Cinismo, Estoicismo y Empirismo

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Cínicos, miembros de una escuela de filósofos griegos fundada durante la segunda mitad del siglo IV a.C.
Diógenes de Sínope suele ser considerado como el fundador de la escuela aunque también se asigna esa
función con la misma categoría a Antístenes, un discípulo de Sócrates. Según Aristóteles, Diógenes era una
figura popular, apodada Kyon, que en griego quiere decir "perro". La palabra cínico podría derivar de Kyon y
podría aplicarse a los miembros de esta escuela por su peculiar modo de vivir, o bien podría derivar de
Cynosarges, un gimnasio donde enseñaba Antístenes.
Los cínicos afirmaban que la civilización, con todos sus problemas, era algo artificial y antinatural y que debía
considerarse con desprecio. Proponían en consecuencia un retorno a la vida natural, que ellos equiparaban a
una existencia simple, y afirmaban que la felicidad completa sólo puede lograrse a través de la
auto−suficiencia, ya que la independencia es el verdadero bien y no las riquezas o la lujuria. Por esto puede
deducirse que los cínicos eran unos ascetas que consideraban la vida de abstinencia como una auténtica
liberación. Es obvio que proponían la no satisfacción de los apetitos naturales, como tampoco la de los
artificiales.
Crates de Tebas, discípulo de Diógenes, tuvo alguna influencia sobre Zenón de Citio, el filósofo de Chipre
fundador del estoicismo. La diferencia básica de actitud entre las dos escuelas es que los cínicos miraban con
desprecio el mundo exterior, material, con desprecio mientras que los estoicos lo contemplaban con
indiferencia.
Aunque los cínicos no constituyeron una escuela filosófica importante, sin embargo atrajeron la atención por
sus excentricidades y por su insolencia. Su nombre quedará asociado a los de quienes recelan de la naturaleza
humana y de sus intenciones.
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No debemos temer el destino. Partes somos de un proyecto cósmico y racional en el que todo lo que es y lo
que será está regido por una ley necesaria que excluye el azar y que volverá eternamente a repetirse.
Dentro del período helenístico, que comienza con la muerte de Alejandro Magno (323 a. de C.) y termina con
el final de la República romana (31 a. de C.), el estoicismo es uno de los movimientos filosóficos que mayor
importancia y difusión adquirieron.
En pugna con las otras escuelas helenísticas (el epicureísmo y el escepticismo), fue fundado por Zenón de
Citio, chipriota nacido hacia el 333 a. de C. que, a su llegada a Atenas en el 311, y después de tomar contacto
con la filosofía socrática, cínica y megárica, creó una escuela en una Stóa poikilé, es decir, "pórtico pintado",
palabra de la que deriva el nombre "estoicismo".
Zenón escribió numerosas obras entre cuyos títulos destacan: De la vida conforme a la naturaleza; De los
universales; Argumentos dialécticos y De las pasiones. Cuando Zenón muere en el 261 a. de C. se hacen
cargo de la escuela Cleantes y Crisipo. Este último dirigirá la Stoa desde el 232 a. de C. hasta su muerte,
acaecida en el 208 a. de C.
Crisipo fijó el canon del estoicismo, perfeccionó las investigaciones lógicas y sistematizó las enseñanzas de
Zenón, llegando a ser tal su fama e importancia que se decía que "Sin crisipo no habría habido la Estoa".
Desgraciadamente de su obra sólo han sobrevivido algunos escasos fragmentos.
Después de Crisipo dirigieron la escuela Diógenes de Babilonia y Antipáter de Tarso, comenzando la época
denominada "estoicismo medio" y cuyas principales figuras fueron Panecio de Rodas (185−109 a. de C.) y
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Posidonio de Apamea, que lograron difundirlo entre los romanos y que en época imperial fue desarrollado
por Séneca (4 a. de C.−65 d. C.), Epicteto (50−130) y el emperador Marco Aurelio (121−180).
El estoicismo influirá en numerosas corrientes y filósofos posteriores, desde los primeros padres de la Iglesia,
hasta en Descartes, y Kant. Hoy en día se utiliza cotidianamente el término "estoicismo" para referirse a la
actitud de tomarse las adversidades de la vida con fortaleza y aceptación.
Los estoicos dividieron la filosofía en tres partes: la lógica (teoría del conocimiento y de la ciencia), la física
(ciencia sobre el mundo y sobre las cosas) y la moral (ciencia de la conducta). Todas ellas no forman parte de
órdenes ónticos distintos, sino que se refieren a aspectos de una misma realidad: el universo en su conjunto y
el conocimiento sobre él. Este puede ser explicado y comprendido globalmente porque es una estructura
organizada racionalmente de la que el hombre mismo es parte integrante.
La Física estoica
La física es el estudio de la naturaleza (physis): tanto del mundo físico en su totalidad como de cada uno de
los seres que lo componen, incluidos los seres divinos (teología), humanos y animales. Fundamentalmente
especulativa, y en clara deuda con el pensamiento de Parménides (unidad del ser) y Heráclito, la física
estoica concibe la naturaleza como un fuego artístico en camino de crear. (D.L., VII, 156)
El universo es un todo armonioso y causalmente relacionado, que se rige por un principio activo, el Lógos
cósmico e universal del que el hombre también participa. Este lógos cósmico, que es siempre el mismo es
llamado también Pneuma (soplo, espíritu en latín), aliento ígneo, ley natural, naturaleza (physis), necesidad y
destino (moira. Fatum en latín), nombres todos ellos que hacen referencia a un poder que crea, unifica y
mantiene unidas todas las cosas y que no es simplemente un poder físico: el pneuma o lógos universal es una
entidad fundamentalmente racional: es Dios (panteísmo), un alma del mundo o mente (razón) que todo lo rige
y de cuya ley nada ni nadie puede sustraerse.
Inmanente al mundo, el lógos es corpóreo, penetra y actúa sobre la materia (hylé): principio pasivo, inerte y
eterno que, en virtud del pneuma o lógos, produce todo ser y acontecer. Todo en la naturaleza es mezcla de
estos dos principios corpóreos (materialismo).
Aunque la naturaleza (physis) es plenamente racional, no rige de la misma forma a todos los seres: el lógos
únicamente está presente como razón en los hombres maduros, como "alma" (psiché) en los seres irracionales
y principio rector en las plantas.
La teología estoica es panteísta: no hay un Dios fuera de la naturaleza (trascendencia) o del mundo; es el
mismo mundo en su totalidad el que es divino, lo que justifica que la creencia en los dioses, pese a su
heterogeneidad, sea universal.
La concepción de un cosmos dotado de un principio rector inteligente desemboca en una visión determinista
del mundo donde nada azaroso puede acaecer: todo está gobernado por una ley racional que es inmanente
(como su lógos) y necesaria; el destino no es más que la estricta cadena de los acontecimientos (causas)
ligados entre sí:
Los sucesos anteriores son causa de aquellos que les siguen, y en esta manera todas las cosas van ligadas
unas a las otras, y así no sucede cosa alguna en el mundo que no sea enteramente consecuencia de aquélla
y ligada a la misma como a su causa. (SVF, II, 945).
El azar no existe; es el simple desconocimiento causal de los acontecimientos. Si nuestra mente pudiera
captar la total trabazón de las causas podría conocer el presente y predecir el futuro. Este mundo es el mejor
de todos los posibles y nuestra existencia contribuye a este proyecto universal, por lo que, como veremos, no
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hay que temer al destino, sino aceptarlo.
El lógos que todo lo anima está presente en las cosas como lógoi spermatikoi, razones seminales de todo lo
que acontecerá. Como el mundo es eterno y el lógos es siempre el mismo, inevitablemente habrán de repetirse
todos los acontecimientos (eterno retorno) una y otra vez. El mundo se desenvuelve en grandes ciclos
cósmicos (aión, año cósmico), de duración determinada, al final de los cuales todo volverá a comenzar de
nuevo, incluso nosotros mismos. Cada ciclo acaba con una conflagración universal o consumición por el
fuego de donde brotarán de nuevo los elementos (aire, agua y tierra) que componen todos los cuerpos,
comenzando así un nuevo ciclo.
La lógica
Los estoicos dividieron la lógica en Retórica (ciencia del recto decir) y Dialéctica (ciencia del recto discurrir).
Formalmente se interesará en mostrar las leyes de relación necesaria entre acontecimientos, la conexión entre
hechos, que pueden tomar una de las siguientes formas de argumentación, a partir de las cuales se llevan a
cabo todas las demás:
Si A, B; A; entonces B.
Si A, B; no B; luego no A.
No a la vez A y B; A; luego no B.
O A o B; A; entonces no B.
O A o B; no B; luego A.
Su gnoseología empírica sitúa a la impresión sensible como única fuente del conocimiento, a partir de la cual
se crea una representación sensible que a su vez genera una representación cognoscitiva (phantasía
kataleptiké) cuando asentimos a la existencia del objeto exterior que la imagen representa.
La moral
Al estar todos los acontecimientos del mundo rigurosamente determinados y formar parte el hombre del lógos
universal, la libertad no puede consistir más que en la aceptación de nuestro propio destino, el cual estriba,
fundamentalmente, en vivir conforme a la Naturaleza. Para ello el hombre debe conocer qué hechos son
verdaderos y en qué se apoya su verdad.
El bien moral y la virtud consisten, por lo tanto, en vivir de acuerdo con la razón, evitando las pasiones
(pathos) que no son sino desviaciones de nuestra propia naturaleza racional. El placer, el dolor, el temor
pueden dominarse a través del autocontrol ejercitado por la razón, la impasibilidad (apátheia) y la
imperturbabilidad (ataraxía). Estas surgirán de la comprensión de que no hay bien ni mal en sí, ya que todo
lo que ocurre es parte de un proyecto cósmico. Sólo los ignorantes que desconocen el lógos universal se dejan
arrastrar por sus pasiones. El ideal de sabio es aquel que vive conforme a la razón, está libre de pasiones y se
considera ciudadano del mundo. El cosmopolitismo que defiende la igualdad y solidaridad de los hombres
surgió originalmente en el estoicismo, no en el cristianismo.
Estoicos
Los estoicos se subdividen en tres grupos principales: 1) el estoicismo antiguo (siglos IV−III a.C.,
representado por Zenon de Citium (no confundir con el otro Zenon, el discípulo de Parménides), Cleantes y
Crisipo), el estoicismo medio (siglos II−I a.C., representado por Panecio y Posidonio (y anticipado por
Antipatro)) y el estoicismo nuevo (siglos I−II d.C., representado por Séneca, Epicteto y Marco Aurelio). El
año 306 Zenón empezó su escuela estoica, casi el mismo tiempo que Epicuro empezó su escuela epicurea;
pese a esa similutud cronológica, y pese a que ambos dieron una importancia esencial a la ética, ambos
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pensadores son muy diferentes. Zenon (inspirado especialmente por los cínicos y tambien por Platon) empezó
los temas principales del estoicismo: su física (emparentada con la de Heráclito), su cosmopolitismo (rechazo
a la exclusividad de qualquier patria), su monoteismo, la autosuficiencia del individuo respecto a la
comunidad (casi llevada a sus máximas consequencias)... Pero no pasó mucho que la escuela no pudo seguir
manteniendo inalterables sus principios. Cleantes, fiel discípulo de Zenón y escritor de un Himno a Zeus,
modificó algunos puntos de la doctrina de Zenon y dijo que el finalismo de la naturaleza prueba la existencia
de dios. Crisipo, discípulo de Zenon y de Cleantes, escritor de cerca de 700 libros, fue el verdadero
sistematizador de las teorias de la escuela estoica, evitando la posible desaparición de ésta; Crisipo hablo del
panteismo naturalista de diós y de como la esclavitud y los estados particulares eran antinaturales y desafiaban
a la ley divina. Crisipo fue la autoridad estoica indiscutible hasta Antipatro, que dijo que dios era por
naturaleza bueno con los hombres. Con Antipatro finaliza el estoicismo antiguo y con Panecio empieza el
nuevo. Panecio introdujo el estoicismo en Roma a traves de conferencias; vio muy positivamente el ideal
romano e intentó introducir la moral republicana en Roma; tambien sustituyó la apatia de los estoicos por una
serenidad del alma, haciendo menos riguroso el estoicismo. Posidonio siguió los pasos de su maestro Panecio
(haciendo una mezcla entre distintos pensadores), pero se dedico a un conocimiento más amplio y
enciclopédico. Ya con el estoicismo definitivamente introducido en Roma, aparecieron Séneca, Epicteto y
Marco Aurelio. El pensamiento de Séneca resulta complicado de determinar (se le ha descrito de multiples
formas), pero esencialmente es una defensa del hombre, dando derechos y afectos a todos ellos y afirmando
que "El hombre debe ser sagrado para el hombre". Epicteto fue bastante más religioso, afirmando que el
impasible es feliz y la existencia de la providencia divina. Marco Aurelio siguio bastante los pasos de
Epicteto, afirmando que la filosofia debe servir para enfortalecer al hombre ante las adversidades de la vida y
simpatizando poco con el resurgente cristianismo. Con esto tenemos una ojeada del estoicismo, un
movimiento que fue principal en Roma y que influyó poderosamente en el futuro, sobretodo en los humanistas
posteriores.
El epicureísmo es la escuela fundada por Epicuro de Samos en sus jardines de Atenas (306 a.C.). Por ello,
también a los exponentes de esta corriente se los conocía como "Los del Jardín". Además de Epicuro, célebre
por su finura y nobleza, en esta escuela se destacaron Metrodoro de Lámpsaco, Apolodoro, Zenón de Sidón,
Fedro y Lucrecio Caro.
Los epicúreos juzgaban el conocimiento en función de su utilidad para una vida feliz. Para ellos, la búsqueda
de la verdad por la verdad misma (la pura contemplación) carecía de sentido. Por otro lado, los epicúreos
creían que el conocer es percepción sensible, originada en el desprendimiento de los cuerpos de pequeñas
imágenes o efluvios que ingresan a nosotros por los sentidos. Los conceptos no son más que un recuerdo del
contenido común de diversas representaciones, una consecuencia de la asociación de las representaciones
sensibles. El epicureísmo heredó el sensismo y el materialismo deDemocrito.
Los epicúreos afirmaban que el Universo se compone de infinitos elementos últimos indivisibles (átomos).
Los átomos sólo se diferencian entre sí por la forma y el peso y se encuentran en un espacio vacío infinito. No
hay nada fuera de esto (materialismo) . Los epicúreos creían que incluso el alma es material, que está
compuesta de átomos. Que el alma es una materia sutil que perece con el cuerpo como todos sus órganos. Que
el número de átomos que conforman el Universo se mantiene siempre igual. Que los átomos existen desde
siempre y para siempre. Que el devenir no es sino la eterna reagrupación de los átomos originada en una
primera desviación repentina (declinatio) de su trayectoria rectilínea por el espacio vacío infinito que los llevó
a entrechocarse. Que esta desviación fue un hecho fortuito, ocurrido no se sabe dónde ni cuando, por lo que la
desviación misma y el devenir posterior carecen propiamente de causa y se deben más bien al azar.
No habiendo una causa, tampoco hay un destino. Por el contrario, se abre un campo inmenso para la libertad,
la cual puede introducir un nuevo orden en las cosas.
Para defender la libertad y el placer del temor que genera la creencia en los dioses y en la vida de ultratumba,
los epicúreos recurrían a la Teoría Atómica tal como la entendía Demócrito (lo que implica una contradicción
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respecto del concepto de azar que ellos mismos sostenían). El mundo, y lo que en él ocurre, se explica así por
los átomos y las leyes que rigen su movimiento, sin necesidad de recurrir a los dioses. Los dioses habitan en
su mundo y llevan en él una vida feliz, sin tener siquiera noticia de los hombres.
En el terreno de la Ética, sostenían que lo moralmente bueno es el placer, concepción heredada de Aristipo. El
sentido original de la palabra "bueno" es placentero. Nada tiene que ver con la conformidad a un orden de
ideas o a un orden natural de las cosas. Del mismo modo, se denomina "malo" a lo que nos acarrea dolor. El
placer es el principio y el fin de la vida feliz. Los epicúreos entendían el placer de un modo sutil, alejado del
sensualismo y el desenfreno. Y siendo el placer la ausencia de dolor y la paz del espíritu, el mismo debe
buscarse en el reposo. Para los epicúreos los placeres espirituales están por sobre los sensibles. El hombre no
debe entregarse ciegamente a los placeres que se le ofrecen, sino que debe utilizar la razón para evaluar si ese
placer momentáneo no le acarreará luego un dolor mayor. Sin razón y prudencia no se puede tener una vida
feliz.
Epicuro de Samos fue el fundador de una corriente filosófica (hedonismo). Nació en el año 341 a.C. y recibió
la influencia del atomismo de DemócritoFundó su escuela en unos jardines de Atenas en el año 306. Adquirió
gran prestigio por su nobleza. Era un hombre culto y fino en el trato con los demás. De sus muchos escritos
hasta nosotros sólo han llegado fragmentos. Murió en el año 270.
Según los epicúreos, el saber por el saber mismo carece de sentido. El saber es un saber para la vida, y su
valor se conoce por su utilidad para ella. La Filosofía ha de conducirnos a la felicidad y el saber adquiere
valor en cuanto nos lleva en esa dirección.
Para describir el proceso mediante el cual conocemos, Epicuro sostenía que de las cosas emanan efluvios que
ingresan a nosotros a través de los sentidos. Los conceptos son sólo asociaciones del contenido común de
múltiples representaciones y no pueden hacernos conocer nada más allá de ellas (sensismo y materialismo).
Según Epicuro, la Naturaleza no está regida por la necesidad sino por el azar (entendido como ausencia de
causalidad). Con ello buscaba evitar el concepto estoico de "destino" que encontraba tanta y tan fuertes raíces
en el "fatalismo" de la cultura griega para salvar la libertad del hombre. Epicuro era un hedonista y el
hedonismo carece de sentido en un mundo regido por la necesidad.
Como la Filosofía debe estar al servicio de una vida feliz, Epicuro atacaba los mitos religiosos, en especial los
referidos a los castigos que los dioses propinan a los hombres luego de esta vida. Esas ideas no hacían sino
amargar la vida de los hombres. Sostenía que en la Naturaleza no hay ninguna necesidad de intervención de
los dioses. Epicuro no profesaba el ateísmo, no sostiene que los dioses no existen, pero dice que, siendo éstos
tan perfectos, no pueden tener ni noticia de nuestra existencia: el sólo contemplar nuestra condición
imperfecta iría en detrimento de ellos. Por eso sostenía que los dioses viven una vida de plena felicidad en
unos interespacios cósmicos sin relación alguna con los hombres. Con esta afirmación anulaba toda la religión
griega, en la que la característica principal de los dioses no era su relación con la Naturaleza sino con los
hombres.
El fin de la vida es lograr el placer y evitar el dolor. El placer es el principio y el fin de la vida feliz. Lo
moralmente bueno es buscar el placer. Llamamos bueno a lo que nos gratifica, nos da placer. La salud del
cuerpo y la imperturbabilidad del alma es el fin de una vida feliz. De todos modos, la palabra "placer" no debe
confundirnos. Epicuro no promovía una vida de desenfreno, de búsqueda irracional del placer. Por el
contrario, propone buscar la ataraxia (ausencia de dolor y paz del alma), el reposo. Enseñaba que los bienes
del espíritu son superiores a los del cuerpo y hacía notar que se debía usar la razón y el cálculo para ver qué
placer es conveniente y cuál termina acarreando con el tiempo un dolor más grande que el placer momentáneo
que produce. Principio de toda vida dichosa y, por ello, el sumo bien es la prudencia; es superior a la misma
Filosofía; de ella se desprenden las demás virtudes, pues sin prudencia, sin moralidad y sin justicia, no es
posible vivir dichoso, como viceversa, sin placer tampoco se puede vivir racional, moral y justamente.
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La Escuela Estoica nació en Atenas hacia el año 300 a.C. Su nombre lo debe al lugar en el que sus miembros
se reunían: la puerta o pórtico (stoa) de columnas decoradas por Polignoto. Su fundador, Zenón de Citio, fue
discípulo del cínicoCrates, el megárico Estilpón y el académico Jenócrates, siendo el cinismo quien ejerció
sobre ella la mayor influencia.
Fue Cleantes de Assos quien sucedió a Zenón al frente de la escuela a la muerte de éste. (Algunas fuentes
sostienen que Zenón se suicidó en el año 262 a.C.). Cleantes murió a causa de un ayuno voluntario (233)
El estoicismo fue, además de una escuela, un modo de vivir y de concebir el mundo que proyectó su
influencia sobre la cultura griega, la romana y, a través del tiempo, sobre todo el pensamiento occidental.
La grandeza de la escuela, tanto por la cantidad, calidad y variedad de sus representantes, así como por su
prolongada presencia a lo largo de los siglos, llevó a los investigadores a dividirla en tres:
• Estoa Antigua (siglos III y II a.C.): Zenón de Citio, Aristón de Quíos, Cleantes de Assos y Crisipo de
Soles;
• Estoa Media (siglos II y I a.C.): Panecio y Posidonio; y
• Estoa Nueva o "estoicismo romano" (siglos I, II y III después de Cristo): Séneca, Epicteto, Marco Aurelio.
Esta misma diversidad relativiza el valor de una presentación general de las teorías de la escuela, ya que las
mismas tuvieron matices muy diversos según las épocas y los autores. De todos modos, a continuación se
señalan algunos de los rasgos comunes.
Los estoicos sostenían que en toda proposición pueden distinguirse tres elementos: la palabra o significante,
la cosa significada y el significado. Las palabras y las cosas son materiales, el significado, por el contrario, es
inmaterial y actúa como nexo de unión entre los otros dos elementos. La verdad y la falsedad sólo pueden
atribuirse al significado. Las diversas posibilidades de conexión entre proposiciones constituyen las
condiciones formales de la verdad lógica.
En el campo de la Lógica merecen destacarse los aportes de la escuela al Cálculo Proposicional. Mientras la
lógica aristotélica hace hincapié en los términos, la lógica estoica pone el acento en las proposiciones. En
cuanto a la Teoría del Conocimiento, afirmaban que el alma es una "tabla rasa" que no cuenta con ningún
conocimiento a priori, y que en ella se imprimen las representaciones, copias o imágenes de las cosas
sensibles a través de la "representación cataléptica" (comprensión conceptual de la sensación). La mente
forma la representación a partir de las señales que recibe de la sensación. La impresión puede o no ser
aceptada por el sujeto, con lo que la voluntad que juega un papel importante en la antropología estoica tiene
aquí también un lugar de relevancia.
En Física son materialistas. El ser es extensión y energía. Todos los cuerpos (el alma incluida) se componen
de dos co−principios: uno pasivo, la materia, y otro activo, fuego, razón o pneuma. El pneuma es corpóreo
aunque no material. Lo único incorpóreo es el vacío que rodea al Universo, el espacio, el tiempo y los
significados. Todo está penetrado por el pneuma (los estoicos niegan la impenetrabilidad de los cuerpos),
aunque en diverso grado. En los seres inorgánicos el pneuma simplemente está: en los vegetales genera el
crecimiento; en los animales actúa como alma; y en el hombre se presenta como razón. Y así como puede
afirmarse, por un lado, que todo es materia, también puede decirse que todo es "fuerza vital". Este fuego que
todo lo penetra es la razón divina que contiene dentro de sí, en forma seminal, las ideas de todo lo que ha de
acontecer ("razones seminales"). El continuo cambio que genera el pneuma se desarrolla en ciclos idénticos
que se repiten eternamente ("eterno retorno") incluso en los detalles. Cada ciclo culmina en una gran
conflagración universal. Todo vuelve al primitivo fuego, luego de lo cual comienza un nuevo ciclo. El proceso
en su conjunto está regido por el destino. El pneuma, alma o razón del mundo (providencia) no es un ser
personal y libre sino el orden inmanente que rige la materia.
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La ética estoica se halla en relación directa con su física determinista. En un universo regido por la razón, al
sabio sólo le cabe aceptar su destino. Sucede lo que debe suceder, según el destino y la providencia. Todo es
racional y justo. El ideal de los estoicos es "vivir de acuerdo con la Naturaleza". Para alcanzarlo uno debe
superar la intranquilidad que generan las pasiones, con su pretensión de que las cosas sean de un modo
diferente al determinado por la providencia. Las pasiones se dominan mediante la apatía. Quien logra
dominarlas alcanza la tranquilidad de ánimo. Quien acepta el destino y supera las pasiones alcanza la virtud.
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