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Salmerón, Pedro, La División del Norte. Los hombres, las razones y la
historia de un ejército del pueblo, 2006, México, Editorial Planeta Mexicana, 531 pp. ‫ ٭‬Salmerón, Pedro, Los carrancistas. La historia nunca
contada del victorioso ejército del Noreste, 2009, México, Editorial Planeta Mexicana, 351 pp.
RECEPCIÓN: 4 de enero de 2011.
ACEPTACIÓN: 20 de enero de 2011.
Pedro Salmerón Sanginés ha escrito una nueva visión de la Revolución
Mexicana.
En efecto, el joven historiador nos replantea historias viejas, escritas con
una nueva metodología y su buen saber de historiador. Sorprende un poco
la defensa que realiza de la llamada historia “positivista”, entendiéndose por
ésta “todo relato histórico que no es una mera elucubración”. El reseñista
agregaría que, así como Salmerón expone acerca de esa epidemia entre los
estudiantes de historia, la preferencia por el ensayo subjetivo y sin apoyo
documental cada vez más en boga, está haciendo estragos en nuestro medio,
tal vez aprovechando la moda, fugaz, como todas, de los centenarios.
El primer libro fue su tesis doctoral, obra más extensa que la segunda;
sin embargo, ambas tienen una frescura poco común en los libros de historia.
En primer lugar, están dirigidas a un público amplio, lo cual en nada
contradice la seriedad de la bien trabada investigación histórica. Evita disquisiciones metodológicas, pero nos pone al día sobre asuntos o personajes
controversiales del período. Es gratamente sorprendente que en el autor,
siendo un historiador de ideas progresistas, sea tan grande la pasión que siente
por todos los personajes de su relato; que no esconda su admiración por los
enemigos de los villistas: esto es el poderoso clan Creel-Terrazas y a su fundador, don Luis.
La misma consideración se puede hacer sobre su segundo libro, acerca
de un personaje tan vilipendiado como lo es el general Pablo González Garza,
quien es rescatado de las páginas de la historia hasta recobrar una visión más
cercana de la realidad. No oculta sus carencias como militar, pero nos queda
Estudios 96, vol. IX, primavera 2011.
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RESEÑAS
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clara su constancia y tenacidad en la lucha contra la dictadura huertista. Lucio
Blanco, singular personaje, en medio de sus francachelas, no deja de ser, como
acota Salmerón citando a uno de sus biógrafos, un personaje sencillamente
fascinante.
Una erudición sólida campea en ambas obras. Lo anterior es puesto de
relieve por el manejo de más de nueve archivos históricos, una extensa hemerografía, fuentes bibliográficas de primera mano; Salmerón precisa: “Considero como tales las memorias e historia escritas por protagonistas de la
Revolución, así como los censos, leyes, documentos e informes de la época”;
aunado a una impresionante cantidad de obras publicadas en las últimas cinco
décadas. El buen oficio de historiar, el reconocimiento del esfuerzo ajeno, bien
sintetizado por el autor, se encuentra presente a lo largo de los dos libros. Esto
es un ejercicio de probidad y de ética profesional digna de destacarse.
En el primer libro, a la manera de Fernand Braudel, nos describe el espacio geográfico del enorme estado de Chihuahua y sus subregiones, entrelazándolas con las vidas de los caudillos que surgirán en la lucha armada: Pancho
Villa, Pascual Orozco y Abraham González, para citar a los más importantes.
También el área de la Comarca Lagunera (parte de Durango y Coahuila) es destacada por Pedro Salmerón, así como la forma como estos espacios se ligan a
la acción del ser humano sobre los mismos. Las transformaciones por medio de
grandes y pequeñas obras hidráulicas y el enfrentamiento del hombre del norte
contra un medio adverso. Es grato sorprender que un veracruzano de origen, como
es Salmerón, que creció en el Bajío y recibió su formación profesional en la
ciudad de México, tiene la altura de miras, aunada a una enorme simpatía,
hacia regiones que por su origen le resultan extrañas. Creo que es su pasión
por entender el México bronco la que lo lleva a huir del prejuicio y aquilatar
en su debida forma esa porción tan poco entendida de los “muchos Mexicos”
del que escribiera un autor norteamericano, Lesley B. Simpson.
En el primer libro, relata la forma en que se fue gestando la oposición a las
grupos privilegiados de Chihuahua y la Laguna, así como el caso del desgajamiento de una familia prominente de la oligarquía porfirista, como eran
los Madero. A propósito de estos grupos, el autor matiza las diferencias en
actitudes y mentalidades que caracterizaban a los hacendados de ambas
regiones. Más modernizante y laica los de Chihuahua, más de corte tradicional
y católico las familias de Durango.
Estudios 97, vol. IX, verano 2011.
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RESEÑAS
A personajes controvertidos como Pascual Orozco, Benjamín Argumedo,
al propio Centauro del Norte, nos los describe Salmerón como los integrantes de
un drama humano y revolucionario. Son seleccionados los jefes y oficiales
estudiados por el autor, pero además, palpita la historia del hombre común,
del olvidado por la Gran Historia. Gracias a la buena pluma del autor, el lector
podrá sentir, hasta olfatear el aroma de los campamentos, el traslado en los
trenes de la época, el fragor de las batallas, los heridos en campaña, la honda
tragedia humana de esta historia de desheredados, y todo con un pulso equilibrado que hacen que el lector se entusiasme con la obra de este gran historiador. Son relatos documentados que, con todo el rigor ya expuesto, son tan
humanas que el lector no podrá dejar de leerlas hasta concluir.
En el libro sobre los carrancistas, el autor aborda una temática en general
desconocida o mal tratada dentro de los estudios sobre la Revolución. En efecto,
Pedro Salmerón hizo un mayor esfuerzo por entender las razones de los carrancistas; en las palabras del autor “ejércitos dirigidos por jefes que pretendían
reducir la revolución a un mero cambio de régimen político y contener la revolución social.” Es admirable un experto en la formación del ejército villista,
de honda extracción popular, que se acerca sin prejuicios a estudiar a sus
opositores, esos carrancistas, que no por denostados, fueron los que ganaron
la revolución.
El conjunto de los dos libros otorga primacía a la historia militar, pero
vinculándola con la social, con la regional, con la biográfica, con las técnicas
y la concepción de la guerra.
Esfuerzo singular que promete ofrecernos una historia total, sin maniqueísmos y con inmenso amor a ese conjunto complejo y apasionante que
constituye el México de ayer y de hoy.
RAÚL FIGUEROA ESQUER
Departamento Académico de Estudios Generales
Instituto Tecnológico Autónomo de México
Estudios 97, vol. IX, verano 2011.
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