CULTURA Con frecuencia se piensa que la cultura es privativa del hombre culto o cultivado, cuando, de hecho, no hay ser humano que no posea una cultura y no sea culto (humano y culto son términos que se recubren). Dado que cultura y sociedad son términos correlativos, podemos decir que: “La cultura es un sistema de comportamiento que comparten los miembros de una sociedad. Y una sociedad es un grupo de personas que participa de una cultura común”. (Horton-Hunt). Podemos agregar que: “La cultura consiste en modelos o patrones explícitos e implícitos, de y para el comportamiento –adquiridos y transmitidos mediante símbolos-, que constituyen la obra exclusiva de los grupos humanos e incluyen los objetivos materiales. El núcleo esencial de la cultura está constituido por ideas tradicionales (es decir, transmitidas y seleccionadas históricamente) y, especialmente, por los valores ligados a ellas. Los sistemas culturales pueden considerarse, por un lado, producto de la acción, y, por otro lado, elementos condicionadotes de la acción subsiguiente”. CONTENIDO DE LA CULTURA a) Las instituciones. Como resultado del proceso de institucionalización, las instituciones sociales son pautas, modelos o patrones (pattern, en inglés) de comportamiento que tienen carácter normativo dentro de una sociedad. Se suele distinguir aquí entre folkways y mores, términos que significan lo mismo: costumbres, pero que en sociología significan cosas distintas. Los folkways son costumbres en el sentido habitual de la palabra, y definen el modo de ser y vivir de una sociedad, pero no son obligatorios. Por ejemplo, los chilenos somos más formales y fríos en el trato que los centroamericanos o la gente del sur tiene hábitos alimentarios diferentes a los del centro o norte del país, etc. Pero, los mores sí son obligatorios, y llevan consigo la posibilidad de fuertes sanciones si no se respetan. Por ejemplo, cuando uno piensa: “si sabe mi papá o mi mamá, me mata”, se refiere a normas de este tipo. Cuando los mores están sancionados jurídicamente se convierten en leyes. Sin embargo, éstas también pueden carecer de fuerza impositiva si van contra los folkways o mores. Todavía habría que incluir otras instituciones: modas, estilos, ritos simbólicos, ceremonias, etc. b) Las ideas. Aquí hay que añadir, los conocimientos y creencias. Los conocimientos suelen estar distribuidos socialmente (en las sociedades avanzadas) entre diversos especialistas en cada materia; por ejemplo, médico, abogado, ingeniero, etc. Las creencias están difundidas ampliamente y tiene escasa objetividad: no son verdaderas ni falsas y pueden estar formuladas de múltiples formas: sentencias, refranes, mitos y leyendas. Su validez dependerá de la cultura a la que pertenezcan. Entre las ideas hay que contar también los valores: cada cultura determina qué debe ser considerado como bueno y bello, por lo cual fija lo que todos deben apreciar y desear. Por ejemplo, si hacemos un recorrido por un museo o por la historia de la música, podemos ver cómo han ido evolucionando los cánones de belleza. 1 c) Los materiales, es decir, las cosas u objetos que pertenecen a una cultura. Es lo que se llama a veces cultura material, para diferenciarla de la cultura inmaterial (instituciones e ideas). Ambas están estrechamente unidas: cada cultura produce los objetos que corresponden a sus ideas e instituciones. Los objetos culturales casi siempre tienen un valor simbólico que sólo puede ser entendido al interior de la cultura que los ha producido. Por ejemplo, ruinas arqueológicas, pinturas, esculturas, etc. d) Las técnicas, o tecnología, en conjunto dan lugar a las industrias y los oficios. Cada cultura cuenta con numerosas técnicas para el cuidado del cuerpo (parto, juegos, descanso, comidas, etc.), Para la adquisición de productos (caza y pesca, agricultura, minería, etc.), para la producción de objetos e instrumentos, transporte, construcción, comercio, etc. Todos los elementos culturales pueden dividirse en rasgos y complejos culturales. Un rasgo es la más pequeña de las unidades culturales; por ejemplo, un pañuelo (rasgo de la cultura material) o una inclinación del cuerpo (rasgo de la cultura inmaterial). Un conjunto de rasgos estructurados en un sistema unitario dan lugar a un complejo cultural; por ejemplo, la danza del pañuelo tiene un alto sentido simbólico y se encuentra en numerosas culturas, pero nunca idénticamente. También se puede hablar de universales, alternativas o especialidades, según que un rasgo (o complejo) cultural sea común, de carácter electivo o pertenezca únicamente a un grupo social. En Chile, la monogamia es un universal en la institución matrimonial; en cambio, en el campo religioso o político poseemos diversas alternativas. Algunos comportamientos son considerados como especialidades de la juventud o de determinados grupos profesionales. Cuando un grupo manifiesta un elevado número de rasgos y complejos culturales especiales (especialidades), entonces, se puede hablar de una subcultura. LA CONSTRUCCIÓN DE LA CULTURA Si nos preguntamos de dónde ha surgido la cultura, debemos respondernos necesariamente, que no procede de la naturaleza biológica del hombre, sino que es un producto humano. El ser humano comparado con el animal posee muy pocos instintos que puedan determinar su comportamiento frente al medio ambiente y en su relación con los demás, por esto, ha tenido que inventar casi todo. Así, poco a poco, fue acumulando experiencias valiosas, producto de múltiples tentativas, éxitos y fracasos. Estas experiencias no se quedaron en el interior de los hombres que las realizaron sino que se vieron sometidas a un proceso de externalización y objetivación, y así se fueron sedimentando mediante la tradición. De tal forma, las experiencias objetivadas pasan por un proceso de institucionalización, quedando fijadas definitivamente mediante un sistema de pautas (normas, leyes, ritos) y sanciones. El buen funcionamiento de una sociedad requiere que las instituciones sean respetadas y mantenidas gracias a su legitimación, la que se consigue mediante la creación de un vocabulario especial; como en el caso de la estructura de parentesco, si existe una palabra, se legitima su relación o con frases breves y refranes. Por ejemplo, “A quien madruga, Dios le ayuda”. Pero la mejor legitimación consiste en la creación de universos simbólicos, éstos justifican todo el sistema social: son las mitologías primitivas o actuales y las ideologías. 2 LA SOCIEDAD Un grupo de personas que poseen una cultura en común constituye una sociedad. En las sociedades modernas existe un complicadísimo entramado ya que existen muchas diferencias al respecto, ya que el individuo posee una extensa gama de posibilidades de las cuales sólo algunas pocas podrá realizar. Los sociólogos organizan y estudian este proceso mediante tres términos claves: posiciones, papeles (o roles) y status. “El mundo es un escenario, / y todos los hombres y mujeres no son sino actores./ Tienen sus entradas y salidas;/y durante su vida, el hombre representa muchos papeles,/ siendo sus actos siete edades. Primero la infancia,/ lloriqueando y encogiéndose en los brazos de la nodriza./ Luego el escolar quejumbroso, con su cartapacio/ y su reluciente cara matinal, arrastrándose/ sin querer ir a la escuela. Y luego el amante,/ suspirando como un horno, con una triste balada/ compuesta a las cejas de su amada. Luego el soldado…” (Shakespeare, Como gustéis, II, 7.) Posiciones. Todos ocupamos varias posiciones sociales, y su conjunto permite definir quiénes somos. Si aparece un desconocido en una reunión, alguien podrá preguntar: “¿Quién es?”, Es mi vecino”; “¿Qué más?”, “Es médico, padre de dos niñas, presidente de la junta de vecinos, socio de la Universidad de Chile, aficionado al cine, etc.” Todos estos datos bastarán para poder situarlo dentro de nuestra sociedad y dejando de ser un desconocido. La posición social supone un sistema de relaciones, nos ubicamos en un lugar respecto de una posición. Por ejemplo: al ser estudiantes nos ubicamos en una posición respecto de los profesores, compañeros, padres, director, etc. Por otra parte, algunas posiciones son simplemente adscritas, es decir, adjudicadas o asumidas sin esfuerzo alguno, como ser hombre o mujer, niño, joven o anciano; y otras, adquiridas mediante la elección y el esfuerzo y en muchos casos, en competencia con otros, como ser el mejor promedio o el mejor alumno en matemáticas. En épocas de crisis, las posibilidades reales disminuyen. Roles. En todas las culturas, las posiciones sociales están fuertemente institucionalizadas, al menos las más significativas, mediante la asignación de papeles o roles. Varían según los segmentos de posición y, por supuesto, según las culturas. Por ejemplo, ¿Cómo esperan que se comporte un alumno sus profesores, sus padres y sus compañeros?, ¿Qué se esperaba de una mujer hace treinta años y qué se espera hoy en día? Dentro de este concepto, está implícita la idea o el concepto que nos indica a qué atenernos frente a las personas, se esperan comportamientos estereotipados; por ejemplo, todo el mundo sabe en qué consiste ser un buen profesor o un buen alumno (del mismo modo como en los western está claro cómo debe representar su papel, el bueno, el malo, la chica, el camarero o el sheriff) y de no cumplir su rol, se verá marginado y sancionado. Las sanciones permiten establecer el grado de obligatoriedad de las expectativas de comportamientos; es decir, cuáles son las conductas que se asignan a un rol determinado que son consideradas absolutamente obligatorias y cuáles son facultativas hasta cierto punto. Según este criterio, se pueden distinguir tres tipos de expectativas de comportamiento: obligadas, debidas y posibles. Status. El prestigio y el rango dentro de la jerarquía social constituyen el status. A cada posición social le corresponde un status determinado, que se suele manifestar mediante signos inequívocos: prestigio, aprecio, consideración retribución, nivel de vida, poder político y social… Sin embargo, el status correspondiente a cada posición social puede variar según las culturas y las épocas. 3 CONFLICTOS Y PROBLEMAS El hecho que todo el mundo ocupe varias posiciones sociales y, por ende, tenga que representar diversos roles lleva a numerosos conflictos. Cuando diversos grupos de personas (o “segmentos de posición”) tienen expectativas distintas respecto al actor de un único rol surge el conflicto intrarrólico. Seguramente, por ejemplo, los padres, profesores y compañeros no esperan exactamente lo mismo de un estudiante de secundaria o universidad: ¿a quiénes intentará complacer? Pero los conflictos pueden surgir también entre los diversos roles de un mismo individuo: se trata de un conflicto interrólico. Es el caso, por ejemplo, de una mujer casada y con hijos que tiene un trabajo que le exige viajar mucho; o un juez que se afilia a un partido político… A veces, estos conflictos pueden ser solucionados o atenuados, pero en otras ocasiones resultará casi imposible. En la sociedad actual, algunos roles están poco definidos o se encuentran en una situación de evolución permanente. El rol “mujer” es un caso típico o el del “adolescente”, al que a veces se le exige la responsabilidad de un adulto, y otras veces se les trata como a niños. También surgen problemas cuando las personas cambian de posición y rol (situación normal que aparece ligada a la edad, cambio de trabajo, estado civil, etc.); cuando se intenta obtener un status superior al que corresponde, cuando se siente insegura o fracasada, cuando un rol la absorbe excesivamente, etc. Sin embargo, se nos plantea un serio problema y es: si los roles están ya predeterminados en la sociedad, ¿qué margen de libertad nos queda? Pese a la presión que los roles nos imprimen, los sociólogos señalan que siempre manejamos ciertos márgenes de elección y cada individuo lo enriquece con su sello personal. En cualquier caso, la institucionalización de los roles ttiene muchas ventajas, por cuanto guía nuestras conductas, y sabemos a qué atenernos respecto de nosotros mismos, frente a los demás y a las responsabilidades sociales que debemos cumplir. En efecto, cuando entramos en una tienda, visitamos al médico, asistimos a clases, viajamos en autobús, sabemos con bastante exactitud cómo se van a comportar los demás y cómo debemos actuar nosotros mismos. Ello nos da seguridad y tranquilidad, pero también nos da derecho a reclamar cuando los otros no se comportan de acuerdo con el rol que están interpretando. LA PERSONALIDAD EN EL CONTEXTO SOCIO-CULTURAL Las experiencias comunes de una comunidad – externalizadas e institucionalizadas – constituyen la cultura: la comunidad misma, en cuanto posee cultura, constituye una sociedad (estructurada de tal manera que la totalidad de la cultura se encuentra distribuida entre los individuos según sus posiciones y roles sociales). Sumando a estos componentes la creación humana, le permiten al individuo que nace en ella constituirse en persona, alcanzar una personalidad social. El proceso por el cual el individuo absorbe la cultura, se integra a la sociedad y conquista su propia personalidad recibe el nombre de socialización. Término que no debe ser confundido con la sociabilidad (inclinación del ser humano de asociarse con otros). La socialización supone la internalización o interiorización de los contenidos culturales de la sociedad en que se nace y se vive. Supone los contenidos culturales de la sociedad en que se nace y se vive. Supone la adaptación a la sociedad y la cultura. Adaptación que se realiza en tres niveles: Nivel biológico y psicomotor. Necesidades fisiológicas, los gustos, los gestos y las actitudes corporales están acomodadas a las pautas de la propia cultura. 4 Nivel afectivo. La expresión de nuestros sentimientos se encuentra socializada, y algunos sentimientos son reprimidos o negados mientras que otros se ven favorecidos y estimulados. Nivel de pensamiento. Se asimilan las categorías mentales, imágenes, valores, estereotipos, prejuicios… de la cultura en que se nace. Esta asimilación permite que se desarrollen y la inteligencia y la imaginación para nuevas adquisiciones o para que brote el sentido crítico. En realidad la socialización es un proceso ue dura toda la vida. Sin embargo, la socialización fundamental se realiza durante la niñez mediante el aprendizaje (imitación), interiorización (roles de otros con los que se identifica) y el juego. El resto de la vida el sujeto permanece socializando e incluyendo todo tipo d aprendizajes formales (escuela, universidad, etc.) e informales (grupos de amigos, trabajo, etc.) En sociología y psicología social, la personalidad suele describirse a partir de tres conceptos distintos pero mutuamente integrados: 1. En MI (me). Es el conjunto de actitudes sociales internalizados, en gran parte consientes, que son reflejo de las actitudes de la comunidad; por tanto, el Mi tiene un origen social y permite la integración del individuo en la sociedad. Mis ideas, mis creencias, mis obligaciones como estudiante, hijo, etc. 2. El YO (ego). Es lo que el sujeto considera como más propio y característico de su personalidad, una región de interioridad desde la que el individuo puede separarse de su MI y contemplarlo con cierta objetividad. El YO puede ser considerado como un yo – sujeto, mientras que el MI es el yo – objeto. El surge tardíamente en el niño, a partir de su relación con los demás. 3. El SI MISMO (self). Es la concepción e imagen que el individuo tiene de sí. El reflejo de lo que los demás juzgan y opinan sobre uno mismo. Tiene gran importancia en la institución del YO, ya que la opinión que uno tiene sobre si mismo es el reflejo de la opinión que los demás tienen sobre nosotros. Es un “si mismo espejo”, que se forma a partir de: Cómo imaginamos que aparecemos y nos ven los otros. Cómo imaginamos que nos juzgan los otros. Cómo nos sentimos, en consecuencia. Si alguien es amado, pensará que es digno de amor y sentirá reforzado en su personalidad; si es despreciado y burlado, se sentirá ridículo y se retraerá del trato social. Las impresiones sobre si mismo son muy importantes en la infancia, ya que el niño es muy influenciable; a diferencia de los adultos, que escogen con quienes se relacionan y cuestionan las opiniones de los demás. 5 EL PENSAMIENTO SOCIAL Para hablar del pensamiento social, necesariamente, debemos remitirnos a la Psicología Social. Es esta ciencia la que nos explica la potencia de las presiones situacionales, de la variabilidad de nuestra conducta de un momento a otro y de un lugar a otro. La investigación sistemática de laboratorio y de campo permite comprender mejor la complejidad de las acciones humanas que la introspección y la observación casual. Sin embargo, existen ciertos elementos críticos de las investigaciones en Psicología Social, como los prejuicios del experimentador, las características de la demanda o el uso del engaño. La teoría cognitiva estudia la forma en que las personas perciben, representan y recuerdan sus experiencias. La exploración de la mente humana ha puesto de manifiesto su enorme complejidad y capacidad, muy superior a la de los más potentes ordenadores cuando se trata de reconocer patrones, emplear el lenguaje natural y procesar información. La mente descubre atajos o utiliza trucos para responder con facilidad y velocidad, además, sus respuestas dejan de ser adaptativas. La capacidad de la mente humana para elaborar y sostener creencias falsas acerca de nosotros mismos y del mundo social, así como para fabricar experiencias ilusorias (sueños, alucinaciones, delirios), es enorme. Estudiar la cognición social supone analizar la capacidad de la mente para procesar la información acerca de los demás. Pasamos gran parte de nuestra vida pensando en otras personas, tratando de obtener información acerca de ellas, pues los juicios y conclusiones que obtengamos pueden ser decisivos en nuestras vidas. ¿Somos eficientes al procesar la información social? Por una parte, somos hábiles para clasificar, combinar y recordar una gran cantidad de información acerca de otras personas. Pero, debemos reconocer que nuestro pensamiento social está sometido a numerosos errores derivados de creencias falsas. La mayor parte de esos errores son productos secundarios de las estrategias, tan útiles para pensar con rapidez. Esos trucos o atajos mentales, que nos permiten extraer el máximo de valor de la información, se denominan “heurísticos”. Según los psicólogos sociales existen ciertas leyes sobre cómo pensamos acerca de otras personas: Nuestras preconcepciones controlan nuestras interpretaciones y recuerdos. Las ideas preconcebidas dirigen nuestra forma de percibir, interpretar y recordar la información. Lo mismo sucede con la percepción social. Así, los simpatizantes de los partidos políticos casi siempre perciben a los medios de comunicación como hostiles a su posición y los seguidores de un equipo de fútbol perciben a los árbitros como favorables hacia el equipo contrario. Nuestros recuerdos también están controlados por nuestras creencias, ya que los adaptamos a nuestro conocimiento actual, y con ello reconstruimos nuestras experiencias sociales. Efecto del falso consenso: creemos que los demás piensan como nosotros. Los estudiantes, por ejemplo, tienden a sobreestimar la proporción de compañeros que concuerdan con sus actitudes frente a las drogas, el aborto, la política, los colores o la marca de los jeans. En cambio, cuando se trata de atributos muy deseables, las personas tienden a concebirse como únicas, mejores de lo que realmente son. Así, nos percibimos como más felices, más inteligentes, mejores que la gente que nos rodea. En general, prestamos atención a la información social negativa. Si un conocido nos comenta siete aspectos positivos de una persona y uno negativo, nos concentramos y tendemos a recordar este último. Si alguien nos sonríe diez veces durante una conversación, pero nos frunce el ceño una sola vez, probablemente recordemos su actitud negativa 6 LA ATRIBUCION SOCIAL Cuando nos relacionamos con otras personas examinamos continuamente su conducta y tratamos de averiguar por qué hacen lo que hacen. Conocer las causas de su comportamiento es muy importante para nosotros porque influirá en nuestras actitudes respecto a esas personas. La atribución es el estudio de los procesos por los que tratamos de conocer las causas del comportamiento de los demás. Supongamos que alguien nos empuja. Nuestra respuesta será diferente si atribuimos el empujón a su deseo de causarnos daño o a la mala suerte de un tropiezo. En el primer caso, atribuimos la causa a factores internos de la personalidad del otro; en el segundo, consideramos que la causa es una circunstancia particular externa. Según la teoría de la atribución de Heider (1958), tendemos a explicar el comportamiento de las personas por causas internas (disposiciones: motivos, actividades), o por causas externas (situación personal). ¿Cómo establecemos las causas del comportamiento ajeno? Contando con la información obtenida del examen de tres atributos: distintividad, consenso y consistencia. (Kelley, 1967). La distintividad. Es el grado en que una persona reacciona de la misma manera en situaciones diferentes. Esa persona que empuja, ¿lo hace sólo mientras juega basketball o también para abrirse paso entre la gente mientras espera en la cola de la taquilla del cine? El consenso. Es el grado en que la conducta de una persona es común a otras. Esa persona de la que hablamos, ¿es la única que muestra ese comportamiento avasallador o empujar es el comportamiento común entre sus compañeros? La consistencia. Es el grado en que una persona actúa de la misma manera en el transcurso del tiempo. La atribución no siempre es un proceso racional, sino que es vulnerable a ciertos tipos de sesgos, tendencias que pueden inducirnos a cometer errores en relación con las causas de la conducta de los demás. El error fundamental de la atribución consiste en la tendencia a sobreestimar los factores disposicionales, como los rasgos de la personalidad, y a subestimar los situacionales, como las circunstancias concretas. Otro error importante es el sesgo de servicio, es decir, la tendencia a atribuir los resultados positivos a nuestros propios rasgos personales y los negativos a las circunstancias que escapan a nuestro control. Esta tendencia parece estar relacionada con el deseo de preservar nuestra autoestima o el deseo de quedar bien ante los demás. LAS ACTITUDES Las actividades son las predisposiciones a responder, de una determinada manera a las reacciones favorables o desfavorables hacia algo (grupos, situaciones) o hacia alguien. Las actitudes tienen tres componentes: cognitivo, afectivo y conductual. El componente cognitivo consta del conjunto de informaciones que el sujeto conoce acerca del objeto de su actitud. El componente afectivo consta de los sentimientos que produce dicho objeto. El componente conductual incluye las tendencias, disposiciones e intenciones hacia el objeto. 7 Los tres componentes coinciden en un punto: todos ellos son evaluaciones del objeto de la actitud. Así, las creencias pueden ser favorables o desfavorables; los sentimientos, positivos o negativos, y el comportamiento, de apoyo u hostil. Las actitudes no son innatas, sino que se forman a lo largo de la vida. Se mantienen estables en el tiempo y, por tanto, son relativamente resistentes al cambio. Tienen un carácter selectivo sobre la conducta, ya que por ellas se pueden esperar ciertas opciones de comportamiento. Tampoco son observables directamente, de modo que han de ser inferidas a partir de la conducta verbal y no verbal del sujeto. Wicker (1969) mostró que aquello que la gente dice sobre sus propias actitudes solamente coincide con lo que hace en un 10% de los casos. Una de las razones es que a menudo desconocemos nuestras actitudes respecto a un objeto hasta que nos vemos obligados a actuar. Incluso, nuestra conducta determina nuestras actitudes. Tratamos de presentarnos ante los demás según cierta imagen que queremos dar, y con frecuencia decimos lo que creemos que los otros quieren oír, hasta que acabamos creyéndolo nosotros mismos. ESTEREOTIPOS, PREJUICIOS Y DISCRIMINACION Cuando el componente cognitivo de las actitudes es bastante simple y rígido, y se asocia con individuos o grupos sociales, se denomina estereotipo. Estos, a menudo cumplen una función adaptativa, ordenando y simplificando la información que necesita el sujeto para actuar con rapidez. Pero, otras veces, pueden ser destructivos si se olvida que contiene información limitada e inadecuada para referirse a todos los individuos de una población. Los estereotipos están relacionados con los prejuicios, como los componentes cognitivo y afectivo de una misma actitud. Los prejuicios son sentimientos negativos o positivos fundados en creencias estereotipadas. Por ejemplo, si nuestra información es escasa respecto de algún tema, es probable que hagamos generalizaciones prejuiciosas y algo semejante ocurre en el caso contrario, exceso de información puede ser el vehículo del prejuicio. En un estudio analítico sobre doscientos cuentos publicados por revistas norteamericanas se mostró cómo se presentaban en situación desventajosa a los miembros de grupos minoritarios o étnicos, siendo las descripciones por lo regular en términos estereotipadas: el italiano, era frecuentemente un maleante; el judío, furtivo y astuto; el negro, un ignorante divertido. Gran parte de nuestros prejuicios los hemos aprendido en la vida social, especialmente en el proceso de socialización. El individuo buscando la satisfacción de sus necesidades, se inclina hacia actitudes basadas en intereses personales más que en la experiencia. El prejuicio es como una muralla con la que pretendemos defendernos de la ansiedad y la frustración. Con frecuencia los prejuicios están vinculados a un comportamiento hostil o favorable hacia una persona o un conjunto de personas, en razón de su pertenencia a un grupo y no por méritos propios. Este comportamiento se denomina discriminación. 8 Ejemplo: Los componentes de las actitudes racistas. COMPONENTES DE Cognitivo Afectivo Conductual LA ACTITUD Creencias sobre un grupo Sentimientos hacia el grupo Comportamiento con el grupo Ejemplo del Racismo Estereotipo racial Prejuicio racial Discriminación racial EL CAMBIO DE LAS ACTITUDES: LA PERSUASION Las actitudes influyen en la conducta social, por eso quienes desean influir en la conducta intentan cambiar las actitudes. Los padres intentan influir en sus hijos, los profesores en sus alumnos, los partidos políticos en los ciudadanos, las empresas en los consumidores, etc. La educación, la propaganda y la publicidad son algunas de las formas más frecuentes de persuasión. ¿Qué factores influyen para que cambiemos de actitud? Según los investigadores R. Petty y J. Cacioppo (1986) sugieren que hay dos vías para favorecer el cambio de actitudes. Una vía es de naturaleza cognitiva y la otra, es afectiva. La vía cognitiva, es más apropiada para personas motivadas y centradas en los argumentos, llamada ruta central de la persuasión. Los anuncios de ordenadores, por ejemplo, destacan las características del modelo y los precios más competitivos, apelando a los conocimientos de sus clientes y la capacidad de analizar las ventajas del producto ofrecido. El cambio de actitud por esta vía, tiene muchas posibilidades de persistir durante el tiempo. La vía afectiva, es llamada también la ruta periférica de la persuasión. Es muy utilizada en temas en los que se apela a los sentimientos de las personas más que requerir su análisis. Por ejemplo, avisos publicitarios de belleza, placer, humor, etc. El cambio de actitud por esta vía, a menudo, es temporal. Los psicólogos sociales han descubierto que las personas educadas, analíticas o muy interesadas, son más sensibles a argumentos razonados. En cambio, las personas poco interesadas en su entorno son más afectadas por mensajes que suscitan emociones, sean éstas agradables o desagradables. (Los mensajes que producen temor suelen ser muy efectivos). HABILIDADES SOCIALES La asertividad ¿Por qué hay personas con miedo a hablar en público? ¿Cómo se pueden hacer nuevos amigos? ¿Por qué hay personas a quienes nadie levanta la voz y otras son humilladas y despreciadas? Sabemos que el ser humano es social. Comunicarnos e interactuar con los demás es una de nuestras actividades cotidianas. Sin embargo existen grandes diferencias entre las habilidades de unas personas y otras. Así, algunos médicos y profesores saben mucho acerca de sus respectivas profesiones, pero interactúan y se comunican mal con sus pacientes y estudiantes por faltas de habilidades sociales. Las habilidades sociales son las conductas o destrezas específicas que ejecutamos en nuestras relaciones interpersonales, por ejemplo, cuando hacemos nuevas amistades o nos negamos a una petición. Según V. Caballo, las habilidades sociales tienen las siguientes características: 9 Nadie nace sabiendo relacionarse con los demás; las habilidades sociales requieren aprendizaje, ya sea instrucción al o por experiencia directa. Las habilidades sociales contienen componentes motores observables (la conducta gestual), emocionales y afectivos (ansiedad o alegría) y cognitivos (percepción social, auto lenguaje). Las habilidades sociales son una característica de la conducta, no de las personas; son estilos de respuestas específicas a situaciones concretas. La competencia social de una persona varía a través de las situaciones. Las relaciones interpersonales son importantes para el desarrollo y funcionamiento psicológico de cada individuo. Para desarrollar nuestras relaciones es necesario mejorar nuestras conductas y tener pensamientos asertivos, muy diferentes de las tradicionales conductas pasivas y agresivas. ¿Qué diferencias hay entre ambas? La conducta pasiva es propia de personas que no expresan sus pensamiento y sentimientos, y si lo hacen es con falta de confianza o de forma autoderrotista. También sus conductas no verbales son acordes de su falta de asertividad: evitación de la mirada, postura corporal tensa o nerviosismo. La persona pasiva tiene dificultades en el manejo de sus problemas personales por que los demás no le respetan, evita tener contactos con otras personas por temor a los conflictos, y a menudo, se siente incomprendida o manipulada. Esto puede llevarle a tener una visión negativa de si misma, baja autoestima y sentimiento de inferioridad o culpa por no saber defender sus derechos. La conducta agresiva implica la defensa de los derechos, pensamientos o sentimientos personales sin tener en cuenta a los demás. La conducta agresiva puede ser directa, con insultos y amenazas, o indirecta, mediante murmuraciones maliciosas acerca de otras personas. Las personas agresivas son temidas por los demás por que tratan de minimizar o dominar a quienes les rodean, quieren conseguir sus deseos a cualquier precio, solo valoran sus pensamientos y consideran entupidos a quienes piensan de manera diferente. La conducta asertiva consiste en expresar las necesidades, derechos u opiniones sin avasallar o violar los derechos de otros. Una persona asertiva manifiesta sus pensamientos o sentimientos en cada momento y su conducta no verbal, la mirada o la expresión facial, se corresponde con su expresión verbal. Las personas asertivas tienen como objetivo una comunicación clara y directa con los demás, sabe decir “no” o expresar críticas de manera adecuadas y a su debido tiempo. El comportamiento asertivo es respetado por los demás, no evita los conflictos interpersonales y los afronta dependiendo su postura, pero sin avasallar o humillar a los demás. Llegar a ser asertivo es un proceso de aprendizaje permanente. Conducta no Verbal Pasivo Demasiado poco, demasiado tarde. Demasiado poco, nunca. Ojos que miran hacia abajo; voz baja; vacilaciones; gestos desvalidos; navegando importancia a la situación; postura hundida; puede evitar totalmente la situación; se retuerce las manos; tono vacilante o de queja; risitas “falsas”. 10 Asertivo Lo suficiente de las conductas apropiadas en el momento correcto. Contacto ocular directo; nivel de voz convensional; habla fluida; gestos firmes; postura erecta; mensajes en primera persona; honesto/a; verbalizaciones positivas; respuestas directas a la situación; y manos sueltas. Agresivo Demasiado, demasiado pronto. Demasiado, demasiado tarde. Mirada fija; voz alta; hablada fluida/rápida; enfrentamiento; gestos de amenaza; postura intimidatorio; deshonesto/a; mensajes impersonales. Conducta verbal “Quizá”; “Supongo”; “me pregunto si podríamos”; ”te importaría mucho”; “solamente”; “no crees que”; “ehh”; “bueno”; “realmente no es importante”; “no te molestes”. -Conflictos interpersonales -Depresión -Desamparo -Imagen pobre de uno mismo -Se hace daño a si mismo -Pierde oportunidades -Tensión -Se siente sin control y enfadado -Soledad -No se gusta así mismo ni les gusta a los demás. “pienso”; “siento”; “quiero”; “hagamos”; “¿Cómo podemos resolver esto?”; “¿Qué piensas?”; “¿Qué te parece?”. “Harías mejor en”; “has”; “ten cuidado”; “debes estar bromeando”; “si no lo haces…,”; “no sabes”; “deberías”; “mal”. -Resuelve los -Culpa problemas -Frustración -Se siente a gusto con -Imagen pobre de si los demás mismo -Se siente satisfecho -Hace daño a los -Se siente a gusto demás consigo mismo -Pierde -Relajado oportunidades -Se siente con control -Tensión -Crea y fabrica la -Se siente sin control mayoría de las -Soledad oportunidades -No le gustan los -Se gusta así mismo y demás a los demás -Se siente enfadado -Es bueno para si y para los demás -Conflictos interpersonales Tres estilos de respuesta. (Caballo, V: Manual de habilidades sociales. Editorial Siglo XXI.1993, Pág.227) Efectos Tipos de comportamiento asertivo Existen tres tipos de comportamiento asertivo: Comportamiento asertivo de rechazo: es utilizado cuando existe el deseo de rechazar una petición o una demanda, y cuando otra persona está tratando de bloquear o interferir el logro de una meta. Este comportamiento es más apropiado aún, cuando se rechaza o no permite la interferencia en el logro de tal meta. Ejemplos: - defensa de los derechos - atreverse a decir no - no permitir que se aprovechen de uno Es muy importante el saber discriminar cuando es apropiado utilizar el comportamiento asertivo de rechazo (considerar el contexto y el riesgo social): Por ejemplo: - utilizarlo cuando le piden firmar un cheque en blanco. - no utilizarlo cuando su jefe le pide realizar un trabajo y usted no quiere hacerlo. Comportamiento asertivo de alabanza: es utilizado cuando existen expresiones de sentimientos positivos tales como la alabanza, el aprecio y el agrado, lo que puede facilitar las relaciones interpersonales positivas. En el entrenamiento de este tipo de asertividad es fundamental el desarrollo de habilidades de comunicación tanto verbal como no verbal (por ejemplo, contacto visual, afecto, fluidez verbal, tono de voz, etc.). Se deben utilizar afirmaciones de aprobación y alabanza, de sentimientos positivos que resultan de la observación del comportamiento de otros. 11 Comportamiento asertivo de petición: es utilizado cuando se hace una petición a otro con el objeto de facilitar el satisfacer una necesidad o el logro de una meta. Este comportamiento asertivo puede ocurrir en conjunto con el comportamiento de rechazo en situaciones en que el sujeto asertivo rechaza una petición no racional y le solicita al otro un cambio de su comportamiento. La petición sirve para aumentar la probabilidad de que el conflicto no vuelva a repetirse en el futuro. Ejemplo: - “no, no te daré eso; por favor no me lo vuelvas a pedir.” Una petición puede existir por sí misma como un medio para lograr un objetivo, como el preguntar a otros por información acerca de una dirección, pedir ayuda frente a algo que no se sabe o no se tiene. Características de la asertividad 1. Se siente libre para manifestarse. Mediante sus palabras y actos parece hacer esta declaración: "este soy yo", "esto es lo que yo siento, pienso y quiero". 2. Puede comunicarse con personas de todos los niveles: amigos, familiares y extraños; y esta comunicación es siempre abierta, directa, franca y adecuada. 3. Tiene una orientación activa en la vida. Va tras lo que quiere, en contraste con la persona pasiva que aguarda a que las cosas sucedan, intenta hacer que sucedan las cosas. Es más proactiva que reactiva. 4. Actúa de un modo que juzga respetable. Al comprender que no siempre puede ganar, acepta sus limitaciones. Sin embargo, intenta siempre con todas sus fuerzas lograr sus objetivos, de modo que ya gane, pierda o empate, conserva su respeto propio y su dignidad. 5. Acepta o rechaza a las personas con tacto. En su mundo emocional acepta o rechaza a las personas con delicadeza, pero con firmeza, establece quiénes van a ser sus amigos y quiénes no. 6. Se manifiesta emocionalmente libre para expresar sus sentimientos. 12