Olmedo 174

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DON ENRIQUE EN PERSONA
D. Francisco García-Olmedo
Académico de la Real Academia de Ingeniería
Nos reunimos hoy para rendir homenaje a D. Enrique Sánchez Monge y
Parellada, quien fue tal vez el agrónomo más insigne del siglo XX español. Los
otros ponentes glosarán facetas concretas de su trayectoria y de su obra, yo
intentaré evocar su persona, conjurar su presencia entre nosotros, y voy a
tratar de hacerlo a partir del recuerdo de cinco escenas del pasado.
ESCENA I a
Faltan dos minutos para las ocho de la mañana cuando le vemos aparecer
por el fondo del largo pasillo, cuyos altos zócalos pintados d e un
incongruente color verde azulado confieren un aspecto pobre y aseado a
todo el edificio; viene del torreón oeste, en cuyo último piso tiene la vivienda,
avanza reposadamente, en la boca el primer habano del día, y nos
apresuramos a tomar asiento en el aula antes de que llegue, pues, a las
ocho en punto, echará el cerrojo.
En la España de principios de los años sesenta, se considera que para dar
clase tan temprano hay que madrugar heroicamente, algo difícil de
conseguir si se es aficionado a las tertulias nocturnas en bares y cafeterías
cuya hora oficial de cierre es la de las tres y media de la madrugada.
Todavía no ha llegado el momento en que ese cierre se adelante
oficialmente a la medianoche y la economía estudiantil no d é para los clubs
nocturnos que quedan exentos de la ordenanza. La puntualidad forma parte
de la lección cero del curso de Genética General.
La cara redonda, dominada por unas gafas de gruesos cristales, y la tez
curtida, ligeramente sonrosada, dan la imagen de una persona en
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armoniosa comunión c o n la naturaleza. En el aula todo es precisión; expone
la lección c o m o el virtuoso que interpreta al piano una exigente partitura,
n a d a deja al azar o a la improvisación, la pizarra va llenándose d e trazos en
colores que a c a b a n c o m p o n i e n d o figuras finales a la escala óptima para el
aprovechamiento del espacio disponible. La claridad y la precisión también
forman parte d e la lección cero del curso d e Genética General. Estas
virtudes son extensibles al correspondiente libro d e texto, que sobresale entre
una multitud d e improvisados apuntes mal c o p i a d o s en aquellas
multicopistas popularmente llamadas "vietnamitas".
En aquellos tiempos, en los que la mayor lacra d e la universidad era la
ignorancia o desfase d e una mayoría d e los que se subían a la tarima,
muchos añorábamos una autoridad intelectual c o m o la d e D. Enrique, pero
a b u n d a b a n también quienes lo que en realidad apreciaban en un profesor
era lo que se llamaba 'dominio d e pizarra'. Sánchez Monge satisfacía los
criterios d e excelencia didáctica d e los unos y d e los otros, d e los que se
inclinaban por lo bien fundado y d e los entusiastas d e la tiza d e oro.
Corrige los exámenes c o n a y u d a d e sellos d e g o m a ; las expresiones
estampilladas en tinta m o r a d a al margen d e los ejercicios manuscritos
? i p e c a d o mortal! ¡error grave!? no admiten atenuante o eximente y
e n c a r n a n siempre juicios inapelables. La exigencia y el rigor intelectual
presiden t a m b i é n la l e c c i ó n cero del curso d e G e n é t i c a General,
exigencia y rigor que regirán sus actuaciones profesionales durante t o d a la
vida: no h a c e mucho, d e d i c ó las breves páginas del discurso d e recepción
d e un nuevo a c a d é m i c o a desmontar lo que éste había expuesto en su
enjundioso discurso d e ingreso. Hace unos días he tenido la oportunidad
d e consultar su extenso archivo d e b a r b a r i d a d e s a c a d é m i c a s y
periodísticas, todas ellas m e t ó d i c a m e n t e subrayadas en amarillo. No me
resisto a compartir c o n ustedes un par d e ellas. En 1972, en un sesudo
editorial d e l diario PUEBLO, José María Carrascal se refiere a "los
cromosomas o células rojas d e la sangre" y, en 1975, José Félix, a p á g i n a
entera en el diario Ya, se d e s p a c h a a gusto en términos c o m o los
siguientes: "En nuestra nación todos los genes son dominantes", d i c e en el
encabezamiento", y reitera en el texto... "no hay país c o m o España d o n d e
la herencia genética se m a n t e n g a d e manera tan permanente. En nuestra
nación todos los genes son dominantes." En el c i t a d o archivo se g u a r d a n
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también las contundentes cartas q u e Don Enrique escribió al respecto,
dirigidas siempre al director del periódico d e turno.
ESCENA 2 a
Asisto por primera vez a un claustro, que en este tiempo se c o m p o n e
exclusivamente d e los catedráticos, los encargados d e cátedra, entre los
q u e me encuentro, y cuatro alumnos. Se d e b a t e una propuesta d e Don
Enrique para que se tome en serio y se exija c o n más rigor el aprendizaje del
idioma inglés y me sorprende el nerviosismo c o n que algunos claustrales se
oponen a la propuesta. Hay incluso uno que exclama c o n vehemencia que
el idioma técnico por excelencia es en realidad el italiano. La propuesta es
ampliamente derrotada. La Escuela es un verdadero desierto bibliográfico.
En la abrumadora mayoría d e las cátedras no están disponibles los libros y
revistas especializadas más elementales. La excepción más sobresaliente es
la cátedra d e Genética y Mejora Vegetal, cuya biblioteca alberga ya una
excelente colección d e libros y está suscrita a las principales revistas del
ramo. Dispone además d e una colección d e separatas cuyo número llegará
hasta el 50.000. Tras a c c e d e r a la cátedra en 1960, Don Enrique solicitó y
o b t u v o d e la Fundación Rockefeller la a y u d a específica p a r a
documentación que permitiría crear esta biblioteca, considerada durante
varias d é c a d a s c o m o la mejor d e la especialidad que podía encontrarse en
nuestro país.
Si la Genética General se presentaba c o n el dogmatismo propio d e algunos
cursos d e introducción, la d e Mejora Vegetal era una asignatura abierta en
la que el alumno debía enfrentarse sin intermediarios c o n la literatura
científica -libros, revistas, separatas- para elaborar una monografía y un
proyecto d e mejora d e una especie agrícola. Tres novedades en una -los
idiomas, junto a la literatura y la escritura científicas- y una experiencia
formativa única en aquel páramo intelectual.
ESCENA 3 a
Es un día espléndido d e finales d e mayo, las espigas están a punto d e
autofecundarse, un proceso q u e d e b e m o s reconducir. El trabajo ha
empezado puntualmente, una d e c e n a d e investigadores, c o n Don Enrique a
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la c a b e z a , practicamos en silencio el arte d e emascular espigas. Sentados
en banquetas bajas, la planta entre las piernas a m o d o d e violonchelo,
cortamos c a d a arista y eliminamos sin d a ñ o las anteras, tres por espiguilla,
c o n unas pinzas finas. Hay q u e asegurarse d e q u e han sido tres en c a d a
c a s o y q u e no hemos o l v i d a d o flor a l g u n a en el conjunto. Terminamos
protegiendo la espiga c o n una bolsa d e celofán, la virginidad d e s e a d a b a j o
el velo d e una túnica transparente. El t i e m p o se detiene, las mentes vuelan
liberadas, nuestros cuerpos levitan y perdemos noción d e cuántas veces
hemos repetido la misma minuciosa o p e r a c i ó n hasta q u e una cierta rigidez
muscular r o m p e el hechizo y el reloj nos d i c e q u e se aproxima el fin d e la
jornada.
Estamos en una finca c e r c a d e la estación d e ferrocarril d e Alcalá d e
Henares, el a m b i e n t e h u m a n o es grato y t o d o el m u n d o trabaja c o n ahínco
más allá del horario establecido. Hasta José Luís Pascual lo h a c e , a u n q u e no
le corresponde, ya q u e es el c o n d u c t o r q u e el Parque Móvil tiene asignado
al Centro d e Maíces. José Luís llega a figurar c o m o coautor en algunas
publicaciones d e Sánchez M o n g e . No hay n a d a c o m o el e j e m p l o p a r a
motivar a un e q u i p o .
Ha sido José Luís mi instructor, pues yo soy allí un intruso q u e parásito los
c a m p o s experimentales d e Don Enrique gracias a su generosidad. Su
generosidad y a p o y o se plasmarán t a m b i é n en la cesión d e las segundas
generaciones d e su p r o g r a m a d e trigos híbridos, a l g o q u e nos ahorrará años
d e trabajo. Será, en fin, su c o l e c c i ó n d e separatas la q u e guiará la
p u b l i c a c i ó n d e los resultados obtenidos b a j o su a m p a r o . Es signo d e los
tiempos q u e , a pesar d e q u e yo estoy c o n t r a t a d o en el Centro d e
Cerealicultura del Instituto Nacional d e Investigaciones Agrarias, oficialmente
responsable d e la mejora del trigo, h a y a tenido q u e refugiarme en el Centro
d e Maíces p a r a realizar mis experimentos: ocurre q u e el director d e mi
centro, c o n o c i d o c o m o "el lucero del alba", n u n c a llega al trabajo antes d e
la una del mediodía y le importa p o c o el trigo.
En aquellos años, el consumo d e c a r n e per c a p i t a en España era la mitad
d e la m e d i a e u r o p e a y, en Madrid, se consumían diariamente en torno a
m e d i o millón d e litros d e leche, más del d o b l e d e lo q u e producían las vacas
estabuladas en los bajos d e los edificios d e viviendas, fueran céntricos o no,
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por lo q u e la diferencia se a p o r t a b a en forma d e a g u a del Lozoya, esta
última, eso sí, d e excelente c a l i d a d . Por esta razón, por la c a r e n c i a d e c a l c i o
en nuestras dietas, los españoles estábamos bajitos, a u n q u e éramos altos. La
p r o d u c c i ó n d e trigo y d e cereales p a r a pienso era t a m b i é n deficitaria y
d e p e n d í a m o s d e las importaciones. Fue a mediados d e los años sesenta
c u a n d o por fin nos autoabastecimos d e trigo; incluso llegamos a exportar un
par d e vagones d e este cereal a Portugal, una hazaña q u e q u e d ó reflejada
en titulares periodísticos d e primera p l a n a . Fueron los Sánchez Monge, y no
"los luceros del alba", los q u e nos sacaron d e la miseria c o n su esfuerzo.
ESCENA 4 a
Dimitri Brezhnev, presidente saliente d e EUCARPIA (Asociación Europea p a r a la
Investigación en Mejora Vegetal), se dirige al público c o n voz d e b a j o a los
postres d e la c e n a del VIII Congreso. Se rumorea q u e es pariente del famoso
líder soviético, pero a quien se p a r e c e en realidad es a Nikita Kruschev. A su
lado, su traductora, una vistosa mujer d e pelo teñido d e rubio y voz d e
soprano q u e , d e forma sucesiva, va t r a d u c i e n d o al inglés la c a n c i ó n del
ruso: es una escena propia d e una ó p e r a bufa.
E m p u j a d o por Don Enrique y a una e d a d i n a p r o p i a d a , y o h a b í a
d e s e m p e ñ a d o la vicepresidencia d e EUCARPIA en los años anteriores y había
c o n o c i d o al traductor habitual del ruso, q u e era un g i g a n t e d e toscas
maneras e inglés rudimentario, q u e d e b í a ser c a p a z d e traducir el
pensamiento d e Brezhnev, a juzgar por la frecuencia c o n q u e p a r t i c i p a b a en
las discusiones sin q u e éste último hubiera abierto la b o c a . La nueva
traductora había c a u s a d o sensación y contribuido a la b u e n a r e c e p c i ó n del
p r o l o n g a d o dueto. C o m o presidente entrante (1975-1977), Don Enrique no
d e d i c ó más d e un par d e minutos a su discurso, e n un inglés correcto, no
exento d e un ligero a c e n t o maño. No creo q u e desperdiciara muchas
palabras e n su nueva función. Palabras, las justas, ese parecía ser su lema.
Era tímido y sólo se salía d e su p a r q u e d a d d e discurso p a r a dar rienda a un
humor socarrón y, a veces, p a r a contar chistes, incluso algunos subidos d e
tono. También a p e l ó al humor p a r a dar n o m b r e a algunas d e sus
obtenciones vegetales: llamó Cachirulo a una v a r i e d a d d e Triticale y Tomaje
y Tolosco a sendas variedades d e trigo: cachirulo se llama el p a ñ u e l o m a ñ o
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q u e el hombre se a n u d a en la c a b e z a y q u e simboliza la tozudez, esa
c u a l i d a d que tanto necesita el mejorador, y el segundo nombre fue la
respuesta a un ministro q u e no creía en la mejora genética (Toma jeroma
pastillas d e goma). Creo q u e ustedes p u e d e n imaginar el significado del
nombre Tolosco. A la pobreza d e medios, había q u e sumar el lastre d e la
incomprensión. Hacía caso omiso d e ambos impedimentos, a pesar d e q u e
c o n frecuencia repetía una famosa frase d e su abuelo Melitón González: "No
se p u e d e tocar Parsifal c o n cuatro pitos". Don Enrique fue un hombre tímido,
p a r c o en palabras, c o n sentido del humor, constante, tozudo y laborioso.
ESCENA 5 a
Ha terminado la clase y se le ve alejarse por el pasillo. Estamos en plena
guerra del Vietnam, en el tablón d e anuncios d e los alumnos hay un póster
d e Ho Chi Min. Don Enrique se detiene, dirige la mirada al retrato del líder
vietnamita y le pinta unos cuernos. También, por aquella é p o c a , le pintaba
cuernos simbólicos a la Biología Molecular. Hay q u e decir que, c o m o hombre
sabio q u e era, tanto en lo político c o m o en lo científico, evolucionó después
hacia ámbitos d e gran apertura. Era indudable q u e su ideología era
entonces conservadora, c o m o correspondía a alguien d e estirpe militar q u e
hizo la guerra muy joven en el l a d o vencedor, y p u e d e p a r e c e r
contradictorio q u e aquí lo señalemos c o m o uno d e los héroes d e la transición
sociológica hacia la España Moderna, una transición q u e precedió por p o c o
a la transición e c o n ó m i c a y en casi una d é c a d a a la bien c o n o c i d a
transición política, ocurrida ya después d e la muerte d e Franco.
Esta transición s o c i o l ó g i c a , q u e e n e s e n c i a está por estudiar, fue
p r o t a g o n i z a d a por no muchos individuos d e distintas profesiones e
ideologías q u e encarnaron una serie d e valores cívicos y los predicaron c o n
el ejemplo; me refiero a la consideración del trabajo c o m o misión vital, a la
puntualidad y al cumplimiento estricto d e los horarios, a la desaparición del
pluriempleo, a la apertura h a c i a el exterior y al noble objetivo d e
equipararnos a los países d e nuestro entorno... y podría seguir enumerando.
Fue la rápida implantación d e estas y otras actitudes, q u e se extendieron
c o m o m a n c h a d e a c e i t e , las q u e hicieron d e l nuestro un país
sociológicamente moderno y fueron personas c o m o la q u e hoy recordamos
las q u e dieron alas a este proceso.
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Concluiremos reiterando q u e la sombra d e lo q u e e n c a r n ó Don Enrique
Sánchez M o n g e y Parellada se proyecta hacia el futuro y q u e su ejemplo y
su guía resultan tan necesarios en la a c t u a l i d a d c o m o cruciales lo fueron
h a c e ya más d e m e d i o siglo
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