Medio ambiente y desarrollo sostenible desde una concepcion educativa

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MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO SOSTENIBLE DESDE
UNA CONCEPCION EDUCATIVA
Profesora auxiliar: Lic.Herlinda Remón Castillo.
([email protected])
Profesor auxiliar: Ms.C Sergio Torres Zamora.
([email protected]/[email protected])
Profesora auxiliar: Ms.C Elsa Hernández Sabourín.
([email protected])
Profesora auxiliar: Ms.C Débora Manchón Reina.
([email protected])
Resumen:
Los autores exponen algunas consideraciones acerca de la significación que
adquiere en el contexto de la actual etapa de la Época Contemporánea : la
educación ambiental, como proceso encargado de desarrollar en la praxis,
conocimientos, actitudes, aptitudes, valores y una conciencia ambiental en
discentes y población en general,
que sustente la materialización del
Desarrollo Sostenible y por tanto de la revolución ética que haga viable el
desarrollo de una cultura ambiental como componente de la cultura general
integral a la que aspira la sociedad cubana de hoy.
 INTRODUCCIÓN
La entrada al siglo XXI, marcó un momento crucial en la historia de la
humanidad, signada por cambios ominosos en la utilización de los recursos
naturales y consecuentemente la extinción de los bosques y la fauna,
además de un conmovedor panorama social, donde las brechas entre países
ricos y pobres se ha profundizado a escalas inusitadas y, las presiones
sociales por las condiciones de pobreza, se hacen cada vez más evidentes,
condicionando una grave y convulsa crisis de degradación del Medio
Ambiente.
La crisis ambiental es esencialmente cultural, lo que evidencia que la
estrategia adaptativa de los seres humanos a los procesos naturales se
materializa fundamentalmente mediante un cimiento cultural. A lo largo del
devenir histórico esta estrategia adaptativa de los hombres y mujeres con la
Naturaleza se ha dirigido a explotarla al máximo, sin tener en cuenta el
significado de su rehabilitación y conservación y, por ende minimizando y
subestimando las propiedades y leyes que rigen su desarrollo y decadencia.
La problemática genera necesariamente preocupación y ocupación ante
la integración Medio Ambiente- Desarrollo, base de satisfacción de las
necesidades fundamentales de la humanidad, que incluye el disfrute de
ecosistemas mejores protegidos y un futuro más seguro en toda su
magnitud.
.
Cuba no está ajena a la problemática. La sociedad en el sentido amplio
es portadora de un modo irresponsable en el uso, disfrute y disposición de
los recursos naturales y los socialmente creados- Medio Ambiente- Es
evidente entonces que es un imperativo superar la crisis ambiental, obviarlo
haría imposible la incorporación de una cultura ambiental que propicie la
sostenibilidad al proceso de desarrollo en un Medio Ambiente saludable.
Cuba tiene posibilidades de contribuir a la solución de los problemas
ambientales, pues expone favorables condiciones que lo sustentan. La
participación colectiva e individual es un requisito indispensable para
mejorar las condiciones del Medio Ambiente. Sin embargo se imponen las
interrogantes: ¿Está la sociedad cubana preparada para ello? ¿Qué rol le
corresponde a la educación ambiental en los cambios subjetivos que se
requieren para materializar el Desarrollo Sostenible?
 DESARROLLO
Impostergable resulta mejorar la calidad de vida de la sociedad, la
equidad en las relaciones mundiales y la justa distribución de las riquezas,
cuya base es la integración de los procesos naturales, sociales y culturales
con los de desarrollo económico. En este empeño los procesos educativos
constituyen la plataforma que sostiene tal aspiración y donde la educación
ambiental como modelo teórico, metodológico y práctico trascienda el
sistema educativo y alcance concepciones acerca de la interrelación Medio
Ambiente- Desarrollo, que comprenda nueva escala de valores en la relación
Hombre- Sociedad- Naturaleza
Lo anterior es objeto de discusión y crítica a diferentes instancias,
imponiéndose la necesidad de redefinir las formas de pensar y concebir los
modos de producción y los conceptos de desarrollo que hasta hoy se aplican.
Está realidad impone que el concepto de Desarrollo Sostenible gane más
fuerza en organizaciones e instituciones y la sociedad mundial en el sentido
amplio. No obstante este estilo de desarrollo seguirá siendo quimera, si no se
logra sobrepasar la crisis ambiental, que por demás, es esencialmente
cultural, en tanto, la estrategia adaptativa de los seres humanos a los
procesos naturales se fundamenta sin dudas en un cimiento cultural, que
hoy, más que nunca antes, se dirige a explotar al máximo e irracionalmente
los recursos naturales, predominando una forma irresponsable en el uso de
los mismos, así como, de los socialmente creados (Limia, 1999).
Es urgente entonces el desarrollo de una nueva cultura, donde la
educación ambiental, como parte del proceso educativo, juegue un rol
esencial, para transformar positivamente el panorama cada vez más
complejo, convulso y contradictorio en relación a la problemática ambiental
en el planeta Tierra.
La educación ambiental constituye un campo de múltiples
potencialidades en el desarrollo de una nueva cultura y en la transformación
positiva del panorama cada vez más complejo y contradictorio relacionado
con la problemática ambiental mundial. Es el medio de adquisición de
aptitudes, técnicas y conceptos necesarios para construir una nueva forma
de adaptación cultural a los sistemas ambientales.
Por ello la educación ambiental surge como necesidad en el amplio y
complejo proceso de rebasar la crisis ambiental contemporánea y salvar la
humanidad de su propia desaparición.
En este contexto, aparece en 1987, el llamado de la Comisión Mundial
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Desarrollo, acerca de la
creación de una carta que declarara los principios básicos para alcanzar el
Desarrollo Sostenible. La idea atravesó por diversos momentos y, en 1997,
en la clausura del Foro de Río + 5, celebrado en Río de Janeiro, se emitió el
borrador de lo que se nombraría “Carta de la Tierra”.Finalmente, en marzo
de 2000, se divulgaría la versión final de dicho documento.
La Carta de la Tierra es una expresión de esperanza en un futuro
mejor, económico, social y ecológicamente sustentable. Es un reto en
cuanto a la necesidad de examinar los valores que sustentan la relación
Hombre-Sociedad- Naturaleza en el presente contexto y, la urgencia en
relación a una nueva visión ética común independientemente de la
diversidad, pues,a pesar de que el Desarrollo Sostenible es abordado por
discursos heterogéneos, que responde a modelos de desarrollo distintos y,
por ende, a concepciones e intereses diferentes, prevalecen dos aspectos
que son comunes a todos los pueblos del planeta y conducen a reflexiones
críticas y búsqueda científica para su enfrentamiento: la crisis ambiental
y la crisis ética, como expresión de una irracional relación HombreSociedad- Naturaleza y, que no pueden enfrentarse sin una educación
ambiental para el Desarrollo Sostenible.
No es casual, entonces que otro de los momentos significativos,
relacionado con el tema haya sido que en el 57 período de sesiones de la
Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrado en diciembre de 2002,
se aprobara la resolución A/C.2/57/ L. 45, que proclama el “Decenio de las
Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sustentable” (1 de enero
2005 hasta el 31 de diciembre de 2014).
Elemento que ya en el siglo XX, había tenido su máxima expresión
en el texto de 21, aprobado en la Cumbre Mundial de Medio Ambiente y
Desarrollo, en 1992, documento integrado por 40 capítulos y más de 800
páginas, donde la palabra educación es la segunda más frecuente, solo
después de la palabra naciones y, que obviamente responde a la praxis
social, porque para transitar a la sustentabilidad, la sociedad debe
involucrarse en profundos cambios en estilos de pensamiento y
conocimiento, en fin estilos de desarrollo, todos por tanto en interrelación
con procesos educativos.
Entonces, ¿Por qué es un imperativo hoy, la educación ambiental para
el Desarrollo Sostenible?
La educación ambiental presenta amplias posibilidades en el nuevo
milenio para una transformación básicamente necesaria de la sociedad,
pero, la materialización de dicha premisa requiere del enfrentamiento
consciente y consecuente en pos de superar la función limitada que se
concedió a la educación ambiental, atendiendo a que continúan
manifestándose tendencias, tales como:
_El ambiente se reduce a la Naturaleza, aspecto que tiene su expresión
inmediata en la ausencia o asistemático análisis holístico al concepto Medio
Ambiente.
_Se reduce la educación
escolarización básica.
ambiental,
fundamentalmente
a
la
_Los libros de textos de Ciencias Naturales son en su mayoría los que
abordan el proceso educativo ambiental, no así en las Ciencias Sociales.
Por ello, en el nuevo milenio, la educación ambiental para el
Desarrollo Sostenible debe abarcar nuevas orientaciones y contenidos, así
como nuevos enfoques pedagógicos, de ahí que el proceso adquiere
significación estratégica en el reto de hacer objetivamente viable el nuevo
estilo de desarrollo. Como proceso tiene que dejar claro el vínculo existente
entre los procesos naturales y sociales, debe integrar conocimientos,
aptitudes, valores, actitudes y acciones.
Es cierto y palpable que la Política
Ambiental
Cubana se ha
perfeccionado y concretado durante años, lo que expresa sin dudas la
dimensión de la voluntad política para enfrentar, erradicar y/o minimizar los
problemas ambientales, haciendo énfasis en la significación y actualidad
que tiene para el país la dimensión del Desarrollo Sostenible. Sin embargo a
pesar de numerosos y cuantiosos esfuerzos, se manifiestan dificultades y
errores, determinadas por disímiles causas, asociadas a una insuficiente
incorporación de la dimensión ambiental en algunos programas de
desarrollo, la débil implementación del sistema jurídico, así como lo
referente a la formación cultural de cada miembro de le sociedad.
Resulta necesario que desde edades tempranas de la vida, hombres y
mujeres, porten normas de conducta que rijan la relación de estos con el
Medio Ambiente y, generen un mejoramiento de las condiciones del medio
que rodea y posibilita el desarrollo de la actividad humana, entendida por
ética ambiental.
Los autores comparten el precepto teórico de que referirse al término
ética ambiental se signa un conjunto de normas de conducta que regulan las
relaciones de hombres y mujeres con el Medio Ambiente. La revisión
bibliográfica induce a defender los enfoques teóricos científicos abordados
por Marta Roque, que en la definición del concepto apunta: “conjunto de
principios sobre los que se establecen las relaciones Hombre-SociedadNaturaleza por una sociedad o grupo social determinado y, se expresa en el
ideal de comportamiento humano respecto al Medio Ambiente”. (7, 7).
El análisis de la anterior definición presupone profundizar desde la
óptica filosófica, por cuanto, toda actividad humana es expresión de la
relación objetivo- subjetivo. Ello obliga a detenerse en el enfoque
e
interpretación del concepto. La ética ambiental debe entenderse y abordarse
como una de las expresiones de le ética, vista como teoría científica, como
ciencia que estudia los códigos morales, dígase normas y reglas que regulan
las relaciones entre los seres humanos en un momento histórico
determinado.
Entonces es necesario dilucidar en torno a la conciencia ambiental, que
como concreción de la conciencia moral, incluye teorías, sentimientos acerca
del bien o el mal, del deber y el honor que regulan y valoran el
comportamiento de los seres humanos con el Medio Ambiente.
El análisis anterior Induce a la interrogante siguiente: ¿Cuáles deben
ser los sentimientos y modos de comportamientos de los hombres y mujeres
con el Medio Ambiente? Estos han cambiado conjuntamente con la propia
evolución de la humanidad.
Para el presente análisis es oportuno remitirse a finales de los años
sesenta y principios de los setenta, contexto en el que surgen las llamadas
éticas biocéntricas, las que ubican a los seres pensantes como parte
integrante de la Naturaleza y con obligaciones morales hacia las distintas
formas de vida. El. El biocentrismo, en tanto, teoría que defiende un
cambio radical en la concepción de los seres humanos, como dependientes
del Medio Ambiente y responsables de otros componentes vivos no humanos,
entraña enfrentamientos con determinados aspectos importantes en lo que a
ética se refiere. Estos son en primer lugar, la reciprocidad para establecer
normas morales; en segundo lugar, lo referente a intereses y en tercer lugar,
lo tocante, a la idea de que la humanidad desea conservar la vida en el
planeta, para conservar su propia existencia.
Referente al primer y segundo aspecto, no puede olvidarse que son los
humanos los que piensan, por tanto, son ellos los únicos que pueden
delimitar obligaciones e intereses morales con el Medio Ambiente; ¿Dónde
quedarán las obligaciones de reciprocidad e intereses morales en las
restantes formas de vida? El tercer aspecto conduce a una reflexión
obligada: la vida es el soporte de la vida humana.
Entonces si de lo que se trata es que hombres y mujeres adopten
nuevos modos de comportamientos, que comprenda solidaridad con el
Mundo y, por ende el valor del universo no humano, ¿Por qué no
profundizar y deslindar cognoscitiva y éticamente el antropocentrismo?
Este apunta al dominio de los seres humanos sobre el resto del mundo,
tanto la materia viva como la no viva, con derecho absoluto no solo a
utilizarla para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, sino a
ejercer la violencia y destrucción sobre ella. Visto desde su esencia, conduce
de forma rápida a desecharla como teoría científica, sin embargo José
Fabelo Corso, notable filósofo cubano, apuntaba: “¿qué tipo de
antropocentrismo ha de ser erradicado?” (4, 264).
Es incuestionable que es esencial erradicar las manifestaciones
prácticas que se identifican con dicha teoría, para preservar la Naturaleza,
hoy más que nunca, donde tiene primacía, fundamentalmente en los
círculos de occidente, un egocentrismo feroz, donde el hombre es portador de
una mercancía. Ello no implica que los seres humanos sean desplazados del
centro de atención, se trata de asumir en teoría y acción lo que algunos
autores han denominado Antropocentrismo Racional, que no es más que
seguir considerando a los humanos elemento más importante de la
diversidad biológica, el centro de atención de las políticas de desarrollo y eje
esencial en las relaciones Hombre-Sociedad-Naturaleza.
La diferencia en el enfoque teórico conduce a los autores ha defender la
idea científicamente fundamentada de que asumir tal posición tiene que
estar dialécticamente vinculado con una nueva ética, una de las
dimensiones de mayor trascendencia de la cultura, uno de sus pilares, lo
cual debe comprender responsabilidad moral y legal relacionado con
proteger y respetar el resto de los componentes de la biodiversidad, dentro
del límite que implica por supuesto la satisfacción de las necesidades
materiales y espirituales de los seres humanos.
Resulta entonces evidente que no se trata de desplazar a la humanidad
del centro de la atención, sino convertirlo en centro de los esfuerzos
ambientalistas, que faciliten cambios en las condiciones sociales y
ambientales. Estas son razones que fundamentan la necesidad de asumir un
nuevo antropocentrismo, sinónimo de concienciar de que todo lo que se haga
por los seres humanos, se hará por la Naturaleza y viceversa. Esta premisa
es vital para detener el deterioro ambiental.
Cuba expone ante el mundo condiciones favorables en el orden objetivo
y subjetivo para cumplir con la ambiciosa y necesaria meta de la
sustentabilidad ecológica como una de las premisas del Desarrollo
Sostenible. Sin embargo eso no significa que no hay nada que hacer, los
obstáculos que todavía se presentan en la concreción de la sostenibilidad
dependen de la concienciación de que nuevos valores tienen que regir en la
relación
Hombre- Sociedad- Naturaleza, de lo que se infiere que es
impostergable una revolución ética.
Sin embargo la praxis social en Cuba demuestra que prevalecen
principios sobre los que se establecen las relaciones Hombre-SociedadNaturaleza, que lejos de expresar un ideal de comportamiento humano
respecto al Medio Ambiente, dejan brechas abiertas que permiten sentenciar
que a pesar de la voluntad política y, en esto se hace necesario la reflexión,
pues Cuba, a diferencia del resto del Tercer Mundo, es ejemplo fehaciente de
implementación de acciones favorecedoras de un Medio Ambiente sano,
emanados de principios rectores de la Política Ambiental en el país; todavía
persisten modos irresponsables de relacionarse con el Medio Ambiente y que
no hacen viable un equilibrio del ecosistema planetario, en actos de
solidaridad con el entorno, sino, en ocasiones, socializan la destrucción y
amenaza tanto de la Naturaleza como de los recursos socialmente creados.
Tal situación transita desde concepciones éticas tradicionales, que han
estado destinadas a regular exclusivamente la convivencia intersujetos,
olvidándose de las relaciones de éstos con los demás seres vivos y los
componentes sin vida del planeta, hasta la toma de decisiones favorecedoras
del desarrollo económico y social, menospreciando la protección y
conservación de los ecosistemas.
Relacionado con el último elemento, vale significar que no se trata de
obstaculizar el desarrollo del país, pero si de establecer y poner en práctica
normas de conducta que se sustenten en la afectación mínima al entorno y
la reparación consecuente de los daños ecológicos. Tampoco se debe
incorporar al acervo cognoscitivo de los seres humanos, la tesis de que la
humanidad debe oponerse al avance tecnológico, de lo que se trata es de
utilizar tecnologías menos vulnerables al daño ambiental.
No obstante, no se puede soslayar que los modos de actuación no son
ajenos a las limitaciones financieras y el subdesarrollo, en los cuales,
también esta abocado Cuba, pero según criterios de los autores, esto no
constituye la esencia de la problemática ambiental en el país, entonces:
 ¿Qué sucede en realidad?
 ¿Acaso la Política Ambiental Cubana no tiene en cuenta la ética, como
una de las dimensiones de mayor trascendencia de la cultura y uno de
los pilares de la cultura ambiental?
La Estrategia Ambiental Nacional, delimita los 12 principios en que se
sustenta el trabajo ambiental en el país. El principio # 8 se enuncia:
"Formación de una conciencia ambiental, que profundice en las
acciones de educación, divulgación e información ambiental”. (2,3)
Entonces es obligatorio reflexionar y revisar no solo la manera en que
los seres humanos asumen las normas establecidas para relacionarse con el
Medio Ambiente, sino es esencial también dilucidar sobre los retos y las
perspectivas de la educación ambiental, como proceso continuo y
permanente, que no solo se orienta a la adquisición de conocimientos, sino,
y en estrecha interacción con lo anterior, se dirige a desarrollar hábitos,
habilidades, actitudes y valores, que armonicen las relaciones intersujetos y
de estos con la sociedad en su conjunto y la Naturaleza.
De modo que el reto de la Educación Ambiental en Cuba es
transformar la conciencia ambiental tradicional e irresponsable en el uso de
los recursos naturales y socialmente creados por la actividad humana.
En el país existen posibilidades reales para ellos, basta citar el alto nivel
educacional de la población, el elevado desarrollo científico-técnico, la sólida
infraestructura educacional y la voluntad política de la revolución, por tanto,
de convertirse en realidad se estarían abonando potencialidades para dar
un salto cuantitativo en la consolidación de una ética ambiental, una de las
dimensiones más importantes y de mayor trascendencia de la cultura y, una
de las bases de la conciencia ambiental. No olvidemos las palabras del
Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en la Conferencia de Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente y Desarrollo, cuando sentenció:
“La creación y generalización progresiva de una conciencia
ecológica es hoy en Cuba una de las armas más importantes para
la protección del medio " (1, 7)
A MODO DE CONCLUSION
La cultura ambiental de cada ciudadano como componente de la
cultura integral tiene que entenderse y proyectarse como un objetivo del
Desarrollo Sostenible, enfocando la vida como una totalidad, aunque
expresada en múltiples y variadas manifestaciones naturales y culturales y,
esto solo es viable con el desarrollo de un sistemático y consecuente proceso
de educación ambiental.
La concreción de la sostenibilidad depende de la concienciación de que
nuevos valores tienen que regir en la relación
Hombre- SociedadNaturaleza, de lo que se infiere que es impostergable una revolución ética.
BIBLIOGRAFÍA
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orientada al desarrollo sostenible. Tesis en opción al grado científico de
doctor en Ciencias. CITMA La Habana.
8.- Torres Zamora, Sergio (et…al)(2004). Glosario Medioambiental. CD-RUM
ISP “Blas Roca Calderío”. Granma. Cuba”
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