidente (por oficio) del Sanedrín o Gran Consejo. Era el único mortal que entraba en la parte más íntima, sagrada e importante del Templo: el "Sancta Santorum": tres veces, un solo día al año, el "Día de la Expiación". A partir del año 37 antes de Cristo, Herodes primero y luego los procuradores o gobernantes romanos tenían el derecho de nombrar y deponer a los Sumos Sacerdotes, desde entonces el cargo dejó de ser hereditario y vitalicio. La intervención de Anás en el proceso de Jesús explica que, luego de haber cesado en el cargo de Sumo Sacerdote, mantenían su influencia y prestigio. Otros sacerdotes principales eran el Comandante del Templo, responsable del orden, los tres Sacerdotes Tesoreros, a cargo de las finanzas y los Sacerdotes Vigilantes, quienes guardaban las llaves del Templo y se responsabilizaban de la vigilancia y orden bajo la autoridad del Comandante del Templo. LOS ANCIANOS. Eran también llamados "Senadores del pueblo" y se los menciona con frecuencia en el Nuevo Testamento, siempre aliados con los Sumos Sacerdotes, normalmente unidos bajo una única expresión "los sumos sacerdotes y los ancianos". La palabra anciano no se refiere a persona de más edad. En sentido estricto los "ancianos" eran el grupo del Sanedrín distinto de los sacerdotes-jefes y de los escribas fariseos. Este grupo estaba compuesto por los jefes de las familias más ricas e influyentes de Jerusalén. Eran la aristocracia seglar, los poderosos, por su riqueza ya que eran propietarios de grandes haciendas o los comerciantes muy ricos. Estos ancianos estaban muy relacionados con los jefes de los sacerdotes, y también muy ligados al poder romano que les había confiado el cobro de impuestos; de esta manera los romanos dominaban, por su medio, el Sanedrín. Para estos "ancianos", jefes del sistema de recaudación de impuestos, las cantidades recolectadas eran una buena fuente de ingresos suplementarios, porque entregan a los romanos los impuestos por ellos exigidos, pero se los cobran con creces al pueblo por intermedio de los "publicanos". Estaban muy interesados en defender el orden establecido, pues en él se basaba la conservación y mejora de su posición, dinero e intereses. Eran muy cumplidores de los preceptos religiosos (especialmente en sus aspectos externos) y se atenían estrictamente a la letra de la Escritura, y reconocían el liderazgo religioso de los jefes de los sacerdotes, es decir, la nobleza sacerdotal. LOS ESCRIBAS. Los escribas eran los "especialistas de la Ley", los que estudiaban, conocían, explicaban e interpretan la Ley. Eran al mismo tiempo, teólogos, profesores, jueces; enseñaban lo que había que hacer para cumplir con la Ley, resolvían las dudas que se presentaban sobre la observancia, y ejercían también la justicia, según la Ley. En un principio los escribas eran un grupo laico pero, dada su apertura a nuevas interpretaciones, muchos de ellos eran también fariseos o saduceos. Sin embrago, con el tiempo predominaron los escribas fariseos. Los escribas, también llamados "doctores de la Ley", eran la aristocracia intelectual judía, el escriba o "rabbí" llegaba al poder no desde el dinero como los ancianos o senadores, ni por la sangre o casta como los sacerdotes, sino por su saber. Dirigían y controlaban la Escuela Superior de Jerusalén. Tras varios años de estudios, el escriba poseía un sólido conocimiento de los Textos Sagrados, dominaba plenamente los recovecos de la Ley, estaba autorizado para decidir sobre todas las cuestiones de leyes y ritos religiosos, era nombrado juez en los procesos criminales y decidía también en los procesos civiles, tenía derecho a ser llamado "rabbí" (maestro). Al cumplir 40 años de edad era considerado escriba con plenas atribuciones como "Doctor graduado". Su saber los colocaba en los puestos más importantes de la enseñanza, de la administración y de la justicia. Y, sobre todo los escribas que además eran fariseos, tenían un gran poder porque creaban y trasmitían las "tradiciones" religiosas que estaban en igualdad y aun por encima de la propia Torá o Ley escrita; tenían el poder de atar (obligar) y desatar (liberar de obligación) para siempre a los judíos del mundo entero, en conformidad con lo mandado por la Ley; en su poder estaban los puestos claves del poder judicial, del poder administrativo, y de la enseñanza: en general, los jueces de todas las ciudades importantes del país eran escribas. En las sinagogas, además de ser los jefes, explicaban e interpretaban con autoridad las Sagradas Escrituras, eran los jueces y supervisores de la marcha de la vida diaria; tenían poder en lo judicial, en lo ejecutivo y hasta podían imponer castigos de azotes y e incluso condenar al destierro. Luego de la muerte de Herodes el Grande, en el año 4 a.C., los fariseos-escribas llegaron al Sanedrín y, progresivamente, fueron teniendo mayor influencia en ese ámbito. El partido fariseo del Sanedrín estaba compuesto íntegramente por escribas. El poder que alcanzaron allí se debió, entre otras cosas, a que el Sanedrín era la única Corte de Justicia o Tribunal Supremo para todos los judíos. El conocimiento e interpretación de los Textos Sagrados era decisivo en las sentencias judiciales, y ese saber era exclusivo de los "escribas-fariseos" del Sanedrín: los textos de la Torá estaban redactados en la "lengua sagrada", el hebreo, y este idioma sólo era conocido por los escribas. La gente sencilla hablaba en arameo y los jefes escribas lucharon para que los Textos Sagrados no se divulgase en arameo; eran los únicos que conocían la "tradición oral", que sólo se trasmitía de palabra del maestro al discípulo; poseían la tradición "esotérica", es decir, los secretos más ocultos sobre doctrinas, leyes, fórmulas mágicas religiosas. Todo esto les daba un gran prestigio y autoridad ante el pueblo. B- SECTAS O PARTIDOS RELIGIOSOS LOS SADUCEOS. Se puede decir que eran un partido aristocrático que reunía a los ricos y poderosos. Formaban parte de este grupo las familias sacerdotales dirigentes, las principales familias de los grandes comerciantes de la ciudad y los hacendados más ricos del campo. Los jefes de esa aristocracia sacerdotal y laica (los ancianos) formaban parte del Sanedrín. Eran pocos en número y estaban fuertemente organizados. Su influencia en la política y la administración de justicia fue muy importante en tiempos de Jesús. En materia de religión eran conservadores y fundamentalistas. Admitían únicamente la "Torá" o Ley de Moisés, formada exclusivamente por los libros del Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Se atenían estrictamente a la letra de lo que decían esos libros. Según los saduceos, los sacerdotes eran los únicos intérpretes de la Ley; por lo tanto no aceptaban las interpretaciones realizadas por los fariseos laicos. Propugnaban la observancia del sábado. Viendo que en la Torá no se habla de la resurrección de los muertos ni de otra vida, no creían en ella, por considerarla un concepto novedoso. Para ellos todo terminaba con la muerte y aseguraban que no había más salvación que la terrenal. En política, favorecieron un nacional-judaísmo, fueron acérrimos defensores del Estado del Templo, y procuraron tener buenas relaciones con los romanos. Los romanos les concedieron el monopolio del cobro de los impuestos. LOS FARISEOS. Los fariseos era un grupo religioso caracterizado por su estricta observancia de la Ley. Aunque algunos eran sacerdotes, en esencia constituían un movimiento laico. Se preocupaban mucho por cumplir todas las leyes y tradiciones religiosas, y también en que otros las cumplan. Para ellos lo más importante en su relación con Dios era la Ley, ella era el verdadero tesoro de Israel, más importante que el Templo. Israel era el "pueblo de la Ley", y los fariseos se consideraban la verdadera comunidad de Israel. Generalmente eran artesanos, pequeños comerciantes, campesinos, pero, aunque su origen era popular, buscaban estar separados del pueblo, al que consideraban demasiado ignorante de la Ley y, sobre todo, impuro o "maldito". El término fariseo significa "los santos", los separados Eran legalistas, ellos mismos habían añadido muchas leyes y tradiciones a la Ley de Dios o Torá. Formularon 613 leyes complementarias (248 mandatos y 365 prohibiciones), difíciles de aprender y sobre todo difíciles de cumplir. Estos mandamientos reglamentaban minuciosamente la vida, especialmente la observancia del sábado y la pureza necesaria para el culto. A estas leyes las llamaban "tradición oral" y, para ellos, tenía tanto o más valor que la Ley escrita. Los fariseos esperaban una intervención divina, la venida del Mesías, que libraría al pueblo del yugo de los romanos. Se preparaban para ese "Día" con la oración, con el ayuno y, sobre todo, con la observancia fiel de todas las leyes, particularmente la del sábado. Eran ritualistas, se preocupaban mucho de las acciones obligatorias para acercarse con pureza a Dios, a la oración, al Templo, a los actos de culto. El exceso de normas tendía a convertir el ejercicio de la piedad en una cuestión técnica o normativa. Se guiaban por un libro entero para esto, el Levítico, sobre todo en los capítulos 11 al 16, que explica las reglas de pureza. Para ellos impuro significaba contagioso, y el roce con lo impuro les impedía las relaciones con Dios. Impuros eran: la sangre y todo lo que la sangre tocaba, porque la sangre era la vida; todo derrame sexual; los utensilios sucios (copas, platos, ollas), pues había que lavarlos varias veces escrupulosamente; ciertos animales que la Ley prohibía comer; todo cadáver de animal o persona; no sólo el que los tocaba, aunque fuese por necesidad, también el que pisaba una tumba, un sepulcro, aún sin saberlo, quedaba "impuro" ante Dios; las personas afectadas por alguna enfermedad repugnante, en especial de la piel, como la lepra, eran "intocables", porque el mero rozarles impedía acercarse al Dios Santo; los judíos que ejercían determinados oficios u ocupaciones que eran considerados impuros, por ejemplo: recaudadores de impuestos, prostitutas, pastores, médicos. Sentarse con ellos a la mesa u hospedarse en sus casas "contagiaba"; el solo entrar en las casas de paganos (personas que no eran judíos) contaminaba. Tenían obsesión por los lavados rituales, sobre todo de las manos "impurificadas" por haber tocado algo "impuro". Hasta siete veces al día el fariseo piadoso hacía sus abluciones personales con agua y con oración. También el agua entraba en este juego, pues se convertía en un problema saber qué tipo de agua se requería para lavar cada utensilio y para los baños de purificación, ellos distinguían hasta seis tipos de agua para estos menesteres. Los fariseos pensaban que cumpliendo con la Ley y la tradición adquirían los méritos necesarios para la salvación, y que Dios iba a "pagar" esa fidelidad. Hacían todo tipos de obras, más allá de lo mandado por la Ley, para así tener más méritos ante Dios: ayunos, oraciones, pago de diezmos. Cumplían minuciosamente las estrictas reglas sobre la pureza ritual que de por sí eran obligatorias sólo para los sacerdotes, y las leyes sobre los alimentos. C- DOS GRUPOS SOCIALES PARTICULARES LOS PUBLICANOS. Para entender quiénes eran los publicanos es necesario conocer el sistema tributario que el Imperio imponía sobre los territorios dominados. Los romanos sostenían el principio jurídico por el cual, al conquistar un país, sus tierras pasaban a ser propiedad del Imperio, y a la vez las cedía en usufructo a los nativos, exigiéndoles, a cambio, el pago de tributos. En tiempos de Jesús, Palestina sufría un sistema de impuestos verdaderamente opresivo: había que pagar derechos de aduana y de peaje a la entrada de los pueblos, en los puentes, los cruces de caminos; además existían varios impuestos, algunos directos y otros indirectos. Para el cobro de estas tasas existía una red de agentes de aduana o recaudadores de impuestos. Pero quienes ejercían esas tareas no eran funcionarios del Imperio sino simplemente comerciantes a quienes los romanos les alquilaban el derecho a la recaudación de impuestos. Para tener acceso a este derecho pagaban una determinada suma de dinero. Entre estos agentes recaudadores se distinguían dos clases: 1-Los jefes del sistema de recaudación de impuestos: eran gente rica, generalmente jefes de las familias de la alta sociedad de Jerusalén, algunos de ellos, incluso, miembros del Sanedrín (ancianos o senadores del pueblo). Estos jefes de aduanas eran los encargados de tratar directamente con los romanos para pagarles los correspondientes impuestos, pero no debían responder por las sumas que hubiesen recaudado de más, por lo tanto solían cobrar por encima del valor establecido, quedándose con el excedente. Estos jefes a su vez sub-alquilaban muchos puestos aduaneros, y a cada puesto aduanero le exigían una suma por el alquiler. Los ingresos superiores a esa suma se los quedaba el puestero como ganancia personal. Como puede observarse esta cadena de intermediarios, en la que cada uno buscaba obtener una ganancia, generaba una importante situación de explotación y estafa. Es importante señalar que el pueblo no conocía con certeza la ley romana de impuestos, y tampoco se atrevía a reclamar, ya que los recaudadores eran acompañados por soldados armados. 2-Los cobradores locales, a quienes se les llamaba publicanos: eran el último eslabón en la cadena de recaudación. La mayor parte de las personas que hacían este trabajo eran pobres o esclavos, empleados por alguna agencia de recaudación de algún jefe recaudador. Este jefe los podía despedir ante el menor problema. Para alcanzar niveles de recaudación que conformase las expectativas de ganancia de todos, el hostigamiento de los publicanos era permanente, molesto, y también muy costoso, pues estos cobradores también tenían que exigir una cantidad superior a la tarifa oficial si querían ganarse la vida. A los ojos de los sacerdotes y fariseos, el publicano era un pecador, pues su profesión era considerada "contaminante" o "impura" por los escribas o doctores de la ley, dado que estaban en permanente contacto con extranjeros y paganos. También eran despreciados por la comunidad ya que para los judíos el único impuesto legítimo era el que se pagaba al Templo, y los publicanos cobraban para los romanos. Por lo general, los publicanos eran gente pobre, pertenecían a una clase social tan desfavorecida que tenían que aceptar este trabajo "deshonroso" para sobrevivir. Los publicanos jamás eran invitados a comer, prácticamente eran ignorados en las relaciones cotidianas, y estaban despojados de sus derechos civiles: no podían ser jueces, ni siquiera testigos de un proceso, mucho menos pertenecer a una comunidad de fariseos; eran considerados como pecadores, marginados, mal pagados y, con frecuencia, maltratados. LOS ZELOTAS. Los zelotas eran fariseos militantes, se puede decir que representaban el ala más radical de los fariseos. Eran observantes estrictos de la Ley escrita y de la tradición oral más rigurosa, eran fanáticos en su afán por la instauración del reino de Dios en Israel. Ellos eran los judíos nacionalistas más radicales: ortodoxos e integristas. Su fanatismo integraba política y religión, y se expresaba con actos de terrorismo dirigido contra los romanos y contra los judíos que ellos consideraban poco religiosos o colaboracionistas. También se consideraban «instrumento» de la venganza de Dios, en relación al culto y al sacerdocio. Quisieron purificar el Templo de la corrupción y de las injusticias, buscaron purificar el país, contaminado por la ocupación romana, recurriendo a la violencia. Ellos negaban la obediencia a todo poder terreno, únicamente obedecían a Dios y a su Ley. Para los zelotas, pagar el impuesto a los romanos era incurrir en pecado de idolatría. Ellos consideraban que la llegada el Reino dependía de la acción revolucionaria violenta, por eso robaban (sobre todo a los ricos), secuestraban personajes importantes y, si era preciso, llegaban al asesinato. Mientras Jesús vivía, los zelotas no formaban un grupo organizado, sólo eran pandillas clandestinas, con intereses sociales precisos, impacientes de liberar a Israel de la dominación romana. A partir del año 45 comienza a haber registros de acciones más grandes y coordinadas. Los romanos los llamaban "ladrones" y los consideraban simples bandidos que, escondidos en las montañas, aprovechaban las circunstancias (sobre todo las festividades) para sus actividades delictivas. D- LA DISTRIBUCIÓN SOCIO-ECONÓMICA Si consideramos la organización social en tiempos de Jesús, según el aspecto económico, en Palestina había estratos sociales extremos: los ricos y los pobres. LOS RICOS. Eran pocos en número pero muy poderosos, conservadores en religión y también en política, generalmente pertenecían al grupo de los saduceos. Entre estos ricos poderosos estaban: Herodes Antipas, quien gobernaba la Galilea y Perea. Era un vasallo del emperador romano, que ni siquiera le otorgó el título de rey. A los partidarios de Herodes Antipas (que eran pocos en número), se los llamaba herodianos. Los jefes de familias sacerdotales: se trataba de unas 15 o 17 familias, integrantes de la aristocracia de Jerusalén, que se enriquecían con los grandes ingresos que producía la religiosidad y el culto organizados en torno al Templo. Además eran los principales administradores del tesoro, y esa administración les permitía aumentar sus ganancias pues se aprovechaban en el cobro de intereses. Las familias de los Sumos sacerdotes también se contaban entre las más ricas del país. Los grandes comerciantes y terratenientes: eran normalmente saduceos (como los jefes sacerdotes) y, además, varios de ellos eran Ancianos, es decir, miembros del Sanedrín. La mayoría de los hacendados o terratenientes vivían fuera de sus tierras y dejaban la administración de los campos en manos de empleados. LOS POBRES. La mayor parte de la población era pobre. Entre esta gente se encontraban: Los jornaleros: asalariados que ganaban el sustento en tareas rurales; se les pagaba por días y el abono era diario; trabajaban de sol a sol por un denario y la comida. Los escribas: no tenían un oficio ni ejercían el comercio. Como la enseñanza de la Ley debía ser gratuita, estos escribas eran generalmente pobres y vivían de las ayudas que recibían de sus admiradores y seguidores, de la hospitalidad espontánea que les ofrecían, y de las invitaciones a tomar parte en los banquetes celebrados en otras casas. Habían escribas parásitos que se aprovechaban de la hospitalidad de las personas económicamente modestas. Los esclavos: la mayoría de ellos estaban en el palacio de Herodes, y realizaban las tareas domésticas. Los judíos sólo podían ser esclavos durante seis años; y si el dueño no era judío, el esclavo debía ser rescatado por sus parientes. El servicio de esclavo no era considerado deshonroso, inclusive, el jornalero vivía mucho más inseguro que el esclavo. El Templo no tenía esclavos, en el campo casi no habían y en la ciudad eran pocos. Los mendigos. Jerusalén era, en tiempos de Jesús, un centro de mendicidad. Los mendigos se concentraban en torno al Templo, en las puertas exteriores de la explanada, en el atrio de los paganos y vivían de la limosna de gente piadosa. La limosna era una de las tres prácticas fundamentales de la piedad judía, junto con la oración y el ayuno. La cantidad de impuestos que impuso Hedores Antipas provocó la venta de tierras y la concentración latifundista en manos de unos pocos. Esta concentración de fincas en Galilea fomentó el desempleo y la emigración, ya que algunos desterrados se fueron a mendigar a Jerusalén. Además, alentó el desarrollo del movimiento zelota que rechazaba el pago de los impuestos no religiosos Los “am-ha-aretz” o “gente de la tierra”: esta era la denominación que fariseos y sacerdotes daban a la mayoría de la población, básicamente campesinos, por considerarlos demasiado contaminados, demasiado impuros, ignorantes de la Ley e incapaces de cumplirla, especialmente los mandamientos relacionados con el Sábado, la pureza ritual y el pago de los impuestos. Solamente en Jerusalén se podía encontrar una especie de “clase media”, conformada por pequeños comerciantes, artesanos propietarios de sus propios talleres, y los dueños de las hospederías de la ciudad. El contenido de estos Anexos fue elaborado por el docente a partir de la información obtenida en diferentes sitios de internet