Departamento de Docencia e Investigación RESUMEN MES DE ENERO / FEBRERO 2014 Efectos de la apnea del sueño y presión positiva continúa en la vía aérea en la estructura cardíaca y la recurrencia de fibrilación auricular JAHA 2013; Nov 25 2013 La apnea del sueño (AS) se asocia con un riesgo incrementado de fibrilación auricular (FA). La AS es una entidad relativamente frecuente en los estados unidos con una prevalencia de alrededor del 20%. Éstos pacientes presentan frecuentemente las siguientes comorbilidades: HTA, stroke, insuficiencia cardíaca y FA (la arritmia más frecuente en relación con AS). Aproximadamente el 50% de los pacientes con FA tienen también AS y las tasas de recurrencia de AF son mayores que en la población sin AS, a pesar del tratamiento médico o de cardioversión. Hay información que sugiere que la presencia de AS tendría un efecto en el éxito terapéutico de la ablación de venas pulmonares. De todas formas los mecanismos a través de los cuales la presencia de AS incrementa el riesgo de FA permanecen inciertos. La hipótesis del estudio es que la AS estaría asociada con un remodelado estructural cardíaco adverso, que el tratamiento de la AS estaría asociado a un efecto beneficioso sobre la estructura cardíaca y que a su vez reduciría la incidencia de FA y su recurrencia luego de la ablación por radiofrecuencia. Se incluyó un grupo consecutivo de 720 pacientes que fueron sometidos a RMN previamente a la ablación por radiofrecuencia. Los pacientes con AS (n=142, 20%) eran mayoritariamente hombres diabéticos, hipertensos, con hipertensión pulmonar, mayores volúmenes en el VD, tamaño auricular mayor y mayor masa muscular en el VI. Se definió AS tratada a los pacientes que realizaban más de 4 hs por noche de CPAP. Los pacientes con tratamiento de AS (n=71, 50%) tenían más frecuentemente FA paroxística, menor presión arterial sistémica, menor masa muscular en el VI y aurícula izquierda más pequeña. Durante un seguimiento de 42 meses hubo una recurrencia de FA en 245 pacientes. La incidencia y recurrencia acumuladas de FA fue del 51% en pacientes con AS, 30% en pacientes sin AS, 68% en pacientes con AS no tratada y 35% en pacientes con AS tratada. En el análisis multivariable la presencia de AS (HR 2.79, CI 1.97-3.94, p<0.0001) y de AS no tratada (HR 1.61, CI 1.35-1.92, p<0.0001) se asociaron fuertemente con recurrencia de FA. Como conclusión del trabajo se puede observar que los pacientes que AS tenían cifras más elevadas de presión arterial, tanto sistémica como pulmonar, mayor volumen ventricular derecho, mayor tamaño de la 1 Departamento de Docencia e Investigación aurícula izquierda y mayor masa ventricular izquierda. La terapia con CPAP nocturno mayor a 4 hs por noche, se asoció con menores cifras de presión arterial, menor tamaño auricular izquierdo, menor masa ventricular izquierda y menor riesgo de recurrencia de FA luego de la ablación por radiofrecuencia de las venas pulmonares. Reparación vs Remplazo de la válvula mitral en insuficiencia mitral isquémica severa Engl J Med 2014;370:23-32. La insuficiencia mitral (IM) de etiología isquémica duplica la tasa de mortalidad entre los pacientes con IM leve o grados mayores de insuficiencia luego de un infarto de miocardio. La IM isquémica es consecuencia del remodelado adverso del VI luego de la injuria miocárdica. Este proceso conduce a la mala coaptación de las valvas y a grados variables de insuficiencia que pueden fluctuar en forma dinámica dependiendo de la precarga, la poscarga, la FC y la isquemia residual. Las guías recomiendan considerar la plástica mitral o el reemplazo de cuerdas tendinosas para los pacientes con IM severa con síntomas limitantes a pesar del mejor tratamiento médico y, posiblemente, resincronización cardíaca. Sin embrago, estas guías no especifican si reparar o reemplazar la válvula mitral debido a que se carece de evidencia concluyente para indicar cuál de estas intervenciones es superior. Los estudios clínicos sugieren que la plástica mitral se asocia a menor morbimortalidad perioperatoria, mientras que el reemplazo valvular provee una mejor corrección a largo plazo con menor riesgo de recurrencia, lo que genera una variación sustancial en la práctica quirúrgica La finalidad de este estudio es evaluar los riesgos y beneficios relativos de la plástica mitral versus el reemplazo valvular, con o sin revascularización miocárdica, en pacientes con IM severa de etiología isquémica. El diseño del estudio es multicéntrico (22 centros), randomizado. Los objetivos finales primario fueron; el grado de remodelado reverso del VI y los secundarios; mortalidad, combinado de eventos adversos cardíacos mayores o cerebrovasculares (muerte, ACV, cirugía de válvula mitral subsecuente, hospitalización por ICC, o incremento en la clase vida, y rehospitalización. Dichos puntos finales fueron evaluados a los 30 días, y a los 6, 12 y 24 meses; el seguimiento a 24 meses se encuentra en curso. Metodológicamente, la 2 Departamento de Docencia e Investigación IM fue valorada por ETT (ecocardiograma transtorácico). Se definió como IM severa: ORE 0,4 cm2 o más. Si el ORE era <0,4 cm2, la evaluación de la severidad de la IM estaba guiada por hallazgos asociados incluyendo la relación entre el área del jet y el área de la AI (aurícula izquierda), el ancho de la vena contracta, el Doppler continuo de la válvula mitral en sístole, los patrones de flujo sistólico de las venas pulmonares y las dimensiones de las cavidades izquierdas. El remodelado reverso del VI fue evaluado como el índice del volumen de fin de sístole del VI con ETT 12 meses luego de la randomización. Los criterios de exclusión incluían la enfermedad estructural de la válvula mitral o ruptura de músculo papilar. Se evaluaron 3458 pacientes; 447 de estos pacientes era elegible para el estudio, y 251 entraron en la randomización (126 a plástica mitral y 125 a reemplazo valvular). Entre los pacientes que recibieron reemplazo valvular, el 95,4% se realizó preservación del aparato subvalvular. Debido a complicaciones intraoperatorias, 11 pacientes en el grupo valvuloplastia fueron a reemplazo valvular, y un paciente en el grupo reemplazo valvular se realizó valvuloplastia. La proporción de pacientes sobrevivientes con recurrencia de IM moderada a severa a los 12 meses fue significativamente mayor en el grupo de valvuloplastia (32.6% vs 2.3%; p<0,001). En el grupo valvuloplastia, el índice del volumen de fin de sístole del VI a los 12 meses fue de 64.1±23.9 ml/m2 en pacientes con IM recurrente vs 47.3±23.0 ml/m2 en aquellos sin IM recurrente (p<0,001). El abordaje quirúrgico más significativo de la IM severa de etiología isquémica continúa siendo controversial. En los últimos años, la valvuloplastia excedió de manera importante al reemplazo. Sin embrago, no hubo estudios randomizados que establecieran la superioridad de la valvuloplastia. En este estudio, los dos abordajes quirúrgicos redujeron el índice del volumen de fin de sístole del VI (LVESVI) a los 12 meses, sin embargo no hubo diferencias significativas entre ambos grupos. Tampoco hubo diferencias significativas en la mortalidad a los 30 días o 12 meses. Entre los sobrevivientes, la tasa de IM recurrente moderada a severa al año fue un 30% mayor en los pacientes que fueron a valvuloplastia. Estos hallazgos fueron similares a los reportados en estudios previos. Los pacientes con IM recurrente en el grupo valvuloplastia demostraron no presentar remodelado reverso, comparados con los que no presentaron IM recurrente. La alta tasa de recurrencia de IM en el grupo valvuloplastia no se correspondió con una diferencia significativa en el punto final combinado de eventos cardíacos mayores o cerebrovasculares, calidad de vida, status funcional a los 12 meses, eventos adversos serios y reinternaciones. Dentro de las limitaciones, se encuentra respecto a que el punto final primario fue una medida ecocardiográfica del remodelado ventricular, no un resultado clínico como la 3 Departamento de Docencia e Investigación sobrevida. La elección del LVESVI como el punto final primario estuvo dado en la fuerte evidencia de la correlación del LVESVI con resultados clínicos, incluyendo la clase funcional del NYHA y las tasas de hospitalización y sobrevida. El uso del ETT para medir la IM recurrente puede subestimar el grado de IM en pacientes con válvulas protésicas. Sin embrago, el gradiente transvalvular observado en estos pacientes estaban dentro de valores normales, sugiriendo una IM poco importante. A modo de conclusión se observó con los dos abordajes quirúrgicos reducción del índice del volumen de fin de sístole del VI a los 12 meses. El remplazo proporciona una corrección más duradera de la regurgitación mitral, pero no hubo diferencia significativa entre los grupos en los resultados clínicos. Prevalencia de Isquemia Cerebral Silente tanto en fibrilación auricular persistente como paroxística y su correlación con la función cognitiva JACC Vol. 62, No. 21, 2013 La FA está asociada, independientemente de la presencia de otras comorbilidades, a un incremento en la mortalidad y el tromboembolismo, particularmente a nivel cerebral. A la fecha, grandes estudios demostraron similar riesgo de ACV (accidente cerebro vascular) sintomático en ambas formas, paroxística y persistente, de esta arritmia. Un estudio clínico reciente en pacientes con infartos cerebrales agudos sugiere, que aquellos con FA persistente tienen peores resultados en el corto plazo tanto en habilidad funcional como en sobrevida comparado con los pacientes con FA paroxística. La relación entre FA (tanto paroxística como persistente) con la isquemia cerebral silente (ICS), se mantiene incierta. El conocimiento de su asociación con la ICS es de importancia debido a que ésta se asocia a un incremento en la ocurrencia de ACV y desarrollo de deterioro cognitivo. En base a estos datos surge este estudio cuyo objetivo es comparar la prevalencia de la ICS junto con el rendimiento cognitivo en pacientes con FA paroxística, FA persistente no valvular y en los controles en ritmo sinusal (RS), sin antecedentes de FA. Se realizó en un periodo desde Noviembre de 2008 a Septiembre de 2012. El estudio consto de 270 personas; 180 pacientes con FA ( 50 % paroxística y el 50% persistentes ) y 90 controles . Todos fueron sometidos a: evaluación clínica (determinar tipo y duración de FA, presencia de IC, y comorbilidades), evaluación del riesgo tromboembólico (CHA2DS2-VASc), ECG, Doppler de vasos de cuello(se excluyeron estenosis carotídeas Evaluación cognitiva; mediante la escala Repeatable Battery for the Assessment 4 Departamento de Docencia e Investigación of Neuropshysiological Status (RBANS), explorando 5 ámbitos: memoria inmediata, habilidades visuoespaciales, lenguage, atención y memoria tardía y evaluación mediante resonancia magnética nuclear (RMN) se realizo las secuencias T1, FLAIR y difusión. Una sola lesión ya incluía a los pacientes en el grupo de ICS. Se excluían aquellos con enfermedad valvular, Síndrome coronario agudo en menos de 3 meses previo a la inclusión, ablación previa, implante de marcapasos u otra contraindicación para RNM, historia de ICS o ACV, enfermedades autoinmunes, enfermedades inflamatorias cerebrales, tumores, enfermedad hepática severa, Insuficiencia renal crónica severa, alcoholismo, deterioro cognitivo previo (Mini información de características basales se recomienda ver tablas en artículo original. Se observó como resultado que al menos 1 área de ICS se encontró en 80 pacientes con FA paroxística (89%), en 83 con FA persistente (92%) (FA paroxística vs persistente, p=0,59), y en 41 de los controles (46%) (Paroxística vs controles y persistente vs controles, p<0,01). El número de áreas de ICS por sujeto fue significativamente mayor en pacientes con FA persistente que en los pacientes con FA paroxística (41.1±28.0 vs 33.2±22.8, p=0,04). El número de áreas de ICS por sujeto fue significativamente mayor en pacientes con FA persistente y paroxística que en los controles (12.0±26.7; paroxística vs controles y persistentes vs controles, p<0,01). La FA mostró un riesgo mayor para ICS comparado con los sujetos en RS (p<0,01) mientras que no se encontró ninguna diferencia entre las dos diferentes formas de la arritmia (p=0,61). En el análisis multivariado ajustado por edad, CHA2DS2-VASc, y tratamiento antiagregante o anticoagulación oral, la presencia de FA está fuertemente asociada en forma independiente a la presencia de ICS (p=0,001). El rendimiento cognitivo, evaluado por el RBANS, fue significativamente peor en pacientes con FA persistente y paroxística que en controles: 82.9±11.5, 86.2±13.8, and 92.4±15.4 puntos, respectivamente (FA paroxística vs. persistente, p=0.08; FA paroxística y persistente vs. controles, p < 0.01). Los pacientes con FA persistente mostraron una tendencia a tener menores scores de RBANS, dado principalmente por habilidades visuo-espaciales significativamente peores (84.8±14.8 vs. 89.9±18.2, p=0.04) comparado con los pacientes con FA paroxística. Como limitaciones cabe destacar, el diseño transversal del estudio, investigando complicaciones tiempodependientes, lo que podría representar una fuente de sesgo. Falta una medición adecuada del período efectivo de ACO o terapia antiagregante durante la exposición a la arritmia. También el test neuropsicológico empleado valora sólo una selección limitada de funciones cognitivas. Por estas razones, los resultados del presente 5 Departamento de Docencia e Investigación estudio, debieran de ser interpretadas como sugestivas, para mayor investigación en este campo. A modo de conclusión, podemos decir, que así como para los ACV sintomáticos, los pacientes con FA, tanto paroxística como persistente, tienen una mayor prevalencia de ICS asociada a FA comparada con los controles en RS y a su vez los pacientes con FA tienen peor rendimiento cognitivo respecto a los con RS. La escara miocárdica predice beneficio de sobrevida con el implante de CDI en pacientes con miocardiopatía isquémica severa. Influencia del género. Kwon DH, et al. Heart 2014; 100:206-213. BJM. Se ha demostrado que el implante de CDI reduce la mortalidad en pacientes con miocardiopatía isquémica, y disfunción significativa del ventrículo izquierdo. Actualmente la clase funcional y la fracción de eyección son los únicos criterios establecidos para la colocación de un CDI como prevención primaria. Sin embargo la fracción de eyección es un parámetro poco específico para predecir riesgo de taquicardia o fibrilación ventricular. Es decir se necesitan nuevos parámetros para la estratificación del riesgo en éstos pacientes. El objetivo de dicho trabajo es conocer el impacto de la escara miocárdica en la mortalidad, según la presencia o no de CDI, en pacientes con miocardiopatía isquémica y fracción de eyección menor al 40%, y la influencia del género en los mismos. Es un trabajo observacional, retrospectivo, unicéntrico. Incluyó pacientes en forma consecutiva, con miocardiopatía isquémica, con deterioro significativo de la fracción de eyección, y que presentaban al menos una resonancia magnética cardíaca con realce tardío entre enero del 2002 y diciembre de 2006. El endpoint primario es mortalidad de cualquier causa. Se realizó seguimiento de 450 pacientes, con una media de seguimiento de 5.8 años. Se identificaron 186 muertes y se implantaron 163 CDI (36%). En el análisis multivariado se identificaron como predictores independientes de mortalidad el tamaño de la escara miocárdica, el género femenino y la edad. Aunque el tamaño de la escara miocárdica es un potente predictor de mortalidad, no parece ocurrir lo mismo en aquellos pacientes a los cuales se les ha implantado un CDI. Como conclusión, el tamaño de la escara miocárdica parece ser un potente predictor independiente de mortalidad en pacientes con miocardiopatía isquémica significativa, por lo que podría formar parte en la estratificación de riesgo para colocación de CDI. Como limitaciones es un trabajo observacional, retrospectivo, por lo que podría ser generador de hipótesis, y 6 Departamento de Docencia e Investigación no de conclusiones absolutas. El seguimiento fue telefónico, por lo que pudo haberse perdido parte de la información. El número de mujeres fue escaso como para sacar conclusiones respecto al género. El uso de la arteria radial como segundo puente coronario mejora la sobrevida de los pacientes sometidos a CRM J Am Heart Assoc. 2013 Con el éxito demostrado del uso de la LIMA en la CRM, algunos cirujanos comenzaron a utilizar la RIMA. De todas formas, la utilización de la RIMA está limitada al 4% de la población sometida a CRM, debido a sangrado de la pared torácica, dehiscencia esternal e infección (sobre todo en diabéticos) así como también a mayor tiempo quirúrgico secundario a la disección de la misma. Diversos estudios clínicos documentaron mayor duración del puente con ARI por sobre el puente con vena safena (PV). En este ensayo clínico se evaluó la sobrevida a largo plazo de los pacientes sometidos a su primer CRM aislada con LIMA a DA como primer puente y ARI o PV como segundo puente. Se incluyeron pacientes consecutivos sometidos a CRM en el Cedars-Sinai Medical Center en Los Angeles, California, entre el 1 de enero de 1997 y el 31 de diciembre de 2001. Todos los procedimientos fueron CRM aislada (se excluyeron reoperaciones y procedimientos combinados) en las cuales se realizó LIMA a DA como primer puente y ARI o PV como segundo, en el caso de realizar un tercer puente se utilizó un PV. Se realizó un seguimiento postoperatorio durante 12 años. Se utilizó circulación extracorpórea para realizar la CRM excepto en los casos en que la aorta se encontraba severamente calcificada. El uso de la ARI por sobre el PV se basó en la decisión del cirujano. A los pacientes a los que se les realizó un segundo puente con ARI se les administró nitratos o bloqueantes cálcicos vía oral por 6 meses para disminuir el vasoespasmo. El objetivo primario fue muerte de cualquier causa, desde el momento de la cirugía hasta el último día de seguimiento. Se incluyeron 1248 pacientes consecutivos sometidos a primera CRM aislada. Un total de 192 (37%) pacientes eran diabéticos, con enfermedad vascular periférica y ACV previo un 21% (109) y 10% (53) respectivamente. Se realizó CRM de urgencia/emergencia en 197 (38%) pacientes. No hubo diferencias significativas entre grupos en cuanto a la edad, sexo, factores de riesgo cardiovascular y proporción de pacientes sometidos a CRM de urgencia y sin circulación extracorpórea. La ARI se utilizó como puente a la CX (201, 77%), la CD (39, 7 Departamento de Docencia e Investigación 15%) y Dg (20, 8%). La mortalidad a 30 días fue del 3% y 1.5% para el grupo ARI y para el grupo con PV respectivamente. La tasa de IAM periprocedimiento fue del 1% y 0% para el grupo ARI vs PV respectivamente. No se reportaron infecciones de la herida quirúrgica. Ninguna de estas diferencias fue estadísticamente significativa. La media de seguimiento en 520 pacientes fue de 9.4 años (RI 5.7-11.9). La sobrevida a 1 año, 5 años y 12 años en el grupo ARI fue 95% ± 1.4%, 82 ± 2.4% y 52 ± 1.4% respectivamente y en el grupo PV fue 94 ± 1.5%, 78 ± 2.6% y 43 ± 3.3%. El HR estimado comparando los dos grupos fue de 0.76 (95% CI= 0.6-0.97, p=0.03). Las tasas de sobrevida a 1 año, 5 años y 12 años en hombres con ARI fueron del 97 ± 1.4%, 86 ± 2.7% y 54 ± 4.2% respectivamente y en el grupo a los que se les realizó PV 96 ± 1.5%, 81 ± 3%, 48 ± 4.1%. Hubo una tendencia hacia la mayor sobrevida del grupo ARI en hombres (HR=0.84, 95% CI=0.61-1.15, p=0.26). En mujeres las tasas de sobrevida con ARI a 1 año, 5 años y 12 años fueron del 91 ± 1.4%, 75 ± 4.9% y 49 ± 6%. En el grupo PV fueron del 90 ± 1.5%, 71 ± 5.2% y 31 ± 5.8% respectivamente. Sobre los 12 años hubo un beneficio en cuanto a la sobrevida con el uso de ARI (HR 0.62, 95% CI=0.41-0.94, p=0.024). No hubo beneficio en los pacientes menores de 65 años, ARI vs PV (HR=0.81, 95% CI=0.45-1.46, p=0.48). En los pacientes mayores de 65 años se demostró beneficio a los 12 años en el grupo ARI vs PV; 48 ± 4% vs 27 ± 3.8% (HR=0.75, 95% CI=0.57-0.98, p=0.035). Dado que la población menor a 65 años incluida en el estudio era menor, esta muestra tenía menor poder estadístico (HR=0.81) en comparación con los mayores de 65 años (HR=0.75). El subgrupo de pacientes diabéticos demostró el mayor beneficio significativo en la sobrevida con ARI tanto a los 5 como a los 12 años (81 ± 3.9% vs 73 ± 4.7% y 48 ± 5.4% vs 27 ± 5.6%, respectivamente), el HR fue de 0.59 (95% CI=0.41-0.85, p=0.005). El grupo de pacientes no diabéticos no parece haber sido influenciado por el uso de ARI (HR=0.86, 95% CI=0.62-1.81, p=0.35). La principal limitación de este estudio es su carácter retrospectivo, de todas formas al aplicar un propensity score se minimizaron los sesgos de selección. Otra limitación fue la dificultad en obtener la evaluación angiográfica de los puentes coronarios. Por último la población menor de 65 años era limitada y no permitió sacar conclusiones en este subgrupo de pacientes debido a falta de potencia estadística. 8