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Discursoinauguralde
S.Em.ªÓscarCardenalRodríguezMaradiaga
alaAsambleaGeneraldeCaritas2015
Unasolafamiliahumana,cuidandodelacreación
Queridos amigos: A aquellos de ustedes que han viajado desde lejos y a quienes han viajado desde no tan lejos, me complace darles la bienvenida a la 20ª Asamblea General de Caritas Internationalis. Levanten la mano quienes hayan venido de un país en donde hay desierto. Levanten la mano si vienen de un país en donde hay suficiente lluvia y el desierto es metafórico, un lugar en donde los más pobres y vulnerables son considerados, a menudo, como una carga para la sociedad y no reciben la atención y el amor que merecen. El desierto es un lugar duro. Es un lugar en donde hay sed y hambre, un lugar en donde los recursos son escasos y en donde a menudo hay conflictos. Es un lugar en donde las almas pierden su rumbo. Nuestro lema para esta Asamblea General y el tema que guiará nuestro trabajo durante los próximos cuatro años es "Una sola familia humana, cuidando de la creación". Caritas lleva agua y vida a lugares remotos y áridos del mundo. Caritas es un manantial inagotable de amor canalizado hacia comunidades de todo el planeta. Caritas es un jardín de verdad, bondad y belleza ‐ cualidades que nutren al mundo y que, en palabras del Papa Francisco, son nuestras valiosas aliadas en la defensa de la dignidad humana, la construcción de la coexistencia pacífica entre los pueblos, para salvaguardar y cuidar de lo creado. En 2015, Caritas está recibiendo un llamado muy claro de Dios. Es el año en que llegan a su fin los Objetivos de Desarrollo del Milenio y se lanzan los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los gobiernos negociarán un nuevo acuerdo climático en París, en diciembre. Y el Papa Francisco nos encomendará su carta encíclica sobre ecología. Este año presenta una oportunidad única para asumir la responsabilidad por el futuro de nuestro mundo y las vidas de generaciones futuras. Nuestra Asamblea General es el punto de partida para responder a ese llamado. Queridos amigos, les invito a todos a aprovechar al máximo este valioso momento de unión y fraternidad para establecer vínculos más fuertes, y utilizar sus talentos y conocimiento para diseñar un plan visionario y de gran alcance para nuestro futuro. Ésta es la semana en la que generaremos la energía y el entusiasmo que nos impulsaran en nuestra travesía hacia el Reino y que nos darán la fuerza y la determinación para hacerles frente a los desafíos que nos aguardan. En este año de retos y oportunidades, se nos ofrecen dos faros como guía. Uno es Mons. Romero, nuestro querido Arzobispo de San Salvador, que será beatificado poco después de esta Asamblea General. En la sangre que derramó, en nombre de los pobres, está nuestra fuerza para seguir luchando contra la pobreza y la injusticia. La otra es el Beato Pablo VI, padre fundador de la Confederación Caritas. Su visión a largo plazo de una respuesta católica unida, a la oscuridad que angustia la vida de tantos hermanos y hermanas nuestros, es el vínculo que nos mantiene unidos. Mientras recordamos a los damnificados por las catástrofes naturales de Nepal y Vanuatu, a los que viven en medio de guerras, en Oriente Medio y África, a los emigrantes, que mueren en su travesía, en busca de una vida mejor, y los pobres y excluidos, en todas partes, les invito a reafirmar su compromiso a transformar el mundo para mejor. Puede que nuestros recursos estén mermando, mientras las desigualdades y la pobreza aumentan, pero tenemos recursos espirituales inagotables que nos permiten estar, hombro con hombro y agarrados de la mano, junto a los pobres. En 2015, la Iglesia también está en un momento de transformación. Al lanzar el Año Santo de la Misericordia, el Papa Francisco también está haciéndonos otro llamado, como cristianos y como organizaciones Caritas. Nos está dando la oportunidad de mostrar signos más evidentes de la presencia de Dios y su cercanía a los pobres y los que sufren en el mundo. Nos está recordando que, con humildad y abiertos a despojarnos de la mundanidad y la indiferencia, volveremos a despertar nuestras almas y recordaremos lo que es esencial. Como Caritas, caminaremos juntos por los desiertos de nuestros mundos y, como Caritas, cuidaremos de todo lo creado, cultivaremos un jardín en donde todos tengan la posibilidad de beber de un manantial, contemplar su belleza y sentarse a la sombra de su paz, con sereno regocijo. Con este pensamiento, quisiera inaugurar la Asamblea General de Caritas Internationalis 2015. Gracias. 
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