Wintersemester 95/96

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Wintersemester 95/96
Lo que no mata fortalece ...
Tina Modotti en Berlín
En los 42 años que transcurrieron entre su nacimiento, el 16 de agosto de 1896 en Italia, y su
muerte en México, el 6 de enero de 1942, Tina Modotti llevó una vida tan tumultuosa y
apasionada como una novela. Fue revolucionaria, fotógrafa, actriz, costurera, modelo, espía,
enfermera, traductora, periodista. Vivió en Italia, Austria, los EEUU, México, Alemania, la
Unión Soviética, Francia y España. Hablaba con soltura cinco idiomas. Tenía tanto la
reputación de "femme fatale", "comehombres" y terrorista peligrosa como de camarada leal y
mujer dulce y comprensiva. Su personaje se ha convertido en un mito y símbolo de libertad y de
compromiso político. Aparte de su biografía legendaria nos dejó una obra artística que
constituye uno de los fundamentos de la fotografía moderna.
El tema central de esta monografía son los seis meses que Tina Modotti pasó en el
Berlín de la República de Weimar en el año 1930. Elegí este aspecto porque, por un lado, me
fascina perseguir sus huellas en los lugares auténticos y tan familiares para mí, y por otro, su
estancia en Berlín me parece una época importante de transición durante la que abandonó la
fotografía y se instaló en la acción política.
"Lo que no mata fortalece."1 Con esas palabras Tina resumió su situación en Berlín en
una carta a Edward Weston, su amante e íntimo amigo, cuyas memorias son una fuente
inagotable en todo lo que se relaciona con esta mujer extraordinaria. En esta monografía,
examinaré las circunstancias bajo las cuales vino a Berlín, cómo vivía, con qué problemas se
vio confrontada y qué factores la arrastraron a la desesperación después de un tiempo tan breve.
Atención particular dedicaré a las fotos de esa época, que fueron las últimas. Quiero bosquejar
brevemente su desarrollo artístico al que pusieron fin sus experiencias en Berlín, abriendo paso
a su deseo de cooperar más directamente en la lucha por un mundo mejor.
* * * * *
Los antecedentes: La despedida de México
El 10 de enero de 1928, volviendo con Tina al departamento que compartía, fue
asesinado Julio Antonio Mella, un revolucionario cubano, exilado en México y en aquella época
compañero de Tina. Aunque los dos sólo se habían conocido hacía algunos meses, todos sus
amigos de aquellos tiempos notaban la extraordinaria armonía y pasión entre la pareja. Ella
misma, que no solía hablar de su vida privada, llevó consigo hasta su muerte un retrato de Mella
- una foto que había tomado ella y que dio la vuelta al mundo después de aquella muerte
violenta. A pesar del choque que debe haber supuesto la pérdida súbita de la persona querida, se
dio a sí misma y a sus camaradas la divisa: ?No lloremos, luchemos! 2Y eso era imprescindible.
A parte de su dolor personal pronto se vio enfrentada a una campaña de prensa que
utilizó el asesinato - que en realidad había sido cumplido por orden del dictador cubano
Machado - para agitar contra el movimiento comunista. Trataron de presentar el caso como un
asesinato por celos, publicaron fotos desnudas de Tina y Weston para demostrar su vida inmoral
e indicaron la complicidad de Tina en el atentado. Aunque podía contar con el apoyo de sus
amigos, la atmósfera hostil la atormentó, y también perdió muchos de sus clientes fotográficos
1
2
Originalmente: "What does not kill me strengthens me."
(Según Lowe, 1995, pág. 89)
ver Barckhausen - Canale, 1989, pág. 216
que garantizaban su subsistencia. Empezó a perfilarse la despedida de México, donde había
vivido desde 1923 hasta 1930, y la búsqueda de otras alternativas.
Vittorio Vidali cuenta en sus memorias que Tina pidió a Sandino, con quien se encontró
durante su visita a México en el invierno 1930, llevarla a la montaña, pero él no consideraba
aceptable para una mujer europea la vida de los guerrilleros.
También existen documentos que prueban que ya en enero de 1930 Tina solicitó un
pasaporte para viajar a Europa, lo mismo que había hecho su familia en los EEUU. Parece que
hubo un plan de reunir a la familia que, a pesar de vivir dispersa por todo el mundo, siempre
permanecía en correspondencia íntima y cariñosa. Desde la muerte de su padre en 1922, su
madre, sus hermanas Mercedes y Yolanda y su hermano Benvenuto vivían solos en los EEUU,
mientras su hermana Valentina, con su hijo Tullio, permanecieron en Italia.
Además, la revista alemana de México publicó en febrero un artículo sobre Tina
Modotti que decía: "Tina Modotti sehnt sich danach, Deutschland kennenzulernen. (...) Sie fährt
in drei Monaten nach drüben, um sich in Berlin oder München niederzulassen."3 Entonces hay
evidencia de que Tina ya tenía la idea de viajar a Europa antes de que la situación política la
forzara a realizarlo.
El factor decisivo de su expulsión fue el atentado del día 5 de febrero de 1930 en el que
resultó herido el presidente mexicano Ortiz Rubio. Aunque fue cometido por un fanático
religioso, el gobierno reaccionó con una campaña difamatoria contra los comunistas, y muchos
miembros de la comunidad internacional fueron víctimas del artículo 33 a través del cual el
gobierno se quitó de encima a los comunistas exilados. Uno de ellos era Tina Modotti, que fue
detenida el día mismo del atentado y después de una huelga de hambre de 13 días la expulsaron
del país. Tenía 48 horas para hacer las maletas y, llorando, fue en tren a Veracruz de donde salía
el barco a Europa. A la estación sólo la acompañaron dos amigos, Lola y Manuel Alvarez
Bravo, porque la mayoría de sus compañeros ya habían sido encarcelados o se habían pasado a
la clandestinidad.
El viaje duró más de un mes. Durante las escalas, por ejemplo en La Habana y New
Orleans, custodiaron cautelosamente a la "terrorista peligrosa", pero en general parece que los
días entre mar y cielo aliviaron su alma agitada.
Llegó a Rotterdam el 1.de abril de 1930 y apenas logró escapar de un enviado de
Mussolini que tenía orden de llevarla a Italia. Ya desde 1928, cuando Tina llamó la atención en
algunas reuniones de la Liga Antiimperialista, existía un acta sobre ella en los archivos de la
policía secreta de su país natal, y el régimen fascista clamaba su extradición. Afortunadamente
dos abogados de la sección holandesa del Socorro Rojo la esperaron en el puerto con los
documentos necesarios para su tránsito libre a Alemania. Junto con dos camaradas que habían
viajado en el mismo barco -entre ellos Vittorio Vidali- se dirigió a Berlín. Mientras que los otros
dos después de unos días continuaron a Moscú, ella estaba decidida a empezar una nueva vida
en Berlín.
Hubo muchas razones prácticas porqué Tina Modotti eligió Berlín como exilio: sabía
bien el alemán los años de su infancia que había pasado en Austria, su pasaporte italiano le
garantizaba una visa de seis meses por lo menos, ya tenía relaciones profesionales con el editor
de la "Arbeiter-Illustrierte-Zeitung" (AIZ), Willy Münzenberg. Además, el Berlín de los años
veinte disfrutaba de una reputación como capital del arte y progresismo político, que debe haber
atraído a la revolucionaria artística. Allí vivían George Grosz y Käthe Kollwitz, a quienes
admiraba mucho. Allí uno de cada cuatro votantes dio su voto a los comunistas en 1929. Berlín
era el exilio preferido para la gente de todo el mundo. Esa, por lo menos, era la imagen que
tenían los círculos comunistas de latinoamérica de la ciudad, y Tina no podía saber que la
leyenda del "Berlín Rojo" ya había desaparecido cuando ella bajó del tren en Lehrter
3
citado por Barckhausen Canale, pág. 234
Stadtbahnhof el dos de abril de 1930, uno de los pocos días con sol durante una primavera poco
amable, con nada más en las manos que una maleta, una cámara y 420 dólares.
* * * * *
El Berlín de Tina Modotti
Trato de imaginarme a Tina Modotti en las calles de Berlín. "Eine schlanke Frau von
etwa 1,60m Größe, mit braunen Augen und gewelltem Haar" 4, la describen en su foja policial.
La gente que la conocía personalmente a menudo subraya la profundidad de sus ojos casi
negros, con su expresión dulce y siempre un poco triste. Con esa mirada vio las mismas cosas
que en parte -a pesar de todo los cambios de las décadas pasadas- todavía podemos ver hoy: la
puerta de Brandenburgo, las casas antiguas, el Tiergarten ...
Los primeros días probablemente vivió con los Goldschmidts en Grunewald. A la pareja
ya la conocía de México, donde Alfons Goldschmidt había sido profesor de Economía en la
universidad y tenía trato con la comunidad comunista. Leyendo su dirección, Douglasstr. 10,
encuentro una feliz coincidencia: en esa casa, una gran villa blanca con jardín y una placa
conmemorativa en el seto, vive desde hace algunos años una amiga mía. Lamentablemente su
madre no sabe nada sobre la historia de la casa y la placa es para Alfred Kerr, que también vivió
allí en una habitación alquilada hasta su emigración en 1931, pero me encanta la idea de haber
pasado muchas horas en una casa que solía frecuentar Tina Modotti. Aunque sólo durmió allí
unas noches, (la señora Goldschmidt parece haber sido una de las pocas personas con las que
Tina no se entendía tan bien) seguramente era una visitante bienvenida en esa casa durante su
estancia berlinesa.
Del edificio en la Friedrichstr. 24, donde estaba ubicada la oficina de la Liga
Antiimperialista que Tina visitó con regularidad, no queda ni una piedra. No fue sustituido por
uno de esos monumentos futuristas de cristal que hoy pueblan la Friedrichstr., sino por un
aparcamiento polvoriento, situado en la parte abandonada de la Friedrichstr., cerca de la
estación de metro Hallesches Tor.
Más suerte tengo en la Tauenziehnstr. 5 -directamente frente al KaDeWe- donde Tina
vivió la mayor parte de sus seis meses berlineses en la pensión Schulz: todavía existe una
pensión en esa dirección. La dueña de la pensión "Zimmer des Westens" no sabe si ésa es
idéntica a la que yo busco, pero complaciente me muestra las habitaciones. Aunque
probablemente no se trata del lugar auténtico me gusta imaginármela a Tina Modotti en una de
esas habitaciones pequeñas y simples, acostada sobre la cama, discutiendo con Vittorio Vidali,
trabajando en la habitación que utilizaba como cuarto oscuro.
?Cuántas horas deprimidas debe haber pasado en ese cuarto, dándose cuenta de que la
vida en Berlín era mucho más dura de lo que había pensado, desesperada en el intento de echar
raíces en ese ámbito nuevo!
* * * * *
El fin de la fotografía
Tina Modotti entró en contacto con la fotografía en casa de su tío Pietro Modotti, quien
poseía un pequeño estudio fotográfico en Udine, Italia, donde Tina pasó los primeros siete años
de su infancia. En los Estados Unidos, su compañero y amante Edward Weston la instruyó en el
uso de la cámara, pero fue en México, su patria adoptiva, donde se profesionalizó y -por lo
menos en los círculos internacionales de intelectuales y artistas revolucionarios de los años
4
según Barchkausen-Canale, pág. 280
veinte- ganó la reputación de fotógrafa celebrada. La mayor parte de su obra y sus trabajos más
admirados proceden de esa época.
Sin embargo, al llegar a Berlín en 1930, tenía la intención de continuar con la fotografía.
Acostumbrada a las condiciones de trabajo de latinoamérica se vio confrontada con dificultades
enormes en un ambiente tan diferente. La falta de sol no sólo resultó agobiante para su estado
mental sino que le provoca dificultades con el tiempo de exposición, de manera que muchas de
sus fotos salían demasiado oscuras. Otros obstáculos técnicos los constituyeron los materiales y
los tamaños no estandarizados del equipo fotográfico. Como no quería cambiar su cámara
familiar por una cámara pequeña y automática como las que ya se utilizaba en Alemania, pidió a
Weston mandarle los materiales.
De todos modos, tal vez su problema más grande se fundaba en la sofisticación
fotográfica en el Berlín de la República de Weimar, y en la gran competencia. "Here everybody
uses a camera" - escribió a Weston - "and the workers themselves make those pictures and have
indees better opportunities than I could ever have, since it is their own life and problems they
photograph.5 Se sentía fuera de la vida proletaria que había ocupado un gran lugar en sus fotos
mexicanas, y no se atrevía a entregarse al ámbito agresivo del reportaje. Cuántas fotos logró
producir a pesar de todos esos obstáculos no se sabe. En los disturbios de la Segunda Guerra
Mundial sólo se han conservado aproximadamente diez.
Los primeros trabajos de Tina Modotti están evidentemente influidos por la visión
estética de su mentor artístico Edward Weston, que consideraba el arte como una finalidad en sí
misma. Después de experimentos con bodegones, imágenes abstractas y futuristas que la
relacionaban con el movimiento ??? y además con documentaciones de la cultura mexicana
desde el arte indígena hasta los murales de Rivera, puso la fotografía en servicio de la ideología
comunista, que, particularmente desde que Weston había salido de México en 1926, guió su
vida. Motivo frecuente de esas imágenes son integrantes del proletariado en su entorno
cotidiano. Con su cámara atrapó la belleza y la fuerza de la gente - especialmente de las mujeres
- que vivían bajo las condiciones más pobres.
Dos de sus imágenes de la época alemana se integran dentro de esa tradición: "La madre
con hijo" y "Los pioneros", ambas producidas por encargo de la agencia de prensa Unionfoto.
Pero en Berlín, lejos del entorno que la había inspirado en México, no podía entusiasmarse por
ese tipo de fotografía. La historia de la foto de los pioneros refleja simbólicamente su situación
desorientada y quebradiza: fue cortada en 14 pedazos y utilizada como rompecabezas por una
organización juvenil comunista.
Su cámara vieja y su hábito de construir y ordenar cautelosamente sus motivos, le
impedían el trabajo en calles hécticas y anónimas de Berlín y la hicieron entregarse a un truco:
dirigía la cámara a un objeto fijo y esperaba que la gente cruzara su objetivo. La pareja burguesa
en el jardín zoológico y las monjas delante de la estatua desnuda provienen de ese método, tanto
como algunas fotos en una piscina descubierta. Esas imágenes se caracterizan por su ironía y
humor - un aspecto nuevo en el trabajo de Tina Modotti - pero eran piezas aisladas en una época
de desorientación artística, que por fin la hiciera abandonar la fotografía por completo.
* * * * *
Contactos sociales
No obstante, la sensación de fracaso profesional no era lo único que la torturaba: en
general se sentía perdida. Elena Poniatowska presenta en su novela "Tinísima" - una biografía
novelada - una anécdota (no sé si basada en hechos reales) que plasma bien su estado de ánimo:
5
según Lowe, 1995, pág. 44
después de dos semanas de Berlín Tina resume sus experiencias en una hoja que clava en la
pared. Dice:
Balance actual
Sola
Sin dinero
Fracasada
Apátrida
Deprimida
Evidentemente, Tina se sentía aislada. Era la primera vez desde su casamiento con
Roubaix de l'Abrie Richey (Robo) que vivía sin un hombre a su lado; sus relaciones con Robe,
Edward Weston, Xavier Guerrero y finalmente Mella se habían seguido una a la otra sin
solución de continuidad. Estaba acostumbrada a compartir la vida con una persona íntima y a
tener intensas relaciones sociales. Tanto en los EEUU como en México su casa había sido un
lugar popular de reunión para artistas y comunistas. En Berlín, donde los Nazis ganaban
influencia, reinaba la desconfianza y era difícil entrar en contacto con la gente.
?Quiénes eran sus amigos en aquella época?
En sus cartas a Edward Tina repetidamente habla de los Wittes, un matrimonio que ya
conocía de México. Parecen haber sido algo así como una familia sustituta para Tina en el
Berlín anónimo. Desgraciadamente no se sabe mucho sobre esa pareja de la que Tina escribió
con tanto cariño, y hasta hoy su identidad no está aclarada.
Lotte Schulz -según las memorias de Vittorio Vidali su mejor amiga en aquellos díastambién es una persona sobre la que existen pocas informaciones. Tina la conoció a ella y a su
compañero, el indio Chattopodyaya, durante sus primeros días en Berlín en la oficina de la Liga
Antiimperialista y trabó amistad con ambos.
Relaciones cordiales también la vincularon con su fotógrafa colega Lotte Jakobi que
estaba tan impresionada por sus fotos que organizó una pequeña exhibición en el estudio de su
padre. Por lo demás, Tina mantenía contacto con algunos conocidos de México, como los
Goldschmidts, y algunas amistades superficiales en la comunidad artística y política de Berlín.
Un papel importante seguramente jugó su compatriota Vidali. Llegaron juntos a Berlín;
él la visitó y finalmente ella le siguió a Moscú donde empezó una relación que duró hasta su
muerte. En su novela "Der verbrannte Schmetterling" Barbara Krause esboza la imagen de
Vidali como macho sin escrúpulos del que ella no logró escapar. Parece que la autora buscó un
chivo emisario para explicar porqué Tina Modotti colaboró con el stalinismo. Motivados por la
admiración y la atracción que despierta Tina Modotti como objeto de investigación, los
biógrafos naturalmente tienden a desatender ese aspecto disonante. Octavio Paz escribió un
artículo con el título significativo "Tina Stalinísima", que lamentablemente no he encontrado.
En todo caso su vida demuestra que Tina estaba dispuesta a subordinar sus deseos y opiniones
personales al partido. Por ejemplo, no tardó en romper sus relaciones con Diego Rivera cuando
el entró en conflicto con el Partido en 1929. Creo que la imagen de Vidali como seductor
malicioso no le hace justicia, y a ella tampoco porque la degrada al nivel de víctima
desamparada, incapaz de decisiones propias. Vidali puede haber sido un hombre brusco y un
poco frívolo, pero a pesar de su carácter tan contrario a la tranquilidad y sensibilidad de Tina le
ofrecía el sostén sólido que necesitaba desesperada-mente.
*****
En general se puede afirmar que Tina Modotti no logró integrarse en la vida social y
profesional de Berlín. Puesto que la subida de los nazis al poder amenazó su extradición al
régimen fascista de Italia, Tina decidió dejar Alemania. Deseaba volver ilegalmente a Italia para
reunirse con su familia y luchar contra el sistema en la resistencia, pero el partido no quería
arriesgar perder a un miembro tan valioso y la llamó a la Unión Soviética. Después de pasar tres
años en Moscú se marchó a Francia. En 1935, continuó a España donde organizó, bajo el
seudónimo "María", la ayuda a los heridos de la Guerra Civil. Volvió a México en 1939 y vivió
allí hasta su muerte en 1942. Murió en un taxi, volviendo a su casa, probablemente a causa de
un paro cardíaco, aunque existe una variedad de rumores sobre envenenamiento y tiroteo.
Tina murió demasiado tarde para ser celebrada como mártir y héroe de la revolución
mundial. Presenció la victoria del fascismo en Alemania, la derrota de la República Española y
el terror estatal en la Unión Soviética, la principal promotora del ideal comunista. Su último
retrato muestra a una mujer envejecida y cansada. Retirada, pasó sus últimos años junto con
Vidali en una casa miserable, traduciendo las obras de Lenin y Trotzky.
"Lo que no mata fortalece". Esa frase no sólo revela fuerza de voluntad y vigor sino
también una infelicidad intensa. Tina Modotti era generalmente una mujer melancólica, y su
estancia en Berlín, que he analizado en esta monografía, evidentemente no fue una época fácil y
alegre. No obstante, la felicidad individual nunca fue su meta, y una de sus características más
notables es que aún en situaciones de desesperación personal nunca se dejó vencer por el letargo
y la impotencia. Me fascina su biografía aventurera, pero lo que más admiro es su creencia
imperturbable en la posibilidad de cambiar y mejorar el mundo, una obsesión que compartían
los revolucionarios de su época y de la que hoy carecemos. De esa convicción concibió la fuerza
para fotografiar, luchar, ayudar, la fuerza para vivir una vida tan creativa, tan recta y apasionada
que todavía hoy -en el centenario de su aniversario- nos impresiona y conmueve.
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