NOTA DE PRENSA Investigación publicada en ‘Cancer Cell’

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NOTA DE PRENSA
Investigación publicada en ‘Cancer Cell’
Descubren una proteína que altera la nutrición de células de cáncer de mama
Ø El proyecto ha sido liderado por la Dra. Marcia Haigis, de la Harvard Medical School de
EE.UU, y en el mismo ha participado el investigador de CIC bioGUNE, Dr. Arkaitz
Carracedo.
Ø Defiende la hipótesis de que una célula tumoral se beneficiaría de eliminar una proteína,
llamada SIRT3, que ejerce de ‘guardián’ del metabolismo.
(Bilbao, 31 de marzo).- Un estudio publicado en la prestigiosa revista Cancer Cell en el mes
de marzo ha dado un paso relevante a la hora de conocer mejor las causas que originan el
desarrollo de cáncer, especialmente el cáncer de mama, al desvelar que la carencia o
pérdida de una proteína en las células, denominada SIRT3, induce la proliferación de esa
enfermedad y, por lo tanto, dicha proteína puede ser una diana terapéutica eficaz de cara a
desarrollar terapias efectivas contra el cáncer.
El estudio ha sido liderado por la Dra. Marcia Haigis de la Harvard Medical School, y ha
contado con la participación del Dr. Arkaitz Carracedo, del Laboratorio de Proteómica del
Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias, CIC bioGUNE.
El cáncer se genera a partir de la sucesiva acumulación de errores en el genoma (lo que
correspondería al ‘libro de instrucciones’ de nuestras células) y esto implica que el cáncer es
una enfermedad que emana de nosotros mismos. En este sentido, uno de los grandes
objetivos de la comunidad científica es justamente identificar características que diferencien
células normales de cancerosas para, posteriormente, desarrollar terapias que acaben con
las células aberrantes sin afectar a las células normales, tarea menos compleja cuando se
trata de infecciones a partir de organismos ajenos a nosotros, como las bacterias, etc.
Hace 100 años, un investigador llamado Otto Warburg observó que las células cancerosas
se ‘alimentaban’ de un modo genuino: en vez de utilizar los nutrientes que adquirían para
producir energía, parecían desperdiciar parte de esta ‘comida’ a través de un metabolismo
menos eficiente. Warburg mantenía la hipótesis de que las células tumorales tienen un
metabolismo ‘aberrante’, es decir, diferente; lo cual era atribuido a un defecto de forma de
dichas células. No utilizaban la alimentación para generar energía (ATP) sino para generar
biomasa y construir más células, dividirse, proliferar, etc.
“En los años recientes, hemos entendido mejor este fenómeno. Paradójicamente, las células
cancerosas obtienen suficiente energía de los nutrientes, equivalente a la electricidad que
alimenta todo en nuestras casas, mientras que lo que es limitante para ellas es material para
construir más células, digamos ‘ladrillos’ para hacer más casas”, explica el Dr. Arkaitz
Carracedo.
“Por ello, han modificado su metabolismo para crear más ‘ladrillos’ (membrana celular,
ADN, proteínas...). Este cambio en el comportamiento metabólico de la célula tumoral es
denominado ‘efecto Warburg’, en honor a dicho investigador”, dice Carracedo.
Con este precedente, es evidente que si se llega a entender cómo se reprograma el
metabolismo de las células tumorales, se podrían diseñar terapias más potentes y
específicas. Este fue en definitiva el objetivo que se planteó un grupo de Harvard Medical
School (EE.UU) liderado por la Dra. Marcia Haigis, y que solicitó la colaboración de la Beth
Israel Deaconess Medical Center, adscrita también a la Harvard Medical School -entidad en
la que trabajó Carracedo durante tres años, hasta septiembre pasado-, para intentar
entender mejor este aspecto de la biología tumoral.
El grupo de la Dra. Haigis centra su estudio en unas proteínas que regulan el metabolismo
de las células, denominadas Sirtuinas, y detectó que si se eliminaba en las células una
proteína de esta familia de las Sirtuinas (llamada SIRT3), las células modificaban su modo
de alimentarse y procesar nutrientes, mostrando un sorprendente parecido con el de una
célula cancerígena.
“Descubrimos que la pérdida de SIRT3 desencadenaba el ‘efecto Warburg’. SIRT3 actúa
como un ‘guardián’ en la célula, asegurándose que los procesos metabólicos proceden
correctamente. Sin embargo, ante la pérdida de SIRT3, otra proteína muy importante para la
célula, denominada HIF1α, y que tiene que estar estrictamente controlada, se descontrola y
altera el metabolismo”, afirma el Dr. Carracedo.
Según esta hipótesis, una célula tumoral se beneficiaría de eliminar la proteína SIRT3, que
ejerce de ‘guardián’ del metabolismo. “Comprobamos esta idea tras observar que células sin
SIRT3 generaban cánceres que se desarrollaban más en ratones”, dice Carracedo.
“Estos genes están peleando constantemente. Cuando perdemos el gen SIRT3, la proteína
HIF1α aumenta, se estabiliza. Esto promueve el crecimiento tumoral”, concluye Carracedo.
Con el fin de realizar la comprobación más importante, la extrapolación de los datos al ser
humano, incluyeron en este proyecto de investigación a patólogos y bio informáticos, que
contribuyeron a demostrar que, efectivamente, muchos cánceres y, principalmente el cáncer
de mama, presentaban niveles reducidos de SIRT3, junto con signos de un metabolismo
alterado; con lo que llegaron a la conclusión de que la proteína SIRT3 es un ‘guardián’ del
metabolismo, y que el diseño de fármacos que promuevan su activación podría ser
interesante en el tratamiento del cáncer.
Enlace al artículo publicado:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed?term=SIRT3%20Opposes%20Reprogramming%20of%
20Cancer%20Cell%20Metabolism%20through%20HIF1%CE%B1%20Destabilization
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