PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e Joaquín Morata Jarque Director de PsicoJuris Docente Posgrado. UdG. PERITAJE DEL INCULPADO (I) El “inculpado”. Delimitación del concepto. El Diccionario la R.A.E, define inculpar como culpar, acusar a uno de una cosa Sin embargo, el mismo diccionario, refiere que inculpado puede tener como significado: Inocente, sin culpa. Por lo tanto, y aunque el término tiene una connotación más severa, es preferible utilizar desde este momento el termino de Acusado o, si se prefiere, el término Encausado. Todos estos términos tienen en común el hecho de que se señala/considera a alguien como “presunto” autor de algún hecho susceptible de ser sometido a un proceso judicial que debe resolver sobre esa “presunción” y, en su caso, imponer algún tipo de sanción o pena. Entendido así, todos podemos ser acusados o encausados. Basta con que se nos señale como autores de una conducta tipificada en la ley como delito o infracción. Ya estamos encausados. A partir de ahora se inicia un proceso en el que se ha de dirimir si somos culpables o no lo somos (porque inocentes no dejamos de serlo hasta que un tribunal se pronuncie en sentido contrario). Y lo primero que, por mor de la lógica, se deberá discriminar es si hemos podido realizar la conducta (acción u omisión) que se nos imputa. El concepto que nos interesa ahora es el de IMPUTABILIDAD. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e La IMPUTABILIDAD se refiere a la capacidad de atribución de una culpa, delito o acción, según la R.A.E. Lo siguiente es buscar el concepto en el campo legal pero este término no se define en el Código Penal. En la Ciencia del Derecho Penal española solía definirse la imputabilidad como la capacidad de entender y de querer. Pero esta noción es dogmáticamente insostenible, pues si en el sujeto falta la capacidad de entender y de querer, quedaría excluida la acción o la omisión como primer elemento del concepto delito. Parece más acertado el concepto de imputabilidad como la capacidad de comprender el carácter ilícito de la conducta y de obrar conforme a ese conocimiento. Por lo que respecta al elemento intelectual o la punibilidad de la acción o de la omisión, sino únicamente su ilicitud. No es preciso que el sujeto pueda conocer los preceptos legales, sino únicamente si su acción o su omisión son contrarias al orden de la comunidad. Mir Puig rechaza el concepto de imputabilidad de la opinión dominante, como capacidad de comprender el carácter ilícito de la conducta y de obrar conforme a ese conocimiento, por estimar que se basa en la concepción de la culpabilidad como capacidad de obrar de otro modo y considera que la imputabilidad es la normalidad psíquica que hace posible una motivación normal. Para Muñoz Conde la imputabilidad es, simplemente, la capacidad de motivación por la norma. Gómez de Liaño la define como «Aptitud de la persona para responder de los actos que realiza» De estos párrafos extraídos de un libro de Derecho Penal y de un Diccionario Jurídico, parece apreciarse que la imputabilidad no se refería sólo al hecho de si estábamos allí en el momento en que se produjo el asesinato sino a algo más sutil (“capacidad de entender”, “capacidad de comprender”, “elemento intelectual”, “normalidad psíquica”, “motivación”…). La necesidad que tiene el Derecho de ser preciso y delimitar de manera unívoca sus términos lleva, en muchas ocasiones, a definir un concepto por exclusión (“sensu contrario”). En esa línea, el Código Penal en los artículos 19, 20 y 21 determina las causas que eximen y atenúan la responsabilidad criminal: De las causas que eximen de la responsabilidad criminal Artículo 19. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e Los menores de dieciocho años no serán responsables criminalmente con arreglo a este Código. Cuando un menor de dicha edad cometa un hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo dispuesto en la ley que regule la responsabilidad penal del menor. Artículo 20. Están exentos de responsabilidad criminal: 1.º El que al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier anomalía o alteración psíquica, no pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión. El trastorno mental transitorio no eximirá de pena cuando hubiese sido provocado por el sujeto con el propósito de cometer el delito o hubiera previsto o debido prever su comisión. 2.º El que al tiempo de cometer la infracción penal se halle en estado de intoxicación plena por el consuno de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos, siempre que no haya sido buscado con el propósito de cometerla o no se hubiese previsto o debido prever su comisión, o se halle bajo la influencia de un síndrome de abstinencia, a causa de su dependencia de tales sustancias, que le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión. 3.º El que, por sufrir alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la infancia, tenga alterada gravemente la conciencia de la realidad. 4.º El que obre en defensa de la persona o derechos propios o ajenos, siempre que concurran los requisitos siguientes: Primero. Agresión ilegítima. En caso de defensa de los bienes se reputará agresión ilegítima el ataque a los mismos que constituya delito o falta y los ponga en grave peligro de deterioro o pérdida inminentes. En caso de defensa de la morada o sus dependencias, se reputará agresión ilegítima la entrada indebida en aquélla o éstas. Segundo. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Tercero. Falta de provocación suficiente por parte del defensor. 5.º El que, en estado de necesidad, para evitar un mal propio o ajeno lesione un bien jurídico de otra persona o infrinja un deber, siempre que concurran los siguientes requisitos: Primero. Que el mal causado no sea mayor que el que se trate de evitar. Segundo. Que la situación de necesidad no haya sido provocada intencionadamente por el sujeto. Tercero. Que el necesitado no tenga, por su oficio o cargo, obligación de sacrificarse. 6.º El que obre impulsado por miedo insuperable. 7.º El que obre en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo. En los supuestos de los tres primeros números se aplicarán, en su caso, las medidas de seguridad previstas en este Código. De las circunstancias que atenúan la responsabilidad criminal Artículo 21. Son circunstancias atenuantes: 1.ª Las causas expresadas en el capítulo anterior, cuando no concurrieren todos los requisitos necesarios para eximir de responsabilidad en sus respectivos casos. 2.ª La de actuar el culpable a causa de su grave adicción a las sustancias mencionadas en el número 2.º del artículo anterior. 3.ª La de obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante. 4.ª La de haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él, a confesar la infracción a las autoridades. 5.ª La de haber procedido el culpable a reparar el daño ocasionado a la víctima, o disminuir sus efectos, en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad a la celebración del acto del juicio oral. 6.ª Cualquier otra circunstancia de análoga significación que las anteriores. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e Profundizando en el Código Penal El Artículo 19 se refiere expresamente al caso de que el encausado sea menor. El 20 detalla los casos de exención de la responsabilidad, mientras que el 21 está dedicado a circunstancias que atenúan la responsabilidad. Vamos a dedicar unos párrafos al análisis del artículo 20 desde el punto de vista legal, siguiendo para ello a José Cerezo Mir: Según el número 1 del artículo 20, está exento de responsabilidad criminal “el que al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier anomalía o alteración psíquica, no pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión. El trastorno mental transitorio no eximirá de pena cuando hubiese sido provocado por el sujeto con el propósito de cometer el delito o hubiera previsto o debido prever su comisión”. Según lo establecido en el número 2 del artículo 20, está exento de responsabilidad criminal: “El que al tiempo de cometer la infracción penal se halle en estado de intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos, siempre que no haya sido buscado con el propósito de cometerla o no se hubiese previsto o debido prever su comisión, o se halle bajo la influencia de un síndrome de abstinencia, a causa de su dependencia de tales sustancias, que le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión”. En la regulación de las causas de inimputabilidad basadas en una enfermedad, anomalía o trastorno mental suelen adoptarse en los Códigos Penales tres tipos de fórmulas: psiquiátricas o biológicas, psicológicas y psiquiátricos-psicológicas (que más adelante veremos con las etiquetas de Psicopatológicas, Normativas y PsicopatológicoNormativas). En las fórmulas psiquiátricas o biológicas se hace referencia únicamente a la enfermedad, la anomalía o trastorno mental, sin aludir a los efectos psicológicos en la conciencia o voluntad del sujeto, o en su capacidad de comprender el carácter ilícito de su conducta. En las fórmulas psicológicas se hace referencia al estado de inconsciencia o anulación de la voluntad del sujeto. En las fórmulas mixtas se hace referencia a una enfermedad, anomalía o trastorno mental, pero se exige que, como consecuencia de ello, el sujeto se hubiera visto privado de la capacidad de entender o de querer, o de comprender el carácter ilícito de su conducta o de obrar conforme a ese conocimiento. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e En el nuevo Código Penal se ha adoptado una fórmula mixta psiquiátrica-psicológica o biopsicológica en la regulación de las eximentes de anomalía o alteración psíquica y en la de intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos o de hallarse bajo los efectos de un síndrome de abstinencia. ANOMALÍA O ALTERACIÓN PSÍQUICA. En la eximente del número 1 del artículo 20 se refunden las de enajenación mental y trastorno mental transitorio. Dicha refundición parece un acierto dada la dificultad de deslindar ambos conceptos. Únicamente se mantiene la diferencia entre los trastornos mentales de carácter permanente y duradero, de los de carácter transitorio. En el párrafo 2 del artículo 20.1 se establece que: “el trastorno mental transitorio no eximirá de pena cuando hubiese sido provocado por el sujeto con el propósito de cometer el delito o hubiera previsto o debido prever su comisión”. La eximente del número 2 del artículo 20, de intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, etc., o de hallarse bajo la influencia del síndrome de abstinencia de las mismas, podría considerarse superflua desde el punto de vista estrictamente dogmático, pero no lo es desde el punto de vista práctico, pues durante la vigencia del anterior Código Penal se exigía que la embriaguez no fuera sólo plena, sino además fortuita. En la nueva eximente del número 2 es indiferente que la embriaguez plena, o la intoxicación plena por el consumo de drogas, sea fortuita, imprudente o voluntaria, siempre que no se trate de uno de sus supuestos de actio libera in causa (acciones libres en causa). En la eximente del número 1 del artículo 20 se ha prescindido del término enajenado que no se trata de un término psiquiátrico. La nueva fórmula “cualquier anomalía o alteración psíquica” permite comprender los supuestos de retraso mental y de psicopatía, pero adolece de una imprecisión mucho mayor que el término enajenación. No se determinan en absoluto los presupuestos psiquiátricos o psíquicos de aplicación de la eximente y ello supone un grave quebranto de la seguridad jurídica. En esta eximente estarán comprendidas todas las enfermedades mentales incluidas en la clasificación de la OMS o de la Asociación Psiquiátrica Americana, con la excepción de los trastornos mentales y de conducta debidos al uso de sustancias psicoactivas, como el alcohol y las drogas, que estarán comprendidos en el número 2 del artículo 20, cuando se den los requisitos. El límite de los casos comprendidos vendrá determinado, en cada caso, por la exclusión de la capacidad de comprender el carácter ilícito de la conducta o de obrar conforme a ese conocimiento. En la eximente estarán comprendidos también, en principio, los estados emotivos o pasionales, aunque no es fácil que priven por completo al sujeto de la capacidad de PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e comprender el carácter ilícito de la conducta o de obrar conforme a ese conocimiento. No cabe alegar en contra de esta inclusión la existencia en nuestro Código Penal de la atenuante de arrebato u obcecación (3ª del número 21) pues ello no impide que la emoción o la pasión puedan dar lugar a la aplicación de la eximente completa de anomalía o alteración psíquica. En la eximente del número 1 del artículo 20 están comprendidos también los supuestos de sugestión hipnótica. Para la aplicación de la eximente de anomalía o alteración psíquica, en los supuestos de trastorno mental transitorio, es preciso no sólo que el sujeto esté privado por completo de la capacidad de comprender el carácter ilícito de la conducta o de obrar conforme a ese conocimiento, sino también que el trastorno mental transitorio no “hubiese sido provocado por el sujeto con el propósito de cometer el delito o hubiera previsto o debido prever su comisión”. Este requisito negativo de la eximente alude a las llamadas acciones libres en la causa (actio liberae in causa). El sujeto es inimputable en el momento de realizar la acción u omisión típica y antijurídica, pero no lo era en el momento anterior, cuando se provocó el trastorno mental transitorio. Se establece una excepción al principio de que el sujeto ha de ser imputable en el momento de realizar la acción u omisión típica y antijurídica. El requisito es perfectamente compatible, sin embargo, con el principio de culpabilidad por el hecho, pues en el juicio de reproche se tiene en cuenta no sólo las circunstancias del mismo, sino también la conducta anterior del sujeto, en la medida en que sea relevante para determinar si la acción y omisión típica y antijurídica realizada le era o no, o en qué medida reprochable al sujeto. Aunque la cuestión es dudosa, se entiende que la referencia se hace únicamente a los supuestos en que la provocación del trastorno mental transitorio, por el sujeto, es voluntaria, con el propósito de cometer el delito o habiendo previsto o debido prever que en esta situación podía cometerlo. La palabra “propósito” debe ser interpretada como sinónimo de dolo. El término delito está aquí utilizado en sentido amplio, comprensivo de los delitos y de las faltas. No cabe ver en la conducta provocadora del trastorno mental transitorio un principio de ejecución del delito de acción doloso cometido durante dicho trastorno mental, pues el principio de ejecución viene marcado por el comienzo de la realización de la acción típica. En el nuevo Código Penal quedan excluidos también de la eximente de anomalía o alteración psíquica los supuestos más graves de la actio libera in causa imprudente, es decir, aquellos casos en que la provocación del trastorno mental transitorio es voluntaria, habiendo previsto el sujeto o debido prever que en esta situación podía cometer el delito (que puede ser doloso o imprudente). En los restantes casos (cuando la provocación del trastorno mental transitorio fue por imprudencia o negligencia) será aplicable la eximente en relación con el hecho delictivo (doloso o imprudente) cometido durante el trastorno mental transitorio, pudiendo incurrir, no obstante, el sujeto en responsabilidad por delito imprudente de resultado, si la provocación del trastorno PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e mental transitorio supone una infracción del cuidado objetivamente debido para evitar la producción del resultado delictivo, la conducta imprudente está sancionada expresamente por la ley y se dan los restantes elementos del tipo de lo injusto de los delitos imprudentes: que el resultado se hubiera producido precisamente como consecuencia de la inobservancia del cuidado objetivamente debido y fuera uno de los que trataba de evitar la norma. Podemos pues apreciar que se está partiendo de la consideración de los actos humanos como formados por dos componentes: el cognitivo y el volitivo. Componentes que definen, desde el campo del Derecho el acto humano que puede ser objeto del derecho, pues únicamente los actos humanos voluntarios y libres pueden serlo (sólo hay que pensar en los actos involuntarios, pero indudablemente humanos, que nos sobrevienen durante el sueño y sobre los que el Derecho tiene poco que decir). ANOMALÍA O ALTERACIÓN PSÍQUICA SOBREVENIDA DESPUÉS DE LA COMISIÓN DE UN DELITO. La aplicación de la eximente de anomalía o alteración psíquica exige que la ausencia de la capacidad de culpabilidad se dé en el momento de la realización de la acción u omisión típica y antijurídica. No hace falta ser un lince para caer en ello, pero es conveniente recordarlo dado que nunca tendremos la oportunidad de realizar un peritaje del sujeto durante la comisión de la conducta delictiva. Nos veremos ahora abocados a rastrear para detectar la cronología de la alteración, aspecto que veremos más adelante. No obstante, si lo que se detecta es una anomalía o alteración psíquica de la que sólo se puede precisar que ha sobrevenido cronológicamente después de la comisión del delito, no hallamos ante una situación en la que habiendo considerado al sujeto imputable y habiendo sentencia firme (condenatoria), el Derecho ha decidido considerar. A ese respecto, lo que el Código Penal contempla es: que si el juez o el tribunal hubieran pronunciado ya sentencia firme, y se apreciara en el penado “una situación duradera de trastorno mental grave que le impida conocer el sentido de la pena”, se suspenderá el cumplimento de la pena privativa de libertad, garantizando el juez o tribunal que el penado reciba “la asistencia médica precisa”. “Reestablecida la salud mental del penado, éste cumplirá la sentencia si la pena no hubiere prescrito, sin perjuicio de que el juez o Tribunal, por razones de equidad, pueda dar por extinguida la condena o reducir su duración”. INTOXICACIÓN PLENA POR EL CONSUMO DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS, DROGAS TÓXICAS, ESTUPEFACIENTES, SUSTANCIAS PSICOTRÓPICAS U PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e OTRAS QUE PRODUZCAN ANÁLOGOS EFECTOS, O COMISIÓN DEL DELITO BAJO LA INFLUENCIA DE UN SÍNDROME DE ABSTINENCIA. La eximente del número 2 del artículo 20 es una causa de inimputabilidad que no puede considerarse superflua, a pesar de que todos los supuestos en ella comprendidos lo están a su vez en la anomalía o alteración psíquica. En esta eximente están comprendidos todos los supuestos de intoxicación plena por el consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos, tanto si la intoxicación es fortuita, imprudente o voluntaria (salvo en los supuestos de actio libera in causa previstos expresamente en ella). Están comprendidos en la eximente los supuestos en que el sujeto se halle bajo los efectos del síndrome de abstinencia. En todo caso es preciso que el sujeto se hubiera visto privado de la capacidad de comprender la ilicitud de su conducta o de obrar conforme a ese conocimiento. En los supuestos en que además de los dichos, se aprecie a ese conocimiento. En los supuestos en que además de los dichos, se aprecie la existencia de una psicosis alcohólica se plantea el problema de si no debería aplicarse la eximente del número 1 del artículo 20. En teoría debería aplicarse en estos casos la eximente de anomalía o alteración psíquica, ya que la medida de seguridad de internamiento para tratamiento médico resulta más adecuada que la de deshabituación. Llama la atención que queda excluido de la salvedad de la actio libera in causa el síndrome de abstinencia. Si el sujeto espera consciente y voluntariamente a que aparezca, sin acudir a un centro de deshabituación, con el propósito de cometer la infracción penal, o habiendo previsto o debido prever su comisión, podría invocar la eximente del número 2 del artículo 20, siempre que hubiera quedado excluida su capacidad de comprender la ilicitud del hecho o de obrar conforme a ese conocimiento. La exclusión de la eximente en estos casos supondría analogía in malam partem. Estamos ante un grave defecto de la regulación legal. Pero es lo que hay. UNA PRIMERA REFLEXIÓN Estamos viendo que, desde la legislación, se apela a términos de salud mental para discernir sobre un concepto jurídico como es la imputabilidad. Podremos o no estar de acuerdo con el modo en que el mundo del derecho utiliza esos términos, incluso con lo que hace con ellos… pero, desde el punto de vista aplicado, desde la praxis pericial simplemente debemos tenerlos presente. No deberíamos caer en el error de considerar que la regulación de la imputabilidad cae en el terreno de lo psicológico. Basta con ojear la Introducción del DSM-IV en que ya se señala que no existe una definición satisfactoria de “trastorno mental” y que no hay PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e que olvidar que la clasificación que se ofrece en dicho manual no clasifica a personas sino los trastornos que las personas padecen. Siguiendo con el CP. La imputabilidad disminuida. El hecho, nada asombroso para los profesionales de la salud mental, de que no siempre una misma patología cursa con los mismos efectos, también es contemplado desde el Derecho Penal. Algunos autores se sorprenden de que el Derecho tenga esta visión de la responsabilidad de tipo dimensional, aceptando un relativo continuo entre la responsabilidad plena y la ausencia total de responsabilidad. Aunque, una visión racional de la salud mental estaría de acuerdo con esa postura. Si tenemos en cuenta, como ya se ha dicho, que el Derecho considera dos elementos fundamentales para la determinación de la responsabilidad penal: la comprensión y la volición, parece evidente que ya existe una clara posibilidad de que se de una y no otra, lo que obliga a considerar ese supuesto. Aunque el Derecho no va exactamente por ahí sino por la consideración de que no siempre la misma patología implica el mismo grado de deterioro desde el punto de vista legal. En esa dirección, la moderna ciencia del Derecho Penal admite la existencia de personas cuya capacidad de culpabilidad (imputabilidad) no se debe excluir de modo absoluto, sino que se encuentra disminuida. En el mundo del Derecho, este supuesto es el que lleva a la figura de la “atenuante” o “eximente incompleta”, regulada en el art. 21 del vigente Código Penal: De las circunstancias que atenúan la responsabilidad criminal Artículo 21. Son circunstancias atenuantes: 1.ª Las causas expresadas en el capítulo anterior, cuando no concurrieren todos los requisitos necesarios para eximir de responsabilidad en sus respectivos casos. 2.ª La de actuar el culpable a causa de su grave adicción a las sustancias mencionadas en el número 2.º del artículo anterior. 3.ª La de obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante. 4.ª La de haber procedido el culpable, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él, a confesar la infracción a las autoridades. 5.ª La de haber procedido el culpable a reparar el daño ocasionado a la víctima, o disminuir sus efectos, en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad a la celebración del acto del juicio oral. 6.ª Cualquier otra circunstancia de análoga significación que las anteriores. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e Retomaremos, en primer lugar, el análisis jurídico de este artículo siguiendo de nuevo a José Cerezo Mir: LA IMPUTABILIDAD DISMINUIDA. Nuestro Código Penal prevé la aplicación de una pena atenuada para los semiimputables, bien mediante la apreciación de una eximente incompleta (de anomalía o alteración psíquica, de intoxicación por bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan análogos efectos o por hallarse bajo los efectos de un síndrome de abstinencia, o de alteraciones en la percepción), o de una atenuante (por actuar a causa de una grave adicción a las sustancias anteriormente mencionadas). EXIMENTES INCOMPLETAS DE ANOMALÍA O ALTERACIÓN PSÍQUICA, DE INTOXICACIÓN POR BEBIDAS ALCOHÓLICAS, DROGAS TÓXICAS, ESTUPEFACIENTES, SUSTANCIAS PSICOTRÓPICAS U OTRAS QUE PRODUZCAN ANÁLOGOS EFECTOS O ACTUACIÓN BAJO UN SÍNDROME DE ABSTINENCIA Y DE ALTERACIONES EN LA PERCEPCIÓN. En el número 1 del artículo 21 se regulan como atenuantes las eximentes incompletas, entre las que se encuentran las causas de inimputabilidad incompleta. Se aplican cuando se aprecia no una exclusión, sino una disminución de la capacidad de culpabilidad, de la capacidad de comprender el carácter ilícito de la conducta o de obrar conforme a ese conocimiento. Las eximentes incompletas dan lugar a una disminución de la pena en uno o dos grados. Para apreciar la inimputabilidad incompleta como atenuante es preciso que concurran los elementos esenciales de la eximente respectiva. En la eximente del número 1 del artículo 20 son elementos esenciales la concurrencia de una anomalía o alteración psíquica y cuando se trate de un trastorno mental transitorio, que éste no haya sido provocado pro el sujeto con el propósito de cometer el delito o habiendo previsto o debido prever su comisión. En los supuestos de actio libera in causa no cabe apreciar, por consiguiente, una eximente ni completa, ni incompleta de anomalía o alteración psíquica. En la eximente del número 2 del artículo 20 son elementos esenciales la presencia de una intoxicación por bebidas alcohólicas o drogas tóxicas, o de un síndrome de abstinencia y que el sujeto no haya buscado la intoxicación para cometer la infracción o no hubiera previsto o debido prever su comisión. En la eximente 3 del artículo 20 es un elemento esencial la presencia de alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la infancia que hayan producido una alteración de la conciencia de la realidad. El Tribunal Supremo exige para apreciar una de las mencionadas eximentes incompletas que la disminución de la capacidad de culpabilidad sea considerable. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e Al haberse introducido en el nuevo Código la atenuante de grave adicción a las bebidas alcohólicas o a las drogas, el Tribunal Supremo considera que no cabe apreciar una atenuante por analogía a la eximente incompleta de intoxicación por bebidas alcohólicas o drogas tóxicas, ni cabe apreciar dicha atenuante como muy calificada. La jurisprudencia del Tribunal Supremo considera incluidos en la eximente incompleta de anomalía o alteración psíquica los trastornos mentales orgánicos, la esquizofrenia y los trastornos delirantes persistentes (paranoia), los trastornos del humor o afectivos. Se consideran incluidos en esta eximente incompleta los estados emotivos o pasionales de considerable intensidad que no hubieran privado al sujeto por completo de su capacidad de comprender el carácter ilícito de su conducta o de obrar conforme a ese conocimiento, así como los supuestos de sugestión hipnóticas en que se dieran las mismas circunstancias. A los semiimputables, a quienes se aprecie una eximente incompleta se les puede imponer, además de la pena atenuada, una medida de seguridad. La razón se encuentra en la posible peligrosidad de estos delincuentes. El Código condiciona la aplicación de la medida de internamiento a que la pena impuesta sea privativa de libertad y la duración de la medida no puede exceder, en ningún caso, del límite de la pena abstracta señalada en el Código al correspondiente delito. El criterio es rechazable, pues implica una grave confusión entre fundamento y los fines de las penas y de las medidas de seguridad. La pena tiene su fundamento en la gravedad del delito, en la medida de lo injusto culpable, en definitiva en la culpabilidad; la medida de seguridad, por el contrario, se basa en la peligrosidad del delincuente. Las medidas de seguridad persiguen los fines de la prevención especial; la pena los de la reafirmación del Ordenamiento jurídico, de la prevención general y de la prevención especial. La peligrosidad del delincuente puede persistir aun después de transcurrido el límite de duración de la pena privativa de libertad establecida para el delito correspondiente. GRAVE ADICCIÓN A BEBIDAS ALCOHÓLICAS, DROGAS TÓXICAS O ESTUPEFACIENTES. El nuevo Código Penal recoge como novedad esta atenuante específica en el punto 2 del artículo 21. Según este precepto, es circunstancia atenuante: “La de actuar el culpable a causa de su grave adición a las sustancias mencionadas en el número 2 del artículo anterior”. El fundamento de esta circunstancia atenuante es la disminución de la capacidad de culpabilidad, pues no basta para su aplicación con que se dé en el sujeto una grave adicción, sino que es necesario, además, que el sujeto actúe precisamente “a causa” de dicha adición. No es preciso, sin embargo, que el sujeto padezca en ese momento una intoxicación, ni un síndrome de abstinencia. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e Cabrá concederles la suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad, cuando su duración, una vez aplicada la atenuante, sea inferior a tres años y se den los restantes requisitos previstos en el artículo 87, entre los que figura que el sujeto acredite que se encuentra deshabituado o sometido a tratamiento con este fin. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e EL ANÁLISIS DE LA IMPUTABILIDAD EN EL CASO DE MENORES. Ya hemos analizado la imputabilidad en general. Ahora tendríamos que plantearnos si lo visto hasta ahora necesita matizarse para el caso de los menores. Nos tenemos que remitir, en primer lugar, a un artículo del CP que ya hemos visto: Artículo 19. Los menores de dieciocho años no serán responsables criminalmente con arreglo a este Código. Cuando un menor de dicha edad cometa un hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo dispuesto en la ley que regule la responsabilidad penal del menor. Lo primero que destaca es que en el Código Penal vigente no se señalan otras causas específicas para decidir sobre la responsabilidad penal de un menor que la edad: 18 años, pero con la precisión de que no serán responsables criminalmente con arreglo a este código. Siendo el siguiente párrafo el que nos remite a la legislación aplicable: la ley que regule la responsabilidad penal del menor. En este caso se trata de la Ley 5/2000. Veamos qué podemos entresacar con respecto a lo que nos interesa: En primer lugar, asentando firmemente el principio de que la responsabilidad penal de los menores presenta frente a la de los adultos un carácter primordial de intervención educativa que trasciende a todos los aspectos de su regulación jurídica y que determina considerables diferencias entre el sentido y el procedimiento de las sanciones en uno y otro sector, sin perjuicio de las garantías comunes a todo justiciable. En segundo término, la edad límite de dieciocho años establecida por el Código Penal para referirse a la responsabilidad penal de los menores precisa de otro límite mínimo a partir del cual comience la posibilidad de exigir esa responsabilidad y que se ha concretado en los catorce años, con base en la convicción de que las infracciones cometidas por los niños menores de esta edad son en general irrelevantes y que, en los escasos supuestos en que aquéllas pueden producir alarma social, son suficientes para darles una respuesta igualmente adecuada los ámbitos familiar y asistencial civil, sin necesidad de la intervención del aparato judicial sancionador del Estado. […] La presente Ley Orgánica tiene ciertamente la naturaleza de disposición sancionadora, pues desarrolla la exigencia de una verdadera responsabilidad jurídica a los menores infractores […] se establece, inequívocamente, el límite de los catorce años de edad para exigir este tipo de responsabilidad sancionadora a los menores de edad penal y se diferencian, en PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e el ámbito de aplicación de la Ley y de la graduación de las consecuencias por los hechos cometidos, dos tramos, de catorce a dieciséis y de diecisiete a dieciocho años, por presentar uno y otro grupo diferencias características que requieren, desde un punto de vista científico y jurídico, un tratamiento diferenciado, constituyendo una agravación específica en el tramo de los mayores de dieciséis años la comisión de delitos que se caracterizan por la violencia, intimidación o peligro para las personas. La aplicación de la presente Ley a los mayores de dieciocho años y menores de veintiuno, prevista en el artículo 69 del Código Penal vigente, podrá ser acordada por el Juez atendiendo a las circunstancias personales y al grado de madurez del autor, y a la naturaleza y gravedad de los hechos. Estas personas reciben, a los efectos de esta Ley, la denominación genérica de "jóvenes". Se regulan expresamente, como situaciones que requieren una respuesta específica, los supuestos en los que el menor presente síntomas de enajenación mental o la concurrencia de otras circunstancias modificativas de su responsabilidad, debiendo promover el Ministerio Fiscal, tanto la adopción de las medidas más adecuadas al interés del menor que se encuentre en tales situaciones, como la constitución de los organismos tutelares previstos por las leyes. También se establece que las acciones u omisiones imprudentes no puedan ser sancionadas con medidas de internamiento en régimen cerrado. Hasta aquí, fragmentos entresacados de la Exposición de Motivos de la Ley en cuestión. Queda claro por ahora, que al referirnos a “menores” lo estamos haciendo a personas entre catorce y dieciocho años. La cuestión fundamental que nos planteamos en este apartado es si existe alguna consideración especial a la hora de declarar la responsabilidad penal. Ese punto está concretado en el Artículo 5 de la presente Ley: Artículo 5. Bases de la responsabilidad de los menores. 1. Los menores serán responsables con arreglo a esta Ley cuando hayan cometido los hechos a los que se refiere el artículo 1 y no concurra en ellos ninguna de las causas de exención o extinción de la responsabilidad criminal previstas en el vigente Código Penal. 2. No obstante lo anterior, a los menores en quienes concurran las circunstancias previstas en los números 1.o, 2.o y 3.o del artículo 20 del vigente Código Penal les serán aplicables, en caso necesario, las medidas terapéuticas a las que se refiere el artículo 7.1, letras d) y e), de la presente Ley. 3. Las edades indicadas en el articulado de esta Ley se han de entender siempre referidas al momento de la comisión de los hechos, sin que el haberse rebasado las mismas antes del comienzo del procedimiento o durante la tramitación del mismo tenga incidencia alguna sobre la competencia atribuida por esta misma Ley a los Jueces y Fiscales de Menores. Es decir, a efectos de declarar la responsabilidad penal de los menores, estamos a lo dispuesto en el Artículo 20 del Código Penal. Señalar, por último, que en la Ley 5/2000 aparece continuamente la figura del equipo técnico. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e No es el objeto de este apartado profundizar en ello pero queremos señalar algunas de sus funciones extraídas de la Ley que estamos comentando: Artículo 27. Informe del equipo técnico. 1. Durante la instrucción del expediente, el Ministerio Fiscal requerirá del equipo técnico, que a estos efectos dependerá funcionalmente de aquél sea cual fuere su dependencia orgánica, la elaboración de un informe o actualización de los anteriormente emitidos, que deberá serle entregado en el plazo máximo de diez días, prorrogable por un período no superior a un mes en casos de gran complejidad, sobre la situación psicológica, educativa y familiar del menor, así como sobre su entorno social, y en general sobre cualquier otra circunstancia relevante a los efectos de la adopción de alguna de las medidas previstas en la presente Ley. 2. El equipo técnico podrá proponer, asimismo, una intervención socio-educativa sobre el menor, poniendo de manifiesto en tal caso aquellos aspectos del mismo que considere relevantes en orden a dicha intervención. 3. De igual modo, el equipo técnico informará, si lo considera conveniente y en interés del menor, sobre la posibilidad de que éste efectúe una actividad reparadora o de conciliación con la víctima, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 19 de esta Ley, con indicación expresa del contenido y la finalidad de la mencionada actividad. En este caso, no será preciso elaborar un informe de las características y contenidos del apartado 1 de este artículo. 4. Asimismo podrá el equipo técnico proponer en su informe la conveniencia de no continuar la tramitación del expediente en interés del menor, por haber sido expresado suficientemente el reproche al mismo a través de los trámites ya practicados, o por considerar inadecuada para el interés del menor cualquier intervención, dado el tiempo transcurrido desde la comisión de los hechos. En estos casos, si se reunieran los requisitos previstos en el artículo 19.1 de esta Ley, el Ministerio Fiscal podrá remitir el expediente al Juez con propuesta de sobreseimiento, remitiendo además, en su caso, testimonio de lo actuado a la entidad pública de protección de menores que corresponda, a los efectos de que actúe en protección del menor. 5. En todo caso, una vez elaborado el informe del equipo técnico, el Ministerio Fiscal lo remitirá inmediatamente al Juez de Menores y dará copia del mismo al letrado del menor. 6. El informe al que se refiere el presente artículo podrá ser elaborado o complementado por aquellas entidades públicas o privadas que trabajen en el ámbito de la educación de menores y conozcan la situación del menor expedientado. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e CONCRETANDO EL TEMA. LA VALORACIÓN DE LA ENFERMEDAD MENTAL DESDE EL DERECHO. Lo primero que puede llamar la atención al profesional de la salud mental es la distinta concepción del ser humano que se adopta desde el campo del Derecho. Considerar al ser humano como una amalgama de elementos químicos relacionados entre sí de un determinado modo no nos resulta tan chocante como la visión jurídica del ser humano, quizás porque los elementos que se utilizan para referirse al ser humano desde lo jurídico están mucho más próximos a la psicología: conducta, comprensión, motivación, voluntad… Hay que evitar la tentación de “dar lecciones” al mundo jurídico sobre tales conceptos. La concepción del ser humano es distinta puesto que el Derecho cumple otra función distinta de la Psicología, aunque en algunos momentos puedan intersectar, complementarse o, incluso, enfrentarse. En el caso de la pericial psicológica, como en el caso de cualquier pericial, es muy sano tener presente que estamos ofreciendo un análisis “objetivo” de una realidad pero con una funcionalidad jurídica. El Tribunal no va a dictaminar sobre la existencia o no de una determinada alteración, sino sobre su aplicación al caso concreto en función de una legislación y unas circunstancias. Algo, como se ve, que escapa a la labor de la Psicología. Reprimamos nuestra incomodidad de ver cómo el mundo jurídico utiliza términos de salud mental de un modo un tanto “arcaico” (según nuestra óptica) y tratemos de desplazar nuestra concepción psicológica del ser humano a la concepción social y, por ende, jurídica. Así pues, desde esa perspectiva, deberíamos volver al mundo de lo jurídico para conocer algo más del modo en que se valora no la enfermedad mental sino la responsabilidad penal que puede estar afectada por la salud mental. En Derecho Comparado se pueden encontrar tres modos de valoración de la responsabilidad penal en función de la enfermedad mental: 1. Método Psicopatológico Puro (antes descrito como criterio psiquiátrico-biológico). Le interesa detectar si las personas poseen o no ciertas enfermedades, poco importa que la enfermedad haya alterado su capacidad volitiva y/o cognitiva en el momento de los hechos, lo importante es la existencia del diagnóstico. Es el caso del CP Noruego en su párrafo 44. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e 2. Método Puramente Normativo (denominado psicológico más arriba). No le interesa el diagnóstico como tal. Lo importante es valorar la capacidad del sujeto en el momento de los hechos. Un ejemplo de este método sería la antigua formulación en el CP español de la eximente por Trastorno Mental Transitorio. 3. Método Psicopatológico-Normativo (señalado como mixto o psiquiátricopsicológico). Clara fusión de los anteriores, valora la existencia de trastornos o enfermedades mentales y además se considera la incidencia de ese trastorno sobre la capacidad de control y discernimiento (volitivamente y cognitivamente). Es el caso del CP Alemán (Art. 20), CP Suizo (Art. 10), CP de los Países Bajos (Art. 37.1) y el de nuestro código actual. En este método, pues, existe una combinación de criterios: - Criterios Psicopatológicos: Existencia de trastorno en el momento del delito. - Criterios Normativos: Criterios que relacionan el estado con el acto. Dada la indefinición ya vista de lo que es imputabilidad en el CP, queda por acudir a la jurisprudencia del Tribunal Supremo para encontrar algún tipo de precisión al respecto. Tradicionalmente se han considerado como criterios de valoración para determinar la imputabilidad los siguientes: 1.- Su cualidad (naturaleza de la perturbación) 2.- La cantidad (intensidad y grado de la misma) 3.- La cronología (duración y permanencia), y últimamente se ha incorporado una cuarta: 4.- La relación causal con el acto. Resumiendo: que la naturaleza de la perturbación sea tal que pueda alterar la comprensión y voluntad del sujeto, que la intensidad y el grado de la perturbación afecten la capacidad cognitiva y volitiva, que la duración sea la necesaria para afectar al sujeto en el momento en que realiza la conducta antijurídica y que la infracción penal sea causa de la anomalía o alteración psíquica (tal como apunta el art. 20 del CP). Como vemos, todo el análisis del tema se resume, de forma simplificada, a lo siguiente: El Derecho tiene como objeto las conductas humanas voluntarias y libres. Si un hecho susceptible de ser contemplado por el Derecho no se puede atribuir a una conducta humana voluntaria y libre, no puede ser objeto del Derecho. ¿O alguien pretende llevar a los tribunales a una tormenta que ha destrozado su jardín?. PJ PsicoJuris Pza. Independencia 18, 4º, 1ª 17001 – Girona Tel/Fax 972 483 065 Ins ti tu to d e Ps ico log ía L eg al y Fo ren s e BIBLIOGRAFÍA - - - El criterio de causalidad en la valoración de la imputabilidad en los trastornos de personalidad. Villarejo Ramos, A. Cuadernos de Medicina Forense, 33. Julio 2003. * Psiquiatría Legal. Calcedo Barba. A. I Congreso Virtual de Psiquiatría. 2000. * Derecho Penal. Cerezo Mir, J. UNED. 2003. Código Penal. 1995. * “La teoría del delito”: Ideas de este siglo. Parma, C. 2001. * Ley Orgánica 15/03 de Reforma del Código Penal. * Evolución del concepto jurídico penal de culpabilidad en Alemania y Austria. Jescheck, Hans-Heinrich. Revista electrónica de Ciencia Penal y Criminología. 2003. * Aspectos problemáticos de la eximente de anomalía o alteración psíquica. Cerezo Mir, J. Ponencia homenaje al Prof. Torro. * Tratamiento penal y penitenciario del enfermo mental. Cervelló Donderis, V. Universitat de Valencia. * Ley 5/2000, reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores. * Proceso penal de menores: especialidades derivadas del interés de los menores y opciones de política criminal. Sala Donado, C. Tesis Doctoral. Girona. 2002 * * Material disponible en el CD.