Resumen de Bureau Service Intetel Expositor: CEO y fundador Claudio López Silva Claudio López Silva es un emprendedor convencido de que la Argentina es un país excelente para desarrollar buenos negocios. Sin embargo, es también es consciente de que el 50% de los emprendimientos fracasan antes de los dos años y el 90% antes de los cuatro años. Pese a estas desalentadoras estadísticas, se empeñó en emprender y en demostrar por qué Argentina presenta oportunidades excelentes para los emprendedores. Para él, la clave está en llegar primero, ser el mejor, tener mucha confianza en uno mismo convenciéndose de que lo que uno se propone se puede conseguir. Siguiendo estos pasos logró demostrar su postura desarrollando con éxito sus tres empresas: Bureau Service Intetel (1989); SBI Help (1994) y Sistema Mira (2001). Su vida como emprendedor nace en el momento de desistir de ir a estudiar Física Nuclear al Instituto Balseiro para estudiar Ingeniería Industrial. En esta carrera, la materia Computación lo tentó para comprarse una computadora, junto con unos amigos con los que comenzó a aprender a programar. Después, comenzó a desempeñarse como ayudante de cátedra. A raíz de los contactos que logró realizando estas actividades, decidió armar una pequeña consultora con un ex profesor suyo. En el año 1989, la hiperinflación que afectaba a todo el país y que había roto la estabilidad de las cadenas de pago, también llevó a la quiebra al negocio de López Silva, que hasta ese momento había resultado rentable. Pese a la quiebra, logró mantener algunos clientes que le permitieron mantenerse económicamente hasta que vislumbró un nuevo nicho en los empresarios interesados en controlar el gasto telefónico de sus empleados. Así, desarrolló Bureau Service Intetel para controlar el gasto del teléfono en las empresas. Esta es la empresa madre del grupo que él lidera. El interés por este nicho surge tras la decisión del Poder Ejecutivo de privatizar la empresa estatal de teléfonos, proceso que concluye con el pulso del teléfono 2600 veces más costoso a niveles internacionales. El hardware desarrollado por ellos se conecta a las líneas telefónicas, permitiendo detectar el tipo de llamadas (laborales o personales) y la cantidad de tiempo que insumen los llamados. Los usuarios deben dar cuenta de cuáles son los números a los que se comunica y, mediando la información provista por Bureau Service Intetel, el empleador puede controlar entre estos datos y los provistos por la empresa de López Silva. Además de proveer las herramientas para un mejor control por parte de los empleadores, el objetivo final era también que cada empleado tomase conciencia del costo que implica el uso del teléfono. Al comenzar a implementar el proyecto, el gran tema de definición era establecer la forma de financiación. Para López Silva, siempre hay dos maneras de comenzar un emprendimiento: la primera es contar con un “ángel inversor” (aquellas personas que creen en el proyecto e invierten); la segunda supone empezar muy despacio, fabricando y vendiendo uno por uno cada uno de los productos, hasta lograr rentabilidad a largo plazo. López Silva comenzó de esta última manera: recién después de vender diez equipos tuvieron superávit, pudiendo así aumentar la planta de personal. En 1993 un cliente, que les había comprado 20 equipos, les devuelve la mercancía porque decía que no podía controlar todos los listados correspondientes a cada uno de los equipos. Esto fue un nuevo indicador de que podía ser interesante vender más un servicio tercerizado que el producto enlatado. El cliente que había rechazado los equipos recibió la primera oferta, ya que necesitaban rescatar parte de la inversión. Hoy, 800 empresas en Latinoamérica compran este servicio. Organizaciones de México, Uruguay, Chile, Venezuela y Colombia han aceptado la oferta de López Silva. El modo de comercialización del servicio es sumamente particular, ya que se le ofrece al cliente un free trailer por 30 días. Transcurrido ese tiempo, si al cliente le interesa la propuesta, lo compra y, si no, se le retira el hardware de la empresa. En gran medida, la expansión de la empresa es consecuencia del reconocimiento que recibieron de Endeavor, que en 2001 premió a la compañía como la más emprendedora del año. Habían logrado estandarizar el servicio, evitando la excesiva customización que impedía el aumento de clientes. En el año 1998, otro hecho externo puso a López Silva a pensar nuevamente en un negocio. Carlos Saúl Menem, por entonces presidente, decide implementar un rebalanceo de tarifas, aumentando las llamadas locales y reduciendo las de larga distancia. A partir de este hecho, el empresario comienza a pensar en un nuevo emprendimiento, fundando SBI Help, segunda empresa del grupo, que ofrece a las empresas tercerizar las llamadas al 0-800 o generar directamente las cobranzas que necesiten. Lo que hicieron fue diferenciarse del resto de los Call Centers existentes hasta el momento, desarrollando un Centro de Atención Telefónica que permitiese grabar el 100% de las llamadas y que a su vez pudiesen ser escuchadas para evaluar la atención del cliente, determinando si se entiende la consulta, si está siendo bien evacuada y demás cuestiones pertinentes. Esto permite conocer la calidad del servicio que se presta. En el año 2001, otra experiencia volvió a estimular la capacidad de entrepreneur de López Silva. Después de sufrir un robo que les quitó todas las herramientas para trabajar, comenzaron a pensar cómo se podían evitar eventuales robos a las empresas. Así, nació la tercera empresa, Sistema Mira, que permite controlar desde Internet lo que está sucediendo en las oficinas de las compañías. Con el sistema que López Silva ofrece se puede observar el estado de las cámaras y de los sensores, prender y apagar las luces, subir y bajar las persianas, simular hablar a través de los parlantes de la oficina y generar disparos artificiales. Al principio, pensaron el desarrollo para ellos mismos, ya que sabían que al prestar servicios a terceros, debían tener la información al día, de modo que no podían permitir que eventos externos afectaran su trabajo. En el año 2002 volvieron a ser asaltados, pero gracias a este sistema no se les llevaron nada, y unos días después volvieron a sufrir un tercer asalto, que tampoco pudieron concretar. Estos sucesos, sumados a las estadísticas que indican que el 70% de las empresas que son robadas quiebran, los estimularon a desarrollar la nueva empresa.